Downton Abbey, un fenómeno hecho en Inglaterra

6 mar. 2013 - de los años veinte en Inglaterra. ¿Qué tiene esta mirada algo inge- nua e idealizada de la nobleza y sus s
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espectáculos

| Miércoles 6 de Marzo de 2013

Downton Abbey, un fenómeno hecho en Inglaterra

historia y romance. Mañana, a las 22, por Film & Arts se estrena

la tercera temporada de la serie que acumula premios y público con una historia de romance y tradiciones británicas de exportación

Shirley MacLaine interpreta a Martha Levinson, uno de los nuevos personajes del ciclo Viene de tapa

Es difícil explicar las razones detrás del fenómeno creado alrededor de la historia de los Crawley de arriba y los Crawley de abajo, representantes de los usos y costumbres de la división y la distinción de clase de los años veinte en Inglaterra. ¿Qué tiene esta mirada algo ingenua e idealizada de la nobleza y sus sirvientes para haber atrapado al público del siglo XXI? Ese que está más acostumbrado a ver series que lo impacten y lo sorprendan antes que una que le pinta un cuentito de tiempos pasados, de tradiciones perimidas y de romances cercados por las convenciones. Y, sin embargo, en febrero pasado cuando se estrenó esta temporada en los Estados Unidos –varios meses después de su emisión en Inglaterra–, ocho millones de personas se sentaron frente al televisor para ver si finalmente se concretaría el esperado casamiento entre el primo Matthew, heredero de lord Crawley, y su hija mayor, la bella y ya no tan distante lady Mary. El rating, el más alto en la historia de la cadena pública PBS, que emite y

coproduce la serie, aumentó cerca del doble comparado con el inicio de la segunda temporada de la serie. Y el fenómeno no se limita a la TV. Contra todo pronóstico, el relato que hace comedia del esnobismo rampante de sus protagonistas y festeja las tradiciones decimonónicas que en su propia narrativa ya quedan viejas frente al progreso del siglo XX, es un éxito también en las redes sociales e Internet en general. Así, el momento en el que la serie ganó el Globo de Oro a la mejor miniserie en 2012 resultó el más tuiteado de toda la entrega de premios; hace unos meses siete de los veinte videos más bajados de Amazon. com eran capítulos del programa y hasta hay páginas de Internet dedicadas a vender remeras impresas con las frases más divertidas de la gran condesa viuda Violet Crawley, que interpreta Maggie Smith. Entre ellas, una de la más vendidas fue esa en la que se lee la oración: “¿Por qué tenemos que pelearnos con un americano todos los días?”. Una duda que podrá contestar la propia aristócrata esta temporada

Cómo conseguir objetos sin dinero

estreno. Los protagonistas de Barter

film & arts

cuando Martha Levinson, la millonaria madre de la condesa Cora (Elizabeth McGovern), llegue a las antiguas puertas de Downton Abbey. Interpretada por la fabulosa Shirley MacLaine con la suficiente irreverencia como para hacer temblar la estantería de Maggie Smith y su personaje, la aparición de la entrometida americana de los bolsillos llenos y las ideas progresistas será uno de los puntos más livianos de una temporada que pegará varios golpes al corazón de sus más fieles seguidores. Esos que desesperan por saber qué será del estoico Bates, que en el final de la segunda temporada era condenado a prisión por el crimen de su ex esposa. Más británico que la reina Después del suceso de audiencia en el competitivo mercado norteamericano y del reciente triunfo en los premios del sindicato de actores (SAG), en los que el elenco de la serie se llevó el galardón en la categoría de drama televisivo, superando a los actores de Boardwalk Empire, Breaking Bad, Homeland y Mad

