La Zaranda de Ideas 1

El estilo en la cerámica del Humedal del Paraná. Dolores ... II Curso Internacional de Posgrado ...... Nación Argentina,
1MB Größe 10 Downloads 263 Ansichten
ISSN 1853-1296

La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología es una publicación anual, propiedad de la Sociedad Argentina de Antropología (SAA), que tiene como objetivo la publicación de los resultados de las investigaciones de estudiantes de grado y egresados recientes de carreras de arqueología o disciplinas afines. Publica artículos e informes de investigación originales que son evaluados en consulta con dos evaluadores, pudiendo ser alguno de los integrantes del Comité Académico, o bien evaluadores ad hoc. Notas breves, entrevistas y otros contenidos de la revista son evaluados por los editores. La Zaranda forma parte del Núcleo Básico de Revistas Científicas Argentinas (Resolución 952/10 del CONICET) La revista está incluida en el Catálogo de LATINDEX (Folio Nº 15292) y su contenido es indexado por Anthropological Literature (Harvard University, Hollis Catalog Nº 010132040). Desde Julio 2010 se reeditan los números previos en formato facsimilar para su acceso gratuito en la web. ISSN 1853-1296 (edición online) ISSN 1669-7456 (edición impresa) La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología Sociedad Argentina de Antropología Moreno 350 (1091) Ciudad Autónoma de Buenos Aires [email protected] www.lazarandadeideas.com.ar

Directores

Comité Editorial

Mariano Catriel Greco Mainero

Fernando Cabrera

Julia Olub

Vanina Cejas

Gisela Mónica Spengler

Paula Granda Jennifer Grant Lett-Brown Clarisa Otero Ana Clara Scambato

Comité Académico Dr. Alejandro Acosta (INAPL) Dra. Elvira Inés Baffi (Museo Etnográfico “J.B. Ambrosetti”, FFyL, UBA - CONICET) Dr. Luis Alberto Borrero (Departamento de Investigaciones Prehistóricas y Arqueológicas, IMHICIHU, CONICET) Dra. Adriana Callegari (Sección Arqueología, ICA, FFyL, UBA) Lic. María Magdalena Frère (Sección Arqueología, ICA, FFyL, UBA) Dr. Luis González (Departamento de Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA) Dra. María Isabel González (Sección Arqueología, ICA, FFyL, UBA) Lic. Daniel Loponte (INAPL) Dra. Liliana M. Manzi (UBA - Departamento de Investigaciones Prehistóricas y Arqueológicas, IMHICIHU, CONICET) Mag. Javier Nastri (Museo Etnográfico “J.B. Ambrosetti”, FFyL, UBA) Dr. Axel E. Nielsen (Instituto Interdisciplinario Tilcara - CONICET) Dr. Daniel E. Olivera (INAPL - UBA - CONICET) Dr. José Antonio Pérez Gollán (Director del Museo Etnográfico “J.B. Ambrosetti”, FFyL, UBA - CONICET) Dra. Myriam N. Tarragó (Museo Etnográfico “J.B. Ambrosetti”, FFyL, UBA - CONICET) Dra. Beatriz N. Ventura (Sección Arqueología, ICA, FFyL, UBA - CONICET) Dra. Verónica I. Williams (UNCPBA - UBA - CONICET) Dr. Hugo D. Yacobaccio (Sección Arqueología, ICA, FFyL, UBA - CONICET) La Zaranda de Ideas, Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología es una publicación anual de la Sociedad Argentina de Antropología. Tiene como objetivo la publicación de los resultados de las investigaciones de estudiantes de grado y egresados recientes de carreras de arqueología o disciplinas afines. Publica artículos e informes de investigación originales que son evaluados en consulta con dos evaluadores, pudiendo ser alguno de los integrantes del Comité Académico, o bien evaluadores ad hoc. Notas breves, entrevistas y otros contenidos de la revista son evaluados por los editores. Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de sus autores. Tanto los Directores como los integrantes del Comité Editorial son estudiantes de la licenciatura en Ciencias Antropológicas, orientación Arqueología, de la Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Impreso en la Argentina Registro de la Propiedad Intelectual en trámite La Zaranda de Ideas, Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología ISSN 1669-7456 Número 1 - Octubre de 2005 Es propiedad de la Sociedad Argentina de Antropología Moreno 350 (1091) Ciudad Autónoma de Buenos Aires. [email protected] www.lazarandadeideas.com.ar

Auspicios Institucionales

Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación. Resolución Nº 1715. Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Resolución Nº 249/2004. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires (UBA). Resolución Nº 3300. Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario (UNR). Resolución Nº 969/2004. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Jujuy (UNJu). Resolución Nº D-164/04. Instituto de Arqueología y Museo, Facultad de Ciencias Naturales e I.M.L. Universidad Nacional de Tucumán (UNT). 08/06/04. Museo Etnográfico “Juan Bautista Ambrosetti”, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. 17/05/04. Sección Arqueología, Instituto de Ciencias Antropológicas (ICA), FFyL, UBA. 16/04/04. Asociación de Arqueólogos Profesionales de la República Argentina (AAPRA). 5/9/04.

Evaluadores del Número 1

Dra. Elvira Inés Baffi (Museo Etnográfico “J.B. Ambrosetti”, FFyL, UBA - CONICET) Dr. Gustavo Barrientos (INAPL - CONICET) Dr. Marcelo Campagno (Instituto de Historia Antigua Oriental “Dr. Abraham Rosenvasser”, FFyL, UBA - Departamento de Egiptología, IMHICIHU, CONICET) Dr. Eduardo Crivelli Montero (UBA - CIAFIC - CONICET) Dra. Débora Kligmann (UBA - CONICET) Lic. Alicia Noemí Kurc (Coordinadora P.P.G. Área Extensión Educativa, Museo Etnográfico “J.B. Ambrosetti”, FFyL, UBA) Lic. G. Lorena L’Heureux (Departamento de Investigaciones Prehistóricas y Arqueológicas, IMHICIHU, CONICET) Prof. Raúl J. Mandrini (Instituto de Estudios Histórico-Sociales, UNCPBA) Dra. Liliana M. Manzi (UBA - Departamento de Investigaciones Prehistóricas y Arqueológicas, IMHICIHU, CONICET) Mag. Javier Nastri (Museo Etnográfico “J.B. Ambrosetti”, FFyL, UBA) Dra. Cecilia Pérez de Micou (INAPL - UBA - CONICET) Dra. Norma Ratto (Museo Etnográfico “J.B. Ambrosetti”, FFyL, UBA - Escuela de Arqueología, UNCa) Dra. Verónica I. Williams (UNCPBA - UBA - CONICET) Dr. Hugo D. Yacobaccio (Sección Arqueología, ICA, FFyL, UBA - CONICET)

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

Índice

Editorial ................................................................................................................................................

07

Artículos Patrimonio en pedazos: Qué perdemos y qué podemos hacer. Marco Giovanetti, Ana Igareta y Verónica Lema ...............................................................................

11

La formación del registro antracológico: Estudio estadístico de los efectos de las técnicas arqueológicas de recuperación sobre carbón vegetal. Ivana Carina Jofré ....................................................................................................................................

21

El uso prehispánico tardío de los ambientes serranos de altura. Investigaciones arqueológicas en Pampa de Achala, de San Luis y de Olaen (Córdoba, Argentina). Sebastián Pastor y Matías Medina ........................................................................................................

43

El estilo en la cerámica del Humedal del Paraná Dolores Rodrigué ...................................................................................................................................

59

Notas Comentarios sobre el curso de Paleoparasitología. II Curso Internacional de Posgrado en Paleoparasitología (18 al 22 de Octubre de 2004 - FCS, UNCPBA) Vanina Cejas .............................................................................................................................................

77

Paleoparasitologia. Estudo de parásitos em material arqueologico Adauto de Araújo ....................................................................................................................................

79

El Patrimonio Arqueológico y la tercera edad. Ivana Carina Jofré y Leandro D´amore ................................................................................................

83

Los pobladores productores de alimentos en las Sierras de Córdoba. Primeras evidencias arqueobotánicas en los sitios Arroyo Tala Cañada 1 y C.Pun. 39 M. Laura López ..................................................................................................................................................

89

Entrevistas Entrevista al Dr. Alberto Rex González. Sebastián Matera, Florencia Weber, Rosa María di Donato, Daniel Magnífico, Soledad López y Romina Spano ...................................................................................................................................................

93

Misceláneas ..........................................................................................................................................................

99

Ollas y Cucharines: Recetas de Campaña por Guillermo Mengoni Goñalons ....................................................................................................... 101

5

Prospección urbana: Libros y Librerías ................................................................................................. 103 Recursos de Internet: Arqueología del Paisaje y de la Arquitectura por Gisela Spengler ................................................................................................................................. 104 Desde afuera L´Indice (El Indicio) por Mathias de Breyne ..................................................................................................................... 107 El imaginario arqueológico por Marcelo Laguzzi .......................................................................................................................... 111 Normas Editoriales ............................................................................................................................. 113

6

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

EDITORIAL Cuando algún tiempo atrás se gestaba la idea de una revista para jóvenes investigadores, uno de los objetivos que nos planteamos era poder brindar un medio a través del cual fuera posible publicar aquellos trabajos realizados por estudiantes avanzados y egresados recientes, que usualmente no tienen la posibilidad de ser publicados en las revistas tradicionales de nuestra disciplina. Mas allá de que el conocimiento que generemos se transforma y se completa como algo relevante al ser compartido, difundido y, si tenemos suerte, comprendido por los demás, es deber nuestro hacer accesible aquello que interpretamos del pasado y exponerlo a la crítica a fin de hacer progresar el conocimiento. Sumado a esto, nuestro sistema de méritos académicos exige, si no es que obliga de diversas y a veces sutiles formas, a invertir tiempo, trabajo y muchas veces dinero en actividades curriculares gratuitas, vistas en el diccionario profesional como ad honorem, para lograr acceder a becas, subsidios u otras formas de continuar investigando y subsistiendo de aquello a lo cual dedicamos nuestros esfuerzos. En todas estas cuestiones, publicar se trasforma no en algo necesario sino imprescindible, un requisito fundamental que otorga el certificado de válido a cualquier formulario con aspiraciones verdaderas de obtener éxito académico. Por otra parte saber quienes están investigando una problemática particular, o el simple hecho de compartir información, a veces se limita sólo a los congresos o acontecimientos específicos donde se reúnen profesionales y estudiantes de distintas partes del país. Esto siempre y cuando se tengan los recursos para poder viajar, alojarse y de tanto en tanto comer. Como éstas, muchas son las dificultades con las cuales la mayoría de los estudiantes se encuentran en su formación, hechos que vivimos y compartimos los que ahora formamos esta revista. Quizás esta experiencia común de las necesidades nos mostró el carro al cual robarle el fuego y dar comienzo a un proyecto que, modestamente, aspira a brindar algo más que un suspiro de desesperanza, generando un espacio de comunicación y aprendizaje, dando la bienvenida a diferentes abordajes teóricos y metodológicos, a diversas maneras de expresarlo, y a la discusión enriquecedora. De esta forma, presentamos el Número 1 de “La Zaranda de Ideas, Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología” destinada a la publicación de los resultados de las investigaciones de estudiantes de grado y egresados recientes de las distintas carreras de arqueología y de disciplinas afines. La Historia. Todos nosotros, tanto directores como editores, participamos en la arqueología, por ahora como estudiantes de la carrera de Ciencias Antropológicas, Orientación Arqueología, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Cada uno de nosotros se encuentra trabajando en distintos proyectos de investigación, abarcando diferentes especialidades y regiones de estudio. Una tarde de café pensamos en hacer una revista, una en la que se pudieran publicar tanto artículos científicos como otras cosas que tuvieran que ver con la experiencia de la investigación arqueológica (¿Cómo no íbamos a hablar de campañas en la revista, si es de lo que hablamos todo el año?). Queríamos una publicación dedicada a gente como nosotros, estudiantes y también egresados recientes de arqueología, a quienes se nos hace más difícil publicar en otras revistas, no tanto porque no se nos permita, sino porque el espacio está, digamos, saturado. Todos de acuerdo, teníamos que hacer esta revista que tendría... ¡¿un éxito asegurado?! 7

Editorial

La tarea fue más difícil (y más lenta) de lo que pensábamos.Teníamos la idea de que en un par de meses ya tendríamos el primer número en la calle (y entonces hoy ya iríamos por el número 3...), pero un día aceptamos que la realidad del proceso editorial implica un poco más de paciencia. Claro, es el primer número- nos dijeron -el más difícil y el que más tarda-. Pero aún así, esto que era sólo una idea comenzó a tomar forma. El Nombre. Fundamental luego elegir el nombre. No vamos a decir mucho de los tantos que quedaron en el camino, pero con el que más nos sentimos identificados fue “La Zaranda”, y alguien se acordó del dolor de espalda, la tierra que vuela, etc. Queríamos que estuviera relacionado con el trabajo de campo pero también con la producción intelectual, y “La Zaranda de Ideas” sonó mejor... porque lo que importa es lo que queda en La Zaranda El Apoyo. Lo primero fue buscar apoyo, tanto académico como económico. El primero lo encontramos en las diferentes instituciones que recibieron y avalaron nuestro proyecto con entusiasmo. Establecimos un vínculo especial con la Sociedad Argentina de Antropología, que nos ofreció asesoramiento constante en la tarea de edición, y nos brindó finalmente el marco institucional que necesitábamos para concretar la publicación. Por otro lado, conformamos un Comité Académico integrado por profesionales de conocida trayectoria en nuestro medio y amplia experiencia en evaluación de presentaciones científicas. Representan el amplio universo de temáticas, enfoques teórico-metodológicos y regiones geográficas en el que se desenvuelve la arqueología argentina hoy en día y colaboran desinteresadamente para que “La Zaranda de Ideas” sea una revista de excelencia. El apoyo económico fue más difícil y muchas puertas se nos cerraron, y empezamos organizando fiestas para juntar al menos unos pesos que nos permitieran arrancar. Será porque no somos muy buenos como RR.PP., o porque por el momento nos importaba más la fiesta que la plata, pero con 80 pesos comenzamos. Como no prometían demasiado para la impresión de una revista, lo sometimos a democrática votación: ¿los usamos para mandar cartas pidiendo más plata a alguna institución o empresa, o los invertimos en el Bingo? Obviamente ganó por unanimidad la primera opción (todos reconocimos nuestras limitaciones en los juegos de azar) aunque no dio demasiados frutos. Los Seminarios. Ya que el proyecto se basaba en abrir nuevos espacios, no sólo de publicación, sino de conocimientos y aprendizaje, nos dimos cuenta de que podíamos organizar seminarios de temáticas arqueológicas, y que con la colaboración de los asistentes podríamos recaudar el dinero necesario, y así fue. El espacio, el Museo Etnográfico que nos abrió sus puertas, el tiempo, el de los jóvenes profesionales que ofrecieron sus conocimientos desinteresadamente para dictar los cursos. Comenzamos en Noviembre de 2004 cuando Ramiro Barberena dictó el seminario “Isótopos Estables en Arqueología. Aporte a discusiones sobre movilidad, subsistencia, migraciones y complejidad social”. Luego, en Diciembre del mismo año Sonia Lanzelotti realizó el seminario “Manejo y aplicaciones de Sistemas de Información Geográfica en Arqueología”. En Mayo y Junio de este año, realizamos dos nuevos seminarios, “Introducción a los análisis de restos esqueletales: Estimación de parámetros para la caracterización bioarqueológica”, dictado por Leandro Luna y “Arte Rupestre: Nociones sobre relevamiento, registro y su integración al cuerpo de datos arqueológicos”, por Álvaro Martel. Finalmente en Julio, Gabriel López y Matías Medina dictaron “Introducción a la zooarqueología de vertebrados”. Todos tuvieron una amplia convocatoria, con 8

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

muchos compañeros que se interesaron y concurrieron, algunos incluso de otras ciudades, demostrando lo necesario que era la creación de este espacio. Los Números. Luego de 400 y tantos días, nos hemos enviado 447 e-mails entre los editores, para arreglar nuestras reuniones, para discutir el contenido, etc. Desde nuestra cuenta [email protected] han entrado y salido 745 e-mails, para comunicarnos con los autores, los evaluadores y para organizar los seminarios. 2015 personas entraron a nuestra página web aún en construcción (bueno, algunos habrán entrado más de una vez, y sincerémonos, 234 veces entramos nosotros mismos para saber cuanta gente había entrado. Aún el número es bueno) y 119 compañeros asistieron a los 5 seminarios llevados a cabo hasta ahora. El Proceso de Evaluación. Iniciamos el llamado a publicación en Junio de 2004, y pronto comenzaron a llegar los primeros trabajos gracias a los compañeros que confiaron en el proyecto. Cada artículo recibido fue enviado a dos evaluadores externos al comité editorial. En las situaciones en que las evaluaciones fueron discordantes, un tercer evaluador se hizo partícipe. De esta forma, cuatro son los artículos que integran este primer número, otros quedaron para más adelante, y algunos no fueron aceptados para publicar. Las notas, entrevistas, y demás contenidos fueron evaluadas por el comité editorial. El Contenido. Este primer tomo se compone de cuatro artículos originales que incluyen reflexiones teóricas, aportes metodológicos o brindan información de base. Los autores son tanto estudiantes como egresados recientes de las Universidades de Buenos Aires, Catamarca, Córdoba y La Plata. Diferentes secciones complementan el contenido: notas breves, entrevistas, conferencias, y una sección especial que hemos llamado Misceláneas, que para una revista es como los objetos que en el léxico arqueológico llamamos Indeterminados (dícese de aquel material u objeto sin procedencia, clasificación, asociación o contexto reconocido), que habla de experiencias y de lo que nos conecta a todos en el ámbito cotidiano de la práctica arqueológica: anécdotas de campaña, la visión de la gente, las dificultades para conseguir bibliografía… En este número la sección está compuesta por: “Ollas y Cucharines”, con recetas de cocina (o de fogata) para el campo; “Desde afuera”, que incluye la visión de gente no dedicada a la arqueología, tanto de ficción como de experiencias reales; “Recursos de Internet”, con información sobre páginas web con contenido arqueológico; y “Prospección urbana” con datos acerca de donde encontrar artículos que nos interesen, en este caso libros. Los Agradecimientos. A lo largo de todo el proceso que culmina con la publicación de esta revista, recibimos el apoyo y la confianza de muchas personas. Queremos agradecer al Dr. José Antonio Pérez Gollán, Director del Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti” y a la Lic. Mercedes Podestá, a la Dra. María Isabel González y a la Lic. María Magdalena Frère de la Sociedad Argentina de Antropología, por brindarnos constante apoyo y facilitarnos muchas de nuestras tareas. También queremos agradecer a todos los miembros del Comité Académico y a los Evaluadores por los consejos recibidos y por su activa participación. Especialmente queremos agradecer a Beatriz Ventura y a Myriam Tarragó quienes estuvieron constantemente dispuestas a ayudarnos y a responder nuestras preguntas. Por otro lado, Liliana Manzi, Débora Kligmann, Marina Peleteiro, María José Figuerero Torres, Ana María Flores (Caicyt), Mónica Ferraro (Biblioteca de Museo Etnográfico), Julia Zulla

9

Editorial

(Publicaciones FFyL) y Marta Icely (Diseñadora Gráfica) nos prestaron su ayuda en numerosas ocasiones y nos dieron consejos que esperamos haber seguido. Para llegar hasta aquí, ha sido fundamental la participación de Ramiro Barberena, Sonia Lanzelotti, Leandro Luna, Álvaro Martel, Matías Medina, y Gabriel López, quienes dictaron de manera completamente desinteresada los seminarios que resultaron en el principal sustento económico de esta revista.También a todos los compañeros que asistieron a los cursos, a Fernando Veneroso, y todo el personal de Intendencia, Maestranza y Biblioteca del Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti”, y al personal de Informática y Medios Audiovisuales del la Facultad de Filosofía y Letras por su buena disposición y colaboración en esas oportunidades. Por último, queremos agradecer a Mariana Vigna y Paula Villegas, que trabajaron junto a nosotros en los primeros momentos de edición, y a nuestros amigos Mathias de Breyne, Héctor Buono, Marisa Kergaravat, Pablo Ochoa y María José Lucero Belgrano (Jojó), que participaron y nos soportaron en muchas de nuestras reuniones.

Agosto 2005

10

ARTÍCULOS

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

PATRIMONIO EN PEDAZOS: QUÉ PERDEMOS Y QUÉ PODEMOS HACER

“... la existencia es más que materia / es relaciones y vínculos ... “

Marco Giovannetti* Ana Igareta** Verónica Lema***

(de una poesía Maya)

RESUMEN Este trabajo surge como una reflexión acerca de los aportes que la arqueología puede hacer a las políticas de conservación del patrimonio cultural. Nuestra propia experiencia en el campo arqueológico nos llevó a diferenciar dos manifestaciones de la noción de patrimonio: una formada por elementos integrados y otra fragmentada, constituida por pedazos que imponen una metodología de recuperación más compleja, y tornan el acceso al pasado más dificultoso. A fin de analizar lo expuesto, presentaremos como ejemplo el caso de la desaparición del casco de la Estancia Iraola (La Plata, Buenos Aires). Al momento de estudiar dicho evento nos fue posible identificar distintos tipos de información potencial para la inferencia arqueológica, reconociendo tres categorías de registro generadas por diversas pautas de conducta en el pasado. Tal registro es susceptible de brindar distintos grados de información de acuerdo con el estado en que llega a nuestras manos. Es a partir de esto que consideramos fundamentales las políticas de conservación tendientes a la preservación de un patrimonio integrado en vez de uno fragmentado. Palabras clave: Patrimonio integrado - Patrimonio fragmentado - Conservación - Destrucción del patrimonio - Políticas de preservación

ABSTRACT The current paper summarizes some aspects of a discussion related to archaeological contribution to heritage conservation. Heritage’s definition includes both entire elements as well as broken pieces; only fragmentized evidence requires a more complex methodological analysis in order to reconstruct the pass. Three categories of potential information are recognized here, related to three different stages of materials conservation. Persistence of a integrate heritage instead of a broken one depends directly on preservation policies applied to it. An example of such proposal is presented by a case analysis: the disappearance of the Estancia Iraola (La Plata, Buenos Aires). Key words: Integrated heritage - Broken heritage - Conservation - Heritage’s destruction Protection politics. * FFCNyM. Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Becario de CONICET - [email protected] ** Departamento Científico de Arquelogía. FCNyM. UNLP. Centro de Arqueología Urbana (UBA). Becaria de CONICET - Paseo del Bosque s/n, La Plata, CP 1900 - [email protected] *** FCNyM. UNLP. Becaria de CONICET - [email protected] Giovannetti, Marco; Ana Igareta y Verónica Lema. 2005. Patrimonio en pedazos: Qué perdemos y qué podemos hacer. La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología. 1:11-20. Buenos Aires 11

Marco Giovanetti, Ana Igareta y Verónica Lema - Patrimonio en pedazos...

INTRODUCCIÓN El trabajo presentado a continuación surge de la pregunta ¿qué aportes puede realizar la arqueología a la discusión sobre la protección del patrimonio cultural? Partiendo de ese interrogante y del análisis de un caso puntual, buscamos reflexionar sobre la importancia de la conservación de los bienes materiales que conforman dicho patrimonio. Como investigadores habituados a trabajar con fragmentos y a lidiar con las limitaciones implicadas en su condición de fuente de información fragmentaria, pretendemos llamar la atención sobre la relevancia de aquellos datos obtenidos a partir de un registro “integrado”, protegido de la destrucción y la disgregación. El patrimonio cultural de un grupo se compone tanto de la evidencia material disponible sobre su pasado como de la información aportada por manifestaciones de índole no material. Siguiendo a Tonni y Tonni (2001) hablamos de patrimonio cultural al referirnos a aquellos bienes que forman parte de la historia de nuestra región, que nos relacionan con nuestros antepasados, y nos permiten reconocer como propio aquello que en principio nos es ajeno. No es la mera existencia material del objeto lo que lo convierte en “patrimonio cultural”, sino el hecho de que un grupo humano le otorgue significado, entendiéndolo como un nexo con su pasado. Cada elemento integral del patrimonio representa para el grupo una época y circunstancia histórica particular, convirtiéndose así -en conjunto- en marcadores de su historia. Tales marcadores materiales presentan una característica concreta: del total de elementos fabricados, empleados y descartados por el hombre, solo un pequeño porcentaje sobrevive al paso del tiempo y llega hasta el presente. Otra parte se deteriora, disgrega y eventualmente destruye de no mediar acciones activas de conservación, en un proceso que, a pesar de todo, supone una pérdida de elementos 12

materiales a la vez que de la información contenida en ellos. Por lo tanto, la supervivencia del objeto depende tanto de la naturaleza de los materiales que lo componen, como del esfuerzo puesto en mantenerlo a salvo de la acción destructiva del hombre y demás agentes agresores. Consideramos que es posible definir memoria como el sistema dinámico de representaciones que todo grupo construye en referencia a su propio pasado, cabe afirmar entonces que dicha construcción se basa, en parte, en el repertorio de objetos asumidos como evidencia de lo ocurrido. La potencial destrucción de tal registro supone un riesgo evidente: el de transformar el pasado, hasta el punto de negar la existencia de algo que concretamente existió, por falta de un registro que permitiera dar cuenta de ello. La arqueología procura superar tal pérdida de información a través del análisis de una evidencia fragmentaria y la construcción de interpretaciones cada vez más completas. Sin embargo, la fragmentación del registro material continúa imponiendo un límite a la actividad, determinando el alcance de nuestras interpretaciones, manteniendo un hecho vigente: cuanto más integrada -e íntegrase encuentre la evidencia, mayores serán nuestras posibilidades de obtener respuestas. En el estudio del caso que presentamos a continuación, hemos utilizado dos nociones diferentes de patrimonio, elaboradas a partir de nuestro propio análisis: la de patrimonio “integrado” (conformado por elementos que conservan sus relaciones contextuales originales) y la de patrimonio “en pedazos” (elementos disociados, enteros o fragmentados, separados de su articulación inicial). Tradicionalmente, los arqueólogos nos hemos abocado al estudio y análisis de este último conjunto de elementos, dado que constituye la más abundante fuente de información sobre lo sucedido en el pasado. El desarrollo de la disciplina ha permitido obtener resultados extraordinarios en tal sentido, brindando

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

reconstrucciones cada vez más ajustadas y detalladas. Sin embargo, consideramos que la posibilidad de acceder a contextos con materiales asociados a partir de sus relaciones originales nos permitiría construir interpretaciones aún más confiables y completas acerca del pasado. El análisis aquí desarrollado surge de nuestro trabajo en el sitio arqueológico “Estancia Iraola” (La Plata, provincia de Buenos Aires). Desde comienzos del año 2000, el equipo del Proyecto “Arqueología Histórica en el Bosque” (PAHB) se ha ocupado de indagar en la historia temprana de la región, enfocándose en particular en el arribo e instalación de la familia Iraola, ocurrida hacia fines de la década de 1850. En el corazón del actual bosque platense, los Iraola erigieron su estancia “…dónde existían ranchos, algunos corrales y un horno de cal (…) un magnífico bosque y varios pabellones, entre los cuales se destacaba la casa principal, de planta baja y alta, con un largo balcón sobre una columnata que formaba galería…” (de Paula 1987:44). La propiedad y el total de las construcciones edificadas por la familia Iraola fueron expropiadas en el año 1882, como parte del proceso de creación de la nueva capital de la provincia de Buenos Aires. El antes mencionado edificio principal jugó un papel destacado en los primeros años de vida de La Plata, funcionando alternativamente como residencia de los gobernadores, juzgado de paz, cuartel de policía y primera oficina de telégrafos (de Paula 1987; Morosi 1999). Luego, estimamos que hacia 1911 (no existe documentación oficial que de cuenta del motivo o fecha exacta del evento) el edificio fue totalmente demolido hasta sus cimientos. Si bien no se han conservado registros planimétricos que den cuenta de las dimensiones exactas de la estructura, existe un reducido registro fotográfico que nos permitió estimar que se trataba de un imponente edificio

de unos 25 metros de frente y cerca de 35 metros de largo. Nada en la actual fisonomía del bosque platense recuerda la existencia de la destruida vivienda; no existe en la superficie del terreno ninguna evidencia aparente que permita suponer que alguna vez estuvo allí. También la documentación histórica contemporánea y posterior al período fundacional es escueta con respecto a su existencia, llegando en algunos casos a ignorarla por completo (Salvadores 1932; Igareta 2002). Es notable observar como la destrucción del registro material modificó la historia local: actualmente no se recuerda que en el Paseo del Bosque existió una construcción 25 años más antigua que la ciudad misma. La destrucción del bien patrimonial contribuyó a la ausencia del recuerdo de la estancia y del origen del bosque platense, substituyendo tales eventos por otros que rememoraban la grandeza de la fundación de una capital sobre terrenos nunca antes habitados1. Buen ejemplo de ello lo constituyen las publicaciones realizadas por la municipalidad de La Plata y por diarios y revistas locales cada 19 de noviembre, en el aniversario de la creación oficial de la ciudad: virtualmente todas, sin excepción, inician el relato de la historia de la capital mencionando la maravilla de su fundación en un paraje desolado y deshabitado.

ALGUNAS DEFINICIONES Podría establecerse que la arqueología se ha abocado al estudio de la vida del hombre en el pasado a partir de las evidencias materiales dejadas por éste. Los objetos que en el pasado formaban parte de la vida cotidiana de los grupos humanos, se transforman en el presente en registro material de dichas actividades. En los inicios de la disciplina, los arqueólogos nos volcamos al análisis de los eventos monumentales del pasado, representados por pirámides, templos y palacios, en parte por su probada relevancia histórica y en parte por su absoluta -y abrumadora- presencia 13

Marco Giovanetti, Ana Igareta y Verónica Lema - Patrimonio en pedazos...

material. Estudiábamos objetos buscando caracterizar las culturas de quienes los habían producido; dicho de un modo simple, no resulta difícil entender el potencial arquitectónico de los egipcios después de ver una pirámide. Sin embargo, con el correr del tiempo y el desarrollo de la actividad como ciencia, caímos en cuenta de que lo monumental constituía solo una porción -importante, tal vez, pero pequeña- del registro total de la vida de las sociedades humanas y que eran las actividades cotidianas aquellas que definían las características fundamentales de los grupos. Nos interesamos, entonces, por la vida doméstica del hombre en el pasado, por ese conjunto de actividades repetitivas y sostenidas en el tiempo, que producen un rico registro material y permiten conocer en detalle las características de la vida de un grupo ya desaparecido. En la búsqueda de tal cotidianeidad conseguimos recuperar información que parecía definitivamente perdida, construimos una versión del pasado que solo se logra reconstituyendo la matriz que une los fragmentos hallados dentro de su contexto socio-histórico específico.

SOBRE LA INTERPRETACIÓN DEL REGISTRO MATERIAL Como hemos mencionado anteriormente, toda actividad doméstica repetida durante un determinado período genera un registro material que permite a los arqueólogos inferir las conductas de los individuos involucrados en dicho accionar. Los objetos materiales que integran dicho registro se ven afectados por el deterioro, de modo tal que la información que potencialmente pueda obtenerse de su análisis dependerá, entre otras cosas, de su estado de conservación al momento de ser estudiados. Nuestro trabajo en el sitio Iraola nos llevó a reconocer tres categorías de registro, definidas en base a variables cuya interrelación crea 14

cuerpos de información de distinta índole. Las variables implicadas son: estado del material y del contexto, nivel de inferencia que es posible alcanzar a partir del análisis de los mismos y pautas de conducta en las cuales los objetos intervienen en distintas dimensiones. Debe tenerse en cuenta que si bien los objetos que conforman el registro material de las distintas categorías pueden -aisladamente- ser los mismos, al momento de elaborarse inferencias de mayor nivel, el que se encuentren solos o en asociación modificará la interpretación realizada. Las categorías definidas son las siguientes: - Registro material generado por la repetición de actividades domésticas en el pasado, cuyo estado de conservación no influye / influye parcialmente en el proceso de recuperación de información susceptible de ser analizada. La alteración de los contextos y los objetos -ya sean enterrados, fragmentados, erosionados, dispersados, etc.- si bien implica una pérdida de datos, no impide en este caso la realización de inferencias acerca del papel que los objetos jugaron en el circuito doméstico al que pertenecieron originalmente. En el sitio Iraola sirven como ejemplo los fragmentos de vajilla de loza, cubiertos de metal o restos de huesos cocinados, cuya aparición permitió inferir determinados hábitos de consumo de alimentos. - Registro material generado por ciertas actividades domésticas en el pasado cuya inferencia solo es posible si entre los elementos que componen el registro se mantiene su relación contextual original. Esta categoría de registro permite alcanzar un nivel de inferencia más elevado, profundizando en el conocimiento de conductas pasadas, alejándose ligeramente del análisis de las características intrínsecas de los objetos aislados. En el sitio que nos ocupa, si bien la recuperación de gran cantidad de ladrillos, azulejos y baldosas (Giovannetti et al. 2001) proporcionó información significativa con respecto a la dinámica doméstica de la

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

estancia, nuestras inferencias fueron mucho más limitadas que aquellas que hubiéramos podido realizar en el caso de haber hallado paredes, pisos o techos. La disgregación de los elementos aumentó el sesgo que afecta todo registro arqueológico. - La tercera categoría (definitivamente la más problemática para la arqueología) se construye a partir de un registro material inexistente e incluye aquellas conductas que carecen de un correlato material directo y que por lo tanto poseen una muy limitada posibilidad de recuperación arqueológica. Tal es el caso de actividades individuales específicas, como por ejemplo rezar de noche o cantar bajo la ducha, cuyo desarrollo no requiere de un soporte material. Si bien estas conductas no son fácilmente explorables desde su evidencia material, siempre son tenidas en cuenta por el arqueólogo al momento de integrar e interpretar los datos. En el caso que nos ocupa, las dos primeras categorías mencionadas fueron visualizadas con claridad: los abundantes fragmentos tanto de objetos muebles como de materiales de construcción nos permitieron afirmar la existencia pretérita de la estancia en cierto sector del bosque, a la vez que definir características de la vida doméstica de sus habitantes a partir de la presencia de ciertos objetos. Sólo a título de ejemplo, podemos mencionar cómo la aparición de una secuencia de botellas de gres cerámico fabricadas en Inglaterra entre 1850 y 1914 (Schávelzon 1991, 1999) nos permitió construir un modelo de consumo de una determinada marca de cerveza para el período que abarcamos en nuestra investigación. Pero al referirnos a una estructura edilicia, la problemática de la pérdida de información por disgregación de sus elementos constituyentes se vuelve extremadamente significativa. Es aquí, donde al intentar avanzar a un nivel más elevado de inferencia, notamos que la total

desarticulación de los elementos nos impidió evaluar confiablemente el uso que se les diera en relación a la estructura original. Tomemos como ejemplo el caso de los fragmentos recuperados de azulejos franceses Pas-de-Calais que aparecieron dispersos por la superficie del sitio. Por tratarse de un objeto importado asignable a un período cronológico específico (Nadal Mora 1949) su presencia constituye un excelente indicador para analizar, por ejemplo, el status social y económico de los dueños de la Estancia. Sin embargo, la disociación de los materiales de la estructura original del edificio y la pérdida de gran parte del registro que conformaban no permite evaluar la importancia que se le diera a tales azulejos (¿unos pocos como adorno del aljibe? ¿en gran cantidad como recubrimiento de las paredes de la cocina?). La mera recuperación del azulejo aislado no permite ajustar la interpretación del sitio como lo haría su análisis en un contexto integrado; el hallar la evidencia en pedazos nos impide entender más acabadamente el significado que dicho objeto tuvo dentro del sistema doméstico. Un caso semejante lo constituyen los ladrillos hallados en el sitio; su presencia contextualmente aislada nos brinda un tipo de información cualitativamente diferente de aquella potencialmente disponible a partir de estructuras integradas, como sería -en el caso de la estancia- la casa principal. Si bien hemos obtenido de los ladrillos datos sobre su procedencia, antigüedad y técnicas de fabricación, en razón de su desarticulación, nada podemos decir sobre, por ejemplo, la disposición interna de los ámbitos de la casa, las técnicas constructivas empleadas en su edificación, etc. Nuevamente, una parte del pasado se nos escapa, no por ausencia de objetos sino por la pérdida de la información contenida en la relación entre ellos. En el sitio Estancia Iraola, la ausencia de la casa como estructura articulada supuso una limitación fundamental en el acceso al pasado del lugar. La relevancia de la segunda categoría 15

Marco Giovanetti, Ana Igareta y Verónica Lema - Patrimonio en pedazos...

de registro antes propuesta -la de aquellos elementos susceptibles de brindar información solo si se mantiene la relación original entre las partes- se volvió evidente, tanto en lo que respecta a la interpretación arqueológica como en la construcción histórica del pasado y la memoria colectiva. Si bien los arqueólogos aprendemos a lidiar con la destrucción o fragmentación del registro a través de la exploración sistemática de múltiples líneas de evidencia, es necesario asumir que éstas no sustituyen la cantidad y calidad de información que aportaría el contexto original bien conservado. Adicionar nuevas técnicas de investigación implica tanto sumar información novedosa como incorporar nuevos problemas intrínsecos al método empleado (problemas de contaminación, muestreo, margen de error, etc.) que condicionan y hasta cierto punto limitan la validez del dato obtenido. Luego, los resultados que surgen a partir de la aplicación de tales técnicas deben ser integrados entre sí en un proceso que amplía los límites de la interpretación, pero que genera a la vez nuevos problemas en nuestro esquema de inferencias y deducciones. Sin embargo, la incorporación de nuevas líneas de evidencia no resuelve ni sustituye la ausencia del contexto original. La pérdida de dicha relación contextual implicará la adición de mayor cantidad de líneas de evidencia, las cuales, si bien pueden resultar enriquecedoras en ciertas situaciones, pueden también condicionar las explicaciones que podemos esbozar a partir de ellas. Es también muy importante no dejar de considerar que el alcance de nuestras interpretaciones siempre estará en función a las preguntas iniciales que nos hagamos sobre el registro, o sobre el pasado. Como vimos en las categorías previamente planteadas, el registro, fragmentado o no, podrá responder un conjunto limitado de preguntas más allá de las cuales habrá otras que será muy difícil responder. Por lo tanto, la destrucción del registro arqueológico seguramente implicará la pérdida 16

definitiva de cierto tipo de información, y es a partir de aquí que la aplicación de un conjunto diverso de técnicas que aporten a su vez diversas líneas de evidencia se hace necesario. Sin embargo, sin dejar de reconocer la importancia de aplicar múltiples técnicas para la recuperación de información de sitios muy alterados, entendemos que las mismas acarrean también un grado importante de incertidumbre. Nos enfrentamos entonces a un problema complejo: existe una porción de lo sucedido que irremediablemente se pierde u oscurece si la evidencia está en pedazos, información perdida que sesga nuestro conocimiento de la vida doméstica de los antiguos habitantes de la casa. Para comprender mejor lo previamente explicado desarrollemos un poco más un ejemplo antes mencionado. Si nos preguntáramos acerca de las técnicas constructivas que se aplicaron en la edificación de la Estancia Iraola, la presencia del casco de la misma nos daría un caudal de información que necesitaría de una cantidad limitada de inferencias para responder esta pregunta.Tendríamos presentes los materiales (ladrillos, argamasa, etc.), cómo fueron dispuestos los mismos (disposición de los ladrillos entre sí y con respecto al mortero usado para unirlos), relación de las distintas unidades (formas de unión entre muros, unión con el techo y/o cielorraso, etc.). Ahora bien, si estuviéramos en cambio ante la presencia de unos pocos muros aislados, este hecho nos llevaría a perder cierta información, como por ejemplo la relación de los mismos con la techumbre, información que si bien podría ser inferida por medio de otras técnicas, sería una forma indirecta –y en nuestra opinión, menos certera- de obtener respuestas. Si la destrucción fuera mayor (como es nuestro caso) hallaríamos ladrillos dispersos y concentraciones de cal y conchilla, por lo que deberíamos inferir si los primeros formaban parte o no de un muro, cómo se disponían en el mismo, y si las concentraciones de cal y conchilla actuaron o no como cementante (mortero). Un caso extre-

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

mo sería no hallar ladrillos enteros ni fragmentos reconocibles como tales y tener que aplicar análisis químicos de suelo, detectando la presencia de cal, de carbonato de calcio y diversas concentraciones de arcillas. En este caso deberíamos inferir que estos compuestos no forman parte de la composición original del suelo (en el caso de La Plata, el suelo es rico en arcillas y conchilla), que los mismos se corresponderían con los usados en materiales de construcción y que dichos materiales fueran acordes con los usados en el siglo XIX.A partir de ésto obtendríamos como dato los posibles materiales de construcción usados, perdiendo todas las otras relaciones contextuales de interés para analizar técnicas constructivas. Como puede apreciarse entonces, la presencia del registro integrado no implica obviamente la ausencia de inferencias para responder a nuestras preguntas, pero debemos reconocer que la progresiva destrucción del registro lleva a una mayor cantidad de inferencias y deducciones que si bien generan información válida, conllevan mayor incertidumbre.

