Dady Brieva. “Mi trinchera es ejercer con dignidad mi

bitantes de Rauch, en la provincia de Buenos Aires. Ubicada de modo ... Claudio Mesina, Mario Vedoya y Gui- llermo Arago
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espectáculos

| Miércoles 2 de octubre de 2013

El comediante lleva tres años de éxito con su unipersonal Dadyman y anticipa su película sobre el peronismo, su pasión

teatro

Anécdotas de un muchacho de Santa Fe

Dady Brieva. “Mi trinchera es ejercer con dignidad mi oficio”

dadyman, recuerdos de barrio. ★★★ buena. idea, libro, interpretación y dirección :

jueves a domingos. sala: teatro Astral.

Texto Pablo Gorlero | Fotos Maximiliano amena

E

s de esos tipos de barrio con carisma con los que cualquiera podría compartir un asado o unos vinos feliz de la vida. Amable, franco y divertido, Dady Brieva se mueve así, con soltura, por donde ande. Cada vez que puede le agradece cosas al psicoanálisis, menciona a su mujer (La Chipi), se emociona al hablar de sus hijos, agradece a la vida haber conocido a su primera esposa y compañera de militancia. Es así como se muestra en Dadyman, unipersonal que ya va por su tercera temporada y que prácticamente llena el Astral en sus cuatro funciones semanales. “No es el mismo espectáculo del comienzo. Va cambiando muchísimo, del primero que hice hasta ahora. Tenía un monólogo de un santafecino en Toronto, que tiene como un millón de visitas en YouTube y da vueltas por las radios de España, pero lo saqué. Siempre llego a casi dos horas de espectáculo. Escribí muchos monólogos para mi libro y para Agrandadytos. Siempre ando contando historias”, aclara. –Pero ésta es tu propia historia… –La idea es hablar sobre mi tía como excusa, así identifico a tu tía. Ése sería el goyete. La gente se engancha, sobre todo por aquello que atraviesa lo de una determinada edad, ¿viste? Lo de la antena en el techo, por ejemplo, en aquella época no había mucho. Pero los chicos jóvenes también se enganchan con esas historias. No había hielo para 60 personas, entonces comprabas las dos

barras de hielo y las picabas. Había que buscarlas en el lugar y ponerlas en bolsa de arpilleras. Todo era como el doble de esfuerzo y de energía. A través de haber hecho mucho análisis encontré la posibilidad de poder contar esto tratando de sanar. Es decir, de no quedarme con la violencia que había en esa época con los padres, de los cachetazos, de la varilla en las patas. Prefiero quedarme con el cuento gracioso, con el buen recuerdo. –¿Todo es autobiográfico o hay elementos de ficción también? –Es y no es. A veces viene mi vieja y me pregunta: “¿De qué tía estás hablando?”. Y yo le digo: “Mamá, yo trabajo de esto, no es tan así”. Hay un gran porcentaje que es verdad, con algunas exageraciones, como para que la gente se divierta. –¿Vas a seguir escribiendo cine? –Más que un hombre metió 35.000 personas y salió con 21 copias. Tengo ganas de comenzar a escribir mi segunda película. Quiero contar la historia del peronismo narrada con un tío y un chico. Comienza cuando los dos vuelven de Ezeiza. La película se va a llamar El tío, que tiene reminiscencias lógicas. Quiero jugarme a contar algo que me duela, no me quiero quedar en lo que se ha contado en los libros. Me gustaría abrirme un poco a esas cosas que uno tiene como peronista negador y ponerlas sobre la palestra. –¿Qué te duele del peronismo? –Me duele que el peronismo todavía siga siendo una esperanza. Como forma parte de la naturaleza, es

duración: 100 minutos.

