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POLÍTICA

| Jueves 15 de enero de 2015

el acuerdo con teherán | fuerte impacto en la casa rosada

El Gobierno denunció un “ataque inédito” y retomó la teoría del complot de la Justicia

“Lo de Nisman es un disparate absoluto”, dijo Agustín Rossi

La Presidenta reapareció en Olivos, pero no habló en público; Aníbal Fernández atribuyó la denuncia del fiscal a la interna de la ex SIDE; lamentan haberle dado apoyo a Nisman

Lucrecia Bullrich

Jesica Bossi

ENVIADA ESPECIAL

LA NACION

Recibido como un golpe de altísimo impacto político, el Gobierno tomó como un “ataque inédito” el pedido de indagatoria a Cristina Kirchner, acusada de encubrir a Irán en la investigación del atentado contra la AMIA, y apuntó a un complot entre un sector de los servicios de inteligencia y la Justicia con el propósito de obstaculizar el último año de mandato. Ayer, en la Casa Rosada cayó como una verdadera sorpresa la resolución del fiscal Alberto Nisman, a cargo de la investigación, en plena feria en los tribunales y a pocos días del ataque de extremistas islámicos en París, que puso en vilo a la comunidad internacional y generó una polémica local por la postura oficial calificada de “tibia” desde la oposición. “El fiscal tuvo un sentido oportunista, con clara intencionalidad”, dijo a la nacion un alto funcionario. La Presidenta se enteró de la noticia en Olivos, donde mantiene audiencias privadas y actividad reducida desde que se fracturó el tobillo, a fines de diciembre. A la tarde, en un gesto simbólico, reapareció sonriente y sin hablar en una reunión con productores vitivinícolas y parte del gabinete en la residencia presidencial, después de 23 días sin imágenes televisadas. La atención está centrada ahora en cómo se desencadenará el capítulo en Comodoro Py, cuando el kirchnerismo está en una abierta disputa con el Poder Judicial. La presentación recayó en el juzgado de Ariel Lijo, cuyo antecedente más urticante para el oficialismo es haber procesado al vicepresidente Amado Boudou en el affaire Ciccone. De vacaciones durante enero, su colega María Servini de Cubría reemplaza al magistrado en su ausencia. Apenas conocida la resolución que también involucra al canciller Héctor Timerman, el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, desplegó una defensa sobre Cristina, la aprobación parlamentaria del memorándum de entendimiento con Irán (considerado por el fiscal como una pieza del “pacto de impunidad”) y puso sobre la mesa, sin rodeos, que la medida estaba vinculada con una feroz batalla en la Secretaría de Inteligencia, cuya cúpula fue removida hace casi un mes. La mirada del Gobierno está pues-

Cristina Kirchner tuvo una reunión en Olivos por la producción vitivinícola

Reacciones de los acusados por Nisman Luis D’Elía Al cierre de esta edición, el líder de la Federación de Tierra y Vivienda evitó pronunciarse sobre la acusación de Nisman y negó haber escrito tuits sobre el fiscal. D’Elía había entrevistado en su programa de radio a Mohsen Rabbani, uno de los principales imputados por la voladura de la mutual judía Fernando Esteche El líder de Quebracho se preguntó en Twitter: “¿No habría que denunciar al fiscal Nisman por impedir que se busque la verdad en la causa AMIA persistiendo en las hipótesis del delincuente juez [Juan José] Galeano?”

