Empleabilidad y empleo juvenil

nómicas están concentradas en el sector primario de la economía y, en menor medida en el sector secundario y terciario,
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Empleabilidad y empleo juvenil

Diagnóstico de los municipios de Españita, Emiliano Zapata y Terrenate, del Estado de Tlaxcala Ana Karla Enríquez Reyes Gail Friedman Héctor Morales Gil de la Torre

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Empleabilidad y empleo juvenil

Diagnóstico de los municipios de Españita, Emiliano Zapata y Terrenate, del Estado de Tlaxcala

Ana Karla Enríquez Reyes Gail Friedman Héctor Morales Gil de la Torre

Iniciativas para la Identidad y la Inclusión, A.C.

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Iniciativas para la Identidad y la Inclusión, A.C. Calle 20 de Agosto, No. 35, Planta Alta, Col. Churubusco, Del. Coyoacán, CP. 04120, México, D.F. Tels: (55) 9116 0538 y 5336 5591 Email: [email protected] Página web: www.inicia.org

Colaboradores: Moisés Domínguez Pérez, María Juana Acevedo Frías, María Estela López Deloya, Sol González Equía, Sara Norma Conde Rodríguez, Ana Karla Enríquez Reyes, Hugo Raúl Paulín Hernández, Héctor Morales Gil de la Torre.

Empleabilidad y Empleo Juvenil. Diagnóstico sobre los municipios de Españita, Emiliano Zapata y Terrenate, del Estado de Tlaxcala. Registro en Trámite, México, 2004.

Créditos: Autores: Ana Karla Enríquez Reyes, Gail Friedman Héctor Morales Gil de la Torre Responsable del proyecto: María Juana Acevedo Frías Diagnóstico participativo y metodologías de capacitación: María Estela López Deloya, Ana Karla Enríquez Reyes, Hugo Raúl Paulín Hernández, Sol González Eguía y José Toribio Calderón Hernández. Investigación: Gail Friedman Nessa, José Ezequiel Soto y Héctor Morales Gil de la Torre.

Este trabajo se realizó con el apoyo del Programa de Coinversión Social 2004, del Instituto Nacional de Desarrollo Social.

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Contenidos

Introducción

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Enfoque de equidad de género La noción de capital social Empleabilidad El diagnóstico sobre empleabilidad y empleo juvenil Agradecimientos

Notas metodológicas

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Condiciones para el empleo juvenil

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Participación económica Sector de actividad Posición en el trabajo Precariedad laboral

Condiciones para la empleabilidad juvenil

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Experiencia laboral El acceso al trabajo Empleabilidad y trabajo decente El trabajo decente en la percepción de las y los jóvenes

Conclusiones generales

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Referencias bibliográficas

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Anexos

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Por último, desde esta noción, es posible observar la situación de la población de frente a sus oportunidades para una inserción laboral adecuada, o sea, para encontrar un trabajo productivo y para ganarse la vida decorosamente. Así, por su propio contenido, el concepto de trabajo decente centra su atención en los trabajadores empobrecidos, especialmente en aquellos que trabajan en el sector informal, en

INTRODUCCIÓN

donde se respetan menos sus derechos, están subempleados, mal remunerados y carecen de protección social. Asimismo, persigue el análisis sobre las condiciones de desigualdad entre los sexos en el mundo del trabajo, sobre aquellas situaciones que favorecen el trabajo infantil en condiciones de riesgo y, en general, sobre la manera en que influyen los procesos de crecimiento de la economía y el desarrollo de un país sobre las condiciones de equidad en el trabajo.

La ratificación y firma de un convenio o convención de derechos fundamentales obliga a los Estados a implementar mecanismos, políticas y programas orientados a garantizar la realización de los derechos reconocidos, a velar por su cumplimiento y a generar acciones que aseguren el acceso equitativo a ellos, lo que implica, también, su obligación de regular la actuación de los actores sociales e institucionales involucrados con su cumplimiento.

Desde esta perspectiva general, decidimos aproximarnos a la situación que experimentan las y los jóvenes de entre 12 y 29 años de edad que radican en los municipios de Emiliano Zapata, Españita y Terrentate, pertenecientes al estado de Tlaxcala, en lo que se refiere a su situación ante el empleo y la vida productiva, tomando en consideración un enfoque básico y dos nociones analíticas, a saber, el enfoque de equidad de género y las nociones relativas a los factores que influyen en el sector desde la perspectiva del capital social y aquellos que limitan o restringen la empleabilidad juvenil.

En este sentido, el Estado Mexicano ratificó el Protocolo de San Salvador, el 12 de diciembre de 1995. Dicho Protocolo, en su Artículo 7 hace referencia al derecho que hombres y mujeres tienen para contar con “condiciones justas, equitativas y satisfactorias de trabajo”; y, obliga a los Estados signatarios a la creación de condiciones que garanticen que todas las personas gocen de un “trabajo decente”. El trabajo decente, conforme a las orientaciones de la Organización Internacional del Trabajo, es sinónimo de trabajo productivo, en el cual se protegen los derechos, engendra ingresos adecuados y genera una protección social apropiada. Significa también trabajo suficiente para todos. Promoverlo, por ende, tiene que ver con la generación de oportunidades para que los hombres y las mujeres puedan conseguir una ocupación productiva, justamente remunerada, en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana.

Enfoque de equidad de género El enfoque de equidad de género supone el análisis de las condiciones que viven las mujeres y los hombres, tomando en cuenta las realidades distintas que enfrentan como consecuencia de su identidad sexual y el resultante posicionamiento de ellos y ellas ante la sociedad en general; y, en este caso específico, en el ámbito del mundo del trabajo.

Se trata de un concepto que orienta la atención hacia la situación que experimentan todos los trabajadores y no sólo los asalariados del sector estructurado; es decir, atiende con especial interés la situación de quienes trabajan al margen del mercado de trabajo formal, tales como asalariados no reglamentados, trabajadores por cuenta propia, trabajadores a domicilio, etcétera. Además, obliga a la reflexión sobre las condiciones de trabajo, se trabaje dónde se trabaje; sea en la economía formal o informal, en el hogar, en asociaciones locales o de carácter voluntario. Es decir, pone en relieve el análisis de las condiciones de trabajo desde la perspectiva de los derechos en el trabajo.

En términos generales, es posible afirmar que, para las mujeres jóvenes, las relaciones diferenciales de poder establecidas entre los hombres y mujeres limitan sus posibilidades para decidir y actuar por ellas mismas de manera autónoma. En el caso del mundo del trabajo, considerando el incremento de mujeres que se ha incluido al mercado laboral en las últimas décadas, ese posicionamiento diferenciado en las relaciones de poder entre hombres y mujeres ha dado lugar a un trato distinto y, en muchas ocasiones, discriminatorio, resultado de los bajos niveles de escolaridad de las mujeres y, por ende, sus menores posibilidades para una inserción laboral en condiciones dignas y para permanecer en el empleo, en-

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tre otras situaciones. Por otro lado, el rol social asignado a los hombres como los ‘proveedores’ para la familia se encuentra en crisis, dadas las limitadas posibilidades generadas por el mercado de trabajo para acceder a un empleo formal.

dad, dada serie de limitaciones culturales, sociales y, en ocasiones, organizacionales que enfrentan. Empleabilidad La empleabilidad de los y las jóvenes se refiere a sus capacidades para responder a las necesidades del mercado laboral, para incorporarse y mantenerse en él. No se refiere solamente a sus niveles de preparación técnica, sino, también, a sus habilidades personales, tales como la iniciativa para afrontar una situación específica, su capacidad para resolver problemas, para interactuar con otros, etcétera. Hay quienes les han llamado habilidades “blandas” a aquellas que impactan en las posibilidades de una persona para cumplir con las demandas de su trabajo, para desarrollarse y contribuir al buen desempeño de sus responsabilidades laborales.

De tal modo, la situación laboral y ocupacional de hombres y mujeres está marcada por la oferta de empleos poco seguros, por la carencia de ofertas de empleo, por el incumplimiento de los derechos en el trabajo, entre otros elementos. Y, sin embargo, estamos seguros de que dicha situación se experimenta y reproduce de manera diferenciada entre hombres y mujeres, en razón de la desigual condición de unos y otros en las relaciones de poder que se producen en el mundo del trabajo.

La noción del Capital social El capital social se puede definir en términos de un “activo que determina la manera en que los actores económicos interactúan entre sí y cómo se organizan para generar crecimiento y desarrollo” (Zumbado, 1998 en INJUV, 2004:38); o, como “un conjunto de normas, redes, valores y organizaciones a través de las cuales los actores y sus grupos influyen y /o acceden al poder y sus recursos, y formulan y toman decisiones” (Idem). El concepto resalta los mecanismos de funcionamiento de las redes sociales y las organizaciones, los mercados y los sistemas políticos, así como la manera en la que éstos influyen o impactan en las posibilidades de acceder al mercado laboral.

En este sentido, las condiciones para la empleabilidad de las y los jóvenes son aquellas capacidades de las personas que favorecen o limitan su acceso y permanencia en el empleo, específicamente referidas a sus capacidades técnicas, psicoemocionales, intelectivas y sociales. Las posibilidades de las y los jóvenes para su buen desarrollo en el mundo del trabajo, entonces, se encuentran condicionadas por las exigencias de capacitación impuestas por un mercado laboral cambiante de manera acelerada y que supone una serie de factores, en ocasiones vagamente definidos, relacionados con las capacidades más individuales de las y los jóvenes; habilidades que tradicionalmente se desarrollaban en el seno familiar y en los ámbitos de socialización más cercanos, antes que a través de los programas del sistema educativo formal. La celeridad de los cambios del mercado laboral y el desgaste de la institución familiar incrementa los riesgos para que jóvenes, de cada vez menor edad, se integren al mundo del trabajo en una situación de desventaja y discriminación.

El capital social tiene importancia cuando estamos considerando la posición de los jóvenes frente al desafío que representa acceder y mantenerse en el mercado laboral, pues orienta nuestra atención sobre los aspectos culturales, sociales y organizacionales con los que cuenta la población juvenil, así como ante la distribución social de estos elementos.

Por ello, recuperar elementos relativos a las condiciones para la empleabilidad juvenil resulta importante para conocer sus posibilidades para acceder a un trabajo decente, en los términos en los que lo hemos definido más arriba.

