La Punta revive con la “Fashion Road”

ese trío de leones marinos de 23, 18 y 4 años han sido por años domesti- cados por .... no paramos de reírnos. La paz qu
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SOCIEDAD

I

VERANO 2012

Domingo 15 de enero de 2012

La temporada en el lugar más clásico del Este

La Punta revive con la “Fashion Road” Tras la caída de Gorlero, hoy invadida por adolescentes y locales de fast food, la calle 20 atrae a los turistas con sus elegantes locales LORELEY GAFFOGLIO

MI VERANO

ENVIADO ESPECIAL PUNTA DEL ESTE.– El cortado en vasito servido siempre por los mismos mozos en aquella esquina emblemática que ocupaba La Fragata. La pizza económica, pero exquisita, y con inconfundible sabor charrúa, de aquel bullicioso comedor familiar que era Beer Garden. El suculento rogel o la selva negra, siempre en porciones por demás abundantes, en la terraza de Cakes, con vista al puerto. Y una distracción que convocaba a todos: “Gorlerear”, peregrinaje obligado por la principal arteria de la Punta, que, a su vez, servía como espacio de intercambio social. Entonces, los jóvenes lo llamaban “hacer face”. Son todas postales nostálgicas de una península transformada con vértigo. Un símbolo inequívoco y pretérito de aquella hermandad reservada sólo al uruguayo y al argentino, cuando el balneario todavía no se había abierto ni al brasileño ni al turismo internacional. Entonces, sí, era un lugar “secreto” por lo remoto, perdido en el hemisferio Sur. Hoy, la Punta sigue siendo un lugar convocante, pero mucho más masivo y con nuevos códigos y ritos. El centro de gravitación urbana en la península se mudó a una cuadra de Gorlero y ahora la Calle 20 o El Remanso, rebautizada “Fashion Road”, atrae a un nuevo tipo de peregrinaje: el del consumo o el del paseo por las vidrieras de marcas de lujo, como Louis Vuitton, Valentino, o Carolina Herrera, mezcladas con otras menos sofisticadas. Esa arteria estratégica atiende las demandas mayoritarias de los miles y miles de turistas que desembarcan de los cruceros anclados fugazmente frente al puerto, ícono del balneario. Su travesía se inicia en Río de Janeiro, toca sin escalas Buenos Aires y regresa navegando con rumbo NE, con sendas paradas en Montevideo y Punta del Este. Los turistas “de a pie”, pero de alto poder adquisitivo, como paolistas y un puñado de argentinos, también recalan allí, y reeditan en “La 20”, ese incesante ir y venir para distraer retinas o satisfacer las ansias del consumo en vacaciones. Todas actividades que antes monopolizaba Gorlero, hoy invadida por malones de chicos y adolescentes y convertida en un gran centro gastronómico de comida rápida, con sucesión de tiendas de suvenires, meganegocios de ropa importada, hostels para jóvenes y algún que otro reducto auténticamente uruguayo como Churros Manolo, King Sao o la cafetería Il Greco. Eso sí, el movimiento en Gorlero se concentra hasta la plaza de los artesanos. Desde allí hasta la ex Galería Caracol, hoy cerrada, como muchos otros locales de esa zona, es difícil encontrar a alguien después de las 23. Todavía inmune ante la avanzada de las cadenas internacionales de fast food, Il Greco, ahora copada por brasileños, fue durante la década del noventa el punto neurálgico de intercambio de la cofradía política argentina. Una casta que hoy brilla por su ausencia y que, cuando está, se mimetiza con el mar de veraneantes con el sólo fin de escaparles a los señalamientos de “antipatria” y espantar votos por no veranear en la costa argentina. “Hace 29 años que paseo por la Punta y jamás he dejado de venir. En pocas cuadras, ofrece una multiplicidad de propuestas para todas las edades que no tiene ningún otro lugar”, la reivindica Juan Guerra, un comerciante cordobés que días atrás paseaba por la rambla del puerto al atardecer.