CONCLUSIONES En la arqueología, la construcción del pasado se ha realizado a partir del estudio principalmente de los objetos, se encuentren éstos enteros o en pedazos. Es por ello que los arqueólogos estamos habituados a un trabajo minucioso de reconstrucción e interpretación. Sin embargo, no ocurre lo mismo con la construcción del pasado que hacen quienes no son arqueólogos, para quienes la presencia del objeto vuelve incuestionable la existencia de un pasado implicado en el mismo. Es aquí cuando la noción de patrimonio “integrado” toma fuerza a nivel social, al imponerse su presencia material en el presente. No se trata ya de una reconstrucción arqueológica de la historia -la gente no debe ser convencida, a partir de fragmentos aislados, de la existencia de algo que estuvo antes y ya no está- sino de que el pasado está integrado en una estructura

que se impone ante sus ojos dispuesto a ser interpretado en múltiples dimensiones. En el caso de la estancia Iraola, hemos podido apreciar cómo la desaparición de la estructura original afectó la construcción popular del pasado. No importa cuánto material hayamos recuperado hasta ahora, siguen siendo pedazos. A partir de esto nos preguntamos cuánto más convincente sería, a la hora de contar la historia temprana de La Plata, la existencia del edificio construido en 1857, donde la presencia del patrimonio “integrado” se impondría para materializar el pasado histórico en la memoria. Hemos podido establecer que el riesgo implicado en la fragmentación del patrimonio histórico es enorme si se tienen en cuenta las dificultades que reviste analizarlo en pedazos. Pese a los logros obtenidos, creemos necesario reconocer, desde la arqueología, las limitaciones de la disciplina a la que pertenecemos, admitiendo que incluso el análisis arqueológico más detallado es incapaz de reunir todas las partes. La preservación de estructuras de valor patrimonial es fundamental en un pueblo que pretende recuperar y conservar su pasado, dado que la arqueología solo es capaz de recuperar parte de la información. Como arqueólogos, intentamos evaluar la pérdida de información derivada de la destrucción del contexto relacional en que se encuentran inmersos originalmente los objetos. Si bien nos es imposible cuantificarla adecuadamente, una vez alcanzado el límite de potencial informativo de los fragmentos, reconocemos la imposibilidad de profundizar en la interpretación ante la ausencia de elementos integrados. Consideramos entonces que se vuelve materialmente imposible obtener más datos de ese patrimonio fragmentado. En el caso que nos ocupa, la desaparición de los principales edificios que integraron la estancia disminuyó las posibilidades de re17

Marco Giovanetti, Ana Igareta y Verónica Lema - Patrimonio en pedazos...

cuperación del sistema de relaciones sociales de la vida cotidiana, articulado originalmente alrededor de estos espacios físicos.

efectiva del pasado será la defensa de los marcadores de su existencia, ésto es, los bienes que conforman el patrimonio cultural.

El ejemplo de la demolición de un edificio histórico ocurrida hace tiempo, nos obligó a reflexionar sobre el aporte que la arqueología puede hacer a la protección y conservación del patrimonio cultural, permitiendo a partir de un caso concreto, una mínima proyección de las transformaciones que puede sufrir el patrimonio de no ser protegido. Los arqueólogos lidiamos habitualmente con el resultado de la destrucción, nadie mejor que nosotros para reconocer los beneficios de la conservación.

La respuesta a tal problemática no será sencilla de encontrar y probablemente no todo el mundo quede satisfecho, pero la complejidad de la situación no debe evitar la búsqueda de soluciones. Mientras tanto, y hasta que se establezcan los criterios de intervención en tal sentido, es recomendable ejercer políticas de conservación amplias, que nos permitan acceder a los diversos niveles de información posibilitados por la evidencia. Considerando lo que se ha destruido ya y cuanto nos falta aún por aprender sobre el pasado, no parece factible que los arqueólogos vayamos a quedarnos sin trabajo; no hace falta, entonces, generar más ruinas que trabajar a futuro.

Todo contexto material, entero o en pedazos, es susceptible de ser analizado arqueológicamente una vez que la dinámica de quienes lo generaron se transformó en pasado; la diferencia radica en las inferencias potenciales que cada uno de ellos permite generar. La conservación de un patrimonio integrado no responde a todas las preguntas que la arqueología puede hacerse, pero sí posibilita la construcción de respuestas más precisas.

CONSIDERACIONES FINALES No es posible conservar todo para siempre. En nuestro carácter de científicos que trabajamos con evidencia material nos encontramos ampliamente familiarizados con las dificultades implicadas en la conservación y preservación de restos materiales del pasado. Sin embargo, entendemos que el principal problema en la actualidad no pasa por dónde poner semejante volumen de objetos o por desarrollar la tecnología necesaria para almacenarlos adecuadamente. La problemática hoy, se centra en los criterios de elección, y selección, con respecto a qué bienes merecen ser conservados y cuales se aceptará que se destruyan a corto plazo. Independientemente del criterio que se decida emplear, la primera medida para la construcción 18

Recibido en Junio de 2004 Aceptado en Mayo de 2005

NOTAS 1 Para más detalles ver: Giovannetti et al. 2001; Igareta 2001; 2002; Igareta e Iglesias 2002; Giovannetti y Lema 2003.

BIBLIOGRAFÍA de Paula, Alberto 1987. La ciudad de La Plata, sus tierras y su arquitectura. Buenos Aires. Ediciones del Banco de la provincia de Buenos Aires. Giovannetti, Marco, Nicolás González Benegas, M. Teresa Iglesias y Verónica Lema 2001. Sitio Iraola: avances en el tratamiento de los materiales. Actas del XIV Congreso Nacional de Arqueología Argentina. Rosario. En prensa. Giovannetti Marco y Verónica Lema 2003. Circulación de bienes y patrones de descarte en la estancia Iraola. Actas del Segundo Congreso Nacional de Arqueología Histórica. En prensa.

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1 Igareta, Ana 2001. La destrucción de la Estancia Iraola: ¿reescribiendo la historia ?. Actas del XIV Congreso Nacional de Arqueología Argentina. Rosario. En prensa. 2002. La prehistoria de la historia: Arqueología histórica en el Paseo del Bosque de La Plata. Arqueología Histórica Argentina. Actas del I Congreso Nacional de Arqueología Histórica). pp:723-732. Mendoza, Ed Corregidor. Igareta, Ana y M. Teresa Iglesias 2002. Había una vez...anécdotas de la Estancia Iraola. Jornadas provinciales de patrimonio y vida cotidiana. C.E.P.E.I. www.gba.gov.ar/instituto_cultura/html/ primeras_jornadas.htm. Morosi, Julio 1999. Ciudad de La Plata. Tres décadas de reflexión acerca de un singular espacio urbano. Laboratorio de Investigaciones del Territorio y el Ambiente, Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires. La Plata. Nadal Mora, Vicente 1949. El Azulejo en el Río de la Plata - Siglo XIX. Buenos Aires. Publicación del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas. FADU, UBA. Salvadores, Antonino 1932. Fundación de la ciudad de La Plata (Documentos éditos e inéditos) con una introducción sobre “La federalización de Buenos Aires y la fundación de La Plata”. La Plata, Archivo Histórico de Provincia de Buenos Aires “Dr. Ricardo Levene”. Schávelzon, Daniel 1991. Arqueología histórica de Buenos Aires (I) : la cultura material porteña de los siglos XVIII y XIX. Buenos Aires, Editorial Corregidor. 1999. Arqueología de Buenos Aires. Buenos Aires, Emecé Editores. Tonni, Eduardo y Anahí Tonni 2001. Patrimonio paleontológico y arqueológico. Consideraciones sobre la integración del patrimonio cultural. Revista del Museo de La Plata, Vol. 3 - Nº 15 pp:23-29. La Plata, Editorial de la U.N.L.P.

El presente artículo fue elaborado como parte de un trabajo de investigación desarrollado entre los años 2000 y 2003 referido a la historia temprana de la ciudad de La Plata, y presentado en las Jornadas Provinciales de Patrimonio y Vida Cotidiana. Proyecto “Arqueología Histórica en el Bosque” (PAHB) Departamento Científico de Arqueología. Facultad de Ciencias Naturales y Museo. Universidad Nacional de La Plata (UNLP) - [email protected] * Marco Giovannetti egresó en el 2003 como Antropólogo de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Actualmente es Becario de Doctorado del CONICET, y su tema de investigación se refiere a la Instalación inkaica en el Shincal de Quimivil desde la explotación agrícola. ** Ana Igareta es Antropóloga egresada de la FCNyM, UNLP. Actualmente completa su Tesis Doctoral en el Departamento Científico de Arqueología de la UNLP, es Becaria de Posgrado del CONICET e investigadora del Centro de Arqueología Urbana de la UBA. Se ha especializado en el campo de la Arqueología Histórica y su tema de tesis se relaciona con las primeras instalaciones españolas en el NOA. *** Verónica Soledad Lema esgresó en el 2003 como Antropóloga de la FCNyM, UNLP. Actualmente es Becaria de Doctorado del CONICET, y su tema de investigación se relaciona con Los primeros pasos en la domesticación de especies vegetales en el NOA.

19

Marco Giovanetti, Ana Igareta y Verónica Lema - Patrimonio en pedazos...

Figura 1. El esquema representa la dinámica de transformación material que afecta al patrimonio a través del tiempo, y como las acciones de conservación pueden contribuir a minimizar los efectos del deterioro.

20

ARTÍCULOS

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

LA FORMACIÓN DEL REGISTRO ANTRACOLÓGICO: ESTUDIO ESTADÍSTICO DE LOS EFECTOS DE LAS TÉCNICAS ARQUEOLÓGICAS DE RECUPERACIÓN SOBRE CARBÓN VEGETAL Ivana Carina Jofré* RESUMEN Este trabajo proporciona datos experimentales acerca de la influencia de las técnicas arqueológicas de recuperación empleadas sobre restos de carbón vegetal. El testeo realizado sobre los conjuntos recuperados en el compuesto doméstico TC1 demostró que las técnicas de recuperación, ya sean éstas automatizadas o manuales, modelan en gran medida la formación del registro antracológico. Estos resultados fueron empleados como referentes para tomar decisiones en la investigación acerca de este registro. Además, esta experimentación otorga datos que pueden ser muy útiles para las investigaciones paleobotánicas, arqueobotánicas y paleoetnobotánicas que se planteen la recuperación y estudio de restos de carbón vegetal en sitios arqueológicos. Palabras claves: carbón vegetal, técnicas de recuperación, estrategias de muestreo, registro antracológico, procesos de formación.

ABSTRACT This paper gives experimental facts about the influences of archaeological techniques of recovery used in remains of vegetal charcoal remains. The test carried out on the assemblage recovered from the domestic compound TC1, demonstrated that the techniques of recovery, both automated or manuals, shape the formation of the antracologic record in a special way. These results were used as referents in order to make decisions about the study of this record. Also, this experimentation gives facts that can be useful for paleobotanic, archaeobotanic and paleoethnobotanic research that introducing the recovery and study of vegetal charcoal remains in archaeological sites. Keywords: vegetal charcoal, recovery techniques, sampling strategies, antracologic record, formation process

* Escuela de Arqueología. Universidad Nacional de Catamarca (UNCa). Maximio Victoria s/n Predio Universitario. Capital. Catamarca. CP 4700 - [email protected] Jofré, Ivana Carina. 2005. La formación del registro antracológico: Estudio estadístico de los efectos de las técnicas arqueológicas de recuperación sobre carbón vegetal. La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes 21 Investigadores en Arqueología. 1:21-41. Buenos Aires

Ivana Carina Jofré - La formación de registro antracológico...

PRESENTACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN: ARQUEOLOGÍA DEL FUEGO La ‘‘arqueología del fuego’’ es un término acuñado en esta investigación para denominar a una teoría y una metodología de trabajo específicos, dirigidas a estudiar los restos arqueológicos de combustiones, con el fin de interpretar prácticas sociales pasadas. Se parte del supuesto de la materialidad de las prácticas sociales, para plantear una investigación en donde los restos arqueológicos, en tanto cultura material, son vistos como la expresión de acciones. En tal sentido, se propuso poner a prueba la capacidad de los restos arqueológicos de antiguos fuegos del compuesto doméstico TC1, en el sitio arqueológico Tebenquiche Chico, para aportar información en el estudio de la vida doméstica de los grupos sociales del pasado, y explorar ciertos aspectos de su organización doméstica a nivel espacial y temporal, en su dimensión política y social. Para realizar el estudio de los macrorrestos vegetales carbonizados dentro del sitio arqueológico se optó por una línea de análisis que aporta una técnica adecuada a la problemática. La antracología es una técnica según la cual se realizan análisis microscópicos de carbones vegetales, que comprende también su posterior análisis interpretativo. En América, y especialmente en su extremo sur, la antracología no es una línea de investigación demasiado conocida, como sí lo ha sido en Europa donde tiene, ya a esta altura, una larga tradición. Inclusive, la antracología es reconocida en el ámbito hispano-francés como una línea de análisis independiente que tiene una técnica apoyada por una teoría. Mientras que en el medio anglosajón, el estudio de los carbones arqueológicos se integra al resto del material botánico de forma indistinta (Piqué i Huerta 1999). La realización de una ‘‘arqueología del fuego’’ implicó poner en marcha una meto22

dología de trabajo que unificó diferentes niveles de análisis. Estos niveles de análisis son: el nivel macro-ambiental fitogeográfico, el nivel etnográfico o analógico relacional, el nivel arqueológico estratigráfico y el nivel microscópico antracológico. Puede aún incluirse un nivel más, que podría denominarse nivel metaarqueológico, introducido para estudiar las prácticas arqueológicas del trabajo de campo que actúan para conformar el registro arqueológico. De esta manera, la metodología de esta investigación se dividió en varias partes y abarcó las siguientes tareas: - el reconocimiento y descripción del paisaje fitogeográfico de estudio, y recuperación de muestras vegetales comparativas; - observaciones etnográficas realizadas en una comunidad campesina de Antofalla, que habita actualmente en la cuenca de estudio; - la evaluación de la estrategia de muestreo y las técnicas de recuperación empleados sobre los restos antracológicos del sitio; - el análisis e interpretación de los restos de carbón vegetal a nivel estratigráfico, utilizando técnicas cualitativas y cuantitativas; -y el análisis e identificación taxonómica al microscopio de los fragmentos de carbón de leña. En este trabajo sólo se referirá a la sección de la metodología de trabajo por la cual se realizó una evaluación de las estrategias de muestreo y de las técnicas de recuperación en el sitio, con el objetivo de demostrar cómo las prácticas arqueológicas modelan el registro antracológico. También para proveer una herramienta metodológica que pueda servir en el futuro a investigaciones paleobotánicas, paleoetnobotánicas y arqueobotánicas que decidan emprender el estudio de este tipo de restos.

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

PROCESOS DE FORMACIÓN EN LAS INTERPRETACIONES ANTRACOLÓGICAS: SU DISCUSIÓN Es fundamental la valoración contextualizada de los procesos de formación de un sitio arqueológico para obtener información más completa de sus procesos de formación, y poseer así datos que permitan interpretar las distribuciones y composición de carbones identificados (Rodríguez Ariza 1993). La metodología de excavación del sitio estudiado juega un papel principal en esta tarea y, en última instancia, de su nivel de resolución dependerá la interpretación otorgada a los conjuntos de carbones recuperados. Algo importante a tener en cuenta es la elección del método de recuperación del carbón de los sedimentos. Es fundamental ponderar, en una primera instancia de la excavación, las características del carbón en el yacimiento y la naturaleza de los sedimentos en los que éste se encuentra enterrado, para garantizar un diseño de muestreo ajustado a la problemática de los conjuntos estudiados (Rodríguez Ariza 1993). Los agentes que afectan los conjuntos arqueológicos, luego de su deposición, también tienen efecto sobre los restos de combustiones. Estos efectos pueden ser mayormente de orden físico; como las inclusiones de restos carbonizados provenientes de lugares diversos, dentro y fuera del sitio. Es importante tener presente la tanatocenosis del conjunto, es decir, que se trabaja con un conjunto de restos que se ha fosilizado en el mismo lugar pero que no necesariamente ha vivido conjuntamente (Piqué i Huerta 1999). Generalmente, se considera que los carbones dispersos en un nivel arqueológico han sido acumulados durante toda la duración de la ocupación y que, por lo tanto, proceden de la dispersión de todas las combustiones allí realizadas (Grau Almero 1992; Piqué i Huerta 1999). Pero puede suceder que algunos factores afectaran a la distribución final de carbones dentro del nivel y pudieran producir,

así, áreas de representación diferencial (Piqué i Huerta 1999). Las propias tareas de mantenimiento de los pisos de ocupación formatizan, y pueden dar origen a una determinada distribución de los restos excavados. Los procesos posteriores a la deposición también pueden afectar la forma y tamaño de los restos de carbón. El carbón es inmune a la descomposición biológica y, también se preserva muy bien de la acción de agentes químicos. Aunque no se descarta que las concreciones calcáreas o salinas, en algunos casos, puedan afectar la estructura anatómica del mismo e impedir su identificación (Piqué i Huerta 1999). Si bien estos agentes no destruyen al carbón, este último es más sensible que la madera a la acción de los agentes mecánicos. Por eso, los carbones son más frágiles que otros conjuntos arqueológicos, se fracturan y pulverizan fácilmente por la presión de los sedimentos, golpes y movimientos (Piqué i Huerta 1999). Las prácticas arqueológicas de recuperación son parte de los procesos posteriores a la deposición, y su estudio y análisis es poco tratado en la bibliografía arqueológica. Las técnicas de recuperación utilizadas por los arqueólogos en el campo provocan efectos mecánicos sobre los restos de carbón, que pueden modificar particularmente el tamaño de los fragmentos. Otro efecto concomitante de las prácticas de recuperación es la formación del registro mismo a través de los métodos de muestreo de carbón. No son muy disponibles en la bibliografía arqueológica los estudios específicos sobre la magnitud o grado de incidencia que tienen las técnicas de recuperación y muestreo sobre los conjuntos de carbón recuperados en sitios arqueológicos, pero su observación y testeo pueden ayudar a encontrar índices de corrección que ayuden a la comprensión de los procesos de formación de este tipo de registro como se verá en el presente trabajo. 23

Ivana Carina Jofré - La formación de registro antracológico...

Incidencia de las técnicas arqueológicas de muestreo en los conjuntos de carbón

ha prestado demasiado interés a los procesos de formación de este tipo de registro.

Por razones de orden técnico y práctico, como el tamaño, el estado de conservación deficiente de los restos, o el volumen o cantidad de los mismos es imposible recuperar todos los restos de carbón de un sitio arqueológico, al igual que puede suceder con otros restos arqueológicos (Piqué i Huerta 1999).

Por estas razones es preciso diseñar un muestreo cualitativo y cuantitativo lo suficientemente representativo de los conjuntos de carbón en las áreas temporales y espaciales del sitio arqueológico estudiado. Las estrategias de muestreo empleadas sobre los restos de carbón en un sitio están en función de los planteamientos y objetivos del proyecto arqueológico general, aunque también dependerán, en buena medida, de las particularidades de los depósitos del sitio excavado, por lo cual el muestreo será siempre ajustable a cada caso arqueológico (Piqué i Huerta 1999).

El diseño de las estrategias de muestreo dependerá del tipo de excavación realizada, esto es: si se trabaja con métodos de excavación verticales que utilizan niveles estratigráficos artificiales o naturales, o si se trabaja mediante una estrategia de área abierta con una técnica estratigráfica no arbitraria (Spence 1990; Harris 1991; Carandini 1997; Haber 1996, 1999a; D’Amore 2002; Roskams 2003). Porque como lo menciona Piqué i Huerta (1999), la toma de decisiones sobre el muestreo de carbón no puede estar al margen de los objetivos generales de la investigación. La autora sostiene que la preocupación por la necesidad de muestrear adecuadamente el carbón encontrado en los sitios arqueológicos es una preocupación muy reciente en las investigaciones. Afirma que, en gran parte, esto es debido a la realización de procedimientos de excavación no extensivos que dan prioridad a la secuencia estratigráfica vertical, más que a los pisos de ocupación; y también a que sólo se recoge una muestra aleatoria de los carbones procedentes del sedimento de las áreas de combustión para realizar dataciones radiocarbónicas, sin prestar interés a problemáticas proporcionadas por el registro antracológico. En nuestro país, esta situación no es muy diferente, y generalmente, las investigaciones arqueológicas suelen desestimar las particularidades del registro antracológico, por desconocer su potencial arqueológico de información. Esta es la razón por la cual no se 24

Por su parte, las formas de recuperación de carbón en sitios arqueológicos pueden ser llevadas a cabo por medio de distintas técnicas, las cuales deben complementarse dentro de las estrategias de muestreo. Las técnicas de recuperación dependerán de las características físicas del conjunto de fragmentos a muestrear (tamaño, dureza, cantidad), y pueden ser clasificadas en: Técnicas manuales o mecánicas de recuperación de carbón Son aquellas en las cuales se utilizan procedimientos de recolección mecánicos y selectivos que pueden realizarse manualmente con el uso de pinzas o a mano. Roskams (2003) afirma que la recuperación manual no es una técnica muy digna de confianza, debido a que recupera sólo una parte de los materiales en los sedimentos, y por ello suele proporcionar una representación sesgada de estos. Inclusive, menciona investigaciones que sugieren que hasta el 85 % de ciertos hallazgos puede perderse usando tales procedimientos. Pearsall (1989) señala también las deficiencias de esta técnica y comenta algunas de las causales, como por ejemplo, el interés, experiencia y capacidad visual del arqueólogo por sobre los tipos y tamaños de restos a recuperar.

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

Técnica de recuperación por tamizado o cribado En seco. Se trata de un procedimiento por medio del cual se realiza la recuperación de carbón a través del cribado o tamizado en seco de los sedimentos extraídos de la excavación. Esta técnica es aconsejable para atender de forma más sistemática grandes volúmenes de material (Pearsall 1989), especialmente, cuando los sedimentos son sueltos y arenosos. En este caso, el tamaño de apertura de la malla empleada afecta directamente a la cantidad y carácter del material recuperado (Pearsall 1989; Oliszewski 1999; Roskams 2003). El tamizado de sedimentos también conlleva la recogida de los materiales a mano, es decir por acción mecánica, una vez que estos quedan atrapados en la malla. Por ello, los resultados de la recuperación también pueden ser sesgados. En húmedo. Es el tratamiento de sedimentos en medios húmedos con utilización de una criba. El empleo de la criba húmeda puede realizarse por diferentes medios, existen varios métodos rudimentarios (Roskams 2003). El más utilizado es aquel en el que se vierten los sedimentos en una criba o tamiz, aplicando posteriormente una corriente de agua adaptada con un rociador en su extremo, que posibilita un chorro de ducha fino para la separación de sedimento sin una agresión excesiva (Buxó 1997). Esta técnica de recuperación es eficaz para trabajar grandes volúmenes de sedimentos, aunque se ve limitada por la selección manual o mecánica, al igual que las técnicas anteriores. Técnica de recuperación por flotación A diferencia de las otras técnicas mencionadas, esta es una técnica de recuperación automatizada que no está mediada por la selección manual. Es recomendable su utilización para el manejo de grandes volúmenes de sedimentos ricos en materiales arqueológicos y, especialmente, para el tratamiento de suelos arcillosos o, si se desea recuperar fragmentos livianos muy pequeños (Pearsall 1989; Buxó

1997; Roskams 2003). La técnica de flotación se fundamenta en la baja densidad de los fragmentos en el agua (Struever 1968), siendo muy eficaz para la recuperación de carbón y otros restos livianos. Los dos tipos de flotación más utilizados son: Flotación manual simple. Consiste en el vaciamiento del sedimento tratado en una cubeta con agua. Allí, la agitación manual del sedimento permite separar los restos de menor densidad, que por decantamiento se vierten en una columna de tamices exterior o con ayuda de un colador de mano (Struever 1968; Buxó 1997). Los tamices empleados pueden tener aperturas de mallas de diferentes tamaños, según se requiera, aunque por lo general se utilizan mallas entre 4 y 0,5 mm. Los sedimentos con inclusiones arqueológicas también pueden ser sumergidos en cuerpos de agua en movimiento (acequia, río, mar) (Pearsall 1989). Como lo señalara Pearsall (1989), los sistemas manuales de flotación son de bajo costo pero implican un procedimiento de trabajo intensivo y cansador que, además, puede ser poco riguroso y que puede provocar una recuperación incompleta. Flotación con ayuda de una máquina. Se realiza en un recipiente con gran capacidad conectado a una corriente de agua que se mezcla gracias a la entrada de aire generada por un compresor, o por inyectores, que provocan una turbulencia en el interior del contenedor (Wagner 1982; Pearsall 1989; Buxó 1997). De esta forma se genera una corriente que acelera el proceso de separación por densidades y hace flotar los fragmentos menos densos (en este caso carbón), los cuales también son vaciados en tamices de diferentes aperturas de mallas ubicados en el exterior del contenedor. Los restos más densos que no flotan van a parar junto con los sedimentos al fondo del contenedor, en donde también se recuperan por medio de mallas. La técnica de flotación por medio de la utilización de una máquina flotadora es uno de los métodos más eficaces para recuperar grandes volúmenes 25

Ivana Carina Jofré - La formación de registro antracológico...

de carbón, aunque todavía no se han estudiado demasiado las influencias de esta técnica sobre el aspecto físico de estos fragmentos. Otro problema que puede presentar la técnica es el alto costo económico de los insumos requeridos para su realización. No obstante, la ventaja más notable de los sistemas automatizados de flotación es que son más eficientes en términos de peso o volumen de sedimento procesado por hora y por operador (Pearsall 1989). Estas técnicas y métodos de recuperación manuales y automáticos de flotación pueden requerir la utilización de soluciones químicas para tratar sedimentos particulares y facilitar la separación de densidades otorgando menor densidad a los objetos flotantes o dispersando la matriz sedimentaria (Struever 1968; Wagner 1982). Por ejemplo, puede utilizarse ácido clorhídrico (HCl) -al 10 %- para remover carbonatos de calcio, o hexametafosfato para suspender arcillas. Struever (1968) utilizó una solución de cloruro de zinc (Zn Cl2) para separar restos vegetales de restos óseos, acentuando la densidad de estos últimos.

EL CASO DE ESTUDIO: TEBENQUICHE CHICO, EL COMPUESTO DOMÉSTICO TC1 El sitio arqueológico Tebenquiche Chico se ubica en la quebrada homónima en el Departamento de Antofagasta de la Sierra, Provincia de Catamarca, Argentina (Figura 1). Este sitio ingresa a la bibliografía arqueológica en 1955 (Krapovickas 1955). Recién en el año 1989 comienzan las investigaciones arqueológicas dirigidas por Haber (Haber 1999a, 1999b, 2000, 2001a, 2001b). Tebenquiche Chico 1 (TC1) es un compuesto doméstico que se halla en la terraza Este de la quebrada de Tebenquiche Chico, sobre el 26

borde de la barranca del curso de agua. Está conformado por cinco espacios delimitados. El compuesto posee dos recintos habitacionales contiguos (TC1 A1 y TC1 A2), comunicados por un vano con orientación Este-Oeste y rodeados por muros dobles con mortero y también muros de contención. A los recintos habitacionales se accede por medio de un pequeño patio. También existen hacia el Oeste dos espacios delimitados por una pared más baja (TC1 A3 y TC1 A4), grandes y pequeñas parcelas hacia el Este y Sudeste (, < 353>, , , < 357>, < 361> y < 591>) (Quesada 2001), y otras hacia el Oeste, sobre la barranca, (, , y ), las cuales eran provistas de agua por canales terciarios (, y ) que toman agua del río (vega) (Quesada 2001). A través de estas características físicas generales del compuesto doméstico TC1 se interpretó que la construcción de la casa en el sitio obedecía a situaciones mucho más amplias en relación con la apropiación y usufructo de la tierra y el agua (Haber 1999a). La reproducción de la unidad campesina estaba relacionada estrechamente a esta apropiación de los recursos fundamentales para la actividad agrícola (Haber 1999a; Gastaldi 2001; Quesada 2001) y, así, la tierra y el agua representaron eficazmente los medios para la construcción de un paisaje cultural. Este compuesto doméstico fue seleccionado como caso de estudio por poseer una estratigrafía revisada y apoyada por una investigación específica (D’Amore 2002), situación que facilitó la interpretación estratigráfica de los restos de carbón de leña allí encontrados. Dentro de TC1 se hallaron restos de carbón contenidos en depósitos sedimentológicos interpretados como pisos de ocupación, pozos excavados dentro de las habitaciones, morteros y juntas de muros de la casa, y en depositaciones de derrumbes de rellenos de muros. Los restos de carbón se hallaron formando concen-

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

Figura 1: Mapa geopolítico de la Puna de Atacama Argentina. Se señala la ubicación del sitio Tebenquiche Chico en el extremo Noroeste del Salar de Antofalla.

traciones importantes, y otras veces se hallaron en forma de dispersiones poco visibles. Las dispersiones y concentraciones de carbón, muchas veces, estaban asociadas a cenizas y otros restos quemados. Por lo cual, dadas las características de este tipo de restos, entre otras cosas, tan común entre los desechos culturales de TC1, se emprendió la tarea de realizar un estudio que contemplara el análisis de las distribuciones y composiciones de carbón en ambas habitaciones excavadas de la casa. Fueron varios los elementos que debieron ser tenidos en cuenta, y controlados, a fin de lograr un estudio que pudiera dar más indicios

sobre las formas de vida de los grupos sociales que habitaron este espacio doméstico. Entre estos elementos se contaba, primeramente, que se trataba de fragmentos de carbón de muy pequeño tamaño, algo esperable dado que el paisaje circundante de la quebrada esta compuesto de especies vegetales arbustivas de poco porte. El tamaño, e inclusive, la integridad física de estos fragmentos de carbón proponía muchos interrogantes que no poseen demasiado correlato en la bibliografía arqueobotánica o paleobotánica conocida, puesto que la mayoría de esos estudios arqueológicos tratan con restos de carbón de madera de árboles, excepto en un caso de 27

Ivana Carina Jofré - La formación de registro antracológico...

Figura 2: Cronología de TC1. Las cajas sólidas indican las calibraciones de los acontecimientos cronoestratigráficos (ACE) de TC1 con 68,2% de confianza, y las líneas con 95,4% de confianza; las cajas blancas indican las calibraciones de las fases cronoestratigráficas (FCE) de TC1 con 68,2% de confianza, y las líneas con 95,4% de confianza. Las bandas negras del fondo del cuadro indican períodos de desocupación del compuesto doméstico; las blancas, períodos de ocupación; el pasaje de grises indica el grado de precisión del límite entre períodos. A la derecha se señalan los períodos 0 (previo a la construcción), 1 (de ocupación), 2 (de desocupación), 3 (de reocupación) y 4 (de desocupación); también figuran los principales eventos vinculados a la ocupación (extraído de Haber 1999a: figura 5:85).

estudio (Marconetto 2002). Esta situación planteó la necesidad de proponer metodologías y técnicas propias. Así se decidió primeramente investigar las características de este registro vegetal. 28

METODOLOGÍA DEL TRABAJO DE CAMPO Las tareas de recuperación de los restos de carbones en el recinto habitacional del

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

compuesto doméstico TC1 fueron realizadas entre los años 1995 y 19991. De manera que, la metodología de este trabajo debió adecuarse a las técnicas y metodología de excavación utilizadas en el sitio desde los comienzos del trabajo de campo. Las excavaciones en TC1 fueron realizadas teniendo en cuenta los planteamientos de Harris (Harris 1991), a través de una estrategia de área abierta y una técnica estratigráfica no arbitraria (Spence 1990; Haber 1996, 1999a; Carandini 1997; D’Amore 2002; Roskams 2003). Por medio de esta metodología de trabajo de campo adoptada fue posible en la excavación la identificación de unidades estratigráficas como potenciales resultados de acciones materiales (Haber 1999a). Hay que destacar que una ventaja que posee esta metodología de excavación es que provee un registro muy completo, que resulta muy eficaz para ayudar a visualizar y, posteriormente, interpretar y reconstruir en el laboratorio procesos de formación del sitio y de sus componentes arqueológicos. Cabe mencionar que la matriz sedimentaria en la cual estaban contenidos los restos arqueológicos de TC1 puede ser descripta genéricamente como sedimento suelto y poco compacto, de grano grueso a fino con cierta proporción de guijarros, arena fina y mediana. Se destaca el alto porcentaje de sales y el escaso contenido orgánico de estos suelos. Aunque hay que aclarar que cada contexto posee una descripción sedimentológica particular que lo define como unidad estratigráfica junto a sus inclusiones arqueológicas2. En la metodología de excavación adoptada se priorizó la recuperación exhaustiva y completa de los materiales, para contar a futuro con información que proporcionara, lo más detalladamente posible, datos sobre la naturaleza arqueológica del sitio bajo estudio. Se empleó una estrategia de muestreo de carbón total o maximal (Piqué i Huerta 1999). Para ello se utilizaron varias técnicas de recuperación de distintas características. Los

métodos de recuperación empleadas fueron las siguientes: a) Recuperación mecánica por medio de la técnica manual in situ en excavación (con ayuda de pinzas). b) Recuperación mecánica por medio de la técnica de tamizado manual en seco o cribado de sedimentos. c) Recuperación automática por medio de técnicas de flotación o lavado de sedimentos con ayuda de una máquina flotadora. a) Los carbones recuperados de forma manual fueron registrados en planta y en planillas como: “muestra de elemento único” y “hallazgo”. Las muestras de elemento único fueron registradas individualmente en planillas estandarizadas, con la intención de crear un buen registro de los restos de carbón destinados al análisis radiocarbónico específicamente. En estas planillas se registraron su localización en planta, cotas de altura, características de la muestra dentro del depósito, etc. Mientras que los restos de carbón tomados como muestras de hallazgo incluyen, en general, restos aislados de poco volumen para fechar. Estas muestras de hallazgos fueron registradas en planillas estandarizadas con información sobre cotas y coordenadas en planta. b) También se destinó una muestra sistemática de cada contexto3 para ser tamizada en seco en una zaranda fina de malla metálica con una abertura de 2 mm. El resto del sedimento extraído de la excavación se destinó a zaranda gruesa, la cual poseía una malla de 3 mm de abertura. Los carbones recuperados de zaranda fueron también embalados y rotulados con sus pertinentes referencias de procedencia. Las muestras de sedimento tomadas para flotación, zaranda fina, y zaranda gruesa, fueron registradas también en una planilla de conteo de muestras. c) En cada contexto definido se tomó el primer balde retirado (7 litros) como una muestra 29

Ivana Carina Jofré - La formación de registro antracológico...

sistemática de sedimento para ser sometida a flotación. En contextos con un alto contenido de material orgánico se lo destinaba en su totalidad a zaranda fina y flotación. La flotación de cada muestra de sedimento se realizó mediante una máquina de flotación, adaptada a las condiciones de trabajo en el campo4. Por último los carbones recuperados en la flotación fueron embalados y rotulados, según provenían de la fracción pesada (bastidor con una malla de 3 mm en el fondo de tambor), fracción gruesa (tamiz con una malla de 3 mm) y fracción fina (tamiz con una malla de 2 mm), manteniendo las referencias de su respectiva procedencia dentro de la excavación. Cada muestra de sedimento llevada a flotación, ya sea conteniendo sedimento con carbón, ceniza u otros materiales orgánicos, fue registrada en una planilla con un dibujo en planta del lugar de su recuperación, coordenadas de hallazgo, datos sobre el volumen de sedimento de la muestra, el tipo de material arqueológico que contiene, el contexto de pertenencia y observaciones generales sobre el mismo, la fecha de recuperación, y también observaciones sobre las condiciones de recuperación.

