Album de valses

La acción escénica que Bazán imaginó, y que la puesta de Fabián. Nonino hizo visible, encierra re- miniscencias dadaísta
3MB Größe 9 Downloads 141 Ansichten
6

ESPECTACULOS

I

Domingo 22 de abril de 2012

MUSICA

((((( MUY BUENO

MUSICA s LIRICA

CONCIERTO

La ópera Norma, a beneficio

Album de valses

Gala solidaria en el teatro Coliseo

Notable interpretación de Jodos y Zypce

ALBUM DE VALSES L PROGRAMA: ALBUM DE VALSES, DE OSCAR BAZAN; TREATISE (SELECCION), DE CORNELIUS CARDEW L INTERPRETES: ERNESTO JODOS (PIANO), ZYPCE (OBJETO E INSTRUMENTAL VARIADO L PUESTA EN ESCENA Y VIDEO INSTALACION:

L

FABIAN NONINO L SALA: CENTRO DE EXPERIMENTACION DEL TEATRO COLON

La decisión de que Album de valses, el primer título del CETC de este año, se desarrollara en un espacio cúbico cerrado por velos fue un acierto, y esto no sólo por la posibilidad de proyectar imágenes sobre ellos. El velo es también un símil de las partituras tanto de Album de valses del argentino Oscar Bazán (1936-2005) como del inglés Cornelius Cardew (1936-1981): en el grafismo de esas partituras (que prescinden casi enteramente de notación convencional) todo está a la vista, pero la demanda

de un desciframiento introduce una opacidad que sólo se disipa en la interpretación misma. Los valses de Bazán exhiben un claro principio de figuración en la medida en que nunca se pierde el impulso valseado de cada pieza. Son veinticuatro miniaturas encantadoras cuyos títulos mantienen una relación programática con lo que se escucha o con lo que los intérpretes hacen en escena; así, el “vals cibernético” está habitado por una especie de gracia mecánica, y en el “vals

acromático” Ernesto Jodos se pone un saco multicolor. “La cuartifusa” es la más abierta de las piezas y Jodos y Zypce, parados ante las cuerdas del piano y arrojando objetos sobre ellas, la convirtieron en un pequeño ritual. La acción escénica que Bazán imaginó, y que la puesta de Fabián Nonino hizo visible, encierra reminiscencias dadaístas, pero de un dadaísmo aireado por la ligereza y el humor un poco ingenuo de los años sesenta. El de Cardew es, literalmente, otro planeta. A diferencia del atisbo de figuración de Bazán, los dibujos de Treatise, colosal partitura de 193 páginas, son enteramente abstractos y deparan un grado aún mayor de indeterminación. El nombre proviene

del Tractatus logico-philosophicus, de Ludwig Wittgenstein, y de la obra del filósofo queda no sólo la justificación teórica, sino un principio de organización jerárquica de los gráficos. La sección elegida para el concierto (las páginas que van de la 130 a la 136) presenta algunas líneas rectas que enmarcan círculos negros de tamaños diversos. Es increíble el provecho que Jodos, con los pianos, y Zypce, con objetos varios –entre ellos, serruchos– le sacan a ese material (que no es todavía musical), tan vacío y tan lleno a la vez, sin resignarse a equivalencias analógicas. Evitaron cualquier referencia histórica fija: si bien se escucha cierto puntillismo típico de ciertos lenguajes contem-

poráneos o alusiones jazzísticas, la versión no se decanta por ninguno y preserva un filo completamente original entre lo preparado y lo improvisado. Hay también ciertas incrustaciones de afuera (por citar dos, la base de la canción “Billie Jean”, de Michael Jackson, y el tango “Afiches”, cantado por Goyeneche), aunque la idea de pastiche no sería en absoluto pertinente. Todo es aquí orgánico. Acaso las posibilidades de realización de Treatise sean infinitas. Esta fue una que quizá Cardew nunca hubiera imaginado. Ese es justamente el mejor elogio que puede hacérsele al trabajo de Jodos y Zypce.

