La descivilización del continente europeo

de regiones del planeta y lo han hecho movidos no tanto por un interés ... Si exceptuamos a Inglaterra y en menor medida
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La descivilización del continente europeo Antecedentes históricos A lo largo de los siglos, los europeos han sido considerados la fuente y los depositarios del conocimiento, la ciencia, la tecnología, el arte y por qué no decirlo, también de la belleza física y espiritual, al menos comparativamente. Durante los últimos siglos, los países europeos han colonizado y compartido generosamente sus conocimientos y sus progresos sociales con el resto de regiones del planeta y lo han hecho movidos no tanto por un interés mercantil, como por un impulsó religioso y fraternal-filantrópico, al menos en el caso de los países católicos del continente europeo. Si exceptuamos a Inglaterra y en menor medida a Holanda, países éstos que tradicionalmente sí han considerado a las colonias como lugares de extracción de materias primas y a sus habitantes como trabajadores no asalariados, se podría afirmar que el resto de países de Europa Occidental han dedicado gran parte de su labor ultramarina a civilizar y mejorar las condiciones de vida de las regiones colonizadas. Las factorías, plantaciones y explotaciones agrícolas y ganaderas implantadas por los europeos en los países colonizados fueron una natural prolongación del sentido de la utilidad del europeo y de su afán por transformar el medio ambiente y obtener un rendimiento de los recursos naturales disponibles. Ese ha sido el modus operandi de los europeos a lo largo de la historia, intentando mejorar su propio nivel de vida mediante la utilización y la transformación de los recursos ofrecidos por la naturaleza. Actividad ésta que el europeo tradicionalmente ha desarrollado en Europa y que por tanto transfirió a las colonias de forma natural, como una parte integral de su personalidad e idiosincrasia productiva. Es cierto que fueron creadas factorías de extracción de metales y materias primas en algunos países, pero no es menos cierto que —al menos en el caso de España— también fueron construidos gigantescos edificios, catedrales, ciudades e infraestructuras costosísimas, algo que como es sabido nunca hizo Inglaterra, país de mentalidad mercantilista, que solamente invirtió en sencillas vías de ferrocarril desde la mina, explotación o yacimiento, hasta el puerto de embarque. La ventaja comparativa de los europeos como etnia diferenciada, ha sido por tanto, el conocimiento, la innovación, el ingenio inventivo y la capacidad creativa e investigadora. Estas cualidades diferenciales, comparativamente poco prominentes o casi inexistentes entre los habitantes de otras regiones del planeta, son las que han proporcionado al continente europeo su tradicional ventaja competitiva en relación al resto de continentes del planeta. Esta cualidad competidora basada en el peculiar carácter y temperamento del europeo y en su capacidad creativa e ingenio creador, se ha visto, no obstante, seriamente obstaculizada a partir de la II Guerra Mundial, por la irrupción de las masas afroasiáticas, que están arruinando la estabilidad, la prosperidad y la identidad europea. Dicho lo anterior, nos encontramos con la anómala situación percibida desde el final de la II Guerra Mundial, de una vieja dama Europa invadida, ultrajada y embrutecida por las masas afroasiáticas que además, están destruyendo los cimientos sobre los que se ha basado el bienestar, el progreso y la preeminencia europea a lo largo de la historia. Ahora bien, ¿como hemos podido llegar a esta disparatada situación invasora, que además se ha venido perpetrando a espaldas de los ciudadanos europeos y en contra de los intereses del viejo continente? ¿Como hemos permitido una invasión que nos esta abocando al embrutecimiento social, al envilecimiento de nuestra cultura, a la degradación de nuestra civilización, a la ruina socioeconómica y a nuestra desaparición como etnia diferenciada? Para analizar la kafkaiana situación en que nos encontramos hoy, sitiados e invadidos por las masas afroasiáticas, hay que remontarse a los sucesos acontecidos tras la II Guerra Mundial y