Tipos de RECUPERACIÓN muestras MANUAL según la Elemento Hallazgo técnica único (ml) (ml) Intervalo 0 (< 0.9 mm) 4.2 0 Intervalo 1 (1 a 1.9 mm) 4 0.1 Intervalo 2 (2 a 4.7 mm) 22 2.1 Intervalo 3 (4.8 a 6.2 mm) 52.4 16.6 Intervalo 4 (6.3 a 9.4 mm) 42.3 24.5 Intervalo 5 (> 9.5 mm) 22.2 15 Totales

147.1

58.3

ANÁLISIS DE LABORATORIO.TESTEO DE LASTÉCNICAS DE RECUPERACIÓN Se registraron 1230 muestras arqueológicas vegetales procedentes de TC1 en una base de datos informática (Microsoft Acces 2000). De este número sólo se tomaron para este estudio 1026 muestras de carbón -o antracológicasdebido a que no todas las muestras contenían carbón, y además se desestimaron todas aquellas muestras de carbón con procedencia dudosa dentro del sitio. A simple vista eran notables las diferencias existentes entre los diferentes tipos de muestras originadas por cada técnica. Esto alertó acerca de la naturaleza del muestreo y de las cualidades particulares que le imprimía al registro antracológico. Por este motivo, se diseñó una prueba experimental que comparara las fracciones en cada muestra de carbón recuperadas por las distintas técnicas. De manera que se realizó una experiencia en laboratorio que consistió en tamizar una muestra representativa de carbón proveniente de TC1 (Tabla 1).

TAMIZADO Fino (ml)

FLOTACIÓN

Grueso Fracción Fracción liviana- Fracción liviana(ml) pesada (ml) gruesa (ml) fina (ml)

0

3.7

0

64.6

25.8

0.4

5.9

0

464

248

4.2

43.7

0.4

603

24.9

15.9

118

0.8

139

8

16.6

124

0

62.2

4

22.8

58.1

0

10.7

0

59.9

353.4

1.2

1343.5

310.7

Tabla 1: Resultados del tamizado experimental realizado en el laboratorio.

30

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

Se tamizaron 139 muestras de carbón, pertenecientes a 14 contextos diferentes de la matriz estratigráfica de TC1. Estos contextos tenían diferentes características e historias de formación y poseían muestras de carbón recuperadas por las distintas técnicas. El objetivo de esto era explorar los factores que pudieron influir en la formación de los fragmentos, en lo que a sus volúmenes y grados de fragmentación se refiere. Cada muestra de carbón fue cribada en una columna de cinco tamices metálicos, de diferentes amplitudes de aberturas en sus mallas. Las amplitudes de abertura de los tamices son medidas en pulgadas y milímetros, en este caso se eligieron tamices con mallas acordes al tamaño promedio de los fragmentos de carbón recuperados en TC1. Los intervalos fueron estimados de acuerdo a la medida de cada malla de tamiz empleado. Estos últimos son de uso sedimentológico y son fabricados con medidas estándar. Posteriormente se graficaron las distribuciones de las mediciones obtenidas, para eso, el primer paso fue obtener un promedio de las distribuciones de fracciones de carbón, en cada tipo de muestra de un contexto particular. Fueron seleccionados dos casos de los 14 contextos que fueron incluidos en la muestra tamizada en laboratorio: los contextos [28] y [29].

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 1: Distribuciones de Carbón en una muestra de elemento único: [28] n=6,4 ml

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 2: Distribuciones de Carbón en una muestra de hallazgo: [28] n=1,6 ml

es platicúrtica o de cola corta. Puede decirse entonces que la moda (o el intervalo modal) es más típico7. Sin embargo en la muestra de elemento único el grado de curtosis es mayor, ya que posee una cola leptocúrtica. El intervalo modal es menos típico. Las dos distribuciones son negativas, es decir que sus colas están orientadas hacia la izquierda o valores menores.

Contexto [28] Al observar las distribuciones de las muestras de carbón recuperadas mecánicamente por técnicas manuales, estas son de elemento único y hallazgo (Gráficos 1 y 2), se aprecia que ambas poseen volúmenes pequeños, siendo sensiblemente mayor la distribución de elemento único. Es decir que en ambas distribuciones los valores medidos en ml de carbón son valores pequeños. La moda5 en las dos distribuciones es el intervalo cuatro. En la muestra de hallazgo, la dispersión6 de las mediciones es poco importante, por ello tiene menor grado de curtosis y su distribución

La muestra de tamizado fino tiene mucho menos volumen que la muestra de tamizado grueso (Gráficos 3 y 4). La moda de la muestra de tamizado fino es el intervalo cuatro y, la cola de su distribución se inclina hacia la izquierda. Por su parte, la muestra del tamizado grueso tiene a al intervalo tres como moda, y su distribución es positiva, es decir que su cola se dirige, contrariamente a la muestra anterior, hacia la derecha, donde se hallan las fracciones de tamaños mayores. La distribución de la muestra de fracción liviana-fina de flotación tiene su moda en el 31

Ivana Carina Jofré - La formación de registro antracológico...

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 3: Distribuciones de Carbón en una muestra de tamizado fino: [28] n=5,2 ml

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 4: Distribuciones de Carbón en una muestra de tamizado grueso: [28] n=23 ml

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 5: Distribuciones de Carbón en una muestra de fracción liviana-gruesa de flotación: [28] n=10 ml

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 6: Distribuciones de Carbón en una muestra de fracción liviana-fina de flotación: [28] n=10,4 ml

intervalo uno y, la fracción gruesa en el intervalo 2 (Gráficos 5 y 6). Ambas distribuciones son positivas. La distribución de la fracción liviana-gruesa es leptocúrtica, y la distribución de la fracción fina es platicúrtica y su intervalo modal más típico. Contexto [29] Este contexto no posee carbón recuperado por la técnica de hallazgo. En tanto, la muestra de elemento único tiene su moda en el intervalo tres y una distribución positiva (Gráfico 7). Las dos muestras de tamizado tienen volúmenes de carbón muy dispares. La muestra de tamizado fino tiene un volumen casi despreciable, en cambio la muestra de tamizado grueso tiene un mayor volumen (Gráficos 8 y 9). La moda de la muestra de tamizado fino es el intervalo cuatro y la de tamizado grueso el intervalo tres. La distribución de la fracción fina es platicúrtica y tiene un intervalo modal más

32

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 7: Distribuciones de Carbón en una muestra de elemento único: [29] n=18 ml

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 8: Distribuciones de Carbón en una muestra de tamizado fino: [29] n=2,6 ml

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 9: Distribuciones de Carbón en una muestra de tamizado grueso: [29] n=45,2 ml

típico, mientras que la otra distribución es leptocúrtica.Ambas distribuciones coinciden en un solo punto, las dos son negativas. La muestra de la fracción fina de flotación tiene su moda en el intervalo uno y, la fracción gruesa en el intervalo dos (Gráficos 10 y 11). En la fracción fina la distribución es platicúrtica y la moda más típica, en cambio en la fracción gruesa la distribución es leptocúrtica y la moda menos típica. Las dos distribuciones son positivas.

En los gráficos expuestos se observó que las distribuciones de las muestras son variadas; sin embargo, presentan tendencias. Así, las muestras recuperadas por técnicas manuales tienen modas que varían entre los intervalos que comprenden las siguientes medidas: 4,8 mm a 6,2 mm y 6,3 mm a 9,4 mm.Y por otra parte, las muestras recuperadas por la técnica de flotación presentan siempre (en sus dos fracciones) modas centradas en los intervalos que comprenden las siguientes medidas: 1 mm a 1,9 mm y, 2 mm a 4,7 mm, respectivamente. Otra tendencia, es la dirección de las colas de las distribuciones. En el caso de las muestras donde se aplicó la selección mecánica, las distribuciones son negativas. Donde se aplicó la recuperación automatizada por la técnica de flotación, las distribuciones son positivas. A su vez, se destaca que entre los dos contextos ([28] y [29]) existen diferencias notables entre los volúmenes de las muestras. El contexto [28] posee muestras con escasos volúmenes, que no superan los 20 ml. En cambio, el contexto [29] posee muestras de carbón con volúmenes mayores, que alcanzan hasta los 300 ml. Segunda parte del testeo de las técnicas de recuperación en laboratorio

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 10: Distribuciones de Carbón en una muestra de fracción liviana-fina de flotación: [29] n=130,2 ml

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 11: Distribuciones de Carbón en una muestra de fracción liviana-gruesa de flotación: [29] n=592 ml

Se continuó explorando estas diferencias observadas en todas las muestras de carbón. Para ello, las 139 muestras de carbón tamizadas en laboratorio fueron agrupadas según su técnica de recuperación para graficar las distribuciones promedio en cada tipo de muestra en TC1. Comparando los Gráficos 12 y 13 puede verse que los fragmentos que se encuentran en las muestras de elemento único y en las muestras de hallazgo tienen modas centradas en los intervalos tres y cuatro, respectivamente. Por su parte, las distribuciones de las mediciones no son iguales en los dos casos. Las muestras de hallazgo poseen un volumen total menor y una distribución con menos grado de curtosis que las muestras de elemento único. 33

Ivana Carina Jofré - La formación de registro antracológico...

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 12: Distribuciones de Carbón en una muestra de elemento único: [28] y [29] n=147,1 ml

Intervalo 0 (9.5 mm)

Seguidamente se compararon las distribuciones de volúmenes de fracciones de carbón en el conjunto de muestras de tamizado fino y tamizado grueso (Gráficos 14 y 15). Ambas distribuciones son negativas también. La distribución de las muestras de tamizado fino tiene menor volumen que la de tamizado grueso. Esto podría corresponderse con la dificultad de recuperar de la malla fina y con pinzas, partículas muy pequeñas de carbón. Las muestras del tamizado fino tienen una moda de fragmentos que se halla en el intervalo cinco, de tamaños mayores a 9,5 mm. Por otra parte, la moda de las muestras de tamizado grueso se encuentra en el intervalo cuatro. Según esto, no ocurre una separación de fracciones en los tamices de los dos tipos de muestras. Esto es así, porque se trata de dos tamices diferentes que no fueron aplicados a una misma muestra, y a los cuales se les realizó la técnica manual de recuperación con pinzas. Por este motivo, aunque se trata de mallas de diferente medida

Gráfico 13: Distribuciones de Carbón en una muestra de hallazgos: [28] y [29] n=58,3 ml

Ambas distribuciones son negativas. Para saber si estas diferencias observadas en las distribuciones graficadas eran significativas se averiguó si las muestras de carbón, recuperadas como elemento único y muestras de hallazgo (Gráficos 12 y 13), pertenecen a la misma población8. Se aplicó el test de significación estadística de KolmogorovSmirnov 9 y se obtuvieron los siguientes resultados: con un nivel de significación de 0,05, la mayor de las diferencias observadas es igual a 0,240, y la diferencia derivada teóricamente necesaria para rechazar la H0 (hipótesis nula o de la no diferencia) es de 0,210. Como resultado, y dado que la diferencia obtenida de las dos distribuciones es mayor que la diferencia mínima establecida, se rechazó la H0. De manera que pudo establecerse que las diferencias observadas entre ambas distribuciones son significativas. 34

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 14: Distribuciones de Carbón en una muestra de tamizado fino: [28] y [29] n=59,9 ml

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 15: Distribuciones de Carbón en una muestra de tamizado grueso: [28] y [29] n=353,4 ml

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

de abertura, al aplicarse luego una técnica manual de recuperación, las fracciones de carbón muestreadas son muy parecidas. Por lo cual, se tomaron ambas muestras de tamizado como una sola (Gráfico 16). Al unir las dos muestras del tamizado (fino Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 17: Distribuciones de Carbón en la muestra de fracción liviana-fina de flotación: [28] y [29] n=310,7 ml

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 16: Distribuciones de Carbón en la muestra de tamizado: [28] y [29] n=413,3 ml

y grueso) se obtuvo un resultado claro de la mayor representación de los intervalos con partículas de carbón entre 4,8 mm y 9,4 mm. En el Gráfico 16 se confirma la moda de tamaños de carbón comprendida en el intervalo cuatro. Aunque este intervalo modal, según se observa, no es muy típico. La distribución también se confirma como negativa. En la fracción fina de flotación la moda se concentra en el intervalo uno y en la fracción liviana-gruesa de flotación la moda se encuentra en el intervalo dos (Gráfico 17), y (Gráfico 18). Ello es coherente para ambos tipos de mallas de 3 mm y 2 mm de abertura, respectivamente. Ambas distribuciones son positivas y, a diferencia de los casos vistos anteriormente, en estas distribuciones de las muestras de selección automatizada se representan mayormente los intervalos de fracciones con tamaños de fragmentos de carbón pequeños. En la fracción liviana-fina de la técnica de flotación la moda es más típica. En la fracción gruesa es llamativa la presencia de fracciones de carbones menores al tamaño de la malla, esto es el intervalo comprendido entre tamaños menores a 1,9 mm,

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 18: Volumen de fracciones en la muestra de fracción liviana-gruesa de flotación: [28] y [29] n=1343,5 ml

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 19: Distribuciones de Carbón en la muestra de flotación: [28] y [29] n=1654,2 ml

los cuales deberían hallarse sólo en la fracción fina de la técnica. Esto informa sobre las deficiencias de esta última para separar ambas fracciones de carbón en un medio húmedo. Por esta razón se creyó prudente unir los resultados de las dos fracciones (Gráfico 19). Si se comparan las distribuciones de carbón de las muestras recuperadas por la técnica de 35

Ivana Carina Jofré - La formación de registro antracológico...

tamizado en seco (Gráfico 16) con las distribuciones de las muestras recuperadas por la técnica de flotación (Gráfico 19) se observan diferencias notables. Las muestras de tamizado en seco poseen una moda centrada en el intervalo cuatro, que comprende: 6,3 mm a 9,4 mm. Mientras que las muestras de flotación poseen su moda en el intervalo uno, es decir entre 1 mm a 1,9 mm. Por su parte, la distribución de las muestras de tamizado tiene menor volumen y es negativa. En cambio, las muestras de flotación poseen una distribución con mayor volumen y su cola se inclina hacia el lado contrario, es decir, posee una distribución positiva. Estas diferencias muestran que ambas técnicas pueden provocar efectos diferentes sobre las muestras de carbón. Para saber si estas diferencias observadas entre las muestras de tamizado y flotación (Gráfico 16 y Gráfico 19) son significativas se averiguó si las dos pertenecen a la misma población. Se obtuvo, con un nivel de significación de 0,05, que la mayor de las diferencias observadas es igual a 0,725 y, la diferencia mínima derivada teóricamente es igual a 0,075. La diferencia obtenida es mayor que la diferencia mínima establecida, por lo que se rechazó la H0. Es posible afirmar, entonces, categóricamente que ambas técnicas provocan efectos diferentes sobre las muestras de carbón. La técnica de tamizado en seco reúne fragmentos de carbón grandes, quizás como resultado de una serie de factores que intervienen en la ejecución de esta técnica. Estos factores pueden ser, por ejemplo, la disponibilidad de tiempo durante las tareas de recuperación en el campo, las condiciones de trabajo (bajo sombra, o bajo exposiciones al sol, viento, bajas o altas temperaturas, etc.), las características de las herramientas empleadas (pinzas, mallas metálicas, etc.), las propiedades de dureza de los carbones y, por supuesto, la habilidad del operador. La técnica de flotación provoca otro tipo de efecto sobre las muestras de carbón. 36

Inversamente, ella lleva a cabo la mayor recuperación de fracciones de fragmentos de carbón, pero de tamaños pequeños. Los escasos valores que estas muestras presentan para los intervalos de tamaños mayores a 4,8 mm indican que la técnica produce un alto grado de fragmentación de los carbones. Sólo se encontró una muestra pequeña de carbón recuperada en la fracción pesada de flotación. Cabe decir que estas muestras son muy atípicas en este tipo de materiales livianos y su presencia se ha atribuido al contenido de sales en solución, que aligera el peso específico del agua y, en consecuencia, algunos cuerpos adquieren mayor densidad. Se prosiguió buscando más datos que proporcionaran información sobre el muestreo de fragmentos de carbón realizado en TC1. Se llevaron a cabo más observaciones en algunos contextos, de los volúmenes y tipos de fracciones de carbón, teniendo presente las técnicas de recuperación utilizadas en ellos. Se seleccionaron algunos contextos que hubieran sido, por alguna razón, sometidos sólo a ciertas técnicas y se comparó sus distribuciones de carbón. Los cuatro contextos seleccionados para esta prueba comparten una historia de formación relativamente semejante. En este caso se eligió contextos formados por derrumbes de muros y sus rellenos, estos fueron los contextos: [2]; [84]; [106] y [110]. En los contextos [2] y [84] se usaron sólo técnicas de recuperación manual, tales como recuperación in situ y tamizado en seco (Gráficos 20 y 21), y por razones externas no se realizaron en ellos lavados de sedimentos en flotación. Mientras que en los contextos [106] y [110], sí se empleó la recuperación mecánica y también automatizada (Gráficos 22 y 23). Conociendo esto, y comparando los resultados promedio en cada gráfico, puede decirse que estos resultados están claramente delineados por la influencia de las técnicas de muestreo utilizadas en cada caso. También debe notarse, en este último ejemplo, que la influencia de las

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 20: Distribuciones de Carbón: [2] n=14,7 ml

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 21: Distribuciones de Carbón: [84] n=18,4 ml

técnicas automatizadas, si bien produce la acumulación de los mayores volúmenes de carbón en los contextos, tiende a homogeneizar las fracciones en distribuciones semejantes. Se observa, entonces, que en los contextos [106] y [110], la distribución es casi idéntica, salvando la diferencia de que se trata de volúmenes totales distintos. En cambio, las técnicas de selección manual imprimen en los contextos mayor variabilidad en las distribuciones internas de sus muestras de carbón, a pesar de representar en mayor volumen los intervalos de tamaños más grandes. Resultados del testeo de las técnicas de recuperación en laboratorio Los siguientes enunciados resumen los resultados de esta primera evaluación de los conjuntos de carbones de TC1 y fueron aplicables a toda la metodología posterior del trabajo de investigación realizado en el compuesto doméstico.

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 22: Distribuciones de Carbón: [110] n=367,7 ml

Intervalo 0 (9.5 mm)

Gráfico 23: Distribuciones de Carbón: [106] n=271,14 ml

a) La recuperación mecánica por técnicas manuales de tamizado seco genera muestras de carbón vegetal que privilegian sólo los tamaños de fragmentos iguales y superiores a 4,8 mm. b) Las técnicas de recuperación mecánica producen muestras de carbón vegetal que poseen volúmenes muy variables, como producto de la selección manual. c) La técnica de flotación (con ayuda de una maquina flotadora) genera muestras de carbón vegetal recuperadas automatizadamente que poseen una mayor representación de volúmenes de fragmentos pero, en detrimento, provoca la destrucción o rotura de los tamaños superiores a 4,8 mm. d) Las técnicas de recuperación automatizadas producen muestras de carbón vegetal que poseen volúmenes mayormente estandarizados, 37

Ivana Carina Jofré - La formación de registro antracológico...

como producto de la selección automática. e) Las técnicas manuales de tamizado fino y tamizado grueso recuperan los mismos tamaños de carbón vegetal. f) No se produce una separación efectiva entre las fracciones fina y gruesa de flotación, debido a los condicionantes impuestos por el medio húmedo.

CONCLUSIONES En este trabajo se parte de la idea de que el registro antracológico es cultura material, puesto que son restos de carbón vegetal introducidos al sitio arqueológico por la acción humana y, en este sentido, son el reflejo de acciones intencionadas de personas que habitaron este espacio social en el pasado. Pero para poder abordar esta presunción teórica, se parte de una formulación critica de la idea misma de registro antracologico. Por lo cual, se plantea la pregunta ¿Cómo se pueden abordar estas prácticas sociales pasadas, si este registro también lleva impresas nuestras prácticas como arqueólogos en el presente? Es por esa razón que se retoma el camino de la formación del registro a partir de las propias prácticas del arqueólogo/a, para poder comprender hasta donde es posible en este estudio hablar de prácticas sociales pasadas. Al dar cuenta de estos aspectos del registro no se está negando sus posibilidades para la investigación arqueológica, sino que más bien, se está recorriendo los pasos de su formación para corregir y dirigir a conciencia su potencial de información. El análisis aquí realizado demuestra que existe una relación clara entre patrones de distribución de fracciones de carbón y las técnicas de recuperación arqueológicas. Siempre fue obvio para las investigaciones que la flotación recuperaba más material arqueológico que la zaranda, pero pocas veces 38

se estudiaron detenidamente estas distribuciones de materiales para encontrar el camino de una formulación más clara de cómo es que las técnicas de recuperación y muestreo modelan el registro (Wagner 1988; Oliszewski 1999), en este caso antracológico. En el caso de TC1, los patrones de las distribuciones de fragmentos de carbón siempre concuerdan con el uso de un tipo determinado de técnica, esto es la prueba de que lo que se diga a partir del conjunto de carbón recuperado por zaranda, por ejemplo, estará más sujeto a la cantidad y tamaño de fragmentos que el operador en el campo pudo o quiso recuperar, y no tanto a las modalidades de barrido o combustión que pudieron llevarse a cabo en el sitio. Pero entonces, ¿No es posible hablar sobre las prácticas de las personas que habitaron en esta casa? La respuesta es, ¡claro que sí! Pero para ello se debe, primero, recorrer el camino de la formación de la muestra arqueológica recuperada para luego poder determinar que conjunto de la muestra total representará mejor esas prácticas pasadas. De esta forma, en TC1 fue posible determinar dos grandes conjuntos de tipos de muestras de carbón recomendables para ciertos tipos de estudios y, a la vez, desestimables para otros tipos de estudios. Entonces, en la medida que se comprenda mejor la influencia de las prácticas arqueológicas en el registro, se podrá entender mejor la forma en que las prácticas sociales pasadas se convierten en la cultura material. Los tipos de muestras antracológicas formadas por las distintas técnicas de recuperación empleadas en TC1 no son complementarios entre sí a la hora de estudiar los conjuntos de carbones encontrados en depósitos arqueológicos. Por eso, una evaluación de los resultados obtenidos hasta aquí permitió señalar las posibilidades de las muestras antracológicas provenientes de este compuesto para abordar ciertos estudios y análisis factibles de realizar para la investigación planteada inicialmente, la cual propuso el estudio de las prácticas domésticas de

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

combustión realizadas durante las ocupaciones de la casa de TC1. a) Las muestras recuperadas mecánicamente (por medio de las técnicas manuales y de tamizado) son más recomendables en TC1 para estudios de abundancia taxonómica vegetal, y por ello se emplearon para realizar análisis antracológicos con lipa binocular hasta 80X. Los tamaños grandes de los fragmentos de carbón de estas muestras son óptimos para la realización de análisis microscópicos. En estas muestras de carbón la técnica de recuperación es menos agresiva y se preserva en mayor grado la integridad de los fragmentos. Pero el hecho de que estas técnicas estén afectadas por la selección manual, que privilegia sólo una fracción de tamaños de carbones grandes, introduce un sesgo importante en los índices de fragmentación de taxones vegetales, necesarios para averiguar, por ejemplo, la verdadera relación que existe entre los volúmenes de cada taxón dentro del sitio. b) Las muestras recuperadas automáticamente (por medio de la técnica de flotación con ayuda de una máquina) son más recomendables para estudiar los volúmenes de carbón producidos en el sitio, porque en ellas se recupera una mayor proporción de carbón presente en los sedimentos. No obstante, estas muestras son menos recomendables para el estudio de abundancia taxonómica, por los tamaños pequeños de sus fragmentos y, menos recomendables aún, para el estudio de fragmentaciones de taxones, por la rotura que provoca la técnica sobre este tipo de macrorrestos vegetales. Por esta razón, estos volúmenes de carbón se emplearon para averiguar datos sobre la frecuencia de carbón depositado en los distintos sectores de TC1 a lo largo de su ocupación, a través de la utilización de análisis cualitativos de orden matemático y estadístico. Recibido en Junio de 2004 Aceptado en Abril de 2005

NOTAS 1. El trabajo de campo llevado a cabo por el equipo de Haber fue previo a la concepcion de esta investigacion antracológica,la cual es parte de una tesis de grado denominada Arqueología del fuego. Tebenquiche Chico (Jofré 2004). 2. Las descripciones de los sedimentos de cada contexto con contenidos de carbón excavados en TC1 se encuentran en D’Amore 2002 y Jofré 2004. 3. Se entiende por contexto a las unidades estratigráficas excavadas y registradas en un sitio arqueológico (Harris 1991; Carandini 1997). 4. La máquina de flotación es una adaptación del modelo ideado por Watson (1976, en Pearsall 1989) para el Shell Mound Archaeological Proyect (SMAP). 5. La moda (M0) es una medida estadística de tendencia central, es el valor más común o más frecuente. 6. La dispersión es la distribución de las mediciones alrededor de las medidas de tendencia central (media, mediana, moda). Existen varias formas de calcular la dispersión a través de medidas (desviación estándar, coeficiente de variación, varianza, rango). El grado de curtosis mide el grado de dispersión y puede ser fácilmente observado en un gráfico de barras. 7. Los valores típicos son aquellos mayormente representados en una distribución, por lo general se dice que una distribución de cola corta o platicúrtica posee valores más típicos que una distribución de cola larga o leptocúrtica. 8. En las pruebas de significación o pruebas de hipótesis se presumen parámetros desconocidos y se averigua como podrían ser los estadígrafos muestrales, si estos supuestos fueran verdaderos. Este procedimiento se resume en la comprobación de una hipótesis nula o de la no diferencia (H0), que afirma la no existencia de diferencias entre dos muestras (Shennan 1998). Al tratarse de una muestra se debe averiguar si esta es representativa de la población, y si no se conoce la población, por lo menos, debe saberse si el estadígrafo obtenido corresponde aproximadamente al parámetro desconocido. La teoría de las probabilidades es efectiva para evaluar los riesgos de error que se asumen en los datos y, permite tomar en consideración esos errores (Shennan 1998). 9. La prueba de significación de Kolmogorov-Smirnov es apropiada para comparar dos escalas ordinales o superiores, y se basa en la observación de las diferencias entre las distribuciones acumulativas comparadas (Shennan 1998).

39

Ivana Carina Jofré - La formación de registro antracológico...

AGRADECIMIENTOS

The Prehistory of Food. Apetites for Change, C. Gosden y J. Hather (eds.), pp. 57-82. Londres, Routledge.

Agradezco muy especialmente al Dr. Alejandro Haber, a la Dra. Bernarda Marconetto, al Lic. Juan Verón por las correcciones y aportes realizados a este trabajo en su fase de formulación como tesis de grado. Si ellos este trabajo no podría haber sido concebido. Tambien deseo agradecer a los evaluadores de la Revista ‘‘La Zaranda de Ideas’’ por ofrecerme sus valiosas observaciones.

2000. La mula y la imaginación en la Arqueología de la Puna de Atacama: Una mirada indiscreta al paisaje. TAPA 19: 7-20. Santiago de Compostela, Laboratorio de Arqueoloxía e Formas Culturais, IIT, Universidade Santiago de Compostela.

BIBLIOGRAFÍA Buxó, Ramón 1997. Arqueología de las plantas. Barcelona, Editorial Crítica. Carandini, Andrea 1997. Historias en la tierra. Manual de excavación arqueológica. Barcelona, Editorial Crítica (Grijalbo Mondadori). D’Amore, Leandro 2002. Secuencia estratigráfica arqueológica y prácticas sociales. Historia de una unidad doméstica del Oasis de Tebenquiche Chico. Tesis de Licenciatura inédita. Escuela de Arqueología, Universidad Nacional de Catamarca. Ms Gastaldi, Marcos R. 2001. Tecnología y Sociedad: Biografía e Historia Social de Las Palas del Oasis de Tebenquiche Chico. Tesis de Licenciatura inédita. Escuela de Arqueología, Universidad Nacional de Catamarca. Ms Grau Almero, Elena 1992. Méthodologie de prélèvements des charbons de bois dans les sites protohistoriques. Bulletin de la Société Botanique de France, 139, Actualité Botaniques (2/3/4): 205-211. Montpellier. Haber, Alejandro F. 1996. La estratigrafía y la construcción del tiempo en arqueología. Comentarios sobre la teoría de Harris. Shincal 5: 27-34. Escuela de Arqueología, Universidad Nacional de Catamarca. 1999a. Una Arqueología de los oasis puneños. Domesticidad, interacción e identidad en Antofalla, primer y segundo milenio d. C. Tesis Doctoral inédita. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Buenos Aires. Ms 1999b. Uywaña, the House and its Indoor Landscape: Oblique Aproaches to, and Beyond, Domestication. En:

40

2001a. La Domesticación del Oasis. Actas del XIII Congreso de Arqueología Argentina, Tomo 1: 451466, Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba. 2001b. El Oasis en la Articulación del Espacio Circumpuneño. En: Actas del XIII Congreso de Arqueología Argentina, Tomo 1, pp. 251- 266. Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba. Harris, Eduard C. 1991. Principios de estratigrafía arqueológica. Barcelona, Editorial Crítica. Jofré, Ivana C. 2004. Arqueología del fuego. Tebenquiche Chico. Tesis de Licenciatura inédita. Escuela de Arqueología, Universidad Nacional de Catamarca. Krapovickas, Pedro 1955. El Yacimiento Tebenquiche (Puna de Atacama). Publicaciones del Instituto de Arqueología III. Buenos Aires Marconetto, María B. 2002. Análisis de los vestigios de combustión de los sitios Alero don Santiago y Campo Moncada. En: Plantas y Cazadores en Patagonia. C. Pérez de Micou (ed.), pp. 33-54. Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Buenos Aires. Quesada, Marcos N. 2001. Tecnología agrícola y producción campesina en la Puna de Atacama, I milenio d. C . Tesis de Licenciatura inédita. Escuela de Arqueología, Universidad Nacional de Catamarca. Ms Oliszewski, Nurit 1999. Metodología para la recuperación de especímenes arqueobotánicos. El caso del Campo del Pucará. Actas del XII Congreso Nacional de Arqueología Argentina, tomo III, pp. 327-335. La Plata. Universidad Nacional de La Plata. Pearsall, Deborah 1989. Paleoetnobotany. A handbook of procedures. San Diego, Academic Press. Piqué i Huerta, Raquel 1999. Producción y uso del combustible vegetal una evaluación arqueológica. Treballs d´ Etnoarqueología 3.

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1 Madrid, Universidad Autónoma de Barcelona, Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Rodríguez Ariza, María O. 1993. Los procesos de formación y transformación del registro arqueológico en los estudios antracológicos. Procesos post-depositacionales. Arqueología Espacial 16-17: 371-390. Teruel. Roskams, Steve 2003. Teoría y práctica de la excavación. Barcelona, Editorial Crítica Shennan, Stephen 1998. Arqueología cuantitativa. Barcelona, Editorial Crítica. Spence, C. (Editor) 1990. Archaeological Site Manual. London, Department of Urban Archaeology, Museum of London. Struever, Stuart. 1968. Flotation technique for the recovery of small scale archaeological remains. American Antiquity 33: 353-362. Society for American Archaeology. Wagner, Gail E. 1982. Testing flotation recovery rates. American Antiquity 47: 288-292. Society for American Archaeology. 1988. Comparability among Recovery Techniques. En: Current Paleoethnobotany. Analytical Methods and Cultural Interpretations of Archaeological Plant Remains, Christhine A. Hastorf and Virginia S. Popper (eds.), pp. 17-35. Chicago and London, The University of Chicago Press.

* Ivana Carina Jofré egresó en el 2004 como Licenciada en Arqueologìa de la Escuela de Arqueología de la Universidad Nacional de Catamarca (UNCa). Este trabajo forma parte de su tesis de licenciatura Arqueología del Fuego, Tebenquiche Chico defendida en Agosto de 2004, dirigida por el Dr. Alejandro Haber y co-dirigida por la Dra. Barnarda Marconeto. Actualmente cumple funciones como Docente de la Escuela de Arqueología (UNCa) con el cargo de JTP en la Cátedra Etnografía General de la carrera de Lic. en Arqueología de la UNCa. Recientemente ha presentado la inscripción a un doctorado en Ciencias Humanas con mención en Estudios Sociales y Culturales en la Facultada de Humanidades de la UNCa. Se encuentra investigando bajo la dirección del Dr. Alejandro García (UNSJ, UNCUYO, CONICET) en temas relacionados a la Arqueología de San Juan (lugar de origen de la autora). Alli esta desarrollando una investigación concentrada en el papel que jugó en la articulación regional del noroeste argentino el actual territorio de San Juan durante el 500 d.C. hasta el 1000 d.C aproximadamente. Paralelamente, dirije desde el 2005 un Proyector de Iniciación en la UNCa sobre «Transferencia Educativa en relación a la Arqueología». Y También colabora como especialista en arqueobotánica en proyectos de investigación de la región noroeste del pais, tema que ocupo su tesis de grado. 41

ARTÍCULOS

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

EL USO PREHISPÁNICO TARDÍO DE LOS AMBIENTES SERRANOS DE ALTURA. INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS EN PAMPA DE ACHALA, DE SAN LUIS Y DE OLAEN (CÓRDOBA, ARGENTINA) Sebastián Pastor* Matías E. Medina** RESUMEN Se presentan los resultados de prospecciones efectuadas en diferentes sectores de la Pampa de Achala, Pampa de San Luis y Pampa de Olaen (Provincia de Córdoba), así como algunos datos surgidos de la excavación de cuatro de los sitios identificados. De acuerdo a la información recuperada, se discuten los diferentes mecanismos involucrados en la ocupación de los ambientes serranos de altura por parte de las comunidades productoras de alimentos (ca. 1200-300 AP). Estos elementos permiten comprender algunos aspectos centrales de las estrategias de subsistencia implementadas por los grupos en estudio, así como evaluar la variabilidad de los sistemas de asentamiento en una región caracterizada por una marcada heterogeneidad ambiental, con formas particulares de articulación entre las distintas ecozonas. Palabras claves: ambientes serranos de altura, comunidades productoras de alimentos, estrategias de subsistencia, sistemas de asentamiento, heterogeneidad ambiental

ABSTRACT The results of archaeological surveys carried out in different places of Pampa de Achala, Pampa de San Luis and Pampa de Olaen (Córdoba, Argentina) and some data that came from the excavation of four of the identified archaeological sites are shown in this paper. In the light of new evidences, the different mechanisms related to the prehispanic food producers (ca. 1.200-300 BP) land use of the upper Córdoba mountain grassland range are considered. These elements let us understand some central aspects of the subsistence-settlement strategies of the prehistoric agricultural groups and its variability, in a region with a marked environmental heterogeneity and with particular articulation form among different ecological settings. Key words: upper Córdoba mountain grassland range, prehispanic food producers, subsistencesettlement strategies, environmental heterogeneity.

* Cátedra de Prehistoria y Arqueología. Universidad Nacional de Córdoba(UNCba) - CONICET [email protected] ** Cátedra de Prehistoria y Arqueología (UNCba) - CONICET - [email protected] Pastor, Sebastián y Matías Medina. 2005. El uso prehispánico tardío de los ambientes serranos de altura. Investigaciones arqueológicas en Pampa de Achala, de San Luis y de Olaen (Córdoba, Argentina). La Zaranda de 43 Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología. 1:43-58. Buenos Aires

Sebastián Pastor y Matías Medina - El uso prehispánico tardío de los ambientes serranos de altura...

INTRODUCCIÓN Las investigaciones realizadas sobre las comunidades productoras de alimentos que ocuparon el sector serrano de la provincia de Córdoba (ca. 1200 - 300 AP) se centraron en el análisis de sitios particulares, de modo que aspectos tales como la incidencia de las estrategias económicas sobre las modalidades de organización y uso del espacio regional permanecieron virtualmente desconocidos (González 1943, 1949; Marcellino et al. 1967; Argüello de Dorsch 1983; Berberián 1984). En los últimos años, el estudio de estas sociedades se ha enriquecido con la incorporación de proyectos de alcance regional. Fundamentalmente, se han logrado avances significativos en lo referido al conocimiento de las estrategias socieconómicas y al uso diferencial de los distintos microambientes (Nielsen y Roldán 1991; Roldán y Pastor 1997; Berberián 1999; Laguens 1999; Roldán 1999; Pastor 2000; Berberián y Roldán 2001; Rivero 2001). En este sentido, Berberián y Roldán (2001), centrándose en información obtenida en la cuenca del Río San Antonio (porción meridional del valle de Punilla y nororiental de la Pampa de Achala), desarrollan un modelo en donde se plantea que las sociedades productoras de alimentos establecieron sus bases residenciales y campos de cultivo en el ambiente de valle. De esta manera, la mayor parte de la población permanecía gran parte del año en los sectores deprimidos, realizando principalmente tareas domésticas, agrícolas, de recolección y caza menor. Por otro lado, las pampas de altura, ubicadas a unos 15-20 km en línea recta de ese sector del valle, eran aprovechadas mediante excursiones logísticas de caza. Estas eran llevadas a cabo por grupos de tareas específicas, compuestos por un reducido número de personas que, durante su transcurso, aprovechaban los abrigos rocosos más confortables y próximos al agua 44

como “bases de operaciones” (sensu Binford 1980), en donde se pernoctaba, reparaban las armas, consumían alimentos y se realizaban las primeras etapas del procesamiento de las presas obtenidas. Desde estos aleros se efectuaban desplazamientos hacia las cabeceras de las quebradas donde se emplazaron los “puestos de observación” para el monitoreo de las presas en lugares de mayor visibilidad. Los autores también hacen otras consideraciones sobre el uso de los ambientes de altura. Las mismas se derivan de la presencia de tres sitios, cuyas ocupaciones se relacionaron con la existencia de prácticas pastoriles (Puesto Maldonado 3) y con la realización de actividades a escala extradoméstica (El Alto 2 y 3). En este trabajo se evalúan las diferentes modalidades de utilización de los ambientes serranos de altura en momentos prehispánicos tardíos, a partir de evidencia superficial y estratigráfica obtenida en la porción norte de Pampa de Achala, sur de la Pampa de San Luis, así como en sectores de la Pampa de Olaen. Se plantea que los modelos propuestos para el sur de Punilla y la porción oriental de Achala se refieren a un caso arqueológico específico, no extrapolables a otros espacios serranos. En este sentido, se analizan las condiciones que distinguen el uso de algunas zonas (Pampa de Olaen), así como los diversos mecanismos involucrados en la ocupación de otras (Pampa de Achala y de San Luis). En síntesis, interesa comenzar a discutir la marcada diversidad microrregional que caracteriza los sistemas de asentamiento prehispánico tardíos en las Sierras de Córdoba, como consecuencia de la gran variabilidad ambiental que define al área y de las particulares formas de articulación entre las distintas ecozonas.

