La rubia más legendaria

Damián Iglesias baja del esce- ... Entrevista con Gabriela Bevacqua y Damián Iglesias, protagonistas de la obra de Pepe
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espectáculos

| Sábado 15 de febrero de 2014

Los protagonistas de esta historia de amor, dolor y tango

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La rubia más legendaria

mireya, un musical de tango. Entrevista con Gabriela Bevacqua y Damián Iglesias, protagonistas

de la obra de Pepe Cibrián Campoy y Ángel Mahler, que se presenta en el Teatro Presidente Alvear Viene de tapa

Con sólo unas mesitas, un banco de plaza, algunos faroles y un vestuario casi arqueológico, la escena transporta a quien la mire a esos “tiempos viejos” que Cibrián eligió situar en 1910. Suena la música de Ángel Mahler. Hay tangos, milongas y baladas. El ensayo termina y los artistas se ven confiados. Es el primer musical de la famosa dupla que se sitúa en la Argentina, la primera vez que Pepe se anima a construir versos tangueros y Mahler, a componer en 2x4. Damián Iglesias baja del escenario vestido como cuando los muchachos no usaban gomina: impecable. Además de protagonista –será el encargado de enamorar a Mireya–, es el director de escena, rol que cumplió bajo la supervisión de Pepe, quien no pudo participar del proceso porque al mismo tiempo se preparaba para subir a escena como protagonista de Priscilla, la reina del desierto. “Es la primera vez que Cibrián-Mahler se arriesga a encarar algo con un código tan argento, porteño y barrial. Tuvimos que hacer un trabajo de investigación, ver películas. Es un texto muy diferente, pero muy Pepe a la vez. Y lo de Ángel también es muy diferente. Aunque mantiene su sello. Yo intenté seguir esa impronta Cibrián-Mahler desde la dirección. Van a ver una obra bien de ellos”, explica el actor-director.

Feliz con el nuevo rol, trata de contener su ansiedad y conserva un perfil bajo: “Lo encaré pensando siempre en mantener la esencia de Cibrián. Yo intento darle unos toques más modernos desde mi visión más inexperta y joven”, aclara. Junto a Gabriela Bevacqua, la Mireya, vuelven a subirse a escena como dupla protagónica –el año pasado hicieron juntos Calígula– y se los ve trabajar en perfecta amalgama. “Nos conocemos hace más de diez años. Somos como hermanos”, dicen entre risas. Se nota: cuando hablan, cada uno completa la oración que empieza el otro y no ahorran los elogios mutuos. “Un personaje con tantos perfiles necesita de un tipo de actriz como Gabriela, muy dócil, capaz de muchas cosas y muy talentosa”, dice él. “Trabajar con Damián es un placer enorme. Porque más allá de ser talentoso y un buen compañero, es un amigo. Es muy lindo, hay mucha confianza y química entre nosotros. Es un placer absoluto”, dice ella. Ambos deberán convertirse en una suerte de Romeo y Julieta para contar esta historia. Un señorito de la alta sociedad se enamora de una mujer de mala vida, con ansias de convertirse en estrella y con un amante obsesionado por ella. “La vida de Mireya es una tragedia, con muchas pinceladas de colores hermosos que hacen que la obra no

Con el corazón en el género de los musicales Las obras anteriores en que actuaron los protagonistas

Gabriela bevacqua b Calígula b El fantasma de Canterville b Sádice ¿Quién rompe el silencio? b Mamma Mia! b Desde el sillón

Damián iGlesias b El fantasma de Canterville b La importancia de llamarse Wilde b Smail b El Gato con botas

