Archaeological semiofics. Blackwell, USA Capítulo 2: El legado de

Concibió la nueva ciencia de la semiología como relacionada con la psicología social y dedicada a la investigación de lo
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PREUCEL, R. (2006): Archaeological semiotics. Blackwell, USA Capítulo 2: El legado de Saussure Es concebible una ciencia que estudia la vida de los signos dentro de una sociedad. Sería parte de una psicología social y consecuentemente de la psicología general. La llamaré semiología. Ferdinand de Saussure (1966:16, su énfasis) Ferdinand de Saussure está ampliamente reconocido como el padre de la lingüística moderna y de la semiótica contemporánea. Antes de su trabajo, el estudio de la lingüística indoeuropea estaba dominado por un enfoque histórico que incluía la construcción de gramáticas comparativas (Holdcroft 1991). Este método consistía en explicar una lengua en referencia a otra relacionada y en interpretar las formas de una en términos de las formas de la otra. Se asumía en general el cambio regular y continuo. August Schleicher (1869), por ejemplo, sostenía que las lenguas eran organismos naturales y que evolucionaban a través de estadios de desarrollo de modo muy parecido a las especies vegetales. Saussure (1966:4) rechazó esta idea diciendo que suponía un “cuarto reino natural” y prestaba atención insuficiente a las unidades de análisis. Propuso que la lengua puede ser estudiada científicamente y que los cambios en la lengua a menudo son discontinuos, pero sin embargo sujetos a leyes generales. Esta concepción terminó llamándose “lingüística estructural”. Para Saussure, la lingüística era un caso especial, pero el más importante, dentro de un sistema semiológico más amplio. Concibió la nueva ciencia de la semiología como relacionada con la psicología social y dedicada a la investigación de los principios generales de los signos. Dentro de este marco conceptual, estableció una disciplina unificada de alcance teórico amplio y predicó sobre el concepto de signo. Además de la lengua, identificó la escritura, el lenguaje de señas, el braille, los ritos simbólicos, el habla formal, y las señales militares como otros sistemas de signos sujetos a un análisis semiológico. Propuso además que la semiología podía ser aplicada a toda la cultura, “estudiando ritos, costumbres, etc., como signos, creo que arrojaremos nueva luz sobre los hechos y señalaremos la necesidad de incluirlos en una ciencia de la semiología y de explicarlos por sus leyes” (Saussure 1966:17). Saussure tiene un enorme legado que ha transformado las humanidades y las ciencias sociales. Su enfoque fue adoptado y extendido por los formalistas rusos, el Círculo Lingüístico de Praga, el Círculo Lingüístico de Copenhague y la lingüística estructural americana. Recibió el mayor apoyo de Levi-Strauss que sin ayuda de nadie desarrolló el campo de la antropología estructural. Este campo ha llevado, a su vez, al desarrollo de las antropologías simbólica y cognitiva. El estructuralismo ha sido particularmente influyente en la teoría literaria a través de los escritos de Roland Barthes, Umberto Eco y Jean Baudrillard. Sin embargo, ha estado sometido a fuertes críticas, sobre todo de Michel Foucault, Jacques Derrida, Julia Kristeva, Paul Ricoeur y Pierre Bourdieu. Dado que muchos de estos investigadores comenzaron sus carreras como estructuralistas o, al menos, como estudiosos simpatizantes del estructuralismo, estas críticas han tenido una fuerza particular. Pese a

que el estructuralismo ya no existe en su forma original, continúa siendo relevante hoy en virtud de su crítica, comúnmente llamada post estructuralismo. Ferdinand de Saussure Ferdinand de Saussure (fig. 2.1) nació el 26 de noviembre de 1857 en Ginebra, Suiza, en una familia de académicos. Su padre, Henri de Saussure (1829-1905) era un eminente minerálogo y entomólogo. Su abuelo, Horace-Benedict de Saussure (1740-1799) era profesor en la Academia de Ginebra y se especializó en botánica, física y geología y dirigió trabajos de campo en los Alpes suizos. Saussure fue el segundo de tres hermanos, todos interesados en el lenguaje. Su hermano mayor Leopold (1866-1925) escribió sobre el cambio lingüístico en el contexto colonial y su herano menor Rene (1868-1943), un matemático, publicó una serie de artículos sobre la reforma del esperanto. Saussure entró a la universidad de Ginebra en 1875 intentando seguir la tradición de su familia y estudiar las ciencias naturales. Rápidamente descubrió, después de dos semestres de química, que su pasión era la lingüística comparada. En su temprana juventud había sido inspirado por su vecino y amigo de la familia Adolphe Pictet. Pictet (1859) fue el autor de dos volúmenes sobre los orígenes de los indoeuropeos en los cuales usó características de la lengua indoeuropea para reconstruir características de la cultura material y la organización social. Este enfoque se llamó “paleontología lingüística”. Saussure decidió seguir el estudio de las lenguas indoeuropeas y pasó a la universidad de Leipzig en 1876.

Fig.2.1. Ferdinand de Saussure, fotografiado por F.H. Julien, 1909. En ese tiempo, el programa de Leipzig, bajo la dirección de Georg Curtius, era el programa líder en lingüística comparada. Curtius y sus estudiantes eran conocidos como los “neogramáticos” por su vigoroso compromiso con un enfoque unitario y su énfasis en entender el cambio lingüístico usando datos modernos para explicar el pasado. Desafiaron la idea popular de que el lenguaje se desarrolla por sí mismo y lo consideraron en cambio como el producto de una comunidad lingüística. A pesar de que ciertamente aceptó algunos de estos conceptos, Saussure no se

consideró a sí mismo un neogramático. En particular, era escéptico con respecto al énfasis que aquellos ponían en la analogía para entender la evolución del lenguaje, favoreciendo la idea de que éste es sólo un aspecto de la interpretación. Saussure pasó mucho de su tiempo el Leipzig puliendo su coocimiento de las lenguas indoeuropeas. Estudió iranía, irlandés antiguo, eslavo antiguo y lituano y pasó un semestre en la universidad de Berlín en 1878-79 estudiando sánscrito. Durante este período, publicó su Memoria sobre el sistema primitivo de las vocales en las lenguas indoeuropeas (Saussure 1879). Este estudio fue el primer estudio sistemático de las raíces, acentuación y vocalización de la lengua indoeuropea y todavía hoy es considerada una contribución destacada. Saussure escogió un tema más acotado para su tesis doctoral, el caso genitivo en sánscrito. En este trabajo, demostró el valor de un enfoque sincrónico y comparativo. Completó su tesis en 1880. Después de su graduación, Saussure se trasladó a París y ocupó un cargo en la Escuela Práctica de Altos Estudios donde enseñó sánscrito, gótico y y alemán antiguo así como filología indoeuropea. Allí encontró un clima mucho más acorde que la atmósfera competitiva de Leipzig. Rápidamente tuvo muchos seguidores devotos y su reputación profesional creció. En 1882 llegó a secretario asistente de la Sociedad Lingüística de París y supervisó la publicación de las Memorias de la Sociedad. Fue galardonado como Caballero de la Legión de Honor en 1891. Ese mismo año, Saussure aceptó un cargo de profesor de historia y estudios comparativos de las lenguas indoeuropeas en la Universidad de Ginebra. Parece haber tomado en cargo en parte por la frustración provocada por el sistema académico francés. Uno de los requisitos de su promoción era adoptar la ciudadanía francesa. Además, dado que Michel Breal tenía el único cargo de profesor, sus chances de un cargo titular eran escasas. En Ginebra, Saussure enseñó sánscrito y gramática comparativa y fue promovido a un cargo de profesor en 1896. En 1906, ante el retiro de un colega, la universidad le solicitó asumir la responsabilidad de dictar un curso de lingüística general. Aceptó y enseñó una serie de tres cursos en años alternados, 1907, 1908-9 y 1910-11. Estas clases son la base del famoso Curso de Lingüística General. Saussure murió en 1913 a la edad de 56 años. Pese a que Saussure tuvo una carrera académica exitosa, alcanzó fama póstumamente con la publicación del Curso en 1916. Irónicamente, él no escribió el libro, sino que fue editado por Charles Barry y Albert Sechehaye a partir de apuntes tomados por sus estudiantes (Saussure 1916). Los editores influenciaron sustancialmente en el manuscrito porque, con sus palabras, tenían que “quitar variaciones e irregularidades características de la lengua oral, luego adaptar el pensamiento a su marco natural y presentar cada parte en el orden pretendido por el autor incluso cuando su intención, no siempre visible, debía ser conjeturada” (Saussure 1966:xix). Por tanto el Curso es un trabajo complejo, multiautorial; es al mismo tiempo el producto de las ideas de Saussure tal como fueron presentadas en sus clases en Ginebra, como fueron documentas en los apuntes de sus estudiantes y como fueron interpretadas por sus editores. Pareciera que algunos de los persistentes problemas de interpretación surgen de esta complejidad.

