ARROZ DORADO.pdf - Escuela de Biología - Universidad de Costa Rica

Acta Académica No.34 - Mayo 2004 ...... Biodiversidad 19-20(junio): 3-11. ... España, S.L http://www.monsanto.es/noticia
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CONTENIDO

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Jaime E. García-González

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La Franquicia Tributaria Una política fiscal para el desarrollo tecnológico de las empresas ....... Juan C. Bermúdez-Mora, MBA

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El arroz dorado: ¿Un debate emocional? ..................................................

Misterio del Comercio ........................................................................................ Dr. Rigoberto Stewart 112 Reticencia e inexactitud en la declaración de asegurabilidad ............................ Said Breedy-Arguedas 135

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EL ARROZ DORADO: ¿UN DEBATE EMOCIONAL? Jaime E. García-González Dr.sc.agr. Centro de Educación Ambiental (CEA) de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), y Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica (UCR). Autor y coeditor de varios libros y de poco más de un centenar de artículos. Telefax 224-6849. [email protected]

«Como suele suceder con la tecnología, estamos dedicando la mayor parte de nuestro tiempo a determinar lo que es técnicamente posible, y después un poco de tiempo a intentar determinar si es probable o no que sea seguro, sin detenernos a preguntar, antes que nada, si vale la pena hacerlo o no» Príncipe de Gales (1998) INTRODUCCIÓN De acuerdo con Fernández (2001) y Potrykus (2001), el arroz dorado es un arroz modificado genéticamente para producir hasta 1,6 microgramos de betacarotenos (también llamados provitamina A) por gramo de endospermo, los cuales le dan un característico color dorado, origen de su nombre. En cuanto a la vitamina A, ésta se encuentra en los alimentos de dos maneras: en forma de retinol, proveniente de los alimentos de origen animal, y en forma de betacaroteno, procedente de los vegetales. Esta vitamina es necesaria para el crecimiento y desarrollo del esqueleto, para mantener las células de las mucosas, de los epitelios, de la piel y para el funcionamiento de todos los tejidos, incluyendo el esmalte de los dientes. Tiene una acción esencial en los procesos inmunológicos, previniendo infecciones respiratorias y también cumple una función importante en la reproducción normal. El retinol ayuda a mejorar la visión nocturna, por su capacidad de convertirse en retinal (de ahí su nombre), suministrando moléculas involucradas en el proceso de la visión. El betacaroteno tiene un pigmento amarillo-naranja, que el cuerpo convierte en vitamina A, En memoria del Dr. Joseph Saunders (1936-2003), investigador, extensionista y educador insigne en materia de manejo integrado de plagas en la región centroamericana, especialmente, por medio de su trabajo en el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE). Trabajo presentado el 14 de mayo del 2003 en la Mesa Redonda “Alimentos Transgénicos, Salud y Nutrición”, organizada por la Escuela de Nutrición de la Universidad de Costa Rica. ª

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considerada como uno de los principales antioxidantes que se encuentran en la naturaleza, un elemento esencial en la lucha contra los radicales libres, por lo tanto, en la prevención del envejecimiento celular y ciertas enfermedades como el cáncer (Gamboa, 1997; Nutrar, 2003). El arroz dorado pretende aportar las cantidades necesarias de vitamina A (en forma de provitamina A) a las personas que no consumen la suficiente cantidad de este suplemento en su dieta. De este modo, los promotores de este arroz esperan remediar la avitaminosis existente en los países pobres. Al respecto, Fernández (2001) señala que la falta de vitamina A en la población infantil tiene graves consecuencias, ya que se estima que anualmente alrededor de medio millón de niños en todo el mundo pierden la vista por falta de suficiente vitamina A en sus dietas, especialmente, en algunas regiones del sudeste de Asia y ciertas áreas de África y Latinoamérica. El objetivo principal de este artículo es demostrar que los razonamientos en torno al tema del arroz dorado, por parte de uno de sus cocreadores, son fundamentalmente emocionales, no racionales, contrario – paradójicamente- a la tesis que éste plantea al inicio de su ensayo. Para ello se cuestionan aquí las afirmaciones que hace I. Potrykus en torno a «la maravilla del arroz dorado», como una solución sostenible para eliminar los problemas asociados a la deficiencia de vitamina A en los seres humanos, destacando además algunos de los principales aspectos colaterales negativos a los que puede llevar la utilización de este invento, tanto para los agricultores y los comercializadores de este alimento, como para los consumidores y el ambiente. Como segundo objetivo, se plantearán y comentarán los alcances y limitaciones de opciones más razonables, económicas y realistas tendientes a solucionar, en forma integral y sostenible, la problemática de la deficiencia de la vitamina A en los países pobres. PARA EMPEZAR: UNA CUESTIÓN DE ARITMÉTICA ELEMENTAL El nuevo arroz es anunciado como una cura milagrosa para la deficiencia de vitamina A, que afecta a millones de personas de los países en desarrollo, especialmente, niños y mujeres embarazadas (Potrykus, 2001). Sin embargo, aun cuando lograra introducirse el arroz dorado, seguramente no servirá de mucho para disminuir los problemas asociados a la deficiencia de vitamina A porque, entre otras cosas, produce muy poco betacaroteno, apenas 1,6 mcg/g de endospermo de arroz crudo, equivalente a 0,27 mcg de vitamina A (retinol)/g (Hernández y Ezcurra, 2001; SICA, ¿2001?; UITA, 2001). Veamos: -

Suponiendo que la biodisponibilidad del betacaroteno en el arroz dorado sea tan alta como en las frutas, raíces y tubérculos que disponen de este elemento en forma natural, así como que no se degrade parte del betacaroteno durante su manipulación, almacenamiento y preparación1, y de acuerdo con las

Se sabe que la vitamina A se va perdiendo cuando los alimentos están expuestos a valores altos de luminosidad, calor y humedad. De igual manera, por medio del cocimiento los alimentos pueden llegar a perder hasta 40% del contenido original de esta vitamina. Bajo condiciones de congelamiento a –23°C durante 12 meses, se pueden perder de 5 a 10% de los contenidos originales (Vollmer et al., 1990). 1

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recomendaciones dietéticas diarias para la vitamina A, dadas por el Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá (Torún et al., 1996), tendríamos que para cumplir con éstas: Los niños de hasta un año tendrían que consumir 1,3 kg de arroz dorado crudo/día (~ 2,6 kg de arroz cocido/día2). Los niños de uno a 10 años tendrían que consumir 1,5 kg de arroz dorado crudo/día (~ 3 kg de arroz cocido/día). Los hombres de 10 a 13 años tendrían que consumir 1,8 kg de arroz dorado crudo/día (~ 3,6 kg de arroz cocido/día). Los hombres de más de 13 años tendrían que consumir 2,2 kg de arroz dorado crudo/día (~ 4,4 kg de arroz cocido/día). Las mujeres de más de 10 años tendrían que consumir 1,8 kg de arroz dorado crudo/día (~ 3,6 kg de arroz cocido/día). Las mujeres embarazadas tendrían que consumir 2,2 kg de arroz dorado crudo/día (~ 4,4 kg de arroz cocido/día). Las mujeres lactantes tendrían que consumir 3,2 kg de arroz dorado crudo/día (~ 6,4 kg de arroz cocido/día) .

En este contexto es necesario aclarar que, según las Hojas de Balance de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en el año 2000 (las cifras disponibles más actuales) en Asia se consumió un promedio anual per cápita de 85,1 kg (~ 233 g de arroz crudo/día) (Dumani, 2003). Como puede observarse, las cifras reales precitadas de consumo de este cereal están muy por debajo de aquellas que se necesitarían para intentar cubrir las necesidades diarias de vitamina A: 18% para los niños de hasta un año; 16% para los niños de uno a 10 años; 13% para los hombres de 10 a 13 años; 11% para los hombres de más de 13 años; 13% para las mujeres de más de 10 años; 11% para las mujeres embarazadas; y 7% para las mujeres lactantes. Si bien se puede argüir que los valores dados se encuentran entre aquellos que los nutricionistas ubican como un “alimento fuente”, por contener más de 5% (para otros es a partir del 10%) de las recomendaciones dietéticas diarias de este nutriente, no debe olvidarse que lo anterior debe ligarse, a la hora de su interpretación, a la poco probable inexistencia de deficiencias nutricionales (de zinc, proteínas y de grasas o aceites) en estas personas, y que –como es sabido- limitan en forma significativa la biodisponibilidad del betacaroteno en los organismos. Por otra parte, como lo analiza Rosset (2002) de una manera holística: La propuesta de que el arroz genéticamente alterado es la manera correcta de enfrentar la condición en que se encuentran más de dos millones de niños con riesgo de padecer ceguera inducida por una deficiencia de vitamina A, revela una tremenda ingenuidad sobre la realidad y las causas de la desnutrición de vitaminas y micronutrientes. 2

Asumiendo un factor de conversión de 0,5, valor sustentado en los rendimientos prácticos actuales para el arroz (Dumani, 2003).

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Si reflexionamos sobre los modelos de desarrollo y nutrición, con facilidad nos damos cuenta de que la deficiencia de vitamina A no debe catalogarse tanto como un problema, sino más bien como un síntoma, una advertencia si se quiere. Nos advierte que hay una insuficiencia alimentaria más amplia, asociada tanto con la pobreza, como con el cambio de sistemas agrícolas basados en diversos cultivos al monocultivo del arroz. La gente no padece una deficiencia de vitamina A porque el arroz contenga poca vitamina A, o poco betacaroteno, sino porque su dieta se ha reducido al arroz y casi a nada más, por lo que sufren otra serie de deficiencias vitamínicas y alimentarias, que no pueden ser subsanadas por el betacaroteno, pero que sí pudieran ser subsanadas junto con la deficiencia de vitamina A, por una dieta más variada. La rápida solución mágica que introduce betacaroteno al arroz –con potenciales riesgos de salud y ecológicosmientras deja intacta los problemas de pobreza, dietas insuficientes y el monocultivo, no parece poder hacer una contribución durable al bienestar de los afectados. Para usar las palabras de la Dra. Shiva: tal aproximación evidencia ceguera ante las sencillas soluciones disponibles para evitar la ceguera inducida por la deficiencia de la vitamina A, que incluyen muchas plantas fáciles de encontrar, que si se introducen o reintroducen en la dieta proporcionan tanto el betacaroteno requerido, como otras vitaminas y micronutrientes faltantes.

De acuerdo con Haynes (2003), -y la lógica en un asunto como éste-, evidentemente no se necesita hacer ninguna modificación genética para incorporar vitaminas y otros nutrientes en la dieta. Basta consumir una dieta variada y balanceada –que es más interesante, gustosa y aporta mayor variedad de minerales y de nutrientes, amén de fibra-, que comer los nutrientes empaquetados en píldoras o en unos pocos nutracéuticos, producto de la manipulación genética. Pero las corporaciones campo apuestan a que los nutracéuticos o «alimentos funcionales» son muy vendibles, sobre todo cuando prometen mejorar la memoria o combatir el cáncer, sin advertirnos sobre la dificultad de controlar las dosis de los suplementos nutricionales administrados en este tipo de alimentos, los cuales en exceso, como se sabe, causan una serie de patologías (Hernández et al.,1998; Perper y Weston, s.f.). RESPONDIENDO A LAS AFIRMACIONES SIN FUNDAMENTO DE UNO DE LOS INVENTORES DEL ARROZ DORADO De acuerdo con uno de los inventores del arroz dorado (IBUG, 2002; Potrykus, 2001), a no ser por medio del fanatismo más destructivo, es muy difícil oponerse a un avance que, según él, «cumple» con los siguientes requisitos: - «El arroz dorado no ha sido desarrollado por ni para la industria privada». Respuesta: La parte final de este desarrollo no, pero la inicial sí. Para el desarrollo de este arroz se han gastado hasta 100 millones de dólares con fondos de la Fundación Rockefeller, el Instituto Federal de Tecnología de Suiza, el Programa de Biotecnología de la Unión Europea, y de la Oficina Federal para la Educación y la Ciencia de Suiza (Wormworth, 2000). Detrás de esta última etapa que llevó a la creación del arroz dorado hay 70 patentes pertenecientes a 32 compañías privadas y universidades (Potrykus, 2001), que –obviamente- desean en algún momento recuperar sus inversiones en este sentido, así como obtener ganancias por ello. Sobre el tema de las patentes en este campo, Otero (1991) nos hace ver que la Foro Latinoamericano

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creciente privatización del conocimiento, sumada a la también creciente concentración de la industria biotecnológica, vaticinan grandes dificultades para que sus progresos técnicos sean aplicados a bajo costo en los países pobres. Todo parece indicar que los patrones de difusión de la biotecnología incrementarán vigorosamente la presencia de las empresas transnacionales en estos países, lo cual llevará a niveles más profundos de dependencia. De igual manera, en los trabajos de Riechmann (2000d) y Heineke (2002) varios autores presentan estos y otros aspectos ligados a la temática de las patentes y los organismos transgénicos. - «El arroz dorado viene a resolver o paliar una necesidad urgente». Respuesta: Como se explicó con mayor detalle en los párrafos anteriores, si bien la necesidad es urgente, el arroz dorado está muy lejos de llegar a ser la solución mágica que se propone. Parafraseando a Steve Smith, funcionario de Novartis3, los entusiastas del arroz dorado deberían reconocer lo que los críticos vienen diciendo hace años en el sentido de que si alguien nos dice que el arroz dorado va a eliminar los problemas de deficiencia de vitamina A en los países pobres, hay que responderles que no lo hará. Para eliminar un problema de esta naturaleza se requiere de voluntad política y financiera; no se trata de insertar un par de genes y lograr que el arroz produzca unos cuantos microgramos de betacaroteno (Haynes, 2003). -

«Presenta una solución sostenible y gratuita, sin necesidad de recurrir a otros recursos». Respuesta: con base en los argumentos predichos, una solución de este tipo no puede llegar a ser sostenible ni gratuita. Un problema complejo como el de la malnutrición no puede solucionarse con una respuesta tan simplista como lo propone Potrykus.

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«Evita los efectos negativos asociados a la revolución verde». Respuesta: Los efectos negativos asociados a la revolución verde están, en gran parte, relacionados con el mantenimiento de monocultivos con variedades altamente dependientes del uso de insumos externos (plaguicidas y fertilizantes, principalmente). Esta dependencia, con sus ya conocidos resultados negativos, especialmente para los pequeños agricultores (Hobbeling, 1987), se seguirá dando en la medida en que se continúe propiciando esta manera errada de hacer agricultura.

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«La industria no se beneficia de esto». Respuesta: por supuesto que la industria se beneficia de esto, ya que entre otras cosas, puede cobrar a los usuarios de esta variedad lo correspondiente por asunto de patentes. Una auditoría estableció que la tecnología usada por Potrykus en la creación del arroz dorado está cubierta por nada menos que 70 derechos de propiedad intelectual y derechos de propiedad técnica pertenecientes a 32 compañías y universidades (Potrykus, 2001). Al respecto, como lo describe el mismo autor, la empresa Zeneca, por medio de una compañía licenciataria, accedió a conceder estos derechos de uso especial, pero solo para los agricultores con ingresos anuales menores a los

Al unirse esta empresa con AstraZeneca conforman, desde el 2001, a Syngenta, una de las principales compañías transnacionales en biotecnología agrícola. 3

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US$10 000. El resto de los productores de arroz sí tendrán que pagar los correspondientes derechos. Para Potrykus, la clave estriba en que esos acuerdos permitan los usos humanitarios al tiempo que no interfieran con los intereses comerciales de las empresas, centrados en el opulento mundo rico. Antes cabe preguntarnos si es esto verdaderamente posible, conociendo las historias negras de muchas de estas grandes transnacionales de sus acciones en el pasado, quienes han interpuesto sus intereses económicos sobre cualquier otro (Tokar, 1998). Además, como lo señala Wormworth (2000), ¿cómo se va a administrar el programa en forma selectiva para beneficiar a los agricultores pobres, definidos por Zeneca como aquellos que ganan menos de US$10 000 al año? Para mayores detalles sobre aspectos específicos relacionados con el tema de la propiedad intelectual de la tecnología aplicada al caso del arroz dorado se remite al lector al trabajo de la RAFI (2000). - «Los que se benefician son los pobres». Respuesta: La pobreza y la malnutrición de aquellos que la padecen no se va a eliminar solo porque se les ofrezca y permita usar gratuitamente este arroz. Más bien todo pareciera indicar que, nuevamente, al igual que se ha hecho en el pasado con algunos fármacos e insumos agrícolas, es con los pobres con los que se quieren hacer las pruebas preliminares. Ellos, por ende, asumirían los riesgos. -

«Se suministra gratuitamente y sin restricciones a los agricultores pobres». Respuesta: se dice, con razón, que detrás de cada acto de caridad hay una injusticia, y a esto es a lo que deberían enfocarse los esfuerzos en este caso, no a seguir manteniendo la pobreza por medio de «regalos» y «donaciones de buena voluntad» que intentan acallar la conciencia de los donantes de los países ricos.

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«No crea nuevas dependencias». Respuesta: por supuesto que sí. De hecho ésta sería una más a las ya existentes, ya que los agricultores dependerían de las donaciones de estas semillas, y con ello del paquete tecnológico que posiblemente hay detrás de éstas.

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«Se va a cultivar sin ‘inputs’ adicionales». Respuesta: de momento parecería ser así, cuando aún no se han emprendido las siembras de este cultivo transgénico en el nivel comercial. Habría que esperar un poco más a ver cómo se comporta esta variedad en el campo a mediano y largo plazos. Por otra parte, es posible que el contenido de betacaroteno añadido a esta variedad sea igualmente atractivo, no solo para los seres humanos, sino también para otros organismos. Si en efecto así sucediera, esto podría producir nuevos problemas de plagas, o bien, la acentuación de algunos de los ya existentes, lo cual demandaría la intensificación en el uso de ciertos plaguicidas, con el consabido beneficio para la industria de los plaguicidas (que no por casualidad es en gran parte la misma que tiene las patentes biotecnológicas relacionada con esta variedad), y el deterioro ambiental, social y humano de los agricultores y consumidores involucrados con la producción y el consumo de este arroz.

