Los convenios con el Gobierno del misterioso Banco Guayana

30 abr. 2010 - La firma se hizo de inmediato. Hoy, tres años después, el Banco Guayana, una entidad privada venezolana d
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POLITICA

Viernes 30 de abril de 2010

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LOS NEGOCIOS CON VENEZUELA s DERIVACIONES DE LA DENUNCIA DE UN EMBAJADOR

EL PULSO POLITICO

Los convenios con el Gobierno del misterioso Banco Guayana

Preguntas fáciles que nadie quiere responder

Esa entidad, muy vinculada con las intermediarias, firmó acuerdos con el Nación JUAN PABLO MORALES

Giménez, el jefe del enigmático banco caribeño, es un viejo conocido en el gobierno de Hugo Chávez, aunque no nació en Venezuela. Giménez es argentino. Se lo vincula a Alfredo Rangel, primo de Francisco Rangel Gómez, gobernador del estado de Bolívar. Allí funciona la sede central del Banco Guayana.

LA NACION El presidente del Banco Guayana, Oscar Giménez, entró en el Banco Nación la primera semana de marzo de 2007, con el único fin de llevarse un acuerdo comercial de la Argentina. Se entrevistó con la presidenta, Gabriela Ciganotto. Pero sólo cumplió su misión cuando un hombre clave se sumó a las negociaciones: el gerente general Juan Carlos Fábrega, un funcionario ascendente, amigo de la infancia del presidente Néstor Kirchner, que había sido designado “responsable del acuerdo”. La firma se hizo de inmediato. Hoy, tres años después, el Banco Guayana, una entidad privada venezolana de una región donde pesa fuerte el chavismo, aparece involucrado con las empresas investigadas por supuestas coimas en el intercambio comercial con el país caribeño. Y Fábrega, el primer artífice de aquellos acuerdos, ya no es gerente general del Banco Nación. Ahora es el presidente. El 14 de septiembre de 2007, seis meses después de la firma del primer convenio, se creó Madero Trading, que se presentaba como la nueva intermediaria entre Venezuela y la Argentina para cobrar la comisión del 15% que la Justicia hoy sospecha que estaba destinada a solventar sobornos. Habían pasado sólo seis semanas del escándalo en Aeroparque con la valija de Antonini Wilson. En el armado de Madero Trading aparece la primera conexión con el banco venezolano al que Fábrega le había abierto las puertas del negocio. El presidente de Madero Trading, José Ernesto Rodríguez, es también el representante en la Argentina del Banco Guayana. Rodríguez tenía larga experiencia en los negocios con Venezuela: fue gerente de Impsa, en momentos en que esa empresa firmó contratos multimillonarios con el gobierno de Hugo Chávez. Desde 2007, la oficina local del Banco Guayana y la de Madero Trading funcionan en el mismo lugar: avenida Alicia Moreau de Justo 1720, piso 3, departamento I.

MARTIN

RODRIGUEZ YEBRA

La relación con Pdvsa

ARCHIVO

Fábrega, en febrero pasado, cuando asumió la presidencia del Nación Con el crecimiento del intercambio comercial, la relación entre el Banco Guayana y Madero Trading se hizo más evidente. El año pasado, fusionaron negocios y beneficios. El 29 de julio de 2009, Rodríguez creó otra empresa: Girochi. Se dedica al mismo negocio que los investigados por la Justicia: importación y exportación de alimentos, camiones y maquinaria agrícola. ¿Quién es

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el socio principal de Rodríguez? Giménez, el presidente del Banco Guayana, en Venezuela. En los registros públicos de comercio, la sede de Girochi aparece en Maipú 311, piso 14, en la Capital. LA NACION ayer visitó ese lugar. En la recepción aseguraron que Girochi “no funciona ahí”. En el piso 14 hay un cartel de un estudio contable: Zuain, Tauil y Asociados.

Aníbal Fernández: “Es un gran bluff” El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, afirmó ayer que son “un gran bluff, una gran mentira” las denuncias sobre supuesto pedido de coimas por parte de funcionarios a empresarios argentinos para hacer negocios con Venezuela. “Estoy convencido de que no tiene nada que ver con la realidad, que no tienen ningún sentido. Por eso hay que investigarlo para que salga a la luz lo malintencionado, las situaciones que enlodan al Gobierno y después sus autores no saben cómo salir”, sentenció Fernández, sin explicar por qué se pagaban comisiones del 15 por ciento a los intermediarios de las operaciones.