Hay principalmente dos traducciones del Curso al inglés. La primera fue proporcionada por Wade Baskin en 1959 y reeditada en 1966 (Saussure 1959, 1966). La segunda fue hecha por Roy Harris y publicada en 1983 (Saussure 1983). Tullio de Maurio publicó una versión anotada en 1972 (Saussure 1972). Hay ahora ediciones bilingües del primer curso por Eisuke Komatsu y George Wolf (Saussure 1966), y un tercer curso editado por Komatsu y Harris (Saussure 1993). Varios materiales adicionales de Saussure han aparecido a lo largo de los años y están guardados en la Biblioteca Pública y Universitaria de Ginebra. La Biblioteca también recibió algunos de los manuscritos inéditos de Saussure de sus hijos en 1955, las notas de Emil Constantin sobre el tercer curso en 1958 y las notas de Albert Riedlinger sobre el primer y tercer cursos en 1979. Estos textos han sido compilados y editados por Robert Godel como Cuadernos Ferdinand de Saussure (Saussure 1957) y por Rudolf Engler (Saussure 1968, 1974. Bouquet y Engler han editado un conjunto de textos y los han publicado como Escritos de lingüística general (Saussure 2002). Semiología y lingüística estructural Saussure definió la lingüística como el estudio científico del lenguaje humano en todas sus variadas manifestaciones. Dividió el campo en dos partes. La primera, y la más esencial según Saussure, es la lengua misma, que es un fenómeno colectivo. “La lengua existe en la forma de una suma de impresiones depositadas en el cerebro de cada miembro de la comunidad, casi como un diccionario del cual se han distribuido copias idénticas para cada individuo” (Saussure 1966:19). Existe en un espacio que está más allá de la capacidad de cada individuo de hacer cambios. Esto es lo que él llama el sistema de la lengua. La segunda parte de la lingüística es el habla, que es un fenómeno individual. Es la suma de lo que la gente dice e incluye tanto elección de palabras como actos de fonación. Esto es el proceso psicofísico de articulación. Estos dos componentes del lenguaje están íntimamente relacionados, cada uno presuponiendo al otro. En realidad, como señaló Saussure (1966:19), la lengua es tanto el instrumento como el producto del habla. Saussure (1966:6) identificó el campo de la lingüística como de tres niveles. Primero, trata de describir y trazar la historia de todas las lenguas conocidas, lo que implica documentar la historia de las familias de lenguas y reconstruir las lenguas madres. Segundo, trata de determinar las fuerzas selectivas puestas universalmente en marcha en todas las lenguas, y deducir las leyes generales a las cuales pueden ser reducidos todos los fenómenos históricos específicos. Finalmente, la lingüística intenta establecerse como ciencia. Saussure observó estrechas conexiones entre la lingüísticas y otras ciencias y notó que los límites entre ellas no son siempre fáciles de marcar. Entre ellas están la antropología, la etnografía y la prehistorias, todas las cuales usan datos lingüísticos. Especuló que la lingüística debería tener relación con la sociología y especialmente con la psicología social. Hay una relación establecida con la fisiología, a pesar de que ésta es unidireccional. Esto es porque la fisiología se basta para explicar la mecánica de la producción de sonido sin la ayuda de la lingüística. Debe entenderse que la lingüística estructural de Saussure emerge de su crítica a la idea convencional de que la lengua es una nomenclatura. El nominalismo es la idea de que la lengua consiste en una colección de palabras que son simplemente rótulos de cosas independientemente

identificables, generalmente un objeto, una acción o un estado del ser. Cada palabra, a su vez, consiste en una serie de letras y comúnmente se entiende que expresa un solo significado. Saussure desafió esta postura arguyendo que la palabra no está compuesta sólo de letras escritas. Antes bien, consiste en sonidos que son hablados. Las letras son, por lo tanto, signos secundarios a los sonidos. Más aún, esos sonidos no son determinantes del significado, aunque pueden indicar diferencias dialectales. Son simplemente las manifestaciones físicas de una imagen cognitiva o patrón de sonido. Esto implica que la lengua es un sistema estructurado de diferencias. El nominalismo también asume que los significados preexisten a la lengua. Tienen una existencia ontológica, y es sólo a través del la lengua que los descubrimos. La variación cultural en las lenguas se debe a diferentes culturas que identifican esos significados y los codifican con patrones distintivos de sonidos. Desde este punto de vista,la lengua es un artefacto para nombrar y clasificar el mundo pre dado en formas naturales. Saussure desafió esta postura y propuso que una interpretación adecuado depende del contexto específico de la palabra dentro de una oración o en el discurso hablado. Argumentó que el significado es creado en el proceso de producción del signo mismo. Esta característica significa que la lengua es culturalmente construida. El nominalismo asumió también un significado invariante para las palabras. Saussure criticó esta idea sobre la base de que una misma palabra puede designar diferentes cosas. Esto es cierto tanto sincrónica como diacrónicamente. Ignorando el efecto del tiempo, el nominalismo fracasa en apreciar que no sólo pueden cambiar las palabras usadas para expresar una cosa o una idea, sino que también las ideas que expresan pueden cambiar con el tiempo. Si el nominalismo fuera correcto y las palabras fueran meros rótulos para cosas que existen independientemente, entonces sólo las palabras cambiarían. Esta propiedad demuestra que la lengua es un proceso histórico. El sistema de la lengua Saussure propone que la lengua tiene un carácter especial- tiene una existencia social contemporánea y es el producto de una trayectoria histórica. En toda sociedad, la lengua es siempre una herencia del pasado. “Ninguna sociedad, de hecho, conoce o ha conocido nunca la lengua de otro modo que como un producto heredado de generaciones precedentes, que debe ser aceptado como tal” (Saussure 1966:71). Cada estado lingüístico es por lo tanto el producto de factores históricos y estos factores tienden a ejercer una fuerza conservadora y a aislar al signo lingüístico de cambios arbitrarios. Saussure examina la lengua en términos de una jerarquía de oposiciones binarias. Éstas incluyen elementos internos y externos, lengua y habla, aspectos sincrónicos y diacrónicos (Fig. 2.2) La lingüística externa consiste en todas aquellas relaciones que están afuera del sistema de la lengua. Incluye elementos tales como el cómo una lengua se articula con la historia de diferentes pueblos o culturas. Apunta a las conexiones entre lengua e historia política como en el colonialismo, cuando un grupo dominante impone su lengua a un grupo subordinado. Incluye las relaciones con instituciones sociales como la iglesia, escuelas, etc. La lingüística interna se refiere al sistema de la

lengua completo con sus propias reglas y principios gramaticales. Como dice Saussure (1966:23), “todo lo que cambia el sistema de algún modo es interno”. Paradigmático Sincronía Lengua Interno Lenguaje

