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EL PODER DEL PENSAMIENTO. Por Dolly Martin Monroe. Susana* se dirigió hacia el puente con la firme decisión de tirarse a
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EL PODER DEL PENSAMIENTO Por Dolly Martin Monroe Susana* se dirigió hacia el puente con la firme decisión de tirarse al tráfico que corría por debajo. En sus brazos tenía su pequeño bebé de tan solo 3 meses. Los problemas con su esposo no parecían tener solución y en su mente esta era la única vía de escape. Al último momento, cuando ya se estaba por tirar, se acordó de sus dos niños en casa y pensó, “¿Quién va a cuidar de ellos?” El amor por sus hijos fue lo único que la detuvo. Después de unos minutos, tomó el camino de regreso a su casita con los hombros caídos y la vista en el suelo. ¿Sufre usted de depresión? Aun grandes hombres de la fe como Elías y David sufrieron de la depresión. Después de las fiestas de fin de año, muchos entran en una depresión. Los cobros comienzan a llegar de todas las compras que hizo sin fondos y tiene que ajustar el cinturón para hacer los pagos. Los desajustes en la comida, la falta de descanso por las noches en desvelo, los roces con miembros de la familia con quien no se lleva bien, y la nostalgia de aquellos que partieron a la eternidad son algunos factores que hacen bajar la nube negra de la depresión. En ese momento entra en un túnel negro y pronto todos sus pensamientos se tornan oscuros. Si no hace algo para poner un alto a esos pensamientos, podría terminar como Susana, contemplando el suicidio. La solución es fácil de entender, pero difícil de implementar. Regresando al ejemplo de Susana, lo que le detuvo de arrojarse de ese puente fue un pensamiento. Creo firmemente que ese pensamiento vino del mismo cielo. Dios, en su misericordia, le recordó que sus hijos la necesitaban y que ella no podía abandonarlos. Ella pudo haber rechazado ese pensamiento, pero no lo hizo. Lo abrazó, meditó en él, y al final, fue ese pensamiento que le salvó la vida. Cada día podemos escoger cuáles pensamientos vamos a abrazar y cuáles vamos a rechazar. Todas nuestras acciones son precedidas por uno o varios pensamientos. Tal vez no está consciente de lo que piensa. Yo le invito a tomar un papel en blanco y una pluma. Durante el transcurso de una tarde, anote los temas de sus pensamientos en esa hoja. Al final del día examina lo que ha escrito. Usted mismo se dará cuenta si necesita rechazar a algunos pensamientos que sólo le llevan más profundo dentro de ese túnel negro de la depresión. La Biblia dice que debemos llevar cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo (2 Corintios 10:6). Como dije antes, la solución es sencilla. Sólo requiere que usted tome control de su mente. El problema es que nos gusta sentirnos la víctima y recibir compasión de los que nos rodean por lo “difícil” que es nuestra situación. Como dice Chuck Swindoll, “Yo estoy convencido de que la vida consiste en 10 por ciento de lo que me sucede y 90 por ciento de cómo reacciono a lo sucedido”. No dejemos que una persona o una situación nos roben el gozo. Escojamos hoy rechazar los pensamientos destructores y meditar en las promesas de Dios como la que encontramos en Salmo 46:1, Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. * No es su nombre real

REFLEXIÓN BÍBLICA Por Miguel Ángel Jacinto Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados. 1 Reyes 19:4 ¿Alguna vez se ha sentido tan desesperado que ha deseado morirse? Las cosas no marchaban como las esperaba. A pesar de haber tratado todo, no podía visualizar ninguna solución. Todos en algún momento en nuestras vidas hemos experimentado la desesperación. Hay situaciones dolorosas como la pérdida de un ser querido que nos podrían robar la alegría de vivir. También la rebeldía de los hijos suele ocasionar traumas emocionales en la vida familiar. La Biblia trata el tema de la depresión. Grandes hombres de Dios fueron asediados por esta enfermedad. Un ejemplo lo encontramos en la vida del profeta Elías. Recordemos que este varón de Dios hizo grandes hazañas en el poder de Dios. Ejecutó a más de cuatrocientos profetas falsos del dios Baal y pidió a Dios que enviara lluvia después de tres años de sequía. Pero Elías se asustó y huyó para ponerse a salvo de la mano de la malévola reina Jezabel que había jurado matarlo. Fue en esta situación que Elías cae preso de la depresión y pide a Dios que lo mate. Elías se quejó delante de Dios diciendo: ¡Estoy harto, Señor! Esta reacción demuestra la frustración o crisis emocional que padeció uno de nuestros héroes de la fe. Sin embargo, Dios no quiere que la depresión sea una enfermedad crónica en la vida de sus hijos. Si continuamos leyendo la historia de Elías vemos que Dios envía un ángel para que le llevase alimento. Luego, le ordena que se levantase y caminase por cuarenta días y cuarenta noches hasta llegar al monte Horeb, donde Dios se le revela y le da a conocer sus planes. Dios hará lo mismo con nosotros cuando nos rendimos a sus pies y clamamos su ayuda. Él confortará nuestros corazones y nos mostrará su plan para nuestras vidas. Dios le dice: Clama a mí y yo te responderé y te mostraré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. Jeremías 33:3

Tomado de El Comunicador de Radio Amistad. Usado con permiso.

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