Esa costumbre de multiplicarse

2 sept. 2013 - esa frontera y empezar a mostrase en el circuito ..... Festival. El anuncio se hizo en Venecia, donde com
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espectáculos

| Lunes 2 de septiembre de 2013

Esa costumbre de multiplicarse

alejandro paker. Su protagónico en Cabaret le dio un prestigio importante en el ámbito teatral; tanto que, sin exposición

televisiva, este año participó en cinco obras comerciales y ahora es el protagonista de El hombre elefante y Company

El amor y la pareja en los de treinta y pico

Viene de tapa

En Londres, en plena época victoriana, él sobrevivía como atracción de feria hasta que el médico Frederick Trevers lo rescató. “¡No soy un animal! ¡Soy un hombre! ¡Soy una persona!”, argumentaba Merrik, mientras la sociedad de su tiempo se burlaba de él. La historia de este hombre singular tuvo también una versión cinematográfica estadounidense, en 1980, dirigida por David Lynch. Muchos también recordarán la versión porteña, también apoyada en la obra de Pomerance, que interpretaron Miguel Ángel Solá y Soledad Silveyra, con dirección de Emilio Alfaro, en el mismo año. “Realmente hice un trabajo de hormiga –dice Paker–. Empecé compartiendo el proyecto con amigos actores y luego busqué productores. Finalmente lo logré, con el apoyo del productor Gabriel García y el director Daniel Suárez Marzal.” El atractivo elenco está conformado por Gustavo Garzón, Raúl Rizzo, Marcelo Xicarts, Graciela Tenenbaum y Julieta Cayetina. –¿Por qué te interesaba tanto esta pieza? –Me toca muy personalmente. Tengo un hermano discapacitado y, cuando la leí, vi mucho de lo que le pasa a él. Son los seres a los que menos se defiende o los que menos pueden gritar, hacer oír su voz. No participo de ninguna fundación de apoyo a nada. El escenario para mí, muchas veces, es una manera de generar preguntas, debates. No de hacer política. Ésta es una obra que ni siquiera tiene un solo punto de vista, no es moralista. Invita a la pregunta. Cuando hablamos de inclusión, ¿nuestro discurso es realmente sincero? O responde a cuestiones políticas y en beneficio propio. La obra cuestiona a los seres humanos y observa cuán deformes somos internamente. Y también habla de esa necesidad que a veces aparece, en alguna gente, de hacer ver a estos seres como “normales” cuando en verdad son diferentes, tienen otra manera de sentir, de pensar. Con mis personajes intento crear controversia y que cada uno elija su final. Lo interesante de la obra está en aquello de lo que no se habla. La respuesta está del otro lado. Desde hace un año Alejandro Paker tiene un riguroso entrenamiento corporal con una acróbata y bailarina. No quiere que las deformaciones que exige el personaje se completen con prótesis. Su cuerpo entrenado recuperará las múltiples formas que definan la realidad de ese hombre que compone. La tarea de introducirse en ese mundo no ha sido sencilla. El actor lo cuenta así: “Siempre recurro a lo personal para mis composiciones. Más de una vez yo me he sentido discriminado por ser rosarino, petiso, flaco, católico u homosexual. Siempre me he sen-

Mañana se estrena un musical clásico de Stephen Sondheim

Paker se enamoró de El hombre elefante y no cesó hasta que pudo protagonizarla en un teatro de la calle Corrientes tido discriminado y corrido de lugar o no considerado por no tener, por ejemplo, los cánones de belleza que el medio exige. Todas esas cosas las uso en favor de la psicología de este personaje. Cuando me han discriminado no me he deprimido, por el contrario, sentí más garra para luchar, para hacerme mi espacio de… «diferente» [risas]. Me catalogan como actor de musicales. Me peleo con los rótulos y las etiquetas. Soy un actor, pero puedo hacer musicales, drama o comedia.” –¿Creés que tu trabajo en Cabaret posibilitó una fuerte proyección de tu carrera? –Sí, definitivamente. Creo que a partir de ahí empezaron a verme. Lo bueno es que pude hacer mi versión de ese personaje. También me fortaleció mucho. Venía de varios años de trabajar de manera muy dispar. Incluso en 2006 había audicionado en cuatro musicales y no había quedado en ninguno. Mi opción era irme a España, a buscar trabajo. En el marco de esa situación crítica puse tanto que conseguí ese papel. O quizá puse todo. Y verdaderamente fue muy importante. –Acabás de recrear al aviador de El Principito y estás por estrenar Company, un musical de culto dificilísimo. ¿Cómo es este proceso de andar con tantos personajes a cuestas? –Es difícil. Cuando dejé Casi normales y comencé a ensayar El Principito, no lograba conectar-

