Caso Candela: dudan del testigo clave

con Carola Labrador, madre de. Candela. Labrador trabajaba para este empresario hace dos años, cuando el hijo del hombre
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INFORMACION GENERAL

I

Viernes 9 de septiembre de 2011

Secuestro y crimen | Los investigadores siguen otras pistas

Caso Candela: dudan del testigo clave Continuación de la Pág. 1, Col. 5 que, según el testigo de identidad reservada, también era “transa” (vendedor de droga). En la misma línea de investigación que apunta a la pista narco, otra hipótesis que siguen los responsables de la pesquisa sostiene que se trató de una venganza pergeñada por un empresario de la noche, de San Martín, que estuvo vinculado con Carola Labrador, madre de Candela. Labrador trabajaba para este empresario hace dos años, cuando el hijo del hombre de negocios fue secuestrado. La madre de Candela también vendía tortas en el buffet que funciona en una cancha de fútbol situada

en la villa Corea, donde hace dos meses fue secuestrada la mujer de un importante narcotraficante de la zona. Ese día, ocho delincuentes armados con FAL irrumpieron en medio del partido en la cancha de fútbol y se llevaron a la mujer del narco y a su hijo. Cuatro de los ocho sospechosos estaban vestidos como policías. La mujer y su hijo fueron liberados luego que se pagó un rescate de seis kilogramos de cocaína y 100.000 euros. Además de la declaración del testigo de identidad reservada, la hipótesis de que el móvil del homicidio de Candela fue una venganza contra la madre de la niña, fue expuesta por el abogado Andrés Rabinovich, quien representa a

Ricardo Manuel Perrotta, padre del hermanastro de Candela. Perrotta, al igual que el padre de Candela, Alfredo Rodríguez, está detenido, acusado de robo. Su nombre había surgido en la investigación porque se lo apuntaba como el posible blanco de la venganza que motivó el secuestro y homicidio de Candela. “Si se hubieran querido vengar de mi cliente le habrían hecho algo al hermanastro, no a Candela. Este chico fue el fruto de una relación extramatrimonial de Perrotta con Labrador. Lo reconoció, pero no le dio el apellido. Creo que la madre de Candela y Rodríguez saben lo que pasó”, afirmó Rabinovich hace una semana. Ayer, antes de indagarlo, el fiscal Tavolaro le notificó a Bermúdez

que estaba acusado de ser autor del homicidio de Candela. En su declaración, Bermúdez negó esa acusación y dijo que era inocente. No obstante, seguirá detenido. A partir de esta instancia judicial, algunos de los investigadores se abocaron a la tarea de buscar más pruebas que puedan avalar un eventual procesamiento del imputado. Una de las medidas que tomaron los investigadores para reforzar el plexo probatorio contra el imputado fue la de preguntarle a la madre de Candela si conocía a Bermúdez Rodríguez y si tenía algún problema con él. Esta medida se fundó en que el testigo sostuvo en su declaración

que Hugo habría matado a la niña porque tenía problemas con la familia de Candela. Al cierre de esta edición no había trascendido cuál fue la respuesta de Labrador. En su declaración, el testigo de identidad reservada, a partir de comentarios en el barrio, señaló a Hugo como el autor del homicidio de Candela, pero nada dijo sobre la participación en el secuestro y asesinato de un policía bonaerense que tiene un hermano narcotraficante que se moviliza a bordo de un automóvil Volkswagen Bora gris. Cuando los investigadores allanaron la casa de Bermúdez Rodríguez, en Morón, secuestraron su camioneta Peugeot Partner bordó. Allí, encontraron bolsas de residuos negras. Pero, al ser comparadas con la que

se utilizó para trasladar el cuerpo de Candela, los peritos concluyeron que tenían distinta textura. Otra de las pruebas que revisaban ayer los investigadores fue una tercera muestra de ADN hallada en la casa de Kiernan 992, de Villa Tesei, en el partido de Hurlingham, donde se encontró un frasco de vidrio con restos de tejido epitelial de la pequeña y un recipiente con comida que también tenía restos orgánicos que coincidían con el perfil genético de la niña. También seguirán detenidos hasta que se terminen los peritajes los otros cinco acusados: el carpintero Ramón Néstor Altamirano, la dueña de la casa de Kiernan 992, Gladys Mabel Cabrera, y los tres hombres que trasladaron los muebles.