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Sobre este particular, recordemos que las promesas ofrecidas por los creadores de las semillas transgénicas de la primera generación (ISAAA, 2000), no se están cumpliendo en todos los casos, tal y como lo comprueban en forma detallada las investigaciones de diversos autores (Altieri, 2001; Altieri y Rosset, 1999; Benbrook, 2001; Cornerhouse, 1999; Heineke, 2002; Lane, 1997; Meziani y Warwick, 2002; Rodríguez, 2002; Sexton et al., 1998), donde se demuestran casos específicos de cultivos transgénicos que presentan, entre otros, los siguientes problemas: beneficios inferiores, pérdida de mercados importantes de exportación, aumento de los subsidios gubernamentales debido a la pérdida de las exportaciones, rendimientos inferiores, contaminación de los cultivos libres de organismos genéticamente modificados (OGM), proliferación de demandas y problemas legales, aumento en el uso de herbicidas, así como el costo por tener que retirar del mercado alimentos transgénicos no aptos para el consumo humano. Si este tipo de problemas están apareciendo en un país desarrollado como los EE. UU., que dice contar con los mejores y mayores recursos humanos y económicos, así como con las mayores posibilidades de aplicación y control de sus reglamentaciones en esta materia, ¿qué no podrá pasar en los países pobres, quienes –a lo sumo- no podrán pasar de traducir, copiar e intentar adaptar las legislaciones que han desarrollado esos países? ¿con qué capacidad económica podrán afrontar los desastres económicos y ambientales que pudieran eventualmente presentarse? -

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«No crea ventajas para los terratenientes». Respuesta: ¿quién puede asegurar que los terratenientes, por medio de terceros, no encontrarán formas para lograr cualquier eventual beneficio que pueda lograrse con la producción y/o comercialización de este producto? Como es sabido, parte de los terratenientes en los países pobres están involucrados en la comercialización y/o industrialización de los productos agrícolas, por lo que sin duda sacarán beneficio de esta situación. De igual manera, pueden llegar a ser perjudicados, como está sucediendo con los agricultores de colza en Canadá y los EE. UU., en caso de que sus campos se lleguen a contaminar con polen del arroz dorado de sus vecinos4. A partir de este momento los dueños de las patentes intentarán hacer valer sus derechos sobre éstas y a exigir el pago que éstos establezcan. Como lo explica claramente el agricultor canadiense Percy Schmeiser, los poseedores de las patentes de las semillas transgénicas, con patentar un solo gen se arrogan el derecho de ser los dueños de los organismos donde este gen se encuentre, sin importar la forma en que estos genes alcancen otros organismos. Así, en su caso particular, la Corte Federal de Canadá que acogió la demanda legal de la empresa multinacional Monsanto contra este agricultor de 71 años dictaminó que no importaba cómo la colza transgénica de la empresa llegó a sus campos, fuera por polinización cruzada, a través del agua de lluvia, o transportada por pájaros y abejas. El hecho es que en sus campos había algunas plantas transgénicas y eso significaba ser culpable (Mackay, 2001). Básicamente, lo que este «razonamiento» expone es que el contaminador, en estos casos, no paga, sino más bien las personas que sufren la contaminación. Lo anterior es como afirmar que la tecnología de Monsanto está contagiando una enfermedad de transmisión sexual, pero que son todos los demás los que tienen que usar condón (RAFI, 2001). Con esto se les está negando a los agricultores

Si bien el arroz es principalmente autógamo, siempre se presenta un cierto porcentaje de polinización cruzada.

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su derecho de continuar sembrando sus propias semillas cuando éstas llegan a contaminarse, al tiempo que podrían estar perdiendo algunas de las características deseables, seleccionadas por ellos y sus generaciones anteriores (Fresneda, 1999; Schmeiser, 2002; World Watch, 2002). -

«Se puede resembrar la semilla cosechada». Respuesta: ¿no se ha hecho siempre lo mismo desde el nacimiento de la agricultura sin necesidad de tener que pedirle permiso a nadie ni pagar derechos de patentes?

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«No reduce la biodiversidad agrícola». Respuesta: Los monocultivos de arroz convencionales, al igual que cualquier tipo de monocultivo, llevan siempre a una reducción sistemática de la biodiversidad, en la medida que favorecen solo al monocultivo, en especial cuando se hace un uso intensivo de plaguicidas y fertilizantes. El uso de esta variedad no se ha asociado con las prácticas de producción orgánica de arroz, donde la biodiversidad es un elemento básico del sistema de producción.

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«Hasta ahora no se han detectado efectos negativos sobre el medio ambiente»,. y «No hay riesgos para la salud de los consumidores». Respuesta: bueno, esto es, como lo dice el autor «hasta ahora». Tenemos que reconocer que nuestro conocimiento actual acerca de los genes y sus interacciones es limitado. Sin duda habrá que esperar más tiempo a ver si esto se mantiene. Como es sabido, muchos de los efectos negativos de las tecnologías aplicadas no suelen presentarse en forma inmediata ni espectacular. Los eventuales efectos colaterales negativos que pudieran presentarse, en este caso, podrían aparecer más a largo plazo y en una forma más sutil que a la que estamos acostumbrados. Al respecto, es necesario reafirmar con relación a esta temeraria aseveración que la ausencia de evidencias hasta la fecha no debe interpretarse como ausencia de eventuales riesgos, especialmente en este caso, por ser un producto relativamente nuevo. No hay ninguna razón para pensar que esta variedad de arroz esté exenta de los eventuales riesgos para el ambiente, los productores y los consumidores que se le han señalado al resto de los alimentos transgénicos (Altieri y Rosset, 1999; Bergelson et al., 1998; Ewen y Pusztai, 1999; Herbert, 2002; Inose y Murata, 1995; Kaczewer, 2001; Pusztai, 2001; Quijano, 1999; Reddy y Thomas, 1996; Riechmann, 2000a y e; Rissler y Melon, 1996; Snow y Moran, 1997; Steinbrecher, 1996; The Ecologist, 2004; Traavik, 1999). Sobre el caso específico del arroz dorado, Mae-Wan Ho (¿2000?, 2000a), profesora de Biología de la Universidad Abierta del Reino Unido y miembro del Instituto de Ciencia en la Sociedad, así como de la National Genetics Foundation de los EE. UU., resalta, entre otros, los siguientes riesgos: ·

El arroz dorado está hecho de una combinación de genes y material genético de virus y bacterias asociadas con enfermedades de plantas y de otras especies vegetales no alimenticias.

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Se han generado productos derivados impredecibles en el arroz dorado, debido a la inserción de los genes al azar. Por ejemplo, el betacaroteno estaba presente en diferentes proporciones

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en todas las líneas obtenidas. Adicionalmente, se identificó la presencia de otros productos no caracterizados o identificados, los mismos que diferían de una línea a otra. ·

El arroz dorado tiene múltiples copias del promotor CaMV (virus del mosaico de la coliflor)5. Esta sobreexpresión de genes promotores provoca respuestas metabólicas indeseadas e inestables. Ha habido, por lo menos, dos promotores CaMV en cada planta del arroz dorado, cada uno de los cuales está ligado a un gen marcador de resistencia a antibióticos.

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La estructura del ADN transgénico es inestable. Esta característica se mantendrá en las siguientes generaciones. La inestabilidad de este ADN incrementa la posibilidad de que halla transferencia horizontal de genes y recombinación, especialmente, con el promotor CaMV, que tiene un sitio muy activo de recombinación, lo que puede conducir a una mayor transferencia horizontal de genes. Por su parte, esta inestabilidad implica también el que no existan garantías de que las plantas de arroz dorado mantengan los rasgos deseados durante las sucesivas generaciones.

·

El promotor CaMV es «promiscuo» en funcionamiento y trabaja eficientemente en todas las plantas, en algas verdes, levaduras y Eschlerichia coli. La dispersión de genes ligados a este promotor por polinización cruzada o por transferencia horizontal de genes podría producir severos impactos en la biodiversidad; en particular, el gen de resistencia al antibiótico higromicina ligada a éste, que puede ser capaz de funcionar en bacterias asociadas con enfermedades infecciosas.

·

La transferencia horizontal de transgenes de ADN de plantas transgénicas a bacterias ha sido demostrada en experimentos de laboratorio. Hay evidencias recientes que sugieren que ya ha ocurrido, lo mismo que en pruebas de campo con remolacha transgénica6.

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Un experimento realizado por investigadores de la Universidad de Jena encontró evidencias de transferencia horizontal de genes en el sistema digestivo de larvas de abejas. En este experimento se alimentaron larvas inmaduras de abeja con polen de canola transgénica tolerante a herbicidas. Cuando se aislaron microorganismos del tracto digestivo de estas larvas, se encontró que éstos tenían los genes de resistencia al herbicida, los cuales fueron identificados tanto en bacterias como en levaduras.

Para mayores detalles sobre las características aquí citadas sobre este virus se recomienda la lectura de los artículos cortos de Cummins (2000a y b). 6 Sobre este tema se remite al lector al artículo de Ho (2000b). 5

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·

Todas las células, incluyendo las de los seres humanos, tienen la capacidad de tomar material genético extraño. Si bien el material genético natural (no manipulado) es degradado, el invasivo puede saltar al genoma de los genes mutantes. Algunos insertos extraños de material genético pueden estar asociados con el cáncer.

·

Puede ocurrir que los transgenes introducidos en el arroz dorado se esparzan mediante transferencia horizontal, los cuales incluyen genes de resistencia a antibióticos, que pueden ser tomados por bacterias patógenas, y otros con potencial de crear nuevos virus y bacterias asociadas con enfermedades.

Sobre este particular es importante señalar que mientras por un lado el «discurso racional» de Potrykus en su artículo habla y da por sentadas las bondades y maravillas de su cocreación, por otro lado, reconoce que aún faltan por hacerse las investigaciones de biodisponibilidad, equivalencia sustancial (cuestionadas fuertemente por Ho y Steinbrecher, ¿1998?), toxicología y alergenicidad, así como estudios socioeconómicos y de impacto ambiental cuidadosos que ayuden a evitar cualquier posible riesgo y poder asegurar que esta tecnología alcance a los pobres. -

«No ha sido posible lograr este avance mediante métodos de genética tradicional». Respuesta: Aquí cabría preguntarse más sobre las razones que ha tenido la naturaleza para no concentrar todos los nutrimentos que necesitamos en un solo organismo. En toda esta discusión no debe perderse la perspectiva de que estamos tratando con seres vivos, cuya existencia en el planeta ha sido el fruto de millones de años de evolución, donde hasta la fecha solo han sobrevivido aquellos que han podido adaptarse a los cambios ocurridos en este tiempo.

Como puede observarse, ni una sola de las afirmaciones de Potrykus citadas en su «racional» artículo parecieran tener un sustento firme. De hecho, este autor solo se limita a nombrar los asumidos «requisitos» de su cocreación, esperando que los lectores los aceptemos sin mayor reparo. Es posible que las intenciones humanitarias y de buena voluntad de los creadores del arroz dorado sean auténticas; sin embargo, al igual que muchos investigadores en esta área en el mundo, pareciera que éstos tienen horizontes limitados que no van más allá de las cuatro paredes de sus laboratorios y de los nobles afanes de «salvar al mundo» con una de sus creaciones, obviando no solo las leyes elementales de la naturaleza y el Principio de Precaución (Riechmann, 2000c; Riechmann y Tickner, 2002), sino también la realidad del mundo exterior, en especial, la de los inversionistas que esperan y exigen cuanto antes sus respectivos dividendos económicos. En esta materia, como nos lo recuerdan Altieri (1999) y Busch et al. (1990), el foco de las corporaciones multinacionales son las ganancias económicas, no la filantropía. Sin embargo, más allá de lo señalado en este párrafo, resulta inconcebible cómo un científico con los títulos, premios y honores que ha recibido Potrykus, antes de

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involucrarse en un proyecto como éste no se haya hecho la pregunta básica sobre la necesidad o no de hacerlo. En este caso, parecieran estarse cumpliendo las palabras del Príncipe de Gales (1998) relativas al hecho de que en esta materia estamos dedicando la mayor parte de nuestro tiempo a determinar lo que es técnicamente posible, y después un poco de tiempo a intentar determinar si es probable o no que sea seguro, sin detenernos a preguntar, antes que nada, si vale la pena hacerlo o no. Por otra parte, si Potrykus (2001) considera que las altas tasas de crecimiento de los países pobres son la mayor amenaza para la seguridad alimentaria de éstos, ¿por qué mejor no dedica sus esfuerzos a apoyar las iniciativas de su amigo de negocios tailandés (que bautizó su cocreación con el exitoso nombre de «arroz dorado»), tendientes a bajar las tasas de crecimiento poblacional que tanto le preocupan?7 Una lectura cuidadosa del artículo de Potrykus (2001) hace ver que, contrario a lo que sostiene, su discurso es totalmente emocional, no racional, ya que despotrica, señala y acusa como criminales e inmorales a todas aquellas personas y organizaciones que pongan en duda las maravillas potenciales de su cocreación, las cuales da por sentadas como una realidad infalible. ¿Y qué hay de aquellos que utilizan los recursos públicos para estar inventando fantasías inútiles, como la que nos ocupa? ¿Cuántas vidas se hubieran podido salvar con estos recursos? ¿Cuántos niños del Tercer Mundo hubieran podido evitar estar ciegos en la actualidad con estos US$ 100 millones, si se hubieran utilizado con sentido común en la aplicación de las medidas precitadas y conocidas mucho antes de que se hubiera tenido tal ocurrencia? Como lo señada el Dr. Nevin Scrimshaw, premio World Food en 1991: «Resulta irónico que las peores concentraciones de xeroftalmia8 y ceguera debido a deficiencias de vitamina A ocurran en poblaciones rodeadas por abundantes fuentes de vitaminas y minerales en vegetales y frutas locales, y aun así, que ningún país haya implementado una campaña exitosa para resolver el problema de la vitamina A de esta manera» ( Wormworth, 2000). En definitiva, como lo sostiene paradójicamente Potrykus (2001), en este asunto las emociones son el problema, no el discurso racional, el cual no se encuentra por ninguna parte en su artículo. PROPUESTAS DE SOLUCIÓN A LA CARENCIA DE VITAMINA A (Y DE OTROS NUTRIENTES) De acuerdo con diversos autores (Haynes, 2003; Roche Farma S.A., 2003; Wormworth, 2000), así como con el sentido común, se puede plantear el abordaje a la solución de este problema de la siguiente manera:

7 A los lectores interesados en conocer sobre algunos de los mitos creados en torno al tema del hambre en el mundo se les recomienda las lecturas de los trabajos de Lappé et al. (1998), Núñez (2001), Altieri y Rosset (1999), Riechmann (2000b), Sen (1998), Premio Nóbel de Economía en 1998; y Sexton et al. (1998). 8 Enfermedad de los ojos caracterizada por la sequedad de la conjuntiva y opacidad de la córnea.

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1.-

A corto plazo la distribución de cápsulas de vitamina A en las comunidades afectadas es el único modo de controlar la xeroftalmia. Se necesita una sola cápsula por persona cada cuatro o seis meses, ya que la vitamina A, a diferencia de las vitaminas hidrosolubles, se almacena en el hígado. Para asegurar la correcta identificación de los afectados por la carencia de vitamina A y la adecuada distribución de ésta, debe informarse adecuadamente a los servicios sanitarios locales y a los padres de los niños y formar bien a quienes atenderán estos servicios.

2.-

A mediano plazo, debe enriquecerse los alimentos con una cantidad adecuada de vitamina A. Ya se han realizado con éxito pruebas en las que se emplea azúcar, glutamato monosódico, margarina o fideos. El enriquecimiento de alimentos tiene que adaptarse a las circunstancias de cada lugar y debe evaluarse detenidamente su viabilidad práctica y su idoneidad. En Costa Rica, por ejemplo, en 1974 se enriqueció el azúcar con vitamina A y se distribuyó leche íntegra al 30% de la población preescolar. Estas medidas, asociadas al Programa de Atención Primaria iniciado ese mismo año, contribuyeron en gran medida a que disminuyeran las enfermedades infecciosas, como las diarreas, y los problemas respiratorios (Gamboa, 1997).

3.-

Paralelamente, deben empezar a plantearse acciones educativas dirigidas a cambiar los hábitos agrícolas (favoreciendo los policultivos) y alimentarios de las zonas afectadas, promoviendo el cultivo de vegetales y frutos –preferiblemente locales- que contengan vitamina A, con la ventaja de que no solo les aportarán esta vitamina, sino además otros nutrientes, fibra y minerales beneficiosos para el organismo. Esta última propuesta daría solución a un gran número de deficiencias nutricionales. Basta con dar un rápido vistazo a las múltiples publicaciones existentes en materia de composición nutritiva de los alimentos para darse cuenta de la gran cantidad de éstos que existen en nuestro entorno con contenidos altos de vitamina A (Muñoz de Chávez et al., 1996; Nutrar, 2003; Schubert et al., 1982; Tapia et al., 1990; Vollmer et al., 1990). Las fuentes de vitamina A son abundantes en la naturaleza, pero su contribución al remedio de las insuficiencias de micronutrientes es menospreciada por los creadores de los OGM de la segunda generación. Sobre este particular Wormworth (2000) nos recuerda las palabras de Anuradha Mittal, del Instituto para la Alimentación y las Políticas de Desarrollo de los EE. UU., quien dice que estas y otras soluciones para las deficiencias de micronutrientes podrían estar rápidamente disponibles, «y lo hemos sabido desde siempre. Pero ha habido una ausencia total de voluntad política por parte de las mismas fundaciones y de las mismas corporaciones que ahora afirman que quieren terminar con la ceguera. Lo que quieren son más y más intereses corporativos».

