Cuando el enemigo se llama gluten La celiaquía es una enfermedad

se llama gluten. La celiaquía es una enfermedad autoinmune desencadenada por la ingestión de gluten, una proteína presen
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Artículo de divulgación científica – Ana Campillo

Cuando el enemigo se llama gluten La

celiaquía

es

una

enfermedad

autoinmune desencadenada por la ingestión de gluten, una proteína presente en cereales como el trigo, cebada y centeno. Se calcula que esta intolerancia alimentaria afecta a un 1% de la población mundial, aunque la mayoría de casos no están diagnosticados. ¿Pero cuáles son los factores que originan y desencadenan esta enfermedad? ¿Existen fármacos para combatir una de las enfermedades más antiguas de la humanidad? La respuesta, a continuación…

Hace unos 8.000 años tuvo lugar una de las grandes revoluciones de la humanidad: el hombre optó por una nueva forma de vida basada en la producción de alimentos a partir de especies vegetales y de animales domesticados, evolucionando así desde la simple recolección y la caza a la agricultura y la ganadería. Algunas de las primeras plantas cultivadas por nuestros antecesores fueron cereales como el trigo o la cebada, dados su gran valor nutricional y su facilidad de conreo y de almacenamiento. De esta forma, los

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humanos pudieron dejar de deambular por el mundo en busca de alimentos, abandonando por fin su vida nómada y estableciéndose en grandes asentamientos, cuyo motor económico era la agricultura y ganadería; este escenario fue sin duda el origen de las civilizaciones. A pesar de las ventajas que ofrecía esta nueva forma de vida, la agricultura hizo que el hombre disfrutara de una dieta menos variada y propició la aparición de enfermedades ocasionadas por la introducción de estos nuevos alimentos en la dieta, como la celiaquía, causada por la ingesta de una proteína del trigo, el gluten, o proteínas similares presentes en la cebada y el centeno, entre otros. De hecho, la primera referencia a la celiaquía procede del siglo I a.C., cuando el médico griego Areteo de Capadocia describió por primera vez la enfermedad, denominándola koiliakos (abdominal, en griego). Sin embargo, no es hasta el siglo XIX cuando el médico inglés Samuel Gee sugirió que la enfermedad podría estar relacionada con algún alimento presente en la dieta. Las dudas sobre qué alimentos producían la enfermedad las desveló el pediatra holandés Williem Kare Dicke, cuando durante la Segunda Guerra Mundial, la falta de alimentos le hizo ver que los afectados por la enfermedad mejoraban si se les excluía el trigo, el centeno y la avena, siendo estos por tanto, los causantes de la celiaquía.

“El nombre de celiaquía se utilizó por primera vez en el siglo I a.C.” Entrando en detalle, la celiaquía es una enfermedad en la que el revestimiento de la primera porción del intestino delgado (yeyuno) se daña al ingerir gluten, impidiendo así la absorción de los alimentos. De este modo, los pacientes que

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sufren esta intolerancia alimentaria acostumbran a presentar síntomas de desnutrición, dolor y distención abdominal y diarreas, entre los más comunes. Para hacernos una idea de lo que ocurre en el intestino imaginemos nuestra mano: los dedos bien podrían representar lo que se conoce como vellosidades intestinales, es decir unos pliegues microscópicos presentes en la superficie del intestino delgado, cuya función principal es incrementar la superficie de absorción de los alimentos. Lo que ocurre en la persona celíaca es que al comer gluten el sistema inmune reacciona contra esta proteína atacando al propio intestino y destrozando estas vellosidades, de forma que en el ejemplo que hemos puesto es como si al comer gluten se fueran reduciendo nuestros dedos hasta el punto de desaparecer, y por tanto, disminuyera la capacidad del intestino de absorber alimentos. Dado que es el propio sistema inmune, que habitualmente nos protege frente a agresiones externas o patógenos, el que ataca al propio organismo en presencia de gluten, la celiaquía en una enfermedad denominada autinmune.