El hechizo del puerto Ese paseo es una de las actividades más hechizantes de las que se ufana la Punta. “Para mí todo comienza o concluye acá: el desayuno temprano en El Mejillón, las caminatas entre los barcos del puerto, los mariscos de los restaurantes y, en noches más agitadas, los boliches como Moby Dick o Mambo”, instruye Guerra. De a miles se contabilizan los que, como Guerra, se solazan con las puestas de sol detrás de la isla Gorriti o con esa postal sugestiva de los edificios de La Mansa “bañados” por una luz dorada, frente a la bahía a la hora del crepúsculo. Pero son aun más los espectadores que, desde el agua, atraen Richard, Papo y Susy, desplegando todo tipo de malabares a la hora del almuerzo: ese trío de leones marinos de 23, 18 y 4 años han sido por años domesticados por pescadores como María

SERGIO

LAPEGÜE PERIODISTA

La paz que sólo trasmite el mar El lugar elegido para las vacaciones siempre tiene que ser mirando al mar. Y en el mar. Ver su inmensidad me genera paz, que es lo que busco casi con desesperación cuando llego al límite de la locura cotidiana. Voy con mis hijos hasta la orilla y en casi un ritual familiar nos paramos frente a las olas que se diluyen ante nuestra mirada y saludo al mar en voz alta y le hablo del miedo y del respeto que le tengo. A partir de ahí... entro en su casa. ¿Y por qué en el mar? Me encanta estar en él y disfrutar de las olas con amigos, con los que tengo infinidades de anécdotas. Como cuando en Mar del Plata salimos a pasear en motos de agua con “el Chino” Ressi, mi amigo del alma, Omar Gándara, corredor del Dakar, y Rubén García, productor del 13, que debutaba como náutico primerizo. Rubén iba con Gándara, pero tan rápido que quedó Gándara solo en la moto y Rubén flotaba solitario en el mar. Fui y le dije que se subiera mientras paraba el motor. Pero cuando puso una rodilla en la parte de atrás, caímos los dos, y la moto se dio vuelta. Lo volvimos a intentar hasta que me subí a la moto, y le dije: “Estamos a 500 metros de la orilla, ¡empezá a nadar!”. Aferrándose fuerte a mi tobillo derecho, y con la palidez de su rostro, casi con desesperación, me dijo: “De aquí nos vamos los dos, ¡o no se va nadie!”. Hasta que vino “el Chino”, y me dijo: “Arrancá la moto y ahí que se suba”. Así lo hicimos y regresamos los dos a la costa. Cada vez que nos juntamos, recordamos ese momento y no paramos de reírnos.

Las grandes marcas de ropa son el imán que acerca a los visitantes a la calle 20 o “Fashion Road”, el nuevo centro neurálgico de la Punta

La rambla del Puerto, el lugar preferido para las puestas de sol

La “punta punta” mantiene intacto su encanto

FOTOS DE IGNACIO COLO / ENVIADO ESPECIAL

Biaño, que los alimenta cuando limpia el pescado. El espectáculo es espontáneo y singular: sólo Susy, la gurrumina, se anima a comer de la mano de los pescadores. Unos 600 metros más al Este, la postal cambia. “Este recorrido es único y perfecto. ¿En qué otro lugar, aquí, podés dar la vuelta entera a una península e intentar sortear, a la vez, las salpicaduras del mar que rompe furioso contra la escollera?”, describe Alfonso Romero, un rosarino que todas las mañanas recorre al trote los cuatro kilómetros de circunvalación de la península, lo que aquí se conoce como la “punta punta”, al lado de un paisaje que juzga estremecedor. Ese circuito de naturaleza en estado puro, hasta hace no tanto reservado sólo a los deportistas, ahora ha sido tomado por asalto por ejércitos de ciclistas amateurs y familias enteras deslizándose en Rollerblades. Sin dudas que la Punta está cambiada: ha sumado adeptos y autos de a miles en temporada alta. Pero para muchos no ha perdido encanto. Aunque aquella hermandad argentino-uruguaya haya cedido algo de su exclusividad para abrir paso al mundo.

Por primera vez en décadas, sin Giordano No hubo explicaciones, pero sí una certeza: este año Punta del Este no contará con uno de los eventos más clásicos de cada temporada, el tradicional desfile que organizaba desde hacía décadas Roberto Giordano. Aunque en principio estaba previsto para el 6 de este mes en el hotel Conrad, fue suspendido. A fines de 2010, la justicia comercial había decretado la quiebra personal del estilista y le prohibió salir del país. Cuando se dispuso esta medida, Giordano ya estaba en Uruguay, por lo que el desfile del año pasado sí pudo realizarse.

