A subirse a la calesita

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Sábado 21 de julio de 2007

) Premio LA NACION-Banco Galicia a la Excelencia Agropecuaria

PRODUCCION LECHERA

A subirse a la calesita

En Córdoba, Oscar Bollati maneja un tambo con sistema rotativo de 40 posiciones; ganó en agilidad y en una mayor capacidad de ordeñe con unas 600 vacas, mientras también proyecta trabajar con 1000 animales Por Fernando Bertello Enviado especial COLONIA SAN BARTOLOME, Córdoba–. Parece una fábrica en plena producción en medio del campo y a Oscar Bollati no le molesta esa comparación. En realidad, la disfruta. “Muchos se asombran porque parece un shopping o una fábrica”, dice entre risas. Bollati maneja en esta localidad cordobesa, ubicada 180 kilómetros al este de la capital provincial y a 30 de Las Varillas, un tambo rotativo de 40 posiciones y estructura de hormigón con 1300 metros cuadrados cubiertos. No hay un solo tinglado de chapa; hasta los corrales de espera de caño galvanizado también están cubiertos. De paso, Bollati instaló sus oficinas en este “edificio”. Hijo de Osvaldo, un industrial del rubro máquinas y herramientas que invirtió en el campo, Bollati contagió primero a su padre con la idea de iniciarse en la lechería y, más tarde, con el proyecto de hacer juntos un tambo grande. Pero no cualquiera. Es que después de una experiencia con un tambo que llegaba a demandar hasta 7 horas para el ordeñe de más de 700 vacas, empezaron a buscar un sistema que les resultara ágil y con capacidad de ordeñe. Y lo encontraron, según afirma Bollati, con el rotativo de 40 puestos donde la vaca “gira” sobre una plataforma como si se hubiera subido a una calesita en la cual se ordeña en 7/8 minutos por vuelta. La operatoria no es complicada: con una tranquera arreadora se van trayendo los animales (no es necesario salir a buscarlos) y luego, previa fila india que aprenden a formar unos metros antes, entran de a uno por vez. Ingresan en la medida que se liberan los puestos. El rotativo, movido por un motor hidráulico y con ruedas, no se

El tambo rotativo le otorgó más capacidad de ordeñe al establecimiento San Carlos IRMA MONTIEL

detiene. “Antes en el tambo que tenía ordeñaba 100 vacas por hora; ahora estamos en las 270/280 por hora”, señaló. “Esto es fabuloso; tiene velocidad de ordeñe y, además, con poca gente (hay cuatro personas en la sala de ordeñe) se pueden ordeñar un montón de animales”, comentó. Con el rotativo redujo un 70% los tiempos de trabajo. Bollati ganó el año pasado el Premio LA NACION-Banco Galicia a la Excelencia Agropecuaria en la categoría Productor Lechero. Se calcula que en la Argentina hay 13 tambos rotativos funcionando. Se trata de un sistema que responde a la tendencia de ordeñar cada vez más

un mayor número de vacas mientras, en paralelo, baja la cantidad total de tambos en producción. El tambo rotativo de Bollati, marca Westfalia-Surge, está en marcha desde el año pasado y fue concebido para el crecimiento de la actividad. Hoy Bollati tiene unas 600 vacas en ordeñe, pero se está preparando para llegar a 1000 en el rotativo. “A las 1000 vacas las podés ordeñar en unas cuatro horas y, después son dos horas más si uno quiere pasar de 1000 a 1500”, indicó. Antes de la inversión en este proyecto, que demandó unos 700.000 dólares con equipos e infraestructura, Bollati visitó un tambo en Chile. Hoy

es él quien recibe la visita de productores extranjeros. Definitivamente, quiere crecer, y mucha de la tecnología instalada está pensada para eso, como el equipo de enfriado de la leche de 30.000 litros (el sistema es de enfriado por agua helada). ¿Esto significa que tiene buenas perspectivas para el negocio lechero?, preguntó LA NACION. “Creo que a futuro tenemos muy buenos años para la lechería. Y como el agricultor busca más rindes, nosotros deberíamos buscar más litros por vaca”, agregó. Hoy las vacas que “suben” a la plataforma dan individualmente 24,5 litros.

En total, del tambo rotativo salen más de 14.000 litros. Ahora bien, sumando la producción de este tambo y de otro que tiene con unas 400 vacas, Bollati produce por día 25.000 litros. Como estrategia, forma un pool de tamberos que negocia la leche producida.