Al respecto, es necesario advertir que las acciones con enfoque «farmacéutico» aquí planteadas por sí solas difícilmente serán sostenibles en el tiempo, como lo describe de la siguiente manera el extracto de un artículo de GRAIN (2000):

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«Granjas, ¡no farmacias! En el mundo se emplean tres estrategias para combatir la insuficiencia de vitamina A: la suplementación, el enriquecimiento de los alimentos y la diversificación dietética. La mayor parte de las iniciativas actuales en el ámbito mundial se basan en intervenciones del sistema de salud, generalmente, mediante la administración oral y periódica de grandes dosis de complementos sintéticos de vitamina A a todos los niños y niñas menores de tres años. Esta fue una estrategia inicialmente aplicada en la India de la década de los ’60s, originalmente ideada como una medida de corto plazo, pero que ahora se ha convertido en el componente principal de muchos programas de mejoramiento dietético. Según estimaciones del Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (UNICEF), la mitad de la población infantil en riesgo de sufrir insuficiencias de vitamina A recibió por lo menos una dosis de vitamina A sintética durante 1998. La facilidad y comodidad con que se aplica esta estrategia de suplementación ha conducido a que la investigación y el fomento de otras medidas dietéticas y alimentarias quede relegada a un segundo plano. Este enfoque ‘farmacéutico’ de distribución de complementos sintéticos de vitamina A ha sido objeto de muchas críticas, incluso de los propios pioneros de la iniciativa. Algunas de las limitaciones más citadas de este enfoque, tras treinta años de experiencia en la India, son: su ineficacia en remediar la insuficiencia de vitamina A (especialmente entre los núcleos humanos que presentan síntomas muy difundidos de insuficiencia leve); la corta vida de los complementos bajo almacenamiento; y problemas logísticos para garantizar su abastecimiento. Los programas de suplementación suelen ser costosos y poco sistemáticos, y su cobertura puede ser muy limitada. Ya en muchas oportunidades se ha reclamado un enfoque alternativo que se aboque a las causas fundamentales del problema y no a remediar sus síntomas. La Declaración Mundial y el Plan de Acción en Nutrición, aprobados por 159 países durante la Conferencia Internacional sobre Nutrición organizada conjuntamente por la FAO y la OMS (Organización Mundial de la Salud) en 1992, afirma que las estrategias para combatir la desnutrición por insuficiencia de micronutrientes deberían: «Garantizar que se le brinde prioridad a las estrategias sustentables basadas en el suministro de alimentos, particularmente en las poblaciones con insuficiencias de vitamina A y hierro, optando preferencialmente por alimentos disponibles localmente y teniendo en cuenta los hábitos alimentarios locales». El enriquecimiento de mantequilla, margarina y azúcar con vitamina A ya está siendo aplicado en algunos países, pero también presenta inconvenientes. En la mayoría de los casos, el enriquecimiento de los alimentos sólo es viable en países cuyos sectores farmacéutico y de procesamiento de alimentos se encuentran bien desarrollados, debidamente reglamentados y eficazmente monitoreados. Al igual que la suplementación, el enriquecimiento de los alimentos tampoco genera conciencia ni conduce a cambios en los hábitos alimentarios, y sólo surte efecto entre aquellos que tienen acceso a esos productos enriquecidos.

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La diversificación dietética, por su parte: insume muy pocas divisas; promueve el consumo de una gama amplia de micronutrientes, además de la vitamina A; es sustentable; fomenta el compromiso personal y el involucramiento de la comunidad; y puede incluso ayudar a estimular la economía local.» Por último, de acuerdo con Nutrar (2003), es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos básicos, relacionados con la ingestión de esta importante vitamina: -

Su ingestión debe ir acompañada de una adecuada dieta proteínica, de otra forma se dificultaría su transporte en la sangre y el metabolismo.

-

La vitamina A es destruida fácilmente por factores como la contaminación ambiental, pero queda protegida cuando es ingerida junto con alimentos ricos en vitamina E.

-

Esta vitamina es potencialmente tóxica9, aunque las intoxicaciones derivadas de la ingestión de una dosis alta de origen alimentario son excepcionales. De existir la hipervitaminosis, el origen es el consumo inadecuado de suplementos, pudiendo producir alteraciones en las membranas de las células, descamación de la piel, dolor abdominal, náuseas, vómitos, fatiga, debilidad, cefalea (dolor de cabeza) y falta de apetito. La hipervitaminosis se da cuando la ingesta de vitamina A es por lo menos 10 veces mayor a la recomendada. Los síntomas desaparecen en semanas o meses cuando se suspende el complemento.

-

Los vegetales muy ricos en caroteno (ej., la zanahoria y el ayote sazón) pueden ingerirse en grandes cantidades sin peligro, excepto si empieza a aparecer un color amarillento en las plantas de las manos y los pies. Lo anterior no trae aparejado ningún trastorno, es consecutivo al depósito de caroteno en los tejidos. Cuando se suspende la ingestión excesiva de esta vitamina, se normaliza el color de la piel en corto plazo.

CONCLUSIÓN Con base en todo lo anterior, no es difícil llegar a concluir que el invento del arroz dorado no es sino una propuesta más de solución fallida que ha demostrado ser costosa, ingenua, simplista, ignorante e inútil y eventualmente peligrosa, a un problema grave de nutrición existente en muchos países pobres: - Costosa porque, como se mencionó anteriormente, ya se ha gastado tanto como US$100 millones de dólares sólo en la parte final del proceso de su creación. - Ingenua, al creer que los dueños de los derechos involucrados detrás de esta creación los están «regalando» sin más ni más. De igual manera, por asumir de antemano que todo lo que falta por hacerse va a salir bien. 9

En su forma activa como vitamina A, no como provitamina.

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Simplista, al pensar que un problema de nutrición como el de la falta de vitamina A puede arreglarse de la manera propuesta. Como lo señala GRAIN (2000), la insuficiencia de vitamina A se manifiesta principalmente en ambientes de pobreza, carencias e inequidad social. Por lo tanto, en un contexto de interrelaciones e insuficiencias múltiples de nutrientes como el que nos ocupa, no tiene mucho sentido emplear un solo micronutriente para combatir la desnutrición por insuficiencia de varios de ellos. Ignorante, por obviar algunas de las leyes naturales y económicas más elementales, así como por no reconocer las limitaciones actuales de la ciencia, ni los conocimientos elementales de la nutrición humana. Además, por menospreciar el hecho de que las fuentes de vitamina A son abundantes en la naturaleza. Inútil y eventualmente peligrosa, porque, con base en los argumentos expuestos en los párrafos anteriores, difícilmente llegará a utilizarse en la forma que lo pretenden sus inventores. De acuerdo con Ho (¿2000?) la continuación del proyecto del «arroz dorado» significará un drenaje de los fondos públicos (necesarios para la aplicación de soluciones efectivas ya conocidas) y una potencial amenaza a la salud y la biodiversidad, por lo que debería ser suspendido de inmediato, antes de que haga más daño.

Con base en lo expuesto en este artículo, pareciera que el invento del arroz dorado no es sino otra de esas «soluciones» vanas, simples y universales -y eventualmente peligrosas-, decididas y desarrolladas por los científicos del Norte, para los problemas de los pobres (GRAIN, 2000). RESUMIENDO: 1.El arroz dorado es el resultado de un intento de desarrollar variedades de arroz que produzcan provitamina A (betacaroteno), como un medio para solucionar las carencias de vitamina A (retinol) en la alimentación de las personas pobres y desfavorecidas de los países en desarrollo (Potrykus, 2001; Sutton, 2002). Éste ha sido presentado como una rápida solución para un problema global que, como se ha analizado, de ninguna manera puede abordarse de una forma tan simplista como la propuesta por los inventores de este producto. 2.-

La información que inunda los medios de comunicación sobre las supuestas maravillas de este producto distrae la atención sobre la posibilidad de implementar soluciones efectivas disponibles y adelantar trabajos sobre métodos confiables y sustentables para solucionar este grave problema.

3.-

Solamente en el corto plazo, medidas como la difusión de suplementos y el enriquecimiento de los alimentos (añadiendo la vitamina al azúcar, por ejemplo), sería mucho más eficaz y económica. Además, como lo señalan los nutricionistas, la capacidad de las personas para absorber la vitamina A (biodisponibilidad) depende, entre otros factores, de su estado alimentario general. De acuerdo con

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Wormworth (2000), lo anterior pone en relieve la necesidad de mejorar integralmente la alimentación, y no de estar inventando «dardos mágicos» de vitamina A. 4.-

No pareciera sensato seguir gastando dinero de fondos públicos en inventar y tratar de introducir un arroz que produzca betacaroteno el cual se puede obtener de una gran cantidad de alimentos que, junto con este nutriente, nos proporcionan además fibra y otros nutrientes igualmente indispensables para nuestros organismos.

5.-

La única solución sostenible y a largo plazo al problema, que intentará en vano resolver el arroz dorado, está en trabajar sobre las causas estructurales de la pobreza y asegurar el acceso a una dieta diversa y saludable (Banco Mundial, 2001; GRAIN, 2000; Lappé et al., 1998; Latham y Beaudry, 1998; Medina, 2002; Rosset, 2002).

Palabras finales En primera instancia este ensayo se envió para su publicación a la sección de Foro de la revista Manejo Integrado de Plagas y Agroecología, editada por la Unidad de Comunicación del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE); sin embargo, después de seis meses, el autor se vio en la necesidad de retirar el artículo de esta publicación ante la negativa encontrada, por parte de los revisores especialistas en esta materia consultados por la revista, de llenar la Guía para la revisión de manuscritos para publicación. Ahora bien, si nos afirmamos en el sabio refrán popular que dice que “quién calla, otorga”, debemos entender que al no ser estos capaces de rebatir racionalmente los argumentos expuestos en este artículo, los especialistas consultados por la precitada revista no hacen sino aceptar los razonamientos aquí planteados.

AGRADECIMIENTOS El autor desea dejar constancia de su agradecimiento al Dr. Gustavo Gutiérrez E., de la Sección de Genética de la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica (UCR), al M.Sc. Luis Gómez, funcionario de la Facultad de Agronomía y del Laboratorio de Biotecnología del Centro de Investigaciones Agronómicas de la UCR, al M.Sc. Julián Monge-Nájera, Director de Producción de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), así como a la Licda. Marcela Dumani E., nutricionista de la Escuela de Nutrición de la UCR, por la revisión y las sugerencias que hicieron a los borradores de este artículo. De igual manera, al Lic. Patricio Rivera y al Dr. Peter Rosset, por autorizar la reproducción de los textos aquí citados. Mi agradecimiento también, a la Licda. Marta Camacho, por la revisión filológica del texto. Por último, y no menos importante, mi agradecimiento también para los especialistas consultados por la revista precitada quienes con su negativa y silencio (¿emocional?) dan apoyo al contenido de este artículo.

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LA FRANQUICIA TRIBUTARIA Una política fiscal para el desarrollo tecnológico de las empresas Juan C. Bermúdez-Mora, MBA [email protected] I. INTRODUCCIÓN 1. Antecedentes del problema Con el uso de las franquicias en el país, la economía se ha favorecido por su aporte al desarrollo tecnológico de las empresas, mediante los ingresos directos e indirectos que este sector crea a la hacienda pública. Entendiendo como desarrollo tecnológico “los trabajos sistemáticos basados en conocimientos ya existentes con el objetivo de fabricar nuevos productos, instaurar nuevos procesos, establecer nuevos servicios o introducir mejoras sustanciales sobre los ya existentes”1, la franquicia tributaria ha llegado a ser un “incentivo tributario e instrumento legal para promover el desarrollo de programas de capacitación al interior de las empresas”2 en Chile. En este contexto, el sector gubernamental en cada una de sus instancias no es ágil y dinámico, impulsando, apoyando y divulgando los beneficios que las franquicias aportan a la sociedad y al desarrollo organizado de un país3. 2. Justificación e importancia del problema

En contraste con el enfoque económico neoclásico, para las teorías económicas evolutivas, los conocimientos tecnológicos no son perfectamente descritos y, por ende, su transferibilidad es imperfecta.

1

Baena Dolores, «La medición de la investigación científica y el desarrollo tecnológico (I+D): principales indicadores». Revista Scripta Nova, Universidad de Barcelona, Nº 69 (34), 1 de agosto de 2000. 2 Servicio Nacional de Capacitación y Empleo de Chile, Ministerio de Trabajo y Previsión Social, http://www.sence.clfranq1.htm 3 Carlos Núñez, www.franquiciate.com

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Asimismo, en este contexto, en una economía empresarial la transferencia de la tecnología es imperfecta por la tipología productiva empresarial, ya sea por su tamaño, distribución sectorial y formatos de negocio, entre otros. Esto produce un desarrollo tecnológico inequitativo para estas unidades económicas. Por ello, el estudio de la franquicia tributaria como política fiscal para el desarrollo tecnológico de las empresas tiene relación con el estado del pensamiento en ciencias económicas, por la importancia de la tecnología como bien económico; la relación del progreso tecnológico y el crecimiento económico; las políticas fiscales para la ciencia, la tecnología y la innovación; y la teoría de las redes empresariales, en el marco de la economía de la tecnología en países de desarrollo intermedio de América Latina, utilizando en este caso el modelo de franquicia tributaria utilizada en Chile. El aporte teórico de este ensayo consiste en abrir un espacio de discusión para afinar y actualizar las contradicciones y la pertinencia de introducir la franquicia tributaria como un instrumento de desarrollo tecnológico, para resolver los retos de las empresas en un país en vías de desarrollo intermedio. El aporte práctico y metodológico de este ensayo consiste en el estudio del éxito que Chile ha tenido con el sistema de franquicia tributaria para ilustrar el tema de la economía de la tecnología. Los resultados serán bibliográficos. 3. Planteamiento del problema ¿Cuál es la pertinencia de utilizar la franquicia tributaria como un instrumento de transferencia de tecnología para resolver los retos de desarrollo tecnológico que enfrentan las empresas en una economía basada en el conocimiento? 4. Alcance y límites del problema 4.1

Valores subyacentes del ensayo

Este ensayo tiene un alcance geográfico relativo a Chile; un alcance institucional relativo al parque industrial de Chile; y un alcance temporal del año 1994 al año 2000. La limitación principal en cuanto al tamaño de la muestra está dada por la disponibilidad de acceso a la información de las fuentes que se consultaron. Las limitaciones en cuanto a los procesos metodológicos que se aplican se deben a que no existe la viabilidad de aplicar los instrumentos en las unidades de observación.

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Esta investigación tiene un nivel pertinente de recopilación histórica de hechos sobre la franquicia tributaria en Chile y la evidencia empírica sobre su eficiencia en la gestión económica y de desarrollo tecnológico en las empresas. Los resultados servirán como evidencia empírica para abrir la discusión sobre sus bondades en este campo. Los resultados de esta investigación no son aplicables a Costa Rica y no tienen significado suficiente para hacer comparaciones con otras economías o ámbitos similares, en virtud de las condiciones políticas y macroeconómicas de Chile. Dentro de esas limitaciones, se debe advertir que si se utiliza como una pauta de comparabilidad en otros países ante una eventual proyección o generalización en el mediano plazo, el éxito de los resultados de la investigación no resolverá el problema de comparabilidad objetiva, debido a que las economías de otros países del área son diferentes, y las conclusiones dependerán de juicios subjetivos. Entre los controles que se tomaron en consideración están el entorno y ritmo económico de Chile; y la historia del objeto de investigación. 4.2 Factores de confiabilidad o validez de los resultados de la investigación Para los cálculos estadísticos de regresión y correlación, se utilizó un 95% de nivel de confianza. 4.3

a) b) c) d) e) f) 4.4

Variables intervinientes en la eficiencia económica del objeto de estudio

Baja capacidad de absorción de programas nacionales. Débiles sistemas de difusión/ comercialización de productos en el país. Problemas de regulación y desregulación. Falta de actitud para concienzar y compartir el riesgo. Escaso interés estratégico de algunos sectores del país. Falta de metodologías para estimar el valor de activos intangibles. Alcance de las soluciones

Dentro de los aspectos del problema se incluyeron los relacionados con la gestión económica de eficiencia de la franquicia tributaria como instrumento de desarrollo tecnológico de las empresas. Quedan por fuera, el mejoramiento de las condiciones de acceso al crédito; la calidad y el costo de los servicios públicos; las condiciones de acceso al mercado interno; las condiciones de acceso a los mercados internacionales; y la promoción de mayores y mejores vínculos entre los sectores y entre las empresas. Foro Latinoamericano

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Finalmente, las conclusiones resultantes se deberán tomar como hipótesis para futuras investigaciones y decisiones. 5. Objetivos 5.1

Objetivo General

Realizar un análisis sobre la pertinencia de utilizar la franquicia tributaria como instrumento de transferencia de tecnología para resolver los retos que enfrentan las empresas en una economía basada en el conocimiento. 5.2

Objetivos Específicos 5.2.1 Examinar la justificación económica y los objetivos de la franquicia tributaria como política para el desarrollo tecnológico de las empresas. 5.2.2 Mostrar que la franquicia tributaria, a pesar de que restringe, limita y distorsiona la competencia por su carácter normativo, aporta eficiencia económica, la cual se traduce en una eficiente organización productiva en las empresas.

6.

Hipótesis

Las hipótesis de este ensayo fueron contextualizadas para países de una economía tecnológica como Chile, que es un ejemplo como país de desarrollo intermedio de América Latina. 6.1. Hipótesis Patológica Existen acuerdos de franquicia que configuran prácticas anticompetitivas, que limitan, restringen o distorsionan la competencia y constituyen un abuso de la posición dominante de una empresa en el mercado. 6.2. Hipótesis de Solución En contraposición con el ejercicio de la libre competencia, la franquicia tributaria aporta eficiencia económica que se traduce en una eficiente organización productiva de las empresas.

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II.

