Chacarita, un barrio que late con ritmo propio y transforma su ...

8 feb. 2014 - el portal especializado en informa- ción del mercado inmobiliario y de la construcción. Una imagen elocuen
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SÁBADO

| Sábado 8 de febrero de 2014

1. El restaurante Las Damas, en Charlone 202, combina estética coqueta con eclecticismo vintage

2. El Galpón, sobre Federico Lacroze, ofrece sólo productos orgánicos

3. Eugenia está al frente de las Katz, una pequeña tienda de diseño en Bonpland 833

4. El Barrio Los Andes, uno de los highlights del último Open House

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Producción de Lila Bendersky

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Otras apuestas Pero Chacarita es muchísimo más que este costado green. A sus restaurantes históricos (el bodegón Albamonte, la pizzería Imperio) se le sumó en los últimos tiempos una nueva camada de pequeños lugares que comparten códigos comunes. “Chacarita tiene algo de relajado, y eso se expresa en U Comodo Vostro, Don Charlone, Las Damas o La Siesta. Todos te invitan a entrar, no marcan distancia, no son pretenciosos”, señala Marcelo Bandini, dueño de U Comodo Vostro, restaurante italiano abierto en 2011 en Av. Jorge Newbery 3540. Aquí, los manteles y las servilletas son de papel, pero los platos se elaboran con la mejor pasta seca italiana. “Mi salsa favorita es el ragù alla bolognese, de una receta que era de mi mamá. Acá la uso para varias pastas, incluso como relleno de uno de nuestros ravioles”, continúa. La pasión de Marcelo por el barrio excede la idea de negocio: “La verdad es que no soportábamos más el tránsito, los edificios de Belgrano, esa cosa enajenada. De a poco fui trayendo mi vida para este lado,

mis hijas van a la escuela por acá y el mes que viene nos mudamos a una casa de la zona”. El crecimiento de Chacarita es tan intenso como variado y no admite preconceptos ni direcciones únicas. Las propuestas crecen abarcando diversas tribus y culturas. Sobre Av. Álvarez Thomas, Mamita Bar heredó del famoso Rodney su glam trash rockero y de noche recibe al jet set de todas las productoras más cercanas, de Polka a Ideas del Sur pasando por Landia. La flamante sucursal de Tienda de Café, sobre Av. Federico Lacroze, reúne a hipsters de pantalones chupines con sus ultrabooks a cuestas. Le Ble sigue vigente ofreciendo sus tazones de café y croissants sobre la Av. Dorrego, y en la Av. Jorge Newbery la biblioteca y centro cultural infantil La Nube exhibe con orgullo el colorido mural, ya un ícono del barrio, donado por la famosa diseñadora española Ágatha Ruiz de la Prada en 2009. Mientras que, en el límite con Colegiales, Vorterix es sede de los grandes recitales mainstream, el flamante centro cultural La Playita (una puerta sobre la calle Roseti) se erige como representante de la escena musical independiente. El costado vintage está representado por Bicicletas Antiguas Restauradas, taller donde arreglan y venden bicicletas clásicas puestas a nuevo, y también está la entrañable heladería Scannapieco, que reabrió. Y sigue la lista: la chocolatería artesanal Carmesí, la cafetería hippie chic Pau Pei, el Bar Guevar, el almacén de comidas Sentio, la inminente apertura de Vollt, una tienda de muebles y objetos de diseño... Todo eso que atrae a los nuevos vecinos y visitantes que se acercan a Chacarita, un barrio que está creciendo. Sin prisa. Pero sin pausa.ß

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En el mapa culinario A mediados de la década pasada, además, Chacarita tomó posición en el mapa culinario porteño, con una avanzada de lugares dedicados a la cocina natural y ecológica. A fines de 2005 abrió El Galpón, un Centro Comunal de Abastecimiento especializado en productos sin agrotóxicos. Sobre Federico Lacroze, al fondo de un empedrado que linda con el ferrocarril, este galpón no sólo sigue existiendo, sino que su fama e influencias traspasaron las fronteras del barrio. Los miércoles y sábados, miles de personas se acercan con sus bolsas ecológicas y changuitos de diseño para llevar verduras, quesos, aceites, fiambres, pollos ecológicos, mieles y comidas, en una postal que une modernidad

con tradición y conciencia social. ¿El dato? Una sucursal más pequeña y con el mismo espíritu puede encontrarse en Punto Verde, los viernes y sábados, en Dorrego al 1400. También en ese año se mudó a la calle Olleros Masamadre es con M, local que estuvo entre los primeros en elaborar panes a base de una masamadre. En 2007, Verdellama revolucionó la escena como primer lugar dedicado al raw food de la mano de Diego Castro. Y en 2008 inauguraba Casa Félix, que abre de jueves a sábado y ofrece una cocina pescateriana (vegetariana con inclusión de pescados) para apenas 15 personas.

