noviembre - diciembre 2016 volumen 30, número 6

Pital de San Carlos ... San José, Costa Rica, entre Av. central y segunda, calles ..... De pronto, Óscar se levantó de l
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(La historia se encuentra en la página 12)

noviembre - diciembre 2016 volumen 30, número 6

Este librito no es para la venta Junta Directiva: Eugenio Heisey

Duane Nisly Marcos Yoder Pablo Schrock Noé Schrock Antonio Valverde Jesús Villegas Sanford Yoder

Editor

Duane Nisly

Circulación

Jimmy Ramírez

Cualquier correspondencia debe dirigirse a: La Antorcha de la Verdad Apartado Postal #15 Pital de San Carlos Costa Rica, C. A. Tel: (506) 2465-0017 Fax: (506) 2465-0018 [email protected]

CONTENIDO

¿No oye el bujido? . . . . . . . . . . . .portada Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3 Peligros que la iglesia enfrenta . . . . . . . . La desobediencia civil . . . . . . . . . . .4

Sección para padres

El llamado supremo La amargura y el perdón 9d . . . . . . .16

Historia bíblica:

La última cena . . . . . . . . . . . . . . . . . . .18

Sección de cocina

Pastel de arroz con pollo . . . . . . . . . .22

Sección para jóvenes

El camino que ella escogió Instruye al niño 2a . . . . . . . . . . . . .23

Sección para niños

Mi corazón dice “Amén” . . . . . . . . . . .31 Actividad para niños . . . . . . . . . . . . . .34 Pon tus ojos en Cristo . . . . . .contraportada

LA ANTORCHA DE LA VERDAD se publica bimestralmente por Publicadora La Merced, ubicada en Santa Rita de Río Cuarto, Costa Rica. PUBLICADORA LA MERCED trabaja sin fines lucrativos para extender el evangelio, para propagar doctrina sana y bíblica de orientación anabaptista, y para presentar consejos para la vida cristiana práctica en América Latina.

Si desea hacer una donación, la puede hacer por medio de un cheque en dólares estadounidenses a nombre de Asociación Servicios Cristianos Menonitas, o por medio de una transferencia internacional: (Asociación Servicios Cristianos Menonitas, cuenta #15201347000014732 en dólares estadounidenses. SWIFT: BCRICRSJ y/o UNIVERSAL ID019339, Banco de Costa Rica. San José, Costa Rica, entre Av. central y segunda, calles cuatro y seis.) Diseño de la portada: Randall Nisly

Estimado lector: “El cáncer es de un tipo muy agresivo y te

En cierto folleto, una misionera, habla de la importancia de concentrar en Jesús, y no

quedan de 3 a 6 meses de vida.” ¡Qué palabras

permitir que otras cosas buenas en la vida,

tan duras! Son palabras temidas. Palabras que

quiten el lugar de lo mejor. Ella dice: “Vuelva los

inspiran terror o pánico. Son palabras que no

ojos del alma a Jesús, y quédese

deseamos oír. Es la realidad de enfrentar la

contemplándolo. Sucederá que una extraña

muerte… el fin de esta vida.

penumbra envolverá todas aquellas cosas que no

Cuando mi querido amigo oyó estas

conciernen a él.”

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palabras, puso fin a la esperanza de que lo que

Temo que nos afanemos demasiado por lo

padecía no fuera una enfermedad tan grave. De

pasajero y quitamos nuestros ojos de lo

pronto, todo tomó un aspecto distinto. Ahora,

celestial y eterno. Jesús dijo: “Buscad

toda la vida gira alrededor de ese nuevo

primeramente el reino de Dios y su justicia, y

conocimiento, la brevedad de lo que resta de su

todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo

vida aquí en la tierra.

6:33). El peligro de permitir que lo legítimo y

Comentamos que la vida es así, y que nadie sabe cuánto tiempo le queda. Los médicos

bueno oculte lo mejor y lo más importante es una realidad para la mayoría de nosotros.

pueden pronosticar cuánto tiempo le queda a la persona con una enfermedad terminal, pero en

¿Cuáles son las cosas más importantes en su vida? ¿Cuáles pensamientos son los que primero

realidad, no son ellos los que determinan los

le llegan en la mañana al despertarse? ¿A cuáles

días de la persona aquí en la tierra. El autor de

pensamientos regresa su mente durante el día en

la vida es Dios. Sólo él determina los días que

los momentos desocupados? ¿Cuáles

nos presta. Job declaró esta verdad de la

pensamientos pasan por la mente al dormirse?

siguiente forma: “Desnudo salí del vientre de mi

madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21). Cuando Job vio la seguridad de lo material esfumarse delante de los ojos, la realidad de la vida y la eternidad se le fue aclarando.

“Pon tus ojos en Cristo…”

Duane Nisly De: Which Passion will Prevail?, Lilias Trotter. Helen Howarth Lemmel escribió el himno, Pon tus ojos en Cristo, basado sobre este importante pensamiento (contraportada).

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La desobediencia civil Por: Felipe Yoder

L

a Biblia nos enseña que el gobierno del país en que vivimos es una autoridad establecida por Dios. Es su deber castigar al malo. Si no fuera así,

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reinaría la anarquía. Imagínese cómo sería vivir en un país sin ley ni orden. En Romanos 13:4, el apóstol Pablo dice que el gobierno es servidor de Dios para nuestro bien.

Es responsable de llevar la espada y vengador para castigar al malo. A la luz de lo anterior, ¿cuál es nuestro deber como seguidores de Jesús hacia las autoridades civiles? ¿Cuál debe ser nuestra actitud para con ellas? ¿Debemos en todo tiempo obedecerlas o existen casos en que necesitamos desobedecerlas? ¿A quién le debemos nuestra mayor lealtad? Estas preguntas exigen la atención cuidadosa de todo cristiano como buen ciudadano. Gracias a Dios, él no nos ha dejado sin dirección al respecto. Veamos lo que la Biblia nos enseña.

que “vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad” (1 Timoteo 2:1-2). En todo somos responsables de vivir de tal manera que merezca la alabanza de los gobernantes (Romanos 13:3) Hoy en día se oyen en casi cualquier lugar muchas críticas en contra el gobierno. Se dice que debemos exigir nuestros derechos. Se organizan marchas y manifestaciones, y se hacen huelgas. Se usa cualquier táctica para ponerles presión a los gobiernos y a obligarlos a ceder ante los deseos del pueblo. No es nuevo aun oír de revueltas y golpes de estado en que se derroca LOS CRISTIANOS, CIUal gobierno. DADANOS EJEMPLARES A veces entre los supuestos crisLos seguidores de Jesús debe- tianos se oye de algunos que se jacmos tener el testimonio de ser ciu- tan de haberse burlado de la ley. dadanos ejemplares. No debemos Hay los que creen que se puede salir resistir a las autoridades ni oponer- con las suyas siempre y cuando las nos a ellas, sino someternos a ellas autoridades no se den cuenta.  Pero como buenos ciudadanos y hon- el apóstol Pablo nos dice que deberarlas. Debemos hacer el bien mos obedecer por causa de la con(Romanos 13:1-5; 1 Pedro 2:13- ciencia delante de Dios, y no por 17), y siempre estar dispuestos a miedo de que nos descubran. Nos servir en toda obra buena (Tito manda respetar, honrar, y obedecer 3:1). Debemos pagar honrada- al gobierno y sus leyes aun cuando mente los impuestos (Romanos lo creemos ser un gobierno in13:6-7). También es nuestro deber justo.   orar por nuestros gobernantes para El apóstol Pablo escribió los 5

pasajes que vimos antes mientras gobernaba el régimen tiránico y despótico de Nerón, un dictador tan perverso que algunos historiadores concluyen que tenía trastornos mentales. Perseguía ferozmente a los cristianos. Se cuenta que alumbraba la ciudad de Roma encendiendo a los cuerpos de cristianos crucificados a lo largo de las calles. Sin embargo, en ese ambiente tan difícil, Pablo no critica al rey ni al gobierno, sino que nos manda respetar y obedecerlos. Y él nos manda seguir su ejemplo.