Esta noción tiene relevancia en dos sentidos. Por un lado, implica que la problemática del empleo juvenil no se reduce a lo relacionado con la demanda de trabajo, la disponibilidad de empleos, las condiciones de trabajo, etcétera; sino, también, a las redes sociales y relaciones de poder que permiten o restringen el acceso al empleo y la permanencia en él. Por otro lado, es una noción que nos permite considerar una serie de factores adicionales que favorecen las desigualdades sociales ante su posibilidad de acceder y mantener un empleo; así, por ejemplo, es fácil suponer que las y los jóvenes marginados se encuentren en una situación de mayor vulnerabilidad ante la restringida oferta labora existente en la actuali—

El diagnóstico sobre empleabilidad y empleo juvenil Con base en las anteriores consideraciones, entre los meses de junio a diciembre de 2004 realizamos un diagnóstico sobre las condiciones para la empleabilidad y el empleo juvenil de jóvenes entre 12 y 29 años de edad de los municipios de Emiliano Zapata, Terrenate y Españita, del estado de Tlaxcala.

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Tales municipios están catalogados como Microrregiones de Atención Prioritaria por la Secretaría de Desarrollo Social, las que se caracterizan por sus altos índices de marginalidad conforme a los estándares determinados por esa dependencia del gobierno federal. El primero pertenece a la microrregión denominada “Emiliano Zapata”; el segundo, a la microrregión “Altzayanca – Terrenate”; y, el tercero, a la microrregión “Españita”.

tan las situaciones de riesgo para el abandono escolar y la inclusión al mundo del trabajo en condiciones adversas. En el último apartado exponemos las conclusiones sobre el tema de nuestro análisis, de las cuales adelantamos ahora las que consideramos más relevantes. En primer término, a pesar de que el empleo para jóvenes en las localidades en cuestión pareciera ser suficiente, en razón de que las tasas de desempleo juvenil son significativamente más bajas que las que se registran en el estado de Tlaxcala, las condiciones en las que se desarrollan productivamente las y los jóvenes distan mucho de garantizar niveles de ingreso suficiente, derechos en el trabajo y seguridad; por tanto, desde el punto de vista del trabajo decente, el empleo al que acceden las y los jóvenes de las localidades en cuestión es sumamente precario.

En el año 2000, la población total de los municipios considerados asciendía a 3,391 habitantes en el caso de Emiliano Zapata; a 11,226 habitantes, en el caso de Terrenate; y, a 7,215 para el caso de Españita. Son municipios predominantemente rurales, cuyas actividades económicas están concentradas en el sector primario de la economía y, en menor medida en el sector secundario y terciario, tal y como se indicará más adelante. Los resultados del diagnóstico se presentan en dos grandes apartados, precedidos por un capítulo metodológico, el cual que contiene los principales elementos que permiten reconocer las características de la información que funda nuestras afirmaciones.

En segundo término, las condiciones para la empleabilidad de las y los jóvenes de las localidades que analizamos a lo largo de este trabajo son igualmente precarias. Los factores estructurales condicionan de manera importante el desarrollo de las habilidades y capacidades individuales de las y los jóvenes, necesarias para acceder y mantenerse en un trabajo suficiente y que garantice el respeto de sus derechos en el trabajo. De tal modo, las limitaciones del sistema educativo formal en las localidades, el tipo de empleo que se oferta predominantemente a jóvenes y la falta de solidez de la economía local, restringen las posibilidades para un mejor desarrollo individual y colectivo de la población juvenil que busca integrarse al mundo del trabajo de sus localidades de residencia.

El primero de los apartados expone una descripción sobre la estructura y composición del sector juvenil que participa en las actividades económicas de los municipios considerados para el diagnóstico. La información y el análisis que se presenta a lo largo de ese capítulo, están organizados conforme a las principales categorías analíticas utilizadas para la medición del empleo, a nivel nacional e internacional; es decir, se reúnen datos relativos a las tasa de participación económica de la población juvenil de las localidades, a sus principales ocupaciones, a su situación en el trabajo, niveles de ingreso, etcétera.

Dos son los grupos de población más afectados por las situaciones antes señaladas. La población adolescente de entre 12 y 14 años de edad, quienes en estricto sentido están desarrollando actividades productivas catalogadas como trabajo infantil. Y, las mujeres jóvenes de entre 12 y 29 años de edad, quienes están ubicadas en posiciones de mayor subordinación y exclusión que los hombres de esos mismos grupos de edad.

En el segundo apartado, presentamos elementos relativos a las condiciones para la empleabilidad de las y los jóvenes que radican en los municipios considerados en este trabajo; específicamente, los que corresponden a la población entre 12 y 18 años de edad. La información está organizada en torno a tres grandes aspectos: la experiencia de trabajo de la población juvenil; los procesos de inclusión al mundo del trabajo; y, las condiciones actuales en el empleo y la ocupación.

De tal forma, consideramos que observar con detalle las dinámicas y situaciones que experimentan las y los jóvenes de las localidades con relación a sus procesos de inclusión al mundo laboral de sus localidades, favorecerá la reflexión sobre las acciones necesarias para modificar aquellas condiciones que limitan el desarrollo individual y colectivo de la población juvenil, tanto en su proceso de transición escuela – trabajo como en lo que se refiere a las condiciones generales de trabajo.

Nos interesó centrar la atención en el grupo de población de 12 a 18 años de edad de estas localidades, pues en él está representado con mayor intensidad el proceso de transición escuela – trabajo; es decir, una gran proporción de jóvenes de esa edad combinan el estudio con el trabajo de manera cotidiana, con lo que se incremen--

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Agradecimientos Finalmente, agradecemos la participación generosa de las y los jóvenes de los municipios de Emiliano Zapata, Terrenate y Españita, Tlaxcala, que colaboraron en el proceso de diagnóstico. Sus reflexiones y propuestas no han de ser dejadas en el olvido, por lo que, seguramente rendirán frutos importantes para las y los jóvenes de sus localidades.

participación de los directores y maestros de las escuelas secundarias y preparatorias de cada uno de los municipios, quienes nos recibieron amablemente, con interés y compromiso activo durante este proceso de intervención y diagnóstico. A las autoridades de los Ayuntamientos de cada uno de los municipios, quienes apoyaron y alentaron el trabajo que desarrollamos durante estos meses. Y, a la Delegación de la Secretaría de Desarrollo Social en Tlaxcala, especialmente a la Lic. Marielena Beristain y sus equipos de trabajo, pues sin su apoyo y compromiso este trabajo a favor de las y los jóvenes no hubiese sido posible.

Nuestro agradecimiento, también, a los padres de familia de las y los jóvenes participantes. Con toda seguridad, su disposición y colaboración redundará en beneficios efectivos para sus hijos. También agradecemos la

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de Población y Vivienda del año 2000, publicados en la página de internet del INEGI. El grupo de interés fue la población de los 12 a los 29 años de edad de los municipios en cuestión, la que se analizó en cuatro subgrupos de edad, a saber, la población de 12 a 14 años, la de 15 a 18 años, la de 19 a 24 años y la de 25 a 29 años. A su vez, se distinguió la información relativa a hombres y mujeres, obteniendo así un total de 8 grupos de población.

NOTAS METODOLÓGICAS

A pesar de que estos grupos de población no son uniformes en cuanto al rango de edad en cada uno de ellos contenido, los resultados de cada aspecto son relativos al total de personas que los integran; de este modo, los resultados son comparables y permiten observar las dinámicas y las características de cada grupo.

El diagnóstico sobre las condiciones para la empleabilidad y el empleo juvenil que ahora presentamos, se realizó tomando en consideración la situación de las y los jóvenes de entre 12 y 29 años de edad de los municipios de Emiliano Zapata, Terrenate y Españita, del estado de Tlaxcala. Para su realización, tomamos en consideración tres fuentes de información complementarias.

De tal modo, los tabulados básicos del XII Censo de Población y Vivienda 2000, correspondientes a cada uno de los municipios en cuestión, fueron analizados tomando como referencia principal cada uno de los 8 grupos de población antes señalados. Así, fue posible reconocer la estructura, composición y dinámica del sector juvenil que desarrolla actividades económicas en sus localidades.

Una de ellas fueron los tabulados básicos de la encuesta ampliada del XII Censo Nacional de Población y Vivienda 2000, del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). La segunda fuente emanó de los resultados de una encuesta diseñada y aplicada por Iniciativas para la Identidad y la Inclusión, A.C., cuyo objeto fue doble: validar o detectar las desviaciones de la información censal respecto de los grupos juveniles con los que se trabaja en cada uno de los municipios en cuestión; además, complementar información relativa a las condiciones para la empleabilidad juvenil de tales localidades. Se aplicaron un total de 384 encuestas a jóvenes de entre 12 y 18 años de edad.

Es importante destacar que, dado el tratamiento de la información proveniente de esta primera fuente, el análisis de la situación del empleo y la empleabilidad juvenil correspondiente a estos tres municipios es comparable con la situación de otros municipios de la entidad o de otras entidades de nuestro país. Para lograrlo, sería necesario caracterizar la información del mismo modo en que se ha hecho aquí, es decir, seleccionando la información correspondiente a los ocho grupos de población antes indicados.

La tercera fuente resultó de una serie de talleres de capacitación, formación y análisis que se realizaron con grupos de jóvenes de entre 12 y 24 años de edad, hombres y mujeres, que radican en los municipios considerados para el proyecto. Dichos talleres tuvieron diversas finalidades. La primera, detectar la percepción de las y los jóvenes respecto de sus condiciones para la empleabilidad y el empleo en sus localidades. La segunda, desarrollar elementos de formación para jóvenes con relación al derecho al trabajo decente, desde una perspectiva de equidad de género; la tercera, aportar elementos a las y los jóvenes para el desarrollo de alternativas para el empleo juvenil local. El número de jóvenes participantes en dichos talleres ascendió a 90 hombres y mujeres.

La segunda fuente de información fue elaborada por Inicia, A.C. Se incluyeron en su diseño algunos reactivos que nos permitieran la comparación entre los resultados censales y la información proporcionada por los encuestados, tales como los relativos a su edad, sexo, escolaridad, ocupación y condiciones en el trabajo. Además, se abundó en información relativa a las condiciones para la empleabilidad juvenil, agregada en tres aspectos básicos: la experiencia de trabajo de la persona encuestada, elementos del proceso para acceder al empleo y las condiciones en las que desarrolla sus actividades económicas. Los resultados de la encuesta, al igual que los resultados censales, se agruparon en 8 grupos de población, conforme a su edad y sexo, de tal manera que son comparables con los resultados censales y entre sí mismos; ellos per-

Específicamente en lo que se refiere al tratamiento de la información censal, tomamos como base los tabulados básicos de la encuesta ampliada del XII Censo Nacional

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miten profundizar en las dinámicas del sector juvenil que buscan incluirse en el mundo del trabajo en sus localidades.

los jóvenes asistentes a las sesiones de trabajo. Los resultados de la reflexión se registraron en una memoria detallada para su posterior análisis. En este documento presentamos una breve referencia a los contenidos de la percepción juvenil, en el capítulo destinado al análisis sobre las condiciones para la empleabilidad de las y los jóvenes.