Sintagmático Diacronía

Habla Externo

Fig. 2.2. Las dicotomías saussureanas de análisis lingüístico. Dentro de la lingüística interna, Saussure distingue lengua y habla. La lengua se refiere a la estructura lingüística. Es la lengua menos el habla y consiste en un conjunto de hábitos lingüísticos que le permiten a un hablante comunicarse. Es el dominio de la articulación que da cuenta de la división del enunciado en sílabas, o de la división de signos en unidades significativas. El habla se refiere al enunciado entendido como la realización social de la lengua por un miembro de la comunidad lingüística. Es un acto individual y por lo tanto sujeto a considerable variabilidad en la expresión. Saussure adopta esta distinción para identificar lo social de lo individual y lo esencial de lo accidental. Sin embargo, Saussure también advierte que lengua y habla existen en una relación tan estrecha que es difícil separarlas. Dentro de la lengua, Saussure identifica componentes sincrónicos y diacrónicos. El componente sincrónico consiste en el principio fundamental de cualquier lengua idiosincrónica (Saussure 1966:99-100). Esto se refiere al sistema tal como existe en un momento determinado del tiempo, a un estado lingüístico. El análisis sincrónico por lo tanto se focaliza en las relaciones lógicas y psicológicas entre elementos coexistentes dentro del mismo sistema tal como son percibidas por un usuario de la lengua. Incluye el estudio del signo así como una gramática general y es el dominio de la lingüística general. El componente diacrónico es la relación que se establece entre términos sucesivos que se van sustituyendo uno por otro a lo largo del tiempo (Saussure 1966:144). Describe una fase de la evolución lingüística. Significativamente, estos elementos por sí mismos no forman un sistema. Estos cambios no son típicamente percibidos por el usuario de una lengua. El análisis diacrónico requiere dos métodos de análisis –un estudio prospectivo que sigue el curso del tiempo y un análisis retrospectivo que va en dirección opuesta. Es por tanto el dominio de la lingüística histórica. Para Saussure (1966: 90), el análisis sincrónico tiene precedencia sobre el diacrónico dado que es la única realidad para la comunidad de usuarios de una lengua. El signo y sus principios

El signo es la unidad fundamental del análisis lingüístico. Saussure define al signo como una “entidad psicológica de dos caras” que enlaza un concepto y un patrón de sonido (Saussure 1966: 66). El concepto no es una cosa en el mundo, sino una imagen mental de la cosa. De manera similar, el patrón de sonido no es un sonido físico, más bien es la interpretación cognitiva de un sonido por parte del oyente. El concepto y el patrón de sonido son por tanto entidades mentales e independientes de cualquier objeto externo. Saussure define al concepto como el significado (signifié) y el patrón de sonido como el significante (significant). Saussure ilustra la relación sígnica mediante un simple diagrama (fig. 2.3). Muestra una elipse dividida en dos con el concepto (significado) arriba y el patrón de sonido (significante) abajo. La elipse está flanqueada a ambos lados por flechas que apuntan en direcciones opuestas. Las flechas enfatizan que los dos elementos de la relación sígnica están mutuamente determinados y son simétricos. Es decir, desde uno es posible predecir al otro. Este concepto de la relación sígnica difiere de la idea popular en la cual el signo es entendido como referido sólo al patrón de sonido. Saussure luego identifica dos principios básicos del signo. El primero de ellos es que la relación entre significante y significado es arbitraria. Escribe: La idea de “hermana” no está enlazada por alguna relación interna a la sucesión de sonidos e-r-ma-n-a que sirve como significante; que podría ser igualmente representada por cualquier otra secuencia se comprueba por las diferencias entre lenguas y por la misma existencia de diferentes lenguas: el significado “buey” tiene su significante b-ö-f de un lado de la frontera (entre Francia y Alemania), pero o-k-s (Ochs) del otro. (Saussure 1966: 67-68) Para Saussure, el término arbitrario no significa que un significante está sujeto a la libre voluntad del hablante, puesto que el individuo no puede alterar fácilmente el signo ya que éste es adoptado por una comunidad lingüística. El término simplemete significa que es “inmotivado, es decir arbitrario en cuanto no tiene una conexión natural con el significado” (Saussure 1966:69). Por tanto tiene un sentido más próximo a la palabra “convención”. Saussure procede a discutir dos posibles excepciones a este principio. La primera excepción es el caso de la onomatopeya. Esto es, palabras –ouaoua (francés), wauwau (alemán)- que suenan como lo que significan, en este caso el ladrido de un perro. Descarta la onomatopeya sobre tres fundamentos –primero, no es nunca un elemento orgánico de un sistema lingüístico; segundo, es mucho menos popular de lo que popularmente se cree; y tercero, cuando se introduce en una lengua, se somete esencialmente a la misma evolución fonética y morfológica que otras palabras. La segunda aparente excepción es el caso de las exclamaciones. Estas son palabras que popularmente son consideradas expresiones espontáneas. Da como ejemplo aie! (francés) que corresponde a au! (alemán). Aquí, no hay una correlación necesaria entre la señal y su significación. Similarmente, sugiere que exclamaciones como diable! (diablo) y mordieu! (muerte

de Dios) eran originalmente palabras con sentido. Estas exclamaciones entonces no afectan el principio de arbitrariedad. Luego de establecer este principio general, Saussure señala que es posible, y en verdad necesario, distinguir signos que son “intrínsecamente arbitrarios” de aquellos que sólo son “relativamente arbitrarios”. Escribe: El principio fundamental de arbitrariedad del signo no evita que distingamos en cada lengua lo que es radicalmente arbitrario, esto es, inmotivado, de lo que es relativamente arbitrario. Algunos signos son absolutamente arbitrarios; en otros notamos, no su completa ausencia, pero sí la presencia de grados de arbitrariedad: el signo puede estar relativamente motivado. (Saussure 1966: 131, su énfasis) Como ejemplo, contrasta los números veinte y diecinueve. El primero es inmotivado mientras el segundo está motivado ya que contiene los términos que lo constituyen. Dado que no hay una lengua en la que nada esté motivado, el estudio de la lengua depende entonces de definir los límites de la arbitrariedad. Esos límites pueden ser pensados en términos del contraste entre lenguas lexicológicas y gramaticales. Saussure escribe: Los dos extremos son como dos polos entre los cuales se mueve todo el sistema, dos corrientes opuestas que comparten el movimiento de la lengua: la tendencia a usar el instrumento lexicolóogico (el signo inmotivado) y la preferencia dada al instrumento gramatical (reglas estructurales). (Saussure 1966: 133-134)

Significado

Significado

Significado

Significante e

Significante

Significante

Fig. 2.4 El sistema de la lengua (Según Saussure 1966: 115) La segunda propiedad es el carácter lineal del significante. El significante tiene un aspecto temporal y ese aspecto se mide en una dimensión lineal simple. Saussure explica que a diferencia de las señales visuales, como la bandera de un barco, que puede explotar más de una dimensión al mismo tiempo, las señales auditivas son capaces de expresar sólo una única dimensión. Los elementos de una señal auditiva se presentan uno después del otro como en una cadena. Este rasgo puede verse en la representación de la señal auditiva en la escritura donde una secuencia de signos gráficos es sustituida por una sucesión de sonidos en el tiempo. Él considera este principio tan importante como el principio de arbitrariedad ya que todo el mecanismo de la estructura lingüística depende de ello.