Quien no conoce la península difícilmente conozca lo mejor El encanto del puerto y otros entrañables reductos son el corazón del Este

PUNTA DEL ESTE ◗

LA NACION

ARCHIVO

Moby Dick, donde ruge la noche arquitectura es bastante más que un monumento histórico. También despedimos al El Mejillón y aquí es preciso hacer una confesión: fue allí, en esa esquina de la Parada 1, en la que su dueño (Carbonaro) inventó el chivito, hoy sándwich símbolo de todo Uruguay.

Algunos que se fueron y otros que están: La Fragata (más popular), El Ciclista, las tortas de King Sao y en donde ruge la noche, un descubrimiento de LA NACION hace 20 años: Moby Dick. El puerto, definitivamente el más lindo de toda la región, y el exquisito Yacht Club de Punta del Este, en donde el cocinero Moncho inventó la milanesa trufada. A 200 metros de allí, los quioscos pescaderías y, el mejor para brótolas y mejillones: Pata de Palo. Pero Gorlero, definitivamente popularizada, tiene hoy más encantos, como el viejo quiosco Dante, en donde se puede conseguir “desde un escarbadientes hasta un elefante”. Y por allí, edificios símbolo: el Península, en donde recaían las familias argentinas; el Lafayette, el último grande antes de la “punta punta”, y la tradición del espléndido Vanguardia, algo así como un Kavanagh en Punta del Este. Las marinas del puerto, los veleros, los yachts, las chalanas anaranjadas y el faro de La Candelaria. Quienes no vivieron ni viven todo eso no conocen Punta del Este.

Boleros en el Conrad Armando Mansanero y Marco Antonio Denis se presentarán en el hotel Conrad, en la Parada 4 de la Playa Mansa. A partir de las 22.30. Los precios de las entradas son de US$ 60, 65 y 75. Tel.: (598) 4249-1111.

PINAMAR ◗

MARIANO WULLICH Pueden hablar de moda, de ondas, de lo más y de lo chic. De un nuevo lugar, una nueva laguna o un nuevo espacio, pero... quien no conoce la península no conoce Punta del Este. Sólo allí el sol aparece y se va cerca de esas casas que no tienen precio, pues no quedan terrenos por vender. Cómo no detenerse ante la simpleza de la casa de los Vigil, recordar lo de Teubam o “El Noruego”, casa que el dueño mandó a construir con madera de su país, o lo de Iturria, en donde funcionó Mariskonea, con mejillones y almejas cultivados en el inmenso piletón del restaurante. Los whiskies que acercaba Danilo en vaso alto y hasta el mismo paño en el casino Nogaró. Cuando el café era en Vinicius y, por suerte, en La Mansa está intacto el muelle de Mailhos. Como que también está Il Greco y la implacable presencia del mozo Eduardo: todo un símbolo. Si, allá en Gorlero, justo frente a la Ancap, en donde hasta hace poco se despachaba nafta y hoy por su

PASARA hoy

Gorlero, el paseo obligado de los más jóvenes

David Guetta David Guetta se presentará en Pueblo Límite, la disco de Villa Gesell, en el marco de su gira “South America Summer Tour 2012”. A la medianoche.



Olimpíadas jamaiquinas En el parador Cocodrilo, la marca de ropa deportiva y de outwear Puma desembarcará con su edición personalizada de los Juegos Olímpicos, inspirada en la velocidad y la diversión jamaiquina. El evento es especial para los más chicos. Desde las 15.

MAR DEL PLATA ◗

Silver City, en Arena Beach Esta tarde, a partir de las 15, recital del grupo de Electro, Funk y House Silver City en el marco del ciclo Movistar Free Music. La presentación se realizará en el parador Arena Beach, a 200 metros al sur del Faro. La entrada será libre y gratuita.

◗Daniela Herrero

A las 18, en el espacio de la Anses, se realizará el recital de la cantante Daniela Herrero. Especial para toda la familia. Plaza Mitre, San Luis y Brown. Entrada libre y gratuita.