Por último, como se ha mencionado, la tercera fuente de información proviene de los resultados de un trabajo de intervención con un grupo de jóvenes de entre 12 y 24 años de edad, que radican en los municipios de Españita, Terrenate y Emiliano Zapata, del estado de Tlaxcala, realizado entre los meses de julio y diciembre de 2004, mediante el cual nos propusimos conocer su percepción sobre el derecho al trabajo y sus derechos en el trabajo, desde la perspectiva del trabajo decente.

Como es posible observar, el tratamiento de la información a partir de las fuentes que hemos comentado, nos permitió el análisis sobre la composición y dinámica del sector juvenil que desarrolla actividades económicas en los municipios considerados para el diagnóstico, desde los estándares utilizados internacionalmente para el tema del empleo y la ocupación; y, al mismo tiempo, aportó elementos para reconocer las dinámicas locales e individuales respecto de los procesos de inclusión y participación de jóvenes en el mundo del trabajo de sus localidades. Desde nuestra particular perspectiva, en ello radica la novedad de estos resultados.

Para reconocer dicha percepción, realizamos tres sesiones de trabajo con los grupos de jóvenes participantes. La primera versó sobre sus expectativas y proyectos de vida, así como la percepción que las y los jóvenes tienen sobre el trabajo en el contexto de sus horizontes y proyecciones; el segundo, centró la atención en su experiencia sobre las condiciones actuales para la empleabilidad y el empleo juvenil de sus localidades; el tercero, sobre aquellos factores que favorecen o restringen el cambio de las situaciones detectadas.

En los siguientes capítulos, exponemos los resultados del diagnóstico en dos apartados generales: las condiciones del empleo juvenil en los municipios considerados para el diagnóstico; y, las condiciones para la empleabilidad de las y los jóvenes.

Cada una de las temáticas fueron trabajadas mediante técnicas que favorecieron la participación activa de las y

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De la población juvenil en cada municipio Para el año 2000, la tasa de participación económica de las y los jóvenes de entre 12 y 29 años de edad en los municipios de Españita, Emiliano Zapata y Terrenate, del Estado de Tlaxcala, es de 78.83% mientras que la tasa general de la entidad corresponde al 42.55% y al 45.29% en el caso de la tasa nacional.

CONDICIONES PARA EL EMPLEO JUVENIL

En el caso de los hombres de los municipios en cuestión, la tasa de participación económica asciende al 58.22% y la correspondiente a las mujeres es del 20.20%, mientras que en el estado de Tlaxcala, la tasa de participación económica de los hombres es del 58.09% y de las mujeres del 27.84%

Participación económica en la entidad El porcentaje de la población de 12 años y más que produce los bienes y servicios que demanda la sociedad, es lo que se conoce como tasa de participación económica.

La tasa de participación económica correspondiente a jóvenes entre 12 y 14 años de edad de los municipios en cuestión equivale al 8.41% en el caso de los hombres y al 6.01% en el caso de las mujeres. En cambio, esa misma tasa, correspondiente a jóvenes entre 15 y 24 años de edad equivale al 71.31% en el caso de los hombres y al 33.33%; y, en el caso de jóvenes entre 25 y 29 años de edad equivale al 94.95% de los hombres y al 21.28% de las mujeres.

En el caso del Estado de Tlaxcala, la tasa de participación económica durante el periodo 1996 – 2004 se redujo del 55.9 al 52.86 Dicha reducción se registra tanto en la tasa de participación económica de los hombres como en la correspondiente a las mujeres, que pasaron del 78.3 al 74.2 y del 34.8 al 33.8, sin embargo la reducción importante se encuentra en el caso de los hombres, en donde se reduce la tasa en 4.1 puntos porcentuales.

Comparadas dichas tasas con las que se registran a nivel estatal tenemos que, en el caso de jóvenes entre 12 y 14 años de edad, la tasa de participación económica de los hombres es menor en los municipios en cuestión que la que se registra en el estado por un total de 2.73 puntos porcentuales y, en cambio, en el caso de las mujeres es mayor por 2.71 puntos porcentuales; en el caso del grupo de edad entre los 15 y 24 años de edad, la tasa de participación económica de los hombres que residen en los municipios considerados para el diagnóstico es mayor a la registrada en el nivel estatal por un total de 8.82 puntos porcentuales y 3.11 en el caso de los mujeres. Por último, en el caso del grupo de edad entre los 25 y 29 años de edad, la tasa de participación económica de los hombres que residen en los municipios considerados para el diagnóstico es mayor a la registrada en el nivel estatal por tan sólo 0.31 puntos porcentuales y 21.86 puntos porcentuales menor en el caso de las mujeres.

Esta reducción se explica, en buena medida por la reducción en la tasa de participación económica del grupo entre 12 y 19 años de edad, la que pasa del 35.3 al 25.14%; disminución que en el caso de los hombres es de 10 puntos porcentuales durante este periodo, pasando del 44.6 al 34.65% y en el caso de las mujeres es de 8.5 puntos porcentuales, pasando del 23.8 al 15.3% La disminución de la tasa general de participación económica en el Estado de Tlaxcala no se encuentra tan afectada por la disminución de la tasa de participación económica del grupo entre los 20 y 39 años de edad, la que pasa del 67 al 65.62% durante el periodo 1996 – 2004. Esta leve disminución se explica, nuevamente, por la disminución de la tasa de participación de los hombres de este grupo de edad, que pasa del 94 al 92%, mientras que la de las mujeres pasa del 44.5 al 43%.

De lo anterior, es importante hacer dos observaciones complementarias. La primera es que la tasa de asistencia escolar registra una caída muy importante entre los distintos grupos de edad de la población juvenil residente en los municipios considerados para el diagnóstico. Así, mientras que el 80.84% de los jóvenes hombres entre 12 y 14 años de edad asisten a la escuela, sólo el 29.77% de los jóvenes hombres entre 15 y 29 años de edad continúa estudiando; y, tan sólo el 3.51% de los jóvenes hombres entre 20 y 24 años de edad. Es decir, entre la -

De tal modo, la reducción de la tasa de participación económica durante el periodo de 1996 – 2004 en el Estado de Tlaxcala, correspondiente a 3.04 puntos porcentuales se explica por la visible disminución en la tasa de participación económica del grupo entre 12 y 19 años de edad, por un total de 10.16 puntos porcentuales. Posiblemente, esta última disminución puede estar reflejando el aumento de la tasa de población dedicada a los estudios del nivel básico y medio.

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edad secundaria y el bachillerato o nivel medio superior, la tasa de asistencia escolar entre los hombres se reduce en 51.07 puntos porcentuales; y, entre el bachillerato o nivel medio superior y el nivel superior la caída es de 33.28 puntos porcentuales. En total, su asistencia escolar se reduce en 84.35% entre los 12 y 24 años de edad.

Las actividades económicas primarias son aquellas que se relacionan directamente con la explotación de los recursos naturales renovables o que requieren de éstos para su desarrollo, como es el caso de la agricultura, la ganadería, la silvicultura, la caza y la pesca. El sector secundario comprende las actividades económicas de explotación de los recursos no renovables del subsuelo, la producción de bienes manufacturados, la generación y distribución de electricidad, la distribución de agua y la construcción. Este sector es clave en el desarrollo económico de un país, ya que produce los bienes de capital, provee de insumos al resto de los sectores y proporciona los bienes manufacturados requeridos para la producción y la prestación de servicios.

En el caso de las mujeres jóvenes, mientras que las que asisten a la escuela entre los 12 y 14 años de edad representa el 73.20% de este grupo de población, es sólo el 23.48% de las que cuentan entre 15 y 19 años de edad las que continúan sus estudios y tan sólo el 2.84 las que asisten a la escuela entre los 20 y 24 años de edad. Esto es, entre la edad secundaria y el bachillerato o nivel medio superior, la tasa de asistencia escolar entre las mujeres se reduce en 49.72 puntos porcentuales; y, entre el bachillerato o nivel medio superior y el nivel superior la caída es de 20.64 puntos porcentuales. En total, su asistencia escolar se reduce en 70.36% entre los 12 y 24 años de edad.

Y, por último, en el sector terciario de la economía se localizan las actividades comerciales y de servicios en general.

Esta observación confirma la idea que sostiene que la reducción de la tasa de participación económica en Tlaxcala durante el periodo 1996 – 2004 se debe a la ampliación de la cobertura del sistema educativo.

En el periodo 1996-2004, el sector primario en el estado de Tlaxcala muestra un decremento significativo en el porcentaje de mano de obra ocupada, ya que pasó de 25.3% a 19.07%; siendo importante el descenso tanto en la fuerza de trabajo masculina, la cual de 31.5% disminuyó a 26%, como la de las mujeres, la cual se redujo de 11.8% a 5.2% durante el periodo.

Sin embargo y en segundo lugar, mientras que en el caso de los hombres jóvenes, la reducción de la tasa de asistencia escolar prácticamente equivale al aumento de la tasa de su participación económica, esto no sucede así en el caso de las mujeres jóvenes, lo cual se explica en razón del aumento de mujeres jóvenes dedicadas a tareas del hogar. Así, mientras que del total de las mujeres jóvenes entre 12 y 14 años de edad, ya el 16.83% se dedica a quehaceres del hogar de manera preponderante, el 41.9% de las que se ubican entre los 15 y 19 años de edad realiza prioritariamente esta actividad; y, el 56.39% corresponde a las mujeres entre 20 y 24 años y el 75.12% al grupo de mujeres entre 25 y 29 años de edad. Es decir, la tasa de participación de las mujeres dedicadas a quehaceres domésticos aumenta 58.28 puntos porcentuales entre los 12 y 29 años de edad, registrando el mayor aumento entre los 15 y 19 años de edad, equivalente a 25.07 puntos porcentuales.

Entre 1996 y 2004 el empleo en el sector secundario aumentó del 30.4% a 35.5%, registrándose un aumento tanto en la tasa de participación de mano de obra femenina en este sector, del 27.6% al 31%, como en la mano de obra masculina, que registró un aumento del 31.7 al 37.7%. Con relación al sector terciario, en el periodo 19962004, éste elevó su participación en el empleo de 44.3% a 45.4%. El porcentaje de hombres ocupados en el sector terciario decreció tan sólo del 36.8% a 36.2%; mientras que el de las mujeres aumentó de 60.6% a 63.7%. Cabe resaltar que la mayor participación económica de la mujer se observa en este sector, ya que más de 6 de cada 10 mujeres se concentran en él. Por ende, a nivel estatal en el comercio y los servicios la participación de la mano de obra femenina es mayor comparada con la masculina. La participación diferencial de las mujeres y los hombres en las actividades comerciales y de servicios obedece a que muchas de las ocupaciones que socialmente se han asignado a las mujeres se ubican en este sector y a la flexibilidad de estas actividades para ocupar mano de obra femenina, ya que como es conocido, la mayoría de las mujeres que parti-

Sector de actividad económica Los datos de la actividad económica sectorial proporcionan información de la estructura económica del país, las regiones y las entidades federativas. De tal forma que la composición de la fuerza de trabajo de acuerdo con la actividad económica, permite conocer su participación en la generación de los bienes y la prestación de los servicios que demanda la población.

