Masivo escape de Africa a Europa

tunecinos, nigerianos, ghaneses y marfileños escapan hacia el Viejo. Continente desde allí. Buscan huir de la guerra civ
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EXTERIOR

I

Domingo 15 de mayo de 2011

La crisis árabe | La otra cara de las rebeliones

Masivo escape de Africa a Europa El Viejo Continente debate cómo detener la oleada de refugiados provocada por la caída y el debilitamiento de líderes autócratas ELISABETTA PIQUE CORRESPONSAL EN ITALIA ROMA.– Muchos lo logran. Muchos otros mueren en el intento. Otros más dejan en el camino un amigo, un hijo, una novia, tragados por las olas del Mediterráneo y por la indiferencia de un continente cada vez más encerrado en sí mismo. La otra cara de la “primavera árabe” es el escape a Europa de cientos de miles de norafricanos que viajan con la esperanza de recibir protección internacional, pero que chocan con una realidad diametralmente distinta. Recién llegados, temblando de miedo por una travesía extenuante en precarias barcazas, descubren que en el continente paladín de los derechos humanos y de la Convención de Ginebra para los refugiados, apenas son bienvenidos; que, pese a que huyen de la miseria y la guerra, son tratados con pocas contemplaciones, y que, así como fueron usados por traficantes que lucraron con su desesperación y les cobraron hasta 2800 dólares por el viaje, también aquí son usados, pero con fines electorales que poco tienen que ver con los principios morales con los que se identificó el Viejo Continente. El primer puerto de escape hacia Europa fue Túnez. Desde allí, unas 23.000 personas arribaron a la isla de Lampedusa, al sur de Sicilia, empujadas por la “revolución del jazmín”, que destronó en enero a Zine el-Abidine Ben Ali e impulsó una ola de cambios por la democracia y la libertad en la región. Ahora, el puerto de turno es Libia. Miles de somalíes, eritreos, etíopes, tunecinos, nigerianos, ghaneses y marfileños escapan hacia el Viejo Continente desde allí. Buscan huir de la guerra civil y de los bombardeos aliados y son, entonces, usados por Muammar Khadafy como un arma de chantaje contra Europa. Hasta ahora, se estima que desde Libia llegaron a las costas italianas unas 12.000 personas; en las últimas 48 horas, 1700 arribaron a Lampedusa en diferentes pateras. “Son africanos que ya estaban en Libia, a quienes Khadafy usa políticamente. Les facilita la salida. Es como si le estuviese diciendo a Europa: «Si yo no controlo las fronteras, ustedes serán sumergidos por una invasión de proporciones bíblicas»”, explica a LA NACION el padre Mussie Zerai, un sacerdote eritreo que vive en Roma y dirige Habeshia, una asociación que ayuda a inmigrantes. Zerai, que suele ser llamado por teléfono satelital por los desesperados que piden socorro, estima que en tres meses por lo menos 1000 personas murieron en el Mediterráneo (600, el fin de semana pasado). “Esto, en medio de la indiferencia de Europa y el cinismo del uso político de la inmigración que hizo Khadafy”, lamenta Zerai. Ante este efecto colateral de la “pri-

Inmigrantes ilegales llegados a islas Canarias (España) en 2010: 196

IS. CANARIAS

Ceuta

mavera árabe”, previsible desde el principio, Italia se demostró totalmente desbordada. En marzo, la isla de Lampedusa, de 5400 habitantes, se vio colapsada por inmigrantes. El gobierno de Silvio Berlusconi intentó sacarse de encima el problema y otorgó a más de 20.000 personas llegadas desde Túnez un permiso temporario de estadía que, en teoría, les habría permitido moverse libremente por Europa. Rechazada por la mayoría del continente, esa habilitación primero puso a Italia al borde de una guerra diplomática con Francia, que hasta bloqueó trenes para impedir el ingreso de inmigrantes africanos desde la ciudad fronteriza de Ventimiglia y puso en crisis la política inmigratoria de la Unión Europea, que ahora, luego de un reclamo de Berlusconi y Nicolas Sarkozy, está totalmente dividida ante la propuesta de reformar el Tratado de Schengen, el acuerdo que en 1985 permitió a Europa abolir sus fronteras. Esta semana, Dinamarca dejó unilateralmente sin efecto el pacto. En el marco de un auge de partidos populistas y xenófobos, la mayoría de los países europeos apoya una propuesta para reintroducir los controles fronterizos como “último recurso” en “condiciones excepcionales” (un éxodo humano como el actual desde Libia). “En vez de ayudar a los que escapan de la guerra, Europa, que decidió involucrarse en el conflicto libio, se desentiende, levanta barreras y se cierra, por lo que se empobrece en el plano moral, intelectual y de los derechos”, lamenta Zerai, que acaba de volver de Malta, donde constató que las autoridades encarcelan a los refugiados llegados de Libia, incluso embarazadas y niños.

