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¿Cómo superar la concupiscencia? Por Isaú Chávez Usado con permiso

Vivimos una crisis profunda de valores que nos afecta incluso a los cristianos, pero el llamado del Señor es a huir de esta corrupción moral. La concupiscencia en un sentido general y etimológico, es el deseo que el alma siente por lo que le produce satisfacción. Está relacionada con el apetito, la pasión, el placer, la codicia y la ambición. Son los deseos engañosos que se producen en el corazón, impulsados por nuestra vieja naturaleza. “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no provienen del Padre, si no del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. (I Juan 2:16-17) I- Los cristianos poseemos dos naturalezas: la divina y la naturaleza carnal o pecaminosa. Es más fácil vivir en la carne que en el Espíritu, como seres humanos estamos habituados al mal. (Gálatas 5:16-25) (Romanos 5:14-25) Con razón Dios se pronunció sobre la generación de Noé de la siguiente manera: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”. (Génesis 6:5) Se dice que un hombre tenía dos perros grandes, uno negro y el otro blanco, todos los días los alimentaba bien a ambos, pero un día descubrió que los perros siempre peleaban y que no siempre ganaba el mismo, normalmente ganaba el que estaba mejor alimentado. Entonces se dio cuenta que él podía decidir quién podía ganar, alimentaba más a uno y éste ganaba la pelea, el día siguiente alimentaba más al otro y éste ganaba. Se dice que así le sucede al cristiano, si alimenta la nueva naturaleza, ésta se sobrepondrá contra la vieja naturaleza, pero si en cambio alimentamos la vieja naturaleza, ésta le ganará la batalla a la naturaleza divina. II- ¿Por qué estamos constantemente siendo sometidos a diversas tentaciones de la carne? La tentación casi siempre sigue el mismo proceso y se vale de nuestros sentidos, de nuestras necesidades y áreas vulnerables para atacarnos. No es Dios el que nos tienta, somos nosotros los que le damos las oportunidades a Satanás y a nuestra carne. (Santiago 1:13-15) El proceso de la tentación en general es el mismo: Veamos a continuación tres ejemplos que se registran en la Biblia. 1)

En el caso de Eva: (Génesis 3:6)

Vio —————> Codició —————> Comió 2) En el caso de David: (II Samuel 11:2-4) Vio —————> Codició —————> 3)

Adulteró

En el caso de Acán: (Josué 7:21)

Vio —————> Codició —————> Robó III- ¿Qué estrategias debemos seguir para vencer las tentaciones? Cada cristiano decide cómo vivir su vida, pero es necesario que nos preocupemos por vivir una vida victoriosa sobre el mal y para ello: ¿Qué debemos hacer? a)

Estar conscientes de la presencia del mal

Hay un mal dominante que está presente en todas partes. El mismo Jesús experimentó en su propia carne las tentaciones, pero claro, como Hijo de Dios, tenía la solvencia moral para enfrentarlas y superarlas. “Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados”. (Hebreos 2:18) b)

Reconocer que el pecado siempre deja huellas en nosotros y en los que nos rodean.

El pecado puede representar un momento de placer nada más, pero las consecuencias del pecado pueden durar toda la vida, se puede adquirir una Infección de transmisión sexual, se puede perder el matrimonio, ser llevado a la cárcel o la misma tumba de manera prematura. “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”. (Gálatas 6:7-8) c)

Depender más del Señor y menos de nuestras capacidades humanas. (Efesios 6:12-17)

En la vida cristiana no existen los super-hombres o super-mujeres. Estos sólo existen en Hollywood, y es mejor que nos consideremos pequeños, débiles, necesitados del Señor y no pecar de soberbios. El mismo Pablo decía: “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”. (2 Corintios 12:9) d)

Cuidar nuestras áreas débiles y vulnerables, o nuestras zonas de peligro. (I Timoteo 4:16)

Todos tenemos nuestro lado débil. Es nuestra “Zona de Peligro.” Hay ciertas situaciones, estados de ánimo, lugares, y tiempos que se prestan al pecado para nosotros. Si reconocemos nuestro “lado débil” y las situaciones en nuestras vidas que se prestan al pecado, podemos tomar medidas para evitar caer en lo mismo siempre. Son “seguridades” – “medidas preventivas” para ayudarnos a no caer en lo mismo. 2

e)

Huir de las tentaciones y aunque esto parezca una especie de cobardía.

El machismo está arraigado a nuestra cultura e idiosincrasia, huir de una tentación sexual, se puede evaluar como cobardía, o poca hombría. No aprovecharse de una posición en la cual hay oportunidades de enriquecerse de manera ilícita, es no ser inteligente según la sociedad. Vivimos una crisis profunda de valores que nos afecta incluso a los cristianos, pero el llamado del Señor es a huir de esta corrupción moral, para vivir una vida caracterizada por la ética cristiana. Huye también de las pasiones juveniles….. (2 Timoteo 2:22)

Isaú Chávez Coordinador Regional de Canales de Esperanza World Visión Isaú[email protected] [email protected]

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