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Una nueva Chacarita A nivel propiedades, los especialistas dicen que el barrio cuenta con tres grandes ventajas. “Por un lado, tiene muy buena conectividad con las zonas más activas de la ciudad. También es vecina de algunos polos que han crecido mucho en los últimos años, como Palermo o Colegiales, y a diferencia de éstos, tiene una alta presencia de terrenos con potencial constructivo. Por la zona hay galpones, talleres y similares que antes eran un desincentivo para que el barrio creciese, pero que hoy, con los valores del suelo, son buenas oportunidades para los desarrollistas”, opina José Rozados, Director de Reporte Inmobiliario, el portal especializado en información del mercado inmobiliario y de la construcción. Una imagen elocuente fue la del viernes último, cuando pese al calor, cientos de jóvenes se acercaban a una calle barrial para presenciar el estreno de Mash Up, un happening tecnomusical dirigido por Leo Kreimer. Esta obra (en cartel los jueves y viernes) marcó el estreno oficial como sala de El Galpón de Guevara, un espacio cultural de 1300 m2 concebido para el teatro y

la danza aéreos. Y este galpón es, también, uno de los últimos hitos que definen el pulso de una nueva Chacarita, protagonista no sólo de un pequeño boom inmobiliario, sino de nuevos restaurantes, casas de diseño, productoras, bares y espacios culturales. ¿Palermización incipiente? “No sé si es tan así. Yo vivo acá desde hace veinte años y tengo también aquí mi taller. En este tiempo se percibe claramente la evolución del barrio. Pero a su vez se trata de un cambio lento, gradual, en una buena escala. No es el boom que vivió Palermo, ni el de la calle Aguirre y los outlets. Acá es más cuidado, se mantiene el espíritu barrial. El que viene a Chacarita busca una identidad”, dice Eugenia Katz, fundadora de las Katz, un taller y local de bijouterie que retoma procesos artesanales, con recuperación de piezas antiguas, tejidos, crochet, botonería y reciclaje. Una fórmula muy premiada que llevó a que sus piezas sean hoy vendidas en Tokio y Buenos Aires.

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Cementerio de la Chacarita

5 Las Damas

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“Nosotros nos autoadministramos. Yo soy parte de la comisión de filmaciones, desde donde mediamos con las productoras que nos llaman para filmar en el barrio. Lo de Open House estuvo buenísimo, vinieron 800 personas y conocieron casas originales y recicladas –detalla Gustavo–. Muchos de los que vienen a Chacarita lo hacen por la situación geográfica del barrio, por estar donde estamos, una zona de la ciudad de fácil acceso, de muchos medios de transporte, cerca de otros barrios que hoy están saturados”.

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Demanda inmobiliaria, restaurantes, tiendas de diseño y espacios culturales marcan el pulso de su evolución incipiente; sin embargo, los vecinos reniegan del término palermización y prefieren hablar de un cambio gradual, a pequeña escala

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La Nube

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Chacarita, un barrio que late con ritmo propio y transforma su fisonomía

El mapa del cambio

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1 Las Katz. Bonpland 833. 2 Las Damas. Charlone 202. 3 El Galpón. Av. Federico Lacroze 4171. 4 Barrio Los Andes. Manzana comprendida entre Concepción Arenal, Guzmán, Leiva y Rodney. 5 La Nube. Jorge Newbery 3537 Fuente: LA NACION

No somos Palermo Dead ni Chacalermo opinión Carlos Belloso PARA LA NACION

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ací en el barrio de Munro, en el límite con Florida. Viví en Constitución, en el centro, también en Flores, Floresta y desde hace 15 años, en Chacarita. Me mudé por la cercanía con las productoras que se instalaron ahí –Endemol, Pol-ka, Ideas del Sur–, pero me quedé por los teatros y los centros culturales. Y porque quiero que Chacarita se convierta en un foco de teatro importante. Yo soy enteramente de barrio y Chacarita todavía lo es. Los restaurantes con cuarenta años de historia donde se come tremendamente bien como Albamonte, el más tradicional con sus clásicos fusiles caseros al fierrito, o Rondinella, o La Cantina de David, que ya cerró… ¡Cómo extraño sus ñoquis! Todos construidos con dedicación y cariño. La feria de los fines de semana en el Parque Los Andes o el Rodney Bar, que significa rock. Hay miles de cosas. Por eso yo vivo por toda Chacarita. Paseo al perro, salgo a correr dos vueltas alrededor del cementerio y tengo mi rutina diaria en el Centro Cultural Gargantúa, ahí donde alguna vez estuvo el bar Los Andes y Julio Sosa debutó con sus tangos. A la mañana tomo mi café con medialunas, leo el diario, charlo con la gente; a la tarde, me relaciono con la profesión que amo. Apoyo a los que van a estudiar, armamos proyectos, ayudo a pensar la pro-

gramación de la sala, brindo seminarios, y me doy el gusto de dirigir mis obras. No soy su dueño, pero sí la cara visible. El Gargantúa es mi lugar en el barrio. En esa misma cuadra, en Jorge Newbery, entre Córdoba y Charlone, existen tres teatros más: el 35mm, La Nube y la Escuela de Varieté. Y desde este rincón muchos queremos refundar al barrio como “Chacarita Broadway”. Porque hoy muchos que viven acá, respaldados por las inmobiliarias, dicen vivir en Colegiales o en el “Polo Audiovisual” para aniquilar el nombre Chacarita y cotizar más. Es ese antagonista, Palermo, que no contento con arrebatar nombres a otros barrios con prefijos como Hollywood, Soho o Queens quiere rebautizar a Chacarita como “Palermo Dead” o “Chacalermo”. Yo no quiero una Chacarita contaminada con edificios y bulevares, con locales gastronómicos donde te traten mal. No quiero esa parte que ya se está “palermizando”. Yo defiendo la identidad del barrio. A ese hilo histórico que podría unirlo todo, desde las primeras Chacras de los colegiales y su referencia literaria en Juvenilia hasta la peste amarilla de 1860 y 70, por la que se instala el cementerio en el que están enterrados Gardel y Pugliese. El barrio de Carlitos Balá, de las milongas y los piringundines. Quizá tengamos que actuar con las mismas armas del barrio adversario: expandirnos y que se agrande Chacarita.ß El autor es actor y vecino de Chacarita