El corazón en el Gasómetro, el alma en la gran esquina

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| Jueves 14 de agosto de 2014

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| Jueves 14 de agosto de 2014

El corazón en el Gasómetro, el alma en la gran esquina

Juan Pablo Varsky PARA LA NACION

Un permanente ejemplo de rebeldía ante la adversidad

Del Bajo Flores a San Juan y Boedo, la emoción de la histórica noche en la que San Lorenzo fue el mejor de América Andrés Vázquez PARA LA NACION

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ólo ellos saben lo que les costó. Los de antes y los de ahora. Los gauchos, los santos, los matadores, los cuervos... Los del tango y la bohemia. Los que están y los que no. Vibra San Lorenzo por una conquista épica. Se ilumina un cielo azul en el que, por única vez, brillan estrellas rojas. Son guiños que saludan al campeón de América. Son destellos que agitan las banderas de San Lorenzo con la nostalgia y el perfume de Boedo. Hay que rendirse delante del campeón de América. Cada situación fue impactante a la vista de los que llegaron primero. Desde cómo fueron tapizándose los escalones hasta la ansiada vuelta olímpica. En realidad, hacía rato que la música daba vueltas por las cabezas de todos. Era imposible dejar de tararear las viejas letras del querido Ciclón. La Copa Libertadores, que descansó a un costado, brillaba como una novia radiante. Todos querían invitarla al primer vals. Qué decir, entonces, de la bienvenida para los guerreros con armadura azulgrana. No se escuchó nada por el rugido. No se vio nada por las lágrimas. Los hinchas de San Lorenzo quedaron en un estado de emoción pura. Hubo que estar ahí para entenderla. Generaciones y generaciones que vieron como el tiempo quedaba detenido en un instante. Justo ese. El del club de sus amores, en un momento único. “Por la gloria”, fue el mensaje de puño y letra de la platea Sur. La popular respondió a su modo: papelitos, globos y fuegos artificiales, como si la noche precisara más luz. Algunos, con la enésima mención del papa Francisco, el hincha más

conocido de San Lorenzo, tomaron el asunto como un situación litúrgica, entre rezos, plegarias, miradas al cielo o, apenas, una medallita en la boca. Todo valió. Si hasta el mismo Bergoglio estuvo representado por una estatua esculpida en madera de pino, que se vio ni bien cayó la tarde. Tampoco faltaron los imitadores. El Nuevo Gasómetro quedó chico. Cualquiera lo hubiera quedado: el Monumental, el Maracaná, el Santiago Bernabéu o el Olímpico de Roma. Lo mismo hubiera dado el nombre o las coordenadas. Una entrada valió un tesoro. Muchos, ya en la dura reventa, no dudaron en pagarlo: un boleto llegó a costar 10.000 pesos, según se ofreció por Internet. Cualquier lugar dentro del estadio sirvió: una butaca, un escalón, un lugar de salida, un puesto de gaseosa. La pasión desbordó cada sector, incluido el palco de periodistas. Hubo que cerrar las puertas de repente, cuando despuntaba el caos, cuando la masa quiso entrar sin entradas. La confusión duró unos segundos hasta que intervino la seguridad y la policía. Los simpatizantes más tenaces se quedaron en los alrededores del estadio y alentaron pared de por medio. No faltaron los que se reunieron en San Juan y Boedo, pese a que no se autorizó la pantalla gigante. Tampoco los que pasearon por el Obelisco, como en una larga espera del festejo que vendría. No fue fácil porque hubo momentos complicados. Costó mantenerse un segundo en la misma posición. Había que moverse de un lado a otra por la molesta presión del bravo Nacional, que se fue aplaudido. Sólo quedó tragar saliva y agradecer después del tiro en el palo de Orué. El destino no podía ser tan cruel cuando ni

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¡San Lorenzo campeón! Fuegos artificiales para celebrar la mayor conquista de la historia del club siquiera habían transcurrido dos minutos. No. Esta vez no. De la inquietud se pasó al murmullo. Y del murmullo a la incredulidad. ¿Qué ocurría? Lo único que podía templar el ánimo era una descarga emotiva. Un grito de liberación tan grande como el Gasómetro. Y llegó. En el momento más delicado, cuando pocos pensaron que era posible, llegó. La mano de un defensor paraguayo se estiró tanto como pudo y desvió la pelota dentro del área. Ortigoza no falló desde su distancia predilecta: doce pasos. Fue magia. Quedó como un arrullo. Las cosas, por fin, estuvieron en su lugar. Las bengalas provocaron un fuego importante en un rincón de la platea Sur. La pelota iba y venía. Otra vez los fuegos artificiales demoraron un córner. De casi nada sirvieron los gritos de Mercier y Ortigoza a sus hinchas. El nerviosismo sólo se aplacó en el final con un llanto incontenible, con una premiación impecable, cuando San Lorenzo hizo cumbre.ß

En Corea del Sur, el papa Francisco

fotos de fabian marelli, marcelo gómez y afp

Y en San Juan y Boedo, un imitador

Ortigoza, el héroe en el Bajo Flores

La postal del campeón de América

fabian marelli

Apuntes desde el Nuevo Gasómetro En la esquina de siempre San Juan y Boedo quedó cortada al tránsito porque muchos hinchas de San Lorenzo siguieron la final desde el tradicional lugar. Nostalgia y felicidad.

