La oferta que Antonini no debía rechazar

Puerto Madero. Antonini come con. Uberti y Uzcátegui padre en Cabaña Las. Lilas, en Puerto Ma- dero. Están también. Dani
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Política

Página 8/LA NACION

El plan para que nada se sepa Cómo pasó Antonini sus últimas horas porteñas

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Martes 30 de septiembre de 2008

Tres días de política y suspenso (Nota III y última)

LOS SECRETOS DE LA VALIJA CRONOLOGIA

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Domingo 5 de agosto

Lunes 6 (13.00)

Lunes 6 (19.00)

Martes 7 (18.10)

Miércoles 8

Un café en el hotel de Antonini

Almuerzo en Puerto Madero

La reunión en la Casa Rosada

Antonini “escapa” a Montevideo

La vuelta a casa y el pacto con el FBI

La secretaria de Uberti, Victoria Bereziuk, va a al hotel Sofitel con Antonini y Daniel Uzcátegui. Según ella, sólo es para recomendarles adónde salir esa noche.

Antonini come con Uberti y Uzcátegui padre en Cabaña Las Lilas, en Puerto Madero. Están también Daniel Uzcátegui. Antes se había reunido con el empresario Pescarmona.

Kirchner y Chávez encabezan un acto para la firma de convenios energéticos. Antonini está presente. Según él, durante ese acto, Uberti y el ministro Julio De Vido prometen “bancarlo”.

Antonini toma un vuelo de línea a Montevideo. La noche anterior había cenado en La Rosa Negra con Bereziuk y los Uzcátegui. El caso de la valija estalla en los medios.

Antonini llega a Miami y se recluye en Key Biscayne. Su hermana, ex jueza, le recomienda recurrir al FBI. Lo hace poco después y, tras 10 meses oculto, declara en el juicio.

La oferta que Antonini no debía rechazar Una vez destapado el escándalo, al venezolano le ofrecieron desde negocios bilaterales hasta una refinería; el papel de De Vido Corresponsal en EE.UU. MIAMI.– “El Presidente me preguntó cómo estabas aguantando el tema y me pidió que te dijera que te está agradecido.” Era ya domingo, el sábado había pasado entre llamados y nervios. Claudio Uberti y Antonini Wilson volvían a verse por primera vez desde que los separó la valija bastarda con US$ 790.550 en Aeroparque. Reales o inventadas, ésas fueron las palabras que Uberti puso en boca de Néstor Kirchner, según cuentan a LA NACION tres fuentes, venezolanas y argentinas, que supieron del mensaje. ¿Fueron sólo un invento para calmar a el “Gordo”? Por las dudas, cara a cara y en el lobby de Sofitel, le dijo que todo iba bien y que Antonini le había hecho un “gran favor” a él y a la Argentina al aceptar el dinero como propio. Uberti también le ofreció cuotas de carne en los negocios bilaterales o alguna licitación a cambio de su silencio, según dijo Antonini en Miami y refrendan fuentes venezolanas a LA NACION. Pero les pidió a él y a Daniel Uzcátegui un favor. Se los repitió varias veces: que ni el padre de Daniel, el funcionario de Pdvsa Diego Uzcátegui, ni el ministro de Energía, Rafael Ramírez, supieran del decomiso. Que él solucionaría todo. No le hicieron caso. –¿Cómo me haces esto?, le habría dicho Antonini a Diego Uzcátegui en cuanto pudieron conversar en el hotel Sheraton, esa misma noche. ¿Cómo pu-