Según datos oficiales del propio gobierno venezolano, el Banco Guayana edificó en los últimos años una sólida sociedad con la petrolera Pdvsa y la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), un conjunto de empresas dedicadas a hacer negocios con la industria pesada. Desde entonces, manejan en conjunto miles de millones de dólares. De hecho, la otra empresa investigada por el intercambio comercial, Palmat International, asentó en el estado de Bolívar buena parte de su poder. El CEO de Palmat, Roberto Wellisch (también argentino), tiene conexiones políticas públicas con la CVG y con firmas metalíferas. Y, durante años, se lo relacionó con el directorio a cargo del Banco Guayana. Kirchner y Chávez firmaron el convenio integral de cooperación entre la Argentina y Venezuela en 2006. Esa fue la base para los acuerdos posteriores y la llave para el ingreso del Banco Guayana y las intermediarias. Según comunicados oficiales del Banco Nación, la entidad usó aquel convenio para justificar el pacto con la entidad venezolana. El objetivo, “incrementar el intercambio comercial”. Fábrega apareció en las fotos de la firma. Era el gerente general desde la llegada de Kirchner al poder: se conocían desde su infancia en Río Gallegos. Amigo también de Julio De Vido, fue el nexo para que la entidad se convirtiera en garante de grandes obras públicas. El año pasado se lo señaló como uno de los elegidos para hablar con el juez Norberto Oyarbide y lograr el sobreseimiento en la causa que investigaba el incremento del patrimonio de los Kirchner. Desde el 3 de febrero pasado, Fábrega preside el mayor banco público del país.

Nunca se estuvo tan cerca de entender qué era la valija de Antonini: ¿serían esos dólares “negros” un retorno a los que facilitaban los pagos “en blanco” a las intermediarias?

Con tono dramático, Néstor Kirchner llamó ayer a sus diputados a resistir la “ofensiva mediática” contra el gobierno de su esposa. Casi a esa misma hora, Julio De Vido tenía uno de los tantos diálogos ansiosos que sostuvo en estos días con su equipo de abogados. A esos hechos en apariencia aislados los une el escándalo. El caso de las supuestas coimas para exportar a Venezuela desató una crisis de nervios en el Gobierno. Desconcertado ante lo que amaga con ser una gigantesca trama de corrupción, Kirchner y su gente titubean desde hace una semana, cuando el diplomático Eduardo Sadous declaró bajo juramento que se pagaban coimas para hacer negocios con el chavismo. Apelaron a un viejo manual: negar todo, indignarse, intimar al denunciante, hablar de complots… Pero a medida que salen a la luz detalles de las operaciones, se acumulan preguntas que nadie del Gobierno atina a responder. ¿Por qué se obligaba a pagar a empresas argentinas un 15% de comisión a un intermediario establecido en Miami, cuando por esos servicios si se paga el 5% es muchísimo, como sabe cualquier novato en comercio exterior? ¿Por qué ante una alerta secreta de Sadous en 2005 se decidió removerlo y firmar más convenios? Preguntas incómodas, como otra que el Gobierno lleva tres años sin responder: ¿qué hacía Antonini Wilson en un avión fletado por el Estado, con una valija llena de dólares? La red de intermediarios parece copiada de un libro de John Le Carré. Un argentino-venezolano-estadounidense se queda con una porción del negocio entre Estados de casi US$ 500 millones. El hombre es vicepresidente de la Cámara de Comercio bilateral y representa a una multinacional que fundó un magnate condenado (y luego indultado) a 300 años de cárcel en Estados Unidos por estafas que pondrían colorado a Bernard Madoff. Después del “valijagate”, la ganga de las comisiones le quedó a un argentino que era ejecutivo de Impsa cuando esa firma obtuvo contratos millonarios con el chavismo. Muchos empresarios aceptaron pagar la comisión. Interpretan el libreto del ciego que no quiere ver: “Está todo en blanco y con factura”. Nunca se estuvo tan cerca de entender qué era la valija de Antonini: ¿serían esos dólares “negros” un retorno a los que facilitaban los pagos “en blanco” de empresarios argentinos al intermediario? Políticos opositores buscan lazos entre Antonini, los traders y Claudio Uberti, ex embajador paralelo ante Chávez. “Es un gran bluf”, fue lo máximo a lo que llegó la defensa oficial, a manos del a veces más imaginativo Aníbal Fernández. Fiel a su jefe, aludió al supuesto complot periodístico para expiar culpas. El resto son casualidades, dicen los voceros oficiales, acorralados ante las preguntas más elementales.

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