Marco Metodológico

1. Tipo de investigación El procedimiento metodológico de este ensayo es descriptivo y analítico, para lo cual se realizó una investigación bibliográfica para identificar y estudiar el éxito de la franquicia tributaria en Chile. 2. Sujetos o fuentes de información El objeto de estudio de esta investigación es la franquicia tributaria. La unidad de observación es la empresa o redes de empresas que utilizan la franquicia tributaria como instrumento de desarrollo tecnológico, transferencia de tecnología y eficiencia económica. La información se obtuvo mediante la red internacional Internet, así como consultas a la Embajada de Chile en Costa Rica. 3. Definición conceptual de las variables 3.1 Política Fiscal La política fiscal es «la política que sigue el sector público respecto de sus decisiones sobre gasto, impuestos y sobre el endeudamiento»4. Esta política tiene como objetivo facilitar e incentivar el buen desempeño de la economía nacional para lograr niveles aceptables o sobresalientes de crecimiento, inflación y desempleo, entre otras variables. Igualmente, busca evitar fluctuaciones en la economía.5 Las herramientas con las que cuenta la política fiscal para cumplir con sus objetivos están relacionadas con los ingresos y los gastos sobre los cuales tiene influencia el Estado. 3.2 Desarrollo Tecnológico Desarrollo tecnológico se entiende como los trabajos sistemáticos basados en conocimientos ya existentes, con el objetivo de fabricar nuevos productos, instaurar nuevos procesos, establecer nuevos servicios o introducir mejoras sustanciales sobre los ya existentes6. 4

Samuelson Paul A. y Nordhaus Willliam D., Economía, McGraw-Hill, México, 1986. www.lablaa.org 6 Baena Dolores, «La medición de la investigación científica y el desarrollo tecnológico (I+D): principales indicadores». Revista Scripta Nova, Universidad de Barcelona, Nº 69 (34), 1 de agosto de 2000. 5

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3.3 Franquicia tributaria La franquicia tributaria es un incentivo tributario e instrumento legal para promover el desarrollo de programas de capacitación propios de las empresas7 en Chile. 4. Indicadores Los indicadores utilizados para sostener la validez y la objetividad de los resultados de esta investigación fueron: a) las exportaciones de las empresas que utilizaron la franquicia tributaria como instrumento de capacitación del RR.HH., b) el gasto total empresarial y gubernamental en fomento productivo, c) la participación empresarial por tipología, d) la cantidad de personas capacitadas mediante la franquicia tributaria, e) el número de empresas por sector que obtuvieron capacitación mediante la franquicia tributaria, f) el financiamiento en capacitación, 5. Tratamiento de la información La primera fase consistió en realizar una investigación bibliográfica con el objetivo de recopilar todos los datos relevantes sobre el tema. La segunda, en representar los datos mediante tablas y gráficos con el objetivo de ilustrar las variables del estudio en cuestión. La tercera y última, en realizar un análisis e interpretación de la información con el objetivo de probar las hipótesis de investigación. Finalmente, esta investigación se enriqueció con las experiencias del Autor en aportes académicos en Costa Rica sobre la adopción y adaptación de los sistemas de franquicias. De esto se deriva su credibilidad y conocimiento sobre los actores del mercado nacional y sus experiencias desde 1995.8 y 9 III.Marco Teórico 1. Desarrollo evolutivo de la franquicia Originariamente, la palabra franquicia es sinónimo de privilegio. En la Edad Media, en Europa, existían las denominadas Ciudades con Cartas Francas que garantizaban ciertos privilegios a las ciudades y/o ciudadanos. Servicio Nacional de Capacitación y Empleo de Chile, Ministerio de Trabajo y Previsión Social, http://www.sence.clfranq1.htm Bermúdez M., Juan C. «Franquicias propician transferencia de tecnología y know how»., Julio 2000, Periódico El Financiero, Grupo Nación S.A. No.270, Año 5, San José, Costa Rica. 7 8

Bermúdez M., Juan C. «Franquicias y las finanzas del comportamiento»., Julio 2002, Periódico El Financiero, Grupo Nación S.A. No.370, Año 7, San José, Costa Rica.

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En esta época surge la franquicia, en virtud de la concesión hecha por la Iglesia Católica a ciertos señores de tierras para que actuaran en su nombre recolectando sus impuestos. En otras palabras, se encontraría su origen más remoto en épocas medievales, en las que la Iglesia Católica otorgaba «franquicias» a oficiales que fungían como recolectores de impuestos, los cuales se quedaban con un porcentaje de ellos y entregaban el resto al Papa. Asimismo, el término franquicia ya era empleado en la Edad Media; hace referencia a las autorizaciones o privilegios que los soberanos otorgaban a favor de algún súbdito con relación a determinadas actividades comerciales, o también de pesca y explotación de recursos forestales. También el origen de la palabra franquicia bien podría ser el término francés franc, que significa exención y que durante el medievo fue aplicado como anteriormente se ha expuesto. De hecho el primer documento que refleja la concesión de una franquicia está fechado en marzo de 1232, y fue otorgado en la localidad francesa de Chambey10. Con la llegada de la Edad Moderna, se pierde la pista del término franquicia en Francia, de la que no se tiene constancia documental hasta ya entrado el siglo XIX, y esta vez en los Estados Unidos de Norteamérica. En efecto, las necesidades de expansión de la industria del Norte, triunfante tras la guerra civil, lleva a los empresarios a buscar la colaboración de los comerciantes del Sur y del Oeste. Reaparece, pues, el término franquicia, y esta vez ya contiene la esencia que lo caracterizará hasta los días actuales, es decir, la colaboración entre empresarios independientes para la obtención de un fin común. Si se debe fechar la irrupción de la franquicia como sistema de distribución comercial, la fecha es sin duda 1929. En este año, General Motors recurre a un contrato que favorece el asociacionismo entre la Central y sus distribuidores, favoreciendo mucho la colaboración entre ambas partes, pero manteniendo en niveles razonables la independencia de las partes. Así fue cómo la reacción ante las leyes antitrust, tendientes a evitar la integración vertical de distribuidores y productores, facilitó el desarrollo efectivo del sistema de franquicias, de cuya vitalidad y éxito da fe su actual expansión a prácticamente todos los sectores de la economía. Pero no sólo en los Estados Unidos de Norteamérica las empresas tomaban conciencia de las ventajes de este sistema. En la vieja Europa también Francia contaba con empresarios con visión de futuro. Así fue como los propietarios de la fábrica de lanas La Lainieré de Roubaix se aseguraron la salida comercial de sus productos, creando la firma Pingouin, asociando a un gran número de minoristas que, al firmar el contrato, se aseguraban la exclusividad de la distribución de los productos Pingouin en su zona geográfica. 10

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Los años cincuenta conocieron la expansión del sistema de franquicias tal y como lo conocemos hoy y fue en los Estados Unidos de Norteamérica donde encontraron las condiciones necesarias para su despegue definitivo, siendo hoy la nación que lidera este sistema de probado éxito comercial. En épocas más recientes las franquicias, como hoy se conocen, tuvieron sus orígenes cuando algunas empresas norteamericanas, agobiadas por los altos costos laborales, decidieron implementar este sistema de concesión, sustituyendo la tradicional remuneración salarial a sus vendedores, por el cobro de un porcentaje sobre el volumen de ventas que ellos hicieran de los productos, bajo los signos distintivos de la empresa y en condiciones de exclusividad en zonas prefijadas de común acuerdo entre éstos y aquéllas. Ello le permitió a los primeros franquiciados abrir establecimientos de comercio con niveles de riesgo menores a los que tendrían en caso de organizar sus propios negocios, al contar con el prestigio y el conocimiento probado de las compañías franquiciadoras. Para éstas últimas, el mecanismo permitió la ampliación de la clientela, darse a conocer y, por supuesto, la obtención de regalías con ocasión de la labor desplegada por los franquiciados. Así también, el mundo del sistema de franquicia se inició en EE.UU. a mediados del siglo XIX con la empresa Singer Serving Machine Company, famosa por sus máquinas de coser. Este es el ejemplo más resaltante de esta época que se puede ver en la compañía Singer and Co, la cual se enfrentó a un problema serio en la distribución de sus famosas máquinas de coser. Su dilema consistía en cómo distribuir el producto en ámbito nacional, con reservas bajas de efectivo y en una época en que sus ventas todavía no eran buenas, dado el innovador producto. En 1851, uno de sus representantes de ventas ubicado en Dayton, Ohio, que operaba bajo comisión, logró vender su cuota de dos máquinas y además, generar una lista de personas interesadas en conocer su funcionamiento. La compañía, al pasar por problemas serios de flujo, no tenía capital, motivo por el cual cambió su estructura básica de funcionamiento. A partir de ese momento, empezó a cobrar a sus vendedores en vez de pagarles, estableciendo el primer esquema de concesionarios en Estados Unidos. Por medio de este sistema, los concesionarios acordaron pagarle a Singer una cuota por el derecho de vender sus máquinas en territorio específico. Luego le siguió otra famosa y aún existente marca: Coca Cola, con la industrialización y distribucción de gaseosas. Foro Latinoamericano

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Ya en el siglo XX las automotrices y las petroleras comenzaron a distribuir sus productos bajo esta modalidad; pero fundamentalmente el negocio de las franquicias evolucionó luego de la Segunda Guerra Mundial con la explosión del consumo desatado por la posguerra. Ahora bien, las franquicias dejaron de ser experimentos exitosos para convertirse en una necesidad de los comerciantes, al término de la Primera Guerra Mundial. En países como Estados Unidos creció alarmantemente la demanda de bienes y servicios, especialmente por el incremento en la población norteamericana. De esta manera, las empresas que querían ampliar sus mercados empezaron a otorgar franquicias a lo largo del territorio, pudiendo para ello contar con el concurso de un sin número de comerciantes con poca experiencia empresarial. Con el paso del tiempo, fueron consolidándose las empresas ya existentes y creándose otras empleando este valiosísimo instrumento de negocios. El espíritu optimista del momento creó un sistema de consumidores que dio pie a la compra generalizada de todo tipo de bienes, entre las que figuraron los automóviles. Al incrementarse el número de autos, se hizo evidente la necesidad de una mejor infraestructura de carreteras y estacionamientos. Esto impulsó la creación de centros comerciales, generó una férrea competencia con las tiendas, hoteles, restaurantes y negocios tradicionales o familiares ubicados en los centros de las poblaciones y ciudades. En ese momento se presentaron las franquicias como el medio ideal para distribuir cientos de nuevos productos que satisfacían las nuevas condiciones de negocios, así como la voraz demanda de los consumidores norteamericanos. Además resolvían los problemas de falta de capital de las empresas, de controles administrativos y de control de calidad de sus productos y servicios, asegurándose así que todo se producía de acuerdo con sus requerimientos. El boom fue tal, que de ser un sistema materialmente desconocido, años más tarde cientos de innovadores empresarios encontraron en la franquicia el sistema ideal para ampliar sus negocios. 1.1. El franchising y el marketing

La definición anotada en el inicio de esta sección es lo que se entiende en la actualidad por franquicia de formato empresarial. No obstante, el franchising ha evolucionado tanto hasta la fecha, que prácticamente cada nuevo acuerdo de franquicia podrá parecer una figura contractual diferente. Asimismo, el concepto en sí de franquicia, y su práctica, también han evolucionado durante el tiempo. En efecto, si se remonta en el tiempo a sus raíces históricas, se encuentra que el vocablo franchising es de origen francés y deriva del término le franc (los francos), que en la Edad Media (como se mencionó

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anteriormente), se refería al otorgamiento de un privilegio o de una autorización que el soberano concedía a algunos de sus súbditos, referido a derechos de mercado, pesca, forestales u otros. Aunque la práctica de dicho privilegio desapareció a fines de la Edad Media (395-1453), el uso del vocablo resurgió con un contenido diferente, esta vez en el campo del marketing, a fines del siglo XIX, en Norteamérica. Es el momento en que surgen cadenas de comida rápida como McDonald´s, Burger King, y Kentucky Fried Chicken, redes de franquicias que no otorgan el derecho de distribuir o vender un producto, sino que implican la cesión de todo un concepto comercial, dando al franquiciado el apoyo, capacitación y know-how necesario para que este pueda iniciar un negocio con un formato establecido. Si bien los entendidos señalan que la estrategia comercial de una franquicia paradigmática, como McDonald´s, hubiera sido insuficiente de no haber contado con una fórmula financiera, también única en su género. Lo cierto es que Ray Kroc, agente de franchising de McDonald´s, fue el primero en comprender la importancia de aspectos como el apoyo permanente y la capacitación para el éxito de las franquicias, y su enfoque fue tan obvio y revolucionario como el que Henry Ford aplicó a la producción en serie de automóviles. En tal sentido, tal vez el signo más significativo de la llegada del franchising, como práctica comercial aceptada y deseable, se produjo el 15 de abril de 1965, cuando las acciones de McDonald´s fueron por primera vez ofrecidas a la venta. El valor de las acciones se duplicó con creces en menos de un mes y continuó ininterrumpidamente su marcha ascendente. Luego de 20 años, el valor de una sola acción había aumentado aproximadamente 175 veces en relación con el precio de oferta inicial. 2. Justificación económica de la franquicia en América

Actualmente, y en concordancia con el desarrollo de la economía global, el sistema de franquicias conforma una parte central de la economía mundial. En EE.UU. se calcula que para el año 2005 la mitad de las ventas minoristas se realizará mediante este sistema. Asimismo, en el caso específico de América Latina, las franquicias internacionales y locales han observado un crecimiento vigoroso en países como Brasil y México (donde el 82% del comercio interno está representado por franquicias), así como Costa Rica, Argentina, Chile, Colombia y, recientemente, Perú. En América Latina se ha recetado bajo diversas denominaciones, sin que se hayan concretado normas específicas.

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En Centroamérica particularmente se ha legislado sobre el distribuidor en forma tan genérica, que el contrato de franquicia puede considerarse alcanzado por sus disposiciones; ej. Guatemala, ley 78/71, Honduras, ley 50, Costa Rica, ap. 21 Cod. De Comercio, entre otros. En Costa Rica ya es una realidad, en virtud de la invasión progresiva de las cadenas de comercialización de comidas rápidas o Fast-Food. 2.1 La franquicia en Costa Rica Las franquicias desarrolladas en Costa Rica han traído nuevas expectativas para poder emprender un negocio o ser su propietario, contar con una tecnología comprobada para la operación de un negocio y ofrecer a los empresarios costarricenses la oportunidad de cubrir un mercado cada vez más exigente para la comercialización de productos y servicios. 11 Según el Dr. Carlos Araya Pochet, Ph.D en Historia (consultado por el Autor durante la investigación), la franquicia en Costa Rica aparece en el Contrato Keith-Soto, en 1884, en los términos de la construcción del ferrocaril al Atlántico. Los orígenes de la explotación bananera en Costa Rica están íntimamente vinculados a los esfuerzos del Estado por agilizar el proceso de comercialización de la producción cafetalera y, en ese sentido, emparentados con el proyecto ferroviario impulsado por los gobiernos liberales que, en el último cuarto del siglo XIX, pusieron empeño en una más fuerte y directa inserción del país en el mercado mundial.12 Según manifiesta Hernández, desde un principio Minor Cooper Keith, un hombre al que un día sugestivamente se llegaría a llamar «El Rey Sin Corona de Centroamérica», estuvo bien percatado de que el ferrocarril, a la vez que facilitaría la exportación de la producción de café del Valle Central, habilitaría una vasta e inexplotada región con condiciones idóneas para la producción bananera. Con ello en mente, Keith negociaría en 1884 las condiciones bajo las cuales se llevaría a término el polémico proyecto del ferrocarril de Costa Rica. El nuevo contratista se obligaba en esencia a actuar como intermediario en el refinanciamiento de la deuda externa y a construir el tramo faltante de 84 Kms. de vía férrea, obteniendo a cambio una amplia retribución estatal, consistente en 324.000 hectáreas de tierras vírgenes ubicadas a ambos lados de la línea del tren y/o denunciables en otras zonas del territorio nacional.

Bermúdez M., Juan C. «Franquicias propician transferencia de tecnología y know how»., Julio 2000, Periódico El Financiero, Grupo Nación S.A. No.270, Año 5, San José, Costa Rica. 12 Hernández R., Victoria. Los trabajadores bananeros de Costa Rica 1900-1955, http://historia.fcs.ucr.ac.cr 11

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En igual forma, el contrato Soto-Keith proveía a este último de la exención total del pago de impuestos por concepto de importación de bienes, material rodante e, incluso, le libraba de la renta de las tierras por espacio de veinte años a partir de la firma del contrato. Con estas condiciones de economía a gran escala, generada por el ahorro en rentas fiscales de tierra, transporte y muellaje, libre importación de insumos y exportación de la producción totalmente desgravada, muy pronto el negocio del banano tomó proporciones que superaron todas las expectativas y que dieron lugar a la formación de compañías organizadas por el mismo Keith que alcanzaron el control monopólico de la producción y la comercialización bananera. Esto se concretó primero con la creación de la Tropical Trading and Transport Company, pero sobre todo con el llamado “Contrato Bananero” de 1894, suscrito entre esa empresa y la Costa Rica Railway Company. La estrategia de Keith se sustentó principalmente en el control del transporte terrestre y naviero y a ello tempranamente dedicó sus principales esfuerzos y capacidad negociadora. Merced a este procedimiento, el control del negocio, aun antes de la fase de más claro monopolio originada con la fundación de la United Fruit Company en el año de 1898, permaneció en manos del hábil empresario norteamericano. Difícilmente había pasado una década de actividad productiva, cuando Keith sacó de la arena a un potencial competidor en 1894, gracias a una claúsula contenida en el contrato bananero suscrito por las empresas vinculadas a la actividad ese mismo año, que en su artículo XXIII contemplaba categóricamente: no puede la Compañia del Ferrocarril durante este convenio, llevar bananos para ninguna otra persona o corporación sin (el) consentimiento (de Keith), ni hacer ninguna rebaja del precio de 20 centavos en el transporte de los racimos destinados para la exportación.

En aquella ocasión se trataba de la Compañía Bananera de Matina que operaba en Siquirres y que, a falta de transporte, tuvo que desistir de la pretensión de comercializar por cuenta propia su producción exportable, viéndose obligada a renovar un contrato desventajoso de venta del fruto con la Tropical Trading, dominada por Keith. Tal situación se consolidó aun más a principios de siglo cuando la United, no satisfecha con la franca manipulación del ferrocarril de Costa Rica, organizó la Northern Railway Company, como empresa subsidiaria encargada de resellar el dominio absoluto del imponente trust en tierras costarricenses.

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Finalmente, concluye Hernández, a ello se debió que luego del fugaz desafío de la Compañía Bananera de Matina, antes reseñado, las tentativas de competencia bananera verificadas contra la United en la primera mitad del siglo XX fracasaran estrépitosamente, pues a dicha compañía seguirían la American Banana Company en 1906, la Planters Steamship Company en 1907, la Atlantic Banana Company en 1912 y la Cooperativa Bananera Costarricense en asocio con la Cuyamel Fruit Company en 1928. Según Pochet, el caso más reciente de exención tributaria se aplica al Depósito Libre de Golfito. Sobre este tema se ha pronunciado la Sala IV en su sentencia No. 319-95 al examinar la acción de inconstitucionalidad interpuesta por un grupo de comerciantes contra el funcionamiento del Depósito Libre de Golfito. Su pronunciamiento explica que la generalidad no significa que el Estado no pueda impulsar proyectos políticos singulares, que requieran de exenciones tributarias o de beneficios fiscales, en la búsqueda de lograr el óptimo desarrollo de su economía, de reducir la desocupación, de incentivar actividades específicas o de impulsar de mejor forma posible, soluciones generales para lograr un adecuado reparto de la riqueza nacional y de acceso a los beneficios sociales como, por ejemplo, la ayuda a los más necesitados, los programas de vivienda social, el desarrollo de la región del Pacífico Sur, entre otros. Concluyendo, la realidad es que las franquicias no surgieron como consecuencia del ingenio de una invención o como el resultado de una tormenta de ideas, sino por necesidad de resolver el problema que representaba la eficiente distribución de un producto o servicio. Sin embargo, los tiempos han cambiado la fisonomía de las franquiciadoras. De hecho, no sólo la fisonomía, sino su razón de ser. En las modernas formas de comercialización, las bases de toda organización comercial se han visto sensiblemente alteradas con el objeto de reformularlas y repotenciarlas, alcanzando niveles de excelencia casi exacerbados, lo que ha ocasionado obligatoriamente una reformulación en el aspecto jurídico de la cuestión. En este orden de cosas, han aparecido modalidades contractuales en las que una de las partes fija las condiciones, como forma de asegurar la calidad del producto y la atención en cualquier lugar, asegurando la notoriedad y popularidad de su marca; dejando en claro que en este caso y como pasa con las restantes modalidades, son modelos construidos por la realidad, por la costumbre comercial, al margen del derecho escrito, desarrollándose paralela e independientemente y a los que se les aplica analógicamente las instituciones y/ o normas ya reguladas en Derecho.