ta directamente en Antonio Stiusso, alias “Jaime”, un agente con cuatro décadas dentro del organismo y fuerte manejo puertas adentro del engranaje, relegado en los cambios que impulsó Cristina. Según fuentes oficiales, le ofrecieron reubicarlo en el exterior, a lo que el espía se negó arguyendo “razones familiares”. “Es un manotazo de ahogado. Algo típico de alguien que respondía a otras estructuras”, deslizó en CN23, en referencia a Stiusso, al que describió como coequiper clave de Nisman en la pesquisa por el ataque en la mutual judía. Lo mismo expuso el ministro del Interior, Florencio Randazzo, en su cuenta de Twitter: “Es un pase de facturas por las decisiones tomadas en la SI”. En el Gobierno, les endilgan a Nisman y a Stiusso haber “comprado” la versión de la CIA y el Mossad sobre el atentado, hipótesis que, insisten, ofrecía un argumento para justificar una agresión a Irán. Nada dicen sobre las escuchas telefónicas realizadas al piquetero Luis D’Elía y el líder de Quebracho, Fernando Esteche, en las que se basa el fiscal para sostener que fueron interlocutores en una negociación secreta con Teherán para cerrar el caso con falsos culpables y permitir un intercambio comercial de petróleo iraní por granos. Mientras el referente de izquierda, liberado recientemente de pri-

presidencia

sión, criticó al fiscal, al que definió como empleado “del gobierno terrorista de Netanyahu”, el dirigente K prefirió retuitear mensajes irónicos de sus seguidores. La demanda incluyó, además, al secretario general de La Cámpora, Andrés Larroque, mencionado en las conversaciones. “Le dimos todo el apoyo: equipamiento, recursos, viajes a Estados Unidos”, se lamentaba anoche un funcionario por el giro en la relación con Nisman. Si bien se aguarda una directiva de Cristina, en un sector del Gobierno sugerían no fomentar la remoción del fiscal –un proceso administrativo que puede ejecutar la procuradora Alejandra Gils Carbó- para no convertirlo en “otro [José María] Campagnoli”. Tampoco estaba previsto activar alguna jugada desde el Congreso. Así lo confirmó Miguel Pichetto, jefe de la bancada oficialista de senadores, a la salida de un encuentro en el Salón Norte de la Casa Rosada. Caída la noche, se sumaron las voces para cerrar filas con Cristina de aspirantes anotados en la carrera por la sucesión. El gobernador Daniel Scioli aseguró que es “inconcebible” la acusación, al considerar la gestión kirchnerista como la que “más hizo por esclarecer los criminales atentados”. Y, más duro, Sergio Urribarri se refirió a un “apriete al mejor estilo mafioso”.ß

MAR DEL PLATA.– Agustín Rossi se enteró de la denuncia contra la presidenta Cristina Kirchner y el canciller Héctor Timerman por el supuesto encubrimiento de los ciudadanos iraníes acusados del atentado contra la AMIA poco antes de abordar el avión que ayer lo trajo a esta ciudad. El ministro de Defensa llegó a la base naval local minutos antes de las 16, a tiempo para supervisar los últimos ajustes previos a la inauguración de la carpa que su cartera montó en el predio militar a metros de donde está amarrada la Fragata Libertad, que desde ayer está abierta al público. Ante la nacion, visiblemente molesto, Rossi apuntó todos los dardos contra el fiscal Alberto Nisman. Lo acusó de “impugnar el camino de la búsqueda de la verdad” respecto del ataque terrorista a la AMIA y tildó el dictamen conocido ayer de “locura” y “disparate jurídico e institucional”. Además, reivindicó el memorándum firmado con Irán hace dos años y lo resaltó como la forma de hacer comparecer a los acusados. “La Presidenta agotó las instancias para llegar a la verdad”, así defendió Rossi a la jefa del Estado como réplica a las acusaciones que le dedicó el fiscal. –¿Qué opina de la denuncia de Nisman contra la Presidenta? –(Se ríe.) Un disparate. (Se pone serio y separa en sílabas.) Un disparate. Jurídico e institucional. La Presidenta ha actuado conforme a las potestades que le da la Constitución nacional como titular del Poder Ejecutivo Nacional respecto de la posibilidad de tener acuerdos con distintos países. La Presidenta envió el acuerdo al Congreso y el Congreso lo debatió en las comisiones y en el recinto intensamente. Participó el canciller, que respondió todas las preguntas de los legisladores oficialistas y opositores. Explicamos una y mil veces que lo que buscábamos con el acuerdo era la posibilidad de que la Justicia estuviese enfrente de quienes son los imputados por el propio fiscal de ser los sospechosos de haber ejecutado el atentado contra la AMIA. –¿Haber acordado con Irán fue un error? –Todos saben que la investigación y el juicio no avanzan si no hay declaración indagatoria. Y la declaración indagatoria no es posible si no es de cuerpo presente. Hicimos el acuerdo con Irán porque el propio Nisman dijo que los sospechosos eran iraníes. ¿Con quién vamos a hacer el acuerdo si los sospechosos

