Colón y un velo de mentiras Treinta años después

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eDITORIALeS | CARTAS

| Martes 10 de dicieMbre de 2013

Fundado por Bartolomé Mitre el 4 de enero de 1870 Número 1, Año 1 “la nacion será una tribuna de doctrina” Director: Bartolomé Mitre

Treinta años después, hay que volver al Preámbulo La celebración de tres décadas de democracia ininterrumpida nos obliga a pensar sobre nuestra baja calidad institucional y otras asignaturas pendientes

S

e cumplen hoy treinta años desde la asunción de Raúl Alfonsín como presidente constitucional de los argentinos. Treinta años de ejercicio democrático ininterrumpido que deben ser festejados, en tanto hemos sido capaces de atravesar diferentes crisis sin recurrir a las fórmulas autoritarias que signaron las anteriores cinco décadas. Pero así como el tiempo transcurrido nos invita a celebrar, también nos obliga a reflexionar sobre asignaturas pendientes y amenazas que podrían derivar en escenarios donde asomen, bajo la fachada democrática, los rasgos del autoritarismo. Casi no hace falta aclarar que la Argentina de hoy es muy diferente de la que dejamos tres décadas atrás, con la reapertura democrática y la recuperación de las instituciones en plenitud. A tal punto que casi no hay argentinos que no conciban la democracia como el mejor sistema de gobierno posible. Es que en todos estos años nuestro país no sólo ha tenido autoridades legítimas constituidas debidamente, sino además subordinadas a una Constitución y sujetas al juicio que ésta señala para quienes se aparten de su cumplimiento. Se trata de una limitación que, lejos de empequeñecer la investidura de los funcionarios, la agiganta. Lamentablemente, no han faltado ni faltan quienes todavía consideran que es más fácil gobernar cuando no se tienen vallas para la toma de decisiones gubernamentales. Pero es claro que gobernar respetando las reglas de juego y la división de poderes propia de nuestra República constituye el único camino que asegurará éxitos duraderos. La Argentina no ha sido ajena en estos treinta años a graves crisis. Empezando por las sublevaciones militares sufridas entre 1987 y 1990, que merecieron en respuesta contundentes muestras de apoyo a las instituciones democráticas, y terminando con los episodios hiperinflacionarios de 1989 y 1990 o con el estallido socioeconómico de fines de 2001, que derivó en la renuncia de Fernando de la Rúa. En todos los casos, la sociedad argentina, a diferencia de lo ocurrido en el pasado, exhibió la madurez y la templanza necesarias para reencauzar la situación por la vía institucional. Y hoy, ni siquiera la inquina que se muestra desde el Poder Ejecutivo hacia sus opositores ha llevado ni a éstos ni a nadie a pensar en otras soluciones ajenas a los procedimientos emanados de nuestra Constitución. Se trata de un cambio diametral respecto de las concepciones autoritarias que signaron otras etapas de la historia argentina. Alfonsín precedió su período presidencial proclamando que con la democracia se come, se cura y se educa. Hoy no es necesario abundar en datos estadísticos para advertir las dificultades que, incluso en democracia, enfrenta aquella noble tarea enunciada por el ex presidente. Tras treinta años de democracia, el balance económico y social no

exhibe un pase a la prosperidad material para buena parte de la población. Los estudios más serios dan cuenta de que un 25% de los hogares se hallan en situación de pobreza. Nos advierten de que mientras la Argentina era, hasta los años 60, líder en educación, en los últimos años ha visto caer su calidad educativa en forma significativa, tal como lo demuestran las pruebas PISA. También nos indican que el hambre no ha sido desterrada del país y que la salud pública deja mucho que desear. La inseguridad ha pasado a ser una de las cuestiones más inquietantes y que, pese a las apariencias y los discursos políticos que señalan que hemos recuperado el Estado, la realidad nos enseña que lo que tenemos es un enorme gobierno dentro de un Estado casi ausente. El singular crecimiento del narcotráfico en los últimos años es uno de los más tristes indicadores. A lo largo de estas tres décadas, hemos tropezado más de una vez con la piedra de la inflación, generada por la tradicional tendencia a gastar mucho más de lo debido y financiarlo con emisión monetaria. La disciplina económica sigue siendo una de las materias que nuestros sucesivos gobernantes no han aprobado. La falta de capacidad para aprovechar los muy favorables términos de intercambio de la última década y convertirlos en el desarrollo de una infraestructura de la que aún carecemos sirve de ejemplo. Finalmente, la calidad institucional sigue siendo una meta muy lejana. Cuando los gobiernos están persuadidos de que sólo pueden gobernar al amparo de leyes de emergencia económica que justifiquen inadmisibles delegaciones de poder del Congreso al Poder Ejecutivo; cuando con la democracia conviven el clientelismo, el caudillismo y, en ocasiones, el nepotismo; cuando desde el Gobierno se pretende manipular a los jueces; cuando se busca limitar la libertad de prensa mediante tan sofisticados como oscuros procedimientos; cuando se acumulan episodios de corrupción pública sin un digno esclarecimiento ni condenas y cuando la seguridad jurídica y el derecho de propiedad sufren con frecuencia distintos azotes desde el poder político, cuesta mucho hablar de calidad institucional. Queda la sensación de que el prestigio internacional que ganó la Argentina tras la recuperación de la democracia y el memorable enjuiciamiento a las cúpulas militares y a los líderes guerrilleros se ha ido perdiendo con la continua tentación de cambiar reglas de juego necesarias para el desarrollo del potencial del país. Se impone, entonces, desandar el camino que nos ha alejado de la concordia y de la institucionalidad para retomar un rumbo basado en el diálogo, la construcción de consensos amplios y la liberación de las fuerzas productivas, que no puede ser mejor resumido que en la letra del Preámbulo de la Constitución Nacional.