La justicia local mira a los EE.UU. La causa argentina por el escándalo de la valija depende, cada vez más, de los avances de la investigación en los Estados Unidos. Con la mayoría de los acusados prófugos y decenas de testimonios contradictorios, el expediente abierto en Buenos Aires, que ya pasó por seis jueces, llegó a un punto desde donde parece difícil avanzar. Ante este escenario, las grabaciones tomadas por el FBI y las declaraciones cada vez más explosivas del juicio de Miami les abren un universo nuevo a los investigadores locales, coinciden dos funcionarios vinculados con el caso. Sobre todo, si se resuelve que las escuchas realizadas por los agentes norteamericanos son válidas para la ley argentina, una definición que generará un gran debate. Hace dos semanas, el juez Daniel Petrone pidió al gobierno de Estados Unidos una autorización para viajar a Miami, recoger documentos y entrevistar testigos. Espera una respuesta. Por ahora, los investigadores argentinos obtuvieron muy poco de Washington. El gobierno norteamericano nunca les mandó las pruebas difundidas en el juicio y jamás respondió formalmente el pedido de extradición contra Alejandro Antonini, recluido en los Estados Unidos, donde colabora con el FBI desde hace más de un año. Antonini está prófugo de la justicia argentina, lo mismo que Daniel Uzcátegui Specht y su padre, el ex vicepresidente de la petrolera Pdvsa Diego Uzcátegui Matheus. Los Uzcátegui están en Venezuela, que tampoco respondió la solicitud para que fueran trasladados a la Argentina para ser juzgados. El único de los acusados al que se pudo indagar es el ex funcionario kirchnerista Claudio Uberti, que por ahora no está procesado. Petrone le dictó una falta de mérito y la Cámara en lo Penal Económico debe resolver ahora si confirma esa decisión. Según el juez, no había pruebas suficientes para procesar a Uberti porque no se había logrado corroborar que conociera lo que Antonini llevaba en la valija. Para el juez, lo que se investiga no es un posible caso de contrabando, sino de lavado de dinero, un delito excarcelable y más difícil de probar. En su apelación, la fiscal María Luz Rivas Diez discutió la calificación y aportó datos para demostrar que Antonini y Uberti se conocían desde mucho antes del viaje. Lo decidirán los jueces de la Sala B de la Cámara en lo Penal Económico, que la semana pasada realizaron la audiencia de apelación para tratar el tema.

diste dejarme subir a ese avión? Antonini contó en Miami una versión de una discusión que siguió, similar a la que LA NACION publicó el 14 del actual. Y que Uzcátegui padre lo calmó: “Los argentinos van a tener que solucionar la vaina”. Entonces miró a su hijo. –¿Dónde está la otra maleta con los 4,2 millones?, le habría dicho. Antonini se asustó y comenzó con las recriminaciones, según contó en Miami. Diego lo paró con insultos y frases que buscaron calmarlo, pero sin suerte. “Estoy enfermo y cansado de venir a la Argentina con maletas grandes”, dijo y elevó las manos para indicar de qué tamaño hablaba. El lunes, sin embargo, todo parecía bajo control. Antonini y Daniel Uzcátegui continuaron con sus planes de sondear posibles socios para ganar una licitación del Gasoducto del Sur. Se reunieron con el empresario Enrique Pescarmona, que los invitó a comer. No pudo ser. El “Gordo” y el muchacho tenían ya un almuerzo, así que el pope de Impsa los llevó hasta Cabaña Las Lilas, donde saludó a Diego y los invitó con un vino tinto antes de despedirse. Pescarmona no confirmó ese encuentro a LA NACION, pero tampoco lo negó. Aclaró: “No hubo ni hay ninguna tratativa particular, ni negocio potencial que vincule a Impsa ni a ninguno de sus accionistas con Antonini Wilson o con Uzcátegui”. El almuerzo en Puerto Madero volvió al problema que indigestaba a todos los comensales. Estaban Alex, Danielito, otros dos pasajeros del vuelo –Nelly Cardozo y

EN CIFRAS

1770 pesos

■ Fue la cuenta que pagó Antonini por su última cena en Buenos Aires, en La Rosa Negra. Gastaron a razón de 354 pesos por persona. El promotor del programa había sido Uberti, que no pudo ir.

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Wilfredo Avila Driet– y varios directivos de Pdvsa: Diego, Marjorie Gutiérrez, la viceministra María Gabriela González Urbaneja y Julia van der Brule, una asistente de íntima confianza del ministro Rafael Ramírez. Allí, Diego habló por teléfono con Victoria Bereziuk, la secretaria de Uberti que servía de puente entre argentinos y venezolanos desde el decomiso. Fue ella quien había visitado a Alex y a Danielito en Sofitel la noche del sábado para calmarlos y ponerlos al habla con Uberti, según narran los venezolanos. El lunes, “Vicky” intentó tranquilizar a Diego. Le reiteró que todo estaba bajo control, cuentan los venezolanos. Cortó y Uzcátegui le hizo una sugerencia a Antonini que sonó a una orden. –Ahora vas a aceptar la valija como propia y te llevas 400.000 dólares. Una versión que circula por Buenos Aires señala que Antonini estuvo cerca de dar ese paso. Que marchó hasta la Aduana, pero que reculó al ver policías en la puerta. Ningún venezolano mencionó a LA NACION esa escena. Las fuentes bolivarianas sí cuentan que Antonini ingresó en la Casa Rosada, algo que el Gobierno niega desde siempre, aun cuando Bereziuk lo declaró ante la Justicia y Daniel Uzcátegui se lo dijo a LA NACION meses atrás. Vicky contó que este último también fue de la partida, pero él lo negó. –Llegué a la Casa Rosada, pero no pude entrar porque me pasaron a buscar tarde. –¿Y Antonini sí? –El “Gordo” sí estuvo.