El Bocha no se lo perdió Ricardo Bochini, ídolo de Independiente e hincha de San Lorenzo en la infancia, estuvo en el Nuevo Gasómetro junto con varios familiares.

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No jugó, pero estuvo El presidente Lammens y el manager Romeo le dieron una camiseta del Ciclón a Ángel Correa, que se perdió la parte final de la Copa por un problema cardíaco.

Una burla que se terminó “Cambiamos la historia: bienvenida a Boedo”. En la cuenta oficial de Twitter del club (@sanlorenzo), hasta se animaron a jugar con la broma del escudo...

La emoción de Lammens “Hace dos años jugábamos la Promoción con Instituto y hoy estamos en la cúspide de América. Siempre lo soñé”, dijo el presidente Matías Lammens.

Música y color Antes del partido, dentro del terreno de juego, hubo un show del colombiano J. Balvin, conocido artista y cantante de reggaeton, que matizó la espera.

El octavo campeón argentino Racing (1 vez), Boca (6), Independiente (7), Estudiantes (4), Argentinos (1), River (2), Vélez (1) y San Lorenzo (1) son los clubes argentinos que ganaron la Copa.

iércoles 13 de agosto de 2014, 11:07 PM. Final del partido. Este grande completa el álbum. Salda su deuda. Gana la Copa Libertadores por primera vez en su historia. Cierra el círculo. Estuvo a punto de quedarse afuera en la fase de grupos. Se clasificó en la última fecha, decimoquinto de 16. Le tocó definir de visitante en Porto Alegre y en Belo Horizonte. Solito, se fue sacando de encima a los rivales más complicados. Nada distingue más a este club que su rebeldía y fortaleza frente a las adversidades. Su pueblo siempre ha reaccionado ante los malos momentos de manera ejemplar. En 1979, perdió su estadio debido a su crisis económica y a un negociado. Dos años después, fue el primer grande en bajar de categoría. Regresó al año siguiente con una campaña sensacional, en las canchas y en las tribunas. Llevó más gente que cualquier equipo de Primera en aquel 1982. Sus hinchas aprovecharon las malas para crear las canciones más ingeniosas del fútbol argentino. Allá por 2010-2011, adaptaron Bad Moon Rising de Creedence Clearwater Revival. El “Brasil, decide que se siente” viene del “Vengo del Barrio de Boedo, barrio de murga y carnaval”. Recuperó la categoría enseguida. En diciembre de 1993, estrenó el Nuevo Gasómetro. Un grupo de hinchas nunca se olvidó del “Volver a Boedo”. Liderados por Adolfo Res, siempre creyeron en lo imposible. El 8 de marzo de 2012, cien mil hinchas marcharon a Plaza de Mayo para pedir la Ley de Restitución Histórica. No hubo ni un incidente. El 15 de noviembre de ese año, fue votada por la Legislatura porteña. En marzo de 2013, el club llegó al Vaticano con el Papa cuervo. En abril de 2014, el club firmó el acuerdo con Carrefour para la devolución del predio. El tiempo dirá si finalmente el estadio vuelve a estar sobre la avenida La Plata. Ya dejó de ser imposible. Hace dos años, la crisis institucional desembocó en la salida del presidente Carlos Abdo. Matías Lammens y Marcelo Tinelli tomaron un club arruinado. Con creatividad, ingenio y trabajo, lo fueron recomponiendo. Revalidaron su conducción en dos elecciones. En septiembre de 2012, sacaron el 80 % de los votos para completar el mandato anterior. En diciembre de 2013, superaron el 82 % para comenzar el propio, con vencimiento a fin de 2016. Eligieron a Edgardo Bauza para reemplazar a Pizzi, que decidió irse a Valencia tras salir campeón del Inicial 2013. El antecedente de Liga de Quito en 2008 fue clave. Patón los llevó a tierra prometida con capacidad y liderazgo. Hace 26 meses, estuvo a 35 minutos de bajar a la B Nacional. Domingo 24 de junio de 2012, 4:10 PM. Walter Kanemann cabeceó solo en el área de San Martín de San Juan y lo rescató del descenso directo. Dirigido por Caruso Lombardi, le ganó la promoción a Instituto y se salvó. Esa tarde, Romagnoli lloró para liberarse de la tensión. Anoche tampoco aguantó el llanto cuando fue reemplazado al final por, justo, Kanemann. “Tenía algo en el pecho que no daba más”, dijo en el campo. El prócer se va a jugar a Bahía en paz, con la certeza del deber cumplido. Ya había pasado una hora y media de la jugada decisiva. Mano de Coronel, penal de Ricci, gol de Ortigoza, con clase. Jugó nervioso e impreciso ante un bravo rival. El paraíso ofrece un inminente viaje para compartir la Copa con Francisco y en diciembre Marruecos para un posible duelo con Real Madrid en el Mundial de Clubes. San Lorenzo es, por fin, campeón de América. El club que se construyó desde la rebeldía ante la adversidad hoy disfruta de su hora más gloriosa. Ya nada será igual desde las 11:07 PM de ayer.ß