Tiempo de reflexión “Me parece que estamos poco preparados para modificarnos. Seguimos teniendo ideas muy herméticas respecto de la normalidad. Se han producido grandes cambios, es cierto, pero para muchos normales aún sigue habiendo gente anormal. Es difícil luchar por la normalidad. Ese planteo en esta obra es extraordinario.” Lo dice Daniel Suárez Marzal, director de El hombre elefante, destacado creador dentro del mundo del teatro y de la ópera. Suárez Marzal reconoce que la versión de Pomerance, sobre la historia de John Merrick, es sumamente atractiva. Destaca la extraordinaria y compleja dramaturgia que pide a los actores que recreen dos personajes, en apariencias muy opuestos, pero cuyos discursos posibilitarán escuchar las múltiples voces

me con el mundo interno de mi personaje. Eduardo Gondell, el director, me dijo: “Hay un período natural de duelo con un personaje hasta que nace el otro”. En la cocina de la creación te desesperás. Yo quería resultados, y eso es lo bueno del teatro: saber que no

de una sociedad acosadora. “La obra expone un retrato ético que está faltando. No es habitual encontrar piezas que remuevan el pensamiento desde la ética pura, desde la religión, desde los posibles ángulos desde los que hay que revisar una historia”, comenta el director. –¿Por qué creés que han desaparecido este tipo de textos? –Es difícil de explicar. Yo, por ahí, tengo mala suerte. Cuando voy al teatro, no encuentro este tipo de piezas. Me cuentan una historia, pero no me provoca grandes reflexiones. El teatro es el arte por excelencia de la reflexión. La televisión, la radio, se ocupan de lo suyo. El teatro tiene que seguir ocupándose de dónde venimos, a dónde vamos, por qué somos esto.ß

es milagroso y que no sucede en un instante. Es producto del laburo diario. Company es una comedia clásica. Tiene una mirada nada romántica acerca del amor y las relaciones. Bobby, mi personaje, cumple 35 años y no quiere cumplirlos. Todos sus amigos

soledad aznarez

están en pareja y él está solo. Y empieza a cuestionarse esa realidad. Estar con alguien significa mucho más que estar acompañado. Y mientras reflexiona sobre estas cosas se da cuenta de la realidad de los otros, de esas relaciones que se sostienen con la mentira, el engaño, la infidelidad. Ellos, aun así, se tienen, se acompañan, se arrepienten de estar juntos, pero eligen estar juntos. Es un proyecto muy interesante, también con una mirada no tan digerible para el público. Audicioné para formar parte de este elenco y quedé. Lo bueno es que, como tendrá una función semanal, podré hacerlo. En el marco de tanta actividad Alejandro Paker, indudablemente, se siente pleno, sobre todo porque logró poner en marcha un arriesgado proyecto personal. “Lo que más me da felicidad –explica– es comprobar que mi locura contagió a un montón de otros locos.”ß Carlos Pacheco

Company De George Furth y Stephen Sondheim, dirigida por N. Roberto Martes, a las 21. La Comedia, Rodríguez Peña 1062.

El hombre elefante Dirigida por Daniel Suárez Marzal Astros, Corrientes 746 Jueves y viernes, a las 21; sábados, a las 21.30; y domingos, a las 20. Entradas, desde 130 pesos.

teatro

La locura y sus imprecisos límites simpatizo con todo. ★★★★ buena. autor: Rolando A Pérez. elenco: Raquel Albéniz, Paula Etchebehere y María Forni. escenografía e iluminación: Magalí Acha. vestuario: María Valeria Tuozzo. diseño de objetos: Daniel Hernández y Daniel Romano. música original: Lautaro Cottet. dirección y producción: Daniel Martínez. dirección de actores: Raquel Albéniz. dirección general y puesta en escena: Paula Etchebehere. sala: NoAvestruz. duración: 50 minutos.

E

l difuso límite entre locura y cordura y la ilusoria sensatez en quien tiene a su cargo el rol de autoridad, despiadada en este caso, definen los polos de tensión del relato de esta pieza escrita por Rolando A. Pérez. El autor tomó como base de dramaturgia su texto “Cadenas”, presentado en el VIII Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, realizado en Buenos Aires el año pasado y lo reelaboró a partir del deseo puntual de la compañía en llevar a escena la temática. El planteo narrativo está inspirado en The Chain, una colección de retratos que el fotógrafo Chien-Chi Chang realizó en el templo Long Fa Tang, una institución en el sur de Taiwan que es santuario y prisión para 700 pacientes psiquiátricos. Los internos trabajan en la gigantesca granja de pollos de la institución y son sometidos a un procedimiento en el

que no se utilizan medicamentos ni tratamientos, sino lazos “terapéuticos” que consisten en unir parejas de internos con cadenas. Esta modalidad, según el criterio impuesto, establece que el más estable debe ayudar al más indefenso en las actividades diarias. Simpatizo con todo posa su lupa en una pareja de internas y en el rol autoritario de quien oficia, además, como narradora de la experiencia. Las pacientes, interpretadas por Paula Etchebehere (también responsable de la dirección general y la puesta en escena) y María Forni, desnudarán ante la platea el padecimiento de la atadura y el vínculo que se genera en una convivencia forzada, ligada corporal y emocionalmente. Las actrices salen airosas de tamaño desafío a partir de una composición que muestra la interioridad agobiada de los personajes en un ir y venir

