elPeriódico - Javier Luxor

11 sept. 2016 - gia. Y les hablo de la importancia de las pa- labras que utilizamos. Mi madre me decía que pensara antes
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L

o confieso: yo asistí, senyera en mano y con 18 años, a la Diada de Sant Boi. Hace 40 años. (Emoticono de susto). Al día siguiente, baile de cifras: Según el Avui, 100.000 personas; El Correo Catalán publicó que 80.000; Diario de Barcelona dijo que 70.000; La Vanguardia, 40.000, y Televisión Española, 30.000. Vamos, la tradicional danza aritmética. Según Contrastant.net y en base a los cálculos espaciales más recientes, dicen que no seríamos más de 27.374. Para entonces, muchísima gente. La concentración no se legalizó hasta la noche del 9 de septiembre y las duras negociaciones crearon enormes expectativas, y sin duda una mayor movilización. Fue pro-

Al contrataque Xavier Sardà

La Diada cuarentona

hibida la convocatoria inicial en el parque de la Ciutadella. Como se prohibía prácticamente todo, lo de Sant Boi fue una peregrinación masiva y unitaria.

Roca, Carbonell y Saltor Al llegar teníamos que mirar por encima de miles de cabezas, algunas bastante melenudas. Mirábamos entre infinidad de senyeres. Mirábamos al escenario y nos mirábamos a nosotros mismos y los del escenario nos miraban. La Policía Armada nos miraba sin saber si alguna orden súbita provocaría un «venga,venga,despejen». Algunos de extrema derecha rompieron bastantes cristales de coches aparcados y, ¡sorpresa!, les detuvieron.

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Algo estaba cambiando. Gritábamos lo de «llibertat, amnistia i Estatut d’autonomia». Era la primera manifestación-concentración que no acabó a hostia limpia, aunque todavía quedaban muchas por repartir. Se iniciaron los parlamentos de Miquel Roca, Jordi Carbonell, Octavi Saltor… Los encargados de que todo transcurriese sin incidentes recuerdan: «En la plaza prácticamente no había niños ni ancianos. La gente iba con miedo y con calzado deportivo por si había que correr. A ningún padre se le habría ocurrido llevar a sus hijos pequeños». El acto comenzó con un minuto de silencio por los muertos por la libertad y la lectura de un mensaje del president de la Generalitat en el exilio, Josep Tarradellas. Coño, qué viejo soy.

La libertad es cosa magmática, pero la amnistía y el Estatut se consiguieron y llegó el momento de abordar de otro modo los problemas de orden social, sindical o económico. El fragor resistencial se convirtió en política parlamentaria, con sus grandezas y sus desencantos. Hoy saldrá a la calle mucha gente ilusionada, o cuando menos esperanzada. Saldrán bastantes de los que estuvieron aquel día del primer Sant Boi. Aunque algunos no comprendamos lo de jugarlo todo a una sola carta política y no sepamos cómo calibrar el tema de la independencia, hace 40 años comenzamos a dar pequeños, torpes y humildes pasos hacia el incierto futuro. A los que hoy salen a la calle: salud, suerte y ¡buena Diada! H 13531

Año XXXVIII. Número 13.531. D.L.: B 36.860 - 1978

8 420565 002004

Gente corriente

11 DE SEPTIEMBRE DEL 2016

«Solo demuestro cómo nos engaña la mente»

–Debe de tener éxito en el amor, los negocios, la vida social. –En el amor no puedo comparar, porque me casé con mi primera novia. Y la vida real es tan compleja que no hay una fórmula infalible.

CARLOS MONTAÑÉS

Cuando era pequeño, cayó en sus manos una caja de magia. A Javier Martín (Madrid, 1974) le fascinó, y se autoproclamó Mago Luxor. El entusiasmo no remitió, pero estudió ingeniería y llevó un equipo de ventas de una multinacional, hasta que hace 15 años decidió dedicarse de pleno al mentalismo. Se plantó sin invitación en el MINDvention –congreso anual de gurús de Las Vegas–, se sentó en la última fila del auditorio y aprendió de los grandes. Hoy es el mentalista de empresas como Ikea, Santander y Novartis.

–¿Eso les dice a Ikea, Santander, Movistar, Sony, HP? –Sí. Ven a alguien que viene de un mundo diferente al suyo, que llega, les habla y hace cosas asombrosas. En vez de soltarles una charla sobre la intuición, les hago una demostración que no van a olvidar.

–¿Sabe qué voy a preguntarle? –¡Ya quisiera! Le habría mandado un correo contestando de antemano. –Es un mentalista. De hecho, es campeón de España de mentalismo. –El mentalismo es una rama del ilusionismo. –¿Nada de comunicación con el más allá? –No tengo ningún don que no pueda tener cualquiera que se dedique a su pasión. Le dedico horas y tengo acceso a gran cantidad de información que poca gente encuentra. –Sople alguna de esas informaciones. –Mezclo técnicas de persuasión a muy alto nivel con las de los raterillos de la calle, que aprovechan pequeños errores de los que no somos conscientes. La percepción común es muy cerrada, y yo solo demuestro cómo nos engaña la mente. En gran medida, a través de la intuición. –¿De eso se trata? ¿De intuición?

–A ver, una primera lección infalible. –Se nos ha olvidado estar presentes y hay que estar a muerte en lo que hacemos. En reuniones noto que muchos están en lo que ha pasado antes o en lo que pasará después. Pocas veces están en la reunión con todos los sentidos, escuchando, intentando interpretar lo que el otro dice. Y el 58% de la comunicación es lenguaje corporal. Escuchar con los ojos es una habilidad importantísima.

Javier Luxor Este ingeniero aparcó el mundo de las ventas y se convirtió en mentalista. Las empresas se lo rifan. POR

Núria Navarro

–La intuición te dice qué hacer pero no te dice por qué. Y como no es racional, la bloqueamos. Pero los antiguos sabían que era una forma de conocimiento. Es una emoción que viene del subconsciente y se desarrolla con horas de vuelo y confianza en uno mismo. –Dicho así, suena a embaucador. –El mentalismo es la magia del siglo XXI. Está orientado al asombro. Solo ocurre en la mente del espectador. Pero no soy mentalista las 24 horas del día, ¿eh? –¿No le es útil cuando es Martín y no Luxor? –Utilizo la persuasión en la forma de comunicarme con los demás.

–¿Como cuál? –Salen al escenario cinco empleados que no conozco. Les pido que se presenten con su nombre real o con uno falso. Y yo adivino quién miente o quién no. –Lo ve, sí tiene poderes. –Solo combino una serie de técnicas: lectura del lenguaje corporal, persuasión, magia. Y les hablo de la importancia de las palabras que utilizamos. Mi madre me decía que pensara antes de hablar, y es un gran consejo. Las palabras les pueden llevar a engaño y a tomar decisiones incorrectas. –¿Ha probado ofrecerse al Gobierno? –No. Pero asistimos a un circo de manipulación, y no lo merecemos. H [email protected]