Colón y un velo de mentiras De a poco se develan las verdaderas intenciones del gobierno nacional detrás de la restauración encargada: desterrar de su sede al monumento al marino genovés

E

l fallo de la Cámara V en lo Contencioso Administrativo Federal, conocido el 23 del mes pasado, devolvió algo de sentido común al bochornoso episodio relacionado con el Monumento a Cristóbal Colón que está detrás de la Casa Rosada. De acuerdo con ese fallo, la estatua seguirá en su emplazamiento, hasta que se dicte la sentencia sobre el fondo de la causa. Como se recordará, el Poder Ejecutivo Nacional había presentado una apelación para pedir la nulidad de la cautelar que impide el traslado de la estatua. Las tareas de remoción habían sido frenadas por el recurso de amparo presentado por las ONG patrimonialistas Basta de Demoler y Salvemos las Estatuas, al que se sumaron también varios representantes de la colectividad italiana. El recurso de amparo recaló en el Juzgado N° 12 en lo Contencioso Administrativo, pero como éste está vacante y es subrogado por un juez diferente cada mes, esa rotación impide que se le dé el seguimiento que merece el tema. Ahora, según denunció la presidenta de Basta de Demoler, María del Carmen Usandivaras, se dio intervención a la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, con lo cual un organismo que depende del Poder Ejecutivo Nacional deberá ser el que juzgue al demandado PEN en el expediente. En tanto, la estatua yace acostada en la plaza que lleva su nombre, junto al pedestal sobre el que estuvo montada, para facilitar las tareas de restauración a las que es sometida. Es curioso cómo el gobierno nacional se muestra tan interesado ahora en este rescate, a cargo en la actualidad del escultor y taxidermista Domingo Tellechea,

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convocado por la Universidad Nacional de La Plata para dirigir los trabajos que sobre el monumento realiza un grupo de escultores y un equipo de la Facultad de Bellas Artes de esa casa de estudios. Su primera intención había sido, en junio pasado, enviar una grúa para desmontar todo el monumento y reemplazarlo por otro de Juana Azurduy, donado por el gobierno de Bolivia a la Argentina, y desterrar el de Colón a la ciudad de Mar del Plata. De a poco se va descorriendo el velo de mentiras que desde el Gobierno se tejió sobre toda esta operación. Esta restauración sería la segunda en cinco años, ya que, entre fines de 2006 y principios de 2007, fue el Gobierno el que pagó ese trabajo, cuando se reacondicionó todo el entorno de la Casa Rosada. En ese momento, también los expertos a cargo de la tarea habían desaconsejado el desmantelamiento del grupo escultórico. La estatua del descubridor de América es hoy testigo mudo e involuntario de una decisión unilateral y caprichosa, tomada con un profundo desconocimiento de la historia de la Conquista o, lo que es peor, un enorme desprecio por el respeto que se le debe a un patrimonio que no sólo representa a los porteños, sino a los cientos de miembros de las colectividades italianas. El Monumento a Colón, vale la pena repetirlo, fue donado por la colectividad italiana para el Centenario de la Revolución de Mayo, como símbolo de fraternidad. Es lamentable que, cien años después, para aceptar la donación de otro pueblo hermano, se deba destruir lo que pertenece por legítimo derecho y tradición a toda la sociedad argentina.