Men, está más que claro que el programa es un fenómeno cultural y no sólo una moda pasajera. Al menos eso piensa su protagonista, Hugh Bonneville, el encargado de dotar a lord Crawley de la justa medida de distinción, nobleza y una testarudez que más de una vez roza en el prejuicio, especialmente cuando se trata de lidiar con el marido de su hija menor, lady Sybil, que escándalo de escándalos, no sólo era el chofer de la familia, sino que para colmo de males es irlandés y católico. Además de destacar el talento para la escritura de Fellowes, el casting y la lujosa producción, lo más importante de Downton Abbey, según su protagonista, es que su premisa tiene inagotables historias que contar. “Éste es uno de los ambientes, junto con los hospitales y las estaciones de policía, donde podés encontrar un cruce real de gente de diferentes orígenes sociales, todos conviviendo bajo un mismo techo. Claro que más allá de todo eso esta serie gira en torno del romance más que el sexo, es sobre la tensión más que sobre la violencia y trata sobre la familia, tanto la real como esa que se arma entre los sirvientes. Exploramos los detalles de esas estructuras sociales, de un sistema específico de costumbres y creencias que dividen a quienes están dentro de él y quienes quedan afuera”, explica Bonneville, que sabe que el día que se escriba su necrológica lord Robert Crawley figurará en las primeras líneas. Algo que al actor veterano del teatro y la TV inglesa que hasta ahora tenía como mayor crédito en Hollywood su participación en Un lugar llamado Notting Hill, donde interpretaba al más perdedor de los amigos de Hugh Grant, le parece muy bien. Especialmente, si este papel le trae reconocimiento en todo el mundo y hasta le consigue mejores papeles como el que hará en The Monument Men, la nueva película dirigida y protagonizada por George Clooney. De hecho, Bonneville no es el único que aprovechó la fama que le proveyó el programa para ampliar sus perspectivas laborales. Dan Stevens, el actor que interpreta al galante Matthew Crawley, futuro conde de Downton Abbey, protagonizó en Broadway la obra La heredera, junto a la solicitada Jessica Chastain. Vendida a más de cien países a poco de su estreno en Gran Bretaña, la serie se transformó en objeto de adoración para sus seguidores tal vez porque, además de sus mencionados méritos, tiene a su favor una escasez que la vuelve adictiva. La temporada que empieza a emitirse mañana en la Argentina está compuesta por ocho episodios y un especial de Navidad. Es decir que durante nueve semanas los downtistas estarán en la gloria hasta que el pozo se seque y tengan que esperar al menos un año hasta que llegue la cuarta temporada del ciclo. Una nueva vuelta que, teniendo en cuenta los sucesos de la tercera que no conviene adelantar para no aguarle la fiesta a nadie, seguramente conseguirá aun mejores ratings que sus estrenos anteriores. Y seguramente, en septiembre, a la hora de la entrega de los Emmy, Fellowes volverá a ser la figurita más requerida, el sultán en su harén, el conde de la mansión más popular de la TV.ß

La importancia de cuidar los detalles

folletín. Un guionista conocedor de lo british y un gran elenco, claves del gran resultado

Ernesto Schoo PARA LA NACION

Como lo califiqué en una de mis columnas de los miércoles, Downtown Abbey es un folletín alevoso, con todos los lugares comunes del género, pero en un excepcional nivel de calidad. Se nota la mano del guionista, Julian Fellowes –el mismo de Gosford Park, el notable film de Robert Attman–, ducho en todos los vericuetos del protocolo que rige la conducta pública de la clase alta británica. Los preparativos de una comida de gala, por ejemplo, no sólo implican ubicar las copas y los cubiertos a determinada distancia unos de otros (con ayuda de una cinta métrica), sino hasta la elección prolija de un par de gemelos para los puños de la camisa, los únicos adecuados para la ocasión: precisamente ese par y no otro cualquiera. Aunque es improbable que una familia inglesa aristocrática de entonces fuera tan amable y generosa con sus criados como los Grantham de esta historia, no es el menor mérito de ésta trazar un cuadro veraz de la situación política, económica y social de la Inglaterra de la época, (cuando se prolongaba lo que los ingleses –con nostalgia no exenta de ironía– denominan “el crepúsculo eduardiano”, el breve reinado –1902-1910– de Eduardo VII, cuando empezó a demolerse el formidable bastión victoriano). El crepúsculo perduró, ya entronizado Jorge V, hasta el comienzo de la Primera Guerra Mundial, que acabó con la llamada “belle epoque”. La acción de Downton Abbey se desenvuelve a partir del naufragio del Titanic, en abril de 1912, en el cual muere Patrick Crawley, destinado por la ley inglesa a heredar el castillo y el patrimonio todo de la familia. Patrick iba a casarse con lady Mary, la hija mayor de lord Grantham (por ser mujer, no puede acceder a la