Valor y significado Saussure define a la lengua como un sistema de significación compuesto de elementos discretos donde el valor de cualquier signo depende de la coexistencia simultánea de todos los otros (Fig. 2.4). Esta definición inmediatamente plantea la cuestión de la relación entre valor y significado. Para él, no son sinónimos; más bien el valor es un componente del significado. Explica que los valores están siempre compuestos “de una cosa disímil que puede ser intercambiada por la cosa de la cual el valor debe ser determinado, y de cosas similares que pueden ser comparadas con la cosa de la cual el valor debe ser determinado” (Saussure 1966: 115, su énfasis). Unas y otras, similitudes y disimilitudes, son necesarias para la existencia de un valor. Por ejemplo, una palabra puede ser sustituida por una idea. Ésta es convencionalmente considerada como su significado. Pero una palabra también puede ser comparada con otra palabra. Da un ejemplo contrastando las palabras en inglés y en francés para “oveja”: Mouton en francés moderno puede tener el mismo significado que la inglesa sheep pero no el mismo valor, y esto es por varias razones, particularmente porque si se habla de un trozo de carne listo para ser llevado a la mesa, el inglés usa mutton y no sheep. La diferencia en valor entre sheep y mouton se debe al hecho de que sheep tiene a su lado otro término mientras que la palabra francesa no. (Saussure 1966: 115) El valor de una palabra está determinado no sólo por su significado, sino también por el contraste con otras palabras como elementos dentro de un sistema. El sistema de la lengua puede entonces ser entendido como una secuencia de signos entrelazados. Él escribe: “sea que tomemos el significado o el significante, la lengua no tiene ni ideas ni sonidos que existieran antes del sistema lingüístico, sino sólo diferencias conceptuales y fonéticas que han emergido desde el sistema” (Saussure 1966:120). Sugiere también que el contexto del signo es más importante que la idea o el sonido dado que el valor del signo puede cambar sin afectar su significado o sonido porque cambió un signo vecino. No hay entonces nada que exista fuera del sistema semiológico, no hay ideas preexistentes. Esta aseveración es una clara refutación tanto de las esencias platónicas como del idealismo kantiano. Identifica luego relaciones sintagmáticas y asociativas que dan lugar a órdenes separados de valores (Saussure 1966:122). Aclara esta distinción haciendo una analogía con una columna arquitectónica. Dice que una columna está relacionada con el arquitrabe que soporta por estar espacialmente copresente. Esto puede verse en una relación sintagmática. Una columna también puede tener un estilo de modo que si es dórica, evocará una comparación mental con otros órdenes como jónico, corintio y otros, que no están espacialmente copresentes. Esta es una relación asociativa (o paradigmática). Las relaciones sintagmáticas y asociativas funcionan así para limitar la arbitrariedad y suplir la motivación (Saussure 1966: 132).

Las palabras entran en relaciones por el carácter lineal de las lenguas. Los sintagmas entonces se refieren a combinaciones de palabras basadas en la secuencialidad. Da como ejemplos re-lire (re-leer), contra tous (contra todos), la vie humaine (la vida humana), Dieu est bon (Dios es bueno), s´il fait beau temps, nous sortirons (si hace buen tiempo, saldremos). En estos ejemplos, el significado se deriva de lo que precede a una palabra, lo que sigue, o amos como en una oración normal. Pero las palabras también adquieren significado de sus asociaciones con otras palabras no dichas que están en la memoria. Las relaciones asociativas se construyen entre términos que constituyen grupos mnemotécnicos. Da como ejemplo la palabra enseignement (enseñanza). Esta palabra inmediatamente traerá a la mente un conjunto de otras, incluyendo enseigner ( enseñar), reisegner (reseñar), armement ( armamento), changement (cambio) o éducation (educación) y apprentissage (aprendizaje) (Fig. 2.5). Algunos de estos ejemplos comparten una raíz común como en enseign-, o un sufijo común como –ment. Otros pueden estar relacionados sobre la base de la similitud en los patrones de sonido. En algunos casos, puede haber un vínculo asociativo doble basado en la forma y el significado. Saussure y la lingüística moderna Todos los lingüistas contemporáneos reconocen que las contribuciones de Saussure, si bien extremadamente valiosas, constituyen una caracterización incompleta de la lengua. Consecuentemente, muchos de ellos han retrabajado y extendido este enfoque con el fin de desarrollar un modelo sistemático. De especial significación son las contribuciones del Formalismo ruso, el Círculo Lingüístico de Praga, el Círculo lingüístico de Copenhague y la Lingüística Estructural americana. Formalismo ruso Formalismo ruso es el nombre de un movimiento ecléctico de lingüística y crítica literaria fundado en Rusia en el primer cuarto del siglo XX (Hawkes 2003). Consistió en dos grupos de estudiosos distintos, ambos fundados por fuera de la academia. Uno de ellos fue el Círculo lingüístico de Moscú fundado por Roman Jakobson en 1915. Incluyó a Gigori Vinokur y Petr Bogatyrev. El segundo grupo fue la Sociedad de Petersburgo para el estudio de la lengua poética (OPOIaZ) fundado en 1916. Incluyó entre sus miembros a Victor Shklovski, Iuri Tynianov, Boris Eikhenbaum, Boris Tomashevski y Victor Vinogradov. Shklovski es más conocido por su trabajo en teoría literaria, mientras que Eikhenbaum y Tynianov son conocidos como historiadores literarios. Tomashevski y Jakobson aplicaron el análisis estadístico al verso para aislar leyes métricas. Pese a que los proponentes del Formalismo ruso no estaban de acuerdo sobre la naturaleza del formalismo, estaban unidos en su rechazo del positivismo y su deseo de trascender el psicologismo y el foco biográfico de mucha de la literatura rusa del siglo XIX. El enfoque estándar en el estudio de la literatura durante este período era considerar al texto como un simple reflejo del autor y de su contexto histórico. Los formalistas, en cambio, enfatizaban la naturaleza autónoma y auto referencial de la literatura. Muchos estaban particularmente interesado en identificar un conjunto de propiedades específicas de la lengua tanto en poesía como en prosa que