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cipan en el mercado de trabajo llevan a cabo tareas domésticas en sus respectivos hogares.

Estas diferencias nos muestran que la fuerza de trabajo masculina entre los jóvenes está concentrada en la reproducción de las estructuras de la economía local, basada tradicionalmente en la explotación de la tierra ejidal de sus comunidades; nos habla, también, de la posición de la mujer ante los recursos patrimoniales de las familias de las localidades, pues mientras que los hombres destinan su fuerza de trabajo al aprovechamiento de las tierras en razón de su futura propiedad sobre las mismas, las mujeres destinan su fuerza de trabajo a la obtención de recursos monetarios, necesarios para solventar las necesidades cotidianas de los hogares. Tal pareciera, que en los municipios en cuestión, la fuerza de trabajo entre las jóvenes acumula más experiencia significativa para desarrollarse en mercados de trabajo más “modernos” que la fuerza de trabajo masculina.

Además, se observa que la evolución de la participación de la población en la actividad económica en el periodo 1996-2004, muestra que el proceso de terciarización del mercado de trabajo continúa en aumento paulatino; y, el incremento de la maquila y la industria durante los últimos años influyó en el aumento de participación de la fuerza de trabajo en el sector secundario. Tasa de ocupación juvenil por sectores en el estado de Tlaxcala La participación de jóvenes en los diversos sectores de la economía local de los municipios de Emiliano Zapata, Terrenate y Españita, del estado de Tlaxcala, registra peculiaridades interesantes con relación a la estructura de participación de la población en la entidad.

Las variaciones observadas por subgrupos de edad se observan distintas entre los hombres y las mujeres jóvenes. En lo que respecta a los hombres, su tasa de participación en el sector primario registra un decremento al paso de los años, de tal modo que, mientras que el 76.5% de los hombres entre 12 y 14 años de edad participa en dicho sector, es el 57.4% de los que tienen entre 20 y 24 años de edad el que participa en él y el 62.3% de los hombres entre 25 y 29 años de edad. Esta variación es inversamente proporcional respecto de la que se registra en la tasa de participación de la fuerza masculina en el sector terciario de la economía. De tal modo, mientras que el 13.78% de los hombres entre 12 y 14 años de edad participan en dicho sector y el 34.5% de los que tienen entre 20 y 24 años de edad, la tasa disminuye al 32.4% para el caso de los hombres de entre 25 y 29 años de edad.

En términos generales se observa que el 38.4% de la población juvenil participa en el sector primario de la economía; el 33.5% en el sector secundario; y, el 28.1% en el sector terciario, contra el 19.07, el 35.5 y el 45.4% de la población general de la entidad que participa en el sector primario, secundario y terciario correspondientemente. Es decir, la población juvenil que participa en el sector primario de la economía supera en 19.36 puntos porcentuales a la población de la entidad que participa en este sector de la economía; la población juvenil de los municipios que participa en el sector secundario de la economía es menor por 2 puntos porcentuales a la población de la entidad; y, la población juvenil que participa en el sector terciario es menor por 17.3 puntos porcentuales a la población de la entidad. De tal modo que la mayor proporción de jóvenes de los municipios en cuestión concentra su participación en el sector primario de la economía.

De tal manera, la experiencia acumulada en la fuerza de trabajo masculina de los jóvenes se concentra en las labores relacionadas con el sector primario de la economía y, en mucho menor medida, en las implicadas en la producción de servicios y el comercio.

Sin embargo, las diferencias por sexo son importantes, pues, mientras que en el caso de los hombres el 65.91% participa en el sector primario de la economía, el 9.81% en el sector secundario y el 24.9% en el sector terciario, en el caso de las mujeres el 11.2% participa en el sector primario, el 57.4% en el sector secundario y el 31.33% en el sector terciario. Esto es, que la fuerza de trabajo masculina entre los jóvenes participa prioritariamente en el sector primario de la economía, superando en 54.7 puntos porcentuales la participación de las mujeres, mientras que la participación de la fuerza de trabajo femenina se concentra en el sector secundario de la economía y, con menor relevancia, en el sector terciario, superando las tasas de participación masculina en 47.6 y 6.4 puntos porcentuales respectivamente.

La dinámica de las mujeres jóvenes se muestra distinta. En este caso, las mujeres que participan en el sector secundario de la economía se distribuyen del siguiente modo: de las que tienen entre 12 y 14 años de edad el 50.8% participa en este sector de la economía; el 69.7% de las que tienen entre 15 y 18 años y el 50.3% de las que tienen entre 25 y 29 años de edad. Esta variación es inversamente proporcional a la registrada en la tasa de participación de las mujeres jóvenes en el sector terciario de la economía. De tal modo, el 37.3% de las mujeres entre 12 y 14 años de edad participa en este sector de la economía, el 21.4% de las que tienen entre 15 y 18

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años de edad y el 36.7% de las que tienen entre 25 y 29 años.

o institución a cambio de un sueldo o salario. En el caso del Estado de Tlaxcala, entre el periodo 1996 – 2004, la fuerza de trabajo asalariada aumentó del 49.3 al 55.6%; lo cual significa que más de la mitad de los trabajadores de la entidad presta sus servicios a cambio de un sueldo o salario. Por sexo, el porcentaje de hombres aumentó del 51.1 al 54.7% durante esos años; y, en las mujeres pasó del 56.6 al 57.5%, de tal manera que el porcentaje de la mano de obra asalariada femenina es mayor que el de la masculina.

Así, la observación relativa a que los hombres se mantienen vinculados a las estructuras de la economía agraria y tradicional, mientras que las mujeres se desarrollan en el mercado de trabajo generado por la industria, el comercio y los servicios se confirma. En este contexto, las variaciones observadas por subgrupos de edad se fundan, presumiblemente, en dos tipos de dinámicas: la edad escolar y la conformación de la familia propia. Esta última aparece más nítida en el caso de las mujeres, pues son ellas las que abandonan paulatinamente su participación en el sector secundario de la economía después de los 18 años de edad y se integran al sector terciario, que se caracteriza por su mayor flexibilidad y por concentrar las actividades económicas asignadas culturalmente a la mujer.

Los trabajadores a destajo son aquellos que trabajan por una remuneración que está determinada exclusivamente por la cantidad de trabajo que realizan como el volumen de ventas, el número de piezas producidas u obra terminada, los días trabajados en un predio o la cantidad de cosecha levantada durante un jornal. Esta clase de trabajo muestra en cierta medida los cambios que están ocurriendo en la organización del trabajo en las empresas, ya que implica modificaciones en las formas típicas de remuneración al trabajo, en las que de antemano se fija el ingreso que recibirán los trabajadores por su participación en la actividad económica.

Posición en el trabajo La posición en el trabajo permite conocer la relación que tiene la población ocupada con los medios de producción, así como respecto a la propiedad del producto o servicio generado en el desempeño de su trabajo y la posición laboral dentro de la organización del trabajo.

En el caso del Estado de Tlaxcala, entre el periodo 1996 – 2004, el porcentaje de trabajadores a destajo disminuyó del 6.2 al 3.6%, probablemente en razón del abandono del trabajo en el sector primario y la mayor presencia de industria y maquila. En el caso de los hombres, este porcentaje pasó del 7.2 al 4%; y, el de las mujeres disminuyó del 4.1 al 2.9%

En general, se parte de que el grado de desarrollo de los mercados de trabajo se relaciona directamente con la fuerza trabajo asalariada ocupada e inversamente con el trabajo por cuenta propia y el no remunerado, aunque no hay que dejar de señalar las modificaciones que están ocurriendo en la organización del trabajo que conllevan a una mayor flexibilización de los mercados laborales, con la consecuente emergencia de nuevas relaciones laborales entre los propietarios de los medios de producción y los trabajadores, así como el hecho de que los trabajadores asalariados que se insertan en el mercado de trabajo, muchos lo hacen bajo condiciones precarias.

Los trabajadores por su cuenta son aquellos que trabajan solos o asociados en su negocio, taller, empresa, oficio o profesión sin contratar trabajadores asalariados, aunque pueden apoyarse de trabajadores sin pago. Dichos trabajadores disponen de sus propios medios de producción y trabajan con independencia del empleador. En el Estado de Tlaxcala, durante los años de 1996 a 2004, el porcentaje de trabajadores por su cuenta pasó del 26.2 al 27.9%. En el caso de los hombres, este porcentaje se modificó tan sólo en 0.2 puntos porcentuales, pasando del 29.1 al 29.3%; y, en el caso de las mujeres, el porcentaje aumentó del 19.7 al 23.3%

En este apartado se presentan los indicadores que dan cuenta de la posición laboral de la población ocupada en la organización del trabajo, con el propósito de proporcionar elementos para el conocimiento del grado de desarrollo de los mercados de trabajo estatales. Además de reportar datos de los trabajadores asalariados, los trabajadores a destajo (jornaleros o peones), los trabajadores por su cuenta, los trabajadores sin pago y de los patrones o empleadores, en todos los casos la información se presenta por sexo, debido a que prevalecen diferencias en la inserción de los hombres y las mujeres en la actividad económica a nivel regional.

Es importante notar que, en general, los trabajadores por cuenta propia presentan condiciones de trabajo precarias en términos de seguridad social y estabilidad en el empleo, ya que la mayoría no tiene acceso a servicio médico y derecho a prestaciones laborales; presentando el empleo una mayor inestabilidad para permanecer en la actividad económica, dadas las características del trabajo independiente. Así, en 2004 en Tlaxcala, 29 de cada 100 hombres trabajaban por su cuenta, en tanto que en

Los trabajadores asalariados son las personas que trabajan o prestan sus servicios a un patrón, empresa, negocio

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el caso de las mujeres la relación fue de 23 de cada 100. Así, se tiene que una tercera parte de la fuerza de trabajo masculina y una cuarta parte de la femenina desempeñan su trabajo en forma independiente.

27.23% son trabajadores sin pago; y el 0.04% son patrones o empleadores. De tal modo, las diferencias que se observan en estos municipios con relación a las tasas registradas en la entidad son significativas en el caso de los trabajadores por su cuenta, trabajadores a destajo, trabajadores sin pago y empleadores. En lo que se refiere a los jóvenes trabajadores por su cuenta de dichos municipios, se observa una diferencia de 18.2 puntos porcentuales por debajo de la tasa de la entidad; los jóvenes trabajadores a destajo registran una distancia de 8.04 puntos porcentuales por arriba de la tasa general de la entidad; los jóvenes trabajadores sin pago en el predio o negocio familiar muestran una distancia de 17.8 puntos porcentuales por arriba del porcentaje general de la entidad; y, los jóvenes empleadores o patrones muestran una diferencia de 4.96 puntos porcentuales por debajo de la tasa general del estado de Tlaxcala.