Una historia que continúa y suma personajes Teniendo en cuenta los meses que separan la emisión local de Downton Abbey de su estreno británico primero y norteamericano después, parece un poco precoz empezar a discutir la cuarta temporada. Sin embargo, como sus grabaciones ya están en marcha y se estrenará en su país de origen en septiembre, de hecho algunos detalles ya comenzaron a filtrarse y difundirse con respecto a lo que vendrá. Sin revelar líneas de relato específicas que les quiten sus merecidas sorpresas a quienes no han visto aún la temporada actual, se puede adelantar que la próxima comenzará seis meses después de los sucesos que se muestran en el especial de Navidad, y que aunque algunos personajes fundamentales de la trama ya no serán de la partida,

La renovación de la pantalla televisión. Ernestina País debutó en la conducción de Desayuno

americano y volvieron Cuestión de peso y Animales sueltos

Kings muestran el arte del trueque

Ricardo Marín Steve McHugh y Antonio Palazzola son dos personajes con un talento especial: tienen la capacidad de proponer trueques y en la negociación conseguir el objeto que pretenden a cambio de otro artículo que para ellos tiene menor valor. McHugh descubrió que tenía esta capacidad a los 22 años cuando intercambió un esquí acuático que no usaba por un juego de palos de golf que era lo que quería. Años más tarde fue despedido de su trabajo de vendedor de autos y utilizó sus dotes para intercambiar para ganarse la vida, y mantener a su esposa y sus dos hijos. Por su parte, Palazzola descubrió su talento a los ocho años cuando intercambió unas bolitas de cristal pequeñas por otras dos de gran tamaño y de mucho más valor. Luego siguió desarrollando sus dotes debido a que su padre almacenaba

piezas de automotores usadas con lo que aprendió la mecánica de las transacciones y de cómo asignarles valor a las cosas de segunda mano. Actualmente, McHugh y Palazzola son los protagonistas del ciclo Barter Kings, en el que se ve cómo son capaces de conseguir aquello que necesitan haciendo trueques sucesivos partiendo de objetos de no tan alto valor. El programa se verá, desde hoy, los miércoles, a las 21, por A&E. En el primer episodio de la serie, McHugh quiere conseguir antes del fin de semana un bote de alta velocidad, para llevar a su familia al lago a pescar. Para ello empieza su cadena de trueques con una colección de discos de oro de Elvis Presley que ya no desea. Por su parte, Palazzola lo acompaña poniendo en oferta un antiguo ordenador que ya no usa.ß

LA NACION

Anteayer, la televisión abierta presentó novedades. A la mañana, por América, Ernestina Pais hizo su debut al frente de Desayuno americano; por la tarde, en El Trece, volvió Cuestión de peso, con nuevos participantes y nuevas pautas y, por la noche, se produjo la vuelta de Alejandro Fantino con Animales sueltos, por América. El rating del primer programa de Desayuno americano, con Pais en la conducción, fue de 2,8 puntos de promedio, una cifra más alta que el promedio que logró el ciclo en febrero (2,3 puntos), que lo que promedió durante 2012 (2,5 puntos) y que lo que promedió en 2011 (2,4 puntos). Por su parte, Cuestión de peso consiguió un promedio de 6,1 puntos en su vuelta y Animales sueltos, 7,2 puntos. Esta última cifra es la más alta que consigue este programa en su historia (el pico era de 7,1 puntos y se había

