G. Teigeiro y V. Karnoubi “Diseñamos para el cuerpo real”

mujer y respetar su cuerpo real; trabajamos para que las ... de llevar por un cuerpo real. Busca- mos un ... G. T.:–De v
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moda&belleza

Original y pOnible. Guadalupe y Valentina son las creadoras de Mila

Kartei, un sello de autor lleno de humor que viste a mujeres reales que disfrutan de la ropa. Dicen que buscan siempre el lado lindo de las cosas

G. Teigeiro y V. Karnoubi “Diseñamos para el cuerpo real” Delia Alicia Piña @dapina | Fotos Oliver Kornblihtt / AFV

| Jueves 24 de abril de 2014

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o suyo es un nuevo romántico que actualiza la silueta de los años 50 y 60 según la mirada, la mano y las necesidades de dos chicas de veintipico. Guadalupe Teigeiro y Valentina Karnoubi son las creadoras de un personaje, Mila Kartei, que hicieron marca de diseño. Coincidieron en trabajar para Laura Valenzuela y esta participación fue el puntapié para soñar con un prêt-à-porter superfemenino hecho realidad hace dos años. Vestidas con sus creaciones, Valentina, con un vestido bobo en seda lavada–que se convirtió en un clásico de la marca: tan pedido que lo reeditan desde sus comienzos, hace cuatro temporadas–, y Guadalupe, con una mini plato en neoprene con una remera de viscosa desagujada a mano adelante y de gasa atrás, cuentan cómo se construye una marca de autor. –¿Qué tienen en común? Guadalupe Teigeiro: –Nuestro proceso de diseño tiene mucho de la sensibilidad, de cómo somos: positivas, alegres, buscamos el lado lindo de las cosas. Y esto es lo que intentamos hacer. –¿Ropa optimista? Valentina Karnoubi: (risas) –Cierto, no es que agarramos la tijera y cortamos remeras optimistas, pero es el resultado de una historia que resalta el lado positivo; que genera esa sensación; que se ofrece para ser disfrutada. G. T.: –Tratamos de entender a la mujer y respetar su cuerpo real; trabajamos para que las prendas caigan bien y resalten los atributos femeninos. El diseño de autor se puede usar a diario. No queremos que genere la sobrecalificación de divino y se considere una pieza rara o exclusiva. Hay prendas que quizá son interesantes morfológicamente, pero que resultan complicadas de llevar por un cuerpo real. Buscamos un equilibrio. –¿Cómo se empieza o construye una marca? V. K.: –Requiere de esfuerzo y ganas de trabajar. Somos muy organizadas y estructuradas, andamos con agenda en mano todo el día. Y estamos las dos codo a codo. Cortamos y cosemos algunas prendas, pero en general trabajamos con talleres y piezas únicas con modistas. –¿Cómo es el proceso creativo?

G. T.: –La sensibilidad a que nos referíamos tiene que ver, por ejemplo, con una película, canción, libro o cuadro, y actúa como disparador. Es un collage, un mix de muchas cosas, como la vida. V. K.: –Empezamos una colección dibujando, pero puede que cambiemos los bocetos y surja algo distinto. Somos reminitas, tenemos muchas cosas en la cabeza, van todas para lados distintos, pero al mismo tiempo casi mágicamente algo las une. Toda colección tiene prendas únicas y el resto con una curva de talles, del 42 al 46, en cantidad, aunque sea poca. Hacemos a medida novias y mucha fiesta. –¿Trabajan más las texturas que la morfología? V. K.: –Un poco y un poco. Somos fans de los géneros; las últimas colecciones partieron de las telas; la gasa de seda natural es la que nos llevó a crear Collage. Nos gustó una estampa e imaginamos las prendas. En Femina, invierno, sumamos neoprene y adaptamos la morfología a esta textura. Y le dimos una vuelta al volumen, aprovechando la rigidez de esta tela y así contraponerla con otras como gasa, satén o encaje; jugamos mucho con esto, y con el color. –¿Y cuál es esa historia? G. T.: –La de Mila, una mujer superromántica, que se aggiorna para divertirse. Le proponemos romper con tipologías clásicas, mezclando texturas, sumando recortes, interviniendo pinzas. Partimos de la silueta de los 50 y 60 –un ícono de femineidad–, y la actualizamos con una estampa retro futurista o

objeto querido “Este cuadro del Principito nos fascinó a las dos. Lo conocimos cuando trabajábamos juntas y representa nuestro inicio en diseño, una puerta a la imaginación”

con telas de buzo o surf. –¿Sólo ropa? G. T.: –Hicimos deco y blanco, pero no nos daba el tiempo y discontinuamos. –¿Siempre quisieron ser diseñadoras? G. T.: –Mi tío era vidrierista, armaba instalaciones con telas. A los 8 años mi pasatiempo era jugar con los géneros; me hacía vestidos y jugaba al desfile. Cuando terminaba la secundaria empecé a dibujar vestidos para la fiesta de egresados; me gusta mucho dibujar. V. K.: –Sigue la influencia familiar, porque mi papá tenía una fábrica de muñecas y adquirí debilidad por la ropa de la muñecas; mi mamá es pilchera y lo heredé. El primer día de clases en la UBA una profe nos dijo: A las que les gusta comprarse ropa y eligieron esta carrera por eso se equivocan, es mejor que se vayan ahora; esto es para hacer ropa y eso es muy distinto. Me sentí tocada; me di cuenta de que me encantaba la ropa, hacerla o hecha. Y sí, aprendí que consumir ropa y hacerla son dos cosas totalmente distintas. Es cierto que después de estar tan metida o ver tanta ropa consumís menos. Cuando comprás algo que te gusta es un segundo de felicidad falso. No es lo mismo que hacerlo; hacemos ropa y vivimos algo intenso, más feliz, real. –¿La próxima colección? V. K.: –Nos gusta mucho un artista y estamos tratando de ver si podemos estampar sus obras. G. T.: –De viaje por Puente del Inca, Mendoza, descubrí objetos en color naranja solidificados por la acción de los minerales en el agua, estaban convertidos en piedra, y me traje una mochila; no sé qué vamos a hacer, pero no dudo de que será disparador... –¿Qué suma cada una? V. K.: –Me gusta leer o ir al cine, y mucho de lo que me atrae termina en sugerencia para una estampa. G. T.: –Soy verde, me gustan las plantas, cuidarlas, admirarlas y siempre resultan parte de un print. –¿Proyectos? V. K.: –Nos gustaría volver a la deco, hay materiales nuevos, pero no dejaríamos la tela de lado. G. T.: –Y hacer ropa para hombres; hicimos una vez trajes para ellos y nos encantó.ß