EL ESCENARIO

Según el intendente, en San Martín no hay narcotraficantes

El hombre con una percepción asombrosa

Afirma que en su partido sólo hay pequeños vendedores y se despega de “Mameluco” Villalba JESUS A. CORNEJO CORRESPONSALIA LA PLATA LA PLATA.– “Acá no hay narcotraficantes. Sólo existen pequeños vendedores de droga que lo hacen al menudeo.” Así lo afirmó a LA NACION el intendente de San Martín, Ricardo Ivoskus, al ser consultado por una de las líneas de investigación del crimen de Candela Rodríguez, que intenta verificar si el secuestro y asesinato de la niña de 11 años está vinculado con un ajuste de cuentas entre bandas de narcos que operan en la villa Corea, en ese distrito del conurbano. Según Ivoskus, la venta de estupefacientes en su comuna no es algo que la gente note. “No digo que no haya droga en las calles, pero para sentir la presencia hay que meterse en los asentamientos”, dijo el intendente. Ivoskus está a cargo de la comuna desde diciembre de 1999. Es un ex radical con una militancia en el partido de más de 40 años que en 2003

Ricardo Ivoskus INTENDENTE DE SAN MARTIN

se separó de la Alianza y fundó su propio partido vecinal: San Martín con Honestidad y Trabajo. En los últimos días, la mirada de la opinión pública recayó sobre él, ya que se lo acusó de estar relacionado con Miguel Angel Villalba, alias “Mameluco”, señalado como uno de los mayores narcotraficantes de la zona norte del conurbano, que purgó una condena de 12 años en prisión por vender droga. Tras salir de la cárcel, “Mameluco” comenzó a militar en las filas del peronismo y este año se postuló como candidato a intendente de San Martín. Pero su carrera política fue interrumpida al ser detenido, otra vez, por tráfico de estupefacientes. Villalba, en una entrevista con un canal local, contó que la administración de Ivoskus lo había contratado para dictar talleres de murga en el municipio. “Fue una relación comercial, nada más. Dejó plata, nada más.

El negocio que se hizo fue para el bien de todos”, sostuvo “Mameluco” a SM Noticias. El intendente dijo que la difusión de ese video, que anteayer se publicó en distintos portales de noticias, se trata de una maniobra política para desprestigiarlo a él y su gestión en la comuna. –¿Usted contrató a “Mameluco” Villalba para que dictara cursos de murga? –No, de ninguna manera. Nunca se lo contrató. Me armaron una operación política para perjudicarme en las próximas elecciones. Villalba era un candidato opositor de las filas del peronismo; nunca lo contratamos. Creo que están utilizando todo esto para vincularme con un narco y difundirlo en medio del crimen de Candela. –Usted dice que no hay bandas de narcotraficantes, pero la Justicia investiga una posible conexión del crimen de Candela con bandas de narcos de San Martín. –No es así. No hay narcos; son pequeños repartidores que se encargan de ventas minoristas. Es más: hace unos cinco años, se abrió aquí una fiscalía dedicada a la lucha contra el narcotráfico y hubo un descenso importante de la venta de droga. –Pero se dice que hubo siete casos de secuestro entre bandas de narcos en la villa Corea, y que en uno de ellos fue raptada la tía de Candela y se pagó un rescate de 30.000 pesos… –Si, me enteré. Lo leí en los diarios y, además, me interioricé por el Poder Judicial. –¿Qué se está haciendo desde el municipio para combatir la inseguridad y el tráfico y consumo de droga? –Hemos puesto 140 cámaras de seguridad. Y estamos colocando 30 más en los accesos a los asentamientos. Precisamente, en la villa La Rana, cuando se inauguró el sistema de monitoreo, hace algunos días, salieron los dealers a la calle con pancartas que decían: “No lo queremos a Ivoskus”. En realidad, no quieren las cámaras para que no se vigile la zona. –El abuelo de Candela, Alberto Labrador (“Beto”), fue concejal en el municipio. ¿Usted lo conoció? –Muy poco. Era un político con influencia en el barrio Corea. No puedo hablar mucho porque murió el año pasado. Pero era del estilo matón y fue puntero político del peronismo. La familia se mudó a Hurlingham, donde desapareció Candela.

Campanella criticó a funcionarios El director de cine Juan José Campanella dijo ayer que hay “funcionarios que no tienen una idea muy clara de lo que están haciendo” cuando afrontan casos de desapariciones de niños, y dijo que quisieron usar a los artistas como “chivo expiatorio” por el asesinato de Candela Sol Rodríguez. Lo hizo en referencia a las críticas de Cristina Fernández, la coordinadora nacional del Registro Nacional de Información de Menores Extraviadas, a la convocatoria que realizaron diversos artistas para difundir la desaparición de la niña. “La presencia nuestra y de otros medios, o el hecho de mostrar la foto, no perjudicó en nada”, afirmó Campanella.