pudieran ser identificadas como ejemplos de “arte”. Un buen ejemplo de este enfoque es el ensayo de Eikhenbaum “Cómo está hecho el sobretodo de Gogol” (1982[1919]), que examina el texto en términos de artificios narrativos y juegos acústicos de palabras sin considerar factores socioculturales. Hacia los años 30, los formalistas, particularmente Tynianov y Jakobson, comenzaron a enfatizar la importancia del análisis diacrónico en el estudio de la literatura. El Formalismo ruso tuvo fuerte influencia en Valentin Voloshinov y Mikhail Bakhtin. A finales del los años 20, Voloshinov (1973) intentó combinar marxismo y lingüística. Critica el enfoque sincrónico de Saussure y su énfasis en las relaciones internas en razón de su convicción de que la lengua es la característica humana definitoria. Para él, el signo “es parte del intercambio social organizado y no puede existir como tal fuera de él, revirtiéndose a un mero artefacto físico” (Voloshinov 1973: 21). Voloshinov sostenía que el estudio de la interacción verbal era clave para entender la psicología social. Las palabras son signos sociales dinámicos, que adquieren diferentes significados para diferentes clases sociales en diferentes contextos históricos. El significado de un signo no está en su relación con otros signos dentro del sistema de la lengua, sino más bien en el contexto social de su uso. Para Voloshinov (1973:23), el signo es “una arena de la lucha de clases”. La deuda de Bakhtin con el Formalismo ruso puede verse en sus publicaciones tempranas sobre las relaciones entre ética y estética en literatura. En Hacia una filosofía del acto, Bakhtin (1993) rechazó el “teoreticismo” de la ética, definido como el foco en conceptos, proposiciones y leyes universales, a favor de una descripción del mundo que sitúa cada acto dentro de su contexto único (Morson y Emerson 1990: 22-28). De manera similar, rechazó el foco abstracto de la lingüística estructural en reglas y gramáticas a favor de una comprensión contextual de la palabra (Morson y Emerson 1990: 123-130). Bakhtin (1981) así propuso el estudio de la lengua como expresiones extralingüísticas situadas dentro del contexto de sus interrelaciones dialógicas con otras expresiones. En esta línea, revirtió el privilegio dado por Saussure a la lengua por sobre el habla. Bakhtin consideraba así a la lengua como una práctica material constituida por y a través de sujetos. Como él mismo lo definió: “la vida por su propia naturaleza es dialógica “ (Bakhtin 1984:293). Círculo lingüístico de Praga El Círculo lingüístico de Praga fue fundado en 1926 por Vilem Mathesius, directos del Seminario de inglés en Charles University, y sus colegas Roman Jakobson, Bohuslav Havranek, Bohumil Trnka y Jan Rypka (Vachek 1966). El Círculo de Praga contó entre sus miembros a estudiosos prominentes como Jan Mukarovsky, Nokolai Trubetzkoy, Sergei Karcevski, Petr Bogatyrjev y Dmitri Cyzevsky. Antiguos miembros del grupo formalista ruso representaban un contingente sustancial. En los años 30 se unieron estudiosos más jóvenes, especialmente Rene Wellek, Felix Vodicka, Jiri Veltrusky, Jaroslav Prusek y Josef Vachek. Muchos estudiosos internacionales notables, incluyendo Edmund Husserl, Rudolf Carnap y Emile Benveniste presentaron trabajos en el Círculo.

La Escuela de Praga fue una fuerza mayor en la lingüística del siglo XX (Waugh y MonvilleBurston 1990). Adoptó nociones tanto funcionales como estructurales de la lengua con el fin de descubrir leyes universales. Hubo un foco en entender los elementos de la lengua desde la perspectiva de las funciones comunicativas que cumplen. Hubo también un especial interés en desarrollar una teoría estructural de la fonología, la función del sonido en la lengua. Esto llevó al refinamiento del concepto de Saussure del sistema fonológico, enfatizando su organización en términos de un pequeño número de dimensiones mutuamente ortogonales, tales como voz, detenimiento versus continuidad, y nasalidad, cada una como base de múltiples contrastes. Dos de los miembros más prominentes del Círculo de Praga fueron Nokolai Trubetzkoy y Roman Jakobson. Trubetzkoy es conocido por establecer a la fonología como una disciplina separada de la fonética. Su trabajo capital, Principios de fonología, (Trubetzkoy 1969), fue publicado póstumamente en 1939. De acuerdo a Trubetzkoy (1969: 4), Saussure ignoró “la distinción entre el estudio del sonido perteneciente al habla y el estudio del sonido pertenciente a la lengua”. Saussure estaba principalmente interesado en cómo se combinan los fonemas en la secuencia hablada, pero esto elude la distinción entre fonética y fonología. Para Trubetzkoy, el fonema es una oposición distintiva en el sonido que distingue el significado lexical de dos palabras. Esto entonces es apropiadamente considerado desde la perspectiva de la fonología. Roman Jakobson fue también importante en establecer a la fonología como un campo de estudio científico (Waugh y Monville-Burston 1990). Llevó a cabo su obra temprana junto con Trubetzkoy y definió los sistemas y relaciones fonológicas. Se interesó luego en rasgos distintivos y en lenguaje infantil. Es en este período cuando Jakobson condujo su famosa investigación sobre afasia y descubrió que dos componentes de la afasia, el desorden de similitud y el desorden de contigüidad, están estrechamente relacionados con la metáfora y la metonimia (Jakobson 1968, 1971). En su trabajo posterior, se volcó a la cultura popular y tópicos tales como música, arte, cine, teatro, tanto como a temas semióticos más amplios. Durante este período, identificó tres tipos de sistemas de signos: sustitutos de la lengua tales como escritura y los lenguajes silbados, transformaciones de la lengua tales como los lenguajes científicos formalizados, y sistemas ideomórficos tales como los gestos o la música (Jakobson 1973). Jakobson fue crítico de muchos aspectos de la lingüística estructural de Saussure. Por ejemplo, rechazó las oposiciones entre lengua y habla, código versus mensaje y competencia versus performance, e intentó superarlas mediante un estructuralismo dinámico. Rechazó también el principio de arbitrariedad aparentemente debido a su lectura de Peirce después de trasladarse a los Estados Unidos y criticó el principio de linealidad debido a su trabajo fonológico con la Escuela de Praga (Harris 2001: 96). Sin embargo, muchas de sus contribuciones más significativas, tales como el análisis de rasgos distintivos, la teoría de la diferenciación, salieron directamente de las ideas de Saussure. De acuerdo a Jakobson, toda su carrera fue entoces un intento “de superar el mero empirismo corto de vista por un lado y el dogmatismo especulativo abstracto por el otro (Jakobson y otros 1984: 8). El Círculo Lingüístico de Copenhague

El Círculo Lingüístico de Copenhague fue fundado por Louis Hjelmslev en 1931 (FischerJorgensen 1967). Estuvo directamente inspirado por el Círculo de Praga e incluyó como miembros fundadores a Kaj Barr, Viggo Brondal, Paul Hoybye, Hedvig Olsen y Harry Pihler. Posteriormente se sumaron L.L. Hammerich, Eli Fischer-Jorgensen, Paul Diderichsen, Knud Togeby y Henning SpangHanssen. El Círculo de Copenhague creó el periódico internacional Acta Lingüística para desarrollar el estructuralismo como un nuevo modo de investigación lingüística. Hjelmslev es más conocido por un enfoque conocido como “glosemática”. En su Prolegómenos a una Teoría del Lenguaje (Hjelmslev 1961), describe su enfoque como el estudio de factores inmanentes de sistemas semióticos, dejando de lado la dimensión pragmática. Su objto de análisis es no sólo el lenguaje natural, sino también “cualquier estructura que sea análoga al lenguaje y que satisfaga la definición dada” (Hjelmslev 1961: 107). Así, buscó crear un lenguaje semiótico común apropiado para el estudio del arte, la literatura, la historia, la logística y la matemática. Su teoría de la connotación ha sido particularmente influyente en literatura y estética. A pesar de que Hjelmslev ha sido criticado por excesivamente abstracto y terminológico (por ejemplo Haas 1956:110), ha sido ampliamente apreciado por seguir el propósito de Saussure de crear un marco general para la teoría semiótica (Eco 1977:41). El modelo estratificado del signo de Hjelmslev es una elaboración más bien compleja del modelo diádico de Saussure (fig. 2.6). Comienza con la distinción standard entre el significante y el significado y establece tres niveles. Al primero es lo que él llama el signo, la relación entre el plano de la expresión y el plano del contenido. Más específicamente, se refiere a la relación entre forma del contenido (A) y la forma de la expresión (B). El segundo nivel es la relación entre el signo y las sustancias semióticamente formadas. La forma del contenido y la forma de la expresión están entonces respectivamente estructuradas por la sustancia del contenido (A´) y la sustancia de la expresión (B´). Finalmente, el tercer nivel es la relación entre materia semióticamente amorfa (A´´) y sustancia semióticamente formada (B´´). A´´ A´ A B B´ B´´

Figure 2.6 Modelo estratificado del signo de Louis Hjelmslev (según Helmslev 1961).