Los trabajadores sin pago son las personas que trabajan apoyando las actividades económicas de un negocio, generalmente familiar, sin recibir ninguna remuneración por su trabajo; y en la mayoría de los casos las actividades económicas que realizan son para apoyar su sustento o el de su familia. En Tlaxcala, durante los años de 1996 a 2004, el porcentaje de trabajadores sin pago disminuyó del 15.5 al 9.4%; en el caso de los hombres, este porcentaje varió del 12.4 al 6.9%, mientras que el de las mujeres se modificó del 22.5 al 14.7%. Así, el porcentaje de mujeres que no reciben ningún pago monetario o en bienes susceptibles de intercambiarse en el mercado por su trabajo, es mayor comparado con el de los hombres. Tlaxcala es una de las entidades de nuestro país donde se observan las diferencias más grandes entre hombres y mujeres, junto con los estados de México, Michoacán, Hidalgo y Guanajuato, en las cuales hay variaciones de hasta 10 puntos porcentuales entre las proporciones de mujeres y hombres no remunerados.

Sólo en el caso de los jóvenes asalariados, la tasa no muestra diferencias tan significativas, pues en el caso de los municipios considerados para este diagnóstico, la diferencia es de 4.3 puntos porcentuales por debajo de la tasa general de la entidad. Los datos anteriores nos sugieren que la posición en el trabajo de los jóvenes de los municipios de Españita, Emiliano Zapata y Terrenate está condicionada por los patrones culturales y sociales más generalizados, los que comúnmente asignan a las y los jóvenes posiciones subordinadas, en razón de su edad y su sexo.

Los patrones o empleadores son las personas que tienen su propio negocio o empresa y que contratan a uno o más trabajadores, a cambio de un sueldo o salario para la producción de bienes o la prestación de servicios. En Tlaxcala, durante el periodo 1996 – 2004, los patrones pasaron del 2.8 al 3.8%, con lo cual la entidad se coloca entre las que registran menor número de empleadores. El porcentaje de patrones hombres en la entidad varió del 3.6 al 5%, mientras que el de las mujeres se modificó tan sólo del 1 al 1.5%

Ahora bien, si observamos las diferencias entre hombres y mujeres jóvenes de los municipios en cuestión, también se revelan situaciones interesantes. En el caso de los hombres, el 25.75% son trabajadores asalariados; el 13.23% son trabajadores por su cuenta; el 20.06% son trabajadores a destajo; el 40.87% son trabajadores sin pago; y, tan sólo el 0.07% son empleadores. Mientras que en el caso de las mujeres, el 77.13% son trabajadoras asalariadas; el 6.04% son trabajadoras por su cuenta; el 3.22% son trabajadoras a destajo; el 13.6% son trabajadoras sin pago; y, ninguna de ellas son empleadoras. De tal modo, mientras que el 40% de los hombres jóvenes trabajan sin pago para apoyar el negocio familiar, específicamente los negocios relacionados con el sector primario de la economía, el 77% de las mujeres jóvenes son trabajadoras asalariadas. Es decir que, mientras que los hombres jóvenes participan en apoyo a las estructuras tradicionales de la economía local, las mujeres se desempeñan en las actividades que proporcionan los ingresos monetarios destinados a la supervivencia cotidiana de los hogares.

Lo anterior muestra las diferentes formas de participación de los hombres y las mujeres en la organización del trabajo en la entidad, resultado de la tradicional división sexual del trabajo, en donde los hombres son los que en mayor proporción poseen los medios de producción y el capital, para la generación de bienes y la prestación de los servicios para el mercado. La posición de las y los jóvenes en el trabajo De igual manera, la posición en el trabajo de las y los jóvenes de los municipios de Emiliano Zapata, Terrenate y Españita, del Estado de Tlaxcala, registra peculiaridades interesantes con relación a la estructura que se muestra en la entidad. En términos generales se observa que el 51.3% de las y los jóvenes son asalariados; el 9.64% son trabajadores por su cuenta; el 11.64% son trabajadores a destajo; el

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Estas distinciones cobran mayor relevancia si se analizan conforme a subgrupos de edad. De tal modo, mientras que el 65.64% de los hombres jóvenes de entre 12 y 14 años de edad son trabajadores sin pago, lo es el 20.3% de los hombres jóvenes entre 25 y 29 años de edad. La proporción decrece en un total de 45.34 puntos porcentuales; el mayor decremento se registra entre el subgrupo de 12 a 14 años de edad y el de 15 a 18 años de edad, por un total de 21.1 puntos porcentuales.

para el apoyo de su nueva familia, hipótesis que se fortalece observando las variaciones registradas en el caso de los hombres. En síntesis, la posición en el trabajo tanto de los hombres como de las mujeres jóvenes muestra que las relaciones de trabajo en las que participan están construidas con base en la subordinación de los jóvenes hacia los adultos, especialmente en las y los jóvenes entre los 12 y 24 años de edad, en tanto que, en el caso de los hombres, su participación como trabajadores sin pago para el predio o negocio familiar ocupa una posición importante y, en el caso de las mujeres, su participación como trabajadoras asalariadas así como trabajadoras sin pago desde edades muy tempranas es predominante, aunada la presunción en el sentido de que los beneficios de su trabajo se destinan a la resolución de necesidades de terceros.

Y, por otro lado, se observan incrementos en los porcentajes de hombres jóvenes que trabajan por su cuenta, que trabajan a destajo o que trabajan como asalariados, por un total de 7.21, 7.56 y 9.91 puntos porcentuales correspondientemente y en lo que respecta a los mismos subgrupos de edad antes señalados. En cambio, en el caso de las mujeres la situación es distinta, ya que el mayor número de ellas conserva su posición como trabajadora asalariada entre los 12 y 29 años edad. De tal modo, el 63.7% de las mujeres entre 12 y 14 años de edad son trabajadoras asalariadas; lo son el 90.73% de las mujeres entre 15 y 18 años de edad; el 84.52% de las que tienen entre 19 y 24 años de edad; y, el 69.55% de las mujeres entre 25 y 29 años de edad.

La dinámica de subordinación en la que participan los jóvenes entre 25 y 29 años de edad cambia, pues para esos años los hombres jóvenes están en edad de ser propietarios de los derechos de la tierra, mientras que las mujeres jóvenes, además de las responsabilidades vinculadas a la crianza y educación de los hijos, colaboran con los ingresos monetarios de las nuevas familias. La subordinación, en este caso, se acentúa del lado de las mujeres jóvenes.

Las variaciones registradas entre los subgrupos etáreos de las mujeres jóvenes, se vinculan con las variaciones observadas en los porcentajes de mujeres trabajadoras sin pago en el predio o negocio familiar, pertenecientes a los mismos subgrupos de edad. Así, el 27.41% de las mujeres entre 12 y 14 años de edad son trabajadoras sin pago; lo son el 5.82% de las que tienen entre 15 y 18 años; el 8.43% de que se ubican entre 19 y 24 años de edad; y, el 12.73% de las mujeres entre 25 y 29 años. El comportamiento de dichas variaciones es inversamente proporcional al registrado en las variaciones observadas con relación a las mujeres asalariadas. De tal forma, mientras que la variación en el porcentaje de las mujeres asalariadas crece, se observa un decremento en el porcentaje de mujeres trabajadoras sin pago y viceversa.

Precariedad laboral La información de las encuestas de empleo relativa al ingreso que percibe la población ocupada por su trabajo, está referida al salario en pesos corrientes, parámetro a partir del cual se establece el nivel salarial de los trabajadores del país. En este caso, el periodo a considerar será el comprendido entre los años de 2000 y 2004. En el estado de Tlaxcala, el porcentaje de la población trabajadora que no recibe ingresos en el año 2000 asciende al 11.79% y al 9.06% en el año 2004; por su parte, la población que gana como máximo dos salarios mínimos mensuales en el año 2000 asciende al 48% de la población trabajadora y al 48.73% en 2004; la que gana entre 2 y 3 salarios mínimos es del 14.6% en el año 2000 y del 22.25% en 2004; y, la que gana más de 3 salarios mínimos es del 17.3% en el año 2000 y del 19.6% en 2004.

Ello significa que, las mujeres jóvenes de los municipios en cuestión, se desarrollan económicamente conforme a un ciclo claramente determinado. Entre los 12 y 14 años de edad, son asalariadas y apoyan en las labores domésticas; a partir de los 15 años y hasta los 24, se desempeñan prioritariamente como asalariadas; después de los 24 años, son asalariadas y apoyan las labores domésticas. Presumiblemente, en edades más tempranas, tanto el ingreso que reciben como producto de su trabajo asalariado como los beneficios de su trabajo doméstico, se destinan para el apoyo de su hogar de origen; en cambio, en edades más tardías, estos beneficios se destinan

De tal forma, los índices relativos al ingreso de la población de la entidad, en términos generales reportan mejorías, pues los porcentajes de la población trabajadora ubicada en los niveles más bajos de ingreso se han reducido en un lapso de 4 años y, en cambio, los porcentajes de la población trabajadora ubicada en los niveles

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más altos de ingreso han aumentado.

La diferencia entre el ingreso de hombres y el de mujeres no es significativa. Para el caso de los hombres entre 12 y 29 años de edad, la media de ingreso es de l,025 pesos mensuales, equivalente a 5.30 pesos por hora trabajada en jornadas de 8 horas diarias. En el caso de las mujeres entre 12 y 29 años de edad, la media de ingreso es de 1,066 pesos mensuales, equivalente a 5.55 pesos por hora trabajada en jornadas de 8 horas diarias. La diferencia de ingresos a favor de las mujeres jóvenes se relaciona con su mayor participación en el sector secundario de la economía local.

Sin embargo, el porcentaje de población trabajadora con prestaciones laborales, como son las vacaciones, el aguinaldo, el seguro médico, entre otras, se ha reducido considerablemente durante los tres últimos años. De tal modo que, el porcentaje de la población trabajadora con prestaciones para el primer trimestre del año 2001 ascendía a 30.08%, mientras que para el tercer trimestre del año 2004 representó el 25.95% Esta situación se explica, en gran medida, por el aumento de la tasa de participación económica de mujeres, quienes desarrollan actividades como trabajadoras por su cuenta de manera significativa.

La media de ingreso de las y los jóvenes de entre 12 y 14 años de edad es de 710 pesos mensuales, equivalente a 3.70 pesos por hora trabajada en jornadas de 8 horas diarias; la correspondiente para las y los jóvenes entre 15 y 18 años de edad es de 980 pesos mensuales, equivalente a 5.10 pesos por hora trabajada; en el caso de las y los jóvenes de entre 19 y 24 años de edad, la media de ingreso es de 1,305 pesos mensuales, que equivale a 6.80 pesos por hora trabajada; y, la media de ingreso de las y los jóvenes de entre 25 y 29 años de edad es de 1,190 pesos mensuales, que corresponde a 6.18 pesos por hora trabajada.