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

LOS AMBIENTES SERRANOS DE ALTURA El conjunto montañoso conocido como Sierras de Córdoba, localizado al occidente de la provincia, comprende tres cordones paralelos orientados de norte a sur: el cordón oriental o Sierra Chica, el central o Sierra Grande y el occidental o Sierra de Pocho. Este bloque serrano se encuentra rodeado por planicies cubiertas de vegetación boscosa, las cuales se presentan húmedas y con suelos fértiles al este y áridas y con suelos pobres al oeste. La vegetación boscosa ingresa a los sectores bajos de las sierras, hasta alturas de 1.000 o 1.400 m.s.n.m., particularmente en una serie de valles longitudinales alojados entre los cordones montañosos (vg. Valle de Punilla, de Los Reartes, de Calamuchita, de Salsacate, de Tránsito, etc.). En estas zonas deprimidas los grupos prehispánicos tardíos instalaron sus bases residenciales y efectuaron actividades agrícolas de pequeña escala, así como la recolección de frutos silvestres y la caza de algunas especies típicas de ambientes chaqueños, como los armadillos y corzuelas (Roldán y Pastor 1997; Berberián 1999; Laguens 1999; Roldán 1999; Berberián y Roldán 2001; Pastor 2002a; Medina y Pastor 2004). Sobre el cordón serrano central o Sierra Grande se disponen espacios dilatados, con alturas variables entre 1.000 y 2.800 m.s.n.m., cubiertos de pastizales y algunas especies leñosas que logran desarrollarse en lugares favorables. De sur a norte se destacan la Pampa de Achala, con alturas por encima de los 2.000 m.s.n.m., la Pampa de San Luis, de 1.900 m.s.n.m., y la Pampa de Olaen, con 1.100 m.s.n.m. (Figura 1). A diferencia de los valles, en estos ambientes de altura domina un clima frío de alta montaña, con precipitaciones abundantes. Desde el punto de vista de la estructura de recursos, destacamos el dominio de los elementos faunísticos de origen andinopatagónico, que hasta hace algunas décadas incluyó especies de alta importancia económica

como los guanacos (Lama guanicoe) y venados de las pampas (Ozotoceros bezoarticus), así como los mencionados pastizales de excelente valor forrajero, óptimos para el desarrollo de actividades pastoriles. Se observan, sin embargo, algunas particularidades que distinguen a los distintos sectores. La Pampa de Achala comprende los terrenos de mayor elevación, ubicados entre el Cerro Champaquí por el sur, Los Gigantes por el norte, las Sierras de Achala y Cumbres de Gaspar por el oeste y los contrafuertes del sector occidental del Valle de Punilla por el este.Tiene una extensión de 65 km de largo por 10 km de ancho y mantiene alturas superiores a los 2.000 m.s.n.m.; hacia el norte y el este existen dilatados espacios de menor altitud, entre 1.200 y 1.900 m.s.n.m. Su topografía combina extensiones de terreno relativamente plano (pampillas) y zonas de relieve verdaderamente accidentado, donde habitualmente aflora el sustrato rocoso. La vegetación dominante corresponde a pastizales de Stipa y Festuca, con algunas especies leñosas en sitios favorables: tabaquillo (Polylepis australis), orco molle (Maytenus boaria), romerillo (Heterothalamus alienus, Baccharis ulicina), etc. (Luti et al. 1979). Las condiciones climáticas en los sectores altos de la altiplanicie son duras, con una temperatura media anual inferior a los 10º C y un extenso período de heladas, entre Marzo y Noviembre. Se producen anualmente algunas nevadas, concentradas en el invierno. Las precipitaciones, que alcanzan los 900 mm anuales, se encuentran entre las más elevadas de la provincia (Capitanelli 1979). Algunos de estos elementos, sumados al escaso desarrollo de los suelos, dificultan la implementación de prácticas agrícolas de pequeña escala. La Pampa de Achala es accesible desde diferentes valles serranos: Punilla y Los Reartes por el este y Salsacate y Tránsito por el oeste. 45

Sebastián Pastor y Matías Medina - El uso prehispánico tardío de los ambientes serranos de altura...

Figura 1. Ubicación de los ambientes de altura y valles circundantes

46

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

Sin embargo, las distancias implicadas superan habitualmente los 20 km, con desniveles del terreno de más de 500 o 600 m. En consecuencia, la explotación de sus recursos desde las bases residenciales en los valles debió significar un traslado considerable, obligando a las personas involucradas a ausentarse por algún tiempo de los sitios de vivienda.

este. Se trata de una altiplanicie con suaves lomadas cubiertas de amplios pastizales. En las proximidades de sus límites occidental y oriental, la pampa comienza a perder su fisionomía, tomando un carácter ecotonal con el ambiente de valle, con lomadas vegetadas por romerillar y quebradas parcialmente cubiertas por el bosque serrano.

Por su parte, la Pampa de San Luis se localiza entre las Cumbres de Gaspar por el oeste y los contrafuertes que limitan el Valle de Punilla por el este. El límite norte lo constituye la Pampa de Olaen, así como una serie de valles longitudinales por los que discurren los ríos Soto, de La Candelaria y Pintos. En la zona de contacto con la Pampa de Achala se encuentran las máximas elevaciones (1.900 m.s.n.m.), mientras que hacia el norte el terreno comienza a perder altura.

La menor altitud de la Pampa de Olaen determina condiciones climáticas más benignas, con una temperatura media anual de 14º C y un período de heladas menor, entre Abril y la primer quincena de Septiembre (Capitanelli 1979). Estos elementos, sumados al mayor desarrollo de los suelos, establecen condiciones favorables para el desarrollo de cultivos de pequeña escala.

Su topografía es menos accidentada, con extensas pampillas cubiertas de pastizales. Las quebradas presentan pendientes más suaves y los afloramientos rocosos son escasos. Aún cuando los suelos están más desarrollados, las posibilidades agrícolas están limitadas por las características del clima, similar al de Pampa de Achala. Por el contrario, los extensos pastizales sostuvieron poblaciones de grandes herbívoros y pudieron permitir el desarrollo de actividades pastoriles. Se accede a esta pampa desde el Valle de Punilla por el este y el de Salsacate por el oeste, con distancias y desniveles del terreno similares al caso de Achala. De modo que el aprovechamiento de sus recursos debió implicar el recorrido de distancias considerables y el abandono temporario de las bases residenciales. Por último, la Pampa de Olaen se ubica entre el Cerro Blanco por el sur, las Cumbres del Perchel por el norte, el Río Pintos por el oeste y una serie de lomadas pertenecientes a la porción occidental del Valle de Punilla por el

Otra particularidad de la Pampa de Olaen es su articulación directa con algunos de los valles circundantes, particularmente con la porción norte del Valle de Punilla. En prospecciones efectuadas en esta última zona se ubicaron bases residenciales a menos de 5 km de la pampa, con desniveles del terreno inferiores a los 100 m (Medina y Pastor 2004). En este aspecto se percibe un marcado contraste con la situación registrada en Achala y San Luis, ya que existen sitios residenciales con acceso inmediato a vastos sectores de la pampa.

METODOLOGÍA Se realizaron prospecciones en distintos sectores de la porción norte de la Pampa de Achala, sur de la Pampa de San Luis y en la Pampa de Olaen, las cuales estuvieron dirigidas a la identificación de sitios arqueológicos y de no sitios. Las prospecciones se llevaron a cabo de manera “clásica” (sensu Borrero y Nami 1990) u “oportunista” (sensu Aldenderfer 1998), con recorrido sistemático de quebradas, afloramientos rocosos, cortes del terreno y zanjones. En algunas zonas de Pampa de Olaen, 47

Sebastián Pastor y Matías Medina - El uso prehispánico tardío de los ambientes serranos de altura...

cubiertas por extensas pampillas, se trazaron transectas de 5 m de ancho por un largo variable entre 1 y 2,75 Km (Medina 2004a). Los sitios y no sitios identificados fueron posicionados con GPS, fotografiados y ubicados en la cartografía regional (escala 1:50.000). Asimismo, se efectuaron recolecciones sistemáticas de materiales superficiales, planos de aleros y áreas de molienda. En la porción norte de Pampa de Achala y sur de la Pampa de San Luis se plantearon cinco unidades de prospección: 1) Cerro Los Gigantes (12,40 km2), 2) Río Yuspe (10 km2), 3) Sala Grande (11,20 km2), 4) Cuchilla Nevada (14,30 km2) y 5) Dos Ríos (10,30 km2). En la Pampa de Olaen se ubicaron dos unidades: 1) Ayampitín (22 km2) y 2) Sector Occidental de la Pampa de Olaen (14 km2). Asimismo, se practicaron excavaciones en tres sitios de la cuenca alta del Río Yuspe (Río Yuspe 11, 14 y 15). Estos sitios contienen ocupaciones correspondientes a las comunidades productoras de alimentos, aunque se distinguen por haber cumplido diferentes roles en sus respectivos sistemas de asentamiento. La información detallada acerca de los resultados obtenidos ha sido presentada en otros trabajos (Pastor 2002a, 2002b, 2004). En esta oportunidad son expuestos en forma sintética, en orden a la discusión de la variabilidad morfo-funcional de las ocupaciones tardías en los ambientes serranos de altura. Recientemente, se efectuaron sondeos en el sitio Los Algarrobos 1, en el Sector Occidental de la Pampa de Olen, cuyo análisis se encuentra en proceso.

INFORMACIÓN RECUPERADA Se localizaron 141 sitios arqueológicos, caracterizados por una marcada variabilidad en cuanto a las condiciones de emplazamiento, tamaño, situación topográfica, visibilidad y 48

evidencias superficiales asociadas. En la mayor parte de los casos esta variabilidad no puede explicarse por diferencias cronológicas, sino que denotan distintas posiciones funcionales dentro de un mismo sistema de asentamiento. Siete de estos sitios contienen ocupaciones pertenecientes a grupos cazadores-recolectores y no son considerados en este trabajo. De acuerdo con los diferentes atributos mencionados, así como con algunas evidencias obtenidas en excavaciones, se propone la siguiente tipología tentativa de sitios. En la porción norte de Pampa de Achala y sur de la Pampa de San Luis se identificaron: A) sitios en abrigos rocosos A1) sitios de actividades restringidas: presentan condiciones de visibilidad y emplazamiento variables (bordes de pampillas, cabeceras de quebrada, fondos de quebrada), con predominio de los emplazamientos microtopográficamente altos con buena visibilidad. Normalmente la superficie cubierta es reducida (inferior a 12 m2), ofreciendo escasa protección. La evidencia superficial se limita a algunos desechos de talla y morteros de pequeñas dimensiones. Se identificaron los sitios El Mogote (EMo) 2 y 5, y Los Lisos (LL) 3, 4 y 8 (Cerro Los Gigantes); Casa de Reina (CR) 1 y 2, Río Yuspe (RY) 2, 4, 5, 10, 15, 16 y 18, y Hueco de Anselmo (HA) 2 (Río Yuspe); El Mirador (EMi) 1, 2, 4 y 7, y Sala Grande (SG) 1, 3, 6, 7 y 13 (Sala Grande); El Quebrachito (EQ) 2, 3, 4, 6, 7 y 9 (Cuchilla Nevada); y Río Retamillo (RR) 4, 10, 11 y 12, y Río Grande (RG) 1 (Dos Ríos). Las excavaciones efectuadas en RY 15 (Pastor 2002a) sólo permitieron recuperar un núcleo de cuarzo lechoso, una lasca primaria remontada al mismo núcleo y carbón disperso, además de un pequeño mortero fijo reconocido superficialmente, indicando en consecuencia la realización de un rango limitado de actividades.

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

A2) sitios de actividades múltiples: ocupaciones que comparten en alguna medida las condiciones de emplazamiento con los anteriores, aunque con predominio de instalaciones en zonas microtopográficamente bajas, de escaso control visual. En ocasiones comprenden abrigos de mayor superficie cubierta. La evidencia superficial es más abundante, con mayor número de instrumentos de molienda (morteros y en algunos casos conanas), desechos e instrumentos líticos y fragmentos cerámicos. Se registraron los sitios EMo 6 y LL 7 y 11 (Cerro Los Gigantes); RY 1, 6, 7, 12, 14, 17 y 20, y HA 3 (Río Yuspe); EMi 5, 6, y SG 4, 5, 9, 10, 11 y 12 (Sala Grande); EQ 8, 10, 12 y 13 (Cuchilla Nevada); y RR 8 y 13 (Dos Ríos). Se efectuaron excavaciones en RY 14 (Figura 2), cuyos resultados apuntan a un uso de tipo resi-

dencial, posiblemente con tiempos de permanencia prolongados (Pastor 2002b). A3) sitios de procesamiento y consumo a escala extradoméstica: sitios en grandes abrigos rocosos, con condiciones de alta visibilidad desde y hacia los abrigos. Presentan abundantes restos superficiales: instrumentos y desechos líticos, fragmentos cerámicos, restos faunísticos y, fundamentalmente, numerosos instrumentos de molienda fijos (entre 20 y 40 útiles). Se localizaron los sitios RY 11 en “Río Yuspe”, SG 8 en “Sala Grande” y EQ 5 en “Cuchilla Nevada”. La mayor parte de las evidencias recuperadas en las excavaciones del sitio RY 11 (Figura 3) se relaciona con actividades de procesamiento y consumo de alimentos en escala extradoméstica (Pastor 2004).

Figura 2. Planta del sitio RY 14 (Pampa de Achala). 49

Sebastián Pastor y Matías Medina - El uso prehispánico tardío de los ambientes serranos de altura...

Figura 3. Planta del sitio RY 11 (Pampa de Achala).

B) sitios a cielo abierto B1) sitios pequeños de actividades múltiples: comprende ocupaciones en fondos de quebradas protegidas, con terrenos planos, disponibilidad de agua y suelos potencialmente cultivables. Las evidencias superficiales comprenden desechos líticos, fragmentos cerámicos y pequeñas áreas de molienda, conformadas por morteros de tamaños variables. La distribución superficial de materiales no supera los 2.000 m2. Se identificaron cuatro sitios: CR 3, RY 3 y HA 1 (Río Yuspe) (Figura 4); y El Plumerillo (EP) 2 (Cuchilla Nevada). Estos presentan similitudes con otros ubicados en los ambientes de valle, que fueron considerados probables campos de cultivo disociados de los espacios residenciales (Berberián y Roldán 2001; Medina y Pastor 2004). En

50

este caso, pueden corresponder a pequeñas bases residenciales ocupadas por personas posiblemente dedicadas al cuidado de animales domésticos. Asimismo, no se descarta el desarrollo de algunos cultivos a pequeña escala, tal como ocurre en la actualidad (Medina y Pastor 2004). B2) sitios pequeños de actividades restringidas: se trata de concentraciones (sensu Borrero y Nami 1990) de desechos e instrumentos líticos, ubicadas en pampillas extensas o en amplios fondos de quebradas, con abundante disponibilidad de agua. La escasez de materiales y/o las condiciones de baja visibilidad dificultan su clasificación cronológico-funcional, aunque seguramente indican el loci de alguna actividad extractiva. Se registraron los sitios Cuchilla Nevada (CN) 1 y 3 y EQ 1 (Cuchilla Nevada); y RR

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

Figura 4. Panorámica del sitio HA 1 (Pampa de Achala).

3 (Dos Ríos). Incluímos en esta categoría a RY 8, ubicado en “Río Yuspe”, que sólo contiene un mortero fijo. B3) canteras-taller: ocupaciones en afloramientos naturales de cuarzo, donde se efectuaron diferentes actividades de talla. Los sitios identificados son EMo 1, 3, 4 y 7, CC 1, 2 y 4, LL 1, 2, 6, 9, 10 y 12, y Cancha del Cajón (Cerro Los Gigantes); RY 13, 19 y 21 (Río Yuspe); EMi 3 y SG 2 y 14 (Sala Grande); EP 1, 3, 4 y 5, CN 2 y 4, y EQ 11 (Cuchilla Nevada); y RR 1, 2, 5, 6, 7, 9 y 14, y RG 2 (Dos Ríos). Gran parte de las actividades realizadas en estos sitios corresponde a grupos cazadores-recolectores del Holoceno Temprano y Medio. Por su parte, en la Pampa de Olaen se registraron:

A) sitios en abrigos rocosos A1) sitios de actividades restringidas: de características similares a los ubicados en Pampa de Achala y Pampa de San Luis, se localizaron sitios emplazados en las porciones medias-altas de quebradas, con o sin acceso inmediato a las pampillas. Nunca se encuentran a más de 1.000 m de sitios residenciales. Ofrecen poca superficie cubierta y e s c a s a p ro t e c c i ó n . L a ev i d e n c i a superficial se limita a unos pocos desechos de talla, una punta de proyectil y un pequeño mortero, indicando la realización de un limitado rango de actividades. Se detectaron los sitios PE 2 y Alto de la Cal (AC) 1 y 2 (Ayampitín); y LAg 6 y 8 (Sector Occidental de Pampa de Olaen).

51

Sebastián Pastor y Matías Medina - El uso prehispánico tardío de los ambientes serranos de altura...

B) sitios a cielo abierto

B3) canteras-taller: de características idénticas a las identificadas en Pampa de Achala y Pampa de San Luis, se registró un único caso (Ay 6), emplazado en una loma sobre la pampilla homónima.

de agua y terrenos cultivables. El abundante material superficial –distribuído en superficies que superan una hectáreaincluye fragmentos cerámicos, de estatuillas, instrumentos líticos, desechos de talla, restos faunísticos, instrumentos de molienda, instrumentos agrícolas (azuelas) y entierros. En todos los casos existen áreas de molienda asociadas. Se localizaron los sitios Puesto La Esquina (PE) 1 (Figura 5) y 6, Capilla de Olaen (CO) 1 y, probablemente, Paso del Águila (PA) 1 (Ayampitín); y Los Algarrobos (LAl) 1 y Las Aguadas (LAg) 2, 3 y 4 (Sector Occidental de Pampa de Olaen). Los sondeos preliminares efectuados en LAl 1 indican la realización de actividades múltiples propias de los espacios domésticos, lo que confirma el carácter residencial de estas ocupaciones.

B4) sitios grandes de actividades múltiples: grandes sitios a cielo abierto ubicados en quebradas protegidas, con disponibilidad

B5) áreas de molienda: sitios a cielo abierto compuestos por asociaciones de morteros de tamaños variables, ubicados a orillas de

B2) sitios pequeños de actividades restringidas: se trata de hallazgos aislados y concentraciones de desechos líticos o, en raras ocasiones, de fragmentos cerámicos. Aún cuando la escasez de materiales dificulta la asignación cronológico-funcional, consideramos que indican el loci de alguna actividad extractiva, como el procesamiento de presas (Ay 5, 7, 8, 9 y 10, ubicados en pampillas) u otra actividad desarrollada en los alrededores de sitios residenciales (LAg 1 y 5, LAl 2 y PE 3).

Figura 5. Panorámica del sitio PE 1 (Pampa de Olaen)

52

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

arroyos o en lomadas próximas, en este caso con un excelente control visual del terreno circundante. Se ubicaron los sitios Ayampitín (Ay) 4 y PE 4 y 5 (Ayampitín); y Río Pintos (RP) 1, LAg 9 y LAl 3, 4 y 5 (Sector Occidental de Pampa de Olaen).

MECANISMOS RELACIONADOS CON EL USO DE LOS AMBIENTES DE ALTURA De acuerdo al conjunto de información descripto en la sección anterior, se analizan en este apartado los diferentes mecanismos relacionados con el uso prehispánico tardío de los ambientes de altura de las Sierras de Córdoba. Dada la existencia de marcadas diferencias entre los sectores considerados, se evalúan por un lado las distintas situaciones reconocidas en Pampa de Achala y Pampa de San Luis, y por otro, aquellas que distinguen a la ocupación de la Pampa de Olaen.

realización de tareas de procesamiento y consumo de alimentos, así como el mantenimiento de los sistemas de armas, lo cual permite sostener la hipótesis de que constituyeron bases de operaciones (Roldán 1999; Pastor 2000; Rivero 2001). Por su parte, los trabajos realizados en Mataderos 8, considerado un puesto de observación, mostraron el carácter sumamente discreto de la ocupación, situación coherente con la hipótesis propuesta (Roldán 1999).

Pampa de Achala y de San Luis

Numerosos abrigos rocosos de los tipos A1 y A2 pudieron tener relación con la existencia de un sistema de movilidad logística, aún cuando debe aclararse que los primeros posibles “puestos de observación”- no siempre disponen de buenas condiciones de control visual del terreno circundante. Por otra parte, y más allá de las dificultades de asignación cronológico-funcional, puede suponerse que algunos sitios a cielo abierto de actividades restringidas (B2), posibles locus de actividades extractivas, estuvieron funcionalmente integradas al mismo sistema.

1) Movimientos logísticos

2) Dispersión de los ocupantes de poblados

Se ha planteado que el acceso a los recursos faunísticos de los pastizales de altura se efectuó principalmente a través de la instalación de un sistema de movilidad logística (sensu Binford 1980), que conectó las bases residenciales en los valles con los sectores elevados de las sierras (Roldán 1999; Pastor 2000; Berberián y Roldán 2001; Rivero 2001). Una serie de sitios del sector nororiental de Pampa de Achala, caracterizados por contener ocupaciones discretas, fueron relacionados con este sistema de movilidad. Algunos asentamientos en abrigos rocosos fueron considerados “bases de operaciones”, mientras que otros, más pequeños y con buen control visual del terreno circundante, habrían constituido puestos de observación desde los que se controló el movimiento de las presas. Las excavaciones efectuadas en La Hoyada 4 y 6 indican la

Este mecanismo es descripto por la documentación etnohistórica de fines del siglo XVI y principios del XVII. Principalmente ante los fracasos de la producción agrícola, hecho que pudo ocurrir con relativa frecuencia (Berberián y Roldán 2001; Medina y Pastor 2004), se producía la dispersión estacional de los ocupantes de los poblados, quienes se dedicaban a diferentes actividades extractivas. Un documento menciona esta situación específicamente para el Valle de Salsacate y las pampas de altura adyacentes (Pampa de Achala y de San Luis). La justicia colonial le solicitó a un encomendero de la zona que reúna a los ocupantes de un poblado incluido en su encomienda, a lo cual respondió que “...lo que toca al traer los indios de su repartimiento questan en la sierra de Viarapa a la vertiente della los traerá en los términos que le es 53

Sebastián Pastor y Matías Medina - El uso prehispánico tardío de los ambientes serranos de altura...

mandando pudiendolos traer por quanto aora estan necesitados de comida y asi estan fuera de sus pueblos...» (Archivo Histórico de Córdoba, Escribanía 1, Legajo 1, Expediente 5 -1584/85-, citado por Martín de Zurita 1983; “Sierra de Viarapa” corresponde a la actual Pampa de Achala).

pastizales de óptimo valor forrajero. Por otra parte, hemos registrado la realización actual de cultivos de pequeña escala en lugares especialmente protegidos, hecho que demuestra que aún en condiciones adversas la agricultura de pequeña escala no es impracticable en estas zonas (Medina y Pastor 2004).

Esta estrategia pudo ser practicada con cierta regularidad, por lo que pudo tener consecuencias sobre la estructura regional del registro arqueológico. El sitio RY 14 fue excavado siguiendo la hipótesis de que había constituido una base de operaciones inserta en el sistema de movilidad logística. Sin embargo, los resultados evidenciaron un uso que, entre otros elementos, implicó la realización de actividades más variadas y una marcada organización del espacio (Pastor 2002b). Estos aspectos denotan una ocupación de tipo residencial, posiblemente asociada a mayores tiempos de permanencia, que debió ser llevada a cabo por un número limitado de individuos. Es probable, entonces, que RY 14 se relacione con la estrategia de dispersión de los ocupantes de poblados, como consecuencia de crisis ocurridas en el marco de la producción agrícola. Como en el caso de los movimientos logísticos, no puede descartarse que algunas ocupaciones discretas, tanto al aire libre como en abrigos rocosos (tipos B2 y A1), se relacionen funcionalmente con este sistema de dispersión estacional.

Es probable que los sitios pequeños a cielo abierto de actividades múltiples (B1) correspondan a bases residenciales, ocupadas en forma permanente o semi-permanente por personas dedicadas al cuidado de camélidos domésticos, quienes pudieron además desarrollar algunos cultivos de pequeña escala. Destacamos en este sentido que los cuatro sitios pertenecientes a esta categoría presentan idénticas condiciones de emplazamiento con respecto a los lugares donde actualmente se practican cultivos.

3) Actividades agro-pastoriles Recientes estudios osteométricos efectuados sobre huesos de camélidos indican que para el momento que nos ocupa se produjo en las Sierras Centrales una súbita ampliación del rango de tamaño de los animales, lo que se interpreta en términos de la incorporación y posible manejo de individuos domésticos (i.e. Lama glama; Pastor y Medina 2003). Esta posible actividad pastoril, también señalada por una serie de evidencias indirectas, habría implicado a los ambientes de altura, que disponen de 54

Asimismo, debe considerarse que algunas ocupaciones en abrigos rocosos de tipo A2, como la reconocida en RY 14 y otras caracterizadas por ocupar aleros protegidos con abundantes restos superficiales (RY 6, SG 5, RR 8 y RR 13) pudieron ser objetos de un uso residencial, quizás vinculado a actividades agropastoriles. En el mismo sentido pueden interpretarse algunos abrigos de tipo A1 que, por sus condiciones de emplazamiento y control visual, no debieron tener relación con el acecho de animales silvestres. Estos sitios, en los cuales se efectuaron tareas limitadas que incluyeron el procesamiento de alimentos, mantenimiento de fogatas y alguna producción lítica, pudieron funcionar como “lugares” (sensu Yacobaccio et al. 1998), empleados por personas dedicadas a la observación y cuidado de rebaños. Para el caso de la porción nororiental de Pampa de Achala se planteó que el sitio Puesto Maldonado 3 fue ocupado de manera residencial por individuos vinculados a actividades pastoriles (Roldán 1999; Pastor 2000; Berberián y Roldán 2001). Sin embargo, teniendo en cuenta diferentes atributos superficiales, así

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

como las evidencias obtenidas en excavaciones, consideramos que corresponde a un “sitio de procesamiento y consumo a escala extradoméstica” (A3), cuyas principales características se analizan a continuación.

cobra sentido en un contexto caracterizado por la inestabilidad del sistema económico y por la existencia de conflictos intergrupales (Pastor 2004). Pampa de Olaen

4) Actividades extradoméstica

desarrolladas

a

escala

En tres sitios del sector norte de Pampa de Achala (RY 11, SG 8 y EQ 5), así como en tres de la porción nororiental (Puesto Maldonado 3 y El Alto 2 y 3) (Roldán 1999; Roldán et al. 1999) se efectuaron diferentes actividades a escala extradoméstica. Según información recuperada en RY 11, éstas incluyeron tareas de caza, así como el procesamiento y consumo de animales y vegetales (Pastor 2004). La realización de actividades conjuntas entre individuos pertenecientes a diferentes unidades sociales es frecuentemente mencionada por la documentación etnohistórica referida a la zona de estudios. Por ejemplo para el Valle de Salsacate, una fuente expresa que “...es publico e notorio en esta tierra que se juntan los yndios de unos pueblos con otros a comer y en sus justas y cazaderos y para las gerras y para esto tienen sus conozidos y parientes…” (Archivo Histórico de Córdoba, Escribanía 1, Legajo 2, Expediente 2, citado por Piana de Cuestas 1992). La presencia de estos sitios a considerables distancias de las grandes bases residenciales indica que para la realización de estas actividades conjuntas los ocupantes debieron efectuar importantes traslados. En este sentido, en RY 11 se ha registrado el uso de materias primas líticas de uso regular en el Valle de Punilla (ópalo) y de Salsacate (brecha), lo cual constituye un interesante indicador de las posibles escalas de interacción. Interpretamos estas actividades conjuntas como una estrategia destinada a fortalecer los lazos que unían a diferentes grupos, lo cual

Este sector de los pastizales de altura de las Sierras de Córdoba exhibe un uso diferente al registrado en Pampa de Achala y de San Luis. Como vimos en la sección anterior, se han localizado bases residenciales de grandes dimensiones (B4), idénticas a las ubicadas en los valles serranos, mientras que los sitios de propósitos especiales (A1, B2 y B5), de uso muy discreto, parecen estar funcionalmente vinculados a éstas (Medina 2004a, 2004b). Este uso marcadamente residencial parece estar relacionado con las condiciones ambientales particulares de la Pampa de Olaen, que a diferencia de Achala y San Luis, pudieron permitir el desarrollo de actividades agrícolas, aunque con mayores riesgos que en el caso de los valles. La presencia de sitios residenciales tiene fuertes implicancias en cuanto al uso del espacio local y, posiblemente, las estrategias de subsistencia. A diferencia de la mayoría de los poblados ubicados en los valles, las bases residenciales de Olaen pudieron contar con un acceso directo a los recursos de los pastizales de altura, sin que haya existido la necesidad de efectuar mayores traslados. Seguramente por esta razón no se identificaron sitios como los presentes en Pampa de Achala y de San Luis, específicamente aquellos relacionados con los sistemas de movilidad logística o con la dispersión estacional de los ocupantes de poblados. Los sitios de propósitos especiales nunca se encuentran alejados de las bases residenciales. Probablemente, las áreas de molienda (B5) constituyeron espacios extradomésticos dentro de la zona residencial, 55

Sebastián Pastor y Matías Medina - El uso prehispánico tardío de los ambientes serranos de altura...

mientras que los abrigos rocosos (A1) y las concentraciones al aire libre (B2) pudieron funcionar como “puestos de observación” o “locaciones“ (Binford 1982), vinculados a actividades cinegéticas y/o pastoriles.

tacamos que muchos sitios tradicionalmente considerados “puestos de observación” no disponen de un buen control visual del terreno circundante, aunque se encuentran próximos a asentamientos residenciales, por lo que resulta probable que se encuentren funcionalmente integrados a la actividad pastoril.

CONSIDERACIONES FINALES De todo lo expuesto se desprende que la ocupación prehispánica tardía de los sectores altos de las Sierras de Córdoba se produjo a través de variados mecanismos, que implicaron diferentes modalidades de uso del espacio y de organización de las actividades de subsistencia. El aprovechamiento de los recursos faunísticos de alto rendimiento, propios de estos ambientes, pudo efectuarse a través de movimientos logísticos llevados a cabo por grupos de tareas especializados, o bien por unidades domésticas desprendidas de las bases residenciales ante situaciones críticas, como las provocadas por el fracaso de la producción agrícola. Se ha constatado, además, que estas actividades extractivas fueron desarrolladas ocasionalmente por numerosos individuos, pertenecientes a diferentes unidades sociales, quienes efectuaron el consumo en sitios de propósitos especiales alejados de las bases residenciales. En estos casos, y más allá de las motivaciones económicas, el aprovisionamiento y consumo pudo formar parte de una estrategia dirigida al fortalecimiento de lazos que unían a diferentes comunidades. Por otra parte, algunos sitios de Pampa de Achala y Pampa de San Luis sugieren que algunas personas habitaron estas zonas en forma permanente o semi-permanente, mientras se dedicaban a actividades agro-pastoriles y, posiblemente, a la caza de grandes herbívoros. La existencia de prácticas pastoriles conduce a replantear la visión acerca de la organización de la subsistencia, así como el rol asignado a numerosos sitios identificados en estos ambientes, en particular aquellos que registran ocupaciones discretas. En este sentido, des56

El patrón de asentamiento registrado en Pampa de Olaen contrasta con aquellos conocidos para los ambientes serranos de altura. El uso marcadamente residencial de este espacio no sólo tuvo significación con respecto a la organización de los sistemas de asentamiento, sino que también pudo implicar diferencias en cuanto a las estrategias de subsistencia, específicamente en relación a las posibles importancias relativas de las distintas actividades económicas.A diferencia de las bases residenciales ubicadas en los valles serranos, los poblados de Olaen tuvieron acceso directo a los recursos de los pastizales de altura, aunque debieron afrontar mayores riesgos agrícolas y quedar relativamente alejados de importantes espacios de recursos como los algarrobales. Como puede notarse, la organización de la subsistencia de las comunidades productoras de alimentos mostró variaciones locales, como consecuencia de la estructuración de los recursos en los distintos ambientes y de sus particulares formas de articulación. En síntesis, consideramos que este trabajo aporta elementos de importancia para comprender algunas de las dimensiones de la variabilidad existente entre los grupos en estudio, aún cuando los modelos presentados, de carácter claramente sincrónico, deberán complementarse en el futuro con la incorporación de la dimensión diacrónica o procesual.

Recibido en Junio de 2004 Aceptado en Mayo de 2005

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

AGRADECIMIENTOS Dejamos constancia de nuestro reconocimiento al Dr. Eduardo Berberián, quien se encargó de dirigir las diferentes etapas de la realización de este trabajo. Igualmente, agradecemos a todos aquellos que participaron en los trabajos de campo: Diego Rivero, Germán Figueroa, Mariana Dantas, Laura López, Candelaria Berberián y Cristian Jacob. Los autores somos los únicos responsables por los conceptos vertidos en el trabajo.

BIBLIOGRAFÍA Aldenderfer, Mark 1998. Montane Foragers. Asana and the SouthCentral Andean Archaic. Iowa, University of Iowa Press. Arguello de Dorsch, Elsa 1983 Investigaciones arqueológicas en el Departamento de Punilla (Provincia de Córdoba Rep. Argentina): sitio Pun 39. Comechingonia 1: 41-60. Córdoba. Berberián, Eduardo 1984. Potrero Garay: una entidad sociocultural tardía de la región serrana de la Provincia de Córdoba (Rep. Argentina). Comechingonia 4: 71-138. Córdoba. 1999. Sierras Centrales. En: Nueva Historia de la Nación Argentina, Academia Nacional de la Historia (eds.), Tomo I, pp. 135-158. Buenos Aires, Editorial Planeta. Berberián, Eduardo y Fabiana Roldán 2001.Arqueología de las Sierras Centrales. En: Historia Argentina Prehispánica, E.E. Berberián y A. Nielsen (eds.), pp. 635-691. Córdoba, Editorial Brujas. Binford, Lewis 1980. Willow smoke and dog´s tail: hunter-gatherer settlement systems and archaeological site formation. American Antiquity 45: 4-20. Washington, Society for American Archaeology. 1982. The Archaeology of Place. Journal of Anthropological Archaeology 1: 5-31. Borrero, Luis y Hugo Nami 1990. Piedra del Águila: análisis de los materiales de superficie. Praehistoria 2: 19-41.

Capitanelli, Ricardo 1979. Clima. En: Geografía Física de la Provincia de Córdoba, J. Vázquez, R. Miatello y M. Roque (eds.), pp. 45-138. Buenos Aires, Editorial Boldt. González, Albert 1943. Arqueología del yacimiento indígena de Villa Rumipal (Pcia. de Córdoba). Publicaciones del Instituto de Arqueología, Lingüística y Folcklore “Dr. Pablo Cabrera” IV. Córdoba. 1949. Nota sobre la arqueología de Pampa de Olaen (Córdoba). Notas del Museo de La Plata. Tomo XIV. Antropología Nro 56: 463-503. La Plata. Laguens, Andrés 1999. Arqueología del contacto hispano-indígena. Un estudio de cambios y continuidades en las Sierras Centrales de Argentina. BAR, International Series 801. Oxford, British Archaeological Reports. Luti, Ricardo, María Bertran de Solís, Francisca Galera, Nélida Muller de Ferreira, Mercedes Berzal, Manuel Nores, Miguel Herrera y Juan Barrera 1979. Vegetación. En: Geografía Física de la Provincia de Córdoba, J. Vazquez; R. Miatelo y M. Roque (eds.), pp. 297-368. Buenos Aires, Editorial Boldt. Marcellino, Alberto, Eduardo Berberián y José Perez 1967. El yacimiento arqueológico de Los Molinos (Dpto. de Calamuchita - Córdoba). Publicaciones del Instituto de Antropología XXVI. Córdoba. Martín de Zurita, Juana 1983. Etnohistoria del Departamento Pocho (Pcia. de Córdoba - Rep. Argentina). Durante el siglo XVI. Comechingonia 1: 113-149. Córdoba. Medina, Matías 2004a. Producción de alimentos y uso del espacio en Pampa de Olaen (Córdoba, Argentina). Resultados de las primeras prospecciones arqueológicas. Actas del XV Congreso Nacional de Arqueología Argentina. Río IV. En prensa 2004b. Diversificación económica y uso del espacio entre las poblaciones productoras de alimentos del norte de Punilla y Llanura Noroccidental (Córdoba, Argentina). Informe presentado al CONICET. Córdoba, Ms. Medina, Matías y Sebastián Pastor 2004. Chacras Dispersas. Una aproximación etnográfica y arqueológica al estudio de la agricultura prehispánica en la región serrana de Córdoba. Córdoba, Ms. Nielsen, Axel y Fabiana Roldán 1991. Asentamientos satélites y asentamientos

57

Sebastián Pastor y Matías Medina - El uso prehispánico tardío de los ambientes serranos de altura...

agrícolas permanentes: el caso “El Fantasio” (Dpto. Punilla, Córdoba). Comechingonia 7:65-75. Córdoba. Pastor, Sebastián 2000. Producción lítica en Puesto Maldonado 3 y La Hoyada 6 (Pampa de Achala). Una aproximación a las estrategias tecnológicas de las comunidades productoras de alimentos de la región serrana de Córdoba. Tesis de Licenciatura en Historia. Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba, Ms. 2002a. Subsistencia, movilidad y tecnología de las comunidades productoras de alimentos del Valle de Salsacate y pampas de altura adyacentes (Pcia. de Córdoba). Informe presentado al CONICET. Córdoba, Ms.

porción meridional del Valle de Punilla (Pcia. de Córdoba). Actas de las Jornadas de Antropología de la Cuenca del Plata, Tomo III, pp. 48-54. Rosario. Roldán, Fabiana; Rivero, Diego y Sebastián Pastor 1999. Las Sierras Centrales durante el Holoceno: perspectivas desde El Alto III (Pampa de Achala, Provincia de Córdoba). Actas del XIII Congreso Nacional de Arqueología Argentina. Córdoba. En prensa Yacobaccio, Hugo, Celina Madero y Marcela Malmierca 1998. Etnoarqueología de Pastores Surandinos. Buenos Aires, Grupo de Zooarqueología de Camélidos.

