La potencia de un gran clásico

30 mar. 2013 - muy querida en la provincia y, jun- to a sus hermanos Juan Nicanor, ... tro en su Inglaterra natal, en ci
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espectáculos | 3

| Sábado 30 de marzo de 2013

teatro

maestro

La potencia de un gran clásico

Impactantes trabajos de Alcón y Furriel final de partida . ★★★★★ duccción:

excelente . autor :

carlos flynn/ctba

Samuel Beckett. tra-

Francisco Javier. director: Alfredo Alcón. elenco: Alfredo Alcón,

Joaquín Furriel, Roberto Castro, Graciela Araujo. escenografía: Norberto Laino. vestuario: Mirta Liñeiro. iluminación: Gonzalo Córdova. sala: Casacuberta del Teatro San Martín, Corrientes 1530. funciones: miércoles a sábados, a las 21; domingos, a las 20. duración: 90 minutos.

S

e ha dicho –con justa razón– que las obras de Beckett hay que ejecutarlas. Es decir, cumplir con minuciosidad las didascalias, las acotaciones que marca el autor, a quien tanto le importaban que en una ocasión se enojó con un director francés que había introducido colores vivos en Final de partida, acaso la más grande entre sus grandes obras de teatro. Y la puesta que se estrenó esta semana cumple al pie de la letra: allí están las dos ventanitas altas, los dos tachos de basura a la izquierda de la platea, las paredes sucias y, bajo la luz crepuscular, el viejo Hamm en un sillón con rueditas, de bata y pantuflas, un trapo ensangrentado sobre la cara. Aunque se haya asistido a otras representaciones de Final… –inclu-

so a la que protagonizó Alfredo Alcón hace más de 20 años–, esa primera imagen que recibe el público al ingresar en la sala es conmocionante. Sólo un detalle inesperado, pero que no traiciona las indicaciones del dramaturgo: el escenario de la sala Casacuberta, casi siempre curvo, ha tomado la forma de un ángulo recto que apunta hacia el público. Un formato bien apropiado para escenificar esta pieza que, según Roger Blin, el director y actor que la estrenó en 1957, Beckett veía en su construcción como un cuadro de Mondrian, con sus compartimentos netos, una geometría musical. Si el diseño escenográfico, las luces, el vestuario realizan, en líneas generales, con grandes aciertos los pedidos del autor, hay que

decir que la dirección y las actuaciones potencian este clásico, lo profundizan, abren posibilidades de nuevas lecturas. Porque aunque ya se ha relacionado esta pieza con Hamlet, Rey Lear, Ricardo III, La divina comedia –entre otras literaturas revisadas y condensadas por Beckett–, la verdad es que Final… es como una mina inagotable donde siempre se puede seguir excavando, y donde más allá de las referencias citadas, cada espectador, cada espectadora, puede hacer su propia interpretación personal, escuchar lo que la obra le dice. Ciertamente, Alcón –por fortuna lejos de sus últimos experimentos comerciales–, enamorado confeso de este texto desde que lo conoció, demuestra que la pasión y la reflexión aliadas a lo más noble del oficio, pueden dar frutos deslumbrantes. En un espacio claustrofóbico y sórdido se desarrolla una suerte de partida de ajedrez entre Hamm paralítico y ciego en su sillón, y Clov, su hijo adoptivo convertido en sirviente. Ellos juegan –marcan puntos, pausas– y a la vez son las piezas de esa partida: Hamm es un rey ya emboscado cuando comienza la representación, Clov es el peón que finalmente se le retoba. Aunque su gesto carezca de motivación u objetivo en una obra que remite al sinsentido de la vida, cuya inacción –tiempo suspendido, repetición, inmovilidad– parece transcurrir en un mundo asolado por la violencia entre los humanos, la destrucción de la naturaleza. En los tachos de basura viven los padres de Hamm, quienes perdieron sus piernas en un accidente (adorable –dicho sea sin ironía– la pareja que hacen Graciela Araujo y Roberto Castro), y cada tanto se asoman como esas marionetas que salen de un cucurucho y se manejan con un palito. La gran partida como actores la juegan Alcón y Joaquín Furriel: el primero con toda su sabiduría, su humor negrísimo y su magnífica riqueza de matices; el segundo, admirable en otra tonalidad, la voz neutra, el cuerpo encogido y desmañado, la mirada en otra parte.ß Moira Soto

fallecimiento

fenómeno

Tristeza en Jujuy por la muerte de Amaranto Chañi

Richard Griffiths dejó su sello en la saga Harry Porter

Julio Iglesias en el Guinness, por la venta de sus discos

Las calles de Jujuy están en silencio. En la madrugada del viernes santo falleció Amaranto Chañi, un maestro de la música jujeña que se transformó en un ícono cultural. Músicos de todas las generaciones se habían reunido en el hospital para tocar bailecitos, huaynos y zambas para acompañar al músico internado por un accidente de tránsito. Amaranto era una figura muy querida en la provincia y, junto a sus hermanos Juan Nicanor, Luis Dagoberto, Delmira y Cristobal Manuel, maestro de varias generaciones de músicos en Jujuy. Peluquero de oficio, daba clases de música en sus locales, transmitiendo los secretos de los instrumentos andinos. De esa cantera y escuela informal surgieron Los Tekis. Los hermanos Chañi también formaron un conjunto jujeño muy popular a fines de los cuarenta y que tuvo su consagración en Cosquín.ß

LONDRES (Télam).– El actor británico Richard Griffiths, conocido por su participación en la saga de películas de Harry Potter, murió a causa de una complicación surgida en medio de una operación del corazón. El actor, que daba vida al tío despreciable de Harry Potter, tenía 65 años y desde que había comenzado a trabajar en la saga su cara estaba asociada a la de Vernon Dursley, que aterrorizaba a su sobrino, el aprendiz de mago Harry Potter. Reconocido actor de teatro en su Inglaterra natal, en cine Griffiths había trabajado en películas como Superman II (1980), La leyenda de Tarzán (1984) y la saga de Harry Potter, entre otras. El protagonista que interpretó al joven aprendiz de mago, Daniel Radcliffe, dijo estar orgulloso de haberlo conocido: “En los momentos más importantes de mi carrera Richard estuvo a mi lado”.ß

Julio Iglesias recibirá el próximo lunes en Pekín, de manos del prestigio pianista Lang Lang, el premio récord Guinness al artista latino que más discos ha vendido en el mundo con más de 300 millones de copias por sus más de 80 álbumes. El artista español que grabó canciones en 12 idiomas ya había recibido el disco de Diamante del Libro Guinness en 1983 por ser el artista que más discos había vendido, en más idiomas, hasta ese momento. En China, el cantante español también recibirá la distinción como el “artista internacional más popular” de ese país. Iglesias volverá así a pisar suelo chino tras casi 20 años de ausencia para recibir estos dos premios y realizar una serie de tres conciertos en Shanghai, Shanzen y Pekín. El cantante presentará su último disco, Julio Iglesias 1, para el que volvió a grabar muchos de sus grandes éxitos, anunció su sello.ß