Por último, la tasa media de desempleo abierto en el estado de Tlaxcala entre el primer trimestre de 2000 y el tercer trimestre de 2004 representó el 3.16% de la Población Económicamente Activa. En el caso de las y los jóvenes entre 12 y 19 años de edad, la tasa media de desempleo abierto representó el 6.3% y el 7.1% en el caso de jóvenes entre 20 y 24 años de edad. En ambos casos, el desempleo afectó en mayor medida a las mujeres, de manera que las mujeres desempleadas entre los 12 y 19 años de edad representó el 7.7% y el 9.8% en el caso de las mujeres desempleadas entre los 20 y 24 años de edad, superando por 2.1 y 4.4 puntos porcentuales la tasa de desempleo abierto de los hombres pertenecientes a los mismos grupos de edad.

Por otra parte, la media de ingreso de las y los jóvenes asalariados es de 1,250 pesos mensuales, equivalentes a 6.53 pesos por hora trabajada en jornadas de 8 horas diarias de labor; en el caso de los jóvenes trabajadores a destajo, el ingreso medio corresponde a 940 pesos mensuales, que equivale a 4.90 pesos por hora trabajada; y, el ingreso medio de las y los jóvenes que trabajan por cuenta propia es de 725 pesos mensuales, correspondiente a 3.80 pesos por hora trabajada.

Por último, es importante hacer notar que, durante el mismo periodo, el 61.8% del desempleo abierto en la entidad afecta a los hijos, mientras que el 20.5% corresponde a jefes de familia y el 8.1% a sus cónyuges.

Aunado a lo anterior, es importante observar, que el porcentaje de la población juvenil trabajadora de los municipios en cuestión que no cuenta con prestaciones corresponde al 87%, mientras que el porcentaje de la población que cuenta con algún tipo de prestación es del 13%, es decir, 12.95 puntos porcentuales por debajo del porcentaje correspondiente a la entidad.

Precariedad laboral de la población juvenil En el caso de la población juvenil trabajadora de los municipios de Españita, Emiliano Zapata y Terrenate, Tlaxcala, los indicadores relacionados con los niveles de precariedad en el trabajo son muy significativos. Para el caso del ingreso, el 95% de las y los jóvenes trabajadores perciben menos de dos salarios mínimos mensuales, 47 puntos porcentuales por arriba de la tasa registrada en la entidad.

Las diferencias entre hombres y mujeres no son significativas. De tal modo, los jóvenes trabajadores que no cuentan con prestaciones representan el 87.6% del total de jóvenes trabajadores, mientras que las mujeres jóvenes trabajadoras que no cuentan con prestaciones representa el 86.5% de ellas. Y, a la inversa, los jóvenes trabajadores que cuentan con prestaciones representan el 12.4% del total de jóvenes trabajadores, mientras que las

La media general de ingreso para las y los jóvenes entre 12 y 29 años de edad en los municipios considerados en este trabajo es de 1,045 pesos mensuales, equivalente a 5.44 pesos por hora trabajada en jornadas de 8 horas diarias.

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mujeres jóvenes trabajadoras que cuentan con prestaciones representa el 13.5% del total de la población, diferencia que se explica por el mayor número de mujeres jóvenes asalariadas que desarrollan sus actividades en el sector secundario.

en mayor proporción a la fuerza de trabajo masculina que a la femenina. De tal modo, en el caso de los hombres jóvenes, la tasa de desempleo abierto es del 0.87% y, en el caso de las mujeres jóvenes, es del 0.15% De tal manera, a pesar de que las tasas de desempleo registradas entre las y los jóvenes de los municipios en cuestión no son significativas, resulta evidente que las condiciones en el trabajo, específicamente las que se refieren al nivel de ingreso y prestaciones, registran muy bajos niveles de satisfacción, si las comparamos con las tasas registradas en la entidad.

Por último, en el caso de los municipios considerados para el análisis, la tasa de desempleo abierto corresponde al 0.51% de las y los jóvenes de entre 12 y 29 años de edad y que participan de la población económicamente activa. A diferencia de lo que se observa en la entidad, el desempleo abierto en estos municipios afecta

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años de edad se ha desarrollado, predominantemente, en el sector secundario de la economía; en segundo lugar, en el sector terciario y, en tercer lugar, en el sector primario. De tal modo, 4 de cada 10 jóvenes han adquirido experiencia laboral en el sector secundario; 3 de cada 10, en el sector terciario; y, 2 de cada 10 en el sector primario.

CONDICIONES PARA LA EMPLEABILIDAD JUVENIL

Las diferencias entre hombres y mujeres corresponden a las diferencias indicadas en lo que respecta a las tasas de participación económica de las y los jóvenes en los diversos sectores de la economía. De tal modo, la experiencia laboral adquirida por los hombres jóvenes se ha desarrollado predominantemente en el sector primario de la economía y, en menor medida, en el sector secundario y terciario; en cambio, la experiencia laboral adquirida por las mujeres jóvenes, se ha desarrollado predominantemente en el sector secundario y terciario de la economía, y, en menor medida, en el sector primario.

Con base en los resultados generales del diagnóstico sobre las condiciones de empleo de las y los jóvenes de 12 a 29 años de edad que radican en los municipios de Emiliano Zapata, Españita y Terrenate, del estado de Tlaxcala, decidimos centrar nuestra atención en las y los jóvenes de entre 12 y 18 años de edad, específicamente en aquellos que estudian y trabajan. Dicha prioridad la asumimos por dos razones básicas: durante estos años del ciclo de vida de las y los jóvenes ocurre el tránsito de la escuela al trabajo en la mayor proporción de jóvenes de las localidades en cuestión; transición que se caracteriza, específicamente, por la combinación de actividades formativas y productivas durante un lapso más o menos significativo en la vida de cada uno de ellos.

La experiencia de trabajo acumulada por las y los jóvenes estudiantes entre 12 y 18 años de edad de estos municipios la han adquirido, fundamentalmente, en actividades realizadas en sus localidades y, en menor medida, en actividades realizadas fuera de sus localidades. De tal modo, 66.75% de las y los jóvenes, ha participado en actividades laborales y productivas dentro de su localidad, mientras que el 33.25% restante ha participado en actividades desarrolladas fuera de su localidad.

La aproximación que realizamos intentó validar la información que se expone arriba, respecto de las condiciones del empleo juvenil para el sector entre los 12 y 29 años de edad; además, de recabar mayores elementos sobre las condiciones para la empleabilidad de las y los jóvenes. Al respecto, los principales resultados se observan de la siguiente manera.

Las experiencias de trabajo desarrolladas por las y los jóvenes estudiantes entre 12 y 18 años de edad que radican en dichos municipios, en su mayoría las han realizado para un patrón no familiar y a cambio de un salario o remuneración por su trabajo; en menor medida, en negocios familiares con remuneración o como trabajadores por cuenta propia. De tal modo, el 65% de las y los jóvenes ha trabajado para un patrón no familiar y a cambio de un salario; el 26.1% lo ha hecho en negocios familiares y con remuneración; y, el 9.6%, se ha desempeñado como trabajador por cuenta propia.

Experiencia laboral El 55.5% de las y los jóvenes estudiantes entre 12 y 18 años de edad que radican en los municipios de Españita, Terrenate y Emiliano Zapata, Tlaxcala, cuentan con experiencia laboral. Al respecto, la tasa de los hombres que cuentan con experiencia laboral supera a la de las mujeres por 17.05 puntos porcentuales, de manera que el 62.97% de los hombres tienen experiencia laboral, a diferencia del 45.91% de las mujeres.

La posición en el trabajo que han ocupado se encuentra subordinada a la dirección de un tercero, sea el patrón o sus familiares de mayor edad. De tal modo, el 87.36% de las y los jóvenes entre 12 y 18 años de edad se desarrollan como asalariados, trabajadores a destajo o trabajadores por cuenta propia bajo la autoridad de un tercero; tan sólo el 12.64% de ellos se ha ocupado cargos como responsable de la actividad de un negocio. En este sentido, es significativa la diferencia entre hombres y mujeres, pues, mientras que el 23.85% de los hombres ha ocupado puestos como responsable de la actividad de un negocio, tan sólo el 1.43% de las mujeres ha ocupado

Llama la atención, por tanto, que 1 de cada 2 jóvenes de entre 12 y 18 años de edad que radican en los municipios en cuestión, que actualmente se encuentra estudiando, ya ha desarrollado algún tipo de actividad económica. Es decir, el proceso de transición entre educación y trabajo inicia a edades muy tempranas, particularmente en el caso de los hombres. La experiencia de trabajo de las y los jóvenes de 12 a 18

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este tipo de puestos.

Los requisitos que más comúnmente se les exige cumplir a las y los jóvenes de entre 12 y 18 años de edad para acceder a un empleo encontramos: tener experiencia laboral previa, al 32.3%% de las y los jóvenes; cumplir con determinada edad, al 20.3%; y, cumplir con un nivel de escolaridad determinado, al 15.7%.

En dicha posición subordinada a un patrón o familiar, las y los jóvenes de entre 12 y 18 años de edad se han desarrollado predominantemente como auxiliares o ayudante en el negocio o local; en segundo lugar, como vendedores y comerciantes; y, en tercer lugar como obreros. De tal modo, el 42.46% de las y los jóvenes se ha desempeñado como aprendiz o auxiliar en el negocio; el 16.8% como vendedores o comerciantes; y, el 14.81% como obreros.

En el caso de las mujeres, tales exigencias son más comunes. De tal modo, al 39.6% de ellas se les exige tener experiencia laboral previa; el 25.78% de ellas deben cumplir con una edad determinada; y, el 20.6% deben cumplir con particular un nivel de estudio. En cambio, sólo al 25% de los hombres se les exige experiencia laboral previa; al 14.8% se les evalúa conforme a su edad; y, al 10.9% de ellos se les pide cumplir con un nivel de estudios determinado.

Al respecto, la posición más común entre los hombres jóvenes de entre 12 y 18 años de edad es la de ayudante o aprendiz; le sigue la de obrero y, por último, la de vendedor o comerciante. En cambio, entre las mujeres jóvenes, la posición más común es la de auxiliar o ayudante; le sigue de la vendedora o comerciante y, por último, la de obrera.

Sólo destaca una diferencia en sentido inverso, pues al 10.5% de los hombres jóvenes entre 12 y 18 años de edad se les ha exigido cumplir con determinados estándares relacionados con su apariencia física o con su forma de vestir; en cambio, ninguna de las mujeres de esa edad han experimentado dicha exigencia.