Jesús, el Rey de reyes, y Señor de señores (1 Timoteo 6:14-16). Nuestra primera lealtad es a él (Filipenses 2:9-11; 1 Timoteo 1:17). Estamos comprometidos a la causa del reino de Dios y a la obediencia a él en todo lo que pide de nosotros. Su Palabra (la Biblia) es la regla de nuestra vida ( Juan 12:48). Esta verdad se recalca con el testimonio bíblico de que, como cristianos, somos extranjeros y peregrinos en este mundo (1 Pedro 2:11; Hebreos 11:13; 1 Pedro 1:17). El residente extranjeLOS CRISTIANOS, ro en un país tiene todas las obligaCIUDADANOS DEL CIELO ciones que vimos antes hacia el Aunque vivimos en este gobierno del país en que vive. Sin mundo y nos sujetamos a las leyes embargo, su identificación y lealde nuestro país en  todo lo que tad patria quedan con el país de su podemos, como cristianos somos ciudadanía. Así también es el crisprimeramente ciudadanos de otra tiano como ciudadano del reino de patria. Ésta es celestial, eterna, el Dios y residente extranjero en este cielo, “de donde también esperamos mundo. al Salvador, al Señor Jesucristo” Entre los que creen poseer el (Filipenses 3:20). Ya no somos derecho de exigir sus derechos hay nuestros. Hemos sido comprados algunos grupos cristianos que se por precio (1 Corintios 6:19-20). han organizado para poner preHemos sido libertados de la potes- sión sobre el gobierno para ceder a tad de las tinieblas, y trasladados al sus deseos. Creen que es su deber reino de su amado Hijo, Jesús ejercer ese derecho para ser la luz (Colosenses 1:13). Nuestro rey es del mundo como Jesús enseñó. 6

Jesús nos dice: “Ninguno puede servir a dos señores” (Mateo 6:24). Tenemos que escoger con quién está nuestra lealtad. El cristiano ha hecho un pacto de lealtad a Jesús. Hay veces en que este compromiso con Jesús nos lleva a conflictos con el gobierno civil de nuestro país. Los apóstoles de Jesús tuvieron ese problema en Hechos 4 y 5. Después de que Jesús había ascendido al cielo, los apóstoles, llenos del Espíritu Santo, siguieron predicando el evangelio. En una ocasión los magistrados llevaron a Pedro y Juan ante el concilio. Allí se les prohibió enseñar más en el nombre de Jesús. Sin titubear, ellos resEL CONFLICTO pondieron: “Juzgad si es justo Los cristianos, mientras espera- delante de Dios obedecer a vosotros mos ser trasladados a nuestra patria antes que a Dios; porque no podecelestial, vivimos de forma tempo- mos dejar de decir lo que hemos ral como buenos ciudadanos en visto y oído” (Hechos 4:19-20). este mundo. Esta verdad a veces Cuando el concilio los soltó, voltrae consigo conflictos. Hay ocasio- vieron a los otros discípulos y junnes cuando la ley de nuestro país tos llevaron el caso a Dios en orapide o manda algo que viola las ción. Dios les confirmó su aproleyes de Dios. En tales casos nos bación y ellos entonces desobedellega la pregunta: ¿Qué debemos cieron al concilio y continuaron hacer? ¿A quién obedecemos? predicando. De nuevo fueron arrestados y llevados ante el conLA DESOBEDIENCIA cilio. Al llamarlos a cuentas por su CIVIL involucramiento en los asuntos civiles, sino dijo a sus discípulos: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbra vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:14-16). En lugar de usar presión política, debemos ser luz por medio de vivir una vida santa y piadosa y así glorificar al Padre. Jesús nos enseñó que somos de otro reino ( Juan 18:36).

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desobediencia, ellos respondieron: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29). Durante toda la historia muchos de los seguidores fieles de Dios se han visto obligados a desobedecer las leyes civiles para mantenerse fieles a Dios. Cuando Nabucodonosor mandó a todo el pueblo a adorar a la estatua que él había levantado, los tres amigos de Daniel respondieron: “No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado” (Daniel 3:16-18). La historia nos dice que todos los apóstoles de Jesús sufrieron severas persecuciones y el martirio antes de ceder a la presión y las leyes que les prohibían predicar el evangelio. Pablo expresa este compromiso en Hechos 21:13: “Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre

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del Señor Jesús”.   Desde los tiempos de Jesús hasta el día de hoy, miles de cristianos han escogido el martirio antes que violar las leyes de Dios. En muchos países del mundo, hasta el día de hoy es prohibido ser cristiano o predicar el evangelio. En muchos lugares las leyes exigen hacer lo que el cristiano no puede hacer por razones de su conciencia delante de Dios. La Biblia nos dice que servir a Dios traerá persecución (2 Timoteo 3:12). “Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre” (Mateo 24:9). “… pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello” (1 Pedro 4:16). Desde el principio, el sufrimiento por la causa de Cristo ha sido parte de ser cristiano. Hoy en día, en el mundo occidental, la gran mayoría de los países gozan de la libertad de culto. Para muchos creyentes la idea de verse obligado a desobedecer a una ley de su país a causa de la fe es casi inconcebible. Pero no siempre ha sido así, y no es así en todo lugar. En especial, este conflicto viene

para los que se adhieren a toda la doctrina de Cristo como la regla para su vida. Aunque en general se ha gozado de libertad de culto, siempre el creyente se ha enfrentado con decisiones difíciles a través de los años. Por ejemplo, algunos gobiernos han exigido el reclutamiento al servicio militar en casos de conflictos armados. Pero Jesús dijo que sus siervos no pelearían porque su reino no es de este mundo ( Juan 18:36). Hay casos en que los cristianos sufren mucha presión por no acudir a las urnas electorales y participar en los partidos políticos. Y hay los que tienen que desobedecer al gobierno que los prohíbe congregarse en el nombre de Jesús como manda la Biblia. Hoy en día el creyente enfrenta un mundo que más y más milita contra los valores cristianos. Vivimos en tiempos de muchos cambios. Se está tratando de refundar las normas de la moralidad en nuestra sociedad. Los gobiernos cada vez más quieren tener el derecho de darles a nuestros hijos la formación intelectual y moral. Existen leyes basadas en los derechos humanos que

prohíben disciplinar a los hijos en conformidad con la Palabra de Dios. Otro caso que está en la primera plana de la sociedad moderna es el matrimonio de personas del mismo sexo. ¿Qué van a hacer los pastores cristianos si se les pide realizar una ceremonia de casamiento a una pareja del mismo sexo cuando la ley prohíbe la discriminación? ¿A quién vamos a obedecer cuando el gobierno entra en conflicto con la Palabra de Dios y el espíritu de Cristo? Es probable que en el futuro experimentaremos amenazas de dimensiones que no conocemos ahora. ¿Estaremos dispuestos a escoger la desobediencia civil antes de desobedecer a Dios? ¿Estamos preparados para hacerlo? Porque hoy todavía es necesario “obedecer a Dios antes que a los hombres”. La decisión de no obedecer al gobierno cuando pide violar a la ley de Dios, no debe tomarse livianamente. Al considerar la opción de la desobediencia civil, hay varias cosas que hay que tomar en cuenta: 1. A veces el camino de la desobediencia civil es el único camino disponible para el cristiano.