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2. La franquicia tributaria en Chile La franquicia tributaria para la capacitación en Chile es un beneficio, fijado en la Ley Nº 19.518 del 14 de Octubre de 1997, que consiste en el descuento, a modo de crédito, de los impuestos anuales a la renta, de la inversión que las empresas contribuyentes de primera categoría realizan para la capacitación de sus trabajadores, acciones de perfeccionamiento que deben contar con autorización del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE) del Ministerio de Trabajo y Previsión Social de Chile, conforme al Estatuto de Capacitación (ECE). La franquicia tributaria como incentivo tributario se ha convertido en el principal instrumento legal para promover el desarrollo de programas de capacitación propios de las empresas, que se utiliza con mucho éxito en Chile. Básicamente, esta franquicia permite a las empresas que se encuentren clasificadas por el Servicio de Impuestos Internos de Chile, (S.I.I.)13, como contribuyentes en primera categoría de la ley de Impuesto a la Renta, sea que tributen por Renta Efectiva o Renta Presunta, o se encuentren exentas de pago por pérdida del ejercicio, hacer uso de un descuento o rebaja tributaria, u obtener la recuperación de la inversión en capacitación, al momento de presentar su declaración anual de impuestos a la renta en el S.I.I. El Estado contempla que el límite máximo para las empresas que se acogen a esta modalidad es del 1 % de la planilla de remuneraciones imponibles anuales. En el caso de las PyMEs, cuyo 1 % de las remuneraciones imponibles sea inferior a 13 unidates tributarias mensuales (cantidad de dinero cuyo monto determinado por ley y permanentemente actualizado sirve como medida o punto de referencia tributaria), pueden descontar hasta esa cantidad anual por concepto de capacitación. En el caso de las micro, pequeñas y medianas empresas, cuyo 1% de las remuneraciones imponibles sea inferior a 13 unidades tributarias mensuales, pueden descontarse anualmente hasta esa suma por concepto de capacitación. Las empresas pueden ejecutar acciones de capacitación en forma interna (cursos de empresa y cursos interempresa) o bien en forma externa, contratando los servicios de organismos técnicos capacitadores (OTEC) autorizados y evaluados por el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE) del Ministerio de Trabajo y Previsión Social de Chile, o mediante organismos técnicos intermedios para capacitación (OTIC) que son entidades gubernamentales para capacitación. La franquicia tributaria para la capacitación se ha transformado en una buena herramienta para que las empresas, sin importar su tamaño, mejoren su gestión y producción por medio del aprendizaje de sus trabajadores y administradores. 14 13 14

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2.1 Objetivos de la franquicia tributaria El objetivo de la franquicia es que las empresas, mediante estas acciones, logren elevar sus niveles de eficiencia, productividad y competitividad, para ajustarlos a las exigencias de la economía globalizada, que exige contar con personal más y mejor calificado. El crédito por gasto en capacitación está dirigido a los trabajadores cuyas remuneraciones sean inferiores a 25 unidades tributarias mensuales y es entendido como un ahorro para la empresa, puesto que tiene un tratamiento tributario similar a los pagos mensuales. El uso de la franquicia permite cancelar todos los impuestos anuales de la renta, con un límite del 1% de las remuneraciones pagadas en el año, incluso los impuestos personales del empresario individual, de los socios de las sociedades de personas y si aún existe remanente el Servicio de Tesorerías lo devuelve debidamente reajustado en el mes de mayo de cada año, previas las validaciones pertinentes que efectúa el SII en la operación renta anual. Los empresarios individuales y socios de sociedades de personas que trabajen en las empresas también son beneficiarios del sistema de capacitación y para validar el crédito las empresas deben presentar al SENCE una liquidación de los gastos de capacitación dentro del plazo de 60 días corridos, contados desde el término de la acción de capacitación, además de las liquidaciones visadas y los certificados emitidos por este último organismo. En la página Web del SENCE15 se encuentra el registro nacional de organismos capacitadores por cada región, el número de actividades realizadas por éstos, sus participantes y una descripción de los cursos autorizados entre otros datos.

IV.

MARCO INTERPRETATIVO

Los datos presentados a continuación muestran a grandes rasgos la demanda de servicios de capacitación que las empresas en Chile reclamaron al principal sistema de capacitación para solicitar la capacitación de RR.HH. La Tabla 1-1 muestra el número de empleados capacitados mediante del sistema de la franquicia tributaria en el período 1994-2000. Se observa el importante crecimiento que ha experimentado la cantidad de personas que acceden a capacitarse en el período. 15

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Tabla 1-1: Nº de Capacitados por Franquicia Tributaria, 1994-2000, RM y otras Regiones

La cantidad de empresas que acceden al subsidio también se ha incrementado significativamente. En la Tabla 1-2 se puede observar que en los años 1999 y 2000 muchas más empresas se beneficiaron de las ventajas que el Estado ofrece en este aspecto. Por otra parte, al Estado le interesa contar con trabajadores más capacitados. Dado que la capacitación aumenta el capital humano de las personas, el Estado mediante el subsidio a la capacitación interviene en el sistema de precios (en el mercado de factores relevante para la empresa), con el objetivo de reducir el costo de la capacitación. Tabla 1-2: Nº de Empresas que Capacitan por Franquicia Tributaria, 1999-2000

Sectores Agricultura Minería Industria Energía Construcción Comercio Transporte Finanzas Servicios Estatales Total

Nº de Empresas Participantes 1999 1,627 122 2,059 105 959 3,389 1,265 1,883 1,225 17,691

Nº de Empresas Participantes 2000 3,888 145 2,686 208 1,409 7,641 4,187 2,398 2,132 32,510

Variación 1999-2000 139% 19% 30% 98% 47% 125% 231% 27% 74% 84%

Fuente: Departamento de Capacitación SENCE

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En la práctica, del costo total de las acciones de capacitación bajo el sistema de la franquicia tributaria, el Estado financia hoy el 72.9% y las empresas el 27.1%. El Gráfico 1-1 muestra la distribución sectorial del financiamiento de los costos de capacitación, en el que se observan fuertes diferencias sectoriales. Como es obvio, con la sola existencia del subsidio no se garantiza que los empresarios demanden capacitación. En otras palabras, se trata de incrementar el uso de los subsidios que el Estado está dispuesto a otorgar para que más trabajadores sean capacitados mediante el sistema de franquicia tributaria. Gráfico 1-1: El financiamiento de la capacitación, 2000

% Cofinanciamiento Privado

% Cofinanciamiento Público

100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0%

72.9%

Total

Servicios Estatales

Finanzas

Transporte

Comercio

Construccion

Energía

Industria

Minería

Agricultura

27.1%

Fuente: Departamento de Capacitación SENCE

Por otra parte, el Estado ha intervenido en la formación colocando recursos con una lógica distinta a la hora de invertir en instituciones. Ha pasado de comprar infraestructura a comprar productos; ya no invierte para engrosar presupuestos institucionales, sino para comprar capacitación en la forma de cursos, alumnos y horas de formación apuntando con ello a aliviar problemas de desempleo estructural. A esta tendencia obedecen muchas experiencias guiadas desde los Ministerios de Trabajo, por ejemplo en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, quizás en algún momento Costa Rica. En ocasiones los fondos para financiar estos esfuerzos provienen de créditos de bancos de desarrollo y, en otros casos, de recursos de los presupuestos nacionales. Son muy pocos los países de la región que no Foro Latinoamericano

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han implementado con recursos del crédito y aun de los presupuestos nacionales, programas de contratación de acciones formativas a instituciones privadas que compiten por ganar licitaciones en este campo.16 Según la información obtenida, la experiencia chilena es posiblemente uno de los casos más puros de orientación hacia el horizontalismo (entendido fundamentalmente como no exclusión) en el campo de las políticas de fomento productivo. Como política de fomento en la fase de la apertura comercial y con base en conceptos de eficiencia económica y equidad, se ponen en marcha instrumentos de fomento de carácter horizontal. En la Tabla No. 1-3 se observa el gasto total en fomento productivo por tipología de empresa, así como los resultados en las exportaciones por año. Tabla No.1-3

En un principio este concepto se adoptó de manera extremadamente restrictiva. Los instrumentos debían ser de aplicación prácticamente automática a aquellos empresarios que satisficieran ciertos requisitos de elegibilidad; las fallas de mercado eran sólo aquellas de carácter estático y extendidas a todo el sistema económico y la orientación por la demanda implicaba que el accionar de las agencias de fomento terminaba con el diseño del instrumento, y la interacción con el empresario debía ser absolutamente neutral para no inducir su acción en ninguna dirección.

16

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La operación de este instrumento rápidamente mostró las debilidades que tenía una conceptualización de horizontalidad muy restrictiva. Con respecto a las empresas que utilizan la franquicia tributaria, el Gráfico No.1-2 muestra que existe una clara concentración de recursos en las grandes empresas. El 84% de los recursos de subsidio para capacitación es absorbido por las grandes empresas. Sólo un 4% de las pequeñas empresas hacen uso de la franquicia. Las microempresas participan en un 12%. Gráfico No.1-2 Participación por Tipología de Empresa

Finalmente, con el objetivo de evaluar los resultados de los esfuerzos en capacitación con relación a las exportaciones de las empresas que han utilizado la franquicia tributaria como instrumento de desarrollo tecnológico, en el Gráfico No.1-3 se presenta un análisis de regresión lineal. De éste se observa que el coeficiente de correlación Pearson es del 84.6% Esto significa que existe una fuerza lineal del 84.6% entre los recursos invertidos en capacitación y el incremento de las exportaciones en las empresas que se beneficiaron de la franquicia tributaria.

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Gráfico No.1-3 Participación por Tipología de Empresa

Asimismo, de este gráfico se concluye que la pendiente de crecimiento de las exportaciones es de 3.23 miles de millones de pesos chilenos por cada 1 mil millón de pesos chilenos. V.

CONCLUSIONES

1. Conclusiones principales En concordancia con las hipótesis planteadas inicialmente en este ensayo, se concluye que: a) La franquicia tributaria aplicada en Chile es una exención de impuestos que configura prácticas anticompetitivas, que limita, restringe o distorsiona la competencia y constituye un abuso de la posición dominante de una empresa en el mercado. Esta conclusión se deriva del análisis del Gráfico No. 1-1 y No. 1-2. b) En contraposición con el ejercicio de la libre competencia, la franquicia tributaria aplicada en Chile, aporta eficiencia económica que se traduce en una eficiente organización productiva. Esta conclusión se deriva del análisis del Gráfico No. 1-3 y de la Tabla No. 1-2 y No. 1-3. Foro Latinoamericano

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2. Conclusiones secundarias a) La experiencia muestra que la heterogeneidad de las empresas y la existencia de costos diferentes en distintos segmentos sesga el destino final de los subsidios de una manera en general subóptima. De allí que muchas veces, partiendo de instrumentos homogéneos es necesario adaptar la operación de los instrumentos a las características de cada sector. b) La experiencia muestra que la franquicia tributaria es un instrumento temporal, ya que se utiliza para efectos de permitir a una empresa el desarrollo de nuevas capacidades o a un mercado para desarrollarse, mercado que está en constante evolución. c) Parece conveniente mantener algún grado de flexibilidad en la definición de períodos de operación de un programa o del uso de un instrumento por una empresa o grupo de empresas dadas sus particulares características, pero aun así, se debe mantener la señal de que la aplicación del instrumento va a terminar en algún momento claramente definido. d) Existen fallas de mercado caracterizadas por estar presentes en todo el espectro de la actividad productiva, tales como los problemas de apropiabilidad y riesgo de innovación tecnológica o la inapropiabilidad plena de los beneficios de la capacitación laboral por parte de los dueños de las empresas. Estas fallas deben ser abordadas con instrumentos de aplicación general. Existen, si embargo, fallas específicas de un sector, muchas de las cuales se generan en la interacción de agentes específicos. e) Lo que se busca con este instrumento es asegurar la pertinencia de la intervención, para lo cual las empresas deben manifestar su genuino interés de emprender acciones para incrementar su competitividad, lo que debe manifestarse mediante una disposición de asumir costos (monetarios o no monetarios) en ese esfuerzo.

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VI. BIBLIOGRAFÍA 1) BermúdezAraya P., Carlos. Historia económica de Costa Rica 1821-1971. 4 ta. Ed., San José, Editorial Fernández Arce, 1982, p.p.50-52. 2) Baena Dolores, «La medición de la investigación científica y el desarrollo tecnológico (I+D): principales indicadores». Revista Scripta Nova, Universidad de Barcelona, Nº 69 (34), 1 de agosto de 2000. 3) Bermúdez M., Juan C. «Franquicias propician transferencia de tecnología y know how», Julio 2000, Periódico El Financiero, Grupo Nación S.A. No.270, Año 5, San José, Costa Rica. 4) Bermúdez M., Juan C. «Franquicias y las finanzas del comportamiento», Julio 2002, Periódico El Financiero, Grupo Nación S.A. No.370, Año 7, San José, Costa Rica. 5) Crowther, Warren. Manual de investigación acción para la evaluación en el ámbito administrativo, EUNED, 1993. 6) Hernández R., Victoria. Los trabajadores bananeros de Costa Rica 1900-1955, http://historia.fcs.ucr.ac.cr 7) Samuelson, P. y Nordhaus, W., Economía, McGraw-Hill, México, 1986. 8) www.diariopyme.cl 9) www.franquiciate.com 10) www.ilo.org 11) www.rimisp.cl 12) www.sence.cl

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MISTERIO DEL COMERCIO Dr. Rigoberto Stewart MISTERIO DEL COMERCIO Dr. Rigoberto Stewart Dr. Rigoberto Stewart, Doctor por North Carolina State University, Director Ejecutivo del Instituto para el Análisis de Políticas, Institute for Policy Analysis, Apartado 329-4050 Alajuela, Costa Rica, Webpage: www.inlap.org, E-mail: [email protected], [email protected], Teléfono: (506) 438-2464, Fax: (506) 438-2444.

La historia económica de la humanidad está marcada por una serie de eventos trascendentales, de hitos si se quiere. Todo comenzó cuando el hombre se dio cuenta de que para permanecer con vida necesitaba ingerir alimentos (primer hito). Después de la fase de cazador de animales y recolector de productos vegetales, se convirtió en sedentario y empezó a producir sus alimentos. Al principio, la producción ocurría en el marco de la autosuficiencia; es decir, cada unidad (el individuo o su círculo familiar) resolvía por sí solo sus necesidades de consumo. Todo, absolutamente todo lo que consumía era proveído por la unidad misma. No había aportes de otras unidades ni formas de intercambio. El PRINCIPIO DE LA ESPECIALIZACIÓN E INTERCAMBIO Pero un día, hace miles de años, el hombre se dio cuenta de que podía obtener más alimentos para su consumo si en vez de producir todo lo que requería para vivir (ser absolutamente autosuficiente) se especializaba en la producción de los bienes que producía con ventaja, para luego trocar parte de ellos por los que otros producían en condiciones ventajosas para ellos. Este es el segundo hito Las ventajas surgen del hecho de que algunas circunstancias personales, tales como el clima, calidad de suelo, habilidad individual, interés, conocimientos, actitud, preferencias, capital y ubicación geográfica, varían mucho de individuo a individuo y a través de regiones, dotando a cada persona (o grupo) de condiciones óptimas para ciertas actividades. En Costa Rica, por ejemplo, los limonenses viven en un área con condiciones naturales (clima, suelo) propicias para la producción de banano, plátano, piña, guanábana, yuca, entre muchos otros; mientras que el Valle Central tiene condiciones naturales para café, papa, cebolla, brócoli, entre muchos. Por esta razón, tanto los limonenses como los habitantes del Valle Central pueden obtener más plátanos y café para el consumo, si, en vez de dedicarse tercamente a producir los dos bienes, los primeros se especializan en la producción de plátano y los meseteños en la producción de café, y luego intercambian. Las ventajas pueden ser absolutas o comparativas.

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Ventaja Absoluta. Si Carlos y Peter utilizan solo mano de obra (para simplificar) en la producción de yuca, y Carlos requiere menos trabajo que Peter para producir la misma cantidad de yuca, entonces, Carlos tiene una ventaja absoluta sobre Peter en la producción de yuca. Si ambos también producen tomate, y Peter emplea menos mano de obra que Carlos para producir igual cantidad de tomate, entonces Peter tiene una ventaja absoluta sobre Carlos en la producción de tomate. En el Cuadro 1 observamos que Pedro y Juan producen banano y café con el mismo insumo X (podría ser mano de obra o una combinación de insumos representada por X), y que para producir una tm de banano, Pedro necesita 4 unidades de X, mientras que Juan necesita solo 2. Por lo tanto, Juan tiene una ventaja absoluta sobre Pedro en la producción de banano. Por otra parte, para producir una tm de café, Pedro requiere 2 unidades de X y Juan, 4. En este caso, Pedro tiene una ventaja absoluta sobre Juan en la producción de café. ¿Qué ocurriría si cada uno de ellos dedicara todo su recurso X al bien que produce con ventaja; es decir, si Juan se especializara en banano y Pedro en café? En el Cuadro 1 observamos el efecto (por unidad de producto, o tm) de trasladar recursos desde la producción de un bien a la producción del bien en el cual se tiene ventaja. El recurso liberado cuando Juan deja de producir 1 tm de café, le permite producir 2 tm de banano; y el recurso liberado cuando Pedro deja de producir 1 tm de banano, le da la oportunidad de producir 2 tm de café. La especialización les permite obtener 1 tm más de banano y 1 tm más de café (por cada tm liberada) en comparación con la autosuficiencia. Ventaja Comparativa. ¿Qué sucede si Juan tiene una ventaja absoluta sobre Pedro tanto en la producción de banano como en la de café? ¿Se podría aplicar el principio de la especialización e intercambio y lograr aumentos en la disponibilidad de al menos uno de los dos bienes? La respuesta es un sí inequívoco, pues aunque Juan tenga una ventaja absoluta en la producción de ambos bienes, Pedro puede tener ventaja comparativa en la producción de uno de ellos.