el ANÁlISIS

Viene de tapa

La presentación del fiscal Nisman es relevante no porque altere, sino porque verifica de manera escandalosa lo que ya se conocía. La suspensión de las investigaciones por la destrucción de la mutual judía había sido denunciada por el fallecido Pepe Eliaschev en marzo de 2011, cuando descubrió las negociaciones de Héctor Timerman con el régimen de Mahmoud Ahmadinejad. Esa primicia se confirmó con el pacto con Irán, que prevé que una Comisión de la Verdad integrada por los propios iraníes revisaría el expediente. La novedad de Nisman es que denuncia como encubridores del atentado y pide que se indague a la Presidenta, al canciller, al diputado Andrés “Cuervo” Larroque, a personal de la Secretaría de Inteligencia (SI), a los dirigentes Luis D’Elía y Fernando Esteche y al iraní Jorge Yussuff Khalil. Además de esa frontera procesal, Nisman mueve otra, informativa: sobre la base de información de inteligencia, explica que la señora de Kirchner modificó las relaciones con Irán para obtener petróleo en medio de la crisis energética. Según Nisman, ella dio la orden de desviar las pesquisas judiciales para conseguir crudo a cambio de granos. La condición del régimen de Ahmadinejad para ese trueque, que Timerman habría aceptado, era que se cancelaran en Interpol los pedidos de captura de los imputados iraníes. Si ese objetivo no se produjo, sostiene Nisman, fue por la resistencia de esa agencia internacional. Así se explicaría que Teherán no haya ratificado el entendimiento, como admitió Cristina Kirchner en septiembre de 2013 ante la ONU. Nisman ayuda a descubrir, con pruebas muy persuasivas, las intenciones del misterioso giro frente a Irán. Son las mismas que habían señalado la

El ministro de Defensa cuestionó al fiscal y calificó su dictamen como una “locura”

Una bomba de efecto impredecible Carlos Pagni —LA NACIoN—

oposición y la prensa independiente cuando se conoció ese pacto. Las acusaciones de Nisman alcanzan a numerosas figuras del poder. La Presidenta, quien habría montado una diplomacia paralela cuyos gerentes serían los demás imputados. D’Elía, por ejemplo, aparece en una conversación telefónica asegurándole al iraní Khalil que la Presidenta ya había autorizado la conciliación. Pero también quedan salpicados Oscar Parrilli, el nuevo secretario de Inteligencia, que habría informado a D’Elía del acuerdo con Teherán; Julio De Vido, que realizaría el intercambio comercial; Miguel Galuccio, que haría intervenir a YPF, una empresa de tiene como accionistas a fondos estadounidenses, en el pacto, y hasta el general César Milani, ya que se planeaba vender armas. La denuncia plantea varias incógnitas institucionales. Fue radicada en el juzgado de Ariel Lijo, quien ya procesó a Amado Boudou por la compra de Ciccone. Como Lijo está de vacaciones, lo subroga María Servini de Cubría, que en 2013 declaró la inconstitucionalidad de la reforma del Consejo de la Magistratura. Sin embargo, el que abrirá la jugada es el fiscal Diego Iglesias, que quedó a cargo de la pesquisa. Es el funcionario con quien Alejandra Gils Carbó reemplazó a Guillermo Marijuan en la fiscalía de la seguridad social. Un episodio acaso permita vislumbrar el destino de la denuncia