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Nuestro compromiso con Dios debe ser absoluto. Para el cristiano, el sufrimiento y aun la muerte son parte del camino que ha escogido (1 Pedro 4:12-16). 2.  Sería importante seguir el consejo de otros hermanos espirituales si es posible (Proverbios 11:14). No debemos nunca tomar la idea de la desobediencia civil como cosa de poca importancia. Tal vez hubiera otras opciones con las que no sería necesario desobedecer las leyes del país mientras también se mantiene fiel a la voluntad de Dios. Si no es posible, el proceder con el respaldo de otros creyentes da mucha seguridad y fuerza. 3.  Para que la desobediencia

civil tenga sentido, es necesario que obedezcamos las leyes civiles en todo lo que no viole las leyes de Dios. El que desobedece en asuntos que no ofenden a Dios, no tiene la autoridad moral para desobedecer en las que sí lo ofenden, ya que ha estado ofendiendo a Dios con la desobediencia no justificada. Si queremos que las autoridades nos consideren, es importante que obedezcamos a las leyes civiles en todo lo que no viole las leyes de Dios (1 Pedro 3:13-17). 4.  Si es necesario tomar el camino de la desobediencia civil, debemos mantener una actitud de respeto para con el gobierno en todo tiempo. Como cristianos debemos mostrar en todo tiempo

Re s pu e s t as : A c t i vi d ad pa r a ni ño s 1. “No sea como yo quiero, sino como tú.” 2. “Aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano.” 3. “Hágase tu voluntad.” 4. “No busco mi voluntad, sino…la del Padre.” 5. “Y esta es la voluntad…:Que todo aquel que ve al Hijo…tenga vida eterna.” 6. “…comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios.” 7. “El Señor…no queriendo que ninguno perezca.” 10

una actitud de agradecimiento  y respeto por los beneficios que gozamos del gobierno. 5. Al tomar la decisión de desobedecer las leyes civiles por razones de conciencia delante de Dios, tenemos que estar dispuestos a sufrir las consecuencias que la obediencia a Dios incurre sin quejarnos. Más bien, debemos tener la actitud de los apóstoles cuando fueron castigados por su  desobediencia civil: “Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre” (Hechos 5:41).

“Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo” (1 Pedro 3:14-16).

“La verdadera expresión del cristianismo es una vida que muestra las virtudes de Cristo.” 11

¿N O

OYE EL BUJIDO ?

—Doña Magdalena, me llamo Jacobo, y hemos venido a visitarla. ¿Cómo ha estado? —amablemente saludé a la ancianita tras encontrarme con ella en la puerta de su casita. Parecía una anciana fuerte a pesar de su avanzada edad. —Ah, estoy bien, gracias a Dios. ¡Con todo y estos 103 años! —Su voz resonaba, porque estaba medio sorda—. Y les cuento que casi me muero hace tres años. Pero el Señor me sanó y aquí estoy. —La ancianita apuntó hacia el cielo con el dedo. Luego nos señaló a mi compañero Óscar y a mí con una mirada severa y siguió: —Estoy aquí por un propósito; para ayudarles a ustedes. Estoy aquí para ayudar a personas como ustedes y a mi familia a conocer a Dios. Por eso sigo aquí en este mundo —concluyó, mientras señalaba hacia su hijo e hija que estaban junto a ella. —Sí, señora —le dije finalmente cuando me permitió hablar—. Estoy seguro de que Dios la tiene aquí por una buena razón. Hemos venido para alegrarla hoy con unos cantos. El hermano Óscar y su esposa con sus cuatro hijos se acercaron a la puerta abierta de la casa para cantar para ella. Mi esposa, Karla, vino tras ellos. De pronto la ancianita se sentó en su silla a la puerta de su casa. Nos echó un vistazo con sus ojos grises, y finalmente volvió a verme a mí fijamente. Luego alzó las dos manos en un gesto al mundo a su alrededor y exclamó: —¡Yo sé por qué estoy aquí! Es por todo lo que está pasando. Sé exactamente por qué estoy aquí. —Dígame, ¿qué ha estado pasando? —le pregunté. Yo quería saber de qué hablaba la ancianita, y supuse que me contaría una historia interesante. Los ojos de la anciana chispeaban aun más y luego continuó en un tono de voz que acusaba duda: —¿No lo ha oído usted? ¿No ha óido el bujido1? —De nuevo levantó los brazos e hizo un gesto que abarcaba al mundo entero. Luego siguió hablando en voz baja, pero emocionada: Variante nicaragüense que significa sonido como el que hace el viento cuando sopla con fuerza. 1

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OYE EL BUJIDO ?

—¿No ha oído lo que está pasando? ¿No lo puede oír? ¡El bujido se oye por todas partes! ¡Está por llegar el fin del mundo! Me volví hacia mi esposa momentáneamente, como en busca de ayuda, ya que la conversación no iba en el rumbo que yo esperaba. Al parecer, yo debía estar agradecido de que esta anciana hubiera escapado de la muerte para ayudarme… para ayudarme a mí. En ese momento mi esposa me indicó por señas que la hija de la anciana le había comunicado que su mamá sufría de un trastorno mental. Sonreí para mis adentros y di un paso Fotografía ilustrativa hacia atrás para permitir que Óscar siguiera la conversación mientras yo evaluaba la situación. A lo mejor esta anciana no sabe lo que habla, pensé. —Soy hijo de Fabio —le explicó Óscar a la ancianita. Después de un rato, la ancianita entendió que Óscar era su sobrino nieto—. Queremos cantar unos himnos para alegrarla. —Está bien —doña Magdalena asintió fuertemente con la cabeza—. Con tal que sea para el Señor. Pero le digo una cosa, si no es para el Señor, no estoy de acuerdo. ¡Nunca! Debemos apartarnos de las cosas inmundas. No debemos permitirlas. A Dios no le gusta. ¿Y sabe? Estamos en los últimos tiempos. Está por venir el fin. Y entonces vamos a ver qué hace la gente. Van a ver lo que les pasará. Dios los va a castigar duramente. —La anciana terminó su “sermón” señalando hacia el suelo, como para querer demostrar que Dios demolerá el pecado. Nos sentamos en unas sillas que la hija nos había traído, y después de hablar un poco con la hija y el hijo, cantamos unos himnos para la ancianita. Luego Óscar dirigió una oración. Parecía que a doña Magdalena le gustaron los cantos. Cuando terminamos, ella siguió nuevamente: —¿Saben? A mí me gusta la forma en que se visten estas niñas —señalando a las hijitas de Óscar—. Hoy en día el mundo está tan alborotado. Cada día se acrecienta el bujido. Antes las personas se vestían de forma decente, pero ahora se están arruinando—. Yo noté que ella también se viste 13