L

medio jodido explicar las pasiones. Es como si te enamorás de una puta: sabés que en cualquier momento te traiciona. Es muy difícil explicar qué es lo que te une, qué es lo que amás. Es medio embromado intelectualizarla. Fijate que todavía no pudimos debatir cuántos muertos hubo en Ezeiza y mirá que había testigos... Tiene que ver con las familias que muestro en Dadyman, hay cosas que no se hablan. Y sí... al peronismo lo sufro... ¡y cómo lo sufro! –¿Más que a Colón de Santa Fe? –Es más fuerte que eso. Tiene que ver con la historia personal. –¿Y si encontraras esa alma peronista que comparte el mismo sentimiento tuyo militarías en política? –No, me lo ofrecieron cien millones de veces. No me gusta me-

terme en algo que no manejo. –No harías lo mismo que Miguel [Del Sel], entonces... –No. Descubrí que mi trinchera es ejercer con dignidad mi oficio. Cada uno tiene que hacer lo que cree que mejor hace. –¿Estás enojado con la televisión? –No... La verdad es que hay muchos como yo que no encuentran un lugar en esta tele. Y uno ya tiene una independencia como para no jugar los juegos que no quiere jugar. De todas maneras soy un gran veedor de televisión. Me encanta. De hecho, utilizo mucho ese medio para promocionar mi espectáculo. Pero me quedan amores como Agrandadytos o El sodero de mi vida, que formaron parte de una televisión que ya no existe. –¿Midachi podría volver?

–Midachi no tiene posibilidad de volver porque cada uno está en lo suyo y porque nosotros ya cerramos la fábrica. Era una fábrica con 50 empleados a la que dimos de baja como razón social. Veo muy lejana esa posibilidad. –¿Por qué sólo unipersonales? ¿Te cuesta meterte en otra producción que no sea la tuya? –Sí, totalmente. No sé por qué. Me ofrecieron hacer Los locos Addams, Priscilla... y muchas cosas más, pero no concibo al teatro de otra manera que no sea haciendo lo que yo hago. No me interesa participar de una superproducción donde no tengo la necesidad de contar lo que no soy. Yo no soy de esos cómicos que ahora quieren hacer llorar para que el establishment los reconozca. ß

La danza que se piensa y moviliza

Bambalinas Laura Ventura

en acción. Simultaneidades, tensiones

y sintonías en la actividad coreográfica

aniversario // 60 años del TeaTro de rauch

“Este lugar es un paraíso”, dice Juan Carlos Rapallo, uno de los 14.000 habitantes de Rauch, en la provincia de Buenos Aires. Ubicada de modo equidistante –a 70 km– de Tandil, Azul y Las Flores, una de las virtudes de esta ciudad es su teatro. La compañía Candilejas acaba de celebrar los 60 años de una sala que ofrece una programación con textos nacionales y al menos dos puestas de producción propia por año. Además, hospeda obras porteñas durante sus giras. “Este teatro no pertenece a nadie en particular, y, al mismo tiempo, pertenece a todos: al pueblo”, explica Rapallo, presidente del teatro y director de los dos grupos para adultos que funcionan allí, y quien además protagoniza Stéfano, el clásico de Armando Discépolo, con dirección de Marcelo Jaureguiberri que actualmente está en cartel. En esta puesta también actúa Oscar Alfredo Rapallo, hermano de Juan Carlos, quien interpreta a Pastore. En 1953 nació esta agrupación y el escenario que la cobija en el espacio que perteneció a una cancha de paleta del Club de Comercio. “Acá nadie cobra un peso. Todo se hace por vocación, por amor. No contamos con apoyo municipal ni de la sociedad de fomento. Nuestro estatuto dice que si el grupo se llega a disolver, el teatro será rematado y el 50 por ciento de lo obtenido irá para el hospital y,

Dady Brieva.

producción: Jorge Taiana. funciones: de

alejandro Cruz LA NACION

La sala de la compañía Candilejas el otro 50, para la biblioteca”, cuenta Rapallo, quien trabaja en un banco. Este teatrista, que viene de una familia de circo, conoce cada una de las 237 butacas y con entusiasmo describe el escenario a la italiana, los camarines, las luces, el telón, sus bambalinas y patas. Rapallo llegó a Rauch a los 18 años y no se fue jamás. La vida nómade quedó en el pasado y allí echó raíces y se convirtió en uno de los vecinos más famosos. Como la programación busca acercar textos argentinos al público ya se han representado obras de Carlos Gorostiza, Mauricio Kartun, Nelly Fernández Tiscornia, Mauricio Dayub y de David Curese, quien vivió 14 años en Rauch. También funciona en es-

ta sala un grupo de teatro para jóvenes. “Tienen mucho entusiasmo, pero, lamentablemente, muchos se marchan de Rauch para ir a estudiar a Buenos Aires. Eso sí, cuando vuelven, nos visitan. Eso es lo que tiene el teatro: logra unir a la gente”, asegura Rapallo. Este teatro fue además la última sede del Encuentro Provincial de Teatro Independiente del que participaron 15 elencos bonaerenses. “Nos llena de orgullo porque tenemos continuidad, funciones ininterrumpidas desde hace 60 años, y porque le damos alegría a la gente”.