Tecnología Sin duda, Bollati pensó en un proyecto de alta tecnología en todo sentido. Entre otras cosas, en el tambo también hay un sistema de recuperación de agua donde se descartan los sólidos con el fin de poder utilizar este recurso para el lavado del piso. “Estamos por colocar un extrusador

de estiércol para recuperar más agua (deja el agua por un lado y al estiércol prácticamente seco por otra parte). Son tambos que llevan mucha agua que se saca de los acuíferos. Estamos pensando en reciclar más y sacar menos”, comentó. También funciona un sistema de lavado por inundación con bocas que se abren individualmente. La tarea se facilita con la pendiente del 3% del corral general. Entre otras cosas, se destaca igualmente el sistema de aparte automático que abre hacia un lado u otro la puerta tras leer un dispositivo electrónico colocado en el animal que se quiere apartar para, por ejemplo, inseminar. Además, para el tambo se diseñó un sistema de alimentación que trae maíz partido desde un silo de 30 t vía caños de PVC. Un sensor le indica al motor que mueve al sistema si hay que tirar más o menos comida. También se usa un sistema de identificación por bolo ruminal que lleva un código que se lee con un “lector”. Esto facilita mucho el control lechero y hasta la misma identificación, sobre todo considerando que las vacas se posicionan mirando hacia adentro del rotativo. ¿Y por qué pensó en la estructura de hormigón? “Buscamos hacer todo lo mejor que se pudiera. Esto es eterno”, indicó. Después del ordeñe de la mañana, la vaca va al campo donde pastorea alfalfa. Luego vuelve para el ordeñe y a la tarde queda encerrada en un lugar donde tiene silo de maíz, maíz partido, expeller de soja y un núcleo mineral. A todo esto, hace un mes y medio comenzó a encerrar a corral a las vacas y vaquillonas recién paridas para levantar la curva de lactancia. Esto es por sesenta días; se suministra silo de maíz, silo de alfalfa, maíz molido, expeller de soja y un núcleo. También se decidió que la recría quede encerrada.

La soja impulsa al tambo a una mayor intensificación La tendencia promueve proyectos de producción a corral y de estabulación con un sistema más avanzado y complejo Mucho se ha venido hablando últimamente de que la competencia agrícola, y en particular la soja, impulsa cada vez más a los tambos pastoriles o semipastoriles hacia una mayor intensificación productiva con la idea de liberar aún más tierras para los cultivos. En rigor, se trata de una tendencia donde el productor no piensa en desprenderse de las vacas, pero sí en rediseñar de alguna manera su esquema de producción. En este sentido, hay dos grandes sistemas de intensificación, conocidos como intensivo a corral y de estabulación libre, que conllevan recomendaciones específicas, según los técnicos, apuntando al manejo de rodeos lecheros de alta producción. El sistema intensivo a corral, por ejemplo, se recomienda para zonas con lluvias menores a los 500 milímetros anuales. La razón: demanda un gran mantenimiento de pisos y accesos. “Con respecto al tambo a corral, se debería tener en cuenta tanto la superficie del corral como la superficie de sombra por vaca”, agregó Ezequiel Cabona, gerente general de la firma DeLaval Bosio. Hay medidas que se deben respetar considerando las distintas categorías. Para el caso del sistema de estabulación libre (un sistema más avanzado y también con mayor complejidad), el cálculo es de una superficie total de galpón que oscila entre 8 y 10 metros cuadrados por vaca. En estos casos, según explican los técnicos, en determinadas condiciones ambientales resulta imprescindible la regulación de la temperatura vía una ventilación forzada. Además, “es importante respetar una distancia de 60 a 75 centímetros que necesita cada vaca frente al comedero, principalmente cuando se utilizan cepos de alimentación, en cuyo caso se deben dimensionar para el 25 por ciento de las vacas de

mayor tamaño”, según señalan los especialistas. “En cuanto al material de las camas de las vacas, existen numerosas alternativas, siendo la arena y las camas de goma cada día más populares. Es importante el diseño del cubículo y la elección de un buen material de cama ya que las vacas van a estar unas 12 horas por día sobre el mismo”, añadieron. Respecto del agua de bebida, se recomienda considerar que una vaca de alta producción requiere entre 100 y 150 litros de agua al día, necesitándose de 3-4 litros de agua por cada litro de leche. Una reducción en el consumo de agua de

“La intensificación de los tambos es un común denominador en el nivel mundial”, expresó Ezequiel Cabona 40% puede hacer bajar la producción de leche hasta en un 25%. Se necesitan 13 centímetros de perímetro de bebedero por cada vaca. Las aguas duras (calcio y magnesio) bajan los consumos de agua e impactan sobre la producción. Al margen de uno u otro sistema, la intensificación se abre camino. “Más allá de las grandes extensiones de la Argentina y de nuestras posibilidades de producción pastoril, la intensificación de los tambos es un común denominador a nivel mundial y no será diferente en nuestro país. La reducción del número de tambos, aumento del tamaño de los rodeos, incremento de las producciones individuales y el gerenciamiento del negocio son los desafíos que caracterizan a la producción lechera en la actualidad”, destacaron en DeLaval Bosio.