Para Hjelmslev, el estudio del signo requiere del estudio de un sistema formal de relaciones. Escribe: “las reales unidades del lenguaje no son los sonidos, o los caracteres escritos, o los significados; las reales unidades del lenguaje son las relaciones que esos sonidos, caracteres y significados representan (Hjelmslev 1961: 27). En muchos sentidos, su teoría de la connotación puede ser vista como un intento de encauzar las limitaciones de una teoría de la semiótica basada sólo en la denotación. Considera los connotadores como unidades semióticas de estilo en el lenguaje (Hjelmslev 1961: 115-116). Estas incluyen cosas tales como medio, tono, lengua vernacular, regional, nacional y fisionomía. Escribe: “parece apropiado considerar a los connotadores como contenido para el cual la semiótica denotativa es expresión y designar ese contenido y esa expresión como una semiótica, a saber una semiótica connotativa” (Hjelmslev 1961: 119, su énfasis). Lingüística Estructural Americana La lingüística estructural americana está estrechamente asociada con Leonard Bloomfield y sus seguidores. De hecho, el período de 1933 a 1950 a veces es llamado la “era bloomfieldiana” de la lingüística (Hall 1990). Otras voces influentes incluyen a Kenneth Pike, Edward Sapir, Benjamin Lee Whorf, George Trager y Morris Swadesh. Muchos de ellos era antropólogos lingüistas que trabajaban con las lenguas nativas americanas. Otros, como Zellig Harris (1951), extendieron las ideas bloomfieldianas para desarrollar procedimientos para descubrir fonemas y morfemas sobre la base de sus propiedades distributivas. Como Saussure, Bloomfield estudió con los neogramáticos en Leipzig y Göttingen durante 1913-14 y fue particularmente influenciado por su metodología para estudiar patrones de cambio de sonido. En 1923, revisó la segunda edición del Curso de Saussure (Bloomfield 1923). Adoptó entonces el concepto de Saussure sobre la estructura del lenguaje en su libro Lenguaje (Bloomfield 1933). Como Saussure, Bloomfield enfatizó la necesidad de ser objetivo, trabajar sólo con fenómenos físicamente observables y desarrollar una terminología precisa con el fin de hacer de la lingüística una verdadera ciencia. Bloomfield estaba particularmente interesado en el componente semántico del lenguaje. Desarrolló un enfoque jerárquico para dar cuenta de cómo los significados están sujetos a formas fonéticas. De acuerdo a este enfoque, la semántica puede ser dividida en dos partes, el léxico y la gramática, siendo el léxico el número total de morfemas en una lengua y la gramática son las disposiciones significativas de la forma (Bloomfield 1933: 162-3). Analizó la semántica usando la misma metodología desarrollada en fonología, proponiendo una relación semi-análoga entre ambas. Con respecto a las formas lexicales, definió las unidades significativas más pequeñas como morfemas y sus significados como sememas (Bloomfield 1933: 166). De manera similar, las unidades significativas más pequeñas de la forma gramática son tagmemas y sus significados episememas. Bloomfield (1933:162) sostuvo que las formas lingüísticas son analizables en términos de morfemas y fonemas, pero los sememas no, porque son arbitrariamente asignados a formas en el mundo real. Los antropólogos cognitivos (por ejemplo, Goodenough 1956) más tarde desafiaron este punto de vista y Chomsky (1963) incorporó las unidades subsemémicas en su

posterior gramática transformacional. Pese a que todo el enfoque de Bloomfield no fue ampliamente aceptado, su énfasis en una ciencia exacta de la lingüística que trate fenómenos observables fue extremadamente influyente. Antropología estructural Irónicamente, el abogado mejor conocido de Saussure no fue un lingüista, sino el antropólogo francés Claude Levi-Strauss. Para Levi-Strauss, la lingüística estructural marcó un quiebre revolucionario en el estudio del lenguaje y ofreció el potencial de un método científico común para las ciencias semiológicas. Predijo que la lingüística estructural “jugaría el mismo rol renovador con respecto a las ciencias sociales que la física nuclear, por ejemplo, ha jugado en las ciencias físicas” (Levi-Strauss 1963:33). Por esta razón, propuso que la antropología se reoriente al modelo lingüístico. Escribe: En tanto una ciencia “semiológica” la antropología se vuelve a la lingüística – primero porque sólo el conocimiento lingüístico provee la clave de un sistema de categorías lógicas y de valores morales diferente del aquel del observador; segundo, porque la lingüística, más que cualquier otra ciencia, puede enseñarle cómo pasar de la consideración de los elementos en sí mismos desprovistos de significado a la consideración de un sistema semántico y mostrarle como el segundo puede ser construido sobre la base del primero. Esto, quizás, es principalmente el problema del lenguaje, pero más allá y a través de ello, el problema de la cultura en general. (Levi-Strauss 1963:368) Para Levi-Strauss, la lingüística deviene una ciencia con la “revolución fonológica”. Buscó así identificar los elementos constitutivos de las relaciones de parentesco, las reglas del matrimonio, los sistemas totémicos, mitos y prácticas de cocina, que son homólogos a los fonemas e identificar sus relaciones contrastantes con el sistema más amplio. Escribe: “como los fonemas, los términos de parentesco son elementos del significado; como los fonemas, adquieren sentido sólo si están integrados en sistemas” (Levi-Strauss 1963:34). De manera similar, escribe: “como el lenguaje…la cocina de una sociedad puede ser analizada en elementos constitutivos que podríamos llamar “gustemas” y que pueden organizarse de acuerdo a ciertas estructuras de oposición y correlación” (Levi-Strauss 1963:86). Para Levi-Strauss, estos diferentes sistemas son homólogos porque los diferentes sistemas de comunicación en las mismas sociedades son el producto de las mismas estructuras inconscientes (Levi-Strauss 1963:62). Levi-Strauss estuvo fuertemente influenciado por Roman Jakobson con quien enseñó en la Escuela Libre de Estudios Avanzados en la ciudad de Nueva York. Fue Jakobson quien lo introdujo en el trabajo de Trubetzkoy del Círculo de Praga. No sorprende entonces que Levi-Strauss adoptara algunas de las mismas críticas a Saussure que Jakobson articuló (Levi-Strauss 1976:17). Una de ellas es el problema del orden sincrónico y diacrónico. Señala que, para Saussure, las dos categorías existen en una oposición absoluta, donde lo sincrónico está asociado con el consciente y lo diacrónico con el inconsciente. Cita entonces el trabajo de Trubetzkoy y Jakobson para