Pablo Gianera

La ópera Norma, de Vicenzo Bellini, tendrá una versión producida por la Asociación Civil Santa María Reina del Cielo, que se realizará el 28 de mayo, a las 20.30, en el teatro Coliseo, de Marcelo T. de Alvear 1125. Se trata de una función a beneficio –la séptima gala lírica benéfica–, que contará con la dirección musical de Mario Perusso, un habitual colaborador de esta asociación. Además, tendrá puesta en escena de Jorge Podestá y la participación del Coro Regina Coeli de la Catedral de Buenos Aires, a cargo de Ezequiel Fautario. En los roles protagónicos actuarán Haydée Dabusti, Florencia Machado, Juan Carlos Vassallo y Emiliano Bulacios. Norma es una tragedia lírica en dos actos con música de Bellini y libreto de Felice Romani. Es una pieza de referencia del Bel Canto. Basada en Norma, ossia L’infanticidio, de Alexandre Soumet, fue estrenada en La Scala de Milán, en 1831. La Asociación Civil Santa María Reina del Cielo nació hace 20 años, impulsada por un grupo de amigos que integraban un coro, y luego un grupo misionero dedicado a proyectos educativos, culturales y misioneros. Desde 2003 se realiza este tipo de producciones con el título “La solidaridad se viste de gala”. Se puede encontrar más información en la página web de la asociación: www.santamariareina.org.ar.

DANZA

((((( BUENA

EXPERIMENTAL

El cielo de los monstruos

Diálogo posible entre lo urbano y la naturaleza

EL CIELO DE LOS MONSTRUOS L IDEA Y DIRECCION: SILVINA GRINBERG L INTERPRETES CREADORES: RAKHAL HERRERO, IGNACIO MONNA, EMILIANO PANDELO Y DIEGO VELAZQUEZ L MUSICA ORIGINAL Y DISEÑO SONORO: GUILLERMINA ETKIN L TEXTOS: GRINBERG, HERRERO Y VELAZQUEZ L VESTUARIO: MOOO! L ESCENOGRAFIA E ILUMINACION: FACUNDO ESTOL L SALA: TACEC L DURACION: 60 MINUTOS L

Sobre los seres imaginarios, sobre los monstruos que se esconden en el bosque, sobre los hombres que dejan de serlo y les crece una pezuña, unas pequeñas alas en sus espaldas, sobre cantos que se transforman en rugidos, sobre hombres/animales que se sienten solos (“más solos que la luna misma”). Por esos leves y radicales corrimientos transita la poética que instala la coreógrafa Silvina Grinberg en medio de las inmensas paredes de cemento del subsuelo del Teatro Argentino de La Plata. En cierto sentido, convierte a esa enorme estructura arquitectónica de estilo brutalista en un hábitat posible para este catálogo de los seres que indagaron los libros Seres sobrenaturales de la cultura popular argentina, de Adolfo Colombres, y El libro de los seres imaginarios, de Jorge Luis Borges. O sea que, por añadidura, entabla otro diálogo posible entre lo urbano y la naturaleza.

A diferencia de la desolación de estos seres imaginarios, Grinberg entabló fuertes vínculos creativos con un grupo de notables artistas para que este universo se cargue de pliegues y de densidades hasta lograr una atmósfera envolvente. Ahí están, no importa ni el orden ni las responsabilidades: Rakhal Herrero, Guillermina Etkin, Ignacio Monna, Facundo Estol, Emiliano Pandelo, Diego Velázquez y Grinberg misma a cargo de los textos, de las indagaciones sonoras, de las interpretaciones y de la construcción de un mundo con fronteras zigzagueantes entre lo real y los imaginario. El entrelazamiento que logra este conjunto de notables creadores tiene un peso y un cuerpo propios de una fortaleza y solidez interna de enorme precisión. Pero la precisión no es puro tecnicismo, deviene en poética. Hasta en las posibles digresiones, como cuando en medio de ese

Los seres imaginarios de Silvina Grinberg universo de tanta oscuridad incluyen bellísimas canciones pop, estos “seres atorados al dolor”, como dice Grinberg misma, la propuesta gana en pliegues, en capas, en veladuras. El Tacec es un excelente, y “sano”, sitio para la experimentación. El cielo de los monstruos no está exento de esa matriz. En ese sentido, cabe pensar que la propuesta que concluye hoy

con dos funciones tiene una energía intrínseca agazapada que podría apropiarse todavía más del enorme espacio o que podría contar con un trabajo dramatúrgico de mayor contundencia. De todos modos, más allá de estos reparos, merece la pena bajar unos escalones de cemento y dejarse llevar.

Alejandro Cruz