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¿Cómo se determina la ventaja comparativa? En lugar de comparar la cantidad de mano de obra o del recurso X que requiere cada uno para producir una tm de los bienes (costos absolutos), lo que se compara es el costo de producir una tm de un bien medido en términos del otro bien, es decir, en términos de la cantidad del bien que se deja de producir (costos relativos o comparativos). En el Cuadro 2 observamos que Bill tiene una ventaja absoluta tanto en la producción de plátano como en la de mango. Además, se observa que para producir una tm de plátano, Bill debe dejar de producir 2 tm de mango y James, ½ tm. Por lo tanto, James tiene una ventaja comparativa en la producción de plátano y, por consiguiente, Bill tiene una ventaja comparativa en la producción de mango. Ahora, si se compara la producción (unitaria) en auto-suficiencia con la producción especializada, se observa que tanto la producción total de plátano como la de mango se incrementan en una tm. Además de incrementar la cantidad de bienes disponibles para el consumo, el principio de la especialización e intercambio (E&I) permite a los individuos tener acceso a bienes que de otra forma no sería posible. Por ejemplo, si Jacinto, que vive en Guácimo, Limón, desea consumir salmón noruego, la única forma de obtener ese salmón es enviándole al salmonero noruego algún bien guacimeño que el noruego desee; a cambio, el noruego le enviará el salmón. El Intercambio. Hasta hora, hemos señalado que cuando los dos individuos se especializan en los bienes que producen con ventaja, entre ambos obtienen mayor cantidad de al menos uno de los dos bienes que cuando operan en autosuficiencia. Pero no hemos hablado del proceso de intercambio. ¿Cuánto banano entregará Juan a Pedro a cambio de 1 tm de café? Se desconoce, pues ese monto será producto de una serie de circunstancias que no conocemos, tales como el valor subjetivo que cada uno le da a cada producto y el poder Foro Latinoamericano

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de negociación de ambos actores. Lo que sí se sabe es que ninguno aceptaría menos de lo que obtiene en autosuficiencia; es decir, se sabe cuáles son los límites máximos y mínimos del intercambio. En el Cuadro 2 observamos que una tm de plátano le cuesta a Bill 2 tm de mango, y a James, ½. Esto nos indica que Bill no daría más que 2 tm de mango por cada tm de plátano que recibe de James; pero para James ½ tm sería aceptable. Por lo tanto, el término de intercambio se situará en algún punto entre ½ y 2 tm de mango por cada tm de plátano. Supongamos que negocian un término de 1 tm de mango por cada tm de plátano. En este caso, ambos ganan, pues cada tm de plátano le costaba a Bill 2 tm de mango, pero ahora solo le cuesta 1 tm. Y James, que solo necesitaba ½ tm de mango por cada tm de plátano, ahora recibe 1 tm. Esta es la esencia del principio de la especialización e intercambio. Nótese que ese término de intercambio es equivalente a un precio. El COMERCIO El comercio no es más que la segunda parte del proceso de especialización e intercambio; es decir, es el canje de unos bienes por otros, y se da solo cuando hay especialización. Sin especialización, no hay intercambio, y sin intercambio no hay comercio. El propósito del comercio es incrementar, para ambas partes, los bienes disponibles para el consumo; lo que significa incrementar el bienestar de todos los participantes. Impulsores del comercio En el mundo real existen millones de Pedros y Juanes y miles de productos e insumos; por lo tanto, no se puede esperar que cada individuo busque a su contraparte para explorar la posibilidad de especializarse e intercambiar con él. Sería absolutamente imposible, y el ser humano regresaría a los bajísimos estándares de vida ligados a la autosuficiencia. ¿Cómo ocurre, entonces, este proceso en el mundo real? En ese mundo, el proceso ha sido posible por dos descubrimientos extraordinarios del hombre: los conceptos de mercado y dinero. Otros dos hitos en la historia de la humanidad. El Mercado. En su concepción más básica, el mercado es el sitio al cual concurren muchos seres humanos para intercambiar sus bienes. En días y horas predeterminadas, los interesados concurren a lugares específicos, encuentran a los interesados en sus productos (y viceversa), realizan el intercambio y regresan a casa. Si bien es cierto que esta forma primitiva de hacer el intercambio fue un gran avance, también tuvo sus dificultades y las ganancias en bienestar eran relativamente limitadas. Todos debían llevar sus productos el mismo día e intercambiarlos ahí en forma de trueque. Pedro llevaba su banano e intercambiaba parte por café, otra parte por arroz, y así sucesivamente hasta completar los intercambios deseados. Un proceso tedioso y poco productivo.

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El Dinero. Como forma de intercambio, el trueque continuó hasta que el hombre descubrió el concepto de dinero, el medio de intercambio. El dinero redujo drásticamente los costos de transacción (costos de intercambio) y le abrió al ser humano un abanico de opciones totalmente inéditas. Revolucionó el comercio. Con el dinero como impulsor del intercambio, Juan podía llegar al mercado, vender sus bananos a un comerciante, tomar el dinero y luego ir haciendo sus compras con calma. Al final del día, regresa a casa con los productos que quería, tal como lo hacía antes, con trueque, pero a un costo mucho menor. Inclusive, no tenía que hacer todo el mismo día. Podía guardar el dinero e ir adquiriendo los bienes deseados según sus necesidades. El dinero impulsó otro elemento que propulsó el comercio: los intermediarios, los cuales hacen posible distribuir las compras a través del tiempo. En Costa Rica, una de las formas más básicas de mercado son las llamadas ferias del agricultor, donde concurren muchos productores (e intermediarios) a vender sus productos. Van a un lugar determinado en un día previsto. Muchas de las personas que acuden para comprar alimentos, llevan dinero, el cual representa el valor de su producto vendido en otra parte, en otro momento. Nótese que se trata siempre de intercambiar unos bienes por otros, pero el dinero permite que el intercambio sea inter-temporal. El advenimiento del dinero y de los intermediarios promovió el surgimiento de otras formas de mercado más sofisticadas, como las pulperías (tiendas) y los supermercados, entre muchos otros. Derecho de propiedad y libertad comercial Para crear riqueza, el principio de la especialización e intercambio funciona mejor en un régimen de derecho de propiedad; es decir, en sociedades cuyas leyes reconocen y protegen la propiedad de los individuos. En este contexto, propiedad es todo aquello que puede ser identificado como la pertenencia de un individuo (o grupo) y cuyo uso sea excluyente. Hay propiedad material –tierra, casa, herramientas, alimentos—y propiedad intelectual –autoría, descubrimientos científicos. En el proceso de E&I, todos los factores de producción utilizados para generar los bienes constituyen propiedad. Ahora, cuanto menos segura sea la propiedad –porque las leyes o la fuerza pública no la protege— menor será su capacidad (y su uso) para producir los bienes escogidos. Si un individuo no está muy seguro de que su tierra no le será arrebatada en cualquier momento, difícilmente hará las inversiones necesarias para producir bienes que toman mucho tiempo (ej. madera), aunque él tenga una ventaja en la producción de dichos bienes. Sus opciones de producción se circunscribirán a productos de muy corto ciclo (pocos meses a un año). Igualmente, todos los bienes generados por los procesos de producción constituyen propiedad; son propiedad de alguien. Y si esta propiedad no está bien definida o protegida, se dificultará el intercambio de bienes. Si existen dudas con respecto a quién es el verdadero dueño de un bien o en cuanto al derecho de un individuo en particular para disponer de él, es muy probable que otros no quieran iniciar un proceso de intercambio para obtener ese bien, o si lo hacen, sería reduciendo considerablemente su valor.

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Un verdadero régimen de derecho de propiedad es, a la vez, un régimen de amplia libertad económica. En éste, el individuo tiene absoluta libertad para decidir qué producir y con quién intercambiar. Es decir, el derecho de propiedad lleva implícita absoluta libertad comercial –libertad para comerciar tanto nacional como internacionalmente. Cualquier limitación al comercio (intercambio) implica una negación o disminución del derecho de propiedad y, necesariamente, una limitación de los beneficios derivados del principio de la especialización e intercambio. Esto último es así porque cuantas más personas intervengan y más variadas sean sus circunstancias, mayores serán las posibilidades de incrementar el nivel de bienestar para todos a través de la especialización e intercambio. El nivel de bienestar que pudiesen alcanzar dos personas con circunstancias parecidas, condenadas a intercambiar pocos productos (arroz y carne) solamente entre ellas, es muy inferior al que lograrían si tuviesen la oportunidad de intercambiar con miles de personas cuyas circunstancias fueran diferentes a las suyas y que produjeran bienes también distintas (leche, uvas, fríjol, legumbres, etc.). No es difícil imaginar el proceso de empobrecimiento de un individuo centroamericano al cual primero se le quita la posibilidad de intercambiar con individuos del continente europeo, seguidamente, de todos los otros continentes, luego, Norte América, posteriormente, de Sur América, después, del resto de Centro América, luego, de todas las otras provincias de su país, etc. acercándose así cada vez más a la situación de mayor pobreza: la autosuficiencia. Independencia de los límites políticos El principio elemental de la especialización e intercambio es aceptado y aplicado universalmente. Se ha aceptado a escala personal. Por ejemplo, innumerables individuos han decidido especializarse en medicina, periodismo, educación, fontanería, agricultura, para trocar sus bienes o servicios por los de otros. El médico trueca sus servicios por los del carnicero, panadero, fabricante de automóviles o chofer de autobús. Dicho galeno no es a la vez fontanero, fabricante de autos o carnicero. También se ha aceptado en el ámbito distrital, cantonal, provincial y regional. Ningún distrito, cantón o provincia de este país (entiéndase sus habitantes) produce todo lo que consume. Se especializan e intercambian. La provincia de San José produce café; la de Limón, yuca, bananos. Intercambian. La Región Norte produce arroz, melones, carne de res; el Valle Central, cebollas, tomate, cocinas, refrigeradoras e intercambian sin ninguna restricción. Igualmente, no hay conflictos entre las regiones costeras. En Limón se consume pescado de Puntarenas; y en esta última, langostas del Atlántico. ¿Qué sucede entonces a escala de país? ¿Por qué no ocurre lo mismo? ¿Por qué el principio económico (y de sentido común) es tan claro y funciona tan bien en todos los otros ámbitos, excepto en éste? Obviamente, el problema no es el principio, el cual se aplica de igual modo a todas las escalas, incluyendo la mundial. El problema es enteramente político. Si mañana Costa Rica se unificara con Nicaragua, tal como hicieron las dos Alemanias, todo el problema de tipo comercial que ahora existe desaparecería, y los productos de Pérez Zeledón irían a Masaya sin causar ningún desastre (todo lo contrario). Si en un futuro, Limón se separara

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administrativamente del resto del país, inmediatamente los políticos tratarían de evitar el libre intercambio entre individuos del resto de Costa Rica y los de esa Región Autónoma. Alegarían la posible ruina de los productores ticos por causa de las exportaciones limonenses; que el libre intercambio empobrece; aunque ese libre comercio no empobrecía antes de la separación. En realidad, lo económico no variaría en absoluto. ANTECEDENTES: LA DOCTRINA DE LA BALANZA COMERCIAL El problema que se presenta a escala de país es político, no económico; sin embargo, tiene sus raíces en las nociones económicas contenidas en la Doctrina de la Balanza Comercial [o, más extendida, de la Balanza de Pagos. La balanza de pagos es un concepto esencialmente similar, pero abarca mucho más. Es la diferencia entre el total de ingresos desde el exterior y el total de egresos hacia afuera. Además de los provenientes de las exportaciones de bienes, los ingresos incluyen la venta de servicios a extranjeros, tales como fletes marítimos, seguros y el albergue de turistas. Los dividendos e intereses provenientes del exterior, el dinero de la venta al exterior de instrumentos financieros como bonos y acciones, los préstamos recibidos del exterior y los pagos de préstamos hechos a extranjeros. Igualmente, los egresos incluyen los gastos en importaciones, la compra de servicios a extranjeros, dividendos e intereses pagados a ellos, remesas al exterior, ayuda gubernamental extranjera, compra de bonos y acciones en el extranjero, préstamos a extranjeros y el pago de préstamos hecho por ellos.] Según la Doctrina de la Balanza Comercial (DBC), el país se beneficia de un exceso de exportaciones sobre importaciones o exceso de ingresos desde el exterior sobre egresos del país; por tanto, el interés nacional vital requiere restricciones al comercio internacional para que se den los excedentes. De otra manera, dicha balanza sería determinada accidentalmente por las importaciones y exportaciones de los individuos de la sociedad, sin ninguna garantía de obtener los excedentes de marras. Contrario a lo que sucede en el ámbito individual (el de los verdaderos actores del comercio), el interés de cada país se contrapone al de los demás países, por lo que siempre se encontrarán en pugna. ¿Cómo, o en qué circunstancias, surgió esta doctrina? La DBC se hizo prominente en los siglos XVII y XVIII a través de los escritos de los mercantilistas. El contexto en el cual estos escribieron y las ideas que propusieron en conexión con sus conceptos eran las siguientes: las relaciones comerciales entre países eran limitadas a exportaciones e importaciones de bienes; los mercados de capital casi no existían y el intercambio de servicios era casi nulo. La moneda de todos los países eran el oro y la plata, y la única forma de incrementar la oferta monetaria en los países carentes de minas, como los europeos de la época, era aumentando el exceso de exportaciones sobre importaciones. En un principio, el propósito de la acumulación de dinero (oro y plata) era poner a disposición del rey los medios necesarios para financiar las frecuentes guerras extranjeras. Cuando fuere necesario, el rey podía disponer de esa riqueza a través de impuestos. Con el tiempo, se fue introduciendo una perspectiva económica más amplia: se postulaba que el incremento de la oferta monetaria (a través del exceso de exportaciones sobre importaciones), impulsaba mayores gastos y una reducción de las tasas de interés, lo cual implicaba mayor producción y Foro Latinoamericano

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empleo. Por esta razón, cuando hay exceso de exportaciones sobre importaciones, se dice que la balanza comercial es favorable o positiva. Igualmente, cuando las importaciones exceden a las exportaciones, se dice que la balanza comercial es negativa o desfavorable. Cabe señalar que las ideas mercantilistas crean pobreza para una gran parte de la población, ya que el exceso de exportaciones sobre importaciones equivale a bienes que no estarán disponibles para el consumo; son bienes utilizados para la guerra y no para el consumo de las personas. Relevancia actual. Aun si la motivación mercantilista fuera razonable, que no lo fue, las condiciones actuales son totalmente distintas a las de aquellas épocas. En primer lugar, las guerras actuales, mucho menos frecuentes, son financiadas directamente a través de impuestos sobre la renta y de empréstitos internacionales. De todas maneras, durante la época de los mercantilistas, el dinero disponible obtenido a través de la balanza comercial favorable solo alcanzaba para financiar pocos días de una guerra extranjera. En segundo lugar, vivimos en una época de moneda por decreto (fiat money) donde la oferta monetaria se puede incrementar fácilmente con solo poner la máquina a imprimir dinero o hacer unos cuantas entradas en los libros del Banco Central. Incrementar la oferta monetaria ya no es un problema; el problema es lo contrario. Estado actual. En el siglo XX recién concluido, estas ideas mercantilistas alcanzaron cierta contemporaneidad con las ideas de Keynes. En efecto, algunos de sus razonamientos -como las fuentes de estímulo económico, en especial la reducción de las tasas de interés causada por el incremento de la oferta monetaria- son casi indistinguibles. Hoy, en los albores del siglo XXI, las ideas mercantilistas siguen influenciando las políticas comerciales de los gobiernos, en especial los de los países más pobres del planeta. Por una parte, muchos gobiernos tratan de limitar las importaciones a los bienes estrictamente necesarios o a los insumos que pueden ser utilizados para aumentar las exportaciones. Por otra, crean zonas francas y otorgan subsidios con el fin de incrementar las exportaciones; todo para lograr una balanza comercial «favorable». Antecedentes del mercantilismo latinoamericano Durante la época en que escribían los mercantilistas, el objetivo de España, en las Indias, era obtener la mayor cantidad posible de metálico (oro y plata). Este objetivo se llevó a cabo de dos maneras. Primero, por la vía impositiva, es decir, por las exacciones que imponía a las actividades de las colonias. Segundo, a través del intercambio comercial. La Corona instrumentó un complejo e intrincado régimen de comercio entre la metrópoli y las colonias, tendiente a mantener elevados costos de importación por parte de ésas, mientras que los costos de explotación (de las minas) eran relativamente reducidos por el sistema laboral de esclavos indios y mitayos. Estos bajos costos de explotación generaban excedentes que eran canalizados hacia la importación de bienes industriales provenientes de la metrópoli (incrementando la oferta monetaria en España). Además de estar fuertemente regulado, el régimen comercial debía ser monopolizado para asegurar el flujo de metálico de las colonias a la metrópoli. Desde 1503 y hasta 1717, la mayor parte del comercio hacia las colonias y desde estas debía pasar por Sevilla. Foro Latinoamericano

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Aparte del monopolio comercial que significaba el sistema de flotas impuesto por España, existían dos tipos de regulaciones mercantiles y tributos que las colonias debían pagar a la Corona. El historiador Harold U. Faulkner sostiene: «Este comercio se veía más restringido aun por las concesiones de monopolio sobre la pólvora, la sal, el tabaco y el mercurio, por sisas que se exigían sobre las mercaderías vendidas, por derechos de exportación e importación, y por la regalía que correspondía a la Corona de un quinto sobre el rendimiento de las minas de oro y plata. En las colonias se prohibió el cultivo del olivo, la vid, el tabaco y el cáñamo». Inclusive, se llegó a prohibir el comercio entre las colonias y con otros países. España montó un sistema altamente artificial, pero en total correspondencia con la Doctrina de la Balanza Comercial y las ideas de los mercantilistas. Este proceso de colonización, con su sistema mercantilista y otras características, dejó en el subcontinente una impronta, que fue captada por el visionario argentino del siglo XIX Juan Bautista Alberdi, de la siguiente manera: La América española fue guerrera, no industrial, comercial ni agricultora desde su cuna. Mal poblada, porque lo fue por una nación despoblada ella misma por una guerra de ocho siglos, recibió en herencia orgánica la ignorancia y el desdén al trabajo; el odio a la fe disidente; el amor a la adquisición del oro sin trabajo; el error de que tener minas era ser rico, con tal de tener esclavos para hacerlos trabajar; (...) el odio a todo extranjero disidente en religión, su comercio y trato; el aislamiento como principio de existencia social y garantía de seguridad contra la condición del extranjero, la prohibición de todo comercio ¨{...] el amor a las fiestas, el vicio y lujo, ...