demostrar que lo sincrónico puede ser tan inconsciente como lo diacrónico. Otra crítica apunta a la asociación que hace Saussure de lo fonético, lo diacrónico y lo individual con el habla y lo gramatical, lo sincrónico y lo colectivo con la lengua. Cita a Marx para decir que lo diacrónico puede ocurrir dentro de lo colectivo, y a Freud para argumentar que lo gramatical puede ser logrado dentro de lo individual. Otra de las críticas de Levi-Strauss apuntan al descuido de Saussure de la historia. Argumenta que la historia de los sistemas de signos “incluye evoluciones lógicas relacionadas con diferentes niveles de estructuración que deben primero ser aislados2” (LeviStrauss 1976:17). Citando a Emile Durkheim, sugiere que la diferencia entre estructura y función es de grado y no de clase, puesto que la estructura está siempre en el proceso de armarse y desarmarse. Por esta razón, aboga por un método transformacional. Levi-Strauss (1966) aplicó su enfoque semiótico al estudio de la cognición humana. Identificó dos modos distintos de pensamiento, el pensamiento mítico y el pensamiento científico. El pensamiento mítico está asociado con construir estructuras juntando sucesos, una forma intelectual de bricolaje. Relacionado con la percepción y la imaginación, se estableció unos diez mil años atrás y es todavía central en el pensamiento occidental contemporáneo. El pensamiento científico está separado de la experiencia y la percepción. Sus resultados toman la forma de sucesos que constituyen la base de las hipótesis. Levi-Strauss apunta rápidamente que estos modos no corresponden a diferentes estadíos de evolución; más bien son dos niveles estratégicos de articulación con la naturaleza, ya que ejemplos de ambos pueden ser encontrados en todas las sociedades. La antropología estructural de Levi-Strauss ha sido fuertemente criticada dentro de la profesión. David Maybury-Lewis (1969:x), por ejemplo, afirma: “Desafortunadamente, una gran parte de lo que escribió Levi-Strauss no puede ser tomado en serio”. De manera parecida, Dan Sperber argumentó que Levi-Strauss ha mostrado lo opuesto de lo que reclama, puesto que los mitos no constituyen un lenguaje. Todos estos términos aprendidos –significante y significado, paradigma y sintagma, código, mitema, no esconderán por mucho tiempo la siguiente paradoja: que si Levi-Strauss pensó en los mitos como un sistema semiológico, los mitos se pensaron a sí mismos en él, y sin su conocimiento, como un sistema cognitivo. (Sperber 1975:84) Y Stanley Diamond (1975:297) escribió: “porque el estructuralismo, epitomizado en LeviStrauss, es la ideología intelectual, y la lógica inmanente, de un nuevo totalitarismo tecnocrático”. Estas críticas parecen injustamente duras y realmente han desfigurado ampliamente sus contribuciones. Es difícil condenar a Levi-Strauss por su ambicioso intento de crear una ciencia de las formas culturales basada en el lenguaje aún si finalmente no resultó exitoso en crear esa ciencia. Antropologías simbólica y cognitiva

La lingüística estructural ha tenido también una significativa influencia en otros dos enfoques antropológicos, las antropologías simbólica y cognitiva. La antropología simbólica, también llamada antropología interpretativa y antropología comparativa, es el estudio de la cultura como un sistema de significados expresados por medios simbólicos. La preocupación no es tanto si las creencias de una cultura en particular son descripciones precisas de la realidad desde un punto de vista occidental, sino más bien qué se considera real y es tratado como real (Dolgin y otros 1977:5). Emergió en los 60 en gran medida debido al trabajo de Clifford Geertz, David Schneider y Victor Turner. La antropología simbólica puede ser entendida como una reacción en cotra del estéril cientificismo tanto del funcionalismo ecológico como de la antropología estructural. Ha sido particularmente influenciada por los avances en psicología, psicoanálisis y lingüística. Geertz intentó establecer una ciencia empírica natural de la cultura concebida como conducta simbólica. Inspirado por Talcott Parsons y Max Weber, Geertz (1973:250) identificó a la cultura como un sistema de símbolos por los cuales los seres humanos confieren significado a su experiencia. Los sistemas de símbolos ofrecen a los humanos un marco significativo para ordenarse a sí mismos, sus relaciones con los otros y sus relaciones con el mundo circundante. Son, por lo tanto, a la vez el producto y el determinante de la acción social. Escribió: El concepto de cultura que propongo…es esencialmente uno semiótico. Creyendo, con Max Weber, que el hombre es un animal suspendido en redes de significación que él mismo ha tejido, entiendo a la cultura como esas redes, y el análisis de la misma no como una ciencia experimental en busca de leyes sino como una ciencia interpretativa en busca de sentidos. Voy tras una explicación, construyendo expresiones sociales sobre su superficie enigmática. (Geertz 1973: 5) Geertz fue agudamente crítico de los debates teóricos aparentemente interminables en antropología sobre subjetivismo y objetivismo y sus variantes, tales como materialismo e idealismo, mentalismo y conductismo, interpretativismo y positivismo. Escribe: Una vez que la conducta humana es vista como una acción simbólica –acción que, como la fonación en el habla, el pigmento en la pintura, la línea en la escritura o el sonido en la música, significa- la cuestión de si la cultura es una conducta modelada o un marco de pensamiento o incluso ambos mezclados de alguna manera, pierde sentido. (Geertz 1973:10) Argumenta que la cuestión a plantear sobre un acto simbólico no es su status ontológico, sino su relevancia, es decir lo que está siendo dicho mediante su agencia. El enfoque de Geertz sobre la cultura está quizás mejor ejemplificado en su famoso ensayo “Juego profundo: notas sobre la riña de gallos balinesa” (Geertz 1972) donde trata a la riña de gallos balinesa como un texto para iluminar su uso de la emoción con fines cognitivos.

Mientras Geertz se focalizó en la cultura como sistemas de significados, Victor Turner se focalizó en la pragmática de los símbolos, esto es, cómo los símbolos operan como fuerzas actvas en los procesos sociales. Para él, estudiar los símbolos requiere “estudiarlos en la acción social, en la práctica “ (Turner 1985:216). Como estudiante de Max Gluckman y la escuela de Manchester, fue particularmente atraído por los modos en que las sociedades manejan el conflicto y la disarmonía. Turner consideró la acción simbólica como parte de la dialéctica por la cual las sociedades mantienen la solidaridad social. Turner (1967:31-32). Trazó una distinción entre símbolos dominantes e instrumentales. Los símbolos dominantes courren en muchos contextos diferentes, pero su significado posee un alto grado de estabilidad a través del sistema simbólico total. Los símbolos instrumentales son el medio para alcanzar fines específicos y son por lo tanto más variables. Turner es quizás mejor conocido por su estudio del ritual en la sociedad ndembu. En su trabajo temprano (por ejemplo Turner 1957), se focalizó en identificar los principios más importantes que subyacen a la estructura social ndembu. Trató el ritual como el pegamento social que sostiene a la sociedad unida. Afirmó en una nota al pie: “No intento aquí hacer un análisis cultural del ritual ndembu sino simplemente aislar del complejo ritual aquellos rasgos sociológicos que son relevantes” (1957:289n). En su trabajo posterior, llegó a apreciar el ritual como el drama social que no sólo representa a la sociedad, sino que la constituye (Turner 1967, 1985). Es en este contexto que desarrolló sus famosas teorías de liminalidad y communitas que denominó “antiestructura”. La liminalidad se refiere a tres fases del proceso ritual. La primera es la comunicación de lo sagrado, donde los símbolos secretos son exhibidos a los sujetos rituales en forma de objetos sagrados. La segunda es la deconstrucción lúdica y la recombinación de lo sagrado. La tercera es la simplificación de la estructura social donde la autoridad de los instructores rituales sobre los sujetos rituales es la única dimensión relevante. Communitas describe el sentido de mismidad o igualdad que se desarrolla entre los sujetos rituales durante esta tercera fase. Turner extiende esta idea a la sociedad que interpreta como emergente del proceso dialéctico entre communitas, la comunidad indiferenciada de individuos, y estructura, el sistema diferenciado y a veces jerárquico de posiciones sociales. Como Geertz, David Schneider (1968) consideraba la cultura como un sistema de símbolos y sus significados. Denominó a este sistema una “galaxia”. Este concepto no especifica los tipos de relaciones entre sistemas y significados, son sólo que forman una unidad mayor de algún tipo. Sugiere entonces que “cada galaxia tiene su símbolo representativo; este símbolo representativo es sólo una forma de los posiblemente muy pocos símbolos representativos que caracterizan la cultura toda” (Schneider 1976: 215). Da, como ejemplos, la idea de jerarquía en la India y de igualdad en América. Cita con aprobación los estudios de Levi-Strauss y de Turner sobre las relaciones de símbolos y significados en términos de dualismos que identifican tales caracteres como dominante y subordinado, marcado y no marcado, acentuado y atenuado. Para él, el cambio cultural ocurre no por el rápido reemplazo de un sistema por otro, sino más bien por cambios y transformaciones graduales.