2002b. El sitio Río Yuspe 14 (Pampa de Achala, Córdoba). Perspectivas sobre el uso prehispánico tardío de los ambientes serranos de altura. Córdoba, Ms. 2004. Las actividades de procesamiento-consumo y las relaciones intergrupales en el período prehispánico tardío de las Sierras de Córdoba. Arqueología de Arroyo Talainín 2 y Río Yuspe 11. Anuario de la Escuela de Historia 3: 99-118. Córdoba. Pastor, Sebastián y Matías Medina 2003. Osteometría de camélidos en sitios tardíos de las Sierras de Córdoba (Argentina). Primeras evidencias sobre la presencia de Lama glama. En: El manejo de los camélidos sudamericanos. Tilcara, G. Mengoni Goñalons, D.E. Olivera y H.D. Yacobaccio (eds.), Grupo de Zooarqueología de Camélidos – Internacional Council of Archaeozoology (en prensa) Piana de Cuestas, Josefina 1992. Los indígenas de Córdoba bajo el régimen colonial (1570-1620). Córdoba, Dirección General de Publicaciones de la Universidad Nacional de Córdoba. Rivero, Diego 2001. Movilidad logística y sitios de ocupación breve en comunidades formativas prehispánicas de las Sierras de Córdoba. Tesis de Licenciatura en Historia. Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba, Ms. Roldán, Fabiana 1999. El proceso de desarrollo del modo de vida productor en el sector serrano de la provincia de Córdoba. Informe presentado al CONICOR. Córdoba, Ms. Roldán, Fabiana y Sebastián Pastor 1997. Tipos de asentamientos prehispánicos en la

58

* Sebastián Pastor egresó de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba (UNCba) en el 2000. Actualmente es Becario Doctoral del CONICET investigando la arqueologia de periodo prehispanico tardío en la zona central de las Sierras Centrales. ** Matías Eduardo Medina es Licenciado en Ciencias Antropológicas Orientación Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), desde el año 2002. Actualmente es Becario Doctoral de CONICET, siendo su tema de investigación la diversificación económica y uso del espacio entre las poblaciones productoras de alimentos del norte de Punilla y Llanura Noroccidental (Córdoba, Argentina).

ARTÍCULOS

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

EL ESTILO EN LA CERÁMICA DEL HUMEDAL DEL PARANÁ Dolores Rodrigué* RESUMEN El registro arqueológico del humedal del río Paraná inferior señala la existencia de un complejo sistema de decoración de la alfarería establecido por lo menos 1700 años AP. La cerámica de los grupos cazadores-recolectores presente en el área se agrupa, desde el punto de vista estilístico, en colecciones con presencia de cerámica incisa o conjuntos de alfarería lisa. Estos conjuntos cerámicos verifican la existencia de una gran variabilidad estilística que brinda información sobre los procesos de identificación y diferenciación social que se dieron entre los grupos aborígenes. La complejidad del registro cerámico aumenta significativamente con el arribo de grupos horticultores amazónicos a la zona. Palabras clave: Humedal del Paraná inferior - cazadores recolectores- estilo - cerámica - diseños decorativos.

ABSTRACT Archaeological sites generated by hunter-gatherers in the Lower Parana’s wetland (Late Holocene) have large quantities of pottery. Plain and incised pottery was used synchronically.The latter shows complex patterns established at least 1700 BP, and it continued till the Europeans arrived to the area. Information provided by those patterns allows us to explore the social relationships between hunter-gatherers. The archaeological complexity in pottery increases due to the arrival of Amazonian horticulturalist groups, few centuries before Europeans began to explore the wetland. Key words: Lower Paraná wetland - hunter-gatherers - style - pottery - decorative items.

INTRODUCCIÓN Existen numerosas problemáticas que abordan el concepto de estilo dentro de lo que es la arqueología mundial (cf. Conkey y Hastorf 1990). En el presente trabajo se analizará la decoración de diferentes conjuntos cerámicos teniendo en cuenta que el estilo es un modo de comunicación no verbal utilizado para transmitir información (Wobst 1977;Wiessner

1983; David et al. 1988). Si bien existen numerosos canales por medio de los cuales las personas proyectan distintos aspectos de su identidad a los otros, uno muy importante y reconocibles arqueológicamente es el estilo. Las variaciones estilísticas expresan la identidad personal y grupal en un proceso de comparación social1 en donde por un lado los individuos de determinado grupo intentan identificarse y se sienten miembros del mismo

* FFyL. Universidad de Buenos Aires (UBA) - [email protected] Rodrigué, Dolores. 2005. El estilo en la cerámica del Humedal del Paraná. La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología. 1:59-75. Buenos Aires

59

Dolores Rodrigué - El estilo en la cerámica del Humedal del Paraná.

y por el otro continuamente establecen distinciones para diferenciarse de los demás (Wiessner 1983). Una de las propiedades más importantes para que los objetos transmitan información es la densidad con la que se encuentra dicho objeto en la población. El estilo solamente puede difundirse si el objeto portador del mismo es replicado con gran intensidad de modo que pueda ser copiado y decodificado por un gran número de personas. En este sentido, la cerámica del humedal del Paraná posee los valores más altos de toda la región, llegando a unos 1300 tiestos por m3 en algunos depósitos. Los análisis estilísticos cuentan con una larga tradición en la arqueología pampeana, y sobre todo en el área del Paraná inferior (Zeballos y Pico 1878; Torres 1911; Outes 1918; Lothrop 1932; Cigliano et al. 1971; Lafón 1971; Caggiano 1977a, 1977b, 1984; Kusch y Conlazo 1984). Sin embargo, aún existen pocos datos cronológicos microregionales referibles al área de estudio. El objetivo de este trabajo es introducir nuevos elementos en esta discusión, analizando la variabilidad estilística y la cronología asociada a diferentes conjuntos cerámicos pertenecientes al Holoceno tardío para tratar de aportar al conocimiento sobre el proceso de comparación social1 (sensu Wiessner 1983) presente entre estos grupos. Se han incluido también en esta discusión otros conjuntos alfareros referibles al estilo cerámico que se encuentran disponibles en la bibliografía del área.

EL HUMEDAL DEL PARANÁ El humedal del Paraná inferior se encuentra en el sector centro-oriental de la región pampeana, en estrecha asociación a las aguas cálidas del río Paraná (Mapa 1). El tramo inferior de dicho ambiente ha sido denominado “Delta inferior”, el cual cuenta básicamente con un sector insular, conformado por pequeñas 60

Mapa 1. Área de estudio.

islas dentro del río Paraná. El espacio comprendido entre la margen derecha del río Paraná y la barranca de erosión marina que marca el inicio de la Pampa Ondulada ha sido denominado “Bajíos Ribereños” (Bonfils 1962). Este sector se caracteriza por tener una planicie inundable, con pequeñas elevaciones que quedan fuera de las inundaciones periódicas. Estos últimos son localmente denominados albardones y sobre ellos se encuentran todos los sitios arqueológicos reconocidos en el área (Loponte y Acosta 2002a). Las condiciones actuales del ambiente se habrían establecido a partir de 1700 años AP (Cavallotto et al. 1999). Información procedente del sitio arqueológico Túmulo de Campana contrasta positivamente la antigüedad propuesta por Cavallotto, ya que la biocenosis recuperada, similar a la actual, fue fijada en 1670± 70 años AP (Loponte et al. 2002). El humedal del Paraná inferior posee una gran densidad de depósitos arqueológicos (Torres 1911; Caggiano 1984; Loponte et al.

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

Mapa 2. Ubicación de los sitios del área

2002). En el Mapa 2 incluimos solamente algunos de ellos, algunos de los cuales mencionaremos en este trabajo. La estructura del registro regional Los grupos aborígenes que habitaron el área basaron su alimentación principalmente en la captura y consumo de peces (siluriformes y characiformes).Asimismo, los registros arqueofaunísticos señalan la explotación en cantidades importantes de otros recursos, como el coipo y posiblemente el cuis. Los ungulados (ciervos de los pantanos y venado de las pampas) fueron recursos muy significativos no sólo para la subsistencia de estos grupos cazadores-recolectores sino como fuente de materia prima para la confección de arpones óseos (Acosta y Loponte 2002). La importancia de la dieta vegetal ha quedado demostrada por los análisis isotópicos realizados sobre algunos individuos recuperados en los sitios arqueológicos del área, sugiriendo un componente vegetal de aproximadamente un 30% de la dieta total (Acosta y Loponte 2002).

Las poblaciones humanas habían incorporado el uso de la alfarería de una manera efectiva dentro de las estrategias económicas. En este sentido, la cerámica constituye el tipo de evidencia artefactual más abundante en todos los depósitos del área, cuyas densidades de hallazgo son probablemente de las más elevadas de toda la región, llegando a 1316 tiestos por m3 en el sitio La Bellaca 2 (Pérez y Cañardo 2003). La tipología de las vasijas fundamentalmente se refiere a ollas, escudillas y cuencos (Cigliano et al. 1971; Loponte y Acosta 2003; Pérez y Cañardo 2003). Desde el punto de vista estilístico la decoración se registra en el borde de las vasijas y fundamentalmente se refiere a dibujos geométricos realizados con una técnica incisa. Sin embargo, también encontramos sitios en donde la alfarería es fundamentalmente lisa (e.g. sitios Guazunambí, Las Vizcacheras, La Bellaca 1 y 2). Unos siglos antes del arribo de los españoles al Río de la Plata se produce la penetración de grupos guaraníes en el área (Lothrop 1932; 61

Dolores Rodrigué - El estilo en la cerámica del Humedal del Paraná.

Caggiano 1984; Loponte y Acosta 2004). Estos grupos eran fundamentalmente horticultores, principalmente de maíz. El patrón de caza era básicamente insular, con una significativa incidencia del ciervo de los pantanos y los peces. Por el contrario, el venado de las pampas está prácticamente ausente del registro. Como elemento distintivo en las actividades de caza, es notable la captura y consumo de carpincho (Loponte y Acosta 2004). Otras características de estos grupos eran el empleo de hachas pulidas probablemente utilizadas para limpiar áreas de cultivo y los enterratorios secundarios en urnas (Lothrop 1932; Loponte et al. 2002). En cuanto a la cerámica, se caracteriza fundamentalmente por la técnica del corrugado y el ungiculado, siendo uno de los factores distintivos la presencia de pintura polícroma (blanco, ocre, negro y rojo) asociada a formas de contorno compuesto. Algunos de los sitios que presentan estas características en el área son Arroyo Malo (Lothrop 1932), El Arbolito (ubicado en la Isla Martín García, Outes 1918) y Arroyo Fredes (Loponte y Acosta 2004).

entre los años 1998 y 2003. La cerámica procedente de Anahí y Túmulo de Campana se recuperó en las campañas de Lafón, Chiri y Orquera efectuadas a fines de los 60’ y principios de los 70’. Los estándares de excavación por las cuales se obtuvieron estas dos últimas colecciones son similares a las actuales (cf. Loponte y Acosta 2002a). Igualmente hay que tener en cuenta que provienen de colecciones museísticas, por lo tanto los porcentajes podrían estar sesgados. En la Tabla 1 se observan algunas de las características de los depósitos de donde provienen los conjuntos cerámicos analizados, su ubicación, el estrato ambiental donde se encuentran y su cronología absoluta. Estratigrafía de los sitios

La cerámica utilizada para este estudio procede de 4 sitios ubicados en el sector de Bajíos Ribereños de la Provincia de Buenos Aires.

Las secuencias estratigráficas de los cuatro sitios que presentamos aquí son similares. Se inician con un horizonte “A”, correspondiente al suelo actual. Su potencia oscila entre 20 y 60 cm, correspondiendo al nivel arqueológicamente fértil. Debajo de este horizonte se encuentra una capa compuesta por arena de origen fluvial con cantidades subordinadas de arcilla (capa C) que la torna bastante plástica y que representa un período de agregación fluvial (cf. Parker y Marcolini 1992). Entre ambas unidades se reconoce una capa “A/C” con características transicionales que oscila entre los 5 y los 7 cm, como queda reflejado en la Figura 1.

La alfarería de los sitios La Bellaca 2 y Arroyo Fredes fue obtenida en excavaciones sistemáticas realizadas por Acosta y Loponte

Todos los depósitos arqueológicos fueron excavados mediante unidades de extracción artificiales de 5 cm y posteriormente analizados

MATERIALESY MÉTODOS Los sitios arqueológicos

Sitio ANAHÍ

Latitud

Longitud Estrato ambiental

34º°16' 95,1 58º°48' 47,2 Humedal (continental) 1020 ± 70 (Beta 147108 M.coypus)

LA BELLACA 2 34º°22' 79,3 58º°39' 53,5 Humedal (continental) T. CAMPANA

Cronología (AP) 680 ± 80 (LP-1263 Mammalia)

34º°11' 54" 58º°55' 14" Humedal (continental) 1640 ± 70 (Beta 172059 Mammalia)

Aº FREDES 34º°11' 67" 58º°33' 61,6" Humedal (insular) 690 ± 134 (CAIS Homo sapiens) Tabla 1. Sitios arqueológicos de donde provienen las colecciones analizadas.

62

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

Figura 1. Estratigrafía de los sitios analizados.

en el laboratorio. Sin embargo, no se han detectado variaciones internas dentro de cada depósito en particular. Los valores de NISP y la estructura tecnotipológica de los artefactos se mantienen estadísticamente constantes a través de todo el horizonte “A” de cada sitio. Asimismo, los tiestos analizados presentan una clara continuidad en la técnica y los motivos que sugieren las mismas pautas de decoración cerámica a lo largo de todo el horizonte de suelo en cada depósito respectivo. Se han remontado fragmentos de vasijas gracias al aporte de tiestos procedentes de distintos niveles de extracción, sugiriendo una íntima relación del registro arqueológico a lo largo de todo el horizonte de suelo. Por lo tanto, cada depósito es considerado una unidad agregativa a efectos de su presentación. Una discusión sobre los perfiles estratigráficos y la covariación de hallazgos arqueológicos puede verse en Loponte y Acosta (2002b, 2004). Metodología de análisis La comparación de la cerámica de estos sitios es posible en este nivel de análisis ya que todos los depósitos comparten características

similares, importantes para el entendimiento de la cerámica del área. Todos ellos fueron descriptos como sitios de actividades múltiples y en todos se han registrado inhumaciones (ver Loponte y Acosta 2002a, 2003). Por otra parte, los estudios técnicos realizados por Pérez y Cañardo (2003) proponen que la elaboración de la alfarería de los grupos cazadoresrecolectores, teniendo en cuenta los espesores de las paredes y los diámetros de bocas de las vasijas, fueron realizados en respuesta a necesidades semejantes. Teniendo en cuenta estas características compartidas, se utilizó la misma metodología de análisis para las muestras de todos los depósitos. De cada sitio se separó, del universo total de fragmentos de cerámica, aquellos que tenían decoración incisa. Con estos fragmentos se realizó la tarea de remontaje, con el objetivo de obtener un panorama más preciso respecto de la evolución de los motivos. Sin embargo, debido a la alta fragmentación de la alfarería, fueron muy pocos los tiestos incisos que ensamblaron. Esta característica ya había sido

63

Dolores Rodrigué - El estilo en la cerámica del Humedal del Paraná.

notificada por diversos autores que trabajaron en el área (e.g. Torres 1911; Cigliano et al. 1971). Luego se definieron distintas categorías técnicas y decorativas para analizar la cerámica de cada sitio. Respecto a la terminología empleada se consultaron los trabajos de Outes (1918), Brochado (1973), Caggiano (1977b) y Kusch y Conlazo (1984). Debido a cierta ambigüedad en algunos términos referidos a la técnica de decoración, se definen a continuación las categorías que se usaron en el análisis descriptivo: Línea Continua: Se produce al introducir un intermediario en la pasta que no se eleva hasta terminar el motivo, dejando así una línea continua. Surco Rítmico: Consiste en introducir un elemento en la pasta y elevarlo a pequeños intervalos regulares y rítmicos. La impronta que deja puede estar constituida por puntos, líneas o triángulos que quedan interligados entre sí debido al arrastre de pasta. Quebrado: Se produce cuando se introduce en la pasta un elemento que efectúa un surco. Este surco varía su longitud entre un centímetro o un poco más según los casos. Esta misma operación es repetida a intervalos más o menos regulares. Aquí no hay arrastre de pasta que ligue los diferentes segmentos. Punteado: Consiste en hendiduras realizadas con un elemento punzante. Generalmente la impronta es un punto, pero puede también ser un paralelogramo o de forma triangular. Ungiculado: Esta técnica produce pequeños surcos a intervalos repetidos sin arrastre de pasta. Su particularidad es que el intermediario usado es la uña del artesano. Corrugado: Se obtiene ejerciendo una presión con el dedo pulgar y arrastrando la pasta, 64

generalmente de derecha a izquierda. Siguiendo con el análisis, se compararon las técnicas decorativas y motivos temáticos presentes en los cuatro conjuntos cerámicos procedentes de los sitios mencionados anteriormente a fin de determinar diferencias y similitudes entre ellos. En cuanto a la terminología estilística, ésta es francamente anárquica en la literatura del área. Un buen intento de integración puede verse en Kusch y Conlazo (1984). Aquí hemos optado por una descripción basada en los elementos temáticos básicos, que son las formas primarias a partir de las cuales se constituyen los motivos. Independientemente hemos enfatizado una aproximación gráfica, por ello se adjuntan los motivos identificados lo que permite que éstos puedan ser visualmente distinguidos. Paralelamente se amplió esta comparación, integrando algunos conjuntos cerámicos que están disponibles en la bibliografía del área y que presentan en su publicación un cierto detalle que hizo posible una mínima base comparativa.

ATRIBUTOSTÉCNICOSY ESTILÍSTICOS Se expondrán a continuación la técnica decorativa y los motivos que se analizaron en cada uno de los conjuntos alfareros. En la Tabla 2 podemos ver sintetizados los porcentajes de las técnicas decorativas que se utilizaron en cada sitio. Túmulo de Campana La colección de Túmulo de Campana está compuesta por un total de 3032 fragmentos, de los cuales 202 tiestos presentan decoración, representando casi un 6,7% de la muestra (ver Tabla 6).

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

Una de las características más sobresalientes de esta cerámica es la decoración zonal, restringiéndose a la parte superior de las vasijas en forma paralela a la boca. Pérez y Cañardo (2003) realizaron un análisis referido a la distribución de la decoración en función de su ubicación en las vasijas. La misma puede hallarse en los bordes, cuerpos o bases (ver la caracterización de los mismos en Pérez y Cañardo 2003). Los resultados fueron los siguientes: de la muestra total de 495 bordes, 23,4% estaban incisos; del total de 2172 tiestos pertenecientes a cuerpos, 3,9% tenían incisiones y solamente 1 tiesto de los 365 tiestos correspondientes a las bases poseía decoración. Por lo tanto, la amplia mayoría de la decoración se encuentra en los fragmentos de la boca o parte superior de las vasijas.

los valores no son muy significativos si tenemos en cuenta el total de la muestra (ver Tabla 2 ). De los 202 fragmentos, y luego del remontaje de los mismos, solamente se pudieron aislar motivos en 130 tiestos. Al analizarlos se observó que los mismos están delimitados generalmente dentro de campos. Estos campos son franjas horizontales paralelas al borde que se encuentran en la parte superior de las vasijas, que luego se rellenan con diferentes motivos. Estos “campos llenos” pueden ser simples (como los arriba descriptos) o “campos llenos compuestos”, que son aquellos en donde, de la franja horizontal se desprende un motivo vertical que generalmente es un triángulo o un dibujo escalonado. El resto de los fragmentos tienen una decoración simple. Otros fragmentos presentan un “rayado restringido” (ver Figura 2), paralelo al borde, con una técnica quebrada o unguiculada. En la Tabla 3 se encuentran representados los motivos de Túmulo de Campana.

Adentrándonos en los motivos incisos de la cerámica, encontramos en esta colección que la mayoría de los mismos se realizó con una combinación de técnicas. El quebrado y la línea continua se asocian en 81 fragmentos, siendo ésta la mayor proporción. Le sigue el quebrado en 79 tiestos. De lo anterior se desprende que la técnica predominante en Túmulo de Campana es la del quebrado, ya sea asociado a la línea continua en una técnica mixta, ya sea como técnica única. El resto de

Anahí La colección analizada de Anahí está compuesta por 8948 fragmentos de los cuales 587 están decorados con incisión. Al igual que Túmulo de Campana, también presenta una

ANAHI

BELLACA 2

T. CAMPANA° Aº FREDES

N°Frag.

%

N°Frag.

%

N°Frag.

5

0,8%

7

33,3%

21

10,4%

-

-

SURCO RÍTMICO

546

93,1%

3

14,3%

7

3,4%

-

-

QUEBRADO

22

3,7%

6

28,6%

79

39,1%

-

-

PUNTEADO

-

-

5

23,8%

3

1,5%

-

-

14

2,4%

-

-

-

-

-

-

MIXTO (quebrado/ línea continua)

-

-

-

-

81

40,1%

-

-

UNGUICULADO

-

-

-

-

11

6,4%

20

21,5%

CORRUGADO

-

LÍNEA CONTINUA

MIXTO (surco / quebrado)

TOTAL 587 Tabla 2. Técnicas decorativas de cada sitio.

% N°Frag.

%

-

-

-

-

-

73

78,5%

100%

21

100%

202

100%

93

100%

65

Dolores Rodrigué - El estilo en la cerámica del Humedal del Paraná.

Motivo Simple

Campo Lleno Simple

Campo Lleno Compuesto

Rayado Restringido

Figura 2. Motivos de Túmulo de Campana

decoración zonal. La técnica más utilizada en Anahí es el surco rítmico, representada en un 93% de la muestra. El porcentaje restante se distribuye entre las otras categorías (ver Tabla 4). En cuanto a los motivos, pudimos aislar 156 de los 587 fragmentos incisos. Predominan los complejos, que son aquellos en los cuales las unidades básicas se combinan haciendo que el diseño decorativo sea parte de un motivo mayor, que nunca se encontró en forma completa debido a la fragmentación que poseen

66

los tiestos. En algunos de ellos se puede visualizar un motivo formado por una T (Márquez Miranda 1932; Kush y Conlazo 1984), pero ésta nunca se encontró aislada sino formando parte de un motivo mayor (ver Figura 3). Le siguen en proporción los motivos simples, los cuales tienen una, dos o incluso tres líneas paralelas al borde de la vasija; éstas pueden ser lineales, en zig-zag o pequeñas ondulaciones. Frecuentemente hay una combinación de ellas, siempre en el borde superior de las vasijas. Con menos del 15% encontramos los motivos triangulares. Con un porcentaje similar

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

Campos Llenos Simples Simples Compuestos Rayado restringido Total 12

88

19

11

130

9,2%

67,7%

14,5%

8,5%

100%

Tabla 3. Motivos decorativos de Túmulo de Campana Guardas Griegas

Motivo Complejo formado por una T invertida

Motivo Triangular

Motivo Simple

Figura 3. Motivos de Anahí

se encontraron las “guardas griegas” (Outes 1917; Márquez Miranda 1932). Los misceláneos son motivos que no se pueden identificar y que generalmente están presentes una única vez. La Bellaca 2 Esta colección está formada por 11841 tiestos. Del universo total de fragmentos se contabilizaron solamente 21 tiestos decorados, ello representa un 0,18% de la muestra. Teniendo en cuenta la cantidad de m3 removidos

en relación a la cantidad de tiestos contabilizados se obtiene una densidad de 1316 tiestos por m3 (Pérez y Cañardo 2003). Debido a que la distribución de la superficie excavada ha tomado en cuenta diferentes sectores del albardón del sitio, es muy poco probable que esta baja representatividad de tiestos incisos se deba a problemas de muestreo. Dado el bajo porcentaje de decoración, la cerámica de este sitio puede considerarse básicamente lisa. En la Tabla 2 se encuentran las proporciones

67

Dolores Rodrigué - El estilo en la cerámica del Humedal del Paraná.

Simples Guardas griegas Triangulares Complejos Misceláneos Total 22

31

20

61

22

156

14,1%

19,9%

12,8%

39,1%

14,1%

100%

Tabla 4. Motivos decorativos de Anahí

de la técnica de incisión, pero en tan pocos fragmentos no se puede expresar una tendencia. Algunos de los motivos (4 fragmentos) conforman áreas punteadas, compuestas por rectángulos que muchas veces se suceden en forma escalonada y que se rellenan con una

fragmentos, que ha integrado los tiestos analizados en este trabajo, se encuentra detallada en Loponte y Acosta (2004). OTROS SITIOS DEL AREA

Figura 4. Motivos de La Bellaca 2

Para comprender mejor cómo se distribuyen los motivos que se pudieron identificar de las colecciones analizadas en el resto del área, se compararon los mismos con algunos conjuntos cerámicos de los sitios disponibles en la literatura que tuvieran los motivos publicados. Las referencias respectivas de los sitios consultados se detallan a continuación (Tabla 5).

técnica punteada. En 3 tiestos encontramos una decoración de líneas perpendiculares o paralelas al borde. Reproducimos a continuación (Figura 4) dos de los motivos de La Bellaca 2.

En general, la cerámica de estos sitios es estilísticamente similar. Varios autores (e.g. Lothrop 1932; Cigliano et al. 1971; Caggiano 1977a) describen que la decoración es zonal, incisa y con motivos geométricos.

Arroyo Fredes

Para mostrar aquellos motivos que tanto Anahí como Túmulo de Campana comparten con los otros sitios de la zona, realizamos dos cuadros (Figuras 6 y 7) donde plasmamos esquemáticamente aquellos motivos que estaban publicados en la bibliografía y eran iguales a los presentes en la cerámica analizada por nosotros.

Líneas

Áreas Punteadas

Esta colección es muy diferente a las anteriores. El material analizado posee un total de 423 tiestos, compuestos por una cerámica lisa, corrugada o unguiculada. La técnica más utilizada dentro del subconjunto de 93 tiestos decorados es el corrugado, en aproximadamente el 80% de la muestra. El resto de la cerámica corresponde al unguiculado. Estas técnicas se desarrollan a lo largo de toda la pieza en forma uniforme, no hay decoración zonal (ver Figura 5). Tampoco presenta motivos definidos en términos de cerámica incisa. Un análisis de la muestra total de 68

Los sitios El Arbolito (Isla Martín García) y Arroyo Malo presentan características de la cerámica guaraní: corrugado, unguiculado y cerámica polícroma con bordes de contorno compuesto. Esta cerámica es muy similar a la del sitio Arroyo Fredes. Por otra parte, La Bellaca 2 que se compone básicamente por cerámica lisa se corresponde

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

Corrugado

Unguiculado

Figura 5. Cerámica de Arroyo Fredes

SITIO

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

Isla Talavera

Caggiano et al 1997

El Arbolito

Outes 1917;

(I. Martín García) Cigliano et al 1971 Punta Indio

Cigliano et al 1971

Isla Lechiguanas

Caggiano 1977a; Caggiano 1984

Cañada Honda

Caggiano 1977b

Guazunambí

Pérez y Cañardo 2003

La Bellaca 1

Pérez y Cañardo 2003

Río Luján

Caggiano 1977b

Punta Piedras

Vignati 1931

Arroyo Malo

Lothrop 1932

Arroyo Sarandí

Lothrop 1932

Paraná Ibicuy 5

Caggiano1984

El cerrillo

Lothrop 1932

Tabla 5. Referencias bibliográficas de los sitios comparados en el trabajo

con los sitios Guazunambí y La Bellaca 1 que también tienen una alfarería carente de decoración incisa. Asimismo los tiestos pintados representados en estas colecciones también son bajos. La Bellaca 1 y 2 tienen un porcentaje

menor al 1% en fragmentos pintados y Guazunambí un poco más elevado, 2,4% y generalmente se encuentra en las bases de las vasijas (ver Pérez y Cañardo 2003). DISCUSIÓN La cerámica presente en el área puede ubicarse dentro de tres grandes agrupaciones que se encuentran en el humedal del Paraná inferior. Estas agrupaciones tienen una distribución cronológica que se solapa parcialmente en un lapso mínimo de 300 años (ver Tabla 7). Estas agrupaciones se componen por: 1) Sitios con cerámica incisa. Entre ellos se encuentran Anahí y Túmulo de Campana. 2) Sitios con cerámica lisa. Estos conjuntos cerámicos no poseen alfarería con incisión o sus valores son mínimos, como en La Bellaca 2 que se encontraron 21 tiestos incisos. 3) Sitios con cerámica corrugada pertenecientes a la tradición guaraní. A este grupo pertenece la alfarería de Arroyo Fredes. En la Tabla 7 se puede apreciar que la

69

Dolores Rodrigué - El estilo en la cerámica del Humedal del Paraná.

Figura 6. Motivos de Túmulo de Campana que se repiten en los otros sitios del área. Cada uno de estos motivos está presente una o más veces en tiestos de Túmulo de campana y en el sitio con el cual se compara.

Figura 7. Motivos de Anahí que se repiten en los otros sitios del área. Cada uno de estos motivos está presente una o más veces en tiestos de Anahí y en el sitio con el cual se compara.

70

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

ANAHÍ T. CAMPANA LA BELLACA 2 Aº FREDES FRAGMENTOS

8948

3032

11841

423

587

191

21

-

-

-

-

73

-

11

-

20

6,56%

6,66%

0,18%

22%

TOTALES FRAGMENTOS INCISOS FRAGMENTOS CORRUGADOS FRAGMENTOS UNGUICULADOS % DECORADO

Tabla 6. Tamaño de la muestra por sitio.

existencia de alfarería lisa no implica automáticamente una mayor antigüedad de la misma. Asimismo, observamos que en el sitio Túmulo de Campana la alfarería es muy compleja desde lo estrictamente estilístico, sugiriendo la existencia de un desarrollo previo más temprano de la alfarería en la zona. La existencia de diferentes depósitos que contienen cerámica lisa e incisa, cuya cronología en términos arqueológicos es equivalente, podría estar relacionado con determinada variabilidad en la composición étnica de los grupos del área. Dicha variabilidad no puede ser explicada en términos de funcionalidad ya que todos los sitios han sido descriptos como de actividades múltiples (ver discusión en Loponte y Acosta 2002a, 2002b). En este sentido, también debe descartarse que exista algún tipo de covariación entre la presencia de alfarería incisa y la presencia de enterratorios, ya que todos los sitios del área contienen inhumaciones (ver más detalles en Loponte y Acosta 2003). Por otra parte, el fechado de Arroyo Fredes muestra que la irrupción de los grupos horticultores amazónicos se produjo como mínimo aproximadamente dos siglos con anterioridad a la conquista europea.

Los rasgos estilísticos son buenos o malos indicadores de contacto teniendo en cuenta la dificultad o facilidad de replicación. La replicación de elementos simples de diseño en un área pueden decir muy poco acerca de los contactos existentes, por el contrario, los diseños más complejos son indicadores más sensibles (Friedrich 1970; Wiessner 1983). Refiriéndonos a los conjuntos con cerámica incisa, perteneciente a los cazadores-recolectores del área, podemos ver que existen patrones comunes en la alfarería que se recupera en esos depósitos. Entre ellos se encuentra la decoración zonal en el borde de las vasijas, los motivos mayormente geométricos, todos realizados con una técnica incisa. Al mismo tiempo los motivos simples se encuen-tran en casi toda la alfarería de la zona. En el humedal del Paraná, los motivos más complejos de Túmulo de Campana se repiten en otros sitios como ser Punta Indio, Talavera, Punta Piedras y El cerrillo (ver Figura 6), depósitos que se encuentran alejados espacialmente. Paralelamente, el sitio Anahí encuentra una mayor correspondencia con la colección del sitio Talavera, como se aprecia en la Figura 7. Estas características compartidas estarían dando cuenta de un código semiótico compartido por los grupos que habitaron el humedal del Paraná inferior. 71

Dolores Rodrigué - El estilo en la cerámica del Humedal del Paraná.

CRONOLOGÍA

CERÁMICA

CERÁMICA

CERÁMICA

INCISA

LISA

CORRUGADA

1700 AP T. DE CAMPANA 1600 AP

1500 AP

1400 AP

1300 AP

1200 AP

1100 A.P.

LA BELLACA 1 GARÍN*

1000 A.P.

LAS VIZCACHERAS*

ANAHÍ GUAZUNAMBÍ

900 A.P.

800 A.P.

700 A.P.

LA BELLACA 2 Aº°FREDES

600 A.P.

ISLA TALAVERA

500 A.P EL ARBOLITO 400 A.P.

ARROYO MALO

Tabla 7. Cronología de la cerámica en el área. *Los fechados y las características de la cerámica fueron publicados en Loponte y Acosta 2002a

72

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

Sin embargo vemos que la técnica de incisión en los sitios analizados es diferente. En Túmulo de Campana la técnica más utilizada es el quebrado. Sin embargo, en la colección de Anahí predomina el surco rítmico. Los motivos complejos de ambos sitios son bastante diferentes si bien comparten la característica de ser geométricos. Esto estaría hablando de una gran variabilidad a nivel interdepósito. Teniendo en cuenta esto se propone, siguiendo a Wobst (1977), que el comportamiento estilístico refiere información que se transmite, ya sea para integración o diferenciación social. Donde existen distintos grupos étnicos compartiendo una misma área, sería razonable esperar comportamientos estilísticos que ayuden a mantener las diferencias entre los mismos. Es posible que la presencia de algunos motivos complejos disímiles y las técnicas distintas de incisión den cuenta de conductas tendientes a la diferenciación social. En este sentido se sabe que en el área existieron mecanismos de adueñación de recursos y competencia por los mismos (cf. Loponte et al. 2002; Loponte y Acosta 2003).

CONCLUSIONES El estilo en la cerámica es solo una más de las formas mediante las cuales podemos aproximarnos a la organización social de los grupos de la zona. El mismo, plasmado de forma muy particular en la cerámica, no cumplió simplemente una función decorativa sino que fue un modo de comunicación utilizado para transmitir información.

teniendo en cuenta si la alfarería es lisa, corrugada o con una técnica incisa. Se propone que dentro de la cerámica incisa hay una significativa semejanza en los diseños básicos y en la forma de decorar los tiestos que sugiere un código semiótico parcialmente compartido por los grupos que habitaban el área. Sin embargo también encontramos una gran variabilidad interna que se traduce en las distintas técnicas de incisión y en los diseños de los motivos, dando cuenta de conductas de diferenciación social entre los distintos grupos cazadores-recolectores. Sabemos que este acercamiento es preliminar y que debe ser suplementado con otro tipo de análisis para lograr una mejor aproximación al conocimiento de la interrelación entre los grupos del área. Finalmente se quiere mencionar que los análisis estilísticos microregionales en el humedal del Paraná inferior apenas han comenzado a demostrar la gran variabilidad estilística del área, la cual posee un registro arqueológico sumamente complejo e íntimamente relacionado con las áreas adyacentes de la Pampa ondulada y los humedales de los ríos Uruguay y Paraná medio.

Recibido en Junio de 2004 Aceptado en Mayo de 2005

NOTAS 1. En el original: process of social comparison.

Podemos ver que en los conjuntos alfareros del humedal del Paraná inferior encontramos una variabilidad tecnoestilística muy importante en un bloque espacio-temporal acotado que sugiere, junto al resto de las evidencias arqueológicas, la existencia de grupos con identidades étnicas diferentes. Desde el análisis cerámico los distinguimos en tres agrupaciones

AGRADECIMIENTOS Deseo agradecer especialmente a Daniel Loponte y Alejandro Acosta por todo lo que me enseñan y por su aliento cotidiano.Al grupo de “los amigos del humedal” por su compañía 73

Dolores Rodrigué - El estilo en la cerámica del Humedal del Paraná.

y trabajo en las tareas de campo y de laboratorio. También agradezco a los chicos de “La Zaranda” que con gran esfuerzo están abriendo este espacio de conocimiento. Lo vertido en este trabajo es de mi única responsabilidad.

BIBLIOGRAFÍA Acosta, A. y D. Loponte 2002. Presas y predadores: avances en la composición isotópica de la dieta de los grupos prehispánicos. En: Revista de Arqueología XII. Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. En prensa. Bonfils, C. 1962. Los suelos del Delta del Río del Paraná. Factores generadores, clasificación y uso. Revista de Investigación Agraria, INTA VI, 3. Brochado, J. 1973. Migraciones que difundieron la tradición alfarera tupíguaraní. Relaciones VII: 7-39. Sociedad Argentina de Antropología. Buenos Aires.

Grande, Entre Ríos. Anales de la Comisión de Investigaciones Científicas, Tomo CXCII (III-IV): 129-191. La Plata. Conkey M. W. y Hastorf 1990. The uses of style in archaeology. Cambridge, University Press. David N., J. Sterner y K. Gavua 1988. Why pots are decorated. Anthropology 3 (9): 365-389.

Current

Friedrich M. 1970. Design structure and social interaction: archaeological implications of an ethnographic analysis. American Antiquity 3 (35): 332-343. Society for American Archaeology. Kusch, M. F. y D. Conlazo 1984. Yacimiento Ezeiza: Análisis del tipo de ornamentación que caracteriza a la muestra de fragmentos decorados obtenidos en el mismo. ADHEA V: 6-16. Argentina. Lafón, C. R. 1971. Introducción a la arqueología del Nordeste argentino. Relaciones V (2): 119-152. Sociedad Argentina de Antropología. Buenos Aires.

Caggiano, M. A. 1977a. Contribución a la arqueología del delta del Paraná. Sapiens 1: 17-30. Chivilcoy, Argentina

Loponte, D. y A. Acosta 2002a. Arqueología de Cazadores-Recolectores del Sector Centro-Oriental de la Región Pampeana. RUNA, Archivo para las Ciencias del Hombre. Buenos Aires. En prensa.

1977b.Análisis de rasgos decorativos en algunos sitios pertenecientes a la Provincia de Buenos Aires, República Argentina. V encuentro de Arqueología del Litoral. Fray Bentos, Uruguay.

2002b. Late Holocene hunter-gatherers from the Pampean wetlands, Argentina. Zooarchaeology of South America, Guillermo L. Mengoni Goñalons (ed.) BAR International. Oxford. En prensa.

1984. Prehistoria del NE argentino. Sus vinculaciones con la República Oriental del Uruguay y Sur de Brasil. Pesquisas Antropología 38, Instituto Anchietano de Pesquisas. Brasil.

2003. Arqueología guaraní en el Río de la Plata. XII Congreso da Sociedade de Arqueología Brasileira. Ms.

Caggiano, M. A., R. Magariños, M. Barrientos, E. Goñi, C. Medina y D. Palau 1997. Talavera, una isla con historia. Actas del IX Congreso Nacional de Arqueología. Colonia del Sacramento, Uruguay.

2004. Nuevas perspectivas para la arqueología “guaraní” en el humedal del Paraná inferior y Río de la Plata. Cuadernos de Antropología. Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano. En prensa.

Cavallotto, J., R. Violante y G. Parker 1999. Historia evolutiva del Río de la Plata durante el holoceno. Actas del XIV Congreso Geológico Argentino I: 508-515.