Gran trabajo de Raquel Albéniz alejandro lópez

constante entre la resignación y la batalla por modificar esa realidad. El compromiso físico de ambas constituye en sí mismo un relato significativo. Raquel Albéniz, por su parte, da vida a la narradora que tiene en su poder el informe y las decisiones prácticas sobre el control de la experiencia. Autoritaria y lindante con la sinrazón, desnuda lo despiadado de un mecanismo atroz que encierra los hilos con los que el statu quo social, político y económico se maneja impunemente en la sociedad. La composición de Raquel Albéniz, quien también tiene a su cargo la dirección de actores, demuestra, una vez más, que es una de las grandes actrices del teatro argentino actual. Su criatura moviliza y disgusta. Merecen destacarse los diseños de vestuario, maquillaje y peinado, y la lograda puesta en escena de Paula Etchebehere, quien acierta con la resolución espacial y la atadura física de los personajes entre ellas y con ese universo. Simpatizo con todo nos hace pensar en lo brutal de ciertos mecanismos del que el corpus social es víctima, más allá de las patologías puntuales.ß Pablo Mascareño

Considerada por los investigadores una de las comedias musicales más destacadas de la década del 70, Company fue estrenada en los Estados Unidos, con la dirección de Harold Prince. Su particularidad está en la forma en que muestra aspectos de la vida de la sociedad de la época, sus creencias, prejuicios, con un diseño de personajes muy intenso. Para esos años, Bobby, el protagonista, sin duda, resulta un ser extraño. Reflexiona sobre la estabilidad de las relaciones de pareja en el marco de un mundo que parecería estar ajeno a ello. Nicolás Roberto, director del proyecto, montó en la última temporada Tick, tick… ¡Boom!, de Jonathan Larson (el autor de Rent), primero en el Maipo Kabaret y luego en la Ciudad Cultural Konex. Si en esta pieza el protagonista se muestra en plena crisis al cumplir los 30 años, con Company el puestista parece buscar cierta continuidad al conflicto. Es que al director le gusta contar historias y, sobre todo, ligadas a lo que le pasa a él o a la gente que lo rodea. “Tengo 37 años –dice– y algo de lo que le sucede a Bobby también me pasó. Esa necesidad de completarse como persona con otro. Es un drama existencial muy interesante. Y si bien la pieza está muy enmarcada en los años 70, estamos trabajando para acercarla al presente y, seguramente, va a resonarle a mucha gente.” El creador, que viene desarrollándose en el campo del musical hace muchos años, sobre todo dentro del ámbito de los colegios privados de la zona norte, ha decidido trascender esa frontera y empezar a mostrase en el circuito comercial porteño. Si bien montó Company hace un par de años en un ámbito amateur –“con amigos”, aclara él–, ahora va por más. Afirma que entre los musicales contemporáneos resulta difícil encontrar historias y por eso “hay que ir para atrás en el tiempo, ahí descubrís una pieza bellísima como ésta, que está mucho más próxima al teatro. Hay catorce actores en escena y cada uno tiene la posibilidad de desarrollar a fondo su personaje”. En el atractivo elenco de Company intervienen, entre otros, Alejandro Paker, Cecilia Milone, Natalia Cociuffo, Magalí Sánchez Alleno, Vanesa Butera, Florencia Róvere, Fernanda Vallejo, Virginia Módica, Clara Daray, Walter Canella, Gustavo Guzmán, Marcelo Kotliar, Paul Jeannot y Hugo Queija. La dirección musical es de Gonzalo Boti.ß

Hayao Miyazaki se retira del cine Festival. El anuncio se

hizo en Venecia, donde compite su último film

VENECIA (DPA).– El director de animación japonés Hayao Miyazaki anunció ayer que se retira del cine, justo cuando se está presentando en la competencia oficial la que ahora se ha convertido en su última película, The Wind Rises. En realidad, haciendo honor a su fama de huir de los homenajes y premios, Miyazaki no viajó a la muestra (en 2002 ganó el Oscar por El viaje de Chihiro, pero no asistió a la ceremonia) y le dejó la tarea de dar la mala noticia a Koji Hoshino, presidente de los estudios Ghibli, donde el realizador de 72 años creó obras maestras del cine, como Mi vecino Totoro, La princesa Mononoke y Ponyo, entre otras. Así, sin más detalles sobre la jubilación del maestro, ayer el festival continuó su marcha, aunque la competencia haya quedado opacada por la noticia sobre quien en 2005 recibió aquí un premio a su trayectoria.ß