Schneider desarrolló muchas de sus ideas en el contexto de sus análisis de parentesco a largo plazo. En su libro Parentesco americano: un informe cultural (Schneider 1968), hace una crítica de las interpretaciones standard del parentesco americano producido por análisis componenciales. Este método es un enfoque cualitativo que analiza un conjunto de conceptos con respecto a los rasgos que comparten. Emerge de la etnosemántica y puede rastrearse hasta Peirce. En su trabajo posterior, llega a cuestionar la realidad fenomenológica del parentesco como una categoría comparativa válida así como Levi-Strauss había criticado la noción de mente primitiva (Schneider 1984). La antropología cognitiva es el estudio de los aspectos cognitivos de la cultura, particularmente a través de modelos de uso del lenguaje (Tyler 1969). Toma como su campo de investigación el conocimiento cultural “guardado en palabras, historias y en artefactos, y que es aprendido de y compartido con otros seres humanos “ (D´Andrade 1995:xiv). La antropología cognitiva emergió a fines de los 60 y tiene estrechos lazos con otras ciencias cognitivas como la antropología psicológica, lingüística, lingüística cognitiva, psicolingüística y psicología cognitiva (ver cap.7). Hay dos principales fuentes de inspiración. La primera es el estructuralismo de Levi-Strauss y las contribuciones de la Escuela de Praga, especialmente Jakobson. La segunda es el desarrollo de la teoría de la información y los lenguajes de computación por Claude Shannon y Norbert Weiner. Sin embargo,la mayoría de los antropólogos cognitivistas son críticos respecto a los enfoques simbólico y estructuralista, que se apoyan en las habilidades intuitivas del antropólogo y que, argumentan, no pueden ser verificados. En cambio, adoptan típicamente metodologías formales y hacen uso del modelo computacional, sistemas de expertos, análisis de texto, lógica simbólica, escala multidimensional y análisis de clusters. D´Andrade (1995:1) ha identificado cuatro áreas básicas de investigación en la antropología cognitiva: semántica, estructuras de conocimiento, modelos y sistemas y análisis del discurso. Cada investigación se enfoca en los estudios semánticos de los sistemas nativos de clasificación. Estos estudios proveyeron la base para la etnociencia, también llamada nueva etnografía. D´Andrade (1995:245-248) sugiere que la antropología cognitiva gradualmente se apartó de su base lingüística para tomar enfoques más psicológicos. Este quiebre comenzó a finales de los 70, con los modelos de decisión y las gramáticas narrativas, y fue más pronunciado en los 80 con intereses en la inteligencia artificial y redes cognitivas. El objetivo era “ juntar un cluster esquemático de rasgos en objetos complejos sin una base lingüística necesaria” (D´Andrade 1995:246-247). La investigación actual se focaliza en teorías cognitivas de emociones, intereses en salud y bienestar, simbolismo religioso y análisis del discurso apoyado en la informática. (Colby 1996:209). Resumen La intuición revolucionaria de Saussure fue conceptualizar la lengua como un sistema de relaciones entre elementos definidos sólo por sus diferencias. Al tomar esta perspectiva, ubicó unilateralmente el estudio de la lengua en un camino científico. Este fue un quiebre radical para la lingüística que había enfatizado previamente la compilación de inventarios de lenguas y trazado su desarrollo histórico. Saussure tuvo también una fuerte influencia en la semiótica. Según Paul

Bouissac (2004:242) su legado semiótico consiste en “salir al encuentro de su desafío epistemológico aplicando su enfoque lingüístico a otras instituciones y producciones culturales”. Es el caso, sin embargo, que dada la naturaleza de sus escritos, la concepción completa de Saussure permanece documentada de manera incompleta y comprendida sólo parcialmente. La influencia de Saussure en la lingüística y la literatura estructurales tomó cuatro caminos principales: el formalismo ruso, el Círculo Lingüístico de Praga, el Círculo Lingüístico de Copenhague y la Lingüística estructural americana. Los formalistas rusos, como Shklovski, adoptaron la noción saussureana de la lengua en sus estudios sobre los “efectos” particulares de la literatura producidos por artificios literarios. Voloshinov y Bajtin criticaron el enfoque interior de Saussure y enfatizaron el contexto social y político del uso del signo. El Círculo de Praga desarrolló el trabajo de Saussure sobre fonología. Y mientras Jakobson fue crítico de las ideas de Saussure sobre arbitrariedad y linealidad, aceptó sus ideas sobre oposiciones binarias en sus teorías sobre marcación. La Escuela de Copenhague fue quizás el exponente más fuerte de la lingüística estructural. Hjelmslev amplió el trabajo de Saussure para crear un marco general para la teoría semiótica. En América, Leonard Bloomfield tomó el enfoque de Saussure para fundamentar más firmemente a la lingüística en la ciencia. Saussure tuvo también considerable influencia en antropología cultural, particularmente en sus versiones estructural, simbólica y cognitiva. Estimulado por Jakobson, Levi-Strauss colocó a la antropología en el molde semiótico como un modo de ponerla en línea con las otras ciencias nomotéticas. Su antropología estructural tuvo un amplio impacto en el campo y más allá. Antropólogos simbólicos como Geertz, Turner y Schneider, todos trataron de contribuir a una ciencia de la cultura basada en la conducta simbólica. Geertz y Schneider tendían a enfatizar sistemas de significados, mientras Turner echó luz sobre la pragmática de la acción simbólica. Finalmente, los antropólogos cognitivistas se han inspirado en la Escuela de Praga y la teoría de la información. En general han enfatizado la importancia de metodologías formales en respuesta a enfoques simbólicos y estructurales subjetivos. El enfoque saussureano, sin embargo, no fue la única forma de la semiótica que comprometió a la antropología. Una segunda forma, históricamente independiente, asociada con los escritos de Charles Sanders Peirce, también comenzó a resultar atractiva, en parte porque reunió aspectos clave de las antropologías cultural y lingüística. ____________________________