Según Guillermo Yeatts, ese proceso originó las instituciones que surgieron en las ex-colonias (América Latina): las reglas del juego orientaron las energías de sus mejores hombres hacia la obtención de prebendas, privilegios, mercados cautivos, restricciones a la competencia internacional, empleos públicos, etc., que llevaron a la sociedad a un estado de esclerosis productiva permanente. En síntesis, las reglas del juego de la España medieval fueron transplantadas al Nuevo Mundo y generaron una América estamental en lo social, monopólica en lo religioso, rentística en lo fiscal y corporativa en lo económico. Más de cinco siglos después de su descubrimiento, América Latina no ha podido escapar de las garras de esas perversas reglas y de su crónica pobreza. Continúa siendo una sociedad de distribución (de pobreza) y no de creación de riquezas. TRATADOS DE LIBRE COMERCIO Lo positivo, lo negativo y lo insensato En general, un tratado es una negociación entre gobiernos de dos o más países para ponerse de acuerdo sobre temas de su interés. En el caso de los tratados limítrofes, los gobiernos se ponen de acuerdo con respecto a cuales son los límites entre los dos países. En cuanto al comercio, los gobiernos acostumbran negociar Foro Latinoamericano

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tratados que regulan el intercambio de bienes entre individuos de distintos países. El resultado siempre es un comercio que no es libre, puesto que el libre comercio, como tal, no requiere de tratados. Por esta razón, y a partir de ahora, se les llamará tratados comerciales en vez de tratados de libre comercio. Estos tratados suelen tener aspectos positivos, pero la mayoría son negativos, insensatos y hasta inmorales. Aspectos positivos de los tratados comerciales A pesar de que las ideas mercantilistas han prevalecido en el mundo en mayor o menor grado durante los últimos 400 años, lo cierto es que su preponderancia ha sido menor en las excolonias británicas que en las ibéricas, especialmente durante los últimos 150 años. Esto explica el desarrollo tan disímil entre los dos grupos de países. En las excolonias británicas, como los Estados Unidos, existe libre comercio total entre los 50 estados de la Unión –lo que equivale a mucho más, en términos de volumen y valor del comercio, que el libre comercio total entre todos los países de Latinoamérica. Además, el grado de apertura de esta unión, medida en términos de la tasa arancelaria promedio (TAP) ha sido tradicionalmente mucho mayor que el de cualquier país latinoamericano. Cuando en Estados Unidos esta tasa oscilaba entre 5% y 7%, en muchos países latinoamericanos era de más del 50%, con tasas específicas de hasta 300% para algunos productos. Aunque esta diferencia se ha reducido, persisten áreas problemáticas. En el 2000, la TAP de Estados Unidos era de 2%; la de Hong Kong, prácticamente 0%; mientras que en Brasil era de 17%, y en Costa Rica, 6,6%, pero con varios aranceles por encima de 150%, en ambos casos. Debido a la aversión al comercio o la predilección por el mercantilismo heredada de España, las barreras al comercio de los países latinoamericanos han sido formidables. El promedio arancelario equivalente llegó a niveles de entre 200 y 500 por ciento en muchos de estos países, impidiendo así el aprovechamiento de las ventajas de la especialización e intercambio, y provocando una perpetua pobreza generalizada e inhumana. Al darse cuenta de la elevada pobreza que causan, los gobiernos han decidido negociar la reducción de esas barreras para que sus ciudadanos puedan volver a disfrutar de los beneficios de la especialización e intercambio. Así es como nace la idea, por lo menos en teoría, de llevar a cabo las negociaciones de los mal llamados tratados de libre comercio. Lo positivo de estos tratados es que logran, aunque de manera dificultosa, reducir barreras comerciales entre residentes de distintos países, incrementando el intercambio (comercio) y el bienestar. Después de la entrada en vigencia de cada tratado, la apertura de los países involucrados ha de ser mayor, aunque muy disímil a través de los sectores. Aspectos negativos de los tratados comerciales No obstante la aparente buena intención de los gobiernos de reducir las barreras al comercio para que los ciudadanos en general se beneficien de la especialización y el intercambio de bienes y servicios, el resultado Foro Latinoamericano

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de los tratados comerciales suele ser muy pobre en comparación con lo que se podría lograr y, sobre todo, en comparación con el libre comercio. Este hecho se debe, en primer lugar, a la realidad política de democracias sin derechos ciudadanos bien establecidos, especialmente el derecho a la propiedad y, en segundo lugar, a ciertas concepciones erróneas que albergan tanto los ciudadanos como los gobernantes; concepciones muy ligadas a las ideas mercantilistas de hace cuatro siglos. Veamos primero la realidad política. Factores políticos ¿A quién debe favorecer la política comercial: al productor o al consumidor? El tema es tan viejo como importante. El doble rol del individuo queda clarísimo en el caso de una familia autosuficiente. Ésta decide primero lo que desea consumir y luego lo produce. El consumo guía todo el proceso. Frédéric Bastiat, pensador y economista francés del siglo XIX, analizó el tema del productor versus el consumidor (años 1840) con incomparable lucidez. En el primer capítulo de Sofismas Económicos (New York: FEE, 1996) pregunta: ¿Qué es preferible para el hombre y la sociedad, la abundancia o la escasez?» Y luego explica que, paradójicamente, a los ojos del trabajador, del político, del periodista, la abundancia parece peligrosa; la escasez, ventajosa. Para ellos, la escasez es la base del bienestar del ser humano. Esta perversión, añade, viene de observar que el individuo se enriquece en la medida que vende el producto de su labor a precios elevados, y que los precios se elevan en la medida que el bien escasea. Al extender esta observación a todos los trabajadores, se obtiene la teoría de la escasez. Interés individual versus interés colectivo. Como actores económicos, cambiamos constantemente de sombrero. Cuando usamos el de productor, nuestros intereses son antisociales: el productor de café tico se alegra cuando hay una helada en Brasil; los abogados, médicos y otros profesionales limitan la oferta por medio de los colegios profesionales; promueven la escasez. Los empresarios agrícolas e industriales se benefician de la escasez causada por los aranceles y otras barreras comerciales. Por el contrario, cuando vamos al mercado con el sombrero de consumidor, queremos abundancia; queremos que la cosecha de todos sea muy buena, que abunden los teléfonos, automóviles, seguros, alimentos, medicinas, cines, seguros, servicios de conexión a Internet. Evidentemente, el interés del consumidor está en total armonía con el interés general de la sociedad y el bienestar de la humanidad. Vemos entonces que, para cada bien o servicio, el intercambio crea dos intereses directamente contrapuestos: el productor quiere escasez y precios altos; el consumidor, abundancia y precios bajos. Dado que los dos intereses son mutuamente incompatibles, uno de ellos debe coincidir con el interés de la sociedad como un todo, y el otro debe ser hostil a este interés. Si los deseos secretos del hombre en su papel de productor se cumplieran, habría escasez de todo, pobreza generalizada y hambruna. El mundo retrocedería rápidamente hacia la barbarie. En cambio, si los secretos deseos del hombre en su rol de consumidor se cumplieran, habría abundancia de todo, y más riqueza, bienestar y prosperidad. El interés del consumidor está Foro Latinoamericano

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en armonía con el interés de la sociedad; y es el que deben proteger la legislación y la política comercial (aunque sería igual si no hubiera política comercial, si el gobierno no interviniera en las relaciones comerciales entre individuos). Sin embargo, nuestro gobierno, y los de todos los países pobres, hacen todo lo contrario. Las políticas y leyes privilegian al vendedor sobre el comprador, al productor sobre el consumidor, los precios altos sobre los bajos, la escasez por encima de la abundancia. Los ejemplos sobran. En los servicios telefónicos, celulares, Internet, seguros, hidrocarburos, los monopolios crean escasez. En los mercados de arroz, lácteos, frijoles, pollo, los aranceles y otras barreras comerciales crean escasez. ¿Por qué los gobiernos se comportan de esa manera? Uno podría responder: «porque así se comportaron sus ancestros, los colonizadores, y no conocen otra forma de actuar»; pero hay otra explicación. La sabiduría convencional dice que esa forma de actuar es el resultado de las distintas fuerzas políticas que existen en la sociedad. Los productores están bien organizados en distintos gremios y ejercen una fuerza política abrumadora ?los propios gobernantes a menudo son miembros prominentes de estos grupos?, mientras que los consumidores no están organizados y, por lo tanto, carecen de poder político. De esta forma y contrario a los intereses y bienestar de la sociedad como un todo, prevalecen los intereses de los distintos gremios de productores, prevalece la teoría de la escasez sobre la de la abundancia. En síntesis, los tratados comerciales suelen representar, sobre todo, los intereses de los grupos empresariales, los cuales están bien organizados y tienen mucho poder político. Los consumidores y sus intereses casi siempre brillan por su ausencia, y los beneficios de este grupo suelen ser el residuo de las negociaciones entre los productores de ambos países. Son consecuencias no deseadas de las concesiones que los productores de cada país hacen a los del otro para poder exportar sus bienes. Por consiguiente, el resultado siempre es algo alejado del bienestar general; alejado porque los beneficios del comercio se obtienen a través del consumo. La producción y exportación son solo pasos intermedios. Concepciones erróneas Hay mucha confusión alrededor del tema comercial, especialmente cuando se trata de lo que hoy conocemos como comercio internacional. Esta confusión está sustentada por una serie de conceptos totalmente erróneos. Lo que sigue es una discusión esquemática de algunos de ellos. 1. ¿Existen: nosotros, ellos, el país? Con frecuencia se dice que el país produce o exporta tales o cuales productos, pero eso no es cierto. Dentro de los confines de Costa Rica hay personas físicas o jurídicas que producen X o Y bien, pero el país como tal no lo hace. El concepto de país ni siquiera se aplica cuando las empresas estatales producen un bien, pues lo hacen como una empresa más y se comportan de esa manera. No es el país el que produce el bien. Esta aclaración es necesaria por cuanto la expresión implica que las “autoridades”del país tienen el derecho de tomar decisiones con respecto a esas actividades como si ellos fueran los dueños de las propiedades involucradas. Foro Latinoamericano

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Por otra parte, en el contexto de cualquier tratado comercial, con frecuencia se utilizan los pronombres ellos y nosotros, o Estados Unidos y Costa Rica, como si existiera tal unidad. Esta es una concepción errónea, pues, para cada bien o servicio, en cada país existen dos grupos diametralmente opuestos: los productores netos del bien y los consumidores netos. Cuando el precio se incrementa, los productores se benefician, en tanto que los consumidores se ven perjudicados. Como máximo, un productor neto se puede identificar con ese grupo y hablar de nosotros los productores de tal bien. Igualmente, el que lo consume puede hablar de nosotros los consumidores de tal bien. Pero hablar de «nosotros» como país o sociedad cuando está compuesta por los dos grupos antagónicos es un craso error. La única forma de poder hablar de “país” en esta materia es eliminando a uno de los grupos antagónicos y, de hecho, siempre eliminan al grupo consumidor. Así, los intereses de los países son exactamente iguales a los de los gremios productores, los empresarios. 2. ¿Cuál es el propósito de la actividad económica? ¿El hombre se dedica a actividades que generan bienes y servicios para satisfacer necesidades de producción o de consumo? La respuesta es obvia cuando analizamos la situación del individuo en autosuficiencia. Él decide primero lo que desea consumir, luego lo produce. Si detesta el brócoli, por ejemplo, no lo siembra, pues no lo va a consumir. Entonces, el individuo produce para satisfacer una necesidad de consumo. Esta realidad no cambia cuando él elige dejar de ser autosuficiente para participar en el proceso de especialización e intercambio. Es decir, cuando decide dedicarse a los bienes que produce con ventaja e intercambiarlos por los que otros producen en condiciones favorables. El propósito de la actividad sigue siendo la satisfacción de necesidades de consumo. Los individuos producimos e intercambiamos bienes y servicios no con el fin de maximizar el trabajo ni la producción ni la exportación, sino para mejorar el bienestar material; para lograr mayor consumo con los mismos recursos. Ilustremos esta verdad con un ejemplo. Si Miguel vive en Guápiles y desea consumir manzanas similares a las mejores de los EE.UU., tiene dos opciones: 1) tratar de producirlas en Pococí, en cuyo caso utilizaría muchos recursos para obtener muy pocas manzanas (quizá nada) y de pésima calidad; o 2) producir guanábanas (o bananos), enviarlas a Bill en el estado de Washington, y obtener a cambio muchas manzanas de excelente calidad. Como su objetivo no es producir manzanas, sino consumirlas, Miguel opta por la estrategia que le produce más manzanas y de mejor calidad: la segunda. Ahora, cuanto más barato le venda Bill las manzanas (o cuanto más las subsidia), menos guanábanas tendrá que dar Miguel a cambio de ellas. Tendrá más guanábanas (y manzanas) para consumir o para «comprar» otros bienes. Como vemos, el subsidio incrementa su bienestar. No obstante todo lo anterior, en los países pobres prevalece la premisa de que el objetivo de la actividad económica es producir determinados bienes; satisfacer necesidades de producción. Cuando se plantea que es Costa Rica la que produce y consume y no las personas, se invierten los objetivos: el trabajo se convierte en un fin en sí mismo; el objetivo de consumir (arroz) se trueca en producir (arroz), el objetivo de minimizar los Foro Latinoamericano

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costos de producción se convierte en el de maximizarlos; el objetivo de importar bienes se transforma en exportarlos. Este error lleva a la sociedad a una producción insensata en vez de inteligente; a utilizar recursos productivos en actividades que destruyen riqueza en vez de crearla. 3. ¿Son perjudiciales los subsidios agrícolas de los países desarrollados? Fieles a la equivocada premisa de que el objetivo de la actividad económica es satisfacer necesidades de producción, los gobernantes del mundo pobre y muchos influyentes pensadores despotrican contra los subsidios agrícolas de los países ricos. Su argumento es que esos subsidios perjudican a los países pobres, pues les impiden producir ?más caro, y vender a precios aún más onerosos? los alimentos que necesitan los empobrecidos consumidores del Tercer Mundo. Esta postura (y la premisa errónea) se traduce en el siguiente axioma: cuantos más recursos debo gastar para llenar una necesidad de consumo, mayor es mi bienestar. Craso error conceptual. Por el contrario, la premisa lógica (que el objetivo es satisfacer necesidades de consumo) da sustento al axioma opuesto: cuantos menos recursos debo gastar para llenar una necesidad de consumo, menor es mi pobreza. Por eso, ¡benditos sean los subsidios externos! 4. ¿En qué consiste la riqueza de la sociedad? Existe la concepción generalizada de que la riqueza generada en un mercado determinado equivale a la diferencia entre los costes e ingresos de los productores, algo equivalente a lo que los economistas llaman excedente del productor, EP. Sin embargo, este es un grave error conceptual, porque todo mercado está conformado por productores y consumidores, y estos últimos también tienen su excedente del consumidor, EC (la diferencia entre los montos que estaban dispuestos a pagar por una cantidad X del bien y lo que en realidad pagaron). De tal suerte que la riqueza generada en cada mercado es la suma de EP+EC. Ahora, es importante señalar que cada vez que se incrementa el precio del bien A, el EP sube, pero el EC baja. Esta es la razón por la cual un incremento del precio no necesariamente equivale a un incremento de la riqueza generada. A escala de país, la riqueza generada por toda la actividad económica en un año determinado equivale a la suma de EP+EC a través de todos los mercados, lo que a su vez equivale a la suma de todos los bienes y servicios que se logran tener disponibles para el consumo (con una cantidad dada de recursos de producción). Se ilustra con un ejemplo típico de nuestro país. El producto es el grano R (GR), su costo de importación es de $200/tm, su costo de producción nacional es de $350/tm (el 80% son insumos importados), el precio local es de $500/tm y la cantidad producida y consumida anualmente es de 200.000 tm. En este caso, el EP que se incrementa en $30 millones [($500-$350)*200.000 (esta es solo una aproximación, pues la medida correcta requiere el uso de cálculo integral), en tanto que el EC disminuye en $60 millones [(200-500)*200.000]. Al tener que pagar $500/tm en vez de $200/tm, los consumidores (el grueso de la sociedad) pierden $60 millones; $30 millones son transferidos a los productores de GR, y otros $30 millones corresponden a los recursos de producción desperdiciados (si se contabilizara la producción que estos recursos hubiesen generado, la pérdida de la sociedad sería significativamente mayor). Con los $100 millones ($500*200.000), la sociedad Foro Latinoamericano

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hubiese podido consumir 500.000 tm del grano GR al costo de importación, pero solo consumió 200.000 tm. En resumen, los productores ganan; la sociedad pierde, y con creces. 5. ¿Es cierto que exportar es bueno e importar es malo? Uno de los errores conceptuales más notorios estriba en creer que, para la sociedad o el país, exportar es bueno, pero importar es perjudicial. Esta es la idea mercantilista pura. Veamos un ejemplo. Pedro decide dejar de producir banano, porque tiene desventaja, y especializarse en la producción de café; mientras que Juan decide dejar de producir café, porque tiene desventaja con respecto a Pedro, y concentrar sus recursos en la producción de banano. Una vez completadas las producciones, ambos intercambian banano por café. Cuando Juan le envía el banano a Pedro, lo exporta; y cuando Pedro le envía de retorno café a Juan, hace lo mismo. Si Pedro exportara banano sin recibir café a cambio, es decir, sin importar, su situación sería peor que antes de la especialización. Su única razón para exportar banano es la importación de café. Queda claro, entonces, que tanto exportar como importar constituyen la segunda parte del proceso de especialización e intercambio y, por lo tanto, ambos son buenos para los individuos involucrados en el proceso. Ahora, lo que es bueno para los individuos, tiene que ser necesariamente bueno para la suma de individuos, es decir, la sociedad, el país. Si 1,000 productores de un país exportan el bien X, lo hacen con el único fin de importar otros bienes. Esta importación la pueden realizar ellos mismos u otros individuos del mismo país. El resultado es el mismo. Veámoslo de otra manera. Hemos señalado que la riqueza de la sociedad o de la nación (RN) generada por la totalidad de las actividades económicas, durante un periodo determinado, es equivalente a la suma de todos los bienes y servicios disponibles para el consumo, y se expresa así: [RN = producción + (importación — exportación)]. Como no es posible sumar arroz con mango, es menester convertir todos los bienes y servicios en unidades equivalentes de un bien escogido (oro, por ejemplo). Aquí, la conversión se denomina simplemente unidades equivalentes (UE); por lo tanto, la riqueza generada se representa así: [RN = Prod ue + (Imp ue – Exp ue)]. En números, un ejemplo típico podría verse de esta manera: RN = [1000 ue + (500 ue – 300 ue) = 1200 ue]. En el ejemplo, observamos que el comercio internacional le permite a la sociedad incrementar su riqueza más allá de la producción nacional. Sin comercio, la riqueza nacional (RN) sería igual a la producción de ue: 1 000. Sin importación, no habría incremento de riqueza. Si se exportaran 300 ue y no se importara nada, la sociedad sería más pobre, pues solo le quedarían 700 ue para consumir. El mercantilismo empobrece a la sociedad. Lo insensato de los tratados comerciales Está claro que permitir que los ciudadanos intercambien bienes con residentes de otro país no requiere tratados, sino simples reglas claras, iguales a las que deberían prevalecer para el intercambio entre residentes de un mismo país. En este sentido, el “tratado” podría ser de una sola hoja. Sin embargo, los TLC constituyen Foro Latinoamericano

