Jockeys en los rings

9 dic. 2007 - como amateur, mayormente en la zo- na de Beccar y San Nicolás. Bacha nació en Monte Grande, vive desde los
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Domingo 9 de diciembre de 2007

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la contra

lasituación

El boxeador que también es sparring

Saca la izquierda Talaverano, con la chaquetilla de montar del haras Firmamento, y La Cuadra se defiende en pleno entrenamiento

Juan Pablo La Cuadra, un welter que está invicto

Jockeys en los rings // GUSTAVO C H E R RO

Para llevar una preparación más eficaz y distendida en la lucha contra el peso, unos 40 jinetes incorporaron el boxeo a su rutina, que en algunos casos incluye un round con un profesional Por Carlos Delfino De la Redacción de LA NACION

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os jockeys, necesitados de cuidar su peso como si se trataran de modelos, encontraron una manera de estar en forma más divertida y eficaz. Ellos no corren carreras como parte de un entrenamiento, a diferencia de otros deportistas que pueden prepararse realizando su actividad principal, y el boxeo se convirtió en la mejor opción para ganarle la batalla a la balanza. Juan Pablo La Cuadra, un semimediano que les saca punta a sus 66 kilos en la zona de San Isidro, se convirtió de casualidad en el compinche ideal. Los jinetes, asimismo, en aliados necesarios para Bacha, como lo conocen sus amigos al pugilista, de 26 años, que por estos días intensifica su trabajo para una nueva defensa de su invicto. A todos los unió Jorge Vescia, ex mediano junior y entrenador de caballos que le puso los cimientos al proyecto, con su experiencia y carisma. El salón que desde hace más de un año va tomando forma de gimnasio en la Gremial de Profesionales del Turf, la sede ubicada frente al hipódromo de San Isidro, los reúne a todos varias veces en la semana y LA NACION fue testigo de una de ellas. La relación con Juan Pablo nació hace tres años, pero se hizo más intensa cuando reanudó su campaña en el cuadrilátero, al que sube con una bata con la leyenda de la entidad, con los pilotos y entrenadores de caballos presentes en las tribunas. “De carreras no conozco nada, pero solía trotar alrededor del hipódromo y me cruzaba con varios chicos que me daba cuenta, por el físico, de que eran jockeys.

Hasta que un día vi a Valdivieso, que yo lo escuchaba nombrar como si fuese Maradona, con un equipo para transpirar. Le pregunté dónde lo conseguía y me invitó a la Gremial. Ahí lo conocí a Vescia y me convencieron para unirme al grupo cuando pudiera”, recuerda La Cuadra, en una pausa de su preparación. Dos bolsas y una pera cuelgan en la sala cuyas paredes están repletas de caricaturas de los bajitos. No faltan aparatos, afiches de la promoción de una de las peleas de Bacha e, incluso, una foto que la jockey Lucrecia Carabajal se sacó con La Tigresa Acuña. Los minutos pasan y crece el grupo de jinetes presentes; esta vez hay veinte, pero se rotan unos cuarenta. Tres de ellos –Edwin Talaverano, Damián Ramella y Francisco Corrales– se ponen los protectores y se convierten por tres minutos en sparrings de Juan Pablo. “Se engancharon. Están todos enloquecidos y se dan cuenta de que es mucho mejor esto que salir a correr y meterse en un baño sauna. Acá le pegan a la bolsa, hacen guantes con protectores, saltan la soga y no sólo transpiran, sino que se quitan grasas de una manera más natural y ganan fuerza”, explica Vescia, de 44 años. Ahora, con este trabajo, combina sus gustos. “Ramella, Talaverano, Julio Méndez, [Mario] Leyes, [Leandro] Galdeano…”, enumera cuando se le pregunta si alguno de los jockeys podría haber sido boxeador. “Tienen buena técnica”, agrega, mientras abre una heladera y les prepara un jugo para que tomen al final del ejercicio. Entusiasmado está Talaverano, enfundado en una tela plástica con los colores y el logo del haras Firmamento. “Es importante que acá se haya incor-