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OYE EL BUJIDO ?

diferente, no como muchas mujeres. La falda de su vestido le llega más abajo de las rodillas. La hija de doña Magdalena asentía con la cabeza, también mostrando su apoyo a las palabras de su mamá. Yo sabía que de muchas maneras Nicaragua había sido un país decoroso en cierta época. Hoy, los ancianos lamentan la manera en que se viste la mayoría. Antes las mujeres nunca vestían pantalones o minifaldas. Las esposas respetaban a sus maridos, y los niños nunca interrumpían las conversaciones de los adultos. También tenían la costumbre del saludo. El niño debía saludar al pariente mayor con las manos juntas y decirle: “Santito”. El adulto respondía: “¡Dios te bendiga!” La historia es la misma en toda Nicaragua. La televisión llegó a esta zona rural hace unos veinte años, y con ella llegó el cambió para siempre. La mentalidad moderna prevaleció, y de pronto la sociedad concluyó que los estándares morales de la generación anterior ya no eran importantes. Los mayores se quejan de que la nueva generación no los oye ni les presta atención por estar demasiado ocupados con sus teléfonos inteligentes, y sus oídos taponeados con audífonos. Yo comprendía lo que decía doña Magdalena, ¡el bujido se acrecienta cada día! De pronto, Óscar se levantó de la silla plástica, extendió el brazo hacia el pueblo, y dijo: —Lo que dice esta señora es verdad. La moralidad de nuestro mundo se está desmoronando. Antes no se veían mujeres mal vestidas como se ven hoy, y los jóvenes les tenían respeto a sus padres. Ya lo están perdiendo. Y para colmo de males, ahora no podemos saber si la persona a nuestro lado es hombre o mujer. Estamos llegando a ser como Sodoma y Gomorra, y todos sabemos lo que les sucedió a ellos. Del cielo cayeron fuego y azufre y los habitantes fueron consumidos. ¡Qué el Señor nos ayude! La anciana asentía con la cabeza en la puerta de la casa. Parecía satisfecha porque no era la única que oía el bujido. Éstos también lo estaban oyendo. La hija de doña Magdalena nos contó que su madre se había mudado a la casa de ella porque en la casa de la otra hija vivía con temor de un hombre malvado. En ese momento, la anciana tomó la palabra nuevamente: —Yo vivía en la casa de la otra hija mía, y me traían comida. Buena comida y deliciosa, y con carne. —Óscar se acercó a la anciana y le prestó su 14

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OYE EL BUJIDO ?

atención completa—. Yo les dije que no me iba a comer la carne que me daban porque era del diablo. Claro que la carne era deliciosa. Pero yo no quise comer, y no quise quedarme allí en la casa de ella. El diablo les da esa carne. Me gusta estar en mi propia casa donde puedo vivir en paz. Cuando salimos de la casa unos minutos más tarde, Óscar dijo enfáticamente: —Le digo, Jacobo, quizá esa mujer padezca de un trastorno mental. Es cierto, tal vez no alcance a entender bien algunas cosas materiales, pero ¡sí entiende las realidades espirituales! Es que la hija con la que vivía doña Magdalena vende licor. Y ella sabe que compran la comida con el dinero que les deja la venta del licor. Por eso dice que el diablo les da la comida. En esa casa arman cualquier relajo. ¡Con cuánta razón se mudó para acá! —Ah, es cierto —respondí—. Es como que se hubiera perdido su sensibilidad al mundo material, pero que haya retenido una sensibilidad especial al mundo espiritual y una percepción de la profunda oscuridad que nos rodea. Esa noche Karla y yo nos sentamos en un cajón de madera que estaba delante de nuestra casa, observando pasar la gente. Los jóvenes iban a encontrarse con su novia de turno. Los hombres pasaban de camino a la cantina. Otros a caballo pasaban al trote. Algunos iban con rumbo al templo de su iglesia. Pero se notaba que la mayoría no estaba pensando en el bujido. —No sé qué piensas —le dije a mi esposa—. Tal vez voy rumbo a sufrir un trastorno mental también, pero la realidad es que yo siento lo mismo: el bujido se vuelve cada día más fuerte. Cuando tenga 103 años, seguramente estaré gritándolo también. ¿Habrá algo más que podamos hacer? ¿Hay más? ¿Estamos haciendo todo lo posible para salvar las almas del castigo venidero? Todo podría ser tan distinto si tan sólo el hombre buscara a Dios. Yo también me siento apesadumbrado por la maldad. La solución para el hombre es entregarse por completo a Cristo Jesús. Es tan precioso tener la seguridad de un futuro en el cielo con Dios. Pero hay tantos que no tienen esa seguridad. ¿Qué podemos hacer para que más personas lleguen a esa realidad? —P. J. Yoder

Lo anterior es un relato verídico pero los nombres han sido cambiados. 15

El llamado supremo Lección 9d

La amargura y el perdón Mateo 6:14-15 “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.”

Observación: Número 10 ~ Los que son perdonados deben perdonar.

Jesús dejó esto bien claro en la parábola del siervo malvado (Mateo 18:23-35). Un hombre, perdonado de una grandísima deuda, se portó de

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manera muy dura con otro hombre que le debía poco dinero. La lección es ésta: Nuestro Padre celestial nos ha perdonado una deuda imposible de pagar. Nosotros estábamos doblados bajo la agobiante carga de nuestros pecados, pero Dios nos perdonó, gracias al sacrificio de su Hijo en la cruz. Y no sólo eso, también nos ofrece que vivamos en su presencia para siempre. Por lo tanto, si nosotros, bajo semejante abundancia de gracia y misericordia, acorralamos a alguien que nos ha ofendido, actuamos del mismo modo que el siervo malvado. Este hombre agarró del cuello a su consiervo y le exigió los pocos pesos que le debía, luego de haber sido perdonado de una deuda millonaria. La reacción del amo refleja la actitud de nuestro Padre celestial: La persona tan ingrata no recibirá misericordia alguna. Las palabras de Jesús son claras. Los que no perdonan a otros, tampoco recibirán el perdón del Padre. Algunos quizá intenten levantar argumentos al respecto: ¿Acaso no se olvida Dios de nuestros pecados? ¿Cómo es que él nos vuelve a acusar de los mismos pecados que había perdonado? Pues bien, lo que el Padre quiera hacer con nuestros pecados no es asunto nuestro. Basta decir que los que hemos sido perdonados debemos perdonar a otros. e Preguntas de estudio e 1. ¿Qué advertencia dio Jesús después del Padre Nuestro en Mateo 6:9-15? 2. ¿Cuánto le debía el siervo a su amo en la parábola del siervo malvado? ¿Cuál fue su súplica? ¿Cuál fue la respuesta del amo? ¿Cuánto le debía el segundo siervo a su consiervo? ¿Qué le respondió el primer siervo? ¿Cómo se sintieron los demás siervos? ¿De qué modo reaccionó el amo? 3. ¿Cuál es nuestra semejanza con el primer siervo que tenía una deuda imposible de pagar? 4. ¿Qué ha hecho nuestro Padre celestial? (sigue en la página 20)

