Ana María Bovo, en una nueva propuesta La amplia ...

17 oct. 2010 - Julie Taymor sobre el superhéroe de la Marvel. Los 60 millones que cuesta ponerlo en escena hacen imposib
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Espectáculos

Página 10/LA NACION

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Domingo 17 de octubre de 2010

TEATRO (En el mundo )

Ana María Bovo, en una nueva propuesta

El musical The Scottsboro Boys es uno de los pocos que fueron probados en gira antes de ser estrenados en Nueva York

Por Pablo Gorlero

N Estreno directo. Es usual que los pro-

ductores de Broadway, antes de estrenar sus grandes producciones en la Gran Manzana, realicen preestrenos en otras ciudades para hacer los ajustes necesarios antes de someterse al despiadado juicio de los críticos y al perfeccionismo de los espectadores cada vez más exigentes. También los workshops son cada vez más comunes en los últimos tiempos. Pero el centro del teatro norteamericano sorprende esta temporada con cuatro musicales que no se probaron en giras ni surgieron de workshops. Mujeres al borde de un ataque de nervios subió a escena con un elenco de actrices aterradas, pero dispuestas a aceptar el desafío. Distinto es el caso de Spider Man: Turn Off the Dark, el extraño musical de Julie Taymor sobre el superhéroe de la Marvel. Los 60 millones que cuesta ponerlo en escena hacen imposible una gira previa. Así que también se estrenará directamente, el 14 de noviembre en previas, y el 21 de diciembre, como estreno oficial. Otros musicales que se estrenarán directamente en Broadway son Elf, en noviembre, y The Book of Mormon, en marzo de 2011. Howard Sherman, director ejecutivo de American Theatre Wing, admitió a The New York Times que es peligroso “jugarse” a hacer modificaciones sólo en el período de funciones previas. Otros prefieren seguir la vieja –y más efectiva– fórmula. Catch Me If You Can se estrenó el año pasado en Seattle y hoy en día tiene un nuevo libretista (Brian Yorkey, de Next to Normal). Entretanto, The Scottsboro Boys, está actualmente en previas en Broadway, pero tuvo un breve paso por el prestigioso Guthrie Theater, de Minneapolis.

Hace un delicioso unipersonal de narraciones Muy buena (((( Tanto tiempo. Relatos contados por Ana María Bovo. En Clásica y Moderna. Callao 892 (48128707.). Domingos, a las 20.30. Duración: 60 minutos aproximadamente.

NYT

Sebastián Galeota y Laura Lago, dos argentinos en un elenco de franceses para hacer Se dice de mí, en Buenos Aires, basado en textos de Jacobo Langsner y Copi

* * * N Argentino en Francia. Sebastián Ga-

leota es un actor argentino radicado en Francia desde hace algunos años, que el año pasado protagonizó Una visita inoportuna, en Buenos Aires. El 1° de octubre estrenó en París el espectáculo musical Se dice de mí, en Buenos Aires, una obra escrita por Federico Mora, inspirada en algunos textos de Jacobo Langsner y de Copi. Se representa en el Hotel de Beauvais, construido en 1654 por Antoine Le Pautre para Catherine Henriette Bellier, esposa de Pierre de Beauvais y primera dama de la reina Anne, de Austria. El elenco, casi completamente francés, interpreta canciones argentinas en español y cuenta también con la actuación de la actriz y bailarina argentina Laura Lago, quien trabajó en el Lido. Está dirigida por Stéphan Druet, el mismo de Una visita inoportuna.

En el Donmare Warehouse, de Londres, se estrenó Passion, de Sondheim y Lapine, con Elena Roger y David Thaxton al frente del elenco

N Elena Roger, en Londres. La embaja-

dora teatral argentina por excelencia estrenó el 22 de septiembre último Passion, de Stephen Sondheim y James Lapine, en el Donmar Warehouse, de Londres. Este drama musical está basado en la película Passione d’Amore, de Ettore Scola, a su vez, inspirada en la novela Fosca, de Iginio Ugo Tarchetti. Elena Roger comparte cartel con David Thaxton y Scarlett Strallen e interpreta a Fosca, una mujer enfermiza tan atormentada como manipuladora y obsesiva, capaz de cualquier cosa para conquistar a su amado Giorgio, un coronel italiano del siglo XIX. Está dirigida por Jamie Lloyd, el mismo de Piaf.

nes provocan a quien las disfrutó antes como un dulce y conmovedor sentimiento proustiano, una vuelta, en el olor de las magdalenas, a los mejores recuerdos del pasado.

También directora Este año, Ana María Bovo había escrito y dirigido Rulos de yeso, una obra que reconstruye la travesía de varias mujeres que, luego de ganar un casting para trabajar de actrices en Europa, son abandonadas al llegar a Madrid por el hombre que las contrató y nunca aparece. El texto fue elaborado con gran parte del material autobiográfico aportado por las actrices, que son alumnas