Ex pugilista, entrenador y coordinador Jorge Vescia organiza e incentiva a los jockeys a entrenarse y se hizo bastante compinche de Juan Pablo La Cuadra. No es casualidad, pues hizo cerca de 70 peleas y se entrenó en la Federación hasta que a los 23 años la pasión por los caballos fue más fuerte y dejó. Se entrenaba con Paco Bermúdez, el mismo que preparó a Nicolino Locche, Gustavo Ballas y Cirilo Gil.

porado algo así porque no sólo quemás grasas, sino que te relajás y ya estás a punto para competir. En Perú lo hacía en mi casa. Tenía una bolsa, una pera y transpiraba lo necesario para mantenerme en peso. Siempre me gustó el boxeo y podía haberme dedicado… Tal vez estoy a tiempo…”, comenta el limeño, con una sonrisa. Y reflexiona, serio: “Cuando algunos colegas se pelean en el hipódromo les digo que lo hagan acá, con un árbitro y protectores. Así se descargan, no se lastiman y no pierden mucho dinero por estar suspendidos”. Corrales, de 20 años, fue campeón internacional infantil de taekwondo. “Hacía ese entrenamiento hasta que dejé Colón, mi ciudad, y me vine a vivir a San Isidro. Ahora volví a hacerlo, pero sin competir y, además, vengo, pateo una bolsa, le pegó a otra, hago algún round con Juan Pablo y me divierto entrenando”, sostiene quien días después sufriría la fractura de un tobillo en los preparativos de una largada. A Ramella también se lo nota conforme con el entrenamiento. “Nunca lo había hecho. Lo mío antes era salir a correr, transpirar y bajar de peso. En cambio, éste es un ejercicio muy completo y hacerlo con un boxeador te mantiene despierto, aunque sepas que no te va a pegar fuerte. Esto te da reflejos, velocidad mental y fortalece los músculos, cosas muy necesarias para nuestra profesión”, comenta. Las exigencias del turf fueron creciendo con la mayor competencia y la puesta a punto es fundamental actualmente. Se concientizaron en eso los jockeys y una atípica preparación resulta ahora la perfecta aliada para cuidar su salud.

Juan Pablo La Cuadra tiene 26 años, combate desde los 16 y está transitando sus primeros pasos como profesional, después de haber abandonado “durante algunos años” para dedicarse a enseñar boxeo en un gimnasio en San Isidro. “Gané las tres veces; estoy invicto”, dice, orgulloso, y recuerda que antes se subió a un cuadrilátero en cuarenta ocasiones como amateur, mayormente en la zona de Beccar y San Nicolás. Bacha nació en Monte Grande, vive desde los 4 años en Boulogne y sostiene que prepararse varios días junto a los jockeys resulta un aporte a su entrenamiento. “Soy medio vago si tengo que hacer las cosas solo, y estar con ellos me permite ganar en velocidad. Un golpe puede venir de cualquier manera y eso me agiliza la vista y los reflejos. Es un apoyo psicológico además”, explica. Otros días se lo ve en su gimnasio, allí donde lo marca desde cerca su preparador personal. “Cuando se aproxima el momento de una pelea hago una preparación más fuerte con un profesional; trabajo más en la distancia”, comenta quien tiempo atrás trabajó como heladero, repartidor de pizza y ayudante de mecánico. Con Vescia hizo una linda amistad. Acaso porque el entrenador de caballos que ahora prepara a los jockeys tiene un pasado con el boxeo. “A él no le puedo fallar cuando subo a un ring. Tampoco a mí, a mi familia, a los que me quieren; eso me crea una responsabilidad”, menciona Juan Pablo, y se ilusiona con lo que vendrá. “No quiero descuidar mi escuelita de box, donde van 50 chicos, pero apunto a lo máximo. Ya tuve la suerte de pelear en el Luna Park y quisiera volver a hacerlo. También tengo el sueño de hacer un combate en el tattersall del hipódromo de San Isidro”, confiesa, y espera su pelea del sábado próximo.

La Cuadra, el pugilista de San Isidro