Según Antonini, Uberti le ofreció cuotas de carne en negocios bilaterales o alguna licitación a cambio de su silencio “Yo no voy a responderle. No tengo nada que hablar”, se excusó Olazagasti, ayer, ante la consulta de LA NACION. “No sé nada. Son cosas que pasaron. No sé. ¡Ni siquiera sé si pasaron!” Bereziuk le buscó un asiento en el Salón Blanco, donde Kirchner y Hugo Chávez firmarían una serie de acuerdos. Antonini presenció el acto desde el fondo, parado justo ante la prensa. Tras el acto, Uberti y Diego Uzcátegui lo sumaron a un círculo fugaz con Ramírez y De Vido. Estrecharon manos, lo palmearon en la espalda, charlaron de banalidades, contó el “Gordo” en Miami. Nada mal para el hombre que, en teoría, sorprendió a

Los movimientos de Uberti la mañana del 4 de agosto, cuando fue incautada la valija, quedaron marcados por las antenas enlazadas por su celular

6

7 9.13: antena de

Uribelarrea 481 (Vicente López). Llama a la residencia de Olivos.

6 9.10: antena de

Avellaneda 2202 (Olivos).

5 9.10: antena de

Uribelarrea 481 (Olivos). Uberti reconoció que se reunió con Kirchner pero dijo que no habían hablado de la valija.

7

5

Residencia Presidencial de Olivos

kilos

■ Adelgazó Antonini durante los 10 meses que estuvo viviendo de incógnito, protegido por el FBI, en el sur de Florida.

9.20: antena de Del Libertador 7501 (Capital). Llama al secretario de Kirchner.

1589 (Capital).

10 9.25: antena de Virrey

del Pino 1480 (Capital).

11 9.26: antena de Ramsay 1810 (Capital).

8

Echeverría 1240 (Capital). Llama a la residencia presidencial de Olivos.

12 9.28: antena de

Humboldt 2497 (Capital).

9

3 7.58: antena de Cavia

13 9.31: antena de Cavia

4

3302. Llama a la residencia presidencial de Olivos

3302.

11

10

14 9.36: antena de

República Arabe Siria 3253 (Capital).

3302. Llama al celular del secretario privado de Néstor Kirchner. 2.59: antena de Cavia 3302 (Capital) (referencia Aeroparque). Lo llama su esposa.

8

9 9.24: antena de Monroe

Av. G ral. P az

4 8.33: antena de

1

Aeroparque Domicilio de Uberti 12

15 9.39: antena de Cavia 3302.

16 9.39: antena de Cavia 14

2 13 3 1 15 16

Fuente: sobre la base de documentos de la causa judicial

3302. Llama a Aníbal Fernández.

Imagen: Google Earth / LA NACION

De nuevos ricos a presos traicionados Cómo la amistad y los negocios terminaron en una trampa con apoyo del FBI Por Juan Pablo Morales De la Redacción de LA NACION Gustaban de los clubes que servían marcas selectas de whisky escocés. Eran los mejores lugares para contar sus aventuras. Amaban sentirse personajes del jet set caribeño o de rallies para magnates. Cerraban negocios entre historia e historia: con bonos de deuda pública, con venta de armas, con licitaciones chavistas... Las calcomanías bolivarianas brillaban sobre las Ferrari: “Venezuela ahora es de todos”. Guido Alejandro Antonini Wilson, Carlos Kauffmann y Franklin Durán se ufanaban del privilegio de pertenecer. De ser socios del grupo exclusivo de nuevos ricos del socialismo venezolano, amigos chavistas y burgueses, con contactos oficiales, casi siempre intermediarios sin sede fija: para los negocios daba lo mismo Caracas, Miami o Buenos Aires. Para las traiciones que provocarían el derrumbe también. Antonini sintió