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un legajo inmenso, más grande que la guía telefónica de las ciudades más pobladas de los Estados Unidos, porque abarca todo lo habido y por haber: procedimientos aduanales, barreras no arancelarias, propiedad intelectual, leyes laborales, aspectos ambientales, compras del gobierno, reglas de origen y un sin fin de aspectos más, la mayoría de los cuales no tienen sentido ni razón de ser, si de lo que se trata es el intercambio de bienes y servicios entre individuos. Por razones de espacio y relevancia, abordaremos solo cinco de los sinsentidos de estos tratados comerciales. 1. Mesa de negociación Durante las discusiones de los tratados comerciales, para cada tema, hay una sola mesa de negociación por país. Si para el comercio, como hemos señalado, no se puede hablar de Costa Rica y Estados Unidos, de nosotros y ellos, porque en cada país hay grupos contrapuestos, tampoco debe haber una sola mesa de negociación del país, porque ésta, necesariamente, representaría los intereses de solo un grupo: productores o consumidores. Si ha de haber una sola mesa, se debería negociar como consumidores para aprovechar las ventajas de la especialización e intercambio; o sea, cada quipo debería llegar a la mesa con la idea de comprar todo lo que el otro le pueda vender barato (ojalá regalado). Pero así no sucede. Cada equipo llega a negociar como productor, y lo primero que hace es blandir una enorme lista de todo aquello que no quiere comprar, que no quiere que les vendan barato a los empobrecidos consumidores de las sociedades que representan. Para ellos (y el grueso de la población, desafortunadamente), el objetivo del comercio internacional es el incremento de la producción y la venta al exterior, y no el incremento del consumo y, por consiguiente, del bienestar del pueblo. En vista de que para cada bien hay dos grupos antagónicos, y que la mesa única no representa a los consumidores, lo más lógico y compatible con los derechos humanos es que haya dos mesas de negociación: una de consumidores, otra de productores. En la primera, los consumidores negociarían con los productores del otro país para comprar todo lo que ofrezcan barato (a menor costo del que enfrentan en ese momento); en la segunda, los productores negociarían con los consumidores del otro país para venderles todo aquello por lo cual pagarían un precio por encima de sus costos de producción. De esta forma, los residentes de cada país terminarían vendiendo los bienes y servicios en los cuales tienen una ventaja y comprando los bienes y servicios en los cuales el otro tiene la ventaja; tal como rezan los principios del comercio internacional. En las negociaciones del TLC CA-USA ha habido una sola mesa de negociación: la de los productores, y en ésta la lucha ha sido por vender y por no comprar, perjudicando así al grueso de la población. De esta forma, los gremios de productores se llevarán la mayor parte de las ganancias provenientes de los tratados. Las ganancias de los consumidores y de la sociedad entera serán muy reducidas. Foro Latinoamericano

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2. Forma de negociación Los equipos negocian concesiones arancelarias sobre el mismo producto. Toman la partida arancelaria, digamos 02011000, y cada uno hace una oferta de desgravación sobre esa misma partida. Lo lógico sería que negociaran desgravaciones sobre los bienes que los empresarios de cada país producen y venden con ventaja. Por ejemplo, si Honduras y México negocian un TLC y el primero produce el bien 02121100 con ventaja, este país debería solicitar una reducción arancelaria sobre este producto, y México pedir una reducción sobre la partida 21022201, la cual produce con ventaja. Es decir, Honduras debería presentar la lista de aquellos productos a los cuales quiere que México les permita la entrada libre, y México proponer una lista (diferente) de productos a los cuales desea que Honduras les dé acceso. Pero esto no es lo que ocurre. 3. Trato diferenciado Con el afán de lograr sus metas mercantilistas, los gremios de productores (y los negociadores) del tercer mundo utilizan al menos dos argumentos para pedir un trato diferenciado: sensibilidades y asimetría. En esencia, este trato diferenciado comprende un acceso inmediato al mercado externo (EE.UU. en el caso de CAUSA) para los productos costarricenses, pero un acceso muy lento (hasta nulo) de los productos externos al mercado costarricense. Este tema será ampliado más adelante. Por ahora veamos en detalle los dos argumentos. Productos sensibles. ¿Qué es un producto sensible (PS)? Ni los negociadores ni los empresarios han tenido una clara definición de qué es un producto sensible. La experiencia de otros tratados indica que cualquier bien producido por empresarios con suficiente músculo político puede alcanzar esta categoría. Sin embargo, hay otras formas de definirlos. Durante la III Ronda de negociaciones del CAUSA, la Asociación de Consumidores Libres (ACL, una organización costarricense) ofreció dos posibles definiciones: (1) Producto sensible es aquel cuya desgravación inmediata implicaría para un puñado de empresarios el no poder comprar otro yate u otro apartamento en Miami o pasar un mes adicional en Europa con su familia. (2) Producto sensible es aquel cuya desgravación inmediata implicaría para varios miles de familias el poder dormir sin hambre, por primera vez en muchas años; o alcanzar los niveles mínimos de nutrición que les permita trabajar o estudiar para salir de la pobreza. Cada una de esas definiciones lleva implícita una posición nacional distinta. La primera rima con la posición usual: exclusiones y desgravaciones lentas; la segunda implica una posición diametralmente opuesta: apertura total e inmediata. Aferrados a la primera definición, los negociadores centroamericanos presentaron

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su lista de PS durante las negociaciones del CAUSA: arroz, papa, cebolla, maíz blanco, lácteos, productos avícolas y porcinos, entre otros. Como respuesta, los norteamericanos presentaron la suya, la cual incluía melones, atún, sardinas, entre otros productos que hasta ese entonces entraban a los Estados Unidos libres de impuestos. Asimetría. Uno de los argumentos, empleado frecuentemente para justificar el trato diferenciado, es el de la asimetría entre la economía del país desarrollado (Estados Unidos) y la del país en desarrollo (Costa Rica). Pero para que un costarricense intercambie bienes con un estadounidense, ¿qué tiene que ver el hecho de que esos norteamericanos sean, en general, más ricos que los centroamericanos? Nada; absolutamente nada. Lejos de ser un factor negativo, la asimetría entre las condiciones de las personas que intercambian bienes (incluyendo factores económicos) es fundamental para que haya comercio. Este hecho fue señalado anteriormente en este artículo. En el TLC CA-USA, la asimetría es importante para que los estadounidenses puedan comprar, caros, los productos vendidos por costarricenses, y para que los millones de costarricenses pobres tengan acceso inmediato a bienes baratos de los Estados Unidos. Medidas propuestas. Con base en los argumentos anteriores, el sector político-empresarial ha propuesto tres medidas de trato diferenciado: las salvaguardias, las desgravaciones lentas y las exclusiones. Las salvaguardias consisten en el recurso de incrementar sustancialmente los aranceles cuando los precios de un producto de importación caen por debajo de cierto nivel o cuando los volúmenes importados exceden un máximo predeterminado. Obviamente, esta medida está diseñada para negarle al consumidor la mayor parte de los beneficios del intercambio. La desgravación lenta consiste en reducir los aranceles en forma gradual a lo largo de 10, 15 o 20 años e incluso más. El procedimiento puede ser una reducción proporcional cada año hasta completar la desgravación total; una desgravación lenta al principio y más rápida al final; o un período de gracia al principio y reducción arancelaria lenta durante el resto del período. En lugar de la desgravación lenta, los gobiernos prefieren no incluir algunos productos dentro de las negociaciones; estos suelen ser aquellos en los cuales no se tiene ventaja absoluta ni comparativa. En la negociación del TLC con Chile, después de que los agricultores amenazaron con bloquear todo el país, el gobierno costarricense excluyó pollo, cerdo, lácteos, entre otros (productos en los que no tiene ventaja comparativa). Chile descartó trigo, aceites, azúcar, cebolla, papa. Pero aquí no termina el disparate. También eliminaron rubros que producen con ventaja. Por ejemplo, los silvicultores ticos cuentan con clara ventaja comparativa en la producción de maderas tropicales; los chilenos, en pino. Sin embargo, decidieron excluir del tratado los productos forestales.

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En el cuadro siguiente, se detalla el resultado de las negociaciones entre Costa Rica y Estados Unidos, el cual confirma lo antes citado (fuente: Ministerio de Comercio Exterior)

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Valoración de las propuestas. Además de inmorales, todas esas medidas para limitar la importación de bienes son en extremo perjudiciales para la mayoría de la población. Para su valoración nos concentramos en la desgravación lenta. Cuando se firma un tratado en el cual el gobierno de los Estados Unidos acepta recibir productos ticos libres de aranceles, mientras que el de Costa Rica acepta recibir productos estadounidenses desgravados sólo después de 15 o 20 años, ¿quién gana?, ¿Costa Rica o Estados Unidos? Mejor dicho, ¿los norteamericanos o los ticos? Según muchos respetados autores, Costa Rica gana con esa asimetría de desgravación y Estados Unidos pierde. Es difícil explicar cómo llegan a esa conclusión. Cuando los costarricenses son exportadores netos, los consumidores del norte pagan menos por los productos de Costa Rica que lo pagado por los residentes de este país. Y cuando son importadores netos, los consumidores ticos pagan más por los productos estadounidenses que los consumidores de ese país, es decir, ellos ganan en ambos escenarios; los costarricenses pierden. Los que piensan que Costa Rica gana tendrían razón, parcialmente, sólo si los 3,75 millones de costarricense que son consumidores netos no formaran parte de lo que ellos llaman Costa Rica. Pero si forman parte del país, entonces la postura de los autores es un disparate. En un verdadero estado de derecho, en cualquier sociedad de gente decente, todos los individuos tienen los mismos derechos ante la ley. En el campo económico, todos tienen igual libertad para producir (escoger la actividad económica de su preferencia) bienes o servicios e intercambiarlos por otros producidos Foro Latinoamericano

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en cualquier parte del mundo. Bajo esta premisa, resulta improcedente, inmoral y denigrante que nuestro gobierno firme con otro país un tratado en el cual se establece que ciertos productores (los de atún, azúcar, cuero, etc.) pueden comerciar libremente —importar todos los insumos que requieran y exportar sus productos— mientras que los que más lo necesitan (los productores de bienestar, conocidos también como consumidores) deben esperar 15 años para ejercer los mismos derechos. Durante este período habrá una transferencia anual de excedentes o riqueza de los consumidores a los productores, lo cual implica arrebatar a miles de pobres la oportunidad de alimentarse bien. Muchos morirán de desnutrición o procrearán niños con defectos físicos y mentales irreversibles. Una estrategia inteligente. Para una parte del sector consumidor, está claro que excluir productos o desgravarlos lentamente entraña, literalmente, rechazar beneficios a la sociedad en el orden de cientos de millones de dólares (solo en arroz representa unos $70 millones en Costa Rica), cosa inaceptable en países donde la gente padece de hambre. Por lo tanto, la posición de mayor rédito para la sociedad como un todo es el respeto de los derechos de todos; es el libre comercio, el cual se traduce en que los exportadores se beneficien exportando a los Estados Unidos todo lo que quieran y puedan, y que los consumidores se beneficien importando de ese país todo lo que puedan y quieran. Pero debe haber un período de transición entre el mercantilismo actual y el libre comercio, período marcado por el compromiso. En este sentido, la Asociación de Consumidores Libres ofreció una fórmula: propuso que el país aceptara los beneficios citados a través de la apertura total e inmediata y que, mediante un mecanismo sencillo de elaborar, se los repartan los consumidores y los empresarios durante por lo menos tres años. Luego de ese período, todo el beneficio iría a los consumidores. La propuesta, inexplicablemente, no fue tomada en cuenta. 4. Todo es negociable Una de las características más sobresalientes de los tratados comerciales es su alta carga de inmoralidad. Su esencia misma consiste en negar los derechos de propiedad de los ciudadanos. Al remover el obstáculo que representan estos derechos, todo se convierte en negociable. Un gobierno puede, por ejemplo, ofrecer el sacrificio de una actividad o de un grupo de ciudadanos a cambio del beneficio de otra actividad o de otros ciudadanos si así lo cree conveniente por las razones que fueren. Al término de las negociaciones del TLC CA-USA, algunos productores centroamericanos alegaron que fueron sacrificados a cambio del beneficio de otros sectores productivos. En Costa Rica se insinuó que a cambio de la exclusión de papas y cebollas, los negociadores ofrecieron la apertura de otras actividades. Esta perversidad de los políticos es notoria en lo que conocemos como represalias comerciales. Comúnmente en Latinoamérica se habla de represalias cuando un país rico impone alguna restricción comercial a un país pobre de la región; pero, ¿quién gana o, mejor, quién pierde más con esa acción? La tragicomedia de las represalias se desarrolla de la siguiente manera: el Gobierno estadounidense le impone una restricción a un exportador latinoamericano, entonces el Gobierno del país latinoamericano reacciona diciendo: “Si usted no

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permite que mi productor de X se beneficie vendiendo en su país, yo no permitiré que su productor de Y se beneficie vendiendo en el mío”. Esta expresión se traduce en: «Si usted no permite que sus consumidores de X se beneficien, yo tampoco permitiré que mis consumidores de Y lo hagan. Lo que ya es una monumental estupidez. ¿Por qué deben sufrir los consumidores de Y? No obstante, ésta tampoco es toda la verdad. Lo que verdaderamente anuncia el político latinoamericano es lo siguiente: Si eres capaz de perjudicar a tus consumidores de X, los cuales gastan menos del 8% de sus ingresos en ese rubro, yo te voy a demostrar que soy más macho y más cruel que tú, y no permitiré que mis famélicos y paupérrimos consumidores, quienes gastan entre 60% y 80% de sus ingresos en alimentos, tengan acceso a tu baratísimo alimento.

CONCLUSIONES GENERALES 1.El proceso de especialización e intercambio es el verdadero generador de riqueza, y lo hace mejor cuando los seres humanos son libres de tomar sus propias decisiones en cuanto a qué producir y con quién intercambiar sus bienes y servicios. Cuanto menos libres sean para tomar dichas decisiones, más pobres serán. 2. Desde el punto de vista individual, el objetivo de la actividad económica siempre será el de satisfacer una necesidad de consumo, ya sea la propia o la de otros; nunca es para satisfacer una necesidad de producción, porque, entonces, no sería una actividad económica. Desde el punto de vista de la sociedad, el objetivo del conjunto de actividades económicas es maximizar la riqueza generada con una dotación limitada de recursos; es decir, maximizar la cantidad de bienes y servicios generados con esos recursos. Y el comercio internacional le permite a cualquier sociedad incrementar la riqueza generada por sus recursos más allá de la producción nacional. 3. En la medida en que tengan el efecto de reducir los precios de importación, los subsidios externos (como los subsidios agrícolas de los países desarrollados) benefician a las sociedades subdesarrolladas, porque les permite satisfacer sus necesidades de consumo con menos de sus propios recursos. 4. El mayor defecto de los mal llamados Tratados de Libre Comercio es que son negociados solo desde la óptica o los intereses de los productores. En lugar de una sola mesa de negociación, en la cual se sientan los productores del país A de un lado y los del país B del otro, el tratado sería infinitamente más productivo si hubiese dos mesas: una para los productores del país A y los consumidores del país B; otra para los consumidores del país A y los productores del país B. En cada una, la negociación se iniciaría con una delegación mostrando la lista de todo lo que quiere vender y la otra, la lista de todo lo que quiere comprar. En vez de años, las negociaciones probablemente se completarían en un día. Pero esto equivaldría al libre comercio, y para ello no se necesitan tratados. Foro Latinoamericano

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5. Ahora, si evaluamos el tratado comercial firmado con los Estados Unidos, con base en todo lo expuesto hasta aquí, tendremos que concluir que fue un rotundo despropósito. Esto es corregible, empero. Lo único que tiene que hacer el gobierno es declarar la apertura total e inmediata de todos los mercados costarricenses, en forma unilateral. Esto sería aceptable para los Estados Unidos. Y para Costa Rica sería inmensamente más beneficioso que lo negociado en el marco del TLC CA-USA. Bibliografía Selecta Bastiat, Frédéric. Sofismas Económicos. New York: FEE, 1996. Fisher, O´N. E y H. de Gorter. “The International Effects of U.S. Farm Subsidies”. Amer. J. of Agr. Econ.74 (1992):258-267. INLAP. “¿Cómo Justificar los Aranceles Agrícolas?”. Liberalis, No.8, 8/9/1999. Reisman, George. Capitalism. Ottawa, Illinois: Jameson Books, 1996. Stewart, R. La comercialización de Granos Básicos en Costa Rica: Efectos de la Intervención Estatal. San José: Stewart Associates, 1991. Stewart, R. “Especialización e Intercambio”. La Nación, 5/2/97, p.15A. Stewart, R. “Libertad Económica”. La Nación. 17/5/00, p. 15. Stewart, R. La verdad oculta del proteccionismo. Alajuela: INLAP, 2000.. Stewart, R. “Basic Grains Pricing Policies and Their Effects in Costa Rica”. Tesis de doctorado, inédita. North Carolina State University, Raleigh, North Carolina, 1984. Yeatts, Guillermo. Raíces de pobreza: Las perversas reglas del juego en América Latina. Buenos Aires: ABELEDO-PERROT, 2000.

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