de ayer: hace más de un año el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, fue puesto al tanto por personal de la SI sobre algunas pruebas decisivas contra los iraníes. Nisman pone énfasis en que Cristina Kirchner utilizó a espías de la SI que se comunicaban con el diputado “Cuervo” Larroque y con el piquetero D’Elía para que, a su vez, ellos informaran sobre el plan de impunidad a los iraníes. ¿Relevará la Presidenta a esos espías del secreto profesional para que declaren en la causa? Si no lo hace, fortalecerá las sospechas. Si lo hace, se expondrá a que esos agentes aleguen que recibían órdenes de ella. Las imputaciones de Nisman tienen una gran verosimilitud. Innumerables movimientos externos del Gobierno podrían encontrar en ellas una buena explicación. Además del cambio de postura frente a Irán, se aclararían otras piruetas. Por ejemplo, que la Argentina haya dejado de presidir el organismo especializado en terrorismo del Consejo de Seguridad de la ONU, como acaba de señalar el embajador Roberto García Moritán. O que se pusiera tanto empeño en incorporar a Sergio Berni al consejo de Interpol, sacrificando candidaturas más relevantes, como la de Susana Ruiz Cerruti a la Corte de La Haya. ¿Fue para que Berni tramite la derogación de las alertas rojas excluyendo a la Policía Federal? Misterios. Hay otra conducta del kirchnerismo sobre la que Nisman estaría

echando luz: la ambivalencia ante la masacre de Charlie Hebdo. Timerman se comportó con una indefinición digna de Daniel Scioli en sus vinculaciones con Clarín: firmó el libro de condolencias, pero ni siquiera contestó la invitación francesa a sumarse a las autoridades en la marcha de repudio; envió en su lugar a la embajadora en París, aunque participó de la manifestación como simple ciudadano. El fiscal del caso AMIA tuvo un gran sentido de la oportunidad. O, como recomienda la licenciada Florencia Saintout, del contexto: la incriminación de encubrir un atentado iraní encuentra a Cristina Kirchner sumergida en una nube de ambigüedad en relación con el terrorismo islámico. Parada sobre la denuncia de Nisman, la oposición reforzó sus viejas acusaciones. Hasta Sergio Massa y Elisa Carrió coincidieron. El Gobierno reaccionó como de costumbre. Scioli dijo que lo que se le atribuía a la Presidenta era “inconcebible”, lo que no siempre significa “falso”. Randazzo reprochó la neutralidad. El entrerriano Urribarri alertó contra un golpe. Y Aníbal Fernández propuso, como de costumbre, un argumento ad hominem. Dijo que la recriminación de Nisman era una venganza de Antonio “Jaime” Stiusso, el espía desplazado por Parrilli de la SI. Es muy probable que sea cierto. Pero eso no atenúa el rigor de los reproches. Sólo explicita una puja de poder. Fernández corrobora que la causa AMIA es, desde su origen, el

campo de combate de los servicios de inteligencia, como quedó demostrado cuando se designó como segundo de Parrilli a Juan Martín Mena, un estudioso de ese caso. Ahora falta una explicación de la Presidenta. De ella, que recurre a Twitter para justificar los negocios de Hotesur o presentar una mascota, debe esperarse una aclaración cuando se le imputa encubrir el mayor crimen de la historia argentina. El activismo de los espías, que otorga al expediente el aspecto de arenas movedizas, inspira interrogantes sobre la jugada del fiscal. ¿Por qué denunció recién ayer episodios que fueron detectados hace tiempo? ¿Se podría haber evitado lo que ahora se ventila si se hubieran expuesto estas novedades mucho antes? ¿O hubo que esperar, como quiere Fernández, la jubilación de Stiusso? ¿O que Gils Carbó estuviera a punto de remover a Nisman? También cabe preguntar si Héctor Icazuriaga y Francisco Larcher, las anteriores autoridades de la SI, informaron a la Presidenta lo que estaba sucediendo, aun cuando ella estuviera involucrada. Sobre todo si, como sostiene Nisman, esa secretaría estaba infiltrada por los iraníes. El fiscal denunció a su ex colega Héctor Yrimia por haber colaborado en armar una pista falsa. Y arguye que Yrimia, que otrora tuvo a su cargo la investigación, puede hacer coincidir el nuevo relato con la prueba que consta en el expediente. Si fuera