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Las protestas policiales Federalismo El Gobierno aplica el federalismo cuando se trata de los problemas salariales que las provincias deben enfrentar, pero no cuando debe distribuir los fondos que les corresponden a cada una. Ésos los usa para extorsionar y obligar a mendigar a los gobernadores no enrolados con su política. María Julia Guardo DNI 0.152.778

Cachetazo Más allá de cualquier análisis, lo que pasó en Córdoba es un tremendo cachetazo a nuestras conciencias. Porque es una muestra de lo que es parte de nuestra sociedad. “¡A robar, que no hay policías!” ¿Y los padres que dicen? ¿Que personas forjaron los educadores? ¿Qué líderes han tenido en sus vidas para actuar sin ninguno de los valores de la gente de bien? Violentos, patoteros, insensibles... Todo vale para robarse un electrodoméstico, unas botellas de cerveza, sillas, lo que venga. Si los ejemplos no vienen de los que tienen poder, lo mínimo que podemos hacer es no darles más poder con nuestros votos. No se los deberíamos permitir. Los chicos miran y aprenden. Antonio Mario Guarino

más los alimentos. Por eso en esta época del año suelen suceder desgraciados hechos de vandalismo en supermercados y comercios, o reclamos salariales en general, siendo esta vez mucho más fuerte el de las fuerzas de seguridad. Sin embargo, rápidamente se les encuentra solución. Pronto seguirán otros, que también se negociarán. Aparece el dinero. Pero hay quienes no reclaman, aun teniendo todo el derecho de hacerlo, porque comprenden que es inútil, porque nadie les prestará atención. Es como un grito en el desierto. Es el de los jubilados que cobran alrededor de 2000 pesos por mes, cifra que el Gobierno considera suficiente para “sobrevivir”. Oscar Viglino DNI 4.384.851

Reconocimiento Ante el vergonzoso resultado del estudiantado argentino en las pruebas internacionales PISA, finalmente el ministro de Educación de la Nación aceptó el fracaso del Estado en esta área absolutamente prioritaria, admitiendo su responsabilidad al res-

En la Red El conflicto policial Facebook

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Prudencia Nicolás Maquiavelo (1469 - 1527), en su obra El Príncipe (1513), dice: “La verdad cognoscitiva del Príncipe [gobernante] encuentra su eficiencia en la operativa, al anticipar ésta problemas y encontrar posibles soluciones. En ello consiste la prudencia del Príncipe”. El caos generado por los saqueos, como consecuencia de los conflictos salariales en las fuerzas de seguridad, podría haberse evitado si se hubiesen adecuado a tiempo los magros haberes mensuales que perciben. Esto hubiese significado ni más ni menos que haber actuado con lo que falta: prudencia. Dr. Armando Scaramusso DNI 4.521.960

No sólo económico El triste espectáculo de los saqueos, en los que participó gente sin imperiosas necesidades (la mayoría no iba por un paquete de fideos) nos pone ante una grave realidad de descomposición social. Viene al caso recordar a Jean Jacques Rousseau, el padre de la modernidad democrática, que si bien propiciaba fervientemente la libertad individual, también entendió que de no existir una sociedad ordenada se corría el serio riesgo de “una guerra de todos contra todos”. Desde esa idea preclara nace El contrato social, su obra cumbre, donde el individuo, a pesar de las libertades que se le conceden, debe someterse al consenso de “la voluntad general”. Finalmente, con la idea de coronar aquello, Rousseau consideró que para lograr esa armonía edificante entre individuo y colectividad la cultura debía evolucionar hacia un “hombre nuevo”, imbuido de razonabilidad; este complemento indispensable a su edificio político se debía lograr por el camino de la educación, algo que plasmó en aquella otra obra conocida y fundante que tituló Emilio, o De la educación. Viendo los últimos lugares que ocupó el estudiantado argentino en evaluaciones educativas, conocidos como índices PISA, y, por otra parte, los saqueos y otras convulsiones, podemos concluir que estamos en serios problemas, próximos a algo así como un “estado de Naturaleza”, y que estos problemas exceden largamente cualquier cuestión económica. Martín Hary [email protected]

Grito en el desierto Es indudable que para muchos el dinero no alcanza, y más aún en esta época del año, donde los gastos se incrementan notablemente. A veces sin explicación, todo aumenta; impuestos, naftas, servicios, y mucho

“ Es muy triste lo que está pasando, ellos reclaman por lo justo” María Cristina Balerdi

“Es de no creer el total abandono en el cual se encuentran nuestras fuerzas de seguridad y que desde arriba se hagan los desentendidos en un tema que debe ser prioridad del Estado”

La Navidad es un festejo cristiano, momento de paz y reconciliación. No corresponde por parte de las autoridades municipales hacer uso de un símbolo navideño para seguir insistiendo en lo políticamente instaurado en esta región: que Roca es “detestable, persona no grata”. Algo más para sumar a la década ganada: tergiversar la historia, contar sólo una parte, enfrentar y dividir al pueblo argentino, generar fracturas. Que esta Navidad nos encuentre en paz. Dolores Aftalión [email protected]