un complot en Buenos Aires, denunció que sus amigos –por orden de Caracas– lo presionaban para que afrontara el escándalo y les tendió una trampa en Miami, con tutela del FBI. Logró que juzgaran a Durán por espionaje; Kauffmann, mientras tanto, salteó un paso: delató el complot y decidió colaborar. “Los amigos eran sólo los negocios, el lujo, ser ricos. Y rápido, por si el chavismo perdía poder. No les interesan Venezuela ni la revolución ni la lealtad. Ahora tampoco les importa delatarse”, describió Teodoro Petkoff, periodista y escritor venezolano. “El lema es sálvese quien pueda. De la sociedad a la trampa había un paso.” Primero fue la sociedad. La que les permitió acumular una fortuna extraordinaria para jóvenes empresarios sin estudios universitarios ni herencia conocida. “Nacieron como miembros osados de un grupo sin tradición, asociado al chavismo para hacer negocios”, detalló José Guerra, ex economista jefe del Banco Central. “Ellos conformaron la boliburguesía.”

Así, cuentan fuentes venezolanas y argentinas, De Vido y Ramírez se reunieron en el auto oficial del ministro argentino, frente al Sheraton, y con Olazagasti esperando afuera. Y en cuanto se bajó del auto, Ramírez le transmitió a Diego Uzcátegui una orden que esté transformó en oferta a Antonini. “Me dijo Rafael que tú eres un héroe nacional. Estamos muy contentos con tu gesto. Te repito textual lo que me dijo el ministro: «Si quieres una refinería, es tuya».” Diego vivía horas complicadas, sus últimas como presidente de Pdvsa Sur, la filial de la petrolera para la Argentina y Uruguay. ¿Cómo explicarle al mundo que su amigo y su hijo iban en el vuelo de la valija? Se lo planteó a Uberti cuando se vieron en el lobby del Sheraton. No fue una reunión fácil. Discutieron la estrategia legal que debía seguir Antonini para calmar las aguas. Pero comenzaron a cruzarse recriminaciones que subieron de tono. Hasta que Diego se levantó, manoteó a Uberti y se marchó regalando insultos al aire. La desesperación era general. –¿Por qué tanto misterio en todo esto?, le preguntó LA NACION a Antonini días después. –Ya sé todo lo que están diciendo sobre mí. Quizá lo haya manejado mal; quizá debería haber salido a explicar. –¿Lo usaron de chivo expiatorio? Antonini calló unos segundos. “Más o menos… Déjeme, por favor. Yo lo llamo.” No lo hizo. Se presentó ante la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) junto con su abogada, Theresa van Vliet. “Hola, tenemos un problema”, dijo.

TEXTUALES

2 7.57: antena de Cavia

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ambos gobiernos con 800.000 dólares. Allí es donde Antonini también habría conversado con “el rey de la soja”, Gustavo Grobocopatel, según dijo un caraqueño a LA NACION. “Estuve en la Casa Rosada esa tarde, pero a Antonini no lo vi ni lo conozco”, aclaró el empresario argentino a LA NACION. Compañero de viajes de Bereziuk a Venezuela, elogió a Diego Uzcátegui como “un funcionario muy amable, muy eficiente”, pero reiteró que desconocía al “Gordo”. “Me deja impactado con lo que me dice.” Con todo en apariencia bajo control, el grupo marchó para celebrar al restaurante Rosa Negra, en San Isidro. Uberti les dijo que se sumaría después. Pero no fue así. Adujo que debía quedarse con De Vido en otro compromiso. –No, no. Si no viene Uberti, invito yo, se congració Antonini ante los comensales, argentinos y venezolanos, cuando llegó la cuenta. Pagó $ 1770 con su American Express por la cena . De allí marcharon a un boliche. Demasiado lleno. Luego, a El Gran Bar Danzón. Whisky y risas. Hasta que Bereziuk recibió el llamado funesto: la prensa se había enterado del decomiso y comenzaba a indagar. En cuestión de seis horas, Antonini volvió a su hotel, compró un pasaje y, vía Uruguay, se escabulló rumbo a Key Biscayne. Con Antonini inhallable y el escándalo mediático en expansión, el martes se sucedieron las reuniones entre argentinos y venezolanos. Algunas demasiado expuestas a decenas de ojos y oídos indiscretos.

Recorrido al amanecer

llamadas telefónicas ■ Hizo Claudio Uberti a la quinta presidencial durante la hora y media posterior al decomiso de la valija (entre las 7.58 y las 9.13). Poco después de las 10, se reunió con el Presidente en Olivos.