novedad // Timbre 4 se dice ring n° 4

La sala de Boedo que dirige Claudio Tolcachir, Timbre 4, siempre pionera y a la vanguardia –en cuanto a espacio y a oferta para su público– comenzó a ofrecer los espectáculos de su cartelera con subtítulos en inglés. Así, La omisión de la familia Coleman es The Omission of the Coleman Family, Tercer cuerpo es Third Wing, El viento en un violín es Wind in a violin y Emilia sigue siendo Emilia. Todas estas obras realizan algunas funciones con subtítulos, una experiencia en la que son expertos después de haber recorrido el mundo, llegando a los auditorios más diversos. La semana pasada, de hecho, El viento en un violín se presentó en el Festival Radar LA en la sala de Los Angeles Theatre Center, y en Chicago, en el Museo de Arte Contemporáneo. Y pronto partirán hacia México, acompañados por el elenco de los Coleman. Además, este último se prepara para iniciar una gira por Perú y debutar en los escenarios asiáticos, en China.

A juzgar por algunos hechos, la danza independiente está en pleno proceso de reflexión sobre su lugar en el mundo de las artes escénicas, su profesionalización, su formación, su propia manera de gestionarse y su compleja visibilidad. Hace algunas semanas, Prodanza, el organismo del estado porteño destinado al fomento de la escena coreográfica no oficial, presentó el libro Ejes en danza. Con media hora de diferencia, se realizó la conferencia de prensa que anunciaba la programación del Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA), al que se suele visualizar como el “festival de teatro” y que comienza pasado mañana. Como era de imaginar, ese último acto fue el que acaparó la atención. Ese simple hecho parece dialogar con situaciones de arrastre. El libro editado por Prodanza incluye también un estudio de diagnóstico realizado en 2009. A partir de la indagación bibliográfica, entrevistas, grupos focales y observaciones de los participantes, uno de los temas que apareció fue el de la precariedad de trabajo. Y cuando se indaga en las razones de esa fragilidad se visualiza a la danza como “el patito feo” de las artes. La simultaneidad de las dos presentaciones podría llevar a confirmar esta presunción. Sin embargo, y como signo de fortalecimiento de la misma gestión de Prodanza y de la actividad, hay otras lecturas posibles. El libro mismo es un hecho significativo. Por sus objetivos y funcionamiento, el organismo destinado a promover la actividad coreográfica tiene mucho en común con Proteatro. Claro que el ente destinado a la actividad teatral maneja 12.000.000 de pesos mientras que el destinado a la actividad coreográfica debe conformarse con 1.200.000. Sin embargo, en sus 14 años de vida, Proteatro no ha publica-

do ningún libro que se piense y piense a la actividad. En uno de los artículos del libro, Silvia Pritz y Valeria Kovaldoff, las directoras del ente, afirman: “Prodanza no puede estar acotado exclusivamente al otorgamiento de subsidios. Siendo el único organismo público que atiende las necesidades y potencialidades de esta práctica profesional debería, además, desarrollar otras políticas que generarían cambios interesantes”. En cierta forma, el libro cumple con esa premisa. Se le podrá cuestionar que la información más dura esté desactualizada. El hecho tiene su explicación: hace dos años que el material esperaba ser publicado. La espera parece ser un signo de las dificultades de la administración pública; al mismo tiempo, sus 144 páginas, su señal de crecimiento. Todos estos signos en tensión toman cuerpo mientras bailarines y coreógrafos independientes atraviesan un período de rica movilización interna gracias a la conformación del Foro Danza en Acción que reúne a las figuras más significativas del sector. Hasta el momento consiguieron tener mayor participación en el FIBA y, ahora, apuestan a lograr otros dos puntos: la aprobación de la ley nacional de danza y el aumento del presupuesto de Prodanza. “Lograr que maneje más dinero es la puerta para poder pensar otras opciones para el fomento de la actividad. Obras, sí…; pero también investigación, residencias, giras, apoyo a espacios y todo lo que podamos seguir reflexionando”, apuntó hace días, en la misma página del Foro, el bailarín y coreógrafo Rakhal Herrero. Lo interesante es que su reflexión, más allá de la lógica tensión entre creadores y quienes gestionan organismos del Estado, entra en sintonía con varios puntos del libro. Lo cual da para pensar que más allá de lo pendiente, el sector atraviesa un inquietante momento.ß