Loponte, D, A. Acosta y J. Musali 2002. Complexity among hunter-gatherers from the Pampean region, Argentina. Affluent Foragers and Beyond. Jangsuk Kim, Colin Grier and Junzo Uchiyama editors. Oxbow book series on ICAZ 2002. London. En prensa.

Cigliano M. E., P. Schmitz y M. A. Caggiano 1971. Sitios cerámicos prehispánicos en la costa septentrional de provincia de Buenos Aires y de Salto

Lothrop, S. 1932. Indians of the Paraná Delta River. Annals of the New York Academy of Sciences XXXIII:77-232.

74

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1 Márquez Miranda, F. 1932. Arqueología de la Laguna de Lobos. Actas XXV Congreso Internacional Americanistas 2: 75-119. Buenos Aires. Outes, F. 1917. El primer hallazgo arqueológico en la Isla Martín García. Anales de la Sociedad Científica Argentina LXXXII, Buenos Aires. 1918. Nuevos rastros de la cultura guaraní. En: La cultura guaraní en la cuenca del Paraná inferior. Anales de la Sociedad Científica Argentina, Tomo LXXXV: 153-182. Parker G. y S. Marcolini 1992. Geomorfología del delta del Paraná y su extensión al Río de la Plata. Revista de la Asociación Geológica Argentina 47(2): 243-249. Buenos Aires, Argentina. Pérez, M. y L. Cañardo. 2003. Producción y uso de la cerámica en el norte de la provincia de Buenos Aires. III Congreso de Arqueología de la Región Pampeana. Olavarría. En prensa. Torres, L. M. 1911. Los primitivos habitantes del Delta del Paraná. Universidad Nacional de La Plata. Biblioteca Centenaria, Vol 4. Vignati, M. 1931. La arqueología de Punta Piedras. Notas preliminares del Museo de La Plata I: 205-224. Universidad Nacional de La Plata. Ed. Coni. Buenos Aires. Wiessner, P. 1983. Style and social information in Kalahari San projectile points. American Antiquity 2 (48): 253276. Society for American Archaeology. Wobst, M. 1977. Stylistic behavior and information exchange. Antrhropological papers. Museum of Antrhopology, University of Michigan. For the director: Research essay in honor of James B. Griffin. Charles E. Cleland (ed.). Ann Arbor, Michigan. Zeballos, E. y P. Pico. 1878. Informe sobre el túmulo prehistórico del Túmulo de Campana. Anales de la Sociedad Científica Argentina, pp 244-260. Buenos Aires.

* Dolores Rodrigué es Estudiante de la Licenciatura en Ciencias Antropológicas Orientación Arquelogía de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires (UBA). Su tema actual de investigación comprende el analisis bioarqueológico y el estudio de la funebria en el Humedal del Paraná Inferior.

75

N OTA S

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

COMENTARIOS SOBRE EL CURSO DE PALEOPARASITOLOGÍA. II CURSO INTERNACIONAL DE POSTGRADO EN PALEOPATOLOGÍA (18 AL 22 DE OCTUBRE DE 2004 - FCS, UNCPBA) Vanina Cejas* 1. COMENTARIOS GENERALES SOBRE EL CURSO DE PALEOPARASITOLOGÍA

activamente en diversas investigaciones arqueológicas.

Con el auspicio de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires ha sido desarrollado, entre el 18 y el 22 de octubre de 2004, el II Curso Internacional de Postgrado en Paleopatología dictado en la Unidad de Enseñanza Universitaria Quequén (Necochea). En dicha oportunidad, la Paleoparasitología ha sido la propuesta temática presentada por el Dr. Adauto J. G. de Araujo (M.D., Ph.D), investigador de la Fundación Oswaldo Cruz (Río de Janeiro, Brasil).

Entre los asistentes se hallaban arqueólogos, estudiantes de Arqueología y Antropología de la Universidad de Buenos Aires, Universidad Nacional de La Plata y Universidad Nacional del Centro de La Provincia de Buenos Aires, así como también estudiantes de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

La realización del curso fue llevada a cabo por el Dr. Ricardo Guichón, el Lic. Martín Fugassa, el Dr. Guillermo Denegri y la Dra. Norma Sardella. Además, cabe mencionar que el mismo estuvo enmarcado dentro de los proyectos de investigación “Paleopatología” Convenio de Colaboración Instituto Canario de Biantropología, Fac.Cs.Soc. UNCPBA y “Ecología Evolutiva Humana en Patagonia” 2002-2004. PICT Nº 04-09929. Siguiendo con uno de los objetivos de estos proyectos, la divulgación científica de temas específicos vinculados a la bioantropología, este curso ha permitido avanzar en el conocimiento de la relación entre los parásitos y el hombre. Asimismo, es destacable mencionar la posibilidad de haber tenido como profesor a uno de los pocos especialistas en paleoparasitología con el que se cuenta actualmente en el ámbito internacional, quien participa

2. CONCEPTOS Y PRÁCTICA: PRIMER ACERCAMIENTO A LA PALEOPARASITOLOGÍA La Paleoparasitología es un área de investigación aún muy poco explorada en nuestro país. Sin embargo, es necesario mencionar el potencial de información que es posible obtener mediante estudios parasitológicos sobre materiales arqueológicos y bioarqueológicos. De este modo, la incorporación de estos estudios así como la complementariedad con diversos análisis paleopatológicos permite ampliar las interpretaciones efectuadas sobre el estilo de vida de las poblaciones humanas que nos precedieron. Con el fin de acercarnos al conocimiento de la evidencia parasitaria, a lo largo de las clases fue desplegado un programa basado en los siguientes ejes temáticos: - Parasitismo: conceptos y definiciones; origen; enfermedad parasitaria. - Hospedador, vector, reservorios; tipos de

* FFyL. Universidad de Buenos Aires - [email protected] Cejas, Vanina. 2005. Comentarios sobre el curso de Paleoparasitología. II Curso Internacional de Post-Grado en Paleopatología (18 al 22 de Octubre de 2004 - FCS, UNCPBA). La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes 77 Investigadores en Arqueología. 1:77-78. Buenos Aires

Vanina Cejas - Comentarios sobre el curso de Paleoparasitología...

parásitos; mecanismos de transmisión. - Origen de los parásitos en el Hombre; enfermedades infecciosas. - Paleoparasitología: conceptos y objetivos, d esarrollo histórico y estado actual de la disciplina. Problemas metodológicos y abordaje experimental. - Parasitosis intestinales. - Parásitos encontrados en animales y en coprolitos humanos. - Paleoparasitología molecular.

Recibido en Febrero de 2005 Aceptado en Julio de 2005

Además de la exposición del temario presentado anteriormente, el curso contó con una clase práctica de laboratorio, en la cual los asistentes participaron de un exámen parasitológico en coprolitos.

3. PALEOPARASITOLOGÍA: DELINEANDO UNA NUEVA PERSPECTIVA DE INVESTIGACIÓN La experiencia de este Curso de Paleopar asitología ha permitido conocer los lineamientos básicos de una nueva perspectiva de análisis, que amplía el espectro de estudios con el que cuenta el arqueólogo. De esta manera, se remarca aquí la relevancia de los análisis parasitológicos sobre el registro arqueológico y bioarqueológico. También debe ser mencionado la necesidad del trabajo interdisciplinario en las investigaciones, en el cual arqueólogos y biólogos especializados aúnen esfuerzos y conocimientos con el objeto de comprender la conducta sanitaria y alimentaria de las sociedades pasadas. Por último, se considera que los análisis par asitológicos de coprolitos, sedimentos orgánicos y tejidos humanos momificados ofrecen datos útiles en el abordaje de problemas patológicos observados en el registro bioarqueológico. De tal modo, la Paleoparasitología constituye una interesante perspectiva de análisis en la investigación científica. 78

* Vanina Cejas es estudiante de la carrera de Ciencias Antropológicas Orientación Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires (UBA).

N OTA S

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

PALEOPARASITOLOGIA. ESTUDO DE PARASITOS EM MATERIAL ARQUEOLÓGICO Adauto de Araújo* Os primeiros estudos sobre parasitos em material arqueológico datam do início do século XX, feitos por Sir. Marc Armand Ruffer, médico e microbiologista de origem francesa a serviço em um hospital do Cairo. Nas horas vagas, dedicou-se ao estudo de lesões patológicas em múmias egípcias, assim, pode descrever diversas doenças, entre elas a esquistossomíase hematóbica, pela evidência de ovos de Schistosoma haematobium em cortes histológicos de tecido renal de múmias datadas de até 5.200 anos. Coube a Ruffer a introdução da técnica de reidratação de tecidos mumificados, capaz de permitir o uso de exames histopatológicos, usada até a atualidade. Após os trabalhos de Armand Ruffer, seguiram-se alguns relatos sobre achados de ovos de parasitos em sedimentos de latrinas ou em fezes retiradas de corpos mumificados, tanto na Europa como na América do Sul. Começou a delinear-se a colaboração entre parasitologistas e arqueólogos, que testaram diversas técnicas de reidratação de coprólitos – fezes preservadas organicamente e retiradas de corpos mumificados ou encontradas em sedimentos arqueológicos – capazes de permitir a aplicação de exames parasitológicos de fezes. Foram tempos de pioneiros, nos quais se iniciaram os primeiros passos da paleoparasitologia. Os artigos que se referiam ao encontro de parasitos em material arqueológico, foram catalogados como achados pitorescos, mas sem procurar interpretá-los. A partir de 1960, com a introdução da técnica de reidratação em solução aquosa a 0,5% de fosfato trissódico por Callen &

Cameron, multiplicaram-se os achados em material arqueológico, caracterizados por descrições de parasitos com datações definidas por radiocarbono. Esse período foi marcado pela criação da Paleopathology Association, por Aindan e Eve Cockburn, em Detroit, Estados Unidos, com o objetivo de reunir e incentivar especialistas em todo o mundo a estudar doenças em populações antigas. A associação publica, desde 1973, a revista Paleopathology Newsletter, com artigos originais e comentários sobre as novidades em seu campo científico. Mas foi a partir de 1978 que a Paleoparasitologia se consolidou como ciência. Luiz Fernando Ferreira, Pesquisador Emérito da Escola Nacional de Saúde Pública, Fundação Oswaldo Cruz, criou esse termo para orientar os estudos sobre parasitos em material arqueológico e paleontológico. Pelo encontro de parasitos em material antigo é possível estudar a origem e evolução das infecções parasitárias ao longo da evolução biológica e cultural da espécie humana, assim como a evolução das relações parasito-hospedeiro entre outras espécies biológicas. Os estudos de seu grupo de pesquisa marcaram as interpretações sobre os achados em material arqueológico, deixando de ser um simples diagnóstico, para buscar conhecimento sobre a vida passada dos hospedeiros. O encontro de parasitos específicos da espécie humana, cuja origem remonte a seus ancestrais, serve como marcador biológico de rotas de migração pré-histórica de seus hospedeiros. Assim, espécies de helmintos intestinais, como ancilostomídeos (Ancylostoma

* Escola Nacional de Saúde Pública (ENSP) Fundação Oswaldo Cruz (FIOCRUZ) - Rua Leopldo Bulhöes 1489. 21041-210. Rio de Janeiro (Brazil) - [email protected] de Araújo, Adauto. 2005. Paleoparasitologia. Estudio de parasitos em material aqueólogico. La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología. 1:79-81. Buenos Aires 79

Adauto de Araújo - Paleoparasitologia. Estudo de parasitos em material arqueologico.

duodenale, Necator americanus), trichuris (Trichuris trichiura), oxiúro (Enterobius vermicularis), parasitos que, provavelmente, já se encontravam em pré-hominídeos, saíram da África acompanhando espécies ancestrais de hospedeiros humanos. À medida que esses grupos humanos conquistaram novos territórios, muitas vezes em regiões de marcadas variações estacionais, onde rigores do inverno sucedem a períodos de temperatura mais amena, talvez algumas espécies de parasitos trazidos da África tenham se perdido. Por outro lado, com novos comportamentos, domesticação de plantas e animais, e hábitos sedentários, novos parasitos foram adquiridos. Ao longo da história evolutiva biológica e social humana, nada marcou tanto como o desenvolvimento tecnológico, permitindo uma grande expansão da população e sua concentração em aglomerações urbanas. Portanto, por essa época, novas espécies de parasitos foram introduzidas e se estabeleceram, o que antes não era possível nas populações nômades, em virtude do reduzido número de indivíduos dos bandos de caçadores-coletores. A paleoparasitologia tenta rastrear a passagem de grupos humanos por diversos territórios, através do achado de parasitos em vestígios orgânicos preservados, deixados por eles. Os ancilostomídeos, por exemplo, são excelentes marcadores biológicos. São vermes intestinais que em determinados indivíduos, dependendo da carga parasitária, podem causar quadros graves de anemia. Em virtude de seu ciclo biológico com passagem pelo solo, os ovos eliminados com as fezes precisam encontrar condições de calor e umidade especiais para se desenvolverem.As larvas que saem dos ovos precisam de temperatura em torno de 17 a 35 Cº para seguir mudando a cutícula até o estágio infectante, cerca de 10 a 14 dias depois da eliminação dos ovos pelo hospedeiro humano. A origem da infecção por ancilostomídeos em humanos é africana. Portanto, ao migrarem para Europa e Ásia, os ancestrais humanos já 80

se encontravam parasitados por esses helmintos. Entretanto, quando levas de migrantes seguiram em direção ao norte da Ásia pela Sibéria, em direção ao Alasca, atravessando a ponte de terra e gelo de Beringía, o parasito teria desaparecido dessas populações, em virtude das baixas temperaturas tanto no solo como no entorno ambiental. Assim, os grupos humanos que passaram por Bering, perderam sua carga de ancilostomídeos, chegando às Américas livres do parasito. Há entretanto, diversos achados de ovos e larv as de ancilostomídeos em coprólitos humanos encontrados em sítios arqueológicos, tanto na América do Sul como na América do Norte, com datações de até 7.200 anos do presente. Também, formas adultas foram encontradas ainda fixadas à mucosa intestinal de uma múmia peruana pré-colombiana. A melhor explicação para sua presença na América pré-histórica encontra-se nas migrações transpacíficas. Intencionalmente ou não, barcos de pescadores asiáticos poderiam ter aportado na costa americana com indivíduos parasitados, que poderiam ter-se estabelecido em novos núcleos populacionais ou infectado individuos de população porventura já existente. Recentemente as técnicas de biologia mo lecular passaram a ser usadas em paleoparasitologia, abrindo novas perspectivas de estudos. Um dos projetos em desenvolvimento em nosso Laboratório de Paleoparasitologia na Escola Nacional de Saúde Pública da Fundação Oswaldo Cruz, é o estudo da Paleoepidemiologia da Doença de Chagas. A teoria clássica para a origem da Doença de Chagas em humanos refere-se a domesticação de plantas e animais na região dos Andes, quando as populações passaram a criar pequenos roedores em seus domicílios. Os animais atraíam insetos hematófagos, vetores do protozoário Trypanosoma cruzi. Os insetos infectados, ao se alimentarem de sangue humano, passaram também a transmitir o

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

parasito a eles, dando início à disseminação de uma das doenças infecciosas mais importantes da América do Sul. Entretanto, segundo a teoria clássica, a Doença de Chagas restringia-se à região andina, pois os grupos humanos das terras baixas brasileiras e argentinas eram nômades e suas habitações temporárias não serviriam como hábitat aos insetos vetores, os chamados “barbeiros”. A disseminação da doença por essas regiões só teria ocorrido após a colonização européia, com a introdução de moradias feitas de pau-a-pique, casas construídas com barro e madeira, ótimo hábitat para os barbeiros. A Doença de Chagas então espalhou-se por todo o continente, sendo rara a região, como a Amazônica, onde o número de casos é baixo. A infecção por Trypanosoma cruzi pode, inicialmente, provocar um quadro agudo com febre e arritmias cardíacas, algumas vezes sendo essa a causa de morte em indivíduos jovens, com súbita parada do coração. Tornando-se crônica, muitas pessoas infectadas passam a vida inteira sem maiores problemas, mas outras desenvolvem problemas cardíacos graves, chegando à Insuficiência Cardíaca Congestiva e morte; outros desenvolvem lesões intestinais, caracterizadas por quadros de megas, onde a musculatura lisa do tubo digestivo tem seus plexos nervosos lesados e perde elasticidade, com dificuldade na deglutição no caso de megaesôfago, e constipação intestinal, no caso de megacolo. As pesquisas em múmias andinas mostraram que, de fato, a Doença de Chagas era prevalente em diversos grupos populacionais, até a costa do Pacífico, chegando a datações de 9.000 anos. Entretanto, ela não se restringia apenas a essa região na América pré-histórica. Nosso laboratório obteve resultados positivos em dois corpos mumificados do outro lado da Cordilheira dos Andes. Um deles foi em um corpo mumificado encontrado no deserto norte-americano, entre a fronteira do Texas com México; outro foi em

Minas Gerais, Brasil. Ambos são indivíduos do sexo masculino, com sinais evidentes de megacolo, com enormes massas fecais na região pélvica. Os resultados da PCR usada em tecidos mumificados foram positivos para ADN de Trypanosoma cruzi nos dois casos. As múmias são pré-colombianas, portanto, é possível que a Doença de Chagas haja prevalecido em grupos humanos de outras regiões, especialmente naqueles que faziam uso de abrigos-sob-rocha ou grutas onde existissem vetores silvestres. A paleoparasitologia é uma ciência nova, com poucos pesquisadores dedicados a ela. Mas vem despertando enormemente o interesse de jovens pesquisadores que buscam conhecer populações antigas, seus hábitos de vida e saúde, para entender as situações atuais, como se deram as modificações ou permanências de seus parasitos ao longo da evolução humana.

Recibido en Febrero de 2005 Aceptado en Junio de 2005

NOTA Alguns artigos sobre paleoparasitologia podem ser encontrados no número especial publicado em Memórias do Instituto Oswaldo Cruz 98 , supl.1, 2003

* Adauto J.G. de Araújo es Doctor en Salúd Pública, Investigador Titular y Coordinador General de Postgrado de la Fundación Oswaldo Cruz (FIOCRUZ), Escola Nacional de Saúde Pública, Río de Janeiro (Brasil). Fue especialmente invitado por los editores a escribir esta nota luego de dictar el curso de Postgrado en Paleoparasitología en la UNCPBA.

81

N OTA S

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

EL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICOY LA TERCERA EDAD Ivana Carina Jofré* Le andro D’Amore** La memoria fue valorada por las grandes culturas, como resistencia ante el devenir del tiempo. No el recuerdo de simples acontecimientos, tampoco esa memoria que sirve para almacenar información en las ahora computadoras, hablo de la necesidad de cuidar y transmitir las primigenias verdades (Ernesto Sábato, Antes del Fin. 1999: 22)

INTRODUCCIÓN La defensa del patrimonio arqueológico es una actividad que puede ser tratada desde varios frentes, uno de ellos es la educación no formal. En el marco del Programa Universidad de Mayores (UNIMAS), ejecutado por la Facultad de Ciencias de la Salud y la Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional de Catamarca, se han dictado cursos/talleres a cargo de alumnos avanzados de la Licenciatura en Arqueología. Se muestra desde la implementación de este programa una alternativa viable para los arqueólogos en la producción y reproducción del conocimiento arqueológico en la sociedad, y también es una forma de demostrar las posibilidades de participación y aporte constructivo a la sociedad que tiene la tercera edad.

CARACTERÍSTICAS DEL PROGRAMA Desde el año 2000 se ha puesto en marcha en la Universidad Nacional de Catamarca el Programa Universidad de Mayores (UNIMAS),

ejecutado por la Facultad de Ciencias de la Salud y la Secretaria de Extensión Universitaria 1. Este programa tiene como objetivo acercar a la Universidad a aquellas personas adultas sin límite de edad que deseen hacerlo. Son muchas las actividades llevadas a cabo desde los talleres. Muchos están vinculados con la salud, las artes, las comunicaciones, las Ciencias Sociales y Naturales. Se recrean espacios de exposición y debate entre los integrantes de los talleres, y de una forma interactiva se los vincula de cerca con problemáticas sociales actuales en las cuales se hallan inmersos como agentes sociales. El Programa se caracteriza por una idea de integración, no solo disciplinaria, sino también pedagógica y laboral. A los talleres se integran alumnos avanzados de distintas carreras de la Universidad Nacional de Catamarca (UNCa), como docentes y ayudantes, que son coordinados por docentes especialistas en los distintos campos. Se cumple entonces la integración de futuros profesionales creando

* Escuela de Arqueología. Universidad Nacional de Catamarca (UNCa). Maximio Victoria s/n Predio Universitario. Capital. Catamarca. CP 4700 - [email protected] **Becario de CONICET - Escuela de Arqueología. UNCa. Maximio Victoria s/n Predio Universitario. Capital. Catamarca. CP 4700 - [email protected] Jofré, Ivana Carina y Leandro D´Amore. 2005. El patrimonio arqueológico y la tercera edad. La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología. 1:83-88. Buenos Aires 83

Ivana Carina Jofré y Leandro D´Amore - El patrimonio arqueológico y la tercera edad

fuentes de trabajo para ellos y dotándolos de experiencia docente. Los talleres “Introducción a los Estudios Culturales” y “Tradiciones y Costumbres Catamarqueñas”, coordinados por una antropóloga, la Lic. Mónica Catoggio, fueron llevados a cabo por alumnos avanzados de la carrera de Lic. en Arqueología de la UNCa. Los objetivos de estos talleres eran: - introducir a los alumnos en temáticas antropológicas y sociales, desde conceptos básicos que les permitan reflexionar sobre el presente, pasado, y futuro, - y motivar inquietudes que los ayuden a lograr una actitud positiva en el contexto social moderno.

LATERCERA EDAD EN EL CONTEXTO EDUCATIVOY SOCIAL En la sociedad actual la población mayor, llamada de la tercera edad, constituye una parte olvidada y marginada. Esta situación es debida a la pérdida de lazos culturales con el pasado, por lo que cada vez se tiende más a revalorizar lo moderno cómo modelo de vida (García Canclini 1995). Lo moderno siempre tiende a superarse y re-definirse mientras que el pasado queda relegado a la anécdota o a tema fantástico de alguna película de ficción. El pasado, en este contexto, es vivenciado como algo lejano y poco relacionado con las nuevas generaciones. Las cuales están zambullidas en las grandes redes de comunicación, continuamente en búsqueda de información. La televisión, el cine, internet, las redes de telefonía celular, etc., alimentan diariamente la cultura de lo nuevo, que se identifica así con lo actual, lo que está al día y lo que se viene en el futuro. Mucho se ha dicho sobre el rol social que 84

cumplen los jóvenes y sobre su incidencia en el presente y el futuro. La Universidad representa de alguna manera aquellas posiciones que apuestan al desarrollo científico y técnico desde la misma formación de recursos humanos. En el acelerado proceso de la era de las comunicaciones y el manejo de información, son los jóvenes quienes han venido a ocupar el centro de la discusión como intermediarios directos de esta cultura global. En esta misma línea problemática, los problemas generacionales son un producto de los vertiginosos cambios por lo que el traspaso de costumbres y tradiciones de padres a hijos y de abuelos a nietos es cada vez más difícil. Las tradiciones se han desvirtuado y desdibujado en un mundo globalizado por los grandes mercados. De manera que las posibilidades de participación de los ancianos en esta sociedad, así caracterizada, son muy pocas. Esta situación es producto no sólo de la marginación sociocultural sino también económica. Los ancianos (jubilados y pensionados) han venido a ocupar el lugar de los nuevos pobres en nuestro país, resultado de políticas acorde con el modelo de sociedad descripto (Hernández Soriano 1999). En el contexto de la cultura global las tradiciones han perdido fuerza debido al peligro que representan las nuevas tendencias masivas promovidas por los grandes mercados (García Canclini 1995). La tercera edad es un sector de la sociedad que se resiste a los acelerados cambios y que prefiere refugiarse en la seguridad del pasado. Las viejas tradiciones encuentran así en los mayores un vehículo fundamental de supervivencia, ya que es a través de ellos que las nuevas generaciones abrevan el acervo cultural plasmado en la reproducción cotidiana de manifestaciones tradicionales. En este escenario, es necesario fomentar la creación y desarrollo de proyectos que intentan revalorizar las capacidades de este sector de la sociedad, a través de la educación y la producción cultural.

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

TRADICIONES, PATRIMONIO Y ARQUEOLOGÍA Para Anthony Giddens la seguridad ontológica es la manera en que los individuos se vinculan con el mundo, en una relación de aprendizaje (Giddens 1995). Este autor interesado por los rasgos vertiginosamente cambiantes de las sociedades contemporáneas trata de crear una línea de comparación de estas últimas con las sociedades premodernas. Para ello se refiere a cuatro entornos o contextos de confianza o fiabilidad de las culturas premodernas, la tradición es uno de estos contextos, y de ella nos dice: “La tradición (...) se refiere (...) a la manera en que se organizan dichas prácticas y creencias, especialmente en relación al tiempo, la orientación hacia el pasado característica de la tradición no difiere del enfoque de la modernidad, hay que resaltar que ni el pasado ni el futuro son fenómenos discretos separados del presente continuo, como en el enfoque moderno. El tiempo esta incorporado en las practicas presentes como el horizonte del futuro se curva hacia atrás para cruzarse con los acontecimientos pasados” (Giddens 1999: 102-103).

¿Y cómo se relacionan las tradiciones con el patrimonio? Es a través de los objetos que este vínculo se establece. Los objetos transmiten un sentimiento de continuidad en el tiempo, los objetos son una manera de capturar las huellas que deja el tiempo en las cosas, y a la vez estas huellas sirven de referencia hacia el futuro (Ballart 1997). Esta relación de continuidad es entendida como tradición. Así en los objetos estas tradiciones cobran materialidad. Es la manera que encuentran los hombres dejar testimonio de su paso. A diferencia de la fluidez del tiempo y la volatilidad de la memoria, los objetos son estables, por lo que son en sí mismos parte del pasado y del tiempo futuro por su calidad intrínseca de perdurabilidad. Estos objetos

heredados, cargados de tiempo, reciben el nombre de patrimonio. Ballart sostiene que: “El patrimonio alimenta siempre en el ser humano una sensación reconfortante de continuidad en el tiempo y de identificación con una determinada tradición” (Ballart 1997:36). El pasado sigue teniendo hoy la fuerza que siempre tuvo, como fuente de identidad personal y colectiva, como baluarte contra el cambio masivo y angustiante (Lowenthal 1985, citado en Ballart 1997). Son las tradiciones las que definen los objetos como patrimonio, es decir como legado de prácticas producidas por grupos sociales e históricos. La arqueología tiene la tarea de acercanos al entendimiento de esas tradiciones; los contextos de producción y reproducción de esas tradiciones son fundamentales en esta tarea. La arqueología provee a la comunidad de herramientas discursivas que ayudan en el reencuentro con las tradiciones, a través del acercamiento a los objetos productos del pasado, y encuentra en la interpretación de estos la manera de acercarse a la sociedad actual. La tarea realizada Es importante hacer notar que la comunidad catamarqueña en general tiene, o ha tenido, un fuerte contacto con restos materiales de asentamientos humanos pasados. Esto los ha colocado en una posición crítica con respecto al patrimonio de la provincia. Este acercamiento, en muchos casos desde muy niños, ha permitido la construcción subjetiva de discursos cargados de connotaciones sociales y políticas. Esta situación los ha inducido ha posicionarse como sujetos activos en la defensa del patrimonio de la provincia (o de sus lugares de pertenencia), mientras que por otro lado los restos arqueológicos han sido objetivados como parte de un minimercado que les otorga valor de cambio. Es notable, en estos casos, hacer ver la diferencia de discursos entre gente de diferentes orígenes (rurales y urbanos, 85

Ivana Carina Jofré y Leandro D´Amore - El patrimonio arqueológico y la tercera edad

y de distintas clases sociales). Ambos discursos son producto de realidades sociales diferentes2. Una metodología de trabajo adoptada para el tratamiento de este tema, ha sido la de proveer a los alumnos de bases conceptuales básicas que les permitan interpretar el rol del patrimonio para la construcción de identidades. Y también mostrar las formas en que los conceptos que a menudo usamos son construidos desde contextos específicos, y que es allí donde cada individuo, como ser social y cultural, juega un papel importante. El UNIMAS expone una alternativa de corte cultural y por sobre todo social. Esto es, la revaloración de la tercera edad como portadora e interlocutora exitosa de aquellas manifestaciones culturales arraigadas en la memoria de la sociedad. Se promueve a las tradiciones como reasignadas en el presente, siendo una alternativa viable para el futuro en un contexto mundial-local. Se ha logrado plantear el rol fundamental de la tercera edad en esta construcción de un presente más reflexivo. Ha sido fundamental mostrar la relación directa que existe entre los mayores y el futuro, y esa ha sido la piedra basal sobre la que se fue cimentando nuestra tarea educativa. Por su parte, esta actividad educativa ha sido dinámica y compartida, en el sentido de que como educadores hemos podido asimilar nuevos conocimientos de nuestros alumnos, y por ello es que podemos decir que somos los primeros beneficiarios directos de este proyecto, cuyo principal objetivo era justamente la revalorización y reproducción de nuestras tradiciones. Reflexionar sobre nuestra cultura ha servido para motivar intereses sobre las tradiciones y costumbres heredadas, y para ahondar en preguntas más críticas sobre la manera en que asimilamos el saber común. La tarea ha sido altamente fructífera ya que se lograron diálogos abiertos donde resurgieron opiniones críticas 86

y por sobre todo reflexivas. Como se planteó anteriormente, hemos podido comprobar que la tercera edad catamarqueña mantiene un lazo fuerte y emotivo con las generaciones pasadas, acerca de las cuales tiene una gran sed de conocimiento. De esta manera el pasado arqueológico e histórico fue empleado como una manera de escenificar y repensar el presente. Así, fue posible trabajar sobre el “patrimonio catamarqueño” como una forma propia de los mayores para dialogar con las nuevas generaciones. Fue privilegiada la idea de poner a funcionar la “memoria cultural” de los mayores, creando un espacio de confianza en el cual el diálogo fluyera desde las anécdotas e historias de vivencias propias y recogidas del saber popular heredado. Este fue el motor de trabajo en el cual muchos alumnos del taller se sintieron identificados. Los arqueólogos y los viejos shamanes La tercera edad es un pilar fundamental para la sociedad en el presente y en el futuro, ya que en ella se halla guardada la memoria de nuestra cultura. Valorizar a nuestros mayores como agentes sociales es promover la supervivencia de nuestras tradiciones culturales, que otorgan significados a lo que como arqueólogos concebimos como patrimonio. La tercera edad es un sector de la sociedad totalmente activo, importante en la construcción misma de la sociedad. Son el medio por el cual las tradiciones y costumbres heredadas sobrevi-ven en los contextos modernos. Como arqueó-logos podemos retrotraernos en el tiempo y vislumbrar los sabios y shamanes de las socie-dades tradicionales que nos otorgan una visión romántica, casi nostálgica, donde los ancianos representan el nexo con los mitos de tradición que estructuran las prácticas de la sociedad.

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

A modo de recurso antropológico construimos aquí una herramienta social de fuerte carga cultural para la defensa del patrimonio. Como arqueólogos no podemos negar que somos individuos posicionados cultural, social y políticamente. En forma recursiva, repensamos el pasado en términos del presente, por el contexto que nos es dado. Pasado, presente y futuro se complementan en esta visión, donde nuestra tarea como arqueólogos se enmarca dentro de políticas que apuntan a mejorar nuestra calidad de vida.

Recibido Junio 2004 Aceptado Marzo 2005

NOTAS 1

El proyecto UNIMAS contempla además convenios con entidades como el PAMI, y otras instituciones, como la Dirección de Antropología de Catamarca (actual Dirección de Patrimonio Cultural).

Colección Ariel Patrimonio Histórico. Editorial Ariel, S.A, Barcelona. García Canclini, Néstor 1995. Culturas Híbridas: Estrategias para entrar y salir de la Modernidad. Historia y Cultura. Editorial Sudamericana, Buenos Aires. Giddens, Anthony 1999. Consecuencias de la Modernidad. Versión de Ana Lizón Ramón. Ciencias Sociales, Ensayos. Editorial Alianza, Madrid. 1995. La construcción de la sociedad. Amarrourtu, Buenos Aires. Hernández Soriano, Claudia 1999. Acerca de la génesis y el desarrollo del movimiento social de los jubilados (1990-1993). En: Antropología Social y Política. Hegemonía y poder: el mundo en movimiento, pp. 285- 303. Compilado por María Rosa Neufeld, Mabel Grimberg, Sofía Tiscornia y Santiago Wallace. Editorial Eubeba, Buenos Aires. Sábato, Ernesto 1999. Antes del Fin. Memorias. Seix Barral, Buenos Aires.

2

Esta problemática excede a la exposición y a los objetivos de este trabajo, pero cabe acotar que ha sido objeto de tratamiento por parte del equipo de docentes del taller. Ha sido una preocupación constante en el recurso educativo del taller apuntar a la reflexión de los contextos en los que los agentes sociales generan sus discursos.

AGRADECIMIENTOS Deseamos agradecer al Dr. José Juni y a la Lic. Mónica Catoggio por su confianza y aliento constante en la tarea que nos fue encomendada. Otro agradecimiento muy especial va dedicado a todas aquellas maravillosas personas que integraron los grupos del UNIMAS, ellos han sido una inspiración para nosotros, tanto en lo profesional como en lo personal. BIBLIOGRAFÍA Ballart, Joseph 1997. El patrimonio histórico y arqueológico: valor y uso.

87

Ivana Carina Jofré y Leandro D´Amore - El patrimonio arqueológico y la tercera edad

* Ivana Carina Jofré egresó en el 2004 como Licenciada en Arqueologìa de la Escuela de Arqueología de la Universidad Nacional de Catamarca (UNCa). Actualmente cumple funciones como Docente de la Escuela de Arqueología (UNCa) con el cargo de JTP en la Cátedra Etnografía General de la carrera de Lic. en Arqueología de la UNCa. Recientemente ha presentado la inscripción a un doctorado en Ciencias Humanas con mención en Estudios Sociales y Culturales en la Facultad de Humanidades de la UNCa. Se encuentra investigando bajo la dirección del Dr. Alejandro García (UNSJ, UNCUYO, CONICET) en temas relacionados a la Arqueología de San Juan (lugar de origen de la autora). Allí esta desarrollando una investigación concentrada en el papel que jugó en la articulación regional del noroeste argentino el norte del actual territorio de San Juan durante el 500 d.C. hasta el 1000 d.C aproximadamente. Paralelamente, dirije desde el 2005 un Proyector de Iniciación en la UNCa sobre “Transferencia Educativa en relación a la Arqueología”. También colabora como especialista en arqueobotánica en proyectos de investigación de la región noroeste del pais, tema que ocupo su tesis de grado. ** Leandro D´Amore egresó en 2002 como Licenciado en Arqueología de la Escuela de Arqueología de la Universidad Nacional de Catamarca (UNCa). Se desempeña actualmente como DocenteInvestigador a cargo de la Cátedra de Teoría Antropológica II de la carrera de Lic. en Arqueología de la Escuela de Arquelogía (UNCa). Es Becario Doctoral del CONICET, y el objetivo principal de su investigación es comprender el rol de la estratigrafía en la construcción de la visión arqueológica de los espacios de vivienda.

88

N OTA S

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

LOS POBLADORES PRODUCTORES DE ALIMENTOS EN LAS SIERRAS DE CÓRDOBA. PRIMERAS EVIDENCIAS ARQUEOBOTÁNICAS EN LOS SITIOS ARROYO TALA CAÑADA 1 Y C.PUN. 39 López, M. Laura* INTRODUCCIÓN Los grupos prehispánicos tardíos que ocuparon las Sierras de Córdoba entre ca. 1200300 AP se caracterizaron por poseer una estrategia predominantemente agrícola, que se complementaba con el pastoreo y la cazarecolección (Berberián y Roldán 2001; Pastor y Medina 2003, 2004). Sin embargo, no se realizaron hasta el presente estudios específicos sobre restos arquebotánicos que hayan aportado un panorama acerca del aprovechamiento de vegetales silvestres y/o cultivados. Por el contrario, el conocimiento sobre el empleo de estos recursos provino de evidencias indirectas, como la ubicación de las bases residenciales en terrenos potencialmente cultivables, la presencia de sitios pequeños al aire libre interpretados como campos de cultivo (Berberián y Roldán 2001; Medina y Pastor 2004) y el hallazgo de instrumentos relacionados con el laboreo agrícola (azuelas) y con la molienda de granos (conanas y morteros). Una importante fuente de información proviene de la documentación etnohistórica producida durante el inicio del régimen colonial español, en el siglo XVI. Estas fuentes describen algunas características de la producción agrícola en la zona y mencionan los cultígenos utilizados: maíz (Zea mays), zapallo (Cucurbita sp., Lagenaria sp.), poroto (Phaseolus vulgaris), quinoa (Chenopodium sp.), maní (Arachis sp.) y camote (Hipomoea batata). Con respecto al empleo de vegetales silvestres, se menciona al algarrobo (Prosopis alba, P. nigra y P. chilensis)

y chañar (Geoffroea decorticans) (Bixio y Berberián 1984; Berberián 1987; Piana de Cuestas 1992) Recientes estudios arqueológicos efectuados por Sebastián Pastor y Matías Medina en los Valles de Salsacate (Dpto. Pocho) y de Punilla (Dpto. Punilla), en la provincia de Córdoba, han permitido recuperar algunos restos arqueobotánicos, correspondientes a semillas enteras y fragmentadas. Los materiales que se presentan en esta nota provienen del sitio Arroyo Tala Cañada 1 (ATC1), una base residencial ubicada en el Valle de Salsacate (Pastor com. pers. 2003), y del sitio residencial C.Pun.39, localizado en el Valle de Punilla (Argüello de Dorsch 1983; Medina com. pers. 2004). Estos restos constituyen el primer registro de cultígenos para el período prehispánico tardío de las Sierras Centrales y aportan, en consecuencia, información significativa sobre la organización de la subsistencia entre los grupos en estudio. MATERIALES RECUPERADOS En el sitio ATC1 se recuperaron mediante recolección in situ cuatro fragmentos de semillas, completamente carbonizados y deteriorados, hecho que ha dificultado su identificación. Por este motivo sólo se consideraron algunos caracteres externos, como la forma y tamaño. A los fines de

* Laboratorio y Cátedra de Prehistoria y Arqueología. Universidad Nacional de Córdoba (UNC) [email protected] López, Laura. 2005. Los pobladores productores de alimentos en las Sierras de Córdoba. Primeras evidencias arqueobotánicas en los sitios Arroyo Tala Cañada 1 y C.Pun 39. La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes 89 Investigadores en Arqueología. 1:89-91. Buenos Aires

Laura López - Los pobladores productores de alimentos en las Sierras de Córdoba...

identificación se ha utilizado material de referencia, tanto carbonizado como fresco, así como ilustraciones. Las principales características de estas semillas se presentan en la tabla 1. Estos especímenes presentan forma “arriñonada” y globular. El tegumento, micrópilo, hilo y calaza se perdieron como resultado de la carbonización, de modo que sólo se pudieron identificar las células correspondientes al cuerpo del cotiledón. Por comparación con material de referencia se ha determinado que estas semillas pertenecen taxonómicamente a la familia Leguminosae, específicamente al cultígeno Phaseolus vulgaris (poroto). Por su parte, en C.Pun 39 se obtuvieron 14 especímenes mediante recolección in situ. Estos ejemplares se encuentran, como en ATC1, totalmente carbonizados y deteriorados. Hasta el momento sólo se han podido identificar ocho individuos, teniendo en cuenta sus caracteres externos (forma y tamaño) y empleando material de referencia e ilustraciones. En la tabla 2 se describen estos materiales.