También Antonini estuvo cerca de quedarse afuera. Sólo lo impidió una gestión de último momento de Bereziuk, que cumplía órdenes de arropar al “Gordo” para que calmara sus nervios. –Hola, ¿Vasco? Soy Vicky. Del otro lado de la línea, José María Olazagasti, secretario privado del ministro de Planificación, Julio De Vido, fue eficaz. En dos minutos, el “Gordo” entró en la Casa Rosada sin dejar huellas en el registro de entrada de palacio.

Av. del Libe rtad or

Por Hugo Alconada Mon

Así llaman en el Caribe al grupo de 30 ejecutivos que rodean a los funcionarios desde 1999 y que –denuncian los opositores– se lleva un 10 por ciento de cada operación. En diez años acumularon un capital de 3000 millones de dólares, al amparo de la renta petrolera, la obra pública y el cambio de divisas. En grabaciones del FBI, en Miami, el propio Durán se ufanaba de su olfato con los bonos. “Nos dieron unos billetes completicos. ¿Y sabes cuánto sacamos? –le decía a Antonini con tono aventurero– ¡110 por ciento!” La diferencia fue de 100 millones de dólares. La especialidad de Durán, sin embargo, eran las armas: se hizo rico abasteciendo a las policías de Venezuela. Antonini y Durán compartieron el comercio petrolero. El “Gordo” también repartía en América del Sur tarjetas de Venoco, la segunda empresa petroquímica del Caribe. El dueño es Kaufmann. Su socio, Durán. Ambos administran otra firma que provee taladros a Pdvsa. “Montaron negocios legítimos para es-

conder negocios sucios. Pdvsa era una pieza fundamental”, aseguró Petkoff. Las operaciones con intermediarios en Venezuela incluyen desde compra de reactores nucleares hasta planes agroalimentarios. Natural en un país que flota en petrodólares, pero importa el 80% de lo que consume. El antichavismo utiliza cada punto oscuro contra el presidente. “Creó una clase nueva, que usa al Estado como caja chica”, cuestionó el líder opositor Manuel Rosales. “La ley es de ellos. Y se creen invencibles.” Antonini, Durán y Kauffmann creían en eso en sus noches displicentes, entre whiskies y aventuras. Compartían condominios millonarios y pasión por los autos caros. Los lujos eran parte del estilo. Y la traición, un invento para hacer negocios.

Informe especial. Un completo despliegue sobre el caso. www.lanacion.com.ar

Las pruebas del juicio en Miami Las grabaciones secretas del FBI y los interrogatorios del juicio aportaron más luz sobre el escándalo.

¿Y los cuatro millones? Durante el juicio en Miami, Antonini relató una reunión que mantuvo en Buenos Aires con Diego Uzcátegui, vicepresidente de Pdvsa, después del decomiso: “Diego Uzcátegui me preguntó qué pasó, le conté y me dijo: «Yo sé cómo arreglarlo». Le dije que cómo se había atrevido a meterme en el avión con ese dinero y me respondió con que dónde estaba el resto del dinero. –¿Qué dinero? –Los 4,2 millones –me dijo”.

Los garantes Una de las grabaciones efectuadas por el FBI registra un encuentro entre el abogado argentino Guillermo Ledesma, Antonini y el enviado por la Dirección de Inteligencia venezolana (Disip) para coordinar el encubrimiento, Moisés Maiónica. Ledesma le recomienda a Antonini “ocultar la verdad” y le promete que todo va a salir bien: “¿Quién puede garantizarme eso?”, pregunta Antonini. “Kirchner y Chávez”, responde Ledesma. Meses después, el abogado dijo que se refería a que los presidentes iban a ser los más interesados en frenar el escándalo.

Bancar “a muerte” En esa reunión, Antonini les cuenta a Ledesma y Maiónica un diálogo con Uberti y De Vido: “AA: –Me dice De Vido: «Tú nos ...». ¿Cómo es que fue eso? GL: –¿Ellos dónde estaban? AA: –Es un salón donde hablaron los presidentes. ¿Cómo se llama el salón? GL: –Blanco. Salón Blanco. AA: –Sí, que tiene un es como muy francés. GL: –Sí, sí. El Salón Blanco. AA: –Pero es chiqui... pequeño. GL: –El Salón Blanco de la Casa Rosada, sí. AA: –Entonces, él [por De Vido] dice: «Tú nos bancaste y te vamos a bancar hasta la muerte». GL: –Pero esto... ¿ya había pasado lo de Aeroparque? MM: –Sí, sí, sí.