De tal manera, 1 de cada 2 de las y los jóvenes de entre 12 y 18 años de edad que radican en los municipios de Españita, Terrenate y Emiliano Zapata, del estado de Tlaxcala, estudian y trabajan. En este periodo de vida, adquieren experiencia para desarrollar actividades fundamentalmente manuales y que son generadas por el mercado local de trabajo. La posición en el trabajo que ocupan las y los jóvenes trabajadores está subordinada a la dirección de un patrón o familiar adulto; se desempeñan como asalariados, trabajadores a destajo o como trabajadores por cuenta propia, específicamente en labores de aprendices o auxiliares del negocio.

Y, prácticamente a ningún joven entre los 12 y los 18 años de edad se le imponen condiciones para acceder al empleo, como son: las relacionadas con su sexo, con su capacidad de expresión, de relación y para la resolución de problemas, con los conocimientos relacionados con las actividades ha desempeñar en el empleo y con su salud física. Tan sólo al 1.6% de las y los jóvenes se les ha exigido cumplir con algún requisito relacionado con dichas condiciones.

El acceso al trabajo Las formas comúnmente utilizadas para la contratación de jóvenes de entre 12 y 18 años de edad que radican en los municipios de Españita, Terrenate y Emiliano Zapata, del estado de Tlaxcala, son poco sofisticadas, pues tan sólo a 1 de cada 10 se les exige cumplir con algún tipo de requisito para acceder al empleo. Y, lo mismo sucede con los procesos establecidos para la contratación.

En lo que se refiere a los procesos establecidos para la contratación, el 46.5% de las y los jóvenes entre 12 y 18 años de edad ha sido sometido por el patrón o autoridad en el trabajo a un periodo de evaluación de su desempeño, antes de confirmar su participación en el empleo. Y, al 17.6% le ha sido impuesto un periodo de prueba en el que no reciben ingreso por su trabajo hasta no ser superado.

En lo que respecta a los requisitos para acceder al empleo, las diferencias entre hombres y mujeres se encuentran marcadas por su diversa participación en los sectores de la economía local. De tal manera, mientras que al 8.15% de los hombres se les exige cumplir con algún tipo de requisito para acceder al empleo, al 9.96% de las mujeres se les impone algún tipo de condición. El mayor porcentaje de mujeres jóvenes en esta situación, tiene relación con su mayor participación en el sector secundario de la economía local.

Estas situaciones son más comunes entre las mujeres, de las cuales al 54.3% se les ha sometido a un periodo de evaluación de su desempeño y al 27.2% se les ha impuesto un periodo de prueba, a diferencia de los hombres, de los cuales al 38.7% se les ha sometido a una de evaluación su desempeño y tan sólo al 7.9% se les ha impuesto un periodo de prueba.

Empleabilidad y trabajo decente Existen dos datos que nos permiten suponer que las condiciones actuales para la empleabilidad de las y los jó-

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venes de entre 12 y 18 años de edad de los municipios de Emiliano Zapata, Españita y Terrentate, del estado de Tlaxcala, podrían mantenerse en una situación precaria en el mediano plazo.

crédito para vivienda, seguro para el retiro, seguro médico –social o particular- y /o reparto de utilidades.

El primero de ellos, relacionado con el riesgo de las y los jóvenes de abandonar definitivamente su formación académica, nos permite afirmar que la fuerza de trabajo juvenil de las localidades en cuestión tiende a desarrollar pocas habilidades técnicas, así como pocas capacidades individuales y sociales, para empleos de mayor exigencia de los que se generan en el mercado local de trabajo. Y, por lo tanto, las y los jóvenes de estas localidades tienen a mantenerse en empleos poco redituables y poco seguros.

Como afirmamos en el capítulo introductorio, el trabajo decente, conforme a las orientaciones de la Organización Internacional del Trabajo, es sinónimo de trabajo productivo, en el cual se protegen los derechos, engendra ingresos adecuados y genera una protección social apropiada. Significa también trabajo suficiente para todos.

El trabajo decente en la percepción de las y los jóvenes

En este sentido, las y los jóvenes de entre 12 y 24 años de edad de los municipios de Emiliano Zapata, Terrenate y Españita, del estado de Tlaxcala, sostienen que un proyecto de vida exitoso reúne tres elementos fundamentales: realizar estudios de nivel superior y desarrollarse profesionalmente en sus áreas de especialidad, generar riqueza mediante una empresa exitosa, conformar una familia a la que le proporcionen el sustento adecuado para la vida.

De tal forma, el 28.8% de las y los jóvenes entre 12 y 18 años de edad que estudian y trabajan perciben dificultades para continuar con sus estudios, en razón de las presiones económicas que viven ellos y sus familias. Esta proporción es mayor en el caso de los hombres jóvenes, de los cuales el 31.23% percibe esta dificultad; mientras que el 26.35% de las mujeres expresan su dificultad para continuar con sus estudios.

En este sentido, las condiciones actuales que favorecerían el cumplimiento de sus proyectos de vida las identifican en el apoyo económico y afectivo que les brindan sus familias, en los subsidios existentes para continuar sus estudios del nivel medio y superior y en los flujos migratorios. Factores que se encuentran condicionados por una serie de situaciones adversas, mismas que en su conjunto contradicen las posibilidades antes señaladas, como son: las presiones económicas que viven sus familias, la baja calidad educativa del sistema escolar local respecto de los niveles requeridos por el nivel superior, la insuficiente oferta educativa al alcance de sus posibilidades, así como su situación de marginalidad respecto de los recursos necesarios para la conformación de su propia familia, específicamente se refieren a la dificultad prevista para acceder a vivienda propia.

Las diferencias también se registran por subgrupos de edad. De tal modo, el porcentaje de jóvenes de entre 12 y 14 años de edad, hombres y mujeres, que perciben dificultades para continuar con sus estudios, en razón de las presiones económicas que viven ellos o sus familias, corresponde al 27% de ellos; mientras que en el caso de jóvenes entre 15 y 18 años de edad, el 30.5% de ellos expresa que tiene dificultades para continuar sus estudios. En ambos subgrupos, la dificultad afecta en mayor proporción a los hombres que a las mujeres por un total de 2.34 y 7.43 puntos porcentuales respectivamente. El segundo dato que nos permite suponer que las condiciones actuales para la empleabilidad de las y los jóvenes de entre 12 y 18 años de edad podrían mantenerse en una situación precaria en el mediano plazo, está representado por el tipo de empleo generado por el mercado local de trabajo. Es un empleo que, como lo observamos en la sección anterior, ofrece bajas remuneraciones a las y los jóvenes trabajadores y prácticamente nulas prestaciones.

De tal modo, el grupo de jóvenes identifica que, para acercar las posibilidades para realizar su proyecto de vida, es necesario sostener vínculos efectivos y afectivos con sus familias de origen, incrementar sus capacidades técnicas, sociales y personales, así como fortalecer sus redes sociales. Estos elementos les han de permitir continuar con sus procesos formativos y acceder a empleos mejor remunerados.

Así, en el caso de las y los jóvenes de entre 12 y 18 años de edad que estudian y trabajan, esta situación se confirma, pues tan sólo el 23.6% de ellos cuenta con aguinaldo; el 22.7% con tiempo extra remunerado; y, únicamente el 1.5% con vacaciones. Y, el 100% de ellos no cuenta con incentivos vinculados a su productividad,

Igualmente, el grupo de jóvenes reconoce que, para satisfacer el conjunto de necesidades básicas para su existencia, es necesario atender a determinadas orientaciones éticas y normativas que sean respetadas por todos, empleadores, trabajadores, familiares y comunidad en

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general. En este contexto, las y los jóvenes reconocen su derecho al trabajo y, sin embargo, sus nociones respecto de sus derechos en el trabajo son sumamente escasas.

De tal forma que, la percepción de las y los jóvenes respecto del trabajo decente se circunscribe a nociones genéricas sobre su derecho al trabajo y a la negatividad de su experiencia en lo que respecta a sus derechos en el trabajo. En cambio, tanto las condiciones institucionales, sociales, culturales y económicas del mercado de trabajo local, así como las posibilidades reales para generar alternativas que modifiquen dichas condiciones, no parecen las más adecuadas para lograr que la participación económica de las y los jóvenes se desarrollen en ambientes y condiciones laborales de mayor dignidad y equidad.

Por el contrario, destacan una serie de situaciones adversas que, desde su propia experiencia, representan discriminación a su persona y que se desarrollan en los lugares de trabajo en los que realizan sus actividades productivas, tales como: los bajos salarios que se ofrecen a las y los jóvenes a diferencia de los adultos, las dificultades de acceso al empleo en razón de su edad y de su sexo, la ausencia de garantías laborales y de prestaciones sociales, la carencia de empleos que satisfagan sus intereses y necesidades, entre otras.

En este sentido, es de esperarse que las contradicciones generadas por la distancia entre los contenidos de las expectativas de vida de las y los jóvenes, la precariedad en las condiciones generales del mercado de trabajo y del sistema educativo local, así como la ausencia de posibilidades reales para superar dichas situaciones, desalienten el desarrollo individual y colectivo de las y los jóvenes y produzcan en ellos una sensación creciente de frustración generalizada, vinculada con los contenidos de los distintos ciclos vitales representados entre los 12 y 14 años de edad, los 15 y 24 años y los 25 y 29.

Reconocen que no existen condiciones suficientes para exigir el cumplimiento de sus derechos, al trabajo y en el trabajo; condiciones económicas, culturales, sociales e institucionales que favorezcan a las y los jóvenes el acceso a empleos suficientes. En este sentido, es necesario observar que las condiciones de la cultura local representan un factor importante de adversidad para que las y los jóvenes desarrollen su participación económica en sus localidades de mejor manera, en condiciones de mayor equidad y bienestar. Esto es, que aparentemente las normas de convivencia entre jóvenes y adultos, empleadores y jóvenes trabajadores, se orientan a ubicar a las y los jóvenes en posiciones de trabajo subordinadas y precarias. Esta situación parece ser una norma de convivencia generalizada en las localidades en cuestión.

Ello significa que, las motivaciones individuales y colectivas para impulsar alternativas a la situación descrita anteriormente son escasa; motivaciones para incrementar sus capacidades y habilidades para el trabajo, para enriquecer sus redes sociales, para la movilización en búsqueda de transformaciones institucionales, sociales, culturales y económicas, entre otras.

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rechos fundamentales de las jóvenes, quienes participan en la economía local como proveedoras del ingreso necesario para el sustento cotidiano del hogar, desde una posición de subordinación permanente. Como lo afirmamos en el capítulo introductorio, un trabajo decente es aquel que garantiza ingresos suficientes. En el caso del empleo que se oferta a jóvenes de las localidades en cuestión, es evidente que los niveles medios de ingreso que reciben por su trabajo giran alrededor de un salario mínimo mensual. Pero, además, la remuneración correspondiente al tipo de empleo que se oferta en dichas localidades, no guarda relación con el grado de escolaridad del trabajador; en cambio, los factores relacionados con el nivel de ingreso del trabajador parecen estar más vinculados a la edad de la persona, a la experiencia acumulada en el trabajo y al nivel de responsabilidad ante terceros del trabajador.