sea pesada. Sufre mucho por amor, uno de sus amores la hace vivir cosas tremendas. Pero la obra no se instala en ningún estado. Eso es el mecanismo fantástico de lo que escribió Pepe. Te emociona hasta las lágrimas, pero no llega a lo trágico. Es una sucesión de situaciones que pasa por diversos estados. Alegría, tristeza, angustia, amistad plena, muerte, traición, amor, ternura. Se hace muy llevadero”, explica Bevacqua. Su Mireya será “soñadora, pasional, de barrio”. “Genuina por lo sincera con sus sentimientos. Fuerte. Luchadora. Amante. Es un personaje maravilloso, realmente”, continúa la actriz de destacada trayectoria en el teatro musical: fue Drusila en Calígula, Tania en Mamma Mia!, y el año pasado probó suerte con un unipersonal chiquito y conmovedor, donde pudo desplegar todos sus matices como actriz y cantante, Desde el sillón. Ahora, como el rostro visible de la obra, siente el peso del protagónico sobre sus espaldas. “Es un gran desafío, pero por suerte hemos podido laburarlo lo suficiente. Mi carrera es un paso a paso. Una lucha hermosa, pero diaria. Tengo una responsabilidad enorme, sobre todo con mis compañeros, pero yo cada trabajo lo asumo así”, agrega. El trabajo “de mesa” con el resto del elenco –que se completa con Martín Repetto, Leandro Gazzia, Lorena García Pacheco, Eluney Zalazar, Nicolás Bertolotto, Bruno Pedicone y Verónica Pacenza– incluyó mucha investigación previa. Buscaron películas, fotos antiguas y hablaron con todo aquel que pudiera contarle una historia que retratara cómo era la vida en Buenos Aires, en las primeras décadas del siglo XX. “En esa época había otra forma de hablar, otro tipo de contacto con el otro, más respetuoso…

Fuimos aprendiendo mucho para encarnar estos personajes”, comenta Iglesias, que condujo esta búsqueda desde el primer momento. Bevacqua, por su parte, buscó en las mujeres más icónicas del tango los retazos para configurar su Mireya: “Me concentré mucho en la figura de Tita Merello… Aprendí muchísimo”. “Yo pasé de ser el malo más malo al bueno más bueno”, dice, divertido, Iglesias, que luego de encarnar al tirano Calígula, un papel que ejecutó brillantemente y le valió mucho reconocimiento en el ambiente, ahora será un galán tierno y conmovedor. “Se vuelve muy cercano a Mireya porque comparten el mismo grado de ternura y de lucha. Se enamora perdidamente de ella por su lado más sensible y triste”, adelanta. Aunque no quieren anticipar mucho, sostienen que no es una obra para los amantes del tango, sino una historia “para toda la familia”. “Pepe escribe sobre una mujer. Lo que él hizo fue en una licuadora meter a todas esas mujeres y ponerles el nombre de la rubia. No es la historia del tango. Es una historia distinta en la piel de la Mireya”, aclaran. Gabriela posa para las fotos embebida de esa misión: encarnar a una mujer argentina, una mujer cualquiera, pero también a una leyenda, y a un sueño. “Uno de los mensajes principales de Mireya es no perder tu sueño. Le pasan cosas hermosas y horribles. Y en esa búsqueda todos nos sentimos identificados. Me gustaría dejar como mensaje eso… No te rindas.” ß

mireya, un musical de tango De Cibrián Campoy y Mahler Teatro alvear, Corrientes 1659 Funciones, miércoles a viernes, a las 21; sábados, 21.30; domingos, 20

Aquellos tiempos en el café de Hansen opinión Susana Freire PARA LA NACIoN

“¿

Te acordás hermano, la rubia Mireya, que quité en lo de Hansen al loco Cepeda? Casi me suicidio una noche por ella y hoy es una pobre mendiga harapienta. ¿Te acordás, hermano, lo linda que era? Se formaba rueda pa’ verla bailar…”. Los versos del tango “Tiempos viejos”, de Francisco Canaro y Manuel Romero (1926), sintetizan el argumento de Los muchachos de antes no usaban gomina, historia que el propio Romero llevó al cine, en 1937,en una versión interpretada por Santiago Arrieta, Mecha ortiz y Florencio Parravicini. Habría una segunda versión en 1969, realizada por Enrique Carreras, con un elenco encabezado por Rodolfo Bebán, Susana Campos y osvaldo Miranda. Es una colorida recreación del Buenos Aires de principios del siglo XX, con sus habituales personajes nocturnos, inmersos en el tango, el champagne, las percantas. Ambiente que albergaba los pecados de juventud de toda una generación que se aunaba más allá de las diferencias sociales, en un local bailable denominado Hansen, recinto donde se inicia este melodrama que pone el acento en la validez de los sentimientos sinceros, más allá de las conveniencias económicas y los prejuicios sociales, y en la falta de coraje para defender el amor que inspira una mujer, golpeada por la vida, que sólo tenía pureza en el corazón… Es una clara reminiscencia de una época que brilló en su momento y se fue opacando como esa imagen de la Rubia Mireya que describe el tango: “¿Te acordás, hermano, lo linda que era? Cuando por la calle la veo tan vieja doy vuelta la cara y me pongo a llorar”.ß