son ciudadanos iraníes? ¿Adónde los vamos a ir a buscar? –Irán no cumplió el acuerdo. Ni siquiera lo ratificó en su Parlamento. –Ésa es otra cuestión. Que Irán no haya cumplido no significa que nosotros no hayamos agotado hasta las últimas instancias ir detrás de la búsqueda de la verdad y de la justicia. Esto fue lo que hizo la Presidenta. Lo que hace Nisman es una locura. Es irracional. Es un disparate jurídico e institucional. No tiene ni pies ni cabeza. La verdad, es inentendible. –¿A qué atribuye la decisión del fiscal Nisman? –No sé. Preguntale a Nisman. –¿Por qué cree que hace la denuncia ahora? –Hay muchas especulaciones que puedo llegar a tener, pero no quiero avanzar sobre eso porque me parece que lo importante… (piensa) Es tanto el disparate... Nosotros fuimos detrás de la verdad. Él tendría que ir detrás de la verdad. Lo que hace es impugnar el camino. –Nisman habla de un acuerdo para desvincular a los iraníes y propiciar el intercambio de “petróleo por granos”. –Pero ¿cómo va a hacer Nisman para tomarles indagatoria a los que él mismo imputó? No lo va a hacer nunca. ¿O es que en el fondo Nisman no les quiere tomar declaración indagatoria a los que él mismo sospechó e imputó? –La denuncia es contra la Presidenta y el canciller. –La denuncia es un disparate absoluto.ß

Repercusiones en el mundo ^b^b^ La noticia de que Cristina Kirchner fue denunciada por encubrir el atentado contra la AMIA recorrió rápidamente los principales medios del mundo. El diario español El País tituló que “Un fiscal acusa a Cristina Fernández de encubrir a Irán en un atentado”. Añade que “el fiscal solicita embargos por valor de 20 millones de euros para la presidenta de la Argentina y otros miembros del Gobierno”. The New York Times también reflejó lo que sucedió: “Argentine President Accused of Cover-Up in Bombing Inquiry” [Presidenta argentina acusada de encubrir una investigación sobre un atentado]. Además, se hicieron eco, la BBC y El País, de Uruguay, entre otros.

así, ¿Yrimia estaba elaborando una patraña o logró demostrar una pista alternativa? La denuncia de Nisman es un homenaje póstumo a Eliaschev. Un homenaje paradójico porque, cuando el mismo fiscal le tomó declaración, dejó trascender que el periodista no logró justificar el acuerdo con Irán que había publicado. Desde la oficina de Nisman organizaron la información con un criterio político. Se explicó, por ejemplo, que para iniciar negociaciones con Teherán la Presidenta debió esperar a que muriera su marido, que representaba un escollo para esa marcha atrás. Esa explicación, montada en la premisa albertofernandiana “esto con Néstor no pasaba”, parece elaborada a la medida del massismo. Pero tiene deficiencias. La posición oficial frente al caso AMIA fue, en todas sus versiones, competencia de la esposa en la división matrimonial del trabajo. Y D’Elía hablaba con el principal imputado de la masacre, Moshe Rabbani, como consigna Nisman, en vida del ex presidente. No lo hacía en secreto. Lo entrevistaba por una radio financiada por el Gobierno. Estos detalles permiten sospechar que la aguja de la verdad sobre el atentado contra la AMIA está perdida en un pajar de manipulaciones. La prueba más contundente es que Cristina Kirchner es el segundo presidente acusado por encubrir ese ataque. El primero fue Menem. A ella se la acusa de querer salvar a los iraníes. A Menem, de querer involucrarlos. Ambos casos fueron promovidos por el mismo fiscal, Nisman; ante el mismo juez, Lijo, y con el soporte del mismo equipo de espionaje.ß Firmas la nacion. Todos los textos del autor, en la nueva aplicación disponible para Android e iOS