500 Days of Summer (2009) de Mark Waters

Algo que seguramente nos ocurrirá en esta película es no creerle al narrador cuando nos advierta desde un principio que esta no es una historia de amor ni le creeremos a Summer cuando ella le diga a Tom, el protagonista de nuestro cuento, que ellos son solo amigos. Y es que aunque podemos caracterizar como romántico a este filme, esta no es la clásica película de amor que Holywood nos ha presentado un millón de veces en la pantalla grande para empalagarnos con cursilerías, lo que nos muestra esta vez es la realidad pura y fuera de expectativas en 500 días de enamoramiento de un chico que cree haber encontrado al amor de su vida.

Tom es un arquitecto que trabaja para una compañía como escritor de cartas de felicitación cuando se enamora obsesionadamente de Summer, una chica recién llegada de Michigan con la que comienza a salir y a involucrarse sentimentalmente. Tom tiene una creencia idealizada del amor y piensa que necesita encontrar a la chica indicada para por fin lograr ser feliz al tenerla en sus brazos, a diferencia de Summer que cree que las relaciones serias no son más que una complicación.

A medida que transcurre su amorío, Summer le deja claro a Tom que ella no tiene intención alguna de involucrarse en una relación seria, y le dice repetidas veces que ellos no son mas que solo amigos pero al mismo tiempo ella sigue mostrándole afecto y compartiendo momentos íntimos con él, haciendo que se confunda y que tropiese con la esperanza de que alguna vez pueda conseguir que ellos sean novios.

El tema en el que se centra la película es esa oscura realidad del amor que nos ha sucedido a casi todos: no ser correspondidos. Un caso cruel pero realists en el que nos involucramos con una persona que nos encanta pero que no siente lo mismo de una forma tan intensa como lo sentimos nosotros, alguien que quiere que estemos ahí para compartir con ellos pero sin tener algo más allá de una simple relación pasajera con nosotros, creando una falta esperanza de que algún día pueda suceder algo más allá de eso y manteniéndonos siempre atados a ese amor.

Si se detalla, se puede ver en las acciones de Summer una constante actitud bipolar sobre sus sentimientos, un día quiere estar con Tom y al otro prefiere estar sola usando la excusa de que ellos solo son amigos para poder zafarse de alguna noción del temido compromiso. Pero, aunque durante la película ella exprese en repetidas veces su punto de vista sobre el compromiso, la escena del banco en el parque nos revela lo que nos sospechábamos desde el principio: el problema no es el miedo de Summer a la relación seria si no el hecho de que ella no está lo suficientemente enamorada de Tom como para sentirse capaz de vivir el resto de su vida junto a él.

Será una película excelente para el expectador pero que resultará difícil de pasar a los que estén acostumbrados al amor empalagoso por el simple hecho de que es muy directa

y realista, dejando casi en el olvido a los milagros y mostrándonos las cosas como son. Lo más hipnotizante del filme es la personalidad indescifrable de Summer que casi nunca nos deja saber lo que siente realmente ella por Tom y haciendo al espectador confundirse al igual que nuestro protagonista, pues, casi todos hemos tenido nuestra propia Summer a la que en un momento de rabia y frustración hemos llamado “Zorra”.