En la enfermedad celíaca se reducen las vellosidades intestinales (foto derecha)

“En la celiaquía el propio sistema inmune ataca al organismo en presencia de gluten”

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¿Pero qué es exactamente el gluten y cómo causa tal estrago en el intestino de la persona celíaca? El gluten es una proteína abundante en las semillas de cereales como el trigo, cebada, centeno, espelta, kamut, triticale y probablemente avena. Esta proteína es precisamente la responsable de la elasticidad y esponjosidad del pan y de las masas horneadas. La estructura del gluten hace que sea difícil de triturar por el aparato digestivo, quedando así pequeños fragmentos de esta proteína (péptidos) tras la digestión. En las personas sanas, el sistema inmune no es capaz de detectar estos péptidos y estos acaban siendo excretados sin más. Sin embargo, en las personas celíacas el sistema inmune reconoce estos fragmentos proteínicos y los confunde con algo externo o patógeno, atacando al propio organismo. Aunque todavía no se conoce con exactitud los factores desencadenantes de la celiaquía, se ha observado una predisposición genética a padecer esta enfermedad: un 95% de los celíacos posee el gen que codifica la proteína HLA-DQ2 y/o HLA-DQ8. En general, las proteínas HLA (siglas del inglés de antígenos leucocitarios de histocompatibilidad) se encuentran en la superficie de las células inmunitarias conocidas como “presentadoras de antígenos”, cuya función consiste en unir fragmentos proteicos de agentes nocivos o patógenos para que otras células inmunitarias los reconozcan, se activen y desencadenen una respuesta inmunitaria, defendiendo así nuestro organismo. Pues bien, en los celíacos el gluten se une muy fuertemente a las variantes proteicas HLADQ2 y HLA-DQ8, de manera que el sistema inmune se confunde y lo reconoce como algo extraño o patógeno, activando una

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respuesta inmunitaria que daña las células intestinales. Asimismo, algunas investigaciones apuntan a que las personas celíacas tendrían una mayor predisposición genética a que sus células intestinales liberasen un exceso de una proteína denominada interleuquina 15 (IL-15) en presencia del gluten. La liberación de IL-15 activaría a células inmunitarias como linfocitos, que empezarían a atacar al propio tejido intestinal. Otro de los factores que podría ser clave en la enfermedad celíaca sería un intestino más permeable de lo normal. En las personas sanas, las células intestinales permanecen pegadas las unas a las otras, talmente como si existiera cemento entre ellas. No obstante se ha observado que en los celíacos estas uniones podrían no ser tan estrechas, de modo que los fragmentos no digeridos del gluten podrían filtrarse por los espacios que quedarían entre las células y estimular una respuesta inmunitaria en el tejido subyacente. Hasta la fecha, se sabe que sería el propio gluten el que induciría una secreción exagerada de una proteína denominada zonulina, que sería clave para deshacer las uniones existentes entre las células intestinales. Además, otra hipótesis que ha ganado fuerza en los últimos años para explicar el origen y desarrollo de la enfermedad celíaca estaría relacionada con la flora intestinal, es decir, el conjunto de bacterias que conviven en nuestro intestino, siendo la gran mayoría de ellas beneficiosas para nuestra salud. Algunas investigaciones indican que los celíacos presentan una mayor proporción de bacterias potencialmente dañinas (E.coli y Bacteroides) en detrimento de las bacterias beneficiosas (Bifidobacterium y B. longum). Este tipo de desequilibrio en la flora bacteriana podría contribuir a un aumento

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de la permeabilidad intestinal y de la liberación de moléculas que favorecieran la inflamación intestinal, tal y como se observa en los pacientes con enfermedad celíaca.