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HISTORIA LA ÚLTIM

Símbolos del sufr

J

esús deseaba un lugar tranquilo para celebrar la última fiesta de la pascua con sus discípulos. Les dijo a Pedro y a Juan: —Vayan a Jerusalén donde encontrarán a un hombre que lleva un cántaro. Síganlo hasta su casa y él les mostrará un gran aposento en el piso alto. Allí pueden preparar la cena de la pascua. Mientras tanto, Judas, uno de los discípulos, había ido secretamente a los principales sacerdotes. Les preguntó: —¿Cuánto dinero me dan si les ayudo a apresar a Jesús? Los sacerdotes se alegraron al oír esto de un seguidor de Jesús. Prometieron darle a Judas 30 monedas de plata. Cuando la cena de la pascua estuvo preparada, Jesús y los discípulos se sentaron a la mesa. —He esperado esta hora con gran anhelo —dijo Jesús—. Yo quiero comer la cena de la pascua con ustedes una vez más antes de mi sufrimiento. Aunque a Jesús le gustaba estar con sus discípulos, esa noche estaba muy triste. Durante la cena él dijo: —Uno de ustedes me entregará a mis enemigos. Asombrados, los discípulos se miraban el uno al otro. Cada uno le preguntó a Jesús: —¿Soy yo? —A quien yo diere el pan mojado, ése es— respondió Jesús. Al decir esto, le dio el pan a Judas. Después le dijo: —Lo que vas a hacer, hazlo pronto. —En seguida, Judas salió a la noche tan oscura como lo era su corazón. Estaba deseoso de tener en las manos esas monedas resplandecientes. Esa noche, Jesús cambió la antigua pascua judía por la nueva Cena del Señor. Él tomó pan, lo bendijo, lo partió, y lo dio a sus discípulos. —Coman este pan, porque simboliza mi cuerpo. —Luego Jesús tomó una copa de vino y dijo: —Tomad esto, porque simboliza mi sangre que será derramada por los pecados de muchos. Ya no volveré a beber de la copa hasta aquel día en que lo beba con ustedes en el reino de mi Padre. En el futuro, celebran la Cena del Señor en memoria de mi sufrimiento y muerte. Cuando la cena terminó, los discípulos cantaron un himno con Jesús por última vez. Mateo 26:14-30; Marcos 14:10-26; Lucas 22:1-23; Juan 13:21-30 18

BIBLICA A CENA

imiento de Jesús

Jesús come la última cena con sus discípulos.

“Porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros” (1 Corintios 5:7).

1. ¿Cuántas monedas de plata prometieron darle los sacerdotes a Judas? 2. ¿Qué comieron y qué bebieron en la Cena del Señor? 3. ¿Qué dijo Jesús que debemos hacer en memoria de él?

Usado con permiso de: Christian Aid Ministries, Berlin, Ohio Del libro: 101 Historias Bíblicas Favoritas © 1994

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5. ¿Cuál es nuestra semejanza con el primer siervo cuando no perdonamos a los demás? 6. ¿Cuáles son algunos argumentos que se levantan respecto a la manera en que termina esta parábola? 7. Si una persona se identifica con el siervo ingrato y siente que no ha perdonado, ¿qué puede hacer para recibir el perdón? e Aplicaciones prácticas e 1. ¿Ha sido el enojo un problema en su vida? ¿Con qué clase de enojo ha luchado: cólera, enojo invisible, mal humor, resentimiento? Describa su lucha común. 2. ¿Ha habido situaciones que le han resultado difíciles de aceptar? Descríbalas. ¿Cuál fue la dificultad en cada situación? ¿Ha considerado usted que Dios puede tener algún propósito para su vida al pasar esas pruebas? ¿Le ha ayudado a verlas de otro punto de vista? 3. ¿Existen personas a las que usted les haya guardado un gran resentimiento en el pasado? ¿Qué actitud tiene para con ellas en el presente? Si usted dice que las ha perdonado, ¿en qué se basa para creerlo? 4. Si usted reconoce que aún hay amargura en su vida, haga lo siguiente: a. En un papel, describa la situación que lo ha llevado a la amargura. Especifique la ofensa que recibió. b. Preséntele esto al Señor en oración y pídale que le muestre algunas posibles cosas buenas que pueden salir de esta situación. c. Mencione estas cosas en detalle. No se detenga hasta que haya mencionado al menos diez cosas. d. Escríbale una carta al Señor en que le concede la libertad de cumplir el propósito de todas estas razones y de cualquier otra que aún omite. e. Al estudiar la Biblia, trate de reunir varios versículos que confirmen la soberanía de Dios y su bondad para con sus hijos en medio de pruebas y situaciones difíciles. Quizá pueda hallar también un personaje bíblico que enfrentó situaciones similares. Estudie su vida hasta que aprenda todo lo que el Señor desea 20

enseñarle (Romanos 15:4). f. Haga una lista de las personas que se han visto afectadas por su amargura. Utilice esta lista a diario cuando ora por ellas. Pregúntese antes de orar: ¿Cómo oraría Jesús por estas personas? Hágase esta pregunta cada vez que ora por ellas. g. Si hay personas en esa lista a las que usted ha dañado con su amargura, propóngase limpiar su conciencia por medio de confesarle a cada persona dañada su actitud pecaminosa. Luego reconozca cualquier modo que usó para manifestar dicha actitud. Si es apropiado, testifique en breve lo que el Señor le ha enseñado por medio de esta experiencia. (Nota: Antes de llevar a cabo las confesiones, asegúrese de que el Señor haya desterrado por completo la amargura de su corazón. Además, asegúrese de que no haga ningún intento de culpar a la otra persona.) 5. ¿Hay algunos rasgos en el carácter de sus padres que le hayan causado mucha molestia a usted, y que usted se haya propuesto no imitar? Examine su vida en oración a ver si ha tenido una actitud despectiva para con sus padres. De ser así, pídale al Señor que le muestre cómo centrarse en ser como Cristo en vez de centrarse en ser distinto a sus padres. Sólo Cristo puede liberarnos de esa tendencia hacia los pensamientos negativos. 6. Si usted conoce a alguien que está amargado, ¿cuál es la mejor forma de ayudarlo? ¿Hay ocasiones en las que no podemos ayudar a otro que carga un problema? 7. ¿De qué manera ha experimentado u observado usted que el enojo se pasa de una generación a otra? Para un estudio más amplio, note en la Biblia los eventos relacionados con el traspaso del reino de Saúl a David. Saúl sembró semillas de amargura que salieron a la superficie unos años más tarde.