GABRIEL DI NICOLA LA NACION

FOTOS DE FABIAN MARELLI

La vivienda de Pedro, el supuesto testigo de identidad reservada, contigua a la de Néstor Altamirano

Pedro, en diálogo con LA NACION

Apoyan los vecinos al dueño de la casa donde habría estado Candela

“Estuve esposado en mi casa mientras declaraba” Lo dijo el vecino que podría ser el testigo de identidad reservada SOLEDAD VALLEJOS LA NACION “El martes a la noche cuando estábamos durmiendo, escuché cómo a alguien le tapaban la boca, unos pasos y cómo rasguñaban las paredes. Yo golpeé la pared y ahí empezaron a rasguñar. Al rato, Mariela, Jazmín y yo escuchamos una frenada de un auto y una niña que gritaba: «Ayuda, ayuda».” Las frases, contundentes, según el expediente judicial, fueron dichas por un testigo de identidad reservada que vive en la casa contigua a la vivienda situada en Charrúas 1081, en Villa Tesei, donde se presume que estuvo cautiva Candela Sol Rodríguez. Allí vive uno de los detenidos del caso, el carpintero Ramón Néstor Altamirano, de 55 años. LA NACION habló ayer por la tarde con el vecino de Altamirano, un hombre que se identificó como Pedro (aceptó tomarse fotos, aunque aclaró que el nombre era de fantasía), quien es pareja de Mariela y padrastro de Jazmín [ambas nombradas por el testigo de identidad reservada en la causa]. Pedro admitió haber declarado ante la Justicia durante más de

cuatro horas, junto con su mujer, en la casa donde viven con los tres hijos de Mariela. Pero ayer, en diálogo con LA NACION, negó haber escuchado rasguños y los gritos de una niña, tal como figura en la causa judicial. “Hace una semana vinieron de la fiscalía, sacaron fotos, se llevaron un gorro porque habían encontrado un pelo, que debía ser de la gata o de Jazmín, y me tuvieron esposado mientras declaraba durante cuatro horas”, contó Pedro a LA NACION en el jardín de su casa, mientras Jazmín jugaba en el parque y Mariela, su mujer, dormía la siesta. Según este testigo, él jamás mencionó “lo de los gritos y los rasguños. Si de verdad hubiéramos escuchado algo así o visto a la nena, hubiéramos avisado a alguien”. Sobre ese relato que figura en el expediente judicial, Pedro conjeturó: “Lo deben haber agregado después. Mariela y yo leímos la declaración antes de firmarla y estaba todo bien”. En referencia a los dichos que el mismo testigo de identidad reservada hizo sobre el último detenido del caso, Hugo Bermúdez Rodríguez, de 53 años, a quien señaló como el autor material del asesinato de

Candela, Pedro aclaró: “Mariela lo conocía porque hace un tiempo había venido acá y quería comprar la casa, pero eso fue hace como tres meses –sostuvo Pedro–. Yo no sé ni dónde vive ni nada de su vida”. De la misma declaración también se desprende, según el testigo, que Candela fue llevada en un VW Gol azul a la “casa rosa”, en Kiernan 992 –a la vuelta de Charrúa 1081–, la vivienda de Gladys Cabrera y otra de las personas detenidas, en la que encontraron material genético compatible con el ADN de la víctima. “Candela estaba ahí adentro [por la propiedad de Kiernan 992]”, había afirmado el testigo de identidad reservada. En uno de los inmuebles que linda con esta última propiedad, respondió al llamado de LA NACION Analía, la dueña de la vivienda, que vive allí hace más de 14 años. “Vimos cómo pintaban de rosa la casa, y la Trafic blanca en la puerta, y todo lo que sabemos lo declaramos ante la Justicia. Si realmente Candela estuvo acá al lado cautiva, no voy a poder vivir tranquila nunca más. De sólo pensarlo se me pone la piel de gallina”, dijo la mujer al lado de sus dos hijos, que asomaban por la puerta.