“Los genes, la permeabilidad intestinal y la flora bacteriana serían factores clave para entender el origen de la celiaquía” Todas estas investigaciones son claves para conocer en profundidad los factores que dan origen a la celiaquía, y desarrollar posibles remedios terapéuticos para esta intolerancia alimenticia. Porque lo cierto es que hasta la fecha, la única cura posible para esta enfermedad consiste en mantener una dieta estricta libre de gluten de por vida, y esto no es fácil. Los celíacos saben bien que deben abstenerse de productos tan básicos como el pan, pastas o masas horneadas, entre otros, y estar muy atentos al etiquetaje de todo tipo de productos. Aunque cabe señalar, que hoy en día han proliferado muchas marcas que ofrecen alternativas a estos víveres e incluso cocineros de elevado prestigio como Ferran Adrià exploran en la actualidad nuevas composiciones de masas para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas por esta enfermedad.

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Y no son pocas las personas que la padecen. Se estima que aproximadamente un 1% de la población mundial es celíaca. Sin embargo, la mayoría no lo saben, pues en el adulto a menudo la enfermedad no presenta ninguna sintomatología. Además, la prevalencia de esta enfermedad parece ir en alza: por una parte, es cierto que los métodos de diagnóstico han mejorado con los años, en paralelo al avance del conocimiento sobre esta intolerancia alimentaria, por lo que ha aumentado el número de pacientes correctamente diagnosticados; pero por otra parte, algunos estudios sugieren que la probabilidad de desarrollar celiaquía aumentaría conforme aumenta la edad y el tiempo de exposición al gluten. Asimismo, otros datos indican que cuanto más tiempo se tarda en introducir el gluten en los bebés, más se reduce la posibilidad de desarrollar la celiaquía. Por tanto, parece que estamos delante de una nueva plaga para la humanidad, delante de la cual es imprescindible aunar esfuerzos para reducir su incidencia y encontrar una cura definitiva.

pacientes con celiaquía y parecen frenar en algunos casos la respuesta del sistema inmune. Por su parte, la empresa Alba Therapeutics ha desarrollado el compuesto conocido como Larazotide (AT-1001), para impedir a la zonulina aumentar la permeabilidad intestinal; este fármaco también está siendo testado en pacientes afectados de celiaquía. Otra estrategia explorada por la compañía Nexpep consiste en desarrollar una vacuna utilizando diferentes fragmentos del gluten para que el organismo adquiera tolerancia a este; los resultados obtenidos con este compuesto en las fases iniciales en humanos parecen esperanzadores. Asimismo, otra alternativa planteada por la empresa Chemocentryx es impedir que las células del sistema inmune lleguen al tejido intestinal para lesionarlo con su fármaco CCX282-B. Actualmente, la licencia del CCX282-B está ahora en manos del gigante GlaxoSmithKline quien también lo está probando en otras enfermedades intestinales inflamatorias crónica con resultados eficaces.

“El 1% de la población mundial es celíaca y su incidencia sigue en aumento” Afortunadamente, en unos cuantos años podría estar listo el remedio definitivo para la enfermedad celíaca. Aunque los fármacos desarrollados hasta la fecha están todavía en fases iniciales, los resultados experimentales previos parecen prometedores. La farmacéutica Alvine ha centrado sus esfuerzos en el desarrollo del fármaco ALV003, que ayuda a degradar los fragmentos de gluten que no son digeribles, evitando así que el sistema inmune los pueda reconocer. Los ensayos con este compuesto ya se han trasladado a

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“Compuestos en desarrollo como el ALV003, AT-1001 o CCX282-B podrían ser eficaces para combatir la enfermedad celíaca”

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Así pues, no son pocos los esfuerzos concentrados en encontrar una cura definitiva para la enfermedad celíaca. Y es que hay que tener en cuenta que la elevada incidencia de esta enfermedad presenta un mercado potencial enorme al que cualquier compañía farmacéutica le gustaría acceder. Pero dejando a un lado el tema económico, lo cierto es que antes de finalizar este siglo podríamos asistir a los últimos años de vida de una de las enfermedades más antiguas de la humanidad.

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Referencias: -

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Ana Campillo Ajenjo 10/09/2011