(continuará en el siguiente número)

—John Coblentz Usado con permiso de: Christian Light Publications, Inc. Harrisonburg, Virginia, EE.UU. Derechos reservados

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P[st_l ^_ [rroz ]on pollo Preparación:

Ingredientes:

500 g de arroz cocido En una sartén con aceite de oliva, 1 pechuga de pollo, cocida y agregue el ajo cortado finamente y sofría a desmenuzada fuego lento durante 5 minutos. Revuelva 500 g de champiñones constantemente para evitar que se queme. 3 dientes de ajo Retire el ajo y póngalo aparte. Luego, en la 3 huevos misma sartén con aceite de oliva, agregue 150 ml de crema de leche los champiñones cortados en cuartos y apli200 g de queso rayado que sal al gusto. Agregue de nuevo el ajo y Aceite de oliva revuelva bien. Sal y pimienta En un recipiente aparte, mezcle los huevos con la crema de leche, el pollo desmenuzado, y un poco de queso rallado. Agregue el arroz y revuélvalo con el pollo, aplicando sal al gusto. Luego agregue los champiñones y mezcle bien. Ahora vierta toda la mezcla en un recipiente para hornear y cubra abundantemente con queso rallado . Hornee a 180 ºC durante 25 minutos hasta que se dore el queso. Sirva y disfrute del pastel de arroz con pollo. 22

EL CAMINO QUE ELLA ESCOGIÓ Los años de la adolescencia Capítulo 2a

—Mamá, me alegra poder quedarme en casa con usted y los pequeños otra vez este año —exclamó Sara con ojos alegres el primer día de clases—. Pero también extraño mucho mis compañeros de clases. Laura, Santiago, y Luisa ya iban de camino a la escuela. Sara alzó a David a la ventana para despedirse de los niños. Cuando Luisa, la niñita de primer grado, volvió y dijo adiós con la mano, Sara recordó su primer día de clases. La pequeña y tímida Luisa. Me alegro de que tenga un hermano y una hermana mayores que la acompañan hoy. Fue difícil para mí ir sola el 23

primer día, pensó Sara. Pero no tan difícil como lo hubiera sido para Luisa. Ella es muy tímida. Sara se detuvo un momento para hablar con la pequeña Rut mientras pasaba cerca de su cuna. Se alegró cuando la bebé rápidamente se paró y le estiró los brazos para que la alzara. —Ten cuidado, David —dijo Sara, y cogió al hermanito del brazo—. Trata con cuidado a la bebé. Ella está muy pequeña y tierna. —Cuidadosamente, llevó la mano de David a la mejilla de Rut y lo animó: ”Así, así. Tenemos que tratar a nuestra hermanita con mucha ternura. —David sonrió y le dio palmaditas a la pequeña mejilla rosadita mientras Rut sonreía. —Un día la bebé será grande para jugar conmigo. Entonces ella puede jugar con mis juguetes y la llevaré a caballito, así como hace Papá conmigo. Sara se rio. —Quieres mucho a su hermanita, ¿verdad? Cuando llegue el tiempo en que Rut pueda sostenerse en la espalda de David, pensaba Sara, probablemente será demasiado pesada para él. Pero David no entiende eso ahora. Lo importante para él es aprender a amarla y abrazarla con cariño. Sara colocó la tabla de planchar donde Rut la alcanzara a ver y donde ella pudiera hablar con Rut mientras planchaba. La madre estaba ocupada haciendo pan, y había mucha ropa que planchar. Madre e hija cantaban felices, llenando la casa con notas alegres mientras trabajaban. La nena jugaba alegremente y de cuando en cuando observaba a Sara mover y dar vuelta a la ropa sobre la tabla de planchar. Por allí cerca, David jugaba con unos bloques de madera, construyendo un establo y un corral para sus animales imaginarios. Era una bella escena de paz. La mañana pasó rápida y agradablemente para la familia Yoder. —¡Qué bonito es tener en casa a mi hija mayor! —exclamó la madre cuando su esposo entró para almorzar. La sonrisa de satisfacción del padre agradó a Sara y le llenó el corazón de alegría. Ella bajó la mirada con modestia, no queriendo gloriarse en las alabanzas de sus padres. 24

—Me alegro de que otra vez tengas la ayuda que necesitas —agregó el padre—. Antes de que Sara saliera de la escuela, yo a menudo creía que necesitabas ayuda. Pero hallar una buena empleada es difícil, porque muchas de nuestras jóvenes trabajan en fábricas, donde pueden ganar más dinero. —Lo comprendo bien —le dijo su esposa con una dulce sonrisa—. Sara siempre ha sido una buena ayuda cuando yo más la necesitaba. Como había poco dinero en esos primeros años, apenas habríamos podido pagar a una empleada si la hubiera habido. También para ti hubiera sido bueno tener quien te ayude en la granja. Su esposo asintió con la cabeza y respondió: —Santiago es una gran ayuda ya que puede hacer el ordeño. Y aunque tiene sólo diez años, condujo bien el tiro de caballos con la cultivadora el verano pasado. Y Laura cuida bien las gallinas. —Dirigió la mirada al otro lado de la mesa, donde David estaba sentado en su banquillo, y siguió—. Pronto David podrá alimentar a los terneros y ayudar con otras cuantas tareas. David le sonrió a su padre mientras vaciaba el plato. —Sí, aun a los dos años, él ya puede hacer muchos mandaditos para mí en la casa —agregó la madre con una sonrisa. Tan pronto como terminaron de almorzar, Sara limpió la mesa, guardó la comida y fregó los platos mientras su madre acostaba a David y a Rut para la siesta. El padre se durmió un rato en un sillón antes de salir para recoger el maíz. Cuando despertó, Sara había vuelto a la tabla de planchar. Mientras el padre caminaba al campo, meditaba con gratitud: Sara es una hija útil y alegre. Se parece tanto a su madre. Como era su costumbre cuando pensaba en uno de sus hijos, oró por ella: “Padre en el cielo, te doy las gracias por Sara. Guárdala para que te sea fiel. Guíala y guárdala de las trampas y los peligros del enemigo de nuestra alma. Que pueda dar siempre un ejemplo fiel a los niños más jóvenes. Bendice a los que están en la escuela hoy y a los pequeñitos que están en la casa con su madre.” Los días y las semanas pasaron rápidamente. Los niños de la familia 25

Yoder disfrutaban la tranquilidad de la granja y la vida familiar. Al hacer cada cual su parte, prevalecía en el hogar un espíritu de contentamiento. ¡Si tan sólo esta tranquilidad hubiera perdurado! Pero en el Valle de Germantown se levantó la terrible probabilidad de la guerra. Aun en este valle tan apartado, finalmente llegaron las nuevas de que “el mundo entero estaba en guerra”. Cuando al valle llegaron los rumores de que el 6 de abril de 1917 los Estados Unidos había declarado la guerra a Alemania, la gente amante de la paz se preocupó de cómo eso afectaría a su pequeña comunidad. El pastor de la iglesia continuó predicando y enseñando fielmente: “El deber del cristiano es demostrar la paz y el amor a todos los hombres. No hay alternativa para el amor por nuestros enemigos, ni para la no resistencia al mal. Si nos llaman a pelear por nuestro país, estemos dispuestos a sufrir antes de tomar las armas.” Llegó el momento en que el gobierno llamó a los jóvenes de la iglesia a unirse a las filas del ejército. Por un tiempo, pudieron pagar una multa de trescientos dólares para estar exentos. Algunos contrataron a otro para tomar su lugar. Pero con el paso del tiempo, los hermanos comprendieron que hacían mal por pagar a otro para que tomara su lugar. “No es bueno contratar a uno que no tenga convicciones en contra de la guerra. Es lo mismo que participar nosotros mismos.” Entonces surgió otro problema. El gobierno ofreció bonos para financiar la guerra, y llegó el momento en que se puso mucha presión sobre la población para comprar esos bonos. Pero por causa de la conciencia, los cristianos no podían participar, y por eso fueron llamados traidores. Mientras la guerra continuaba y más hombres eran llamados, el gobierno hacía cada vez menos concesiones para los que por causa de su fe no estaban dispuestos a participar en la guerra (objetores de conciencia). Algunos cedieron a la presión y se alistaron para el servicio militar. Otros se escondieron. Un día, después de terminar sus quehaceres, Sara encontró a su madre llorando. 26