a música es estridente y parece anticipar un gran show con despliegue. No: aparece sólo Dady, vestido como para un show con gran despliegue, pero se plantará solito sobre el amplio escenario del Astral, ante las más de mil personas que van a verlo por función. Y no es un espectáculo facilista. Tal vez si se pusiera en el mismo lugar para contar chistes y cambiarse de peluca varias veces la misma gente iría a verlo de todos modos, pero él tiene respeto por el que paga una entrada. Tampoco es que hace un monólogo de dramaturgia para la tesis. Armó un extenso relato en el que repasa su historia en Santa Fe, como hijo de una familia trabajadora, atravesando los avatares de la época y las peripecias que acompañan el crecimiento. Así, plantadito sin formalidades, Dady Brieva demostrará por qué es considerado un gran cómico. Observador de la vida, transita el detalle y la descripción exhaustiva para relatar sus historias con ese humor discepoleano de “filosofía con moneditas”. Sabe cómo describir el marco de cada situación y en qué momento darle a la gracia una pincelada sensible. El espectador adulto se siente cómplice, se ve reflejado y se irá de la sala como si el mismo Dady lo estuviera acompañando hasta la vereda tomándolo del hombro. Los más jóvenes no se sienten ajenos, ya que si hay algo que el ex Midachi sabe muy bien es compartir y hacer partícipe a su interlocutor. Un detalle: el telón manchado, Dady... ß Pablo Gorlero

teatro

Lograda comedia de hombres roTos de amor . ★★★★ muy buena. autor: Rafael Bruza. dirección: Ana

Alvarado. elenco: Gonzalo Urtizberea, Claudio Mesina, Mario Vedoya y Guillermo Aragonés. vestuario: Carolina Boverini. escenografía: Víctor Salvatore. música: Cecilia Candía. luces: Ricardo Sica. sala: El Tinglado. funciones: Miércoles, a las 20. duración: 60’.

“N

o hay nada más ridículo que un hombre enamorado.” La frase resulta el gran disparador que posibilita al dramaturgo Rafael Bruza dar forma a Rotos de amor, una comedia en la que, en apariencia, hará gala de los valores más altivos de la masculinidad. Pero, en verdad, es todo lo contrario. Sus personajes mostrarán sus debilidades más insospechadas en relación con sus fracasos o necesidades amorosas. Son cuatro visitadores médicos que, en diferentes situaciones, dejan ver sus frustraciones. Son seres patéticos, por momentos, pero de una humanidad notable, y eso los torna muy entrañables a la hora de comprender sus conductas. Las realidades en las que están inmersos son muy jugosas, la mayoría totalmente sorpresivas. Y eso le da a la pieza una cuota extra de interés. Resulta llamativo encontrarse con la directora Ana Alvarado conduciendo a este grupo de intérpretes dentro de un registro al que no nos tiene acostumbrados. Siempre ha estado más ligada a procesos de investigación que, en general, fusionaban diversas disciplinas. Aquí construye un juego dramático muy intenso. Y logra valorizar en su justa medida a cada personaje dentro de esas situaciones plagadas de picardía. Profundiza un humor muy puro que el público, además, disfruta mucho. Los cuatro intérpretes –Gonzalo Urtizberea, Claudio Mesina, Mario Vedoya y Guillermo Aragonés– demuestran una fuerte adhesión a la propuesta general; no sólo a la hora de dar forma a cada individualidad, sino en las relaciones que van construyendo en dúos o cuando los cuatro completan esas pequeñas tramas que va hilvanando el texto. Se nota que ese grupo, a la vez, disfruta mucho recreando un mundo que conoce perfectamente y del que, seguramente, debe tener un anecdotario extra bien sabroso.ß Carlos Pacheco