CONCLUSIONES GENERALES Conforme a los resultados del diagnóstico antes expuestos, podemos afirmar que el empleo juvenil en los municipios de Emiliano Zapata, Terrenate y Españita, del estado de Tlaxcala ofrece condiciones sumamente precarias para que las y los jóvenes disfruten de su derecho a un trabajo decente, entendido a la manera de la Organización Internacional del Trabajo.

En este aspecto, el ingreso, también se observan diferencias entre hombres y mujeres. En el caso de los hombres, el nivel de ingreso se incrementa con su edad; esto es, a mayores responsabilidades con terceros, su pareja y / o sus hijos, mayores niveles de ingresos. Esto no ocurre entre los jóvenes de las localidades en cuestión sino a partir de los 25 años de edad.

Desde el punto de vista de los derechos al trabajo y de los derechos en el trabajo, a pesar de que las tasas de desempleo juvenil de dichos municipios se encuentran muy por debajo de las tasas correspondientes a la entidad, los relacionados con la actividad productiva y que emanan de la relación trabajador – empleador se encuentran lesionados.

En el caso de las mujeres, los niveles de ingreso se mantienen estables entre la población de 15 a 29 años de edad. Lo que merece la pena observarse en el caso de las jóvenes es el destino de los beneficios que obtienen por su trabajo, los que comúnmente están referidos a terceros: la familia de origen o la familia propia. Es decir, la posición de subordinación de las jóvenes en el mundo laboral se acentúa en razón del rol económico que asumen dentro de los hogares, que consiste en proveer de los ingresos monetarios requeridos para el sustento cotidiano, quedando con ello desproveídas de su capacidad para acumular patrimonio propio.

Tal situación tiene que ver con el tipo de empleo que se oferta a las y los jóvenes de las localidades. Se trata de empleos manuales, que no requieren de niveles particulares de especialización técnica, ni de determinados estándares de experiencia laboral o de capacidades sociales e individuales del trabajador. La problemática se observa distinta en el caso hombres y mujeres. En el caso de los jóvenes, ésta se relaciona íntimamente con el tipo de trabajo que se oferta en las localidades, a saber, el requerido para la realización de las actividades productivas propias del sector primario de la economía local, especialmente en el caso de los hombres jóvenes. Ello implica que, la relación trabajador – empleador se encuentra regulada por las tradiciones y costumbres locales, así como condicionada por la precariedad de la economía local.

Los datos parecen indicar que la solidez de la economía local se incrementa paulatinamente, pues la proporción de trabajadores asalariados ha aumentado durante los últimos años. Y, son las y los jóvenes quienes mayores oportunidades encuentran para acceder a trabajos como empleados y obreros, desarrollando actividades manuales y que requieren de bajos niveles de capacitación. Sin embargo, ni la industria manufacturera generada en la región, ni los empleos relacionados con los sectores primario y terciario de la economía local, generan condiciones y garantías suficientes de seguridad social y laboral para sus trabajadores. En este sentido, las más afectadas son nuevamente las mujeres jóvenes, quienes acceden mayoritariamente a los empleos generados en el sec

Para el caso de las mujeres jóvenes, la intrincada relación entre prácticas de sobreexplotación de la fuerza de trabajo femenina, la presencia de establecimientos productivos poco consolidados, de industria maquiladora y de una muy raquítica conciencia de los derechos en el trabajo por parte de las mujeres y sus comunidades, genera situaciones de discriminación y violación a los de-

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tor secundario de la economía, mismo que por su naturaleza se encuentra regulado por la norma laboral mexicana. De tal manera, las bajas tasas de trabajadoras con prestaciones básicas representan una omisión importante por parte de los empleadores, especialmente de aquellos que ofertan empleos en ese sector de la economía.

En estas condiciones, es de esperarse que el capital social, comprendido como aquellas vinculaciones del sector con agentes económicos que favorezcan su inclusión a un empleo suficiente y las capacidades individuales, sociales y técnicas de las y los jóvenes no sean factores significativos en las localidades. Desde la perspectiva de las y los jóvenes de entre 12 y 29 años de edad, entonces, las experiencias migratorias hacia centros urbanos de mayor densidad dentro del estado de Tlaxcala, hacia diversas ciudades de nuestro país y al extranjero, no sólo representan la posibilidad de obtener un empleo mejor remunerado y de continuar con su formación profesional, sino también de generar experiencia de laboral que incremente en ellos los vínculos y capacidades necesarias para acceder y mantenerse en el empleo.

Por último, llama la atención el alto porcentaje de jóvenes, hombres y mujeres, de entre 12 y 14 años de edad que realizan actividades productivas, tanto para el beneficio del predio o de los negocios familiares como de establecimientos liderados por patrones no familiares. En sentido estricto, esta situación representa un alto porcentaje de población de esa edad desarrollando trabajo infantil. Como lo hemos observado, las condiciones en las que realizan sus actividades productivas no cuentan con las garantías básicas de un trabajo decente, conforme lo hemos definido arriba. Además, es importante destacar el alto índice de jóvenes que perciben dificultades para continuar con sus estudios, en razón de las presiones económicas; situación que incrementa los riesgos para el trabajo infantil y para el abandono escolar de un número importante de jóvenes de las localidades.

Igualmente, la escasez de la oferta educativa del nivel medio, técnico – terminal y superior, así como las condiciones de la economía local, favorecen que el tipo de empleo que se oferta para jóvenes sea de carácter manual y de baja especialización. Esta situación estructural no favorece el dinamismo de la fuerza de trabajo local y representa un obstáculo para el mejor desarrollo individual y sectorial de las y los jóvenes de las localidades en cuestión.

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ANEXO

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ENCUESTA APLICADA EN LOS MUNICIPIOS DE ESPAÑITA, TERRENATE Y EMILIANO ZAPATA, TLAXCALA

10. Si buscaste trabajo y no encontrabas ¿Cuáles fueron las razones? No había empelo No fui aceptado en el empelo existente El empleo que hay no satisface tus necesidades o intereses

1. ¿Has tenido experiencia de trabajo? Si No Si la respuesta es “si” pasa a la pregunta 5 y si tu respuesta fue “no” sigue a la pregunta 2

11. Mientras no tenías empleo ¿a qué dedicaste tu tiempo? Estudiar Capacitarte para el empleo Pensaste en migrar Migraste Otra ¿Cuál? __________________

2. ¿En el caso de no contar con experiencia de trabajo a que te dedicas? Estudios Apoyas en los quehaceres del hogar (cuidas de niños, ancianos, o enfermos) sin que te paguen Realizas servicios gratuitos en tu comunidad Otra ¿Cuál?__________________________

12. ¿En quién te apoyaste para buscar empelo? Relaciones familiares Amigos o conocidos Bolsas de trabajo Ferias de empleo Otro ¿Cuál?__________________

3. ¿Por qué nos has tenido experiencia de trabajo? No has concluido tus estudios Tienes impedimentos físicos No te lo permiten tus familiares Otra ¿Cuál?

13. ¿Mientras no tenías trabajo como te sostenías económicamente? Recibiste pensión Recibiste renta de algún bién Tenía ahorros Estabas becado Te sostenía algún familiar Otro ¿Cuál? _________________

4. ¿Cómo te sostienes económicamente? Recibes pensión Recibes renta de algún bien Tienes ahorros Estas becado Te sostiene algún familiar Otro Agradecemos tu tiempo, por favor devuelve el cuestionario a la persona que te lo entrego. 5. ¿Actualmente trabajas?

14. ¿Cuál fue tu ultima experiencia de trabajo? Nombre o tipo de establecimiento ___________________________

Si No 15. ¿Cuál es o era la principal actividad en ese trabajo? Si tu respuesta es “si “ pasa a la pregunta 14 Agricultura, ganadería, pesca Manufactura e industria Comercio Servicio

6. En el caso de que tu respuesta anterior haya sido “no” ¿Hace cuanto tiempo dejaste el trabajo? 1 mes 2 meses 3 meses 4 meses

16. ¿En dónde trabajas o trabajabas? En tu localidad Fuera de ella

7. ¿Durante ese periodo buscaste trabajo? Si No Si tu respuesta fue “no” agradecemos tu tiempo, por favor devuelve el cuestionario a la persona que te lo entrego.

17. En esta experiencia de trabajo ¿Cómo te desempeñabas? Trabajador por tu cuenta Negocios o actividades familiares Negocios o actividades familiares sin pago Trabajando para un patrón y con salario

8. En el caso de que tu respuesta anterior haya sido “si”¿Durante cuento tiempo haz buscado empleo? 1 a 4 semanas 5 a 8 semanas 9 y más semanas

18. ¿Cuál fue la posición que tuviste en ese trabajo? 9. Si dejaste un empleo ¿cuál han sido las razones?

Trabajador a sueldo, por comisión, destajo, ayudante Patrón o dueño

Me despidieron Renuncie

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19. ¿En qué cargo te ocupaste? Directivo Responsable o encargado Superior Administrativo Auxiliar o ayudante Aprendiz Obrero Vendedor 20. ¿Cuáles de los siguientes requisitos te pidieron para acceder a ese trabajo? Tener cierto nivel de estudio Tener experiencia laboral anterior Debías cumplir con ciertos requisitos físicos o forma de vestir Era un empleo solo para mujeres o en su caso hombres Tener cierta edad Te hicieron examen de expresión oral o escrita Te hicieron estudios sobre tu personalidad (p.e. test, pruebas proyectivas, entre otras) Te hicieron examen de conocimientos Te hicieron examen medico o te pidieron constancia medica 21. Si tenías patrón ¿Te pido un periodo de prueba? Si No

Si la respuesta es “si” ¿Cuánto duró el periodo de prueba? _____________________________________________ 22. ¿Durante los primeros meses d et trabajo te pagaban? Si No

Evaluaron tu trabajo para contratarte definitivamente Si No 23. ¿Cuánto duraba tu jornada de trabajo a la semana? Menos de cinco días Cinco días Seis días Discontinuo 24. ¿Cuántas horas trabajabas cada día? Menos de cuatro horas Hasta 4 horas Hasta 8 horas Más de 8 horas 25. ¿Con cuáles de las siguientes prestaciones contaste en tu trabajo? Aguinaldo Tiempo extra pagado Vacaciones con goce de sueldo Incentivos (bonos comisiones) Reparto de utilidades Seguro social Seguro medico particular Seguro para el retiro Crédito para la vivienda Otro _________________________________

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