“Por la tarde estaba dando vueltas por el barrio y vi a Candela que estaba a la vuelta de mi casa.” “Escuché cómo a alguien le tapaban la boca, unos pasos y cómo rasguñaban la pared.” “Escuché que una niña gritaba «Ayuda, ayuda».” “Vi que Néstor tenía pintura rosa en las manos y un pelo negro enganchado de la uña.” “Se comenta en el barrio que fue Hugo el que mató a Candela, que a él se le fue de las manos.” “Hugo tenía problemas con la familia de Candela.” La frases, textuales, fueron atribuidas por los investigadores al testigo de identidad reservada que resultó fundamental para detener a Hugo Elvio Bermúdez Rodríguez, imputado por el fiscal de Morón Marcelo Tavolaro de ser el autor material del asesinato de Candela Sol Rodríguez. Apenas conocida su declaración –que de reservada terminó teniendo poco–, llamó la atención la omnipresencia de este testigo que tuvo la posibilidad de ver y escuchar situaciones distantes, que fueron tomadas como “relevantes” por la Justicia para la investigación del homicidio de Candela. Según su propio relato incorporado al expediente, el testigo de identidad reservada vio a Candela un día después de su desaparición. También tuvo la posibilidad de escuchar cómo le tapaban la boca a alguien, rasguños en una pared y a una niña pedir “ayuda, ayuda”, a los gritos. Se presume que la menor que necesitaba auxilio era Candela. Es decir que el testigo de identidad reserva supo cuál era una de las casas donde estuvo cautiva Candela. Después se enteró de que la llevaron a una propiedad de Kiernan 992, la denominada “casa rosa”, y allí ubicó a otros sospechosos detenidos, como el carpintero Ramón Néstor Altamirano, de 55 años. Según dijo bajo juramento, en la “casa rosa” también vio a Hugo, al que definió como “un transa [vendedor de droga] que anda por el barrio”. “Micaela [una conocida del testigo] me contó que Néstor [por Altamirano] tenía los ojos rojos cuando la mataron”, afirmó en su declaración. ¿Tenía la obligación de denunciar el hecho? Legalmente no, sólo los funcionarios públicos y los profesionales del arte de la salud la tienen. ¿Las palabras del testigo de identidad reservada son creíbles? “Un fiscal con experiencia tiene la capacidad suficiente para saber si un testigo inventa sus dichos. Ante cualquier duda le puede repreguntar, y si la explicación no lo convence, el testimonio se desvirtúa”, dijo a LA NACION un investigador judicial con varios años de experiencia en casos de homicidio Según el fiscal Tavolaro, a cargo de la investigación, parece no haber dudas. Como se dijo, considera las palabras del testigo “plenamente relevantes” para la investigación. ¿Existirá un testigo con semejante capacidad de percepción y de oportunidad para estar siempre en los lugares clave?

Quién es quién en el caso Candela CAROLA LABRADOR

RAMON NESTOR ALTAMIRANO

GLADYS CABRERA

GUSTAVO VALENZUELA

BETIANA LABRADOR

ALFREDO MONTEROS

ALFREDO MONTEROS (hijo)

MADRE

ACUSADO

ACUSADA

ACUSADO

TIA DE CANDELA

ACUSADO

ACUSADO

HUGO ELVIO BERMUDEZ RODRÍGUEZ

Para los investigadores policiales, la madre de Candela no colaboró durante la búsqueda de la menor al no informar de todos sus contactos con personajes al margen de la ley. Una hipótesis del caso avanza en encuadrar el móvil del crimen en una venganza contra esta mujer.

El carpintero fue señalado como partícipe necesario de homicidio calificado. Para los fiscales, se habría encargado de alimentar a Candela durante el cautiverio.

Recibió la misma imputación que Altamirano. La mujer, de 41 años, estaba a cargo de la casa donde los investigadores encontraron huellas genéticas de Candela.

Fue imputado por encubrimiento agravado. Se trata del dueño de la camioneta Traffic en la que los fiscales sospechan que fue transportado el cuerpo de Candela.

Aunque ella negó en repetidas ocasiones sus posibles vínculos con personas al margen de la ley, una línea de investigación apunta a la relación sentimental que habría tenido con un vendedor de droga que tendría su base de operaciones en la villa Corea, en San Martín

La fiscalía apuntó contra este hombre, de 75 años, con la figura judicial de encubrimiento agravado. Su defensa afirma que sólo fue a buscar muebles a la casa de Kiernan 992.

Al igual que su padre, el joven de 36 años fue acusado por encubrimiento agravado. Para los fiscales, los Monteros ayudaron a arrojar el cuerpo de Candela desde la camioneta.

La fiscalía de Morón imputó a este hombre de 53 años como autor material del homicidio de Candela, sobre la base del testimonio de un testigo de identidad reservada. Sería de nacionalidad peruana y vendedor de drogas, con antecedentes penales.

ACUSADO