mática, la migración desde Libia no sólo aumentará, sino que se detendrá sólo cuando pare la guerra”, advierte a LA NACION Laura Boldrini, vocera en Italia de la Acnur (agencia de la ONU para los refugiados). Desde Lampedusa, Boldrini subraya que si bien Italia habla de “emergencia”, el flujo desde Libia es pequeño si se lo compara con las 750.000 personas que escaparon a países limítrofes. Como para muchos, para Boldrini la suspensión provisional de Schengen sería un gran retroceso. “Una de las grandes conquistas de Europa fue la libre circulación. Sería un paso atrás poner en discusión el tratado. En este momento histórico de cambio para la cuenca del Mediterráneo, Europa tiene la ocasión de demostrar que acompaña a estos países, reforzando sus instituciones, sin hacer emerger sus debilidades. Caso contrario, sería dar marcha atrás.”

La ola migratoria que sacude a Europa

ITALIA ESPAÑA

El grosor de las líneas corresponde a la cantidad de inmigrantes ilegales que salieron de Africa hacia Europa

MALTA Lampedusa

30.000 INMIGRANTES

Desembarcaron en Italia provenientes del norte de Africa

4400 INMIGRANTES

Llegaron a la UE en todo 2010

A Italia: 23.000 A Malta: 3000 Túnez La caída de Ben Ali tras 24 años generó una avalancha de migrantes.

Inmigrantes ilegales llegados a Ceuta y Melilla (España) en 2010: 1567

A Italia: 12.000

Patera Miles de africanos intentan llegar a Europa en estas pequeñas embarcaciones.

Ceuta y Melilla Los enclaves españoles en Marruecos desempeñan un papel central en la política de migración transmediterránea. Libia Por el conflicto, Khadafy dejó de cooperar con Europa en la lucha contra la emigración ilegal.

TUNEZ

Melilla

361.000 (INMIGRANTES)

MARRUECOS

LIBIA

ARGELIA

18.500

Desde el comienzo del conflicto en Libia, unas 750.000 personas abandonaron el país

(INMIGRANTES)

EGIPTO

270.000 (INMIGRANTES)

NIGER

62.000 (INMIGRANTES)

CHAD

24.000 (INMIGRANTES)

Fuente: Organización Internacional para las Migraciones, Unhcr, Frontex y ONU

El fantasma de los “Marielitos” y el éxodo multitudinario de cubanos En abril de 1980, miles de cubanos se refugiaron en la embajada peruana de La Habana pidiendo asilo. Tras varias negociaciones, cientos de ellos dejaron la isla con destino a Costa Rica, España y Perú. El 20 de abril, el mismo Fidel Castro anunció que aquellos que querían irse a EE.UU. podían hacerlo a través del puerto del Mariel –por eso, a esos inmigrantes se los conoce como “Marielitos”–, lo que provocó miles de personas movilizadas de un lado y otros miles de barcos movilizados del otro. Se estima que más de 125.000 cubanos salieron por el puerto del Mariel en esos días con destino a Florida.

(ITALIA)

En lo que va del año

Retrocesos Fiel reflejo de las contradicciones implícitas en un continente cada vez más viejo e inseguro, Europa aplaude de palabra el espíritu democrático de la “primavera árabe”, pero no en los hechos. Lenta para ser tierra de asilo, pero rápida para lanzar bombas, se muestra cada vez más parecida a esos castillos de la Edad Media rodeados de fosos. “Es fisiológico: desde que el mundo es mundo, si hay una guerra, los civiles intentan ponerse a salvo. Por eso, en esta fase dra-

FRANCIA

SUDAN

3000 (INMIGRANTES)

Lampedusa (Italia) Los 5400 habitantes de la isla explotaron por la masiva llegada de africanos.