Literatura en el aula Con estupor he leído la nota de tapa del suplemento adn del viernes 29 de noviembre, “Literatura en las aulas”, de Luciana Vázquez. Llamó mi atención, en principio, la afirmación atribuida a la profesora del Colegio Nacional Buenos Aires, Silvina Marsimian –cuya trayectoria se esmera en aclarar–, que dice: “Cortázar no funciona porque les es lingüísticamente ajeno a los chicos”. Y añade: “Denevi tampoco, por las largas parrafadas, los chicos no logran mantener la extensión, mucha descripción. Necesitan sujeto-verbo. El «no pasa nada» los aburre. Se cansan”. La literatura es el arte de encantar la palabra. No todo el mundo tiene el don de lograrlo, ni todo lo que se escribe es literario. No se trata de enseñar, se trata de abrir un panorama ante esos “chicos” –cuyas mentes y sensibilidades no están anquilosadas, a pesar del empeño que parecen poner quienes los guían– de aquellos autores que sí lo han logrado, de nuestras letras o de las extranjeras. Y no pudieron haber sido lo que son con sujeto-verbo. Curioso es pensar que hayan sobrevivido enriquecidos los chicos que hasta hace bien poco han leído con felicidad esas páginas. Los hay a miles. Pero descuiden, en los mensajitos de celular tendrán muchísima “literatura” que “enseñar” profesores con “trayectoria”, que “saben” y que son capaces de afirmar como en este caso, con rotunda liviandad: “No hace falta disecar la literatura. Si hay que dar Sor Juana, no arrancar explicando el Barroco. El siglo XVII no le dice nada al chico. Para ellos, Colón, Sarmiento y Kirchner es el mismo pasado”. Francamente, Discépolo no habrá imaginado nunca los alcances de su frase en su maravilloso “Cambalache”. Ana María Gil [email protected]

Fernando Rossini

“El reclamo es justo, ganan una miseria, pero no pueden reclamar así, el país es un caos, estamos totalmente desprotegidos” María Marta Piñero

“Están en su derecho. Sigan con su reclamo, un policía mal pago es más fácil para ser corrupto” María Zubieta

pecto, dando así un impúdico giro copernicano al discurso que sostenía desde hace años pese a todas las evidencias en contrario. Agradecemos este sinceramiento, señor ministro; ahora debería ofrecer su renuncia indeclinable. Juan Carlos Sorondo [email protected]

Mandela Señora Presidenta, no llore a Nelson Mandela, imítelo. Patricio Carli [email protected]

Tapando a Roca La realidad política y social abruma, apabulla, descoloca. Es difícil que pase inadvertida la prepotencia y el avasallamiento que se ha instaurado en nuestra sociedad. Acá un ejemplo: la semana pasada se inició en el Centro Cívico de Bariloche la construcción de un árbol de navidad gigante justamente encima de la estatua al general Roca. ¿Hacía falta colocarlo exactamente allí? La plaza es amplia, espacio no falta.

Censura disfrazada He presenciado la representación de Un Ballo in Maschera en el teatro Colón. La acción culmina con el asesinato del rey, que, leal y generoso, declara agonizante que no ha traicionado la amistad de su asesino, el conde Anckarnström, ni ha mancillado a su esposa, y magnánimo, ordena que éste no sea perseguido y le otorga su perdón. La puesta insiste machaconamente en recrear una arquitectura nazi-fascista, que en su grotesca y aplastante sordidez desfigura la creación verdiana. Refiriéndose a la censura de su época, el programa cita a Verdi: “Qué lástima tener que renunciar a la pompa de una corte como la de Gustavo III. ¡Pobres poetas y pobres músicos!” La censura de nuestra época, disfrazada de aggiornamento progresista, también nos obliga a renunciar al bello ejemplo moral que la ópera exalta. La dirección artística del teatro debería velar para que el esfuerzo colectivo que éste conlleva no naufrague en semejantes abusos. Germán Carvajal DNI 10.200.998

Hospital abandonado Acabo de visitar a un amigo internado en el Policlínico Bancario de la ciudad de Buenos Aires. Da mucha pena verificar el lamentable estado en que se encuentra este hospital de otrora espléndida arquitectura. Paredes despintadas y sucias, puertas rotas, habitaciones que no ofrecen una sola silla para visitantes, instalaciones frecuentadas a plena luz del día por cucarachas de tamaño gigante. ¡Cuánto abandono, cuánta desidia! Santiago W. Fuchs CI 2.308.960

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