Dos voces que están de vuelta

24 nov. 2007 - hace unos meses, Pirata y Mar de Sophia (RP Mu- sic), giran alrededor del agua, los ríos y el mar, y son
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PAQUITA, TEMIBLE FIGURA. “¿Me estás oyendo, inútil?”, es su grito de guerra. En tres décadas de éxitos, grabó casi 30 discos y ha sido actriz de telenovela

CARÁCTER E INSPIRACIÓN. María Bethânia y Joni Mitchell en escena

Dos voces que están de vuelta as dos han vuelto este año. Las dos son grandes. Cantan en idiomas diferentes y no pertenecen a la misma cultura, pero comparten una madurez artística que pocos alcanzan y dicen lo suyo con mucho resto, con una mezcla prodigiosa de refinamiento y sencillez. Sin embargo, lo que en una de ellas es denuncia y desasosiego, en la otra es serena celebración, sabia alegría. Mientras que la primera pasó de cantar su propio paisaje interior a señalar los horrores del mundo, al tiempo que enfriaba su sonido, la segunda ha hecho de su música un arte cada vez más íntimo, más cálido y despojado. Tan distintas, con tanto en común, Joni Mitchell y Maria Bethânia son dos voces imprescindibles de los últimos cuarenta años de música popular. Joni llegó hace semanas con Shine (Universal), su primer disco de canciones nuevas en casi una década. Diez temas que han venido a romper su promesa de refugiarse en la pintura y retirarse de la música, empujada por una industria discográfica que se había convertido en “un nido de víboras”. Pero la Mitchell, felizmente, es una mujer de palabra, y aquí está este gran disco donde, con un registro quizá una octava más bajo que el que tenía en Song To a Seagull, aquel primer trabajo de 1968, denuncia el afán guerrero de los hombres, la tecnología convertida en un “Frankenstein” y los abusos contra la naturaleza. Ella avanza sin mirar atrás, pero puede decirse que Shine –su música, su poética– remite más a la Mitchell de los años 80 y 90 que a la de los 70. En parte, una pena: aunque es una artista que trasciende los géneros, me atrevo a decir que su raíz está en el folk. Basta escuchar la inspiración y la frescura de Ladies of the Canyon, Blue o For the Roses (todos de principios de la década del 70). O Hejira, acaso el mejor de sus trabajos, donde lo musical y las letras –todas sobre el camino y los viajes– se acoplan de modo asombroso, así como el folk y el jazz. En Shine, el mejor tema es el que da título al disco, con su viejo amigo James Taylor en la guitarra. Allí hay algo de su antigua calidez y es la canción en la que más compasiva se muestra. Los dos discos con los que llegó María Bethânia hace unos meses, Pirata y Mar de Sophia (RP Music), giran alrededor del agua, los ríos y el mar, y son un viaje al Brasil profundo. Sonidos acústicos, austeros, íntimos, para temas que develan con sencilla y honda poesía el sentir popular. Hay un despojamiento pasmoso en los últimos trabajos de Bethânia. En su modo de cantar. Hay que verla en vivo, la felicidad en el rostro, los pies descalzos. ¿Por qué recordé sus discos al escuchar el de Joni Mitchell? Porque son dos grandes. Dos grandes que están de vuelta. De vuelta de todo. Una mira el devenir de la historia y la otra, la vida en estado puro.

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LUIS MORENO / NOTIMEX

pedidos de canciones en las servilletas. Luego las servilletas vuelan hacia Paquita, la estrella las toma y las usa para secarse las lágrimas. El odio moja los títulos y sus manchas de papel alfombran el púlpito de una misa donde hay de todo, menos piedad. En el primer piso, a mitad de precio, el que se presenta es un travesti que imita a la Señora. Las paredes, pintadas de rosa y amarillo, se continúan hasta el muro de espejo que se abre a la otra casa, el hogar donde la guerrera reposa entre imágenes religiosas, fotos familiares en blanco y negro, y ceniceros que guardan y exponen los collares, pulseras y anillos de oro que se turnan para cuidar y alegrar la rolliza figura de su dueña. “Sé que parezco temible, pero afuera de la pista soy muy tímida”, me dijo la noche que la entrevisté. “Tan tímida soy que durante las actuaciones no hablo con la gente. Y si hablo de mi vida, como ahora, me dan ganas de llorar.” Acto seguido, se secó una lágrima. Los espejos de las paredes multiplicaban su imagen sufrida, como una fantasía de Warhol pintada por Botero. El silencio empequeñecía su gloria y se burlaba de la justiciera que demuele a los hombres. © LA NACION

Las canciones de Paquita

Rata de dos patas Rata inmunda, animal rastrero, Escoria de la vida, adefesio mal hecho, Infrahumano, espectro del infierno, Maldita sabandija, ¡cuánto daño me has hecho! Maldita sanguijuela, Maldita cucaracha, Que infectas donde picas, Que hieres y que matas. Alimaña, culebra ponzoñosa, Deshecho de la vida, Te odio y te desprecio. Rata de dos patas, Te estoy hablando a ti, Porque un bicho rastrero Aún siendo el más maldito Comparado contigo Se queda muy chiquito. [Letra y música: Paquita la del Barrio]

Héctor M. Guyot

Sábado 24 de noviembre de 2007 I adn I 29