La hora de la infantería se acerca en Libia Tras 57 días de ofensiva de la OTAN, Khadafy resiste a los ataques aéreos

LUISA CORRADINI CORRESPONSAL EN FRANCIA PARIS.– Nadie se rinde ante un misil de crucero. Después de ocho semanas de ataques aéreos y bombardeos con cohetes, la alianza occidental anti-Khadafy comienza a comprender que Costos de las travesías ninguna guerra se gana por para los refugiados control remoto y que, tarde o temprano, requiere una POR MAR Cifras en US$ intervención directa de la infantería en el teatro de opeA islas Canarias 1400/2000 raciones. Marruecos a Los primeros 57 días de 1400 España continental hostilidades directas entre la OTAN y el régimen libio Túnez a 1500/1700 parecen demostrar que la opeLampedusa/Malta ración Aurora de la Odisea es, prima facie, económicamente 2000/2800 Libia a Lampedusa/Malta extenuante e incapaz de aportar resultados estratégicos significativos. POR TIERRA Cifras en US$ Los expertos estiman que Sur del Sahara 1400/2800 ese conflicto consume –por lo a Marruecos menos– entre 15 y 20 millones de dólares diarios a la aliados A Libia o Túnez 2400/4500 de la OTAN. Semejante fortua través de Mali na, sin embargo, no asegura y Níger ningún resultado decisivo. La Del Cuerno de coalición perturbó el siste1500/2000 Africa a Libia ma de comunicaciones libio; rápidamente inmovilizó en tierra la aviación de Muammar Khadafy y obtuvo el control del espacio aéreo. Salvo aterrorizar a la población, desorganizar los movimientos de las tropas leales al gobierno y destruir el complejo de Bab al-Azizya, donde reside el dictador, los bombardeos no afectaron la capacidad militar terrestre del gobierno ni provocaron bajas o deserciones en gran escala. McGeorge Bundy –principal arquitecto de la intervención de la fuerza aérea en la Guerra de Vietnam– terminó por reconocer, en 1988, la escasa eficacia de los surgical airstrikes (‘ataques aéreos quirúrgicos’). La táctica de bombardeo por saturación, iniciada el 19 de marzo por la aviación y la artillería misilística de la OTAN, no se distingue demasiado de la doctrina de shock and awe (‘golpe y pavor) que utilizó George W. Bush contra Irak en 2003. Pero Saddam Hussein no capituló hasta que las tropas ingresaron a Bagdad. Las últimas dudas que quedaban sobre la eficacia de los bombardeos aéreos masivos fueron despejadas recientemente por Martin van Creveld. “Es imposible ganar una guerra moderna desde el aire”, argumenta este historiador militar israelí nacido en Holanda, en su libro The Age of Airpower, que sería apropiado traducir como La era de la supre-

macía aérea. Van Creveld admite la ventaja táctica y psicológica que pueden aportar ciertas operaciones aéreas fulminantes, como las que realizó Israel en 1967 y 1973, pero ambas guerras fueron definidas por los blindados y la infantería. Incluso los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, en 1945, fueron el último golpe –tanto militar como moral– de una serie de operaciones marítimas y terrestres iniciadas en agosto de 1942 en Guadalcanal. Los salvajes bombardeos de Londres en la Segunda Guerra Mundial tuvieron un altísimo costo humano, pero no alcanzaron para inclinar la cabeza del león británico. Al final del conflicto, los tapices de bombas que arrojaban cada noche los aliados sobre Berlín y las grandes ciudades alemanas provocaron 350.000 muertos, pero no inquietaron a Hitler ni a su régimen. La capitulación nazi la decidieron el Ejército Rojo y los soldados aliados. El danés Anders Fogh Rasmussen, secretario general de la OTAN, dijo ya lo mismo en otras palabras. “No hay solución militar en el conflicto libio”, previno pocos días después de iniciadas las operaciones en Libia. Eso significaba que la única opción militar para expulsar a Khadafy del poder –el envío de una fuerza terrestre– resultaba impracticable. Los aliados están atados de pies y manos por sus frentes internos, que no admiten sumar un nuevo conflicto a sus actuales intervenciones en Irak y Afganistán, y por la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU. Ese documento, extremadamente flexible, admite “todas las medidas necesarias” para “proteger las poblaciones civiles”. Incluso acepta tácitamente la hipótesis de una intervención terrestre a condición de que no signifique el “despliegue de una fuerza de ocupación extranjera”. ¿Cómo resolver esa contradicción? Los dirigentes políticos no tienen ningún interés en buscar una solución para ese dilema. Incapaces de encontrar una fórmula honorable para salir con dignidad de Irak y de Afganistán, no quieren promover una nueva intervención de imprevisibles consecuencias. En el fondo, los occidentales temen –con cierta razón– quedar atrapados en las arenas movedizas del desierto libio y, al mismo tiempo, enajenarse la opinión pública árabe en un momento crucial en que se está jugando el destino de las relaciones de Occidente con el mundo islámico. En ese contexto, los estrategas de la OTAN prefieren creer que los rebeldes –mal armados, desorganizados y sin conducción política ni militar– podrán hacer el trabajo que los políticos y los generales se niegan a realizar.