Al igual que las semillas de ATC1, los ejemplares de C.Pun. 39 presentan forma “arriñonada” y globular y han perdido el tegumento, micrópilo, hilo y calaza. Nuevamente, mediante el empleo de material de referencia se ha determinado que taxonómicamente pertenecen a la familia Leguminosae, concretamente al cultígeno Phaseolus vulgaris (poroto), a excepción de los ejemplares Nº 7 y 8, que por sus medidas corresponderían a Phaseolus lunatus (poroto-pallar).

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES La documentación etnohistórica disponible para el área de estudio señala la presencia de Phaseolus vulgaris, comúnmente llamado “poroto”, como una de las especies cultivadas por las comunidades productoras de alimentos del momento de contacto hispano-indígena. Sin embargo, no existían evidencias arqueológicas que permitieran confirmar su existencia en momentos prehispánicos. Con la identificación de los restos botánicos en ATC1 y C.Pun. 39 confirmamos su presencia para el período que nos ocupa.

Ejemplar Medidas (mm) Nº Longitud Latitud Grosor 1 9 6.5 2 2 9 6 2 3 8 5 2 4 6 6.5 2.5

Observaciones cotiledón entero cotiledón entero cotiledón entero 1/2 de cotiledón

Tabla 1

Ejemplar Medidas (mm) Nº Longitud Latitud 1 9.5 7 2 10 7 3 9 6 4 6 6 5 6 6 6 8 5 7 14.5 8.5 8 12 8 Tabla 2 90

Observaciones Grosor 3 2.5 2 2.5 2.5 2 3.5 3

cotiledón entero cotiledón entero cotiledón entero 1/2 de cotiledón 1/2 de cotiledón cotiledón entero cotiledón entero 3/4 de cotiledón

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

Es interesante el registro de esta especie en dos valles serranos, distantes a unos 100 km, cuestión que nos conducirá a realizar análisis más específicos, como el de los granos de almidón (ya sea observando las cavidades dejadas en la pared celular por desprendi-miento de los granos, o bien por el análisis de los propios granos de almidón que presentan propiedad taxonómica), a fin de determinar si los restos pertenecen a la misma variedad de poroto. Posiblemente, los grupos en estudio debieron obtener estos porotos en campos de cultivo anexos a las viviendas, lo cual podría ser en parte confirmado por el hecho de que algunos especímenes de ATC 1 provienen de un área definida por la presencia de camellones separados por surcos, que ha sido considerada un espacio de cultivo (Pastor com. pers. 2003). Pon otra parte, en C.Pun. 39, los porotos provienen de pisos ocupacionales incluidos dentro del área residencial (Medina com. pers. 2004). Resta señalar, por último, que más allá de la importancia de la identificación de restos de poroto, debe avanzarse en el análisis de otros macro y microrrestos vegetales, que permitan contar con mayores precisiones con respecto al uso de cultígenos y vegetales recolectados.

Berberián, E. 1987. Crónicas del Tucuman. Siglo XVI.. Córdoba, Editorial Comechingonia. Berberián, E. y F. Roldán 2001. Arqueología de las Sierras Centrales. En Berberian, E. y A. Nielsen (eds.), Historia Argentina Prehispánica, tomo II, pp. 635-691. Córdoba, Editorial Brujas. Bixio, B. y E. Berberián 1984. Etnohistoria de la región de Potrero de Garay (Pcia. de Córdoba - Rep. Argentina). Comechingonia 3:11-46. Medina, M. y S. Pastor 2004. Chacras dispersas. Una aproximación etnográfica y arqueológica al estudio de la agricultura pre hispánica en la región serrana de Córdoba (Argentina). Córdoba. Ms. Pastor, S. y M. Medina 2003. Osteometría de camélidos en sitios tardíos de las Sierras de Córdoba (Argentina). Primeras evidencias sobre la presencia de Lama glama. Trabajo presentado en el II I Taller Internacional de Zooarqueología de Camélidos. Tilcara. Jujuy. En Prensa. 2004. El uso prehispánico tardío de los ambientes serranos de altura. Investigaciones arqueológicas en Pampa de Achala, de San Luis y de Olaen (Córdoba, Argentina). Córdoba. Ms. Piana de Cuestas, J. 1992. Los indígenas de Córdoba bajo el régimen colonial (1570-1620). Dirección General de Publicaciones de la Universidad Nacional de Córdoba.

Recibido en Octubre 2004 Aceptado en Marzo de 2005

AGRADECIMIENTOS Quiero agradecer al Dr. E. Berberián, a la Dra. N. Dottori, al Lic. S. Pastor y al Lic. M. Medina por su ayuda y colaboración. BIBLIOGRAFÍA Argüello de Dorsch, E. 1983. Investigaciones arqueológicas en el Departamento Punilla (Provincia de Córdoba - Rep. Argentina). Sitio C. Pun. 39. Comechingonia 1:41-60.

* Laura López está realizando su Tesis de Licenciatura en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba (UNCba), sobre Investigaciones Arqueobotánica (macrorrestos y microrrestos) en la provincia de Córdoba. Su tema de investigación abarca el estudio tanto de las estrategias de aprovisionamiento de combustible (macrorestos), como de la evaluación de contextos agrícolas y de recolección (macrorrestos y microrrestos) y el establecimiento de la dieta (microrrestos) en el contexto de los pobladores tardíos de Sierras Centrales.

91

ENTREVISTAS

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

ENTREVISTA AL DR. ALBERTO REX GONZÁLEZ Sebastián Matera* Florencia Weber** Rosa María Di Donato*** Soledad López**** Daniel Magnífco***** Romina Spano****** INTRODUCCIÓN Como estudiantes avanzados de la carrera Arqueología (Ciencias Antropológicas con orientación en Arqueología en la Universidad de Buenos Aires) sentíamos la necesidad de contar con una obra integradora que refleje algunos de los aspectos principales del desarrollo reciente de la Arqueología en Argentina. En este momento presentamos un fragmento de una entrevista realizada al Dr. Alberto Rex González, que forma parte de un proyecto denominado “Charlas, un encuentro con la arqueología argentina”. El proyecto tiene por objetivo acercar a los nuevos ingresantes a la carrera y al público en general aspectos de las vidas e ideas de algunos de los arqueólogos más notables del país. Asimismo, generar un documento que guarde en la memoria un mom ento del desarrollo arqueológico argentino. Está constituido principalmente por entrevistas, las cuales fueron grabadas y filmadas. En estos encuentros se repasan

puntos tales como sus primeros pasos, sus puntos de interés, las perspectivas teóricas, su visión del presente y el futuro de la arqueología argentina. La obra incluye entrevistas a Alberto Rex González, Myriam Tarragó, Gustavo Politis, José Pérez Gollán, Luis Borrero, Luis Orquera, Ana María Lorandi y Carlos Aschero. La mayoría de las entrevistas fueron realizadas en el Museo Etnográfico de Buenos Aires, institución que nos brindó su apoyo, y otras en los domicilios particulares de los entrevistados, entre los años 2003 y 2005. Llevarlas a cabo fue un gran gusto y un gran honor para nosotros, ya que a la vez que fueron cordiales charlas, fueron también verdaderas clases magistrales en las que repasamos no sólo la historia de la arqueología en la Argentina sino sus vidas, sus sueños, sus proyectos y cómo los llevaron a cabo. El trabajo se encuentra en este momento en sus últimas etapas de producción, y pronto tendrá divulgación en formato de libro cuyos autores son Sebastián Matera, Florencia Weber y María Rosa Di Donato.

* Facultad de Filosofía y Letras (FFyL). Universidad de Buenos Aires (UBA) - [email protected] ** FFyL. UBA - [email protected] *** FFyL. UBA - [email protected] **** FFyL. UBA - [email protected] ***** FFyL. UBA - [email protected] ****** FFyL. UBA - [email protected]. Matera, Sebastián, Florencia Weber, Rosa María Di Donato, Daniel Magnífico, Soledad López, Romina Spano 2005. Entrevista al Dr. Alberto Rex González. La Zaranda de Ideas. Revista de 93 Jóvenes Investigadores en Arqueología. 1:93-97. Buenos Aires

S. Matera, M.R. Di Donato, F. Weber, S. López, D. Magnífico y R. Spano - Entrevista al Dr. Alberto Rex González

Para una mayor ilustración y una mejor comprensión de los temas tratados, incluimos en el libro una reseña sobre la historia de la arqueología en la Argentina y un breve repaso por las distintas corrientes teóricas de esta apasionante disciplina. También serán de ayuda al lector la inclusión de mapas con algunos de los sitios arqueológicos más importantes del país. Aunque creemos que la obra será de interés para los ingresantes a las carreras de Arqueología y Antropología, también esperamos que sea del interés del público en general, quien a menudo se muestra interesado en esta ciencia, por los sitios arqueológicos en Argentina y los trabajos que se realizan. El trabajo no podría haberse realizado sin el apoyo del director del Museo Etnográfico, José Pérez Gollán y el personal no docente del mismo, especialmente Fernando Veneroso.Vaya además nuestro mayor agradecimiento para todos los entrevistados, que desde el primer momento nos apoyaron en este proyecto.

FRAGMENTO DE LA ENTREVISTA A ALBERTO REX GONZÁLEZ Tuvimos el gusto encontrarnos con Alberto Rex González en la calidez de su casa en Buenos Aires. Fue un encuentro cálido y muy cordial, en el que se tocaron diversos temas. Entre ellos, sus inicios en la carrera, las primeras campañas, los temas que más le interesaron y el desarrollo de su evolución teórica. También se tocaron aspectos como el sistema de inserción profesional de los estudiantes y de los recién recibidos de la carrera en la Argentina y, al igual que el resto de los entrevistados, nos contó sobre las satisfacciones y frustraciones que vivió con la arqueología. Al finalizar, nos dejó también un mensaje para los jóvenes que comienzan la carrera. Entrevistadores (E) - Hablando de las campañas y de los trabajos de campo, ¿qué diferencias 94

encuentra entre esas primeras campañas de su carrera y las últimas? Alberto Rex González (ARG) - Es una diferencia fundamental: yo hasta ahí procedía de acuerdo simplemente a lo que había leído, tanto en los libros de arqueología nacional, como en los libros extranjeros en general, pero carecía totalmente de práctica arqueológica de campaña... En aquella época, en esa primera época que yo empiezo... estoy hablando de los años ’30 y ’40, la técnica que se utilizaba acá en el país... o mejor dicho: no había técnica arqueológica de ninguna especie. Era la época del anticuarismo, de acuerdo con las clasificaciones más comunes: es decir, el arqueólogo salía al campo –y yo eso se lo he oído decir a arqueólogos prominentes de la generación que me precedió– y los que cavaban eran los peones, a pura pala y pico, con algún cuchillo, en algunos casos. No había una técnica definida, una técnica propiamente arqueológica depurada como vino después, o como se practicaba ya en otros lugares, en los Estados Unidos. Entonces yo procedía más o menos en la misma forma: era un autodidacta en lo que se refiere a técnicas de campaña. Probablemente las fui mejorando poco a poco cuando me di cuenta, pero, por ejemplo, el incorporar instrumentos tan absolutamente imprescindibles como es la escobilla y el palustre o, como se lo quiera llamar, el cucharín (o trowel en inglés), que son instrumentos básicos, y que yo me he referido alguna vez en algún escrito, que tienen la importancia que tienen la pinza kocher y el bisturí en cirugía. Antes de incorporar estos instrumentos, la cirugía tenía un instrumental miserable, o no tenía casi. Entonces la incorporación significó una cosa revolucionaria. En Arqueología lo mismo: ¿cómo se puede limpiar el piso de una habitación, que no sea con cucharín y escobilla? Es imposible. A veces algunos de los investigadores llevaban pinceles, pero en realidad el instrumento básico y fundamental e

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

imprescindible es la escobilla. Entonces todas esas prácticas, respondiendo a la pregunta, de esa época, eran totalmente deficientes. Y yo sabía además... la estratigrafía casi no se cuidaba o se hacía muy mal, pero yo sabía que en los Estados Unidos la técnica estaba muchísimo más desarrollada. Sabía ya, en la Historia, que... desde 1910 aproximadamente, Nelson, en el suroeste de los Estados Unidos, había hecho prácticas de estratigrafía, obteniendo muy buenos resultados. Y sé que se excavaban las casas pozo con un cuidado extraordinario, empleando una técnica realmente arqueológica. Entonces mis primeros trabajos, en la excavación del Paraná-Pavón, tenían que tener grandes deficiencias, pero, pese a todo, y simplemente con pinceles, logramos individualizar algunas estructuras de interés: por ejemplo los sacos de cuero que contuvieron restos... sabemos que había algunos indígenas que vivían en las islas, que durante el verano salían a territorio de tierra firme, en lo que es hoy la provincia de Buenos Aires, y si algún pariente moría lo descarnaban, y los huesos los ponían en una bolsa de cuero y la llevaban con ellos. Bueno, en la excavación del montículo del Paraná-Pavón, logramos individualizar uno de esos paquetes funerarios que todavía se conservaba como si estuviera dentro de la bolsa de cuero que había desaparecido como material perecible, pero los huesos estaban en una posición que no dejaban lugar a dudas de que esos fueron parte de un saco, una bolsa que se llevaba... Para excavar eso debí haber utilizado pinceles, o algo por el estilo; pero de cualquier manera comprendía que mi técnica era deficiente, que necesitaba llegar a perfeccionarla; en una palabra, hacerla más profesional, porque eso seguía siendo, un poco, la obra de un aficionado. Lo mismo sucedió con algunas excavaciones que hice en esa misma época en Córdoba, en el abrigo de Ongamira, con el Ing. Montes, que después fue mi suegro. Excavamos, pero excavamos de una manera, todavía, muy rudimentaria y elemental: faltaba el afinamiento de las técnicas propiamente arqueológicas. Creo que esto en

parte también se debía a una situación de tipo teórico: como toda la interpretación de lo que se encontraba se hacía, pura y exclusivamente, en base a los relatos de las crónicas históricas, y todo se atribuía a los pueblos que encontró la conquista, no se sentía la necesidad de emplear métodos arqueológicos, estrictamente pertenecientes a la Arqueología y a sus técnicas. Y este fenómeno del anticuarismo, en el que lo importante era la pieza, no cómo se obtenía, sino la pieza arqueológica en sí, era un handicap muy grande para un buen trabajo de investigación realmente importante. (E) - En cuanto a temas y problemáticas arqueológicas concretas, ¿cuáles fueron los temas que más le interesaron a lo largo de su práctica profesional? (ARG) - Lo que me interesó siempre era llenar los claros que notaba que existían en nuestra arqueología. Es esto que he remarcado anteriormente, que estábamos todavía en la época del anticuarismo, en que el investigador le daba importancia a la pieza, y no a la excavación, entonces este era un salto metodológico básico: había que cambiar las cosas de interpretar a través de las crónicas. No era posible interpretar con las crónicas los restos arqueológicos, de los cuales un caso bien típico es el libro de Márquez Miranda de 1948 “Los Diaguitas”. Ahí se pone todo el material que provenía de La Rioja y Catamarca, todo se lo coloca y se lo llama “diaguita”, es decir, el pueblo que encontró la conquista, los cacanos: todo se interpretaba con las crónicas, no había trabajo sistemático en distintos sitios que nos diesen un orden de secuencia, es decir, cómo las culturas fueron transcurriendo en el tiempo; no había profundidad histórica ni relativa, ni absoluta. Todo era inter pretado como perteneciente a los diaguitas. Entonces toda esa secuencia y... el proceso evolutivo, también, porque es una evolución dentro del área local del Noroeste Argentino (NOA), requería ser investigada y requería ser 95

S. Matera, M.R. Di Donato, F. Weber, S. López, D. Magnífico y R. Spano - Entrevista al Dr. Alberto Rex González

formulada como algo distinto a la práctica habitual de llamarle a todo, es decir, mezclar todos los restos y darles un solo nombre, un solo contenido y un solo autor en el tiempo: los diaguitas. Esta es la cosa básica sobre la que empecé a trabajar cuando volví de Estados Unidos: determinar precisamente la secuencia y la cronología, el introducir una cronología absoluta, que hasta entonces no se había podido realizar porque era muy difícil –los métodos son, en general bastante complejos–, se acudía a diversas formulaciones. Por ejemplo el caso de Creta: la cronología absoluta se hacía por la relación que existía entre restos cretenses asociados a restos egipcios, que tenían cronología absoluta de acuerdo con la cronología egipcia, que ya estaba hecha. Pero aquí en el NOA, y en América del Sur no teníamos, así que la gran solución para este problema de la cronología absoluta la dio el C141, que yo tuve la suerte de estar en los Estados Unidos cuando se hacen las primeras experiencias; entonces puedo leer y puedo empaparme del problema, y traer después la inquietud a nuestro medio. Y tratar de, que después lo hice, durante mucho tiempo, con un gran esfuerzo... de que tuviéramos un laboratorio en el país, porque eso nos solucionaba el problema de la cronología absoluta, que de otra manera era muy difícil de realizar. Entonces, nos encontramos con que, por ejemplo, en el caso de la Gruta de Intihuasi, los restos de las culturas cazadorasrecolectoras, que forman la mayor cantidad de los sedimentos, en una cronología relativa perfectamente determinable por la estratigrafía del interior de la gruta, todos los restos se atribuían a las culturas últimas que encontró el conquistador español en San Luis y en las Sierras Centrales. Eso está perfectamente claro si uno lee los resúmenes. Por ejemplo el resumen que hizo Vignati de la cultura de San Luis, que se publicó en el primer tomo de la Historia de la Nación Argentina, dedicado exclusivamente a Arqueología: todo se atribuía

96

a los pueblos que encuentra la Conquista asentados en esos lugares. Pero cuando hacemos C14, nos encontramos que tienen... 8.000 años AP2, que de acuerdo con las últimas correcciones pueden ser 9.000 años AP. Sin embargo, la interpretación que se le daba era que eran los de los pueblos encontrados por la conquista: una cosa totalmente absurda. Y por eso fue que, también, el traer el método ponía al descubierto una cantidad de enfoques erróneos de toda la generación que nos había precedido.Y entonces ahí surge una serie de... en una palabra, a mucha gente le disgustó, o no le interesaba, o rechazaba el método porque no estaba de acuerdo con sus propias deducciones, o lo que se había mantenido hasta ese momento... lo que me creó un problema personal de no poco interés, porque el que tuvo que pasarlo y sufrirlo en carne propia, obviamente, tuvo algunas cuestiones... Pero en fin, de esto mejor olvidarse. Lo importante es que a la larga el método terminó por imponerse.Y yo me acuerdo que muchos, o algunos, por lo menos, que en los comienzos me discutían: “No, no, no. El C14 no es un método suficientemente seguro. No conviene utilizarlo”. Pero que luego que se instaló... y me citaban, fíjense, en el artículo de Fulano, de Mengano... había unos artículos, particularmente de un europeo Miloicich, publicado en una revista en Germania, en que negaba el interés y el valor del C14. En cambio para otros, por ejemplo para Glynn Daniels, arqueólogo y sintetizador... inglés muy conocido... él decía que había dos etapas definidas en la arqueología del siglo XX: la anterior al C14 y la posterior, que definía el problema cronológico. Al término de la entrevista, e l doctor González nos dejó un mensaje final. (ARG) - Bueno, como un mensaje final, que puedo dejar como barrilete que se le acaba el piolín, es no cesar en ningún momento el trabajo honesto: decir lo que encontramos,

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

realizarlo con la mayor objetividad posible, y seguir adelante, no desmayar de las desilusiones y de los problemas que se presentan a todos en esta carrera... Que es muy difícil este camino. Si hay un camino difícil, es el de la Arqueología: un tanto por la indiferencia del medio, como la época que nos toca vivir, sino también, a menudo, por los problemas que nosotros mismos nos creamos. Es un medio difícil. Yo, por ahí en algún librito lo digo: un medio de mucha competencia, muy difícil, muy difícil de llevar adelante los proyectos y las cosas que uno desearía y que idealiza. Pero lo importante es confiar cada uno en su propia fuerza y seguir adelante con la actividad y los hallazgos. Existen problemas, no solamente de la Arqueología, sino problemas generales de la Antropología teórica, los que no se han dilucidado, por ejemplo, el problema del proceso de evolución cultural: ¿cuáles son los mecanismos que rigen el cambio cultural y el proceso evolutivo? En cuanto a esto todavía nos falta mucho, pero el pensar en los mismos, tener una inquietud constante por tratar de resolverlo, por lo menos en mi vida fue un aliciente. Espero que sea también el aliciente para los jóvenes que se inician.

Recibido en Abril de 2005 Aceptado en Junio de 2005

NOTAS 1 Carbono 14 (C14). 2 Antes del Presente

* Sebastián Jorge Matera es Profesor en Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), Universidad de Buenos Aires (UBA). En la actualidad se encuentra trabajando en su Tesis de Licenciatura, abordando tamáticas referidas al Análisis Mortuorio y a los indicadores de Diferenciación Social y Aspectos simbólicos asociados a este contexto. ** Florencia Weber Sanguinetti es avanzada de la carrera de Ciencias Antropológicas Orientación Arqueología, FFyL, UBA. Su tema actual de investigación se realciona con el Uso del Espacio en sociedades complejas. *** María Rosa Di Donato es estudiante de la carrera de Ciencias Antropológicas Orientación Arqueología, FFyL, UBA. Su actual tema de investigación contempla la Tafonomia y la Bioantropología. **** Daniel Ángel Alejo Magnífico es estudiante avanzado de la carrera de Ciencias Antropológicas Orientación Arqueología, FFyL, UBA. Actualmente es becario del Fondo Nacional de las Artes y colaborador en el Museo Etnográfico en el marco del Proyecto Yocavil, realizando tareas de campo y laboratorio que involucran materiales del período temprano en la zona de Andalhuala, Valle de Yocavil, Pcia de Catamarca. ***** María Soledad López es estudiante avanzada de la carrera de Ciencias Antropológicas Orientación Arqueología, FFyL, UBA. Actualmente es colaboradora en el Museo Etnográfico en el marco del Proyecto Yocavil, realizando tareas de campo y laboratorio que involucran materiales del período temprano en la zona de Andalhuala, Valle de Yocavil, Pcia de Catamarca. ****** Romina Clara Spano es Profesora de Enseñanza Media y Superior en Ciencias Antropológicas (orientación en Arqueología), FFyL, UBA. Actualmente es colaboradora del Proyecto Arqueológico Yocavil, realizando tareas de campo y de laboratorio que involucran material cultural del Período Temprano (Valle de Yocavil, provincia de Catamarca).

97

Misceláneas

OLLAS Y CUCHARINES: Recetas de Campaña

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

COMIDA, COCINA Y UNA RECETA Guillermo Mengoni Goñalons Comida no es sinónimo de alimentación. La comida no solo satisface necesidades físicas esenciales, es mucho más que eso. Por eso, cuando hablamos de cocina, involucramos un proceso en el que los alimentos son recombinados, transformados y recreados para su empleo en diferentes contextos, cuyo carácter -cotidiano o festivo- sirve de marco para cualquier evento social. En algunas ocasiones oficiamos de anfitriones y en otras de invitados. Estos eventos siempre se asocian con mecanisnos de hospitalidad y reciprocidad que son importantes atender y mantener. Es asi que a través de la comida la gente reproduce y fortalece su identidad, además de servir para afianzar el rol de aquellos que tienen el liderazgo como artesanos en la cocina. Por eso, la comida en campaña no solo cumple, entonces, con la función de satisfacer las energías necesarias para la vida al aire libre, sino que es una práctica que contribuye a distender el cansancio, romper con la rutina y ofrecer una gratificación socialmente mediada. Bueno, hasta acá la teoría, vayamos ahora a la receta. Mi elección ha sido el guiso carrero, un plato tradicional nuestro que, con ciertas variantes, es muy sencillo de preparar, requiere un mínimo de ingredientes, se resuelve en una sola cacerola y, fundamentalmente, es muy rico y sustancioso. En suma es ideal para la vida en el campo. Los elementos son simples y pueden conseguirse fácilmente. Aconsejo usar, siempre que se pueda, productos naturales. Las latas tienen que ser la última opción: pesan en exceso, generan basura difícil de degradar, además de tener conservantes, colorantes, saborizantes, entre otros aditivos de dudosa estirpe. Asi que ahí va la receta, lo más natural posible. INGREDIENTES Para 4 personas (multipliquen y dividan por los que sean) 500 g Carne tierna (ej. nalga, cuadril, pulpa), en cubos 2 Cebollas, picadas en pluma 2 Zanahorias, en rodajas (finas) o cubos 1 Pimiento rojo, en tiras finas (o pimentón dulce) 4-5 Tomates, picados (ésta es la única concesión envasada) 4 Papas medianas, en rodajas o cubos 2 tazas Zapallo o calabaza, cortado en cubos, opcional 200 g Fideos, cortos de buena calidad Condimentos: sal, pimienta, laurel, pimentón, orégano y ajo si les gusta. PREPARACIÓN En una cacerola calentar un poco de aceite. Rehogar los dados de carne, previamente pasados por un poco de harina. ¡Que no se queme el fondo! Incorporar las cebollas hasta que estén transparentes, luego las zanahorias, el pimiento (puede reemplazarse por pimentón dulce) y el laurel. Añadir agua hasta cubrir y llevar a hervor; luego mantener la cocción a fuego lento.

101

Misceláneas - Ollas y Cucharines: Recetas de Campaña

Agregar las papas en rodajas (son más fáciles de cortar que los cubos, aunque esto puede hacer variar los tiempos de cocción), cocinar unos 10´. Luego van los fideos. Le pueden también poner calabaza (o zapallo) antes de incorporar los fideos. Espolvorear con el orégano. El líquido debe ser solo el suficiente para cubrir los elementos. No es una sopa. Por eso es bueno tener al recipiente algo destapado para que el guiso vaya espesándose, salvo que por cuestiones climáticas (frío, viento, lluvia) sea imposible. No es necesario revolver constantemente, tan solo cuidar que no se pegue. Cuando los fideos estén cocidos, el guiso ya estará listo. La clave son los tiempos de cocción de las papas, el zapallo y los fideos. Las papas no deben deshacerse y los fideos no estar pasados. Y el zapallo, ni que hablar. Por eso, 15-20´ para las papas, 10-15´ para el zapallo y unos 10´ para los fideos son tiempos de referencia, que tendrán que ajustarse al tamaño de las verduras cortadas o a la calidad de los productos. Pienso que ésta es una buena receta. Puede simplificarse al mínimo y ser una relativa opción para los vegetarianos que no sean ortodoxos (cuestión de comerse solo las verduritas). Aquellos que van al NOA estarán de para bienes, porque allí estos ingredientes abundan y son excelentes. Los que van a la Patagonia tendrán que organizarse, quizás, un poco, aunque les cuento que la receta que les doy esta vez se la vi hacer a un amigo, encargado de un campo donde trabajamos, allá en el sur. Les debo el postre. ¡Buen apetito!

102

PROSPECCIÓN URB ANA

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

LIBROS Y LIBRERÍAS A veces, cuando paso por una librería, entro a ver si hay algún libro que me pueda interesar. Bueno, casi todos hacen eso en una librería. Pero yo me voy bien al fondo y busco en el más pequeño y oscuro estante, en donde generalmente tienen los libros de arqueología, y si la fortuna me acompaña, doy con alguna edición que no viene con el precio para extranjeros. En Punto i Aparte (Corrientes 1736) La trama Cultural. Textos de Antropología y Arqueología compilado por Mariano Garreta y Cristina Bellelli (Ediciones Caligraf) está a $19 y Excavaciones en Michelángelo sobre Arqueología Histórica de Buenos Aires, de Daniel Schávelzon y Mariano Silveira (Ediciones Corregidor) a $20. En Zivals (Callao 395) tenían varios que consideré interesantes para todo bicho de biblioteca. Bronces sin nombre de Luis González (Ediciones Fundación CEPPA) $46; Historiadores de las Indias (Ediciones Océano), $20,90; El poblamiento de La Patagonia. Toldos, Milodones y Volcanes de Luis Alberto Borrero (Emecé) $22; La tierra sin mal. El profetismo tupí-guaraní de Hélène Clastres (Ediciones del Sol) $14,90; Arqueología Contemporánea Argentina. Actualidad y perspectivas (Ediciones Búsqueda) $15. En la librería Edipo (Corrientes 1686) los libros usados están a la orden del día, en buen estado, aunque hay que excavar, digo revolver bastante. Encontré un clásico: El origen del hombre de Darwin (Biblioteca Edad) $5 y Estudio del hombre de Ralph Linton (FCE) $18. En La Cátedra (Corrientes 1556) las revistas Nacional Geographic salen $3 (en Parque Rivadavia cuestan $2, pero si querés el mapa son dos pesos más, entonces 2 + 2…). También tienen a muy buen precio Tiestos dispersos de Alberto Rex González (Emecé) $8. En la Librería Hernández (Corrientes 1436) un estante fue rotulado como “Antropolgía”, lo cual ya es mucho. Disponen de una amplia variabilidad de ejemplares de Editorial Crítica, claro que a precio de importación, pero para aquellos que se cansaron de leer las fotocopias de En busca del pasado de Binford ($51) esta es su oportunidad; de la misma editorial tienen Análisis espacial en arqueología Ian Hodder y Clive Orton ($49), Interpretación en arqueología de Hodder ($48) y Arqueología cuantitativa» de Shennan ($29) (el más barato hasta ahora). Además, por $17,20, se consigue una buena edición de La evolución social de Gordon Childe (Alianza Editorial). Las ediciones nacionales tienen mejor precio, como Arqueología de Río Negro de Carlos Gradin, Ana Aguerre y Ana M. Albarnoz ($7); Los pueblos originarios de la Argentina de Raúl J. Mandrini (Eudeba, $20) y Bronces sin nombre de Luis González a siete pesos menos que en las otras librerías. En Liberarte (Corrientes 1555) tienen Tecnología Prehistórica de Semenov (Akal) $90,20 y el de Renfrew y Bahn Arqueología. Teorías, Métodos y Práctica (Akal) $173,80 (dado mi presupuesto, me basta con leer las fotocopias... Ojo! que es delito. No lo hagan en sus casas). La Librería de Ávila (Alsina al 500) es una de las pocas que nos hace el honor y tienen muchos libros de arqueología y antropología. Algunas de las novedades son Arqueología y Bioantropología de las tierras bajas complicado por José M. López Mazz y Mónica Sans ($31); El volumen 1 de la revista Arqueología Suramericana, editada por Cristobal Gnecco y Alejandro Haber ($18). Me gustó el título de Las Salamancas de Lorenza. Magia, hechicería y curanderismo en el Tucumán colonial de Judith Faberman (Siglo XXI) $26. Está a buen precio la Arqueología del colonialismo de Susan Frankenstein (Crítica) $ 25. Y tienen muchos libros antiguos que merecen la inversión, como Calchaquí de Adán Quiroga ($60). Bueno amigos, ego su (“eso es todo”… en ayoreo, obvio). 103

RECURSOS DE INTERNET ARQUEOLOGÍA DEL PAISAJE Y DE LA ARQUITECTURA

por Gisela Spengler En materia de búsqueda de información, la carrera en la desesperada recopilación bibliográfica puede alcanzar distinto tipo de manifestaciones (dependiendo del grado de histeria de cada uno), una de tantas es la revisión obsesiva de la información digital disponible en internet. Esta sección ha sido ideada para orientar, en líneas generales, la búsqueda en la web de determinados tópicos arqueológicos relacionados con problemáticas tanto teóricas como metodológicas. En lo que respecta a este primer número, y por una cuestión netamente personal, me he abocado a la recopilación de links referentes a la Arqueología del Paisaje en general, y a la Arqueología de la Arquitectura en particular. Partiendo del ya conocido buscador www.google.com, y del relativamente reciente buscador científico www.scholar.google.com, y bajo distintas rutinas de búsqueda, puede empezar a tomarse nota. Una de las primeras y más sustanciales páginas que se encuntra es www.lppp.usc.es, la web del Grupo de Investigación en Arqueologia del Paisaje, Laboratorio de Patrimonio, Paleoambiente e Paisaxe, Instituto de Investigaciones Tecnolóxicas de la Universidad de Santiago de Compostela, dirigido por el Dr. Criado Boado.Allí es posible descargar (www.lppp.usc.es/descargas/ index.htm), en formato PDF, todos los números de las Publicaciones TAPA (Traballos de Arqueoloxía e Patrimonio) y CAPA (Convenios y Criterios en Arqueología del Paisaje). De la serie TAPA son muy interesantes los números: -TAPA 2 (Criado Boado y Parcero Oubiña 1997. Ladscape,Archaeology, Heritage), -TAPA 15 (Amado Reino. El GPS en Arqueología: introducción y ejemplos de uso), -TAPA 19 (AA.VV. Paisajes Culturales Sudamericanos: de las prácticas sociales a las representaciones), -TAPA 25 (Mañana Borrazas et al. 2002.Arqueotectura 1: bases teórico-metodológicas para una Arqueología de la Arquitectura) y -TAPA 26 (Amado Reino et al. Especificaciones para una gestión integral del impacto desde la Arqueología del Paisaje) En cuanto a la serie CAPA es de destacar: -CAPA 6 (Criado Boado. 1999. Del Terreno al Espacio: Planteamientos y Perspectivas para la Arqueología del Paisaje) De la misma página también es posible bajar la aplicación ConvCoord, para conversión de coordenadas, útil para trabajos en Sistemas de Información Geográfica. Otra web interesante es www.vc.ehu.es/gorfigliano/, la página de Juan Antonio Quirós Castillo, docente de la Universidad del País Vasco. En la sección Docencia/ Asignaturas curso 2004-2005 es posible descargar los programas de los cursos de Arqueología de la Arquitectura (www.vc.ehu.es/gorfigliano/ARCHIVOS/AA.htm) y Arqueología del Paisaje (www.vc.ehu.es/gorfigliano/ARCHIVOS/APaisaje.htm), éste último, con un llamativo programa práctico que incluye manejo de GPS, aplicación de Sistemas de Información Geográfica, etc., y un atractivo listado bibliográfico. En Docencia/ Material Didáctico puede accederse a parte de la bibliografía de cátedra, pero es necesario registrase, obtener una contraseña, y tiene muchas restricciones... yo no lo logré, si alguien lo consigue avise!. Luego, en Publicaciones se tiene acceso a algunos artículos electrónicos del autor, pero la gran mayoría son sobre arquitectura histórica y estratigrafía de la arquitectura. Por otra parte, en la sección Enlaces hay básicamente dos links interesantes: º Arqueología de la Arquitectura (www.vc.ehu.es/gorfigliano/ARCHIVOS/EnlacesAA.htm) donde pueden hallarse diversos vínculos. Relacionado con la Arqueología de la Arquitectura Histórico-Medieval se encuentra el Grupo de Arqueología de la Arquitectura (www.ehu.es/arqueologiadelaarquitectura) de la Universidad del País Vasco. En el link Publicaciones puede hallarse un gran número de artículos sobre esta temática, aunque como se dijo en líneas anteriores, la postura es evidentemente histórica y medieval, haciéndose mucho énfasis en cuestiones de estratigrafía vertical, conservación y reconstrucción de monumentos. No obstante hay algunos trabajos de índole no tan específica que quizas podrían resultar interesantes como: * Azkarate Garai-Olaun,A. 2002. Intereses cognoscitivos y práxis social en Arqueología de la Arquitectura. Arqueología de la Arquitectura. Nº 1. pp. 55-71. Bilbao (www.ardiluzu.com/arqueologia/documentos/ 1103734765intecog.pdf)