—¿Qué pasa? —le preguntó Sara muy preocupada. —Tu padre se ha ido —respondió su madre con una voz tensa. —Pero ¿dónde está? —No sé. Sara sabía que su padre estaba en peligro de ser reclutado y que salía de la casa sólo cuando era necesario. Los vecinos estaban disgustados de que los jóvenes de la iglesia no estuvieran en el campo de batalla con los demás jóvenes. A algunos les echaron alquitrán y luego les pegaron plumas. A otros los pintaron de amarillo como señal de que les daba miedo defender a la patria. Sara sabía todo esto, pero le era difícil creer que le podría tocar a su familia. Hasta ahora... —Pero ¿dónde está Papá? —repitió ansiosamente—. ¿Ha... le habrá pasado algo? —Está escondido —le contestó su madre—. Pero no sé dónde. Vio a unos hombres que venían por la vereda, y salió corriendo por la puerta de atrás. Me había dicho que tiene un escondite, pero que yo no debiera saber dónde. —¿Qué hicieron los hombres? ¿Lo vieron salir? —Sara apenas podía pensar bien por el temor en el corazón. —No lo vieron. Sólo preguntaron si en esta casa había jóvenes que tuvieran suficiente edad para ser reclutados para el servicio militar, y yo les dije que “no”. Se fueron sin hacer más preguntas. La madre rápidamente se enjugó las lágrimas y se levantó para terminar la cena. Sara permaneció inmóvil, imaginando qué efecto tendría la ausencia de su padre sobre su familia. —Su papá dijo que no estaría lejos —añadió la madre, tratando de consolarla—. Le dijo a Santiago dónde está, para que le pueda llevar comida y agua todos los días. Ya que no estaba su padre, muchos de los trabajos le tocaron a Sara. Trabajó de buena gana, haciendo más de lo que le correspondía. Había que ordeñar las vacas; se tenía que cortar la leña. Esto, además de muchas otras tareas se tenían que atender. Después de las clases, Laura y Santiago 27

ayudaban tanto como podían, mientras Luisa ayudaba a su madre en la casa. Los días fríos del invierno parecían interminables. En muchos hogares faltaban el padre o los hijos mayores. Había mucha necesidad. Sin embargo, la tensión constante que prevalecía entre los menonitas y sus vecinos era peor que la escasez de alimentos. Por fin, la guerra terminó. Los padres y los hijos regresaron a sus familias cansadas y hambrientas. El padre de Sara regresó a la casa, pálido y delgado a causa de los meses de privaciones. Llegó la primavera, y los granjeros empezaron a cultivar la tierra. De alguna manera la vida reanudó a la normalidad. Algunos de los jóvenes de la iglesia de Germantown, ya libres de las tensiones de la guerra, empezaron a organizar reuniones sociales. Muy a menudo, Sara pasaba por alto su lectura bíblica y la oración, justificándose con la excusa de que no tenía tiempo. La comunión con Dios ya no le era tan importante como lo había sido antes. En vez de eso, se complacía más con las oportunidades de estar con amigos de la iglesia o en las reuniones de jóvenes. Sara y su mejor amiga, María, a menudo platicaban en privado acerca del joven que les gustaba. Tales temas se hablaban mucho entre las muchachas mayores de la escuela, y ahora continuaban en la vida social de los jóvenes de la iglesia. María le había pedido a Sara que le dijera a quién quería. Pero Sara no estaba segura. —Ah, no hay nadie en el Valle de Germantown que me llame la atención —respondió un día—. Tal vez alguien especial llegue un día de éstos. —¿A este valle tan retirado? —dijo María con una sonrisa. Y de este modo, las muchachas platicaban y soñaban, disfrutando de antemano el momento en que tuvieran suficiente edad para tener un novio. Lamentablemente, la iglesia no se preocupó de estos asuntos y los padres muy poco los tomaron en cuenta. Esto preparaba el camino para un fracaso casi inevitable en cualquier noviazgo o matrimonio del futuro. Pasó una estación tras otra, y Sara, ya de diecisiete años de edad, comenzó a volverse inquieta e insatisfecha. Seguramente, la vida consistía 28

en más que sólo el trabajo interminable día tras día de tejer, acolchar, coser, y lavar. Cuando hizo más frío y los caminos se descompusieron, y las actividades de los jóvenes también se detuvieron, la inquietud de Sara aumentó. La vida en casa llegó a ser cada vez más aburrida. Parecía que el trabajo en una familia grande nunca terminaría. Y los largos días del invierno, cuando todos los demás niños estaban en la escuela, parecían muy solitarios. —Mamá —se quejó Sara un día de enero por la mañana —, el pan que yo hago no sale tan bueno como el suyo. Prefiero coser o planchar y dejar que usted haga el pan. —Pero, Sara, tienes que aprender el arte de hacer buenos panes, y cada vez que lo hagas, salen mejores. Creo que debes hacerlo de nuevo —le dijo su madre firmemente. —Supongo que estaría bueno aprender, si es que los demás pueden aguantar mis panes —acordó Sara de mala gana. —No he oído a nadie que se quejara —le dijo su madre, sonriéndole a Sara mientras ponía la tabla de planchar. —Mamá —dijo Sara cuando terminaron de almorzar—, ¿puedo ir a visitar a María Miller un rato? Hace días que no nos vemos, menos en los cultos. Me gustaría tanto estar un buen rato con ella otra vez. —Le echó una mirada de esperanza a su madre que estaba planchando. —Bueno, ahora que has terminado de hacer el pan, creo que podría dejarte ir —respondió la madre pensativamente. Pero cuando Sara tosió roncamente, le preguntó:— ¿Pero qué de esa tos que tienes? Por cierto, creo que no deberías salir al frío hoy. Hace tanto frío; creo que va a caer nieve antes de que anochezca. La madre percibió la desilusión de Sara, y añadió: —Prefiero que vayas en otra ocasión. Sé que tú y María no se han visto mucho últimamente y que estos días del invierno parecen largos para ustedes. El próximo año, cuando Laura no vaya a la escuela, no vas a estar tan sola. 29

—Prefiero estar todavía en la escuela —refunfuñó Sara de un modo brusco—. ¡No es justo que haya salido de la escuela a los trece años y Laura hasta los dieciséis! —Tú sabes por qué hemos mandado a Laura más años a la escuela —le dijo su madre pacientemente—. Ella no aprende tan fácil como tú, y sentimos que necesite más tiempo en la escuela. —Bueno, por lo menos pudiera dejarme ir a ver a María hoy —insistió Sara obstinadamente. —Esta vez no —volvió a afirmar su madre. Consideró terminado el asunto, y se fue al dormitorio a ver a Rut, que de repente comenzó a llorar.