Alejandro Fantino, nueva temporada “animal” logrado el 23 de marzo de 2010). Uno por uno En su debut, Pais al presentar el programa demostró alegría por estar al frente del magazine, pero no dudó en tirar algunos palos a quienes la criticaron en los últimos días

herencia), pero su muerte abre la certeza de la ruina del conde y los suyos. Salvo que la bella Mary, con un pasado dudoso a sus espaldas (hay en su vida un secreto que no conviene revelar), logre seducir al nuevo heredero, un joven y apuesto abogado de Manchester, pariente lejano de los Grantham, dispuesto a no someterse a los códigos de la aristocracia. Como en la memorable Upstairs, Downstairs de los años 60, debajo de los salones suntuosos y de las fingidas cortesías, bulle el mundo de los criados, que son (como en La regla del juego, el film de Jean Renoir de los años 30) tan snobs como sus amos, y aun más, si cabe. Ahí se juega la destreza de Fellowes para diseñar y sostener dramáticamente una variedad de tipos populares, de procedencias y cuasi dialectos muy diversos. Las historias laterales atienden a todos los gustos: hay amores contrariados (a granel), traiciones, mentiras, engaños, esposas intratables, seres angélicos y seres demoníacos, hijos naturales… El repertorio íntegro, sin ningún pudor, pero en un nivel de calidad excepcional. Y puesto que se dice que Dios está en los detalles, he aquí algunos. Las actrices elegidas como lady Mary y su madre (Michele Dockery y Elizabeth McGovern, respectivamente) tienen un evidente parecido, un aire de familia. Cuando la hija más joven, lady Sybil, quiere escandalizar a los tradicionalistas, encarga a París un atuendo tipo odalisca, a la manera de Paul Poiret. La condesa viuda (creación magistral de Maggie Smith), entre otros horrores modernos, detesta la luz eléctrica y se cubre los ojos con su abanico cuando ya no puede soportarla. No son observaciones frívolas ni prescindibles. Son el sostén menudo, humilde acaso, que mantiene en pie a todo el edificio.ß

américa tv

antes de su vuelta a la televisión. “Quiero agradecerles a los que hicieron Desayuno americano hasta hoy, pueden volver cuando quieran. Desde ya, tienen las puertas abiertas, obvio”, dijo en alusión a lo que declaró la última semana Pamela David, la anterior conductora, que dijo que

otros se sumarán al mundo Downton. Entre ellos habrá que contar el regreso de ese vendaval antiesnobs que es la Martha Levinson de Shirley MacLaine y la participación de la cantante de ópera Kiri Te Kanawa, que hará de una cantante que brindará una función en el hogar de los Crawley; además la actriz Harriet Walter (Sensatez y sentimiento) interpretará a lady Shackleton, una amiga de la condesa viuda, y el actor Tom Cullen, ocupará el puesto de galán de la temporada interpretando a lord Gillingham, un viejo amigo de la familia. Entre los personajes de “abajo”, un nuevo valet aparecerá para poner nervioso al verdadero rey de la mansión, Carson, el orgulloso mayordomo que interpreta el subvalorado Jim Carter.ß

Pais era sólo un reemplazo temporario de ella. Por la tarde, en el primer programa de la nueva temporada de Cuestión de peso, Claribel Medina mostró las historias de vida de tres de los participantes –Charly Sinópoli, Gerardo Della Vecchia y Susana Mira– y a lo largo de la semana se seguirán mostrando al resto de los 12 participantes. Sinópoli fue el primer participante que ingresó al estudio. Tiene 24 años, es de San Justo y quería entrar al programa para volver a sentirse una persona útil, ya que su sobrepeso le impide hacer nada por sí mismo. La segunda persona en ingresar fue Mira, que destacó que come a cualquier hora y dejó en claro que no tiene constancia con los regímenes. Finalmente, Della Vecchia es un rockero de 32 años que vive en San Miguel y tiene serios problemas de salud originados por su gordura. En cuanto a la vuelta de Fantino con Animales sueltos, la novedad fue la incorporación de Nicole Neumann al panel en el que están además Coco Sily, Matías Alé, Roberto Leto, El Mago Black, Tomas Bulat, Luis Novaresio y Gabriel Rolón. Los invitados del primer día fueron Pamela David, Flavio Mendoza, Coki Ramírez y Karina, “la Princesita”, que confirmó su romance con el futbolista Sergio Agüero, “el Kun”.ß