El estudio de la historia, según Jacques Le Goff

17 abr. 2014 - sultado de una larga investigación: una reflexión sobre la historia, sobre los períodos de la historia oc
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8 | ADN CULTURA | Jueves 17 de abril de 2014

El historiador Jacques Le Goff, en una imagen tomada en 1999 Sophie BaSSoulS/Sygma/CorBiS

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El estudio de la historia, según Jacques Le Goff Último libro. Meses antes de su muerte, ocurrida el 1 de abril, el gran medievalista francés dio a conocer un nuevo trabajo, aún inédito en español, en el que analiza los problemas que plantea el hecho de dividir en períodos el devenir de la humanidad. En su sitio electrónico, la editorial Seuil publicó un fragmento de dicha obra, del que tradujimos el texto que aquí se reproduce Texto Jacques Le Goff

i tesis ni síntesis, este ensayo es el resultado de una larga investigación: una reflexión sobre la historia, sobre los períodos de la historia occidental, en el seno de la cual la Edad Media es mi compañera desde 1950. Estábamos entonces en vísperas de mi agrégation [concurso de admisión en el cuerpo de profesores de enseñanza secundaria o superior. N. de T.], cuyo jurado estaba presidido por Fernand Braudel y en el cual la historia medieval estaba representada por Maurice Lombard. Se trata pues de una obra que llevo dentro de mí desde hace mucho tiempo, alimentada de ideas por las que tengo el más vivo interés y que he podido formular, en diversos lugares y de diversas maneras. La historia, como el tiempo que es su materia, aparece al principio como continua. Pero está hecha también de cambios. Y, desde hace mucho tiempo, los especialistas han tratado de distinguir y definir esos cambios recortando, en esa continuidad, secciones que al principio se denominaron las “edades” luego, los “períodos” de la historia. Escrito en 2013, en el momento en que los efectos cotidianos de la “mundialización” son cada vez más tangibles, este libro-recorrido vuelve así a las diversas maneras de concebir las periodizaciones: las continuidades, las rupturas, las maneras de pensar la memoria de la historia. Ahora bien, el estudio de estos diferentes tipos de periodización permite desgajar, creo, lo que puede llamarse “una larga Edad Media”. Y eso especialmente si se reconsideran a la vez las significaciones que, desde el siglo XIX, se han querido atribuir al “Renacimiento” y la centralidad de ese “Renacimiento”. Dicho de otro modo, al tratar el problema general del pasaje de uno a otro período, examino un caso particular: la supuesta novedad del “Renacimiento” y su relación con la Edad Media. Este libro pone así en evidencia las grandes características de una larga Edad Media occidental que podría ir desde la Antigüedad tardía (del siglo III al VII) hasta mediados del siglo XVIII. Esta proposición no elude la conciencia que de aquí en más tenemos de la mundialización de las historias. El presente y el porvenir comprometen a cada sector de la historiografía a poner al día sistemas de periodización. Este volumen exploratorio desearía también contribuir en esa tarea necesaria. Si bien la “centralidad” del “Renacimiento” se encuentra en el meollo mismo de este ensayo, incitando a renovar nuestra visión histórica, a menudo demasiado estrecha, de esa Edad Media a la cual consagré con pasión mi vida de investigador, las cuestiones suscitadas conciernen principalmente a la concepción misma de la historia en “períodos”. Pues resta saber si la historia es una y continua o si está seccionada en compartimentos. O aún, ¿realmente hay que recortar la