(continuará en el siguiente número)

—Mary Miller Reimpreso con permiso de: Rod and Staff Publishers, Inc Crockett, Kentucky, EE.UU. Derechos reservados

“Mi preocupación mayor no es tanto que Dios esté al lado mío, como que yo esté al lado de Dios, ya que Dios nunca comete errores.” —Abraham Lincoln 30

Mi corazón dice: “Amén”

L

a puerta delantera se abrió y la madre alzó la vista de donde cosía con la máquina de coser. Los niños han regresado de la escuela, pensó. Pero están muy callados. Sin duda, sucedió algo. —Bienvenidos a casa, niños. —La mamá los recibió con una sonrisa. Luego los miró de manera interrogativa. Pedro y Timoteo estaban muy serios. Sarón estaba pálida, y se veía en su rostro que había estado llorando. Laura habló primero: —Mamá, María Solís tiene una enfermedad seria. Pudiera morirse. La madre dio un grito sofocado de asombro: —¿María? Una lágrima corrió por la mejilla de Sarón: —María no asistió a las clases ni ayer ni hoy. Ahora dicen que tiene leucemia. Yo me di cuenta hace un tiempo que no se sentía muy bien. ¿Pero por qué no me dijo ella lo que tenía? María es mi mejor amiga. —Quizá la familia de ella acaba de enterarse —dijo la mamá—. ¿Está muy avanzada la leucemia? —El médico dice que ya no sería de ayuda un tratamiento de quimioterapia. Dice que posiblemente le queden unas pocas semanas de vida. —Sarón se sentó. Apoyó los brazos en el mueble de la máquina de coser. Luego apoyó la cabeza en los brazos y lloró. 31

Durante los siguientes días, les fue difícil a los alumnos de la escuela concentrarse en los estudios. El pupitre desocupado de María les recordaba de la realidad. María siempre había sido una alumna alegre y contenta. Trataba a todos con amabilidad. Ellos la extrañarían mucho. —Los alumnos de nuestro aula y Pedro y yo, vamos a ir a cantarle a María mañana —dijo Sarón un día por la tarde mientras la familia cenaba. Espero poder cantar sin llorar, pensó. El siguiente día cuando los alumnos entraron en la casa de María, la hallaron en la sala. Estaba pálida, pero se veía contenta. El profesor dijo: —Te vamos a cantar unos cantos. ¿Hay alguno en especial que quieras que cantemos? —Sí, canten: “Mi corazón dice: ‘Amén’”. Siempre me ha gustado ese himno, y ahora me es especial. Con los ojos bañados en lágrimas, Sarón buscó el canto en el himnario. Se esforzó por cantar de manera serena: “Muchas veces me siento muy triste, Pero siempre confío en Ti, Todo lo que Tú haces es bueno Y ‘Amén’ siempre te digo a Ti.

“Hoy a tu voluntad me entrego, Sé muy bien que me tienes amor. Mientras yo me humillo contrito Siempre digo: ‘Amén’, oh Señor.”

A la hora de la cena, Timoteo preguntó: —¿No pueden los médicos hacer nada para curar a María? —Ellos creen que el tratamiento acostumbrado ya no le ayudaría —contestó Sarón—. Me costará perder a María. Hemos sido amigas desde hace años. Y ahora… —Sigue orando —dijo su padre de manera amorosa—. Tu fe crecerá. Dios puede sanar a María. Pero si no sana, siempre podrás gozarte, sabiendo que tu amiga está en el cielo con Jesús. Un día los pastores de la iglesia llegaron a la casa de María y la ungieron con aceite. Luego de la unción, el hermano Juan le preguntó: —¿Cómo te sientes? —Todavía estoy débil, pero ya no tengo dolor. Creo que Dios me habló y me dijo que en el cielo estaré libre de mi enfermedad. Estoy lista para partir y no tengo miedo. ¡En el cielo! pensó Sarón. María había pedido que Sarón la acompañara para la unción de aceite. ¡Así que María sabe que va a morir! Mientras seguía de pie 32

con la cabeza inclinada, sintió que la paz la llenaba. Su corazón, así como el de María, diría: “Amén” a la voluntad de Dios.

Antes que pasaran dos semanas, la familia de Sarón se encontraba de pie al lado de la tumba abierta de María. Sarón y sus hermanos se adelantaron para unirse a los otros alumnos de la escuela. Les habían pedido que cantaran mientras llenaban de tierra la sepultura. Cuando el profesor hizo una señal, cincuenta y cinco voces juveniles comenzaron a cantar: “Cuando llegue al cielo un día Estaré a tu lado también, Y por siempre será un consuelo Que a Ti te decía: ‘Amén’.

Hoy a tu voluntad me entrego, Sé muy bien que me tienes amor. Mientras yo me humillo contrito Siempre digo: ‘Amén’, oh Señor.”

María pasó quince años en la tierra, pensó Sarón, pero pasará la eternidad con el Señor. Puede regocijarse para siempre por haber obedecido la voluntad de Dios. “Hoy a tu voluntad me entrego, Sé muy bien que me tienes amor. Mientras yo me humillo contrito, Siempre digo: ‘Amén’, oh Señor.” —Mildred A. Martin —De School Days with the Millers —Traducido y usado con permiso

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Para cada cita bíblica, escribe la frase de abajo que corresponde a esa cita. Cada versículo habla de la voluntad de Dios. 1. Mateo 26:39 _______________________________________ 2. Marcos 3:35 _______________________________________ 3. Lucas 11:2 ________________________________________ 4. Juan 5:30 _________________________________________ 5. Juan 6:40 __________________________________________ 6. Romanos 12:2 ______________________________________ 7. 2 Pedro 3:9 _________________________________________ --------------------------------------------“No busco mi voluntad, sino…la del Padre.” “…comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios.” “No sea como yo quiero, sino como tú.” “Aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano.” “Y esta es la voluntad…:Que todo aquel que ve al Hijo…tenga vida eterna.” “El Señor…no queriendo que ninguno perezca.” “Hágase tu voluntad.”

(Las respuestas se encuentran en la página 10)

VERSÍCULO DE MEMORIA “Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos” (Salmo 116:15). 34

E

l verdadero amigo es el que sabe todo acerca

de ti y sigue siendo tu amigo.

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Pon tus ojos en Cristo Oh alma cansada y turbada ¿Sin luz en tu senda andarás? Al Salvador mira y vive Del mundo la luz es su faz. Coro: Pon tus ojos en Cristo, Tan lleno de gracia y amor, Y lo terrenal sin valor será A la luz del glorioso Señor. De muerte a vida eterna Te llama el Salvador fiel, En ti no domine el pecado; Hay siempre victoria en él. Jamás faltará su promesa; Él dijo: “ Contigo estoy. ” Al mundo perdido ve pronto Y anuncia la salvación hoy. Helen Howarth Lemmel