104

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

Hacia el final de la pagina, bajo el rubro Utilidades pueden hallarse links a webs sobre software para georreferenciación de imágenes, representación 2D y 3D de sitios arqueológicos, software para estratigrafía y Matrix Harris, etc. º Arqueología del Paisaje (www.vc.ehu.es/gorfigliano/ARCHIVOS/enlacesAPaisaje.htm). En esta sección hay cuatro vínculos muy recomendables: - Arqueología del Paisatge de Catalunya (www.paisatgecat.blogspot.com)... pinta prometedora... para quienes dominen el catalán, buena suerte! - Laboratorio de Arqueoloxia del Paisaxe de la Universidad de Santiago de Compostela (ya comentado más arriba) - Aerial Archive (www.univie.ac.at/Luftbildarchiv/index.htm) del Instituto de Prehistoria y Protohistoria de la Universidad de Viena. Es una página muy interesante con contenidos sobre Fotogrametría y Arqueología (www.univie.ac.at/Luftbildarchiv/wgv/phoarc.htm) - L´Archéologie Aerienne dans la France du Nord (www.archeologie-aerienne.culture.gouv.fr) de manera similar al Link anterior pero en versión francesa, y con una muy linda selección de imágenes de muestra. Vagando un rato mas en la red también es posible encontrar las siguientes páginas: º Grupo de Investigación Estructura Social y Territorio: Arqueología del Paisaje (www.ih.csic.es/lineas/territorio). Varios links de la pagina están aún en construcción (como Links y Descargas), pero hay un amplio listado de las Publicaciones del grupo en el rubro del mismo nombre (www.ih.csic.es/lineas/territorio/publicaciones.htm) º Proyecto Territorios y Paisajes en la Prehistoria Reciente de Andalucía (www.us.es/atlas/index.htm), Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla. Desde el Link Publicaciones (www.us.es/atlas/ publicaciones.htm) puede accederse a un interesante listado de trabajos del proyecto, en la mayoría de los casos puede verse también el Abstract, y en algunas excepciones se accede al trabajo completo en .PDF. Desde aquí también puede accederse a la pagina El Paisaje de las Grandes Piedras (www.us.es/dpreyarq/web/almaden1.htm) donde pueden más hallarse artículos del proyecto como: * García Sanjuán, L.; S. Metcalfe-Wood; T. Rivera Jiménez y D. Wheatley. 2005 (En prensa). Análisis de pautas de visibilidad en la distribución de monumentos megalíticos de Sierra Morena occidental. Actas de las Jornadas de Arqueología, Territorios Antiguos y Nuevas Tecnologías. La Aplicación de los SIG en la Arqueología del Paisaje (Alicante, 18-19 de Noviembre de 2004). Alicante. Universidad de Alicante (www.us.es/dpreyarq/web/almaden5.htm) * García Sanjuán, L. 2000. Grandes Piedras, Paisajes Sagrados. Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico 31. Páginas 171-178. Sevilla. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. (www.juntadeandalucia.es/cultura/iaph/infopha/05textose/boletin31/ b3101.html) * García Sanjuán, L. y V. Hurtado Pérez. 2002. La arquitectura de las construcciones funerarias de tipo tholos en el Suroeste de España. Aspetti del Megalitismo Prehistórico. Incontro di Studio SardegnaSpagna (Museo del Territorio, Lunamatrona, Cagliari, Italia, 21-23 de Septiembre de 2001). Serrelli, D. y Vacca, D. (Eds.). Páginas 36-47. Cagliari. (www.us.es/dpreyarq/web/almaden10.htm) * Etc. Desde la misma página del Proyecto Territorios y Paisajes en la Prehistoria Reciente de Andalucía, con el Link Otros documentos se (www.us.es/atlas/otrosdocs.htm) se llega una sección que incluyen textos y artículos de suma utilidad. Por ejemplo es posible bajarse, en .PDF, muy buenas traducciones de: * Thomas, Julian. 2001. Arqueologías de lugar y paisaje. Archaeological Theory Today. Hodder, I. (Editor). 165-186. Cambridge. Polity (www.us.es/atlas/documentos/thomas_lugarypaisaje.pdf) * Anschuetz, K. R.H. Wilshusen y C.L. Scheick. 2001. Una arqueología de los paisajes: perspectivas y tendencias. Journal of Archaeological Research 9 (2), 152-197 (www.us.es/atlas/documentos/Anschuetzarqueolog%EDapaisajes.pdf) * Etc. º GeoCrítica (www.ub.es/geocrit/menu.htm) de la Universidad de Barcelona. Aquí hay links a cinco interesantes revistas electrónicas de Geografía con algunos artículos completos de Geografía Humana que pueden ser atractivos al ojo arqueológico:

105

- Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana (www.ub.es/geocrit/cienbil.htm).Aquí son de destacar los siguientes trabajos: * Gómez, A.L. 1983. La geografía humana: ¿de ciencia de los lugares a ciencia social? Geo Crítica. Nº 48. Barcelona (www.ub.es/geocrit/geo48.htm) * Gómez, A.L. 1983. Geografía social y geografía del paisaje. Geo Crítica. Nº 49. Barcelona (www.ub.es/ geocrit/geo49.htm) - Scripta Vetera. Edición Electrónica de Trabajos Publicados (www.ub.es/geocrit/sv-texau.htm) - Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales (www.ub.es/geocrit/nova.htm). Aquí es recomendable el trabajo de: * Caballé i Esteve, F. 2003.Arquitectura y Documentación:Arqueología de la vivienda en el casco antiguo de Barcelona. Scripta Nova. VolumenVII. Nº 146 (003). Barcelona (www.ub.es/geocrit/sn/sn-146(003).htm) - Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales (www.ub.es/geocrit/bw-ig.htm) - Ar@cne. Revista de Recursos en Internet sobre ciencias Sociales (www.ub.es/geocrit/aracne.htm) º En la página de Scielo Chile, Scientific Electronic Library Online (www.scielo.cl/scielo.php) es posible descargar: * Castro,V.; C.Aldunate y V.Varela. 2004. Ocupación humana del paisaje desértico de Atacama, Región de Antofagasta. Zonas áridas / Arid zones. ARQ (Santiago), julio 2004, Nº.57, pp.14-17 (www.scielo.cl/pdf/ arq/n57/art04.pdf) º Archivo institucional e-prints (www.ucm.es/eprints) de la Universidad Complutense de Madrid. En esta web pueden bajarse Tesis Doctorales, entre las tantas, se destacan: * Ruiz del Árbol Moro, María (2004) Organización y explotación del territorio en el noreste de Lusitania en época altoimperial. Tesis Doctoral, Universidad Complutense de Madrid. Defendida en 2001 (tesis.sim.ucm.es:2004/ghi/ucm-t25571.pdf). Ojo! Que pesa cerca de 113 Mb. El resumen puede verse en www.ucm.es/eprints/4630 * Adánez Pavón, Jesús (2003) Una aproximación antropológica a la interpretación del espacio en arqueología : una historia del debate teórico contemporáneo y una conceptuación del espacio doméstico. Tesis Doctoral, Universidad Complutense de Madrid. Defendida en 1999 (tesis.sim.ucm.es:2004/19972000/ H/0/H0036201.pdf). Pesa cerca de 16 Mb y el resumen puede verse en www.ucm.es/eprints/2504 º Proimmse. Programa de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Mesamérica y Sureste (proimmse.unam.mx) de la Universidad nacional Autónoma de México (UNAM). De aquí es posible bajar: * Pagán Jiménez, Jaime. 2002. El concepto paisaje como traslación de landscape en arqueología. Diálogo Antropológico. Boletín de los estudiantes del Postgrado en Antropología. Año 1. Nº1. noviembre-diciembre 2002. pp.7-14. Instituto de Investigaciones Antropológicas. Universidad Nacional Autónoma de México (proimmse.unam.mx/Dialogo.pdf) Por supuesto que hay muchísima más información, pero para empezar con esto basta, el resto se los dejo a ustedes. Nada más por hoy gentes. Espero que les sea útil.

106

DESDE AFUERA

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

L´INDICE (EL INDICIO) por Mathias de Breyne* Ma petite amie est archéologue. Je suis écrivain. Tout du moins c’est ce qu’elle croit. Ce qu’elle ne sait pas c’est que je suis aussi détective. Mon pseudo c’est Binford. Je sais, je sais. Un peu prétentieux. Mais alors que les détectives de ma génération sont fiers de se surnommer Sherlock Holmes, Tintin, Hercule Poirot, Colombo, Marlowe..., bref les grands du genre, moi je préfère et de loin me comparer à un archéologue, car comme lui je fouille, en profondeur et avec délicatesse, je ne laisse rien au hasard, je tamise tout au peigne fin. Lorsque je relève les faits, les empreintes, j’emploie les mêmes outils et techniques que l’archéologue. (L’unique problème c’est que lorsque j’enquête dans une maison et que j’utilise la truelle et que la police arrive pour faire sa part du boulot, on me prend pour le maçon et on me demande de revenir plus tard parce que le détective doit d’abord venir relever les empreintes avant qu’on rebouche les trous; mais ce n’est pas aussi grave que ma petite amie qu’on prend pour une femme au foyer lorsqu’elle va acheter la truelle à la quincaillerie et qu’on lui demande si c’est pour les tartes ou pour les gâteaux). Cette manie d’imiter l’archéologue a toujours agacé ma mère car à chaque fois que je me rends chez elle j’oublie la délicatesse et je mets tout sens dessus dessous, me lève la nuit et ouvre les tiroirs, les placards, les malles, (et le frigo!), je jette et mélange leurs affaires dans toute la maison, je scie et enlève les planches du parquet pour voir ce qu’il y a dessous et massacre le jardin japonais de mon père qui désespère, bref je fous un bordel monstre. Apeurés, en pyjama, mes parents sortent de leur chambre et me disent en choeur : « mais qu’est-ce que tu cherches enfin?! » Je m’arrête dans mon élan, une chaussette dans la main droite, une part de gâteau dans la main gauche, les fixe du regard et leur dis, d’un air tragique : « Un indice!» En général je rajoute : Tu es psychologue maman, tu devrais comprendre!» Bref, comme ma petite amie, je fouille. En sachant qu’avant de faire des fouilles elle fouille dans les livres, et pas qu’un peu. Impressionnant ! La seule différence entre son travail et le mien c’est que moi j’enquête sur des gens qui ont encore de la chair sur les os (bien que trouée). Mais la difficulté reste la même. Principalement parce que les gens que j’essaie de faire parler ne sont pas plus loquaces que Lucy.

Mi novia es arqueóloga.Yo, escritor. Por lo menos es lo que ella cree. Lo que no sabe es que también soy detective. Mi seudónimo es Binford.Ya sé, ya sé. Un poco pretencioso. Por más que los detectives de mi generación se enorgullecen en llamarse Sherlock Holmes, Tintin, Hercule Poirot, Colombo, Marlowe..., en breve, los grandes del género, yo prefiero, y por mucho, compararme a un arqueólogo, ya que como él yo excavo, en profundidad y con delicadeza, no dejo nada al azar, paso todo por la zaranda fina. Cuando relevo los hechos, las huellas, lo hago con las mismas herramientas y técnicas que el arqueólogo. (El único problema es que mientras investigo en una casa y que utilizo el cucharín y que llega la policía para hacer su parte del laburo, me confunden con el albañil y me «invitan» a volver más tarde porque primero el detective debe venir a relevar las huellas antes de que se tapen los huecos; pero no es tan grave como para mi novia que es tomada por ama de casa cuando va a comprar el cucharín a la ferretería y le preguntan si es para las tartas o para las tortas). Esta manía de imitar al arqueólogo siempre irritó a mi madre porque cada vez que voy a su casa me olvido de la delicadeza y dejo todo hecho un lío, me levanto por la noche y abro los cajones, los placard, los baúles, (¡y la heladera!), yo revoleo sus cosas por toda la casa, serrucho y levanto el parquet para ver que hay debajo y masacro el jardín japonés de mi padre que se desespera, conclusión: dejo un quilombo monstruoso. Asustados, en pijama, mis padres salen de su pieza y me dicen en coro: ¡¿Pero que diablos estás buscando?!» Me quedo helado, una media en la mano derecha, una porción de torta en la mano izquierda, los miro fijo y les digo, con un aire trágico: «¡Un indicio!» En general también agrego: «¡Sos psicóloga mamá, deberías comprender!» En fin, como mi novia, yo excavo. Pero antes de excavar ella excava en los libros, y mucho. ¡Impresionante! La única diferencia entre su trabajo y el mío es que yo investigo personas que todavía tienen la carne sobre sus huesos (aunque agujereada). Pero la dificultad es la misma. Principalmente porque la gente que yo intento hacer hablar no es mas locuaz que Lucy. A menudo la gente y los indicios (nos) hablan de sí mismos, es cierto, sin embargo algunas palabras serían bienvenidas, ¡¿no?! Además, ¿los indicios que

107

Misceláneas - Desde Afuera

Souvent les gens et les indices (nous) parlent d’euxmêmes, certes, pourtant quelques mots seraient les bienvenus non?! Et puis les indices que je trouve me disent-ils la vérité? L’exactitude? Faussent-ils le chemin? Me renseignent-ils vraiment sur ce que je cherche? Ou bien cherchent-ils à me renseigner sur ce que je ne cherchais pas et qui pourrait m’aider à trouver ce que je cherchais, ou autre chose? De toute façon je ne lui mens pas vraiment en lui disant que je suis écrivain, car que fait-il celui-ci à part fouiller, enquêter sur l’être humain, sortir au grand jour et faire part, témoigner, selon sa propre analyse? En fait je me transforme en écrivain lorsque je me pose devant ma machine à écrire et tape mon rapport, comme je suis en train de le faire à l’instant même, en pantoufles (mais si vous le lisez c’est que je l’ai déjà terminé, et que je ne suis plus en train de l’écrire, pourtant pour l’instant je l’écris encore, preuve en est que pour écrire tout cela -ou ne serait-ce que le mot écrire- je suis bien obligé d’écrire..., bref vous voyez bien qu’avec des phrases comme ça je ne pourrais jamais devenir écrivain mais seulement écrire des rapports de détectives). Je me transforme aussi en écrivain lorsque silencieux et concentré j’observe les gens (parfois sans vie) et la vie (parfois esseulée) autour de moi : être écrivain ce n’est pas seulement écrire. Il est évident que ma petite amie et moi nous avons des métiers très psychologiques. Taper le rapport est ce qui m’ennuie le plus. Je préfère, et de loin, le terrain, même vague. Je ne suis pas historien, ce que je désire c’est vivre l’histoire qui sera écrite par la suite et non écrire l’histoire vécue ; je ne suis pas Jules Verne, je ne veux pas écrire ce qui se passera dans cent ou mille ans, ce qui se passe aujourd’hui est déjà assez chiant, morbide et sanglant, même si la beauté est présente ; je suis détective-archéologue et désire fouiller, connaître, comprendre et ressentir l’histoire, proche ou lointaine. Pour savoir, l’archéologue fait et fouille des trous ; le détective fouille les poches (parfois trouées) de la victime. J’ai besoin d’action, de mettre les mains à la terre (je change l’expression qui dit habituellement : « mettre les mains à la pâte »), de trouver des traces, des pistes, pour savoir comment on en est arrivé là. Ma plus grande enquête jusqu’à ce jour fut celle d’enquêter sur moi. Je me souviens que j’étais dans mon bureau sordide en compagnie de José Cuervo, un grand ami mexicain, quand soudain on frappa à la porte. Je demandai à José (qui se vexa) de me laisser seul un instant avec ce nouveau client. «Entrez» dis-je. «Merci, mais si vous me le permettez je préfère rester dehors.»

108

yo encuentro me dicen la verdad? ¿La exactitud? ¿Engañan el camino? ¿Me informan verdaderamente sobre eso que yo busco? ¿O bien buscan informarme sobre eso que yo no buscaba y que podría ayudarme encontrar lo que yo buscaba, u otra cosa? De todas maneras, en verdad no le miento diciéndole que soy escritor, ¿porque que hace éste sino excavar, investigar sobre el ser humano, dar a conocer y compartir, testimoniar, según su propio análisis? De hecho me transformo en escritor cuando me siento delante de mi maquina de escribir y tipeo mi informe, como estoy haciéndolo en este mismo instante, en pantuflas (pero si usted lo lee es que ya lo terminé, y que ya no lo estoy escribiendo, sin embargo en este instante todavía lo escribo, la prueba es que para escribir todo esto -o por lo menos la palabra escribir- yo estoy muy obligado de escribir..., en suma, usted ve bien que con frases como estas yo no podría jamás llegar a ser escritor, sino solamente escribir informes de detectives).Yo me transformo también en escritor cuando silencioso y concentrado observo a la gente (a veces sin vida) y la vida (a veces solitaria) alrededor mío: ser escritor no es solamente escribir. Es evidente que mi novia y yo tenemos oficios muy psicológicos. Tipear el informe es lo que más me molesta. Yo prefiero, y por mucho, el terreno, aunque baldío. No soy historiador, lo que deseo es vivir la historia que será escrita luego y no escribir la historia vivida; yo no soy Julio Verne, no quiero escribir lo que pasara en cien o mil años, lo que pasa hoy es de por si fastidioso, mórbido y sangriento, aún si la belleza está presente; yo soy detectivearqueólogo y deseo excavar, conocer, comprender y sentir la historia, cercana o lejana. Para saber, el arqueólogo hace y excava agujeros; el detective excava los bolsillos (a veces agujerados) de la victima. Necesito acción, poner manos a la tierra (cambio la expresión que se dice habitual-mente «poner manos a la obra»), encontrar las marcas, las pistas, para saber cómo se llegó hasta tal punto. Mi mayor investigación hasta hoy fue investigar sobre mí. Me acuerdo que estaba en mi oficina sórdida en compañía de José Cuervo, un gran amigo mexicano, cuando de repente golpearon a la puerta. Yo le pedí a José (que se ofendió) de dejarme solo un instante con ese nuevo cliente. « Entre » dije. «Gracias, pero si usted me lo permite prefiero quedarme afuera». Conversamos un largo rato, cada uno a un lado de la puerta, y luego de un debate intenso y agitado (mientras yo invité a José

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

Nous discutâmes un long moment, chacun d’un côté de la porte, et après un débat intense et houleux (lors duquel j’invitai José à reprendre sa place, je n’aime pas l’impolitesse), je finis par accepter la requête de ce client mystérieux qui me priait d’enquêter sur ma propre personne. Maintenant j’ai l’impression d’être un tamis que je tamise sans cesse et sans arrêt. Et j’ai beau trouver beaucoup d’indices sur les lieux de l’enquête, je n’arrive toujours pas à élucider mon cas, mais pour cela il faudrait déjà que j’arrive à me mettre la main dessus. Mon plus gros souci existentiel (au sens philosophique, poétique, archéologique, ou psychologique, voire biblique, ça dépend du jour) n’est pas seulement de savoir de quoi je devrais me sentir et être coupable, mais surtout de savoir si je suis coupable. «Suis-je coupable José ?! Réponds-moi !» Si j’étais écrivain je finirais sans aucun doute par dire que toute cette histoire n’est que simple et pure littérature, mais comme je suis détective-archéologue je me convaincs que tout cela est bel et bien valide, et qu’il y a un indice quelque part. Mais qui me dit que ce n’est pas elle (ma petite amie, ou la terre dont je parlais plus haut ?) qui me ment ? Ne serait-elle pas détective (ma petite amie ou la terre) elle aussi ? J’ai bien remarqué au Congrès National d’Archéologie Argentine à Río Cuarto, que se tenait en même temps le Congrès National des Détectives. En bon détective je me suis déguisé, en Lautaro Nuñez bien sûr. On me regardait beaucoup, pas bien malin pour un détective, comme si ma petite amie s’était déguisée en Agatha Christie au Congrès des Détectives! Et j’ai patiemment écouté les conférences, pour la surveiller de près. Mais je sentais bien que j’étais suivi moi aussi. Le congrès d’archéologie, les nombreuses et bonnes soirées avec ses amis que j’apprécie beaucoup et qui régulièrement refont le monde archéologique jusqu’au petit matin, tout ce qu’elle me fait lire à la maison, et tout ce qu’elle me raconte et m’explique en période d’examens (ah les périodes d’examens! je n’ai jamais autant enquêté et autant appris de gros mots dans une autre langue que la mienne! tout est important dans une langue), lorsqu’elle m’attache à une chaise -avec juste une main de libre pour ser vir, boire le maté et manger les viennoiseries- afin de pouvoir s’exercer, me réciter sa leçon, comme si j’étais le prof, l’examinateur, tout ça donc, disais-je (ou l’écrivais-je ?), fait que maintenant je suis archéologue ; je m’appelle Rex González, et le dis avec tout le respect qu’il se doit, et comme j’ai des relations dans le cinéma on a fait

a retomar su lugar, no me gusta la descortesía), terminé por aceptar la demanda de ese cliente misterioso que me rogaba investigar sobre mi propia persona. Ahora tengo la impresión de ser una zaranda que zarandeo sin cesar y sin parar. Por mas que encuentre muchos indicios en el lugar de investigación, todavía no llego a elucidar mi caso, porque para esto haría falta que primero llegue a encontrarme a mi mismo. Mi mayor preocupación existencial (en el sentido filosófico, poético, arqueológico, o psicológico, y porque no bíblico, depende del día) no es solamente saber de que cosa yo debería sentirme y ser culpable, sino sobre todo saber si yo soy culpable. «¡¿Soy culpable José?! ¡Respóndeme!» Si yo fuera escritor terminaría sin ninguna duda diciendo que toda esta historia no es más que simple y pura literatura, pero como yo soy detective-arqueólogo me convenzo que todo esto es realmente válido, y que hay un indicio en algún lugar. ¿Pero quien me dice que no es ella (¿mi novia, o la tierra de la cual hablaba mas arriba?) la que me miente? ¿No sería ella detective (mi novia o la tierra) también? Yo me di cuenta en el Congreso Nacional de Arqueología Argentina en Río Cuarto, que ocurría al mismo tiempo el Congreso Nacional de Detectives. Como buen detective me disfracé, de Lautaro Nuñez por supuesto. Me miraban mucho, no muy astuto para un detective ¡como si mi novia se hubiera disfrazado de Agatha Christie en el Congreso de Detectives! Yo pacientemente escuché las conferencias, para vigilarla de cerca. Pero yo sentía que también estaba siendo seguido. El congreso de arqueología, las numerosas y buenas veladas con sus amigos que yo aprecio mucho y que regularmente quieren cambiar el mundo arqueológico hasta la madrugada, todo lo que ella me hace leer en la casa, y todo lo que ella me cuenta y me explica en periodo de examen (¡ah los periodos de examen! ¡nunca investigué tanto y aprendí tantas malas palabras en una lengua distinta a la mía! todo es importante en una lengua), cuando ella me ata a una silla -con solo una mano libre para cebar, tomar el mate y comer las facturascon el fin de poder practicar, recitarme su lección, como si yo fuera el profesor, la mesa de examen, todo eso junto, decía yo (¿o lo escribía yo?), hace que ahora yo sea un arqueólogo; me llamo Rex González, y lo digo con todo el respecto que se debe, y como tengo contactos en el cine hicieron una película sobre mi, y sobre el alegre porvenir del mundo: «Matrex». Mi novia se hizo escritora;

109

Misceláneas - Desde Afuera

un film sur moi, et sur l’avenir réjouissant du monde : «Matrex». Ma petite amie est devenue écrivain; elle a reçu un prix littéraire pour sa nouvelle «L’Indice» publiée dans la revue de détectives argentine La Zaranda de Ideas, et son pseudo d’écrivain c’est Mathias de Breyne. Quant au détective, dont on a perdu ou jamais su le nom, il nous a lui-même avoué dans son rapport que le concernant, plusieurs fins sont possibles; trois hypothèses: a) on l’a ramené à l’asile où il change de métier tous les jours; b) on lui a supprimé son stylo et sa machine à écrire pour qu’il cesse d’écrire des mensonges, on a retrouvé des taches de sang sur la feuille dont le texte, qui ressemble à un rapport, est resté inachevé; c) on l’a ramené chez ses parents qui quand ils ont ouvert la porte d’entrée (avant de la lui refermer violemment au nez) se sont écriés : «Ah, l’Indice !»

recibió un premio literario por su cuento «El Indicio» publicado en la revista argentina de detectives, La Zaranda de Ideas, y su seudónimo de escritora es Mathias de Breyne. En cuanto al detective, del cual se ha perdido o jamás se supo el nombre, él mismo nos ha confesado en el informe que lo involucra, que varios finales son posibles; tres hipótesis: a) fue devuelto al manicomio donde cambia de profesión todos los días; b) le sacaron su lapicera y su maquina de escribir para que deje de escribir mentiras, se encontraron manchas de sangre sobre la hoja cuyo texto, que se parece a un informe, ha quedado inconcluso; c) fue devuelto a la casa de sus padres que cuando abrieron la puerta de entrada (antes de volver a cerrársela violentamente en la cara) exclamaron: «Ah, ¡el Indicio !»

* Mathias de Breyne. Escritor francés (enamorado de Argentina y de una Argentina), ha publicado (en Francia) varios libros, entre ellos: L’envers, l’endroit (2000), Editions Atelier du Hanneton; Le Livre chiatique (2001), Livre offert (2004), Editions Sens & Tonka; Le mot strangulé (septiembre 2005), Editions de la Cinquième Roue. Todavia no hay traducciónes de sus libros al Castellano: ¡pero le gustaría! El Indicio es la primera traducción al Castellano de uno de sus escritos (especialmente escrito para La Zaranda de Ideas), algo muy importante para él. Ha traducido poesía norteamericana: una antología bilingüe de la Baby Beat Generation (la generación después de la Beat, en los años 1970 en San Francisco) sale en octubre 2005 en Francia y Estados Unidos. Si lo quieren encontrar, no esperan verlo con una gorra y una lupa, pero con una cucharín y una zaranda (llena de indicios). Nunca le pregunten que está buscando: es algo evidente, pero si no saben, remitánse al reporte El Indicio.

110

DESDE AFUERA

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

EL IMAGINARIO ARQUEOLÓGICO por Marcelo Laguzzi Todo cuanto tenga relación con la arqueología tuvo su génesis, en mi caso, en «Los Cazadores del Arca Perdida»: aquella película despertó mi curiosidad por un mundo en el que cualquier pieza desperdigada por el planeta que gozara de cierta antigüedad era sinónimo de aventura. Los rincones más recónditos, las armas más letales y, desde ya, las chicas más sensuales y ninfómanas debían de ser condimentos esenciales en la fascinante vida de cualquier arqueólogo que se preciara de tal. Imaginaba tesoros inhallables al alcance de mis enfervorizadas manos, joyas que harían palidecer de envidia a la mismísima Cleopatra; perfumes (inexplicablemente bien conservados) que hubieran hecho que hasta la orgullosa Salomé se dignase a lamerme los tobillos; coronas y túnicas capaces de hacer aullar de júbilo y codicia a Pompeyo, Julio César y Vercingétorix, todos juntos y regalados. El tiempo contribuyó a despejar semejante ensalada de delirios, y me puso frente a una estudiante de arqueología: un bombón por demás interesante - en varios aspectos que, sin embargo, derribó una a una todas mis fantasías al respecto. Allí donde yo olfateaba peligros y riquezas fáciles no había sino altísimas dosis de estudio y, como bonus tracks, más estudio. La muy degenerada tuvo el tupé de hacer añicos una delicada burbuja que representaba algo así como una carrera «ideal». El impacto inicial fue tan duro que, no satisfecho con los dichos de aquella energúmena, me inscribí en la Facultad de Filosofía y Letras para al menos volver a encontrarle algún sabor al asunto. Incluso me ofrecí como acompañante de un prestigiosos antropólogo para unas excavaciones en Formosa: conviví con una tribu de caníbales que insistentemente intentaron prepararme a la bolognesa; me rompí dos uñas excavando tras de unas rocas por un «extraño objeto» que, tras analizarlo minuciosamente en un laboratorio, resultó ser un pedazo de alpargata mordisqueada; y finalmente quedé a la miseria luego de reconstruir, pegando pieza a pieza durante tres días, el esqueleto de un mamut en cuyo cráneo descubrimos, algo tarde, el fatal «Made in Taiwán». En la facu la experiencia no pudo ser peor: las materias me aplastaron como a una vinchuca rabiosa, por lo que largué todo antes de finalizar el año. Un panorama tan negro y tedioso hizo que por fin desistiera de tan fatigosa profesión, ya que el simple hecho de vivir analizando supuestas reliquias con cuatro lupas o luchando a brazo partido por unos minutos más de vida era, de por sí, algo más estresante que (por caso) dedicarme a escribir sobre ello... aún desde mi humilde ignorancia.

111

NORMAS EDITORIALES

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1

NORMAS EDITORIALES 1. POLITICA EDITORIAL La Zaranda de Ideas es una publicación anual con referato que tiene como objetivo la publicación de los resultados de las investigaciones de estudiantes de grado y egresados recientes de carreras de arqueología o disciplinas afines. Consideramos egresados recientes aquellos que no hayan superado los cuatro años de haber defendido su Tesis de grado (o fecha de egreso en caso de no realizar Tesis) al momento del llamado para publicación y que no hayan completado una carrera de postgrado. Los autores envían sus contribuciones, las cuales se someten a consideración del Comité Editor, en forma de Artículos, Informes, Notas Breves, Entrevistas y Reseñas de Libros, pudiendo asimismo enviar colaboraciones a la seccion Misceláneas. Todas las contribuciones deberán ser inéditas y podrán presentarse en forma individual o en coautoría, siempre y cuando al menos el 50% de los autores sea estudiante y/o egresado reciente. Los editores se reservan el derecho de selección de las colaboraciones a publicar. La selección de artículos, ensayos e informes de investigación se realizará a partir de la evaluación que de ellos hagan un referato anónimo integrado por un mínimo de dos profesionales especializados en cada tema. La clasificación de un manuscrito como Artículo, Informe de Investigación o Nota Breve es decisión última del Comité Editor, en consulta con los evaluadores del mismo, aunque los autores deben sugerir a que sección presentan su trabajo. Los Artículos son usualmente más extensos y abordan tópicos de mayor importancia y alcance para una amplia audiencia. En contraste, los Informes de Investigación pueden ser más técnicos, describen proyectos de investigación en curso, y aportan información de base tanto de actividades de campo como de estudios de laboratorio. Las Notas Breves pueden implicar comentarios que corrigen errores de hecho o proveen nueva información directamente relevante a un artículo publicado previamente en una de las revistas;También pueden aportar información sucinta sobre proyectos de investigación en curso, tales como resultados preliminares de trabajos de campo, análisis de laboratorio, etc., así como información y discusión relativa a cuestiones académicas, científicas y/o profesionales, conclusiones adoptadas en congresos, etc. Las contribuciones a la sección Misceláneas son en general solicitadas a los autores por el Comité Editor, aunque alentamos la colaboración en cualquiera de las subsecciones, asi como la sugerencia de nuevos tópicos. 2. INFORMACION PARA LOS AUTORES 2.1. Responsabilidades del Editor Los ARTÍCULOS e INFORMES DE INVESTIGACIÓN serán evaluados por el Comité Editor en consulta con dos evaluadores, pudiendo ser alguno de los integrantes del Comité Académico, o bien evaluadores ad hoc. En caso de hacer discordancia entre las evaluaciones, el trabajo será remitido a un tercer evaluador a fin de desempatar. Los editores serán quienes seleccionen, con el asesoramiento del Comité Académico, los evaluadores pertinentes para cada trabajo. Los informes de los evaluadores serán anónimos, a menos que éstos decidan hacer pública su evaluación. Las decisiones finales serán responsabilidad de los editores. Las Notas Breves, Entrevistas, Reseñas de Libros y colaboraciones a la sección Misceláneas serán evaluadas por los editores, reservandose el derecho a no considerar aquellas no pertinentes al perfil temático de la revista o que no se ajusten a las normas de estilo. El Comité Editor se reserva el derecho de rechazar o devolver para su corrección aquellos trabajos que no respondan a las pautas provistas en la guía estilística. Los autores serán notificados tan pronto como se sustancie la decisión de aceptar o rechazar el manuscrito. La aceptación será a condición de que se realicen las modificaciones de estilo y forma que el Comité o los evaluadores sugieran. Aquellas contribuciones que hayan sido aceptadas serán remitidas a los autores por correo electrónico en un archivo PDF, una vez realizada la prueba de edición del correspondiente número de la revista, con el único objeto de chequear errores tipográficos. No se admitirá reescritura del texto en esta instancia.Todo cambio o adición representa tan sólo una sugerencia, que puede no ser tenida en cuenta por los editores. Las contribuciones son voluntarias y los editores no cobran por la publicación en la revista. Los autores recibirán un ejemplar gratuito del número en que aparezca publicado su trabajo. 2.2. Responsabilidades del Autor Los autores firmantes son responsables del contenido de sus escritos, de la exactitud de los datos consignados y de la correcta atribución de las citas que aparezcan en el texto, de los derechos legales por la publicación del material enviado y del apropiado manejo y tratamiento de las cuestiones relacionadas con la coautoría del mismo. No podrán presentarse manuscritos que están a consideración de otras publicaciones.

113

Normas editoriales Los autores deben firmar una declaración donde reconocen su responsabilidad sobre los contenidos de las colaboraciones, la precisión de las citas efectuadas y el derecho a publicar el material. Asimismo deberán completar un formulario con sus datos personales (uno por cada autor). Ambos documentos pueden descargarse en la siguiente dirección de internet http://www.lazarandadeideas.com.ar/formularios.htm y deberán ser enviados en conjunto con el trabajo impreso. 2.3 Presentaciones Los trabajos deben enviarse en las fechas estipuladas en el llamado para publicación de dos maneras diferentes: 1) dos copias impresas del texto, las tablas y las figuras a: Revista La Zaranda de Ideas - Museo Etnográfico - Moreno 350 (1091) Ciudad de Buenos Aires. 2) y una copia digital por correo electrónico a [email protected]. El texto debe enviarse en un archivo de Word, las tablas y figuras en archivos aparte cuyo nombre sea «Figura 1», «Tabla 1», etc. Las Tablas deben enviarse como archivos de Excel (.XLS). En cuanto a las Figuras, las mismas deben estar en blanco y negro o en escala de grises, y pueden consignarse como archivos de Excel (.XLS) o como imágenes (.BMP, .JPG o .TIFF) con una resolución de por lo menos 300dpi (En el caso de que el archivo de Word mas los archivos adjuntos superen 1 Mb de tamaño, por favor enviarlos a la dirección postal en diskette de 3 1/2 o en CD). Idioma: Para todas las secciones se aceptan colaboraciones en castellano y en portugués, o bien bilingües castellanoidioma original. Tamaño de papel: A4, impreso en una sola cara, todas las hojas numeradas. Márgenes: superior, inferior y derecho 2 cm, izquierdo 3 cm. Fuente: texto arial 12 / bibliografía, notas y agradecimientos arial 9 Párrafo: Sin sangría ni tabulaciones, alineación justificada sin silabeo, interlineado sencillo. Extensión máxima: La extención máxima para Artículos e Informes será de 20 páginas, incluyendo notas, agradecimientos, figuras, tablas y bibliografía. Las Notas Breves, Entrevistas, Reseñas de Libros tendrán como extensión máxima 5 páginas.Y las colaboraciones en la sección Misceláneas no deberán exceder una página.

3. GUIA DE ESTILO La guía estilística de La Zaranda de Ideas está basada en las correspondientes a las revistas Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, Intersecciones en Antropología y Latin American Antíquity. Esta guía estilística es en ciertos aspectos diferente a la utilizada en el Nº 1, aunque rige para los números subsiguientes. Las consideraciones siguientes son aplicables a todas las contribuciones, salvo los resúmenes (en castellano y en inglés) y las palabras clave (en castellano y en inglés) que sólo deberán ser incluidas en ARTÍCULOS e INFORMES DE INVESTIGACIÓN. 3.1 Secciones del manuscrito -Título -Autor/es -Resumen en castellano -Palabras clave en castellano -Resumen en inglés -Palabras clave en inglés -Texto -Notas -Agradecimientos -Referencias citadas -Tablas -Figuras 3.1.1 Título El nombre del trabajo debe estar centrado y en mayúsculas. 3.1.2 Autor/es A dos espacios por debajo del título y alineado a la izquierda. Debe incluirse nombre y apellido del o los autores, incluyendo la pertenencia institucional y dirección postal y/o electrónica.

114

La Zaranda de Ideas - 2005 - 1 3.1.3. Resúmenes y Palabras Clave Los Artículos e Informes de Investigación deben estar acompañados por un resumen en castellano y otro en inglés de alrededor de 150 palabras cada uno. La pertinencia y correcta realización del resumen son tomadas en cuenta en la evaluación. Sugerimos efectuar una síntesis de los contenidos y conclusiones del escrito, referir datos novedosos allí presentados y aludir especialmente a la relevancia del manuscrito. El resumen no debe ser una introducción al trabajo, ni restringirse a enumerar las secciones que este último contiene, sino que debe presentar un panorama de los puntos temáticos sobre los que versa, invitando al lector a interesarse por el material. Deben inluirse cinco palabras clave en castellano y en inglés. Sugerimos utilizar términos generales de la problemática que abarca el trabajo. Evite incluir palabras que se encuentren en el título del mismo. Las palabras claves son fundamentales para la indexación de los artículos, por lo tanto si son muy específicas pueden resultar irrelevantes. 3.1.4. Encabezados Los encabezados principales deben estar en mayúsculas, los secundarios en minúsculas con negrita y los terciarios en minúsculas cursivas. Siempre alineados a la izquierda, a dos espacios del texto que lo precede y a uno del que le sigue. 3.1.5 Citas Las referencias bibliográficas irán en el texto siguiendo el sistema autor-año. Ejemplos: -(Rodríguez 1980) o (Rodríguez 1980, 1983) o (Rodríguez 1980a y 1980b) o Rodríguez (1980), etc. -Se citan hasta dos autores; si son más de dos se nombra al primer autor y se agrega et al. -Citas con páginas, figuras o tablas: (Rodríguez 1980:13), (Rodríguez 1980: figura 3), (Rodríguez 1 980: tabla 2), etc. -Autores diferentes citados dentro de un mismo paréntesis o comentario, deben ir ordenados cronológica y no alfabéticamente. -Evitar la referencia «op. cit.». -Las citas textuales de más de tres líneas deben escribirse en párrafos con una orden de sangría en el margen izquierdo. 3.1.6 Bibliografía Todas las referencias citadas en el texto y en las notas deben aparecer en la lista bibliográfica y viceversa. El listado de la misma debe hacerse en órden alfabético y ordenada de acuerdo con el apellido del primer autor. Dos o más trabajos del mismo autor deben ordenarse cronológicamente.Varios trabajos del mismo autor y año deben consignarse con el agregado de una letra minúscula a la derecha del año de publicación. Se contemplará el siguiente orden: Autor/es. Fecha. Título. Publicación, número: páginas. Lugar, Editorial. Deben ir en cursiva los títulos de los libros o los nombres de las publicaciones. Los nombres y apellidos de los autores citados deben estar completos. Si el autor lo considera importante puede citar entre corchetes la fecha de la edición original de la obra en cuestión, sobre todo en el caso de viajes y/o memorias, por ejemplo: Lista [1878] 1975. Ejemplo de lista bibliográfica: Binford, L. R. 1981. Bones. Ancient Men and Modern Myths. New York, Academic Press. Borrero, L. A., J. L. Lanata y B. N. Ventura 1992. Distribuciones de hallazgos aislados en Piedra del Águila. En: L A Borrero y J. L. Lanata (eds.), Análisis espacial en la arqueología patagónica, pp. 9-20. Buenos Aires, AylIu. Presta., A. M. 1988. Una hacienda tarijeña en el siglo XVII: La Viña de «La Angostura». Historia y Cultura 14: 35-50. La Paz, Sociedad Boliviana de la Historia. 1990. Hacienda y comunidad. Un estudio en la provincia de Pilaya y Paspaya, siglos XVI-XVII. Andes 1: 31-45. Salta, Univ. Nacional de Salta.

La presente es una versión resumida de la guía estilística, la versión completa incluye mayores especificaciones que deben ser tomadas en cuenta en la preparación de los manuscritos, y puede ser solicitada al e-mail de la revista o bajada de la siguiente página web: http://www.lazarandadeideas.com.ar/normas.htm

115