No descubrimos la pólvora –o la sopa de ajo, como dicen los españoles–, si subrayamos el importante papel que Ana María Bovo ha tenido en el impulso de la narración oral en este país en las últimas décadas. No descubrimos nada, pero es bueno reconocerlo. Por eso, cualquier nuevo contacto con ella y su trabajo es siempre fuente de placer y de evocación de los buenos espectáculos generados por ella. Su presencia en Clásica y Moderna convoca a un público regular que quiere volver a conectarse con cuentos y relatos que ella transmitió en otros tiempos. Son piezas que proceden del inagotable acervo de materiales recogidos por ella en su ya largo y consolidado recorrido por el oficio de la narración, que ella transmitió, decimos, pero no de cualquier manera, sino con esa gracia, inteligencia de actriz y encanto personal con que empapa La narradora por excelencia, Ana María Bovo sus transcripciones de la literatura universal. de Bovo. Bajada de cartel hace pocas Oír de nuevo en su voz el cuento de semanas, fue una buena demostraRay Bradbury en el cual un hombre ción de cómo nuestra narradora que admira profundamente a Picas- sigue afianzándose en el camino de so se desespera al comprobar que la autoría y la dirección. un dibujo del maestro recién hecho Y así, mientras nos ofrece esta sobre la arena de una playa será variada y cálida remake –en la arrasado por la marea; el relato de que algunos de los cuentos se van esa tía de Mujeres de ojos grandes, renovando en cada presentación–, de Angeles Mastretta, que tiene su prepara para el año que viene primer orgasmo bajo una lluvia un nuevo espectáculo con el que de orégano; o las desventuras de la promete volver a deslumbrarnos. prostituta que encarnaba Melina Que así sea. Mercuri en la película Nunca en domingo, todo eso y otras narracioAlberto Catena

Un recuerdo del gran Claudio Nadie

Conseniam ex erit vel in henisi ting eum dunt aliscinis ea faciduipisi te et, quam dolor sim enim in esecte

Muy buena (((( Malambo para Ricardo III, de Claudio Nadie. Intérprete y adaptación del texto: Mariano Fernández. Asistentes de dirección: Mónica Soruco y Denis Font. Puesta en escena y dirección: Miguel Jordán. Viernes, a las 23, en Korinthio Teatro, Junín 380 (4951-3392). Duración: 60 minutos.

Un grupo de talentosas actrices multidisciplinarias

La amplia paleta de colores de la mujer Siete actrices dirigidas por Francisca Ure Muy buena (((( Quien sabe Marta. Textos y dirección: Francisca Ure. Intérpretes: Clarisa Hernández, Sol Tester, Cinthia Guerra, Laura Aneyva, Nadia Marchione, Luciana Sanz y María Florencia Savtchouk. Escenografía y vestuario: Sol Soto. Realización audiovisual: Martín Berra. Animaciones: Dalmiro Zantleifer. Iluminación: Omar Possemato. Música: Santi Lesca. Coreografía: Vanina Montes. Huella Teatro, Medrano 535. Sábados, a las 21. Duración: 60 minutos.

¿Por qué Marta tendría que enfrentarse con el exterior si su mundo interior bulle deliciosa y descaradamente? Este ser –en apariencias frágil, lastimado y dolido– estalla en mil facetas cuando vuelve a refugiarse en su propio país de maravilla. País en donde se permite desplegar sus caras, sus seres interiores; hay Marta para todos los gustos, está la soñadora, la inocente, la rebelde, la sumisa, la sexual, la desquiciada... y más, tanto más que se podría volver a empezar la caracterización eligiendo tonos más sutiles. Francisca Ure es la dramaturga y directora de esta belleza repleta de colores antojadizos y alocados en la que se permite jugar (nunca mejor usado este término) con sus siete actrices, quienes interpretan esas distintas Marta. Todas visten gorros, enormes lentes, medias tres cuartos y polleras. Todas se

sientan en banquitos mínimos. Todas bailan y cantan. Es que la propuesta de Ure se va desdoblando y multiplicando hasta dejar boquiabiertos a los espectadores. La propuesta es enorme en búsquedas y hallazgos, y pequeña en dimensiones (el teatro Huellas es muy pequeño, caben apenas 30 espectadores). A estas ocho mujeres no les hace falta más para desentrañar un universo sensible que no hace más que poner en escena lo difícil que es, simplemente, ser. En Quién sabe Marta no sólo hay buenas ideas sino un equipo creativo que responde sobradamente bien en cada rubro. Tanto es así que todo el trabajo interpretativo de las actrices está apoyado en realizaciones de video, de animaciones y una musicalización impecables. Lo mismo sucede con el vestuario que en algunos casos es definitivamente un plus a lo que sucede en escena. Es como si se tratara de contrarrestar lo insignificante que ella se siente frente a otro. El elenco es muy parejo en un gran nivel, cada una de estas mujeres le aporta una particularidad tremendamente querible (en casi todos los casos) a esta Marta que construyen entre todas. Si hay que elegir, uno se podría quedar con la Marta Pajarito y con la maravilla que termina siendo la Marta Pez.

Verónica Pagés

Cuando regresó de Europa, en 1985, Claudio Nadie se instaló con fuerza en la escena independiente porteña con sus trabajos de ruptura de textos clásicos. Irrumpió con Tangogro y siguió con dos joyas, inolvidables para quienes las hayan visto: Romeo y Julieta expulsados del Paraíso y Malambo para Ricardo III. Lamentablemente, Claudio murió rápido, en marzo de 2008. Quien esto escribe todavía lo recuerda, cálido, en una reunión contándole a uno de sus hijos cómo el motor del auto funcionaba con “imaginación”, es decir, por el trabajo de un grupo de duendes. Por otra parte, ¿cómo borrar de la cabeza la imagen de Luis Campos representando a ese actor que aspira a

Mariano Fernández, en un gran trabajo

encarnar con la mayor verdad –esa que no siempre se consigue– a uno de los mejores personajes de William Shakespeare? Pero ese recuerdo no es peligroso ante el soberbio trabajo de Mariano Fernández. El intérprete hace un exacto usufructo del sabroso texto original (en una acertada adaptación), desde siempre amado por los actores. Representa con exactitud la fragilidad propia del actor, la verdad y la ilusión, el deseo y el desencanto. Se transforma, vuelve a sí mismo y disfruta del decir. Ahí se vislumbra un mérito del director Miguel Jordán, que realizó un buen montaje en un espacio escénico reducido. Un programa recomendable para ver